El Taller, la crónica de la Tadeo - Edición 2

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No. 2 - PRIMER PERÍODO DE 2011 • UNIVERSIDAD JORGE TADEO LOZANO • PROGRAMA DE COMUNICACIÓN SOCIAL - PERIODISMO - BOGOTÁ

Entre el rebusque y el arte

Por: VIVIANA AVENDAÑO

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ntre smog, policías, ladrones rondando por las calles, desplazados con niños en las aceras, tacones, corbatas y vendedores ambulantes, la gente transita este martes 26 de octubre a las doce del medio día con mucho afán. Estoy parada en una zona muy particular del centro de Bogotá, específicamente, en la carrera Séptima entre calles 23 y 24. Van y vienen a esta hora: secretarias, empleados, empresarios y gente del sector, aparentemente la mayoría sale a buscar su almuerzo, a compartir con los amigos y compañeros y a descansar por un rato. Hay una buena variedad de restaurantes, algunos extranjeros, otros muy comerciales y unos cuantos de comida típica.

Para muchos de los que caminan a esta hora existe un lugar invisible a su rutina. Se trata de una feria artesanal, bastante grande, que se llama Mi Colombia Linda, ubicada sobre esta Fotografía de Viviana Avendaño misma dirección. EL ARTESANO hace un dibujo de la creación de la Debo aceptar que joya, cuyo nombre es La Interpretación. algunas veces había visitado este lugar, pero solo con la misión de conseguir películas "piratas" de títulos bastantes difíciles de encontrar. Nunca me había detenido a contemplarlo con mucho cuidado, pero explorar sus detalles, sus colores y su mercancía, eran ahora el motivo de mi visita. Según el Sistema Nacional de Información Cultural del Distrito, la "artesanía es la actividad de transformación para la producción de bienes a través de oficios que se lleven a cabo con predominio de la energía humana de trabajo, físico y mental, complementado generalmente con herramientas y máquinas relativamente simples,

condicionadas por el medio ambiente físico y por el desarrollo histórico". Con esta información me presto a recorrer entonces, las principales ferias y ventas de artesanías en Bogotá. Primera estación Al dejar la caótica calle en la cual está ubicada esta feria artesanal, me encuentro con un lugar que huele a incienso penetrante, mezclado con algunos aromas de detergente para pisos, no es muy agradable para el olfato a decir verdad, pero sin hacer caso decido entrar. El lugar no es muy amplio, está perfectamente diseñado para que en cada espacio se ubiquen los vendedores, en promedio cada local tiene un metro de profundidad, dos de ancho y tres metros de alto. Cuando se transita por este lugar, da la sensación que se está caminando por un centro comercial, aunque uno muy particular, pues las delimitaciones no son tan claras, entre locales los límites no se respetan, la competencia entre vendedores por acaparar los clientes es evidente, los precios varían entre unos y otros y la variedad no es muy amplia.

Fotografía de Viviana Avendaño

LA MAYORÍA DE LA CLIENTELA de la feria artesanal son trabajadores del sector.

Paulina Amaquoña, una ecuatoriana que tiene un local dentro de la feria artesanal, el más amplio para mi gusto, tienen dentro de su mercancía una gran variedad de artesanías colombianas y (Continua Pág. 3)

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EL TALLER, LA CRÓNICA DE LA TADEO

Editorial No.1 - 01/2010 UNIVERSIDAD JORGE TADEO LOZANO • PROGRAMA DE COMUNICACIÓN SOCIAL - PERIODISMO - BOGOTÁ

Por una educación del futuro

Por: OSCAR DURÁN IBATÁ

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n muchos sentidos, la educación consta de un conjunto de prácticas muy conservadoras ejercidas por un conjunto de instituciones de carácter también muy conservadoras. La manera de educar siempre ha estado orientada a la formación repetitiva de ciencias y campos del conocimiento que tienden a premiar los datos fríos y la credibilidad reposa sobre la demostración de los hechos medibles, observables y cuantificables.

Muchos conservadores exigen que dejemos las cosas como están, quizás adopten esta postura porque respetan lo que se ha hecho en el pasado, pero también puede que la adopten sólo porque les incomoda el cambio.

Puede que los currículos escolares de todo el mundo estén convergiendo y es evidente que la retórica de la educación está impregnada de una palabrería similar, currículos ínterdisciplinados, economía del conocimiento, protagonismo del estudiante en su propia formación, no obstante, la educación sigue siendo básicamente, una preparación para el mundo del pasado, en lugar de ser una preparación para los posibles mundos del futuro. En ese sentido, la educación debe empezar a medirse en función de las necesidades de un mundo cambiante, que entienda que la formación no es un problema de cuántos conocimientos se tiene y tampoco es cuestión de cualificar o cuantificar lo que se tiene en la cabeza. En lugar de declarar explícitamente nuestros preceptos educativos, suponemos que los valores y los objetivos de la educación son evidentes, pero ahí radica uno de los tantos problemas de la educación. Para que la educación ascienda de la mano con los logros alcanzados por la humanidad en general, muchos autores, incluyendo al padre de las Inteligencias Múltiples, el psicólogo norteamericano, Howard Gardner, sugieren apostarle a un trabajo que oriente la manera de pensar y aprender de los jóvenes, que trabaje en su mentalidad. Esta orientación, estaría enmarcada en el trabajo de la mente de cada futuro profesional, entendiendo que la educación del futuro deberá ayudar a más personas a comprender las mejores cualidades de los mejores seres humanos. Para ello, la educación debe empezar a cultivar la disciplina como la mejor manera de pensar y trabajar, una mente que esté disciplinada en dos sentidos, el primero debe dominar las principales formas distintivas de pensar que ha creado el ser humano, la ciencia, las matemáticas y la tecnología, pero también el pensamiento histórico, artístico y filosófico. La mente deberá también aprender a ser sintética. Los psicólogos sugieren en este caso que cuando nos encontremos ante una cantidad excesiva de información, deberemos ser capaces de resumir con precisión, sintetizarla de una forma productiva y hacer que nos sea útil. Un punto polémico, pero a la vez vigente, es aquel que considera a las personas como gente creativa. En un futuro, se tendrá en gran estima a las personas que puedan ir más allá de la síntesis disciplinaria e interdisciplinaria, para producir nuevos fenómenos, nuevos problemas y nuevas preguntas y puedan contribuir a la solución. Por lo menos hasta que se presente uno nuevo. Dos formas de manejar la mente correctamente hacia una educación del futuro, estaría orientada a trabajar en los estudiantes el respeto y la ética. A menos que respetemos mutuamente y valoremos nuestras deficiencias, lo máximo que podemos esperar es una paz precaria. De esa misma forma, el respeto se da entre las personas; la ética se ocupa de la forma de la sociedad. Debemos educar y en el fondo inspirar, a los jóvenes para que deseen vivir en un mundo marcado por la integridad y guiado por el desinterés, y para que estén dispuestos a asumir la responsabilidad de lograr este objetivo.

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Revista de los estudiantes del Programa de Comunicación Social - Periodismo Facultad de Ciencias Humanas, Artes y Diseño Universidad Jorge Tadeo Lozano Carrera 4 No. 22 - 61 Sector A, Módulo 3 Oficina 303 Teléfono: 2427030 Ext. 1630 / 1631 / 1632 / 1634 comunicacionsocial@utadeo.edu.co

Decano Facultad de Ciencias Humanas, Artes y Diseño: Alberto Saldarriaga Decana Programa de Comunicación Social: Vera Schütz Administradora Docente: Consuelo Fajardo Cuerpo Docente: Raúl Acosta Andrés Barrios Juan Carlos Córdoba Oscar Durán César Giraldo Daniel Pineda Coordinador Editorial: Oscar Durán Textos y Fotografías: Viviana Avendaño Juana Buitrago Margarita Escobar Arturo González Hernando Torres Viviana Vargas Natalia Rodríguez Estudiantes de la clase de Redacción de Prensa II. Diseño: Mila Muñoz Desales Mila M.S. Bogotá - Febrero de 2011


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Fotografía de Viviana Avendaño

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La música también tiene su espacio en esta feria. Krock Anime es el nombre de un local de música, su dueño se llama Javier, un joven de unos 28 años de edad. Allí vende afiches, videos, discos compactos, camisetas, parches, revistas de anime, y demás objetos de tributo musical, de géneros que van entre el rock, el metal y el rap. En promedio, me dice que vende 40.000 pesos diariamente, lo que le alcanza para pagar el local y vivir con apenas lo necesario. Me cuenta que su suerte cambió cuando decidió vender música y no insistir más en las artesanías, pues explica que, especialmente los jóvenes, consumen más este tipo de mercancías. Javier es uno de los pocos vendedores agradecidos que encontré en este recorrido. Segunda parada

JAVIER VIVE DEL REBUSQUE para terminar sus estudios de bachillerato.

algunas prendas típicas del Ecuador, además de elementos de decoración rústicos y modernos. Los precios de sus artesanías oscilan entre los 10.000 y 180.000 pesos. Con desinterés y apatía, me cuenta que hay días en los que no vende nada, "Hay mucha gente aburrida por la poca venta de la feria, las personas en esta ciudad miran mucho pero no compra nada", dice Paulina Amaquoña, mientras acomoda algunas prendas en las repisas de su puesto abarrotado de piezas curiosas. En este tipo de ferias, la mayoría de los compradores son turistas norteamericanos y europeos, que llegan en búsqueda de artesanías colombianas, detalles precolombinos y prendas tejidas a mano. No todos los vendedores trabajan en esta feria por el amor al arte, los problemas sociales obligaron a muchos de ellos a buscar algo qué hacer y encontraron en estos espacios un medio para poder subsistir.

Ya con una visión de lo que es una feria artesanal, ese lugar que reúne toda esa muestra de artículos tradicionales, que exalta el regionalismo y patriotismo y donde hay espacio para productos más comerciales y cotidianos decidí dar un giro y buscar en otro lugar. El mercado de las pulgas. Este lugar es, para muchos capitalinos, nacionales y extranjeros la actividad de fin de semana o bien porque hay poco dinero, o bien porque es una opción para disfrutar de las antigüedades y el mercado de lo usado, o bien porque quieren ir a ver lo que algunos llaman 'chécheres' pero para no dar lugar a especulaciones Alba Lucía Montoya, una artesana del mercado de las pulgas de Usaquén, me sacó de la duda. Me contó que en las artesanías se pueden dar cita artesanos y artistas, quienes trabajan los accesorios y quienes deciden venderlas, que no siempre son las mismas personas. Los mercados de las pulgas, contrario a las ferias artesanales, son espacios de venta de cualquier mercancía, artesanal o no, en donde los mismos dueños de los objetos ofertados hacen directamente la venta.

Ahora hablo con Ana quien, al igual que Paulina, es una vendedora de artesanías en este lugar. Es una mujer de aproximadamente 65 años, tiene un local de venta de joyas de fantasía, velas, bronces, copas y demás elementos para el hogar. A pesar de ser una de las fundadoras de la feria, pues cumple 18 años trabajando en ella, dice que se siente muy desanimada. Me explica que a veces no hay ni para pagar los 446.000 pesos que le cuesta el arriendo del local. "El gran problema es que han llegado muchos vendedores que ofrecen su mercancía muy barata, sin importar la calidad, y eso hace que el negocio se caiga, aquí pareciera que el trabajo no valiera, se pide mil pesos por algo que en realidad cuesta tres mil o cuatro mil y el cliente compra sin preguntar nada", comenta Ana con un asomo de frustración en el rostro.

Esta segunda feria, de aspecto más pintoresco y más concurrida que la anterior, decido recorrerla de una manera diferente. Decidí caminar los puestos mostrándome más como compradora que como reportera. Me doy cuenta que Alba Lucía también es artesana, su pinta la delata, viste con una falda ancha de múltiples colores, aretes con la bandera de Colombia, blusa muy parecida a las bailarinas de cumbia y unas alpargatas. En su puesto vende distintos tipos de accesorios artesanales para mujeres, en donde se pueden encontrar collares, pulseras, aretes de distintos tipos de piedras, cuadros y pañoletas. Dice que ama su trabajo, vende su mercancía con mucha pasión, saluda a los clientes, les sonríe y con toda la amabilidad del caso los despide. En Usaquén se respira arte por todas partes. Hay una sensación de tranquilidad y armonía, por tal razón, camino y pregunto por los artículos en cada uno de los casi 40 puesto que existen en esta feria.

