La Voz Católica Marzo 2023

“La cuaresma 2023 sea, pues, un momento especial para tener la experiencia del encuentro con Jesús, y dejando que su palabra, sus signos, su llamado a la conversión, logren permear realmente la vida de cada de uno de quienes deseamos prepararnos de la mejor manera para la gran fiesta de la Pascua.”

† Luis Fernando Rodríguez Velásquez, Arzobispo de Cali

La Cuaresma del encuentro

Este año, la Cuaresma comprende este mes marzo y la primera semana de abril. En medio encontramos dos importantes solemnidades: la de San José, el 19 y la Anunciación del Señor, el 25.

¿Cómo vivir este tiempo de gracia?

Desde tiempo muy antiguo, la cuaresma ha ocupado un lugar preponderante en la vida de la Iglesia. En estos momentos en que se exalta la libertad, resulta que nos vemos atrapados por formas sutiles de esclavitud: estilos de vida, tradiciones, costumbres, dependencias, vicios… cuarentenas, toques de queda, confinamientos… Por eso es necesario volver a mirar e imitar a quien quien pudo afirmar que “la verdad los hará libres” (Jn. 8,31).

En estos momentos en que nos quieren dominar el miedo, la incertidumbre, la enfermedad, las amenazas de guerra… anhelamos recuperar la paz interior y la fortaleza de ánimo.

La cuaresma es “es un tiempo de verdadero cambio y renovación, tiempo para volver a respirar a pleno pulmón, tiempo para poner en orden tantas confusiones, para entablar relaciones auténticas, para establecer diálogos rotos… todo para llegar a la salvación” (Lectio Divina, Ed. Verbo Divino. Vol. 3, pg. 6).

Por eso durante la cuaresma y su liturgia, Dios se hace el encontradizo.

Cada uno de los ciclos cuaresmales nos proponen un tema central y didáctico. Veamos el ciclo A que corresponde a este año 2023, que tiene como eje central, el anuncio del itinerario bautismal. Este es un tiempo especial para poner la mirada en las profundidades de nuestro bautismo.

El 1er domingo es el del encuentro de Jesús con Satanás en el desierto. Nos tenemos que preparar para la lucha que debemos tener ante las tentaciones, presentadas hoy de manera hábil como lo bueno y hace plenamente feliz. Cristo vence las tentaciones. Él nos enseña a vencerlas.

El 2º domingo es el encuentro de Jesús con el Padre en la transfiguración, donde el Padre proclama a Jesús como

Hijo amado; donde se revela el misterio de la cruz; El Padre cumple su pacto de amor enviando a su Hijo amado. Con esta revelación en el monte Tabor, Jesús pretende arrebatar a los discípulos el escándalo de la cruz y darles fuerza para los momentos de prueba y dolor.

El 3er domingo es el del encuentro de Jesús con la mujer Samaritana. Aquí Jesús se presenta como la figura del nuevo templo; a él se le debe adorar en espíritu y en verdad. Se introduce directamente en el misterio del agua que calma la sed definitiva: el agua que da vida. El agua bautismal.

El 4º domingo es el del encuentro de Jesús con el ciego de nacimiento. En este sacramento admirable, puerta a la vida sacramental de la Iglesia, el bautizado es liberado de las tinieblas y es llamado a vivir como hijo de la luz.

El 5º domingo es el del encuentro con Marta y María y la resurrección de su hermano Lázaro. Es el preludio de la resurrección de Jesucristo, que en relación con el bautismo, es la muestra de cómo este sacramento nos hace pasar de la muerte a la vida.

La cuaresma 2023 sea, pues, un momento especial para tener la experiencia del encuentro con Jesús, y dejando que su palabra, sus signos, su llamado a la conversión, logren permear realmente la vida de cada de uno de quienes deseamos prepararnos de la mejor manera para la gran fiesta de la Pascua.

Hemos de ser solidarios, a través del encuentro con el pobre y necesitado. La Campaña de Comunicación Cristiana de bienes, así como los actos de penitencia, ayuno, oración y limosna, broten de un corazón que sabe que a través de ello se purifican los corazones y hacemos extensivo el encuentro de Jesús con los más pobres y desvalidos de la tierra.

Si salimos al encuentro de Jesús, y la vez nos dejamos encontrar por Él, nuestra vida de bautizados resplandecerá. Tenemos que dejar de ser ser bautizados de título, para serlo de vida, en Cristo.

Por: † Monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez Arzobispo de Cali

Cuaresma y Pascua

Pbro. Germán Martínez R. Vicario Episcopal de Educación

Los Padres de la Iglesia, tanto en oriente como en occidente, señalaron la importancia espiritual de la Cuaresma y de la Pascua. San Ambrosio afirma: “Recuerda cómo en este número de días las aguas del diluvio llenaron la tierra, el profeta Elías se santificó con el ayuno, el santo Moisés mereció recibir la Ley y los padres del desierto vivieron con el pan de los ángeles” (Exposición del Evangelio según san Lucas IV, 15).

