MANUAL URGENTE PARA RADIALISTAS APASIONADAS Y APASIONADOS

Page 203

imprevisible.65 Los flashes son cortos, de pocos segundos. Como su nombre inglés indica —relámpagos— aparecen cuando menos se los espera. Tienen prioridad sobre cualquier otro formato. Ellos dan a conocer los primeros detalles —la primicia— de un hecho noticiable, que será ampliado después, cuando se tengan más datos sobre el mismo. No hay excusa que valga para no sacar al aire, al tiro y al toque, una buena primicia. Conocí hace poco una emisora en la sierra peruana donde el locutor de cabina no daba pase a la unidad móvil porque… ¡aún no había terminado su disco! Y el reportero en la calle, desgañitándose en la marcha de los maestros, y el otro sonso tarareando su baladita. ¿Cómo admitir esas lentitudes? La programación de una radio se interrumpe en cualquier momento y cuantas veces sea necesario para dar una noticia importante. Se tumba el disco, se para una grabación, se le pide permiso al director si está abriendo la boca para comenzar el editorial. Noticia importante. Si alarma a la ciudadanía por un viento, no le creerán cuando haya tempestad. En su afán de ganar la primicia a la competencia, no cometa la torpeza de sacar al aire un rumor. Con tanta agilidad como sensatez, reserve los flashes para noticias de cierto peso y confirmadas. De no ser así, déjelas para el boletín horario. ¿Cuántos flashes se deben sacar por día? Que la realidad responda. Y el sentido común la escuche. Los flashes llegan a la emisora por múltiples caminos: el teletipo, la conexión vía satélite, el Internet, el celular o la móvil. Pero también mediante un papelito arrojado por la ventana, como vi hacer en la campesina Radio Teocelo, de Veracruz. Porque el concepto de primicia es relativo a la audiencia. Si la información salió en España, pero nadie se ha enterado todavía en México, más aún, en la zona de cobertura de mi emisora, la primicia es mía. Es costumbre anteceder los flashes con un pitido de alarma o una ráfaga musical algo enervante. Por ser tan breve el formato, si no estimulamos el tímpano del oyente, corremos el riesgo de que estornude en ese momento y no se entere qué ha pasado. La puntualidad de los boletines Cada hora del día y la noche, puntual como reloj suizo, la radio programa sus boletines de noticias, un resumen breve de la actualidad informativa, con algunas noticias nuevas, otras repetidas y otras ampliadas.66 Un boletín horario no dura más de cinco minutos ni menos de dos. Ese tiempo resulta suficiente para dar a conocer diez o doce noticias concediendo un párrafo a cada una. El locutor o locutora, al final del boletín, remite al noticiero donde se desarrollarán las informaciones ahora sintetizadas. En los boletines no se suelen usar otros recursos que las voces alternadas de dos locutores. Éstos pueden ser los mismos periodistas del departamento de prensa. Muchas emisoras, al inicio y cierre de programación, pautan boletines más extensos, de unos diez minutos, como resumen informativo de la jornada que empieza o termina. Otras, que no cuentan con boletines horarios, recurren a los avances. Estos vienen siendo titulares sin desarrollo posterior. En pocos segundos, tal vez un minuto, una periodista o un locutor anuncia lo que se desarrollará en el noticiero.

65 66

Ángel Faus, La radio: introducción a un medio desconocido. Madrid, 1974, págs. 235-238.

Algunas emisoras lanzan boletines cada media hora. La conveniencia de esta fórmula depende del perfil de la radio, de los recursos humanos con que cuenta, del flujo informativo de la zona y de la agresividad de la competencia.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.