Según me cuenta Ana, su esposo fue uno de los fundadores de esta feria hace más de 20 años y ella tuvo que seguir al frente del negocio luego de que él falleciera. Me dice que al administrador de la feria poco le importa el problema de precios o afluencia de público, para él, "lo único que importa es que cada mes se le pague su mensualidad", concluye Ana mientras observa posibles clientes rondando su local.

Averiguando un poco, supe que el mercado de Usaquén empezó a funcionar en 1990 y desde entonces, se ha especializado en ofrecer antigüedades, artesanías y obras de arte. Alba Lucia, me sorprende ahora con su gran conocimiento sobre la historia de la localidad de Usaquén, me cuenta que "era de lejos, uno de los pueblos cercanos a Bogotá más hermosos, aquí vivían indios, campesinos y ciudadanos en paz y armonía,

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por estos lados quedaba la hacienda de Clara Sierra, propietaria de muchas fincas de esta zona, que con el tiempo se convirtieron en fincas artesanas". Alba Lucía es una mujer mayor, se nota por sus arrugas y su pelo blanco muy corto. Recuerda también, que antes no era necesario tomar el bus para llegar al pueblo, tenía que caminar por horas o montar a caballo para poder llegar a su destino. Su mirada se pierde por un momento y parece transportase ahora a sus recuerdos de infancia y se dibuja en su rostro la nostalgia y la añoranza por ese pasado. Aprovecho la distracción de mi improvisada guía para atender el llamado de Francisco Laverde, vecino de la carpa de Alba Lucia, quien me ofreció un asiento de aquellos que él diseña en madera para que la conversación fuera más amena. Al sentarme todo empezó a fluir, conversé durante casi dos horas, mi forma de ver aquel mercado cambió radicalmente. "Este mercado es un corredor mágico, en él han pasado indígenas de hace varios años… también están los famosos "mochileros", que vienen y van de día y de noche, están por un momento y vuelven a partir… venden sus artesanías que han hecho durante el transcurso de su viaje, ellos son los que se encuentran sentados en el piso, en el inicio del mercado por la carrera Séptima, mírelos allí", me cuenta Francisco con una voz pasiva. Se nota que es un hombre tranquilo, su vestimenta aparenta cierta frescura, es de color blanco y logra que muchos compradores se acerquen solamente por la calidez que se respira en torno a sus artesanías de madera. Para muchos ciudadanos, el mercado de las pulgas es un lugar al que solamente se va a pasar una tarde de domingo, pero años atrás, el mercado era el símbolo del trueque entre nuestros antepasados. No es simplemente un lugar que ha diseñado la alcaldía para dar trabajo a distintas personas en el que arriendas carpas a los artesanos y entre ellos llegan a un acuerdo para encargarse del pago de los servicios: agua, luz y vigilancia, tras él hay una historia y tradición que muchos de los que continúan vendiendo conservan todavía. Según Alba Lucia, el periódico New York Times, hace 10 años, le dio la fama al mercado de las pulgas de Usaquén, cuando un periodista vino a Bogotá y al llegar escribió sobre este mágico oasis, colorido, alegre y cargado de historias, que se podía encontrar en medio de las avenidas, edificios e imponentes puentes de la ciudad. Pero no todo es alegría en este mercado,

Fotografía de Viviana Avendaño

LA CREACIÓN DEL ARTESANO, momento único de imaginación e ingenio.

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Francisco, detiene por un momento la conversación y hace una particular denuncia: "Los comerciantes siempre tienen plata, los artesanos hoy en día no… ellos se están extinguiendo… ¿por qué? Por el alto costo de los materiales. El artesano vende lo que puede crear con el material en el que ha podido invertir y si no hay plata pues no hay arte… otra cosa es el comerciante, ese compra, a casi precio de costo, lo que después va a revender triplicando su valor, y en eso querida amiga no hay nada de arte" concluye con desazón . Alba Lucia sale de su ensimismamiento y se une a la propuesta añadiendo que las ferias artesanales del centro han dañado la magia de los artesanos, pues en su concepto, "el Distrito, con las reubicaciones, no ha hecho otra cosa que ganar dinero y desmeritar el trabajo". Su tesis puede tener fundamento, cuando en las oficinas turísticas se le advierte al extranjero, que en esas ferias o mercados del centro de la ciudad, se le puede cobrar hasta el doble por cualquier mercancía. Llena de información y tocada por ese sentimiento de repudio que me genera ver cómo el modelo consumista asigna a todo un valor comercial y se impone sobre el valor inmaterial de las creaciones de estos artesanos, decido enfocarme en el público que se encuentra en este lugar, a comparación de la feria artesanal del centro, es un público mixto en cuanto a géneros, estratos y edades. Se pueden observar varios extranjeros que se muestran muy interesados en las figuras y materiales de la artesanía colombiana. La feria o mercado, como quieran llamarla, ofrece a los artesanos diferentes carpas de colores que le permiten organizar mejor su mercancía, así como darle a los potenciales clientes toda la comunidad para disfrutar de la muestra de buenos productos a buenos precios. Esta feria abre los viernes, sábados y domingos desde las horas de la tarde. En esos tres días cada vendedor puede llegar a realizar ventas de unos 200.000 a 300.000 pesos. Pero la oportunidad de ofrecer productos tiene su condición pues las personas que ocupan carpas en el mercado artesanal, deben estar inscritas ante el IPES (Instituto Para la Economía Social), el cual coordina a los artesanos de este lugar asignándoles lugares y sitios en el espacio público. Camilo Ardila es el gestor Misional del IPES en el mercado de Usaquén. Él subraya, que el mercado ha tenido una gran transformación desde hace muchos años, ya que "el espacio del mercado es una zona recuperada gracias a la reubicación de todos los artesanos y vendedores ambulantes". Según informes, el mercado cuenta con tres asociaciones y dos grupos de trabajo que auspician el progreso y bienestar del mercado. La gran diferencia que hay entre una feria artesanal y un mercado de las pulgas es inmensa, no solo por la variedad de cosas exóticas que se pueden encontrar, sino también por la calidad humana que allí se percibe. Recorriendo lo pude comprobar, el experimento me funcionó, la visión de lo artesanal ahora es muy diferente. Hay que tener corazón y arte para la venta, no puede tener otra explicación para que tantos colombianos encuentren en las artesanías su razón para seguir luchando por una buena vida y el medio de sustento que tienen que luchar bajo un puesto o una carpa.


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un mundo nuevo, desconocido para mí, era un lugar que solo veía en los noticieros de televisión: pobreza, hambre, niños deambulando por las calles, suciedad y muchos policías. Empecé a recorrer otra Bogotá, la que muchos nunca miran o simplemente ignoran. El colectivo llegó a una especie de montaña donde se veían muchas casas de invasión, algunas construidas con cartones, maderas, tejas de zinc y unas pocas, muy pocas, en ladrillo. Foto de José Alejandro Gómez

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e acerca la hora, cada vez el tiempo pasa más rápido, estoy nerviosa por conocer el trabajo que Erika, mi hermana, desempeña desde hace cinco años en el Hospital Meissen. Ubicado en la localidad 19 de Ciudad Bolívar al sur de Bogotá, El Hospital Meissen se inicio como un jardín infantil, en donde se atendían a los hijos de los trabajadores de las areneras de la zona. Ya en posteriores décadas, el hospital se posesionó como uno de los más importantes de la Capital, y allí, se desarrollará esta historia.

Foto de José Alejandro Gómez

Por: VIVIANA VARGAS PINILLA

Foto de Viviana Vargas

Una noche en la morgue de Meissen

Mi hermana me avisa que por fin hemos llegado, el colectivo se detiene y espera que nos bajemos. Rápidamente pasamos la calle, levanto la mirada y veo aquel edificio nuevo, el mismo que inauguró la alcaldía de Bogotá en junio de 2009, siendo considerado uno de los hospitales más modernos y funcionales que tiene la red pública de Bogotá.

Suena la alarma, son las cinco de la tarde, hora en que mi hermana empieza su rutina, despierta de una NO SE PUEDE TOCAR al cadáver sin guantes para no contaminar la pequeña siesta que hace al llegar de evidencia. la Universidad, alista todo lo que necesita para el siguiente día, se baña y de repente se escucha la Entro al hospital por la parte trasera, la misma que dice: voz de mi abuela llamándola a comer. Mientras tanto yo la Urgencias. Sin esperar más empezamos a trabajar, para ese esperaba impaciente, pensando e imaginando con lo que me momento el reloj marcaba las siete y treinta de la noche. Por mi lado pasan personas enfermas que tal vez llevan horas habría de encontrar. esperando que los atiendan, niños felices porque tienen un Ahora son las seis de la tarde y salimos a la Avenida 68 para brazo enyesado y mujeres llorando porque a su esposo le dieron tomar un bus que nos llevaría al destino final, el Hospital una puñalada y pensé: "la realidad es más cruda de lo que me Meissen. La tarde está bastante fría y me espera una larga noche. esperaba". Parada en la calle la brisa helada golpea mi cara y mi piel se eriza un poco. El tráfico se hace insoportable, como es particular a esa Hago un recorrido rápido pero detallado mientras camino hacia hora la congestión en las calles de la ciudad. Esperamos durante el ascensor, mi hermana saluda a la guardia de turno con un quince minutos, hasta que a lo lejos vimos el colectivo azul con peculiar apodo: Omega, quien nos comenta que la noche está la plaquilla que decía: San Francisco, Candelaria, Hospital tranquila, pero advierte que todavía está temprano. Meissen. Rápidamente estiré la mano, logramos abordarlo, estaba lleno de gente, pero aún así logré hacerme a un puesto Por mi lado pasan personas enfermas cerca de la ventana, en ese momento supe que había que tal vez llevan horas esperando que comenzado de verdad esta maravillosa experiencia. Mientras llegábamos a nuestro destino, pensaba en lo que me esperara durante la noche, en aquel lugar que para mí solo existía en las películas de terror que jamás me gustó ver. Pensando en eso transcurrieron los siguientes cincuenta minutos, donde solo podía desviar mis pensamientos al ver a la gente subir y bajar del colectivo. Miraba por mi ventana y meditaba. En ese momento me di cuenta que estaba entrando a

los atiendan, niños felices porque tienen un brazo enyesado y mujeres llorando porque a su esposo le dieron una puñalada y pensé: "la realidad es más cruda de lo que me esperaba"

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Foto de Viviana Vargas

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Estaba asustada, las piernas me temblaban, no sabía qué hacer y cómo reaccionar, caminaba nerviosa por la oficina y lo único que se me ocurrió fue coger mi cámara para registrar lo que estaba ocurriendo, "yo soy periodista", pensé, "esto es lo que sé hacer" está el registro físico diario de la mortalidad, que se hace en libros que se llenan dependiendo de las características de la muerte, ya sea natural o violenta.

MUERE EL 20 DE SEPTIEMBRE DE 2010. El bebé prematuro de seis meses, nace vivo y muere dos días después.

