MANUAL URGENTE PARA RADIALISTAS APASIONADAS Y APASIONADOS

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Todo el diálogo saliendo al aire. Y como la voz de la señora me parecía bien sincera, comencé a indagar:

—¿Y sabe usted quién ese chofer? —No, yo no lo conozco. —¿Y no sabe la empresa a la que pertenece ese camión? —No, yo vi al camión bañadito de detergente, sólo eso. —¿Y la patente del camión? —Pero, ¿qué números voy a mirar si era purito detergente que chorreaba? —Al menos sabrá decirme de qué color era el camión. —Amarillo, don Mario —respondió segura—. Amarillo huevo. —Era de esperar, señora —dije con sorna.

Desde la cabina, siempre en vivo y directo, llamo al oficial de carabineros. Había que descubrir al camión y al camionero. —Mire, señor locutor, nosotros no tenemos nada que ver en ese asunto. Eso es cosa de la municipalidad. —Pero esto un delito contra el medio ambiente. —Nosotros sólo podemos actuar si hay una denuncia concreta y puntual. Llamo a la municipalidad. Hablo con el responsable del medio ambiente y echo otra vez el cuento del camión de carbón lavándose en el río Trongol.

—Pero eso no puede ser —me responde incómodo el funcionario. —Pues está siendo —digo yo. —No, eso no puede ser posible. No lo creo. —No lo crea, pero investigue, mi estimado. Aquí en la radio también vamos a tirar del hilo a ver si pescamos algún tiburoncito. Cierro el teléfono. La gente ha oído todo por la radio. Entonces, pido opiniones a los oyentes. ¿Quién conoce al chofer de un camión amarillo? Después de idas y vueltas, de conjeturas y sospechas, llama un vecino que sí sabe: —Ese chofer es Raúl, al que le dicen el chorón —el denunciante baja la voz—. ¿Quiere que le diga la empresa y el número de patente? Después llamaron otros y otras más: —Ese mismo camión lo he visto yo hace un par de domingos haciendo la misma chanchada. El lo lava siempre ahí, río arriba. Además, cuando cortaron los caminos, cuando los estaban reparando, ese choro pasaba por encima de las barreras. —¿Y los carabineros? —Bien, gracias —se burla el oyente—. Ellos veían el abuso y no hacían nada. Cuelgo. Vuelvo a llamar a los carabineros: —Pues vea que ahora sí tengo una denuncia concreta y puntual. —Dígame de qué se trata, señor locutor. —El asunto es… que la denuncia es contra ustedes. Parece que ese camionero no es la primera vez que lava su camión en el río. Y ustedes ven y no hacen nada.


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