DOA Educación Especial, 2015-10-09 Breve relato de actuaciones
CUADERNO DE BITÁCORA IV Montados en el vehículo, observamos que el fresco persiste, los nubarrones no se van, caen gotitas que no mojan del todo y el barro brilla en la ruta. Son las doce y media, el conductor se cala la gorra, conduce con el muchacho que se sienta junto a él en el asiento inventado y la mujer que se ha sentado al otro lado de él, en la ventanilla que Marimar quería para hacer fotos. A aquella no le interesa el barro de la carretera, el paisaje, las aves. Habla no más con voz cantarina, suave; nosotros tratamos de sacar fotos entre las cabezas de ella, del muchacho, del conductor. Sólo está un poco limpio el cristal de delante.
Marco, siempre complaciente, deja un último mensaje al grupo de diez compañeros, el equipo de trauma vía Paco para que traten de llegar con tiempo después de comer al paso del río. Contestan que sí, que lo harán. Nos vamos tranquilos. Marco nos ha invitado a cenar a su casa de San Ignacio a las ocho de la noche a los trece. Piensa llegar a San Ignacio a eso de las tres y dice que ningún problema, le dará tiempo. Comerá, se pasará por la Posta, estará atento a sus hijos, ayudará a su mujer y él solo preparará las patatas cochambambinas y el asado al horno, carne buena, antes sopita de verduras.
Barro, barro, barro, fuera de las dos líneas, pisadas que marcan por donde ir. El lodo brilla, nos cruzamos con un camión, nuestro coche se sale del trazado seco, ha de respetar al grande, se desliza. El conductor, que es muy bueno, se desliza por el barro blando como si condujera por el hielo con ruedas de clavos; las suyas son de tacos. Vuelve pronto al trazado marcado, tiene cara de indígena trinitario y conduce como
Shumacker. Empezamos a llamarle así. Más adelante, un autobús se ha cruzado. Hay unas palas trabajando para desatascarlo. Es domingo pero es importante liberarlo por él y por los demás. Nuestro chofer, con decisión, se sale del trazado con cierta velocidad, se desliza, vuelve al trazado. Es más Shumacker. Ahora conduce cada vez más rápido, más confiado. Ha terminado de hablar, se ha calado la gorra, ha puesto música con canciones con argumento, amar, amar, amor, te dejo, me dejas, no puedo, me voy para sufrir y estar tranquilo, te vienes y resucitará nuestro amor…. Todo esto a todo volumen.