Cada vez me acerco más al depósito de cadáveres y evidencias, más conocido como la morgue. Este lugar queda ubicado en el sótano y su única conexión con el Hospital es el ascensor. Al entrar me pusieron una bata azul, tapabocas y guantes. Nelsy Mancera, auxiliar de la morgue, nos entrega el turno, dándonos las indicaciones a seguir: "Hay que esperar que llegue la funeraria por el bebé prematuro que murió hace un mes y nada que lo recogen, ya se hizo el acuerdo para cremarlo", nos dice con voz firme y muy seria. "Siguen con nosotros los dos señores de la nevera, sus familias también se olvidaron de ellos", sentencia Nelsy despidiéndose de nosotras. Observé detalladamente el lugar. Era un cuarto amplio y luminoso con camillas y neveras de aluminio, me pareció más bien frío y muy triste. Allí estaba una oficina con un pequeño escritorio y un computador, en donde mi hermana me explica que se hacen los registros físicos y sistemáticos de todos los cuerpos que entran, con el fin de alimentar la base de datos. Se toma nota de las patologías, la cadena de custodia y la mortalidad. La recolección de patologías consiste en recoger las muestras tomadas a los pacientes para descartar enfermedades. La cadena de custodia, se le hace a los cuerpos que llegan a la morgue por muerte violenta, es decir, por impacto de armas de fuego o armas corto punzantes, usando sus prendas personales como prueba fundamental para las investigaciones de la Fiscalía. Estas prendas deben ir dobladas, envueltas en un papel, marcadas, empacadas en bolsas y por último selladas. También

Son las diez de la noche, todo estaba tranquilo y en la morgue no se escuchaba nada, "el resto de la ciudad descansa", me dije a mí misma. En ese momento, un murmullo incesante comienza a crecer en medio de los pasillos del Hospital. Hay un herido de 33 años de edad, llega por un disparo en la cabeza. Los médicos empiezan la reanimación inmediata, no se sabe nada de su familia, todos estamos a la espera, de repente baja un camillero diciendo que hay un muerto a la espera, "ya lo traigo", dice. Estaba asustada, las piernas me temblaban, no sabía qué hacer y cómo reaccionar, caminaba nerviosa por la oficina y lo único que se me ocurrió fue coger mi cámara para registrar lo que estaba ocurriendo, "yo soy periodista", pensé, "esto es lo que sé hacer". Para ese entonces, ya observaba por el lente el cuerpo de aquel hombre que murió por un tiro en la cabeza, la razón se desconoce y lo prioritario ahora, es llamar a la fiscalía para reportar el presunto asesinato o suicidio de una persona que ahora yace tendida sobre una camilla de la morgue del Hospital Meissen, el impacto de esta escena me conmovió. Corría la noche rápidamente, al ver el reloj noté que eran más de las doce de la noche y urgencias cada vez se ponía peor, siguen llegando heridos por armas de fuego, puñaladas, enfermos y claro está, muertos. La gente lloraba, otros rezaban y muchos suplicaban para que los dejaran ver a sus parientes, de repente llegó un niño en brazos de su madre, envuelto en un overol, la misma gritaba: "ayuden a mi hijo, ayúdenlo por favor, él está herido"…"se armó una balacera tremenda, lo abracé y estaba lleno de sangre", dijo la señora con su rostro transformado por el llanto y el sudor. No había espacio, las camillas estaban llenas, otras más estaban sucias por vómito o por sangre, necesitaba un médico, literalmente era una situación de vida o muerte.

La gente lloraba, otros rezaban y muchos suplicaban para que los dejaran ver a sus parientes, de repente llegó un niño en brazos de su madre, envuelto en un overol, la misma gritaba: "ayuden a mi hijo, ayúdenlo por favor, él está herido"…"se armó una balacera tremenda, lo abracé y estaba lleno de sangre", dijo la señora con su rostro transformado por el llanto y el sudor 6


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Una de la mañana, estaba pasmada y muy cansada, el cuerpo y la mente no me daban más, no lo podía creer, era un niño el que estaba agonizando ante mis ojos, tenía toda la vida por delante. En ese momento me pasaban mil cosas por la cabeza, quería llorar, hacer algo para que el doctor lo reviviera, su madre suplicaba para que le dieran razón, finalmente el doctor saca a mi hermana de la habitación diciéndole que no hay nada que él pueda hacer, el niño respira con mucha dificultad. Ahora son las tres de la mañana, llega la C.I.J.I.N, organismo que desarrolla la investigación judicial, criminalística y criminológica para apoyar la administración de justicia. Seis hombres y una mujer hacen parte de este grupo encargado del levantamiento del cadáver, "hombre asesinado por impacto de bala en la cabeza", dice uno de ellos. Teniendo en cuenta estos datos, desde el punto de vista médico, se establecen los motivos médico-legales de la muerte violenta. Este equipo y eventualmente otros, realizan diferentes pasos periciales (legales) que permiten acercarse a la verdad. Se aportan pruebas avalando o rechazando una determinada hipótesis; en ningún caso se tipifica, eso le corresponde al Juez. Va amaneciendo en Meissen, son las cuatro de la mañana y me pregunto por aquel pequeño de siete años, los chismes corren por los pasillos, no hay más información, todos estamos a la espera. Media hora después, los camilleros bajan a una señora de 85 años que falleció por muerte natural producida por el agotamiento fisiológico de las funciones vitales (muerte por vejez), o como culminación de un proceso mórbido (causa endógena). Está toda cubierta y no la puedo ver.

Foto de Viviana Vargas

Llegó la noticia, el niño no resistió más, nada se pudo hacer, su madre, desde la sala de urgencias lloraba suplicando que le

CADA SEIS MESES se incineran las cadenas de custodia que no recoge la fiscalía.

La diligencia debe efectuarse de manera inmediata, en forma ordenada, minuciosa, metódica, completa e ilustrada, teniendo presente que no es prudente descartar ningún detalle, por más pequeño que parezca, por su probable significación en la cadena de custodia devolvieran a su hijo. Ahora lo teníamos ante nosotros, al verlo se me aguaron los ojos, me sentía impotente, tenía muchos sentimiento encontrados y no podía hacer mi trabajo, puse en duda la terminación de esta crónica, estaba devastada. Era hora de llevarlo a la morgue con los demás cuerpos, el camillero de turno lo baja tan rápido como puede. Cinco y media de la mañana, llega otro grupo de la C.I.J.I.N, hacen el levantamiento, debe ser efectuado por un Juez Penal acompañado de su actuario, la Policía y el perito médico, constituyéndose en el lugar del hecho. La diligencia debe efectuarse de manera inmediata, en forma ordenada, minuciosa, metódica, completa e ilustrada, teniendo presente que no es prudente descartar ningún detalle, por más pequeño que parezca, por su probable significación en la cadena de custodia. Este grupo compuesto por tres hombres tiene un equipo bastante completo y moderno: lupas especiales, una cinta métrica, guantes de goma, bolsas plásticas transparentes etiquetadas y una cámara fotográfica con película de color. Luego de casi una hora terminan su trabajo y salen de la morgue sin dar mayores explicaciones. Foto de José Alejandro Gómez

Omega baja rápidamente en busca de una camilla, subimos para ver qué estaba pasando en urgencias y el lugar estaba hecho un caos. Erika cogió al niño, inmediatamente lo llevó a pediatría, estaba mal, había perdido mucha sangre y el doctor no veía muchas esperanzas de vida, sin importar, mi hermana empezó la reanimación, se oye un murmullo, "es mejor llamar a la Fiscalía".

Ahora el Sol ya se impone sobre Bogotá, el reloj marca las siete de la mañana. Nos arreglamos para salir, el turno se está acabando. Omega ya se ha ido y su remplazo nos avisa que los familiares de la anciana vienen por el cadáver, se hace el papeleo y se llenan las actas. Fue una noche difícil, nunca podré olvidar lo que viví allí, supe lo que hace mi hermana, la acompañé y no me arrepiento. Fueron doce horas que pusieron a prueba todo mi profesionalismo y mi calidad humana, tengo una historia que contar y una experiencia por narrar, pero tal vez nunca la repetiré.

Este grupo compuesto por tres hombres tiene un equipo bastante completo y moderno: lupas especiales, una cinta métrica, guantes de goma, bolsas plásticas transparentes etiquetadas y una cámara fotográfica con película de color 7


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Una tarde como esteticista Por: NATALIA RODRÍGUEZ FANDIÑO Foto de Ginna Ortiz

quedan ubicados los baños turcos El Paraíso. En la puerta de vidrio aparece un pequeño letrero que dice: Abierto - Hale. Ingreso a paso lento e inmediatamente el ambiente que genera la decoración y la limpieza del sitio, me brinda la sensación de amplitud, tranquilidad y relajación, que son las razones por las cuales la clientela suele visitar este tipo de establecimientos. Este en particular, cuenta con cuatro pisos grandes bien distribuidos. En el primero están los turcos, saunas, restaurante y parqueadero. El segundo es el área masculina, el tercero es para mujeres y el último piso es mixto, donde hay salas de bronceo, masajes y demás tratamientos para la belleza y la salud, además de una peluquería. En el restaurante le pregunté a un mesero por Ginna Ortiz, con quien tenía la cita a las 2:00 p.m, y él me envió al tercer piso. Mientras subía noté que no es muy concurrido el lugar en días como el lunes, pero en la zona masculina observé a varios hombres "mayores", adquiriendo diferentes servicios de estética; por lo tanto, supuse que alguno de ellos se convertiría en mi cliente. Lo primero que hice fue ponerme el uniforme adecuado, una blusa y un pantalón como los de una enfermera, me quité el reloj y el anillo porque las manos deben estar limpias y libres de accesorios, debido a que en gran medida son las manos la herramienta de trabajo en este caso. Mientras lo hacía, Ginna me contaba que estudió Fisioterapia 4 años en la Escuela Colombiana de Rehabilitación, y un año de estética en Medellín.

LEO Y YO. "El palo de bambú te ayuda a reducir la tensión en los músculos”.

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s lunes y me dispongo a tomar el alimentador que me llevará desde mi casa al Portal de la 80, para coger un Transmilenio que me deje en la estación de Las Flores. Parece que hoy el sistema de transporte articulado se encuentra bastante desocupado, comparado con el resto de días en donde la montonera y la congestión es el común denominador.

Foto de Natalia Suárez

Voy de pie, y por la ventana aprecio el radiante día que se apodera de las calles, "hace rato que no calentaba de esa manera", pensé. Ahora es tiempo de concentrarme en la labor que desempeñaré por un día, con el objetivo de escribir una crónica de suplantación. No estoy muy segura "técnicamente" de lo que debo hacer una vez llegue a mi destino, por eso la impaciencia se empieza a apoderar de mi. Faltan cinco minutos para las dos de la tarde, a esa hora es la cita con la persona que me va a guiar en mi oficio como esteticista. Llego a la estación de las Flores, camino unas cuadras, volteo por una esquina y encuentro la calle 66 con carrera 11, donde

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Preparamos las salas y pusimos cada equipo en su lugar para empezar a atender a los clientes, ya que El Paraíso funciona entre semana de una de la tarde a ocho de la noche, y los fines de semana de once de la mañana a nueve de la noche. Eran las tres de la tarde y llegó mi primer "paciente". Había estado desde muy temprano en baños de vapor. Era un hombre de unos 35 años, moreno y de cuerpo atlético. Me pidió que le hiciera un masaje de relajación. Se acostó boca abajo en la camilla y procedí a realizar el ejercicio, me unté las manos de aceite, masajeé su espalda y revisé las partes del cuerpo donde a la mayoría se nos producen los popularmente llamados micos. Lo que hacen los masajes para eliminar los nudos y espasmos que se forman en hombros, cuello y espalda, es distensionar los músculos y darles oxigenación, eso aprendí previamente al leer un poco sobre masajes en un libro que consulté. Tomé un palo de bambú, al que también le apliqué un aceite especial, y lo fui deslizando con precisión y fuerza sobre su piel. Mientras tanto, Leo, como me dijo que lo llamara porque no le gustaba su nombre, me cuenta que hace 25 años frecuenta El Paraíso, pues su padre lo trajo allí desde muy pequeño. Por eso, suele ir con bastante frecuencia para ser consentido por las niñas


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Foto de Natalia Suárez

En esos momentos envidié adoptar la posición y recibir los cuidados que yo le brindaba a Leo, porque los nudos que yo tengo en mi cuello y hombros no los alcanzo a contar ni con los dedos de mi mano. He tenido semanas muy pesadas de estudio en la Universidad en las que he pasado noches sin dormir. Sin embargo, podía recrear la vista con su cuerpo que era muy tonificado y con una piel bien cuidada. En su abdomen se demarcaban bien los abdominales, y sus brazos denotaban mucha fuerza; yo iba moldeando su cuerpo mientras charlábamos, y noté por su forma de hablar, sus acciones y sus comentarios, que pertenecía al otro "partido". La sesión duró 45 minutos, él quedó satisfecho, nos despedimos, y se dirigió a la caja en el primer piso para cancelar. Debían ser 39.500 pesos, más los gastos de sauna y lo que consumió en alimentos. Yo me dirigí al salón donde están las máquinas para realizar la vacunterapia, porque me estaba esperando con cierta impaciencia una muchacha. Mientras ella se quitaba la ropa y se acomodaba, Ginna me explicaba cómo manejar la máquina para realizar el tratamiento. Entré a la sala y mi primer impacto fue ver la contextura de Lizeth Gutiérrez. Era muy delgada, pesaba como 45 kilos, y según mis conocimientos la vacunterapia consiste en moldear el cuerpo para reducir medidas y grasa localizada en el abdomen y piernas, para eliminar la celulitis y los conejos; ¡y ella no tenía nada qué reducir!

La sesión duró una hora, en la que empleé una máquina mediana con una especie de chupa que presiona, hala y arrastra la grasa a través del cuerpo. El tratamiento también incluye gimnasia pasiva y masajes por 25.900 pesos. Ya eran las cinco de la tarde, y fuimos con Ginna a su oficina en la que practica la limpieza facial, ahí la esperaba Esteban, un señor como de 30 años. En esta oportunidad ella lo atendió y yo fui la asistente. Primero tomé el vaporozono para abrirle los poros, luego ella dio paso a la extracción de espinillas y barros, le aplicó una crema y yo cogí un aparatico que parecía una especie de rodillo, que es de alta frecuencia, para que el producto penetre más rápido en la piel. Por último le aplicó dos mascarillas, una para tonificar y otra para cicatrizar. Esto por el valor de 50.600 pesos. A las seis y media de la tarde acabé mi labor como esteticista, me quité el uniforme, me despedí de Ginna, le agradecí por su ayuda y no me dieron un solo peso, en fin, no era lo que buscaba. La experiencia no me disgustó, "no es lo mío", dije, pero me sirvió para aprender y conocer cosas nuevas, hice reportería o al menos eso espero. Fui hacia el Transmilenio, como era de esperarse la estación de Las Flores estaba repleta de gente y más porque era hora pico, así que con mucha pereza, nudos en mi espalda y tensión en mis hombros, me monté en un articulado para mi casa. Foto de Ginna Ortiz

que atienden el lugar. Me preguntó que desde cuándo estaba trabajando allí, tratando de entender el por qué nunca me había visto antes, a lo que respondí que hacía una semana había ingresado como practicante, y que era egresada de la misma Escuela de la que salió Ginna. No sabía qué más ejercicios debía practicarle, así que Ginna me iba diciendo paso a paso cómo utilizar las piedras calientes y los movimientos que debía hacerle en la cabeza cuando se volteó boca arriba.

Pero como el cliente es el que decide y unos billeticos no caen nada mal, accedimos a aplicarle el tratamiento. Según me cuenta Ginna, lo que gana cada esteticista tiene que ver con la cantidad de tratamientos y planes que oferten a los visitantes, y en esas es que durante los 3 años que lleva trabajando allí, ha establecido muy buenas relaciones con los que ahora son sus clientes fijos, que en la mayoría son empresarios, altos ejecutivos, o personajes de la farándula, quienes en varias ocasiones le proveen una buena propina. El administrador de baños turcos El Paraíso, no interviene en las ganancias, ni los contactos de cada empleada, ya que entre ellas mismas se mantiene el respeto por la labor de cada una. Charlando, Lizeth me contó que es cajera del Banco de Bogotá, ubicado en el centro, tiene dos hijos, uno está en quinto de primaria y la niña en décimo. Cuando me contaba esto y varios aspectos más de su vida, cada vez me impactaba más su figura tan delgada a pesar de dos embarazos, así que le pregunté si hacía alguna dieta, ella me dijo que "por supuesto, yo no me puedo imaginar verme en el espejo con algún tipo de gordito en alguna parte de mi cuerpo". Lo que son las ironías de la vida, cuando yo me esfuerzo por subir de peso, hay todavía mujeres que siendo delgadas se esfuerzan por disminuir mucho más su talla.

LIZETH Y YO - "Mientras intento subir de peso, muchas mujeres, ya delgadas, hacen de todo por reducir aún más su talla".

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Pasión y calle, la historia de un artista Por: JUANA BUITRAGO MORA

Foto de Juana Buitrago

pasando de una mano a otra, en orden, marcando un compás van y vienen, vienen y van. Él tiene una coordinación envidiable y hace su escena en tiempo record: aproximadamente 40 segundos. Y es que el espectáculo ni siquiera dura lo que tarda en encenderse la luz verde, porque tiene que dejar un margen de tiempo para que en su gorra cada conductor deje unas cuantas monedas como símbolo de la valoración del espectáculo aunque que ésta algunas veces, al final de la puesta en escena, termine vacía.

JOSÉ "el artista de la calle".

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s martes, hace frío, el aire está húmedo y un cielo gris indica que puede volver a llover. Camino despacio y miro el reloj, me doy cuenta que son las diez de la mañana, levanto mis ojos y miro hacia el semáforo de la calle 24 con carrera 5ta. Avanzo, llego a la esquina occidental junto a la Biblioteca Nacional, me siento en un muro de piedra paralelo a la calle y me dedico a esperar.

Él, a quien espero atenta y paciente, aún no ha arribado a su lugar de función. Llevo un par de días observándolo sin que él lo note, aparenta tener 22 o 23 años, tiene el pelo corto y por la gracia que desprende su sonrisa parece ser feliz; estoy casi segura que éste es su horario de labor ojalá hoy no sea la excepción. Me pregunto si vendrá. Han pasado casi veinte minutos desde que llegué, pero aún no tengo señales de su llegada. Me levanto y voy a buscar algo caliente para beber; mientras vengo de regreso puedo ver que el artista callejero ha hecho su aparición. Me acerco prontamente y vuelvo a tomar asiento en aquel muro de piedra, asiento de primera fila, donde minutos antes lo esperaba con ansia, y desde donde ahora observo el inicio de la escena de hoy. A cielo abierto y solo cuando la luz roja del semáforo indica la parada de los carros, comienza el show. Las clavas, que parecen pines de bolos, dan vueltas incansablemente por el aire,

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El semáforo cambia a verde y mientras los carros transitan, me acerco cautelosamente al artista para no irrumpir en su práctica, lo saludo y con una sonrisa me devuelve el gesto. Me presento y le pregunto si me permite conversar con él además de observarle mientras desarrolla su arte, acepta sin objeción alguna. Se llama José, es de Yopal y tiene 23 años (como lo suponía), me cuenta que está hace tres años en Bogotá y que como muchos artistas callejeros, trae consigo una larga historia. Su relato se detiene abruptamente por el cambio de la luz antes verde, por unos segundos amarilla y luego roja; debe trabajar. Mientras tanto yo me deleito maravillándome más y más por la habilidad con que maneja sus instrumentos. Cuando regresa continúa, me cuenta que cuando tenía 15 años se inclinó hacia las artesanías y aprendió a realizar manillas y collares que posteriormente vendía. Con ello, lograba hacerse a un ahorro para adquirir sus primeros juguetes que le permitían fabricar sus malabares. El semáforo cambia, nuevamente se retira para poner en marcha su acto. De vuelta, relata que se inició en el arte circense, "aprendiendo con bolitas llenas de arroz", pues en su casa nunca le apoyaron con dinero para formarse como artista de la calle. Cuando finalizó sus estudios secundarios, logró que su familia lo enviara a Bogotá. Tenía 20 años, y su misión era estudiar Diseño gráfico en la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Me cuenta que fue a la universidad quince días y que no pudo más, que el ambiente, la superficialidad de la gente y la poca pasión que esto le despertaba, influyó en su decisión de desertar por primera vez y para siempre de cualquier intento por acogerse a una institución para ser alguien en la vida, como dirían sus padres. Así, José, escogió su estilo de vida, cortó toda relación con su familia y se dedicó a trabajar en las calles de la capital, adonde llegó sin un lugar fijo donde dormir, y tan escaso de dinero que apenas le alcanzaba para medio comer. Si bien, de a poco, el oficio no resultó difícil de desentrañar, el malabarista aprendió de memoria los secretos que hoy, ya experimentado, maneja a la perfección. Como si tuviese un manual de la calle, explica que "las esquinas más cotizadas son las que convocan mayor tráfico


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Hace tres años que camina de la mano, esquina por esquina, con aquella pasión que se trasluce en cualquiera de sus funciones, y ahora, con esa experiencia a cuesta, se entusiasma con crear su propio espacio cultural en conjunto con otros artistas de la calle

Foto de Juana Buitrago

del medio día; el gusto con el que mi amigo desempeña su labor, me ha despertado tal curiosidad que le pido sin reserva alguna me enseñe algunos de sus movimientos, él acepta sin vacilar.

SE REQUIERE PRÁCTICA Y CONSTANCIA para aprender todos los trucos.

de carros, como las avenidas o las que tienen los semáforos más largos (que pueden extenderse de 55 a 65 segundos)". Y también conoce esa otra parte; la que marca el éxito del trabajo: una buena presentación, una rutina con trucos fuertes para llamar la atención y una gran sonrisa. "Ahí, hay éxito asegurado", sostiene José, quien practica una hora por día antes de salir a su escenario, la calle. De esta manera, José subsiste con los malabares callejeros, dice que cuando le va bien logra hacerse hasta 30.000 pesos, los cuales emplea en pagar 14.000 pesos en un hotel de aquellos ubicados por la calle 13, además de los 8.000 pesos que invierte en alimentarse a diario, lo que le sobra, si es que eso ocurre, lo guarda sagradamente para futuras adversidades.

De su maleta saca un par de bolitas llenas de arroz, y con la paciencia de un maestro al que le apasiona lo que enseña, detiene su actividad laboral solo para mostrarme algunos ejercicios básicos. Atenta y concentrada observo, me entrega el par de bolitas y como todo principiante empiezo a toda velocidad, el resultado: las bolitas se fueron al suelo. Divertido por mi ocurrencia, José sonríe y hace énfasis en decir que la clave de esta práctica es hacer repeticiones pausadas y constantes. Me siento como una niña pequeña, jamás hice algo parecido y la verdad, ser consciente de mi falta de coordinación me hace sentir muy avergonzada. Miro nuevamente el reloj, el cual indica que es la una y cinco minutos, tengo clase de redacción y se me ha hecho tarde, me disculpo con José por tener que irme corriendo, pero no me voy sin antes entregarle un sándwich que llevo conmigo en la maleta. Lo recibe con gran satisfacción, y me devuelve otra sonrisa a cambio, me despido agradecida por su amabilidad. Camino hacia la universidad, reflexiono acerca de lo importante que es vivir haciendo, como decidió José, lo que a uno realmente le gusta y pensé: "Eso que te apasiona es aquello que te hace sentir que puedes cambiar al mundo mientras le regalas al mismo lo mejor de ti" di un suspiro y con el corazón deseé que la suerte acompañara a este talentoso malabarista y artista de la calle.

Ha pasado el tiempo rápidamente, pero yo no lo he notado, hace un instante eran las diez de la mañana y ahora son las doce

Foto de Juana Buitrago

Le pregunto por su vida sentimental, y su respuesta logra atraer tanto mi atención que no puedo evitar sonreír. Se refiere a sus malabares como su "primer y único amor". Dice que, como toda pareja, tienen "sus tiempos difíciles", pero que por lo general este arte le "llena el alma". Ya sea por sacar una sonrisa a los conductores, por recibir un par de aplausos o por el simple hecho de hacer lo que le gusta. Hace tres años que camina de la mano, esquina por esquina, con aquella pasión que se trasluce en cualquiera de sus funciones, y ahora, con esa experiencia a cuesta, se entusiasma con crear su propio espacio cultural en conjunto con otros artistas de la calle.

ENTRE CARROS, TRANSEÚNTES, ruido y contaminación se gana la vida este malabarista.

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Cantando una partitura de la vida Por: HERNANDO TORRES MORENO

Me tomo un café, algo de desayuno, canguro al cinto, guitarra en mano y salgo bien perfumado, por aquello de que la buena imagen y la buena fragancia siempre venden

Foto de Adriana Álvarez

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l despertador me despabila algo temprano en esta mañana de sábado. Hoy seguramente me esperan muchas sorpresas, pues el oficio al que me voy a dedicar por un día, así lo demuestra. Mis expectativas al abordar un transporte del servicio urbano por primera vez, con una guitarra y mi voz, son grandes, la verdad me siento emocionado. Rápidamente me desenredo de las sábanas y las cobijas de mi cama, me dirijo a la ducha y después de salir del baño, me visto presurosamente. Me tomo un café, algo de desayuno, canguro al cinto, guitarra en mano y salgo bien perfumado, por aquello de que la buena imagen y la buena fragancia siempre venden. A medida que camino por las calles ante la mirada desprevenida y de reojo de uno que otro transeúnte curioso, percibo de mi parte una cierta pasmosa tranquilidad, que minutos antes no tenía. Pareciera que de los habituales nervios ante lo desconocido, se hubieran desprendido un valor y arrojo que creía no iba a ser capaz de tener.

VOZ E INSTRUMENTO EN ARMONÍA, cantan a la vida en la cotidianidad de cada pasajero del transporte urbano.

Y ahí estoy yo, a las diez y treinta de la mañana, frente a un paradero cercano al semáforo de la calle 68 con carrera 62. Espero embarcarme pronto en algún bus y entrar rápido en acción. Reviso las cuerdas de la guitarra, tarareo brevemente la canción que había preparado el día anterior y levanto la mano con el dedo pulgar como queriendo preguntarle a los conductores: ¿Me deja cantar? Sorprendentemente soy recogido por una buseta de la empresa Metrobus que cubre la ruta Álamos - Florida. Abordo por la puerta trasera y me acomodo de pie más o menos en la mitad del corredor. Saludo a un público que me observa con cierto desdén, le agradezco al conductor por permitirme acompañarlos con la música, les comento brevemente el título de la canción, el autor, y empiezo a cantar. "Vuele bajo porque abajo esta la verdad, esto es algo que los hombre no aprenden jamás".

La melodía va invadiendo todos los rincones de la buseta, con el ritmo de la típica música tradicional latinoamericana, y con líneas de contenido más bien social, bastante lejanas a lo superficial. "No crezca mi niño, no crezca jamás, los grandes al mundo le hacen mucho mal. El hombre ambiciona cada día más y pierde el camino por querer volar". A esa altura de la canción percibo caras que denotan algo diferente, cierta expectativa e interés por lo que escuchan. "Vuele bajo porque abajo esta la verdad, esto es algo que los hombres no aprenden jamás". Algunos, y sin haber terminado la interpretación, empiezan a revisar de entre sus bolsillos en busca de algunas monedas, lo cual me sorprende, no me imaginaba recogiendo las monedas, o por lo menos no había sido consciente de que este hecho llegaría, y empezaría a llenar el canguro con todas ellas.

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Una vez terminé la última estrofa de la canción, los pasajeros al unísono decidieron brindarme un fuerte aplauso, algunos, incluso, pidieron que cantara más, a lo cual yo agradecí con sencillez y algunas tímidas sonrisas fragancia siempre venden.

LA CALLE PARA LOS CANTANTES está llena de oportunidades, para renovar con su música y su alegría los espíritus de sus oyentes.

"Dios quiera que el hombre pudiera volver a ser niño un día para comprender, que está equivocado si piensa encontrar, con una chequera la felicidad… vuele bajo porque abajo está la verdad, esto es algo que los hombres no aprenden jamás" l despertador me despabila algo temprano en esta mañana de sábado. Hoy seguramente me esperan muchas sorpresas, pues el oficio al que me voy a dedicar por un día, así lo demuestra. Mis expectativas al abordar un transporte del servicio urbano por primera vez, con una guitarra y mi voz, son grandes, la verdad me siento emocionado. Rápidamente me desenredo de las sábanas y las cobijas de mi cama, me dirijo a la ducha y después de salir del baño, me visto presurosamente. Me tomo un café, algo de desayuno, canguro al cinto, guitarra en mano y salgo bien perfumado, por aquello de que la buena imagen y la buena

Y ahí estoy yo, a las diez y treinta de la mañana, frente a un paradero cercano al semáforo de la calle 68 con carrera 62. Espero embarcarme pronto en algún bus y entrar rápido en acción. Reviso las cuerdas de la guitarra, tarareo brevemente la canción que había preparado el día anterior y levanto la mano con el dedo pulgar como queriendo preguntarle a los conductores: ¿Me deja cantar? Sorprendentemente soy recogido por una buseta de la empresa Metrobus que cubre la ruta Álamos - Florida. Abordo por la puerta trasera y me acomodo de pie más o menos en la mitad del corredor. Saludo a un público que me observa con cierto desdén, le agradezco al conductor por permitirme acompañarlos con la música, les comento brevemente el título de la canción, el autor, y empiezo a cantar. "Vuele bajo porque abajo esta la verdad, esto es algo que los hombre no aprenden jamás". La melodía va invadiendo todos los rincones de la buseta, con el ritmo de la típica música tradicional latinoamericana, y con líneas de contenido más bien social, bastante lejanas a lo superficial. "No crezca mi niño, no crezca jamás, los grandes al mundo le hacen mucho mal. El hombre ambiciona cada día más y pierde el camino por querer volar". A esa altura de la canción percibo caras que denotan algo diferente, cierta expectativa e interés por lo que escuchan. "Vuele bajo porque abajo esta la verdad, esto es algo que los hombres no aprenden jamás". Algunos, y sin haber terminado la interpretación, empiezan a revisar de entre sus bolsillos en busca de algunas monedas, lo cual me sorprende, no me imaginaba recogiendo las monedas, o por lo menos no había sido consciente de que este hecho llegaría, y empezaría a llenar el canguro con todas ellas. Con una pequeña intervención recitada que contiene la canción, acompañada de un arpegio, sigo avanzando con este tema original del cantautor argentino Facundo Cabral, denominada: "Vuele Bajo". Me doy cuenta que algunos la cantan conmigo, aunque un tanto tímidos, "mi padre me decía, que cada vez que pasaba por el supermercado, le causaba Foto de Paula Naranjo

Foto de Adriana Álvarez

A medida que camino por las calles ante la mirada desprevenida y de reojo de uno que otro transeúnte curioso, percibo de mi parte una cierta pasmosa tranquilidad, que minutos antes no tenía. Pareciera que de los habituales nervios ante lo desconocido, se hubieran desprendido un valor y arrojo que creía no iba a ser capaz de tener.

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Descubro entonces que no es tan fácil cantar por tanto tiempo, además que hay que hacerlo con buena técnica y tomando algo de agua para no dañar las cuerdas vocales. La voz también se resiente con la contaminación y el polvo, la carraspera y malestar en la garganta, también son una constante

"Dios quiera que el hombre pudiera volver a ser niño un día para comprender, que está equivocado si piensa encontrar, con una chequera la felicidad… vuele bajo porque abajo está la verdad, esto es algo que los hombres no aprenden jamás" Una vez terminé la última estrofa de la canción, los pasajeros al unísono decidieron brindarme un fuerte aplauso, algunos, incluso, pidieron que cantara más, a lo cual yo agradecí con sencillez y algunas tímidas sonrisas. La verdad quedé bastante atónito con tantos aplausos que jamás hubiese podido imaginar. Me dirijo entonces hacia el conductor para agradecerle de nuevo su amabilidad por darme la oportunidad de cantar en su vehículo, voy pasando por los puestos recogiendo las monedas y hasta algunos billetes, además de las felicitaciones con algunas tarjetas y papelitos con números telefónicos, y la recomendación de llamar para dar alguna serenata a lo cual asiento con total gusto. Una vez fuera del bus empiezo emocionado y con algo de ansiedad, aunque con más de curiosidad, a contar las monedas y los billetes, capital económico de este primer intento. Siete mil quinientos pesos, "¡no lo puedo creer, esto está muy bueno, muy productivo!" me dije a mí mismo. Se me vienen de inmediato varias preguntas a mi mente: ¿Así será en todos los buses?, ¿de qué dependerá la cantidad de dinero que pueda recoger?, ¿será de los temas que elija para cantar?, ¿la gente será igual de amable en todos los buses en que me suba? En fin, un mar de interrogantes asaltaba mi mente. Todavía un poco distraído y preguntándome sobre estas cosas, un conductor de bus se estaciona al borde del andén, cerca de donde estoy y abriéndome la puerta de atrás me invita a subir. De nuevo frente al público aunque mucho más motivado, decido cantar la misma canción del debut. Para mi sorpresa encuentro la misma aceptación, compruebo que definitivamente a la gente le gustan los contenidos sociales, además porque esta vez me lo hacen saber. Después de los agradecimientos, de recoger las monedas y con algunas palmaditas en la espalda, me bajo de este bus bastante motivado. Esta vez cuento ocho mil pesos. "Bueno, si sigo así y promediando más o menos la misma cantidad por bus durante una hora, creo que me estaré acercando a los cincuenta mil pesos o tal vez más", me dije bastante extrañado por la sorpresa de realizar algo que en muchas ocasiones hacía en fiestas con amigos y familiares, pero nunca por recibir dinero.

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Después de estas meditaciones que probablemente se hace cualquier músico de la calle, me doy cuenta que ya he avanzado bastante por la calle 68 y me encuentro llegando a la avenida Ciudad de Cali en un trancón impresionante. Allí ya no estoy solo, comparto el espacio con un par de cantantes más y uno que otro vendedor de diferentes productos. Me dirijo hacia uno de ellos con la intención de hacerle algunas preguntas casuales y distraídas sobre la profesión, pero un poco receloso noto que no quiere hablar mucho. Saluda a uno de los conductores seguramente conocido y se sube apresurado a cantar. El otro cantante se me acerca con una confianza más bien familiar y empezamos a conversar animadamente. No tengo que preguntarle muchas cosas a David Barrero después de presentarnos, me sorprende su amabilidad y buen trato. Hablamos alrededor de unos 15 minutos y entre confianza y confianza me entero un poco de su vida rutinaria y de la labor que desempeña viviendo de la música. Casado con dos hijos, Diseñador Gráfico de profesión y en proyecto de crear su propia empresa, me comparte que le encanta la música y la vida urbana y que por eso canta en los buses, que tiene un pequeño grupo de amigos con los que canta en algunos bares los fines de semana, e inclusive en serenatas. Aparte de su atracción por la cultura musical y lo urbano, cantar en los buses le ha dado muy buenos dividendos, tanto que ya está completando con sus socios los equipos e instrumentos necesarios para su profesión. Me cuenta que al principio, hace un año, trabajaba frenéticamente y todo el día en el transporte público, pero que ahora no le dedica tantas horas y lo hace más descansado, porque ha aprendido a escoger las mejores rutas sin afectar los ingresos que recibe, alrededor de setenta u ochenta mil pesos diarios, la mayoría de las veces lo hace solo. Sus sueños son independizarse y trabajar en lo que le gusta hacer aparte de la música y según me cuenta, está muy cerca de lograrlo. Cruzamos teléfonos para lo del grupo musical, nos despedimos, y cada uno aborda un bus para seguir cantando y aprovechar el trancón, que según David, "es donde se hace todo el billete". Alrededor de la una de la tarde, me encuentro muy cerca de la fabulosa cifra de ochenta mil pesos, "vaya que sí es buen negocio", sentencio. Sin embargo, el trancón ya se está acabando y la verdad es que a pesar de la acogida ya estoy un poco cansado, los brazos se me empiezan a dormir en cada canción, los dedos me duelen y las piernas me pasan factura por el caminar y cantar parado. Descubro entonces que no es tan fácil cantar por tanto tiempo, además que hay que hacerlo con buena técnica y tomando algo de agua para no dañar las cuerdas vocales. La voz también se resiente con la contaminación y el polvo, la carraspera y malestar en la Foto de Paula Naranjo

Foto de Paula Naranjo

mucha gracia y a la vez le hacía muy feliz, ver tantas cosas en ese lugar que él no necesitaba, es decir, que rico no es el que más tiene, sino el que menos necesita" Aquí el publico ya está sonriendo, transmitiéndome su agrado y su complacencia con el tema de la canción. Cualquier reticencia inicial con el músico de la calle, ya ha quedado atrás.