A san Agustín le gustaba escribir su teología de la historia, no sólo oponiendo los siete días de la semana (imagen del tiempo presente), al día octavo (imagen de la eternidad), sino que también contrastaba los cuarenta días de la preparación a la Pascua con los cincuenta días que seguían a la resurrección del Señor: “En este número de cuarenta días hay una realidad misteriosa, este número simboliza la vida presente que ahora estamos recorriendo y viviendo. Nos empuja y arrastra el tiempo diario, la inestabilidad de las cosas y la Iglesia nos exhorta a moderar los anhelos del mundo: esto significa el ayuno de cuarenta días. Así lo hicieron Moisés, Elías y el mismo Cristo. En cambio, el número cincuenta simboliza el tiempo de aquella alegría que nadie nos podrá quitar (Juan 16,22)”. Esta

visión teológica de la historia, simbolizada respectivamente por los cuarenta y los cincuenta días, nos invita a dejarnos guiar por el Espíritu, para caminar con el Señor en el desierto y experimentar que sólo Él sostiene nuestra existencia. Con la Pascua se “abre el mar” para permitir “el paso” del pueblo de Dios. En esta experiencia viva, que es también la nuestra y la de la Iglesia, Dios el Señor, sale garante de su pueblo, lo libra de la esclavitud y abre un camino pascual de vida. Todos conocemos la respuesta de aquel pueblo: murmuraron, tentaron a Dios, renegaron. Por eso, la carta a los Hebreos proclama que ha llegado el tiempo de un nue

vo éxodo. Dios ofrece un nuevo “hoy” de salvación (4, 6-7).

Este “hoy” ha llegado a nosotros con Jesucristo. El Señor Resucitado nos llama a participar de nuevo en el hoy pascual, en el nuevo éxodo, saliendo de nosotros mismos, participando de la vida inmortal que Jesucristo nos da por su pasión, muerte y resurrección. El ayuno, la oración y la limosna son las maneras concretas de participar y vivir estos tiempos de gracia, perdón y salvación. Se ayuna para ayudar; se ora para combatir contra todo lo que nos separa de Dios y de los demás; se comparte lo poco o mucho que tenemos para hacer realidad la solidaridad de unos con otros.

y Pascua son tiempos fuertes, tiempos de conversión, tiempos de silencio, tiempos de celebración de la vida que Dios nos regala en abundancia para ponerla al servicio de los demás. No echemos en saco roto estos tiempos litúrgicos. “Madre de Dios y Virgen, El que reina sobre todo lo creado se encarnó en tu seno y, después de haber sufrido la muerte en cruz, se levantó como Dios omnipotente haciéndonos resucitar con Él. Como la reina Ester, sé tú nuestra mediadora de vida” (Oración mariana de la Liturgia bizantina).

“Cuaresma y Pascua son tiempos fuertes, tiempos de conversión, tiempos de silencio, tiempos de celebración de la vida”

Cristo Resucitado nos llama a participar de nuevo en el hoy pascual

Por:

Vicaría para el Servicio del Desarrollo Humano Integral

Soñar no cuesta nada

Hay un eslogan que dice “marzo con M de mujer”, que nos recuerda que en este mes se conmemora el día internacional de la mujer trabajadora.

Esta fecha es una oportunidad para las mujeres le recuerden a la sociedad la urgencia de velar por su dignidad, por la equidad e igualdad de oportunidades y por la seguridad, puesto que cada día las cifras de mujeres asesinadas, golpeadas, abandonadas y excluidas va en aumento.

Como mujer, quisiera escribir siempre sobre todo lo que nos afecta, especialmente por nuestra condición de mujer, pero esta vez quiero contarles una idea que ronda por mi cabeza desde mi fe, como mujer cristiana.

¿Por qué no pensarnos en una pastoral para la mujer, así como existe la pastoral juvenil, o la de los trabajadores, la pastoral migrante, la pastoral social, la pastoral penitenciaria, entre otras? Alguien dirá: “si ya las mujeres participan en todas ellas”, sí, muy cierto, ellas están entre el grupo poblacional que atiende cada pastoral.

Las mujeres estamos incluidas en todo el quehacer de la Iglesia, además de ser fieles y de recibir las enseñanzas de la fe, participamos en la Eucaristía, en los grupos apostólicos, en las tareas que la iglesia tiene en sus diversos organismos, eso es un hecho, no es un secreto que el mayor porcentaje de fieles son mujeres, el mismo Papa Francisco nos dice que “en la historia de la salvación es una mujer la que acoge el Verbo; y también son las mujeres las que cuidan en la noche oscura la llama de la fe, las que esperan y proclaman la Resurrección. La realización alegre y profunda de la mujer se centra en estos dos actos: la acogida y el anuncio. Las mujeres son protagonistas de una Iglesia en salida, a través de la escucha y el cuidado de las necesidades de los demás, y con una marcada capacidad de sostener dinámicas de justicia, en los diferentes ambientes sociales en los que se encuentran trabajando”.

Es importante destacar que nuestra Iglesia particular de Cali hace una clara opción pastoral por la mujer, reconoce, en especial desde su acción social, la realidad de las mujeres, la situación de pobreza, de desigualdad, de injusticia, de violencia y de discriminación y busca

de una u otra forma acompañarlas en este camino de empoderamiento.

La idea de conformar una pastoral de la mujer en primer lugar se apoya, en las palabras que precisamente el ocho de marzo del año 2022, hizo La Conferencia Episcopal Latinoamericana CELAM, desde su departamento de Desarrollo Humano Integral y Solidario: “El magisterio de la Iglesia latinoamericana y caribeña ha registrado, de diversas formas, la necesidad de reconocer y promover el protagonismo de la mujer en la sociedad como en la vida de la Iglesia” además afirma que “en esta hora de América Latina y el Caribe, urge escuchar el clamor, tantas veces silenciado, de mujeres que son sometidas a muchas formas de exclusión y de violencia en todas sus formas y en todas las etapas de sus vidas”, además llamó la atención sobre la situación de las mujeres pobres, indígenas y afroamericanas, quienes han padecido históricamente “una doble marginación”. De ahí que el Documento de Aparecida reconociera el imperativo de dar a la mujer el lugar que le corresponde en nuestro continente, pues “urge que todas las mujeres puedan participar plenamente en la vida eclesial, familiar, cultural, social y económica, creando espacios y estruc-

turas que favorezcan una mayