MANUAL URGENTE PARA RADIALISTAS APASIONADAS Y APASIONADOS

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faltarán periodistas que prefieran otro juego, el de barajar las notas y que éstas vayan saliendo en cualquier orden, es decir, en el más completo desorden. Tal indisciplina nada tiene que ver con el profesionalismo. La estructura de los noticieros es circular. Todos, y especialmente los de larga duración, tienen algo de cinta sinfín, de vuelve y vuelve. Y es natural que así sea. Primero, por la oferta: no hay flujo informativo que aguante más de media hora brindando al público noticias frescas realmente importantes. Y segundo, por la demanda: cuando una persona se levanta y prende el radio, su mayor deseo es enterarse cuanto antes de lo que ha pasado en el mundo mientras él dormía. Si los noticieros fueran lineales y no circulares, si las noticias se dieran, como en el bolero, solamente una vez, nuestro radioescucha se vería obligado a acomodarse al ritmo de la radio para obtener una síntesis informativa completa. Lo estaríamos obligando a oírnos de cabo a rabo, cosa que en las agitadas mañanas de la vida moderna casi nadie hace. La cosa es al revés. Hay que acomodar el ritmo del noticiero al de la gente. Aprendí eso en Caracas. Me levanté a las 6:15, me puse a monitorear el informativo de Radio Fe y Alegría, por cierto, de gran calidad técnica y compromiso popular. Yo quería enterarme de la guerra entre Perú y Ecuador. Estaba impaciente. La información nacional era abundante y buena, pero nunca llegaban las internacionales. Me bañé, salí del baño, me vestí, bajé a desayunar arepas con queso, subí al hotel a preparar mis papeles para el taller de radioteatro. Eran ya las siete y todavía no sabía qué estaba pasando entre los hermanos enemigos. Pregunté a Carlos Correa, el director.

—No, vale, es que el bloque internacional va de siete y media a ocho.

Si hablamos de reiteración, reitero que la estructura del noticiero es circular. Esto significa que cada cierto tiempo deben repetirse las noticias más importantes. ¿Cada cuánto tiempo? Eso dependerá de los hábitos de la audiencia y del horario de las emisiones. No es lo mismo el ritmo matutino que el vespertino. Si hablamos de noticieros calientes, en las primeras horas de la mañana, no deberían pasar 20 minutos sin volver a los titulares, sin resumir las principales informaciones. Es el tiempo en que muchos ciudadanos y ciudadanas, agitados y agitadas, se levantan, se alistan, toman el café de pie, mandan los chicos a la escuela y en el minuto 19 ya están saliendo al trabajo. En ese lapso, deben poder percatarse de lo que ha ocurrido en su país y en el mundo. Veamos, entonces, cómo diseñar el noticiero. Podemos abrir con la noticia más importante, pertenezca ésta a cualquier bloque, sea internacional o nacional, sea política o deportiva. Incluso el estado del tiempo, en determinados momentos, puede pasar al primer plano informativo. En un párrafo breve, los locutores dan a conocer esta información, que luego desarrollarán más ampliamente. Algunos ofrecen este primer avance, como buen aperitivo, incluso antes del saludo y la característica del noticiero. Vienen los titulares. Un par de minutos y una docena como máximo. Podemos trabajar el titular clásico, de una línea, donde se propone el extracto de la información. Podemos también ensayar titulares de dos líneas. En la primera, va una frase gancho, ingeniosa. La segunda, más sobria, concreta la información. En la primera tanda de noticias comenzaremos ampliando la principal del día. Luego, pueden venir algunas otras informaciones relacionadas con ésta. O un primer bloquecito de noticias, de cualquier ámbito o temática, según su importancia relativa. Éstos se separan con golpes musicales o tips de identificación del noticiero. Cada 20 minutos, como dijimos, o máximo cada media hora, se repiten los titulares. Se pueden leer todos o centrarse en los que se desarrollarán seguidamente. Es de buena educación periodística no decir un titular que luego, por falta de tiempo o descuido, no se trate.


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