Carolina Hernández

Foto de Arturo González

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PARECIERA QUE SÓLO el sonido del radio y el olor a Menticol prevalecen del clásico ritual de ir a la barbería.

Relajarse cuesta mucho Spa significa en italiano: Salute per Le'aqua, es decir, salud a través del agua. Por: ARTURO GONZÁLEZ

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urante el imperio romano eran muy populares los Spa o balnearios públicos, los cuales eran establecimientos con baños turcos y aguas termales, que usualmente no eran gratuitos, y si su entrada era gratuita, una vez adentro nada más lo era. Los esclavos no eran bienvenidos y eran lugares visitados más por los militares, deportistas, políticos y en general ciudadanos de la elite del imperio, que querían

interactuar, relajarse y recuperar fuerzas para sus actividades diarias. Estos establecimientos se valían de masajes, aceites, plantas aromáticas, buena comida e incluso esclavos y licor para crear un ambiente agradable para sus clientes. Hoy en el directorio telefónico de Bogotá aparecen cientos de almacenes bajo el nombre de Spa, y por lo visto, se entiende como Spa desde una clínica donde hacen cirugías plásticas,

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Carolina Hernández

Me sonó lo del Dr. Rada por aquello del "Doctor", así que tomo un taxi hasta donde el 113 me dijo que era la clínica Rada. Mientras me acerco a la esquina que me dijeron por teléfono, veo una "S" blanca en el centro de un enorme logotipo azul sobre la puerta de un local de dos pisos; dice Sergio Rada y resulta ser una peluquería. Cuando me bajo del taxi me recibe una joven con un uniforme similar al de los estudiantes de odontología y una sonrisa perfecta, quien me dice que ésta sólo es la peluquería "tú sabes, para cuando salen de la clínica". Me señala un edificio blanco a media cuadra y mientas camino hacia allá caigo en cuenta que nunca durante las veces que he salido de una clínica he ido hacia una peluquería. Debe ser porque nunca he estado en una clínica como esta.

Foto de Arturo González

La "Sergio Rada Æstetic & Spa" es una típica casa bogotana, pero de las antiguas; aunque hoy yo la clasificaría más como un pequeño edificio, porque casas de 16 habitaciones y tres pisos no son muy comunes en estos días. Al intentar entrar, un hombre alto de gafas oscuras, con chaqueta acolchada negra y un pasamontañas negro sale tan presurosamente que casi me lleva por delante; le habría dicho algo si no es porque resulta ser el famoso Carlos Vives y porque el hombre que viene con él me pidió disculpas mientras se subían a un carro y arrancaban.

EXISTEN TRES TIPOS de climas en este Spa, cada uno más caliente que el anterior.

hasta baños turcos gay, pasando por salas de masajes y hasta bares swingers con jacuzzi. Pareciera que simplemente decidieron auto denominarse Spa. Entonces, será mejor que deje a un lado el directorio y le pregunte a quienes mejor saben del tema. Para, al menos, unificar criterios y ojalá no me salga por más de cien mil pesos. De haber sabido que las niñas bonitas de la universidad me responderían tan fácilmente al preguntarles por los Spa de Bogotá, lo habría usado como truco para conseguir números telefónicos hace mucho tiempo. Tras un par de horas investigando con mis compañeras, tres nombres siempre estuvieron acompañados de cejas levantadas, acentuaciones con la cabeza y chistes sobre lo costosos que son; estos nombres eran el Dr. Rada, Dolly Devia y Chairama, que es el spa de la ex reina de belleza Claudia Elena Vásquez.

Una vez entro en la clínica quedo en una recepción con paredes blancas y una sala de muebles cuadrados en cuero café, en un estilo muy minimalista, con una pantalla de 54 pulgadas que trasmite televisión nacional sin audio. Es como estar en un capítulo de la serie Nip/Tuck, las mujeres que están en la sala de espera son hermosas, pero no puedo determinar su edad. Hay hombres también pero todos son mayores de treinta y parecen no disimularlo, aunque se visten como niños de doce. La recepcionista tiene el mismo uniforme que las personas de la peluquería y me saluda con la misma sonrisa corporativa. Le informo que es la primera vez que vengo y dice que la valoración vale sesenta mil pesos, inocentemente creo que me va a recibir el Dr. Rada en persona, así que pago y sigo a una segunda sala de espera, con una segunda recepcionista, y una mujer algo mayor con una sonrisa que se ve que le sale del alma. Resulta ser la esposa del Dr. Rada quien ya tiene en su Ipad mi recién abierta historia clínica, me da la bienvenida y me da un volante con los servicios de la clínica mientras me hace seguir a un pequeño cuarto. Allí, una joven uniformada como las demás está sentada frente a un computador, al cual, está conectado a algo muy similar a lo que utilizan para las ecografías y radioterapias; además, tiene abierto en el computador un extraño software llamado Radametrix ®. Me pide que me quite los zapatos, vacíe mis bolsillos y me desnude de la cintura hacia arriba;

De haber sabido que las niñas bonitas de la universidad me responderían tan fácilmente al preguntarles por los Spa de Bogotá, lo habría usado como truco para conseguir números telefónicos hace mucho tiempo 16


Foto de Arturo González

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EL OBJETIVO DEL SPA es emular el clima y las comodidades de la tierra caliente, sin tener que salir de la ciudad.

entonces, me toma medidas, peso y estatura. Toma el pequeño aparato de punta chata y plateada y me lo pone en cinco partes diferentes del pecho y la espalda… y listo. Fin de mis sesenta mil pesos. A través de la red interna se le envían los resultados al doctor de turno quien me atenderá en un minuto. Los resultados incluyen entre otros datos: porcentaje de grasa, músculo y agua en mi cuerpo; Además, el software compara todos estos datos con mi altura, peso y edad, todo esto para llegar a la nada grata, y poco novedosa conclusión, de que tengo un cuerpo: "no atleta". Un sobrepeso de tres kilos y una retención de líquidos del 8% arriba de lo normal es el resultado final. Como todo esto me lo dijo la joven del computador sin siquiera tocarme, me vi en la obligación de preguntar qué iba a hacer el médico con estos datos. A lo que la joven respondió que el médico hablaría conmigo sobre mis expectativas y con base en mis datos generaría un plan personalizado a mediano plazo para lograr mis objetivos lo antes posible. Como la joven del computador me dijo que el médico que evaluará mis resultados es el de turno y no el famoso Dr. Rada, me veo en la obligación de revelar mis intenciones de publicar mis observaciones sobre este sitio. Así que, presurosamente pero sin perder nunca el trato corporativo, me lleva hacia la dama sonriente del Ipad en la segunda recepción; quien tras un breve interrogatorio me dice que soy muy afortunado porque en una hora el Dr. Rada tiene un tiempo libre, gracias a una cancelación de último minuto, de lo contrario, sería en tres días o en dos semanas, porque van para el reinado de Cartagena y se demoran por allá. La verdad es que si no es porque el que casi me pasa por encima en la puerta era Carlos Vives, creería que me intenta engañar.

suplemento Rada light. De resto son máquinas que nunca había visto ni oído nombrar; como la Cápsula Alfha que más parece el vehículo en el que enviaron a Jean-Claude Van Damme al pasado en la película Time Cop, sólo que esta es blanca. Cabe una persona acostada y sólo queda su cabeza por fuera, es la máquina más usada porque prepara el tejido para muchas de la otras máquinas como el Velasmooth, la Lipomesoescultura, la Mesolipolisis láser, la Hidrolipoclasia y "la consentida de la casa": la Sala de Cavitación, que se divide en Ultracavitación y Thermocavitación; "Uno rompe las capas de grasa con ultrasonido y el otro evita la flacidez, ambos son complementarios, sin dolor y de última tecnología", me dicen. El silencio en los pisos dos y tres es sepulcral, en el primero había un sonido de una pequeña caída de agua como un jardín Zen, pero resultan ser parlantes muy pequeños, disimulados en la decoración y con un sonido impecable; lo que es raro, porque casi nadie de los que compra un sistema de sonido surround como este suele seguir las instrucciones de instalación. Aquí en verdad se siente el sonido envolvente, esta gente sí le está sacando cada centavo a estos costosísimos parlantes. El procedimiento de mi tour por las instalaciones era mostrarme desde la puerta, porque todas las máquinas están separadas con cita hasta de tres días en adelante. Sólo pude ver cuatro de cerca y fue porque les estaban haciendo el aseo respectivo entre un paciente y otro. Por suerte una de esas fue la famosa cavitación, que parece una pistola futurista de color blanco con un cable que le sale del proveedor hacia una mesa de noche, también blanca, con un panel superior lleno de botones; otra máquina era como una waflera gigante con páneles solares rojos en el interior, la cual según la guía, ayuda a evitar la flacidez tras perder peso muy rápido. Vía Blackberry le informan a mi guía que el Dr. Rada me va a recibir inmediatamente. Hay una foto enorme de él como de un pliego de grande antes de entrar a su oficina; es un hombre sonriendo con bata de laboratorio, corbata y fondo azul. Sigo por una puerta en vidrio oscurecido junto a la segunda recepción, es una oficina enorme y elegante con el escritorio a un lado y un mueble como de odontólogo con iluminación profesional al otro; también hay un par de sofás como para los

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La Señora de Rada me invita a que conozca las instalaciones y designa a una joven para que me dé el tour y me explique para qué sirve cada máquina. Esto es como la baticueva, solo que aquí todo no es "bati" sino Rada; está el Té del Dr. Rada, la malteada de Rada, el radametrix, el filtro solar Rada y el

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acompañantes de los pacientes. Efectivamente es el hombre de la fotografía y si no es por la corbata creería que se salió del marco de su foto tamaño natural. Es un hombre no muy alto, que huele sutilmente a perfume, de corbata y camisa bajo la bata de laboratorio y me saluda por mi nombre. Me pregunta cómo quiero verme y de cuánto tiempo dispongo. Le confieso que lo mío es más que todo curiosidad y que posiblemente publique esto en el periódico de la Universidad. Que soy lo que llaman "Retrosexual" y que aparte del shampoo y la prestobarba, no hago mayor cosa por mi estética. Él sonrió con alivio, tal vez porque debo ser el primero del día que no viene a pedirle milagros. Me cuanta que en estos veinte años el negocio ha cambiado mucho, que desde siempre han estado a la vanguardia tecnológica mundial y por eso es que se han ganado el nombre que tienen a nivel latinoamericano, como uno de los centros de estética más completos. Me cuenta también que el concepto de la clínica va mas allá de los masajes y relajación, "nosotros combinamos la medicina estética, con medicina anti envejecimiento, medicina de regeneración; además de complementar el tratamiento médico, que es personalizado, con una dieta que complementa y ayuda a la liberación de toxinas por vías naturales". Siento que la pregunta obligatoria a seguir, incluso antes de hablar de dinero, es: ¿Qué estudió? porque ningún médico que haya conocido tiene todos estos equipos que hasta ahora oigo nombrar, y que además, se ven costosísimos. El doctor ríe y me cuenta que es médico de la Universidad Javeriana, especializado en medicina estética en Brasil, con diplomado en Francia y es profesor de medicina estética en la Universidad del Rosario. Una vez me cercioro de lo bien calificado que está este hombre, paso a hablar de dinero; pero como mi billetera no es la de Carlos Vives, le pregunto de la forma más sutil que se me ocurre: Doctor ¿y cómo me ve? Irónicamente no dirige su mirada hacia

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Aprovecho que me acompaña a la puerta para tomarme una foto con él y preguntarle cuánto costaría si alguien se hiciera todos los tratamientos que ofrece su clínica. Él se sorprende y pregunta "¡¿Todos?! Huy pero tendría que estar llevado". Yo rio para disimular lo absurdo de mi pregunta, pero él la contesta: "entraría como la pobre viejecita y saldría como una reina, a contrarreloj tardaría 3 meses o menos, cero bisturí, y le saldría por unos... 32 millones de pesos. Y sin afanes unos 5 o 6 meses, varias sesiones a la semana excepto de la Ultracavitacion que es una máximo una vez por semana, y le saldría por unos… 21 millones. Claro que aquí se hacen atenciones cuando se hacen varias cosas o muchas sesiones valen menos que una". Una vez más mi cara de póker me salva de reaccionar y él agrega, "pero en veinte años nadie ha llegado a hacerse todo". Antes de irme le pregunto: Doctor ¿Cómo es una urgencia para bajar tallas? Porque siempre el costo ha dependido de si es una urgencia o no. Él, con su infinita paciencia de médico, me explica mientras posa para la foto que hay actrices, modelos y deportistas que llegan queriendo bajar de tallas cuanto antes y al costo que sea; "para eso es la thermo cavitación y la ultra inagebase.com

Me pregunta cómo quiero verme y de cuánto tiempo dispongo. Le confieso que lo mío es más que todo curiosidad y que posiblemente publique esto en el periódico de la Universidad. Que soy lo que llaman "Retrosexual" y que aparte del shampoo y la prestobarba, no hago mayor cosa por mi estética. Él sonrió con alivio, tal vez porque debo ser el primero del día que no viene a pedirle milagros

mí, sino hacia su computador, me dice que como no es nada de urgencia en un periodo de tres o cuatro meses con dieta, ejercicio y algo de lipomesoescultura, para ir acentuando la marcación de los músculos. Me dijo que desde el principio estaría bien, porque lo mío es pura retención de líquido y sedentarismo; pero que él, primero que cualquier cosa, me haría unas sesiones de "mesoterapia capilar, que es un tratamiento exclusivo de la clínica para el tratamiento de la calvicie… con unas doce sesiones verías resultados contundentes", me explicó. Como un reflejo le pregunto: "¿y cuánto me costará eso?" a lo que él me responde que cada sesión de mesoterapia capilar cuesta 250.000 pesos (por 12) y que lo otro, por no ser una urgencia, alrededor de dos millones en un transcurso mínimo de cuatro meses y no superior a seis o perdería efectividad el tratamiento por falta de continuidad. Mi experiencia jugando póker evita que genere una cara de sorpresa; además, se vería muy mal que mi reacción contrastara con la parsimonia del médico, ya que por lo visto, para él, esta cifra es irrisoria. Pero como yo tengo "sueldo de estudiante", sólo me queda pensar que con esos precios será muy fácil hacer una dieta.


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cavitación. Combinados vale un millón doscientos la sesión, pero los resultados son casi inmediatos, combinados con carboxi y otras técnicas se ven los resultados en horas. Ahora en enero es cuando más vienen, a bajarse diciembre". Tras la foto, él estrecha mi mano con fuerza y me dice con una sinceridad absoluta "aquí lo espero". Y es que a pesar de los precios, la idea de solucionar mi calvicie es bastante tentadora; pero casi tres millones me alcanzarían para comprar un computador marca Apple, lo que eliminaría la principal causa de mi calvicie, que es jalarme el pelo con Windows y sus programas. Me han puesto a pensar.

Él sabe que ha plantado su semilla en mí y tal vez no era sinceridad lo que vi en su mirada, tal vez él sabe cuán tentador es para un hombre deshacerse de su calvicie, es fácilmente cien veces más importante que quitarse los gordos (o al menos para mí). Apuesto que los emperadores Romanos habrían pagado mucho más de lo que me cobran por eliminar su calvicie; además, la gordura se quita con ejercicio y dieta, el médico mismo me lo dijo. Pero eliminar la calvicie, sin importar cuánto te cobren, suena barato siempre y cuando funcione. Además, le sonó muy bien la palabra "contundentes" al referirse a los resultados que vería. Pero saber cuánto me cuesta relajarme en la "Sergio Rada Æstetic & Spa" me ha estresado mucho, así que miraré opciones más baratas; menos del siglo XXI y más parecidas a la roma antigua. En mi casillero de Facebook me han escrito sobre un sitio que queda cerca a mi casa, se llama Monserrate Hotel y Spa. Es el sitio que frecuenta el padre de un amigo que es profesor universitario y abogado penalista. Me dicen que vale treinta y tres mil pesos la entrada y puede estarse todo el día; y ya depende de lo que uno consuma o los servicios que solicite. Aprovecho el estrés que me ha generado mi visita y valoración en la "Sergio Rada Æstetic & Spa" para ir de una vez. Son las cuatro de la tarde y cierran en cinco horas. Suficiente tiempo si tomamos en cuenta que sólo quedarán diecisiete mil pesos tras pagar los treinta y tres de la entrada. Al llegar al Spa Monserrate veo que queda junto al hotel Intercontinental, un pequeño pero agradable hotel donde alguna vez me quedé cuando no vivía en Bogotá, es en el centro frente al cerro de Monserrate sobre la carrera tercera con veintiuna. Y así como la clínica del Dr. Rada me sonó por lo del "doctor", este me suena por lo barato y lo cerca a mi casa. Mientras camino de mi casa al

Spa empieza a llover, lo que garantizará mi estadía, mínimo, un par de horas. El Spa queda en el segundo piso (de un edificio de seis) y una joven llamada Lorena es la administradora. Al entrar un olor a eucalipto te impacta de lleno, hay boleros instrumentales sonando de fondo, mesas con sillas tipo restaurante, una barra con su nevera y tragos; y sillas para broncearse a todo lo ancho de la pared del fondo. Lorena me da la bienvenida sonriendo, pero su risa no es ni la mitad de corporativa que la del otro Spa; tampoco la siento del todo sincera, pero es que el otro es médico y ella es administradora. Toma el recibo y me da un brazalete como de plástico, me conduce al vestiér que es el piso inferior mientras me explica que la idea del Spa es "emular tierra caliente" y apenas dice eso, como por arte de magia, se sube la temperatura más de dos grados centígrados. El calor viene de un piso aún inferior que es donde está el turco y la sauna. Me cambio velozmente y salgo en una ruana hecha en material de toalla con el logo del spa, bermudas, chanclas y mi cámara al cuello; la cual, es muy mal vista por Lorena "aquí no nos gustan las cámaras, la privacidad es parte de nuestro servicio". Me toca explicarle que es para un reportaje y ella accede, siempre y cuando autorice cada toma y no aparezca ningún cliente en ella. Yo acepto siempre y cuando me dé un tour personalizado por las instalaciones. El jacuzzi está dividido en tres, todos en un mismo cuarto, ubicados en el piso superior, con un enorme vidrio que da al salón del comedor; allí se toma whiskey, se come y hasta se ven partidos a través del vidrio. El comedor sirve almuerzos a la carta y hasta desayunos porque hay clientes que madrugan y se están todo el día o hasta varios días. Los huéspedes del hotel no pagan por el Spa y la noche vale ciento treinta mil pesos con desayuno e impuestos. En el piso inferior están los casilleros, más camas de descanso, dos salas de masajes y un jacuzzi privado. En el piso inferior a ese está el turco, la sauna y más camas de descanso. Me dice que por ser mi primera vez en el Spa me va a dar la muestra de la calidad de masajistas que tienen, aunque la verdad creo que es por la cámara y lo del reportaje. Efectivamente el masajista me ha tratado como a la masa de una pizza, sólo le faltó lanzarme por los aires. Es mi primer masaje relajante en más de diez años y si a esto le sumamos el estrés de la Universidad, es entendible por qué me dolió tanto al principio. Ahora estoy en una de esas "sillas de descanso" como llaman aquí a estas sillas de bronceo con acolchado; deberían tener un letrero que diga "peligrosamente cómoda". Está tronando y estoy tan relajado, que me da miedo que si me relajo más me vaya a morir. Caigo dormido y ya no sé ni qué hora es. Hace falta el contacto humano, aquí solo los que se conocen hablan entre ellos, los demás dormimos. Hay un hombre gordo y canoso, que se ha quedado dormido leyendo su revista y tomándose un whiskey; se le ha regado el whiskey en su revista y parte de su toalla en forma de ruana y no se ha percatado, o tal vez ya se percató y no le importa. En todo caso, hay que estar muy relajado para echarse un whiskey encima y seguir sin inmutarse. Cuando me despierto estoy casi solo, entre las sillas de descanso, el turco y el sauna somos tres personas ¿habré hecho algo

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dormido? Voy a cambiarme velozmente, aunque no entiendo mi afán, y pido la cuenta ya vestido en menos de tres minutos. Es impresionante cómo rinde el dinero, sobre todo cuando uno no pide whiskey. Lorena me pregunta cómo me pareció y que si volvería; yo le contesto que aquí me relajé más que en tierra caliente y soy de allá. Ella me invita un Gatorade y me acompaña a la salida; mientras tanto le pregunto qué tipo de gente es la que más frecuenta y hace cuánto existe este sitio, porque no tiene sentido que no conociera un oasis de este calibre. Ella me cuenta que hace cuatro años se implementó el servicio de Spa, porque antes sólo era hotel y que principalmente vienen empresarios, profesores, abogados y hasta equipos enteros de futbol; gente con mucha carga de estrés y emocional. "Vendemos comodidad, confort y privacidad; un ambiente familiar para que se relajen y se sientan como en la finca, ahorrándose lo cansón del viaje". La verdad yo difiero, personalmente me parece que están es comprando silencio, porque agua caliente, masajistas y whiskey se pueden pedir a domicilio. Además, esto de familiar no tiene mayor cosa, no me veo con hijos o con mis padres en los jacuzzis, en cambio me vi con mis amigos y compañeros de grupo o con mi novia. Aquí nadie le pregunta nada nadie, nadie molesta para nada a nadie, nadie pide autógrafos, no permiten fotos, y además, la comida es buena y la cerveza está bien fría. Creo que volveré, tal vez le diga a mis amigos como me encargo Lorena, pero volveré solo al menos una vez más. El silencio me gustó y está barato, sobretodo en el centro de Bogotá donde escasea tanto. Voy a mi casa y duermo como no lo hice en años, sin duda volveré a ese Spa. Ya tomarse media botella de ron y ver un partido en el que no importa quién gane parece obsoleto como terapia anti estrés, aunque a toda la generación de mi padre parece haberle funcionado. Hoy no importa cuánto dinero tenga, parece nunca ser suficiente para librarse del estrés, en especial porque hacer dinero genera mucho estrés. Hoy voy a ir a una barbería, porque según mi padre (y según yo tiene razón) los Spa aquí en Colombia son algo nuevo; en el siglo XX si un hombre quería

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Es bastante costoso quitarse el estrés en los Spa, pero las barberías son baratas. Por seguridad hay que exigir y estar dispuesto a pagar una hojilla nueva y, en teoría, la gracia de ir a una barbería es recibir la interacción social que no se tiene en los Spa, ni afeitándose en la casa. Como un salón de belleza para hombres, pero sin el olor a laca para el pelo y donde se habla principalmente de política y no de farándula. Para bien o para mal la barbería es un tipo de establecimiento y un oficio en vía de extinción; no sólo porque las máquinas desechables hacen mucho más fácil, cómodo y económico afeitarse en la casa, sino porque eso de hablar de política en público siempre ha sido nocivo para la salud aquí en Colombia. Sea cual sea el motivo, el caso es que la barbería estaba sola cuando llegué; me afeitaron, fallé en repetidas ocasiones al intentar entablar una conversación con el barbero, pagué doce mil pesos con todo y hojilla, esperé un taxi, lo tomé y nunca llegó otro cliente. El barbero se limitaba a hacer sonidos afirmativos que ni siquiera eran una palabra "hmjm". Esa fue toda la interacción humana que obtuve de este método del siglo XX para liberar el estrés, el cual me dejó más estresado, pero con una agradable sensación a menta en la piel. Tal vez mi padre no esté del todo equivocado, es sólo que ya no está en lo correcto; lo estuvo, pero ya no. Por lo visto si quiero interacción social de calidad tendré que conseguir amigos en el Spa o llevarlo como si fueran una lonchera. Para navidad tal vez empiece a ahorrar en sombreros y gorras a futuro, pagándole los casi tres millones al Dr. Rada para deshacerse de mi calva. Pero toca tener cuidado, pensarlo bien y echar mucho lápiz antes de firmar cualquier cosa; porque en eso del manejo del estrés he aprendido que: no puede permitirse que la cura se vuelva peor que la enfermedad, ya que pocas cosas causan tanto estrés como una cuenta por pagar. inagebase.com

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liberar el estrés del día a día se iba a una barbería. Tomé un taxi y me llevó hacia al sur, tras diez minutos de camino el taxista me dice: "esta es una barbería típica de Bogotá, son seis mil pesos". No tengo claro dónde estoy, pero es la típica barbería con periódicos, silla de barbero, olor a alumbre, fotos con peinados, radio a medio sintonizar y hasta un caballito de madera para los niños.


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Por: MARGARITA ESCOBAR

Cinco imágenes de mí Te hice el cabello largo, los ojos bonitos, una sonrisa grande y te puse la ropa que más te gusta"... estaba de verdad muy orgulloso de su obra y empezó a describir los rasgos más importantes que había tenido en cuenta: "Te hice el cabello largo, los ojos bonitos, una sonrisa grande y te puse la ropa que más te gusta", remató mirándome fijamente a la cara. La alegría en ese momento me invadió completamente, lo volví a abrazar y le agradecí el gesto tan bonito que había tenido conmigo, sus ojos se iluminaron y la satisfacción del deber cumplido lo envolvió completamente cuando salió corriendo del cuarto diciendo: "le gustó mamá, de verdad le gustó el dibujo…" Cuando Alejandro se perdió finalmente por el corredor principal de la casa, recordé un artículo que había leído alguna vez, donde decía que el dibujo es casi siempre la primera gran obra de todos los niños, pues representa su primer intento por expresarse y exteriorizar sus sentimientos y afectos. "Con el dibujo los niños deben decir muchas cosas de sí mismos y de sus familias" pensé. Es grato reconocer en el comportamiento de mi sobrino, lo que tanto había escuchado decir en diferentes partes, sobre la manera como los niños van construyendo un sentido del mundo que los rodea, para después asimilar, a su manera, el contenido de la realidad.

DIBUJO REALIZADO por Alejandro Rodríguez, de 7 años de edad.

Una primera señal

U

n dibujo dice más que mil palabras, fue eso lo que pensé cuando en la mañana, Alejandro, mi único sobrino, entró a mi habitación corriendo con una hoja en la mano y con una sonrisa que le iluminaba su cara. En el papel aparecía un dibujo de una mujer, lo detallé perfectamente y esperé alguna indicación de parte de él, "esa eres tú", me dijo con gran entusiasmo. Allí estaba yo, dibujada por un niño de 7 años.

Al ver mi expresión de felicidad, Alejandro no tardó en abrazarme y repetirme varias veces lo linda que había quedado,

Luego de ese emotivo momento, decidí salir a caminar un poco por el barrio. La silueta que mi sobrino había trazado de mi figura no se apartaba de mi mente, me hizo pensar en la importancia que ha tenido el dibujo para la humanidad, logrando expresar o plasmar una visión propia del universo, "los dibujos" me dije a mí misma, "han funcionado desde siempre como una forma bastante efectiva de comunicación", y eso era precisamente lo que ahora quería, saber cómo me percibía el mundo que me rodeaba.

Segunda figura Mientras reflexionaba sobre la decisión que había tomado, llegué a una de las calles que más me gusta de mi barrio, allí reposa una imagen que jamás olvidaré. Se trata de un grafiti a puro color en donde está dibujado mi rostro, en ese momento recuerdo que su autoría es de Carlos, un amigo con el que compartí una curiosa historia.

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GRAFITI HECHO SOBRE PAPEL por Carlos, joven artista que pinta sus ideas sobre los muros y papel.

Carlos, es un muchacho de "bien", como dirían las abuelitas, es un joven con ímpetu de artista, que lucha, juega y sueña con que el mundo entero conozca sus ideas. A él lo conocí así, caminando por la calle. Recuerdo que eran como las nueve y media de la noche, cuando junto a él se encontraban varios amigos sentados sobre el andén compartiendo un cigarrillo e intentando arreglar el caos general con una sola conversación. Uno de ellos era Juan, mi vecino, a quien conozco prácticamente desde que éramos niños. Juan quería saber acerca del por qué Carlos prefería plasmar su arte en la calle y no en el papel. A esto, él siempre respondía que "el mundo es enorme" y que "el ser humano siempre buscará dejar una marca tan grande como su paso por la Tierra" y como normalmente nadie escucha a nadie, o al menos poca atención le ponen, él decidió que la mejor manera de escribir su historia era haciéndolo sobre una pared. En ese instante la conversación se detuvo. Juan fue presentándome, uno a uno, a todos sus amigos y empezó una vez más la diatriba contra el arte de Carlos. Luego de un tiempo me pidieron la opinión, a lo que respondí que desde mi punto de vista "el grafiti es una manifestación del arte que aunque sea temporal siempre va a tener mucho qué decir", argumento que fue prácticamente agradecido por Carlos. Luego de aquella

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Hoy esa imagen permanece y me alegra el hecho de saber que a diferencia de cualquier otra pared, ésta no ha sido borrada pequeña conversación, pasaron varios días hasta que me sorprendió una llamada. Era Carlos, pidiéndome encarecidamente que nos encontráramos en la misma calle en donde nos habíamos conocido. Extrañada por el motivo de la llamada, colgué sintiéndome un poco desconfiada de lo que quería. Salí de mi casa y llegué rápidamente al lugar del encuentro. Se trataba de una calle pequeña pero bien pavimentada, en donde se encuentra un muro de casi 100 metros de largo que encierra un jardín infantil del Distrito. En ese momento tuve una enorme sorpresa, al ver dibujado mi rostro en esa gran pared, Carlos había hecho un grafiti de mí con muchos colores.


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borrada. Luego de traer a mi memoria tan bonito recuerdo, sigo caminando y regreso a mi casa con toda la intención de buscar más dibujos acerca de mí.

Prueba tres Ya en casa, la sala me recibe con una particular figura. Puesto sobre el sillón principal, yace un recuadro de 20 centímetros de ancho por 30 centímetros de largo, con marcos de madera muy fina. Allí se observa la figura de una mujer con mis rasgos más característicos, pero vestida íntegramente como la "Batichica", la apuesta joven que acompaña a Batman y Robin en sus aventuras. Me detengo frente a ella y la observo detenidamente. Guardo silencio por unos minutos, sonrío y la examino una vez más. Pienso en el trabajo que tuvo que pasar el autor para dibujarla, se nota que el caricaturista algún talento debe tener. La figura en sí misma en muy graciosa y particular, me cuesta trabajo imaginar que alguien puede llegar a verme como una superhéroe. Margarita Escobar, "La Batichica", de solo decirlo me da risa. Una versión más de mí. Esta graciosa interpretación de lo que soy yo, hizo que regresara por un momento a la finca de mis abuelos, donde David Zuleta, un viejo amigo de la casa, dibujante y caricaturista de profesión. Se preparaba para hacer de toda la familia una gran tira cómica. Fue un 15 de diciembre cuando estábamos todos reunidos en familia, los hijos, los nietos y algunos bisnietos, que entre risas y empujones buscábamos que David lograra capturar nuestro mejor ángulo. Armado de su carboncillo y algunos lienzos, el artista se dio a su labor. Todos lo mirábamos quietos pero inquietos a la vez, mientras él reía con cada vistazo que nos daba. Ninguno de nosotros alcanzaba a imaginar lo que sería esa caricatura. Casi una hora después terminó, y mientras todos tomábamos asiento en la sala, él daba sus últimos retoques, su cara reflejaba algo de picardía. Finalmente Zuleta dio a conocer su obra y fue allí cuando se escuchó un ruidoso: "¡Uuuuyyyy!" general, éramos una familia

CARICATURA DE DAVID a la familia Escobar Muñoz, caricaturista profesional especialista en caricaturas sin color.

Sus ojos me miraban expectantes, mientras que los míos maravillados demostraban lo mucho que me había gustado. En ese instante, me acordé de lo que habíamos hablado noches atrás, y confirmé que vale la pena rayar una pared para dejar una huella. Hoy esa imagen permanece y me alegra el hecho de saber que a diferencia de cualquier otra pared, ésta no ha sido

Pienso en el trabajo que tuvo que pasar el autor para dibujarla, se nota que el caricaturista algún talento debe tener. La figura en sí misma en muy graciosa y particular, me cuesta trabajo imaginar que alguien puede llegar a verme como una superhéroe 23


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miraba, me observaba y seguía trazando con gestos firmes lo que capturaba su mirada, era impresionante ver la concentración que alcanzaba a tener, a tal punto, que un movimiento mínimo de mi parte era sancionado con un: "¡Margarita no te muevas!". Después de un largo rato acabó, se limpió las manos con un trapo y luego procedió a mostrármelo. Lo miré, y allí estaba pintada por un artista tradicional, la verdad este dibujo me encantó. Diego, por su parte, a los dos días llegó a mi casa con su computador Apple en sus manos, pidiéndome una foto porque quería trabajar con otra técnica, una que según él, me podría "retratar más fielmente". Para ello, me explicó que existen en el mercado gran número de programas de computadora que se prestan para hacer este tipo de dibujos. Cuando por fin encontré una fotografía que me gustaba, se la acerqué, la tomó y procedió a escanearla. La grabó en el disco duro, abrió un programa y empezó a trabajar. Lo primero que me dijo, fue que lo que iba a hacer lo llamaría: "Dama de fuego", nombre que inmediatamente me impresionó.

DIBUJO DEL RETRATO hecho por Beto, un especialista en retratos con lápiz y carboncillo.

de superhéroes, algo que ninguno de nosotros habría imaginado jamás. En ese momento los niños saltaron de alegría, los jóvenes reían eufóricamente y los mayores, admirados por la calidad del dibujo, halagaban al joven David. Podría decir que esa fue una de las experiencias más divertidas que he tenido con mi familia. Un recuerdo más que me transporta. Cuarta y quinta imagen

Diego, el artista digital, transformó aquella fotografía de una mujer normal en algo totalmente distinto. En el retrato, aparecía una mujer con el cabello en llamas, absolutamente intenso, de un color amarillo bastante fuerte, por todos lados de la figura se desprendía calor, como si estuviera reprimido y de un momento a otro saliera de lo profundo de mi alma. Mi primo en ese instante, me explicó que observa en mí una fuerza y ganas de salir adelante, un ímpetu interior que me permitirá alcanzar todas mis metas. Este artista, entonces, pudo reflejar lo que estaba sintiendo, su concepción era lo que quería reflejar y esa, definitivamente, era la mejor imagen de mí. Así las cosas, la experiencia me permite concluir que la imagen liga a la imaginación en la libre combinación de percepciones. Una imagen sin importar la técnica con la que sea hecha, es el resultado de un proceso de creación. Y eso es lo que nos hace tan espectacularmente humanos, poder representar todo lo que no podemos decir con palabras, haciendo uso nada más, de nuestra infinita imaginación.

Aún con más satisfacción continúo mi tarea, me dirijo hacia el estudio y mientras se enciende el computador, observo el retrato que Beto, el papá de mi primo Diego, me hizo hace algunos días. Juntos, padre e hijo, son artistas en su campo. Beto es profesor de arte y Diego por su lado es diseñador industrial. Hace un par de semanas, le pedí a cada uno por aparte, que hicieran un dibujo sobre mí, quería saber, una vez más, con qué resultaban este par de artistas. Su trabajo y profesionalismo siempre me sorprendían. Y así fue, Beto como todo artista dedicado al rostro humano me hizo un retrato, en el que dejaba ver algunos detalles de sus más originales trazos. Este trabajo fue hecho con lápiz carboncillo, un material bastante apropiado, según él, para "lograr trazos y sombras ideales para un retrato", yo solo sonrío cuando lo escucho hablar en su lenguaje técnico y su pose de gran artista. La tarde que Beto me retrató, su mano se movía con rapidez. Entre sus dedos el carboncillo dibujaba trazos seguros. Me

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DIBUJO DIGITAL realizado por Diego Caro, egresado de la Tadeo y quien decidió llamar su trabajo "dama de fuego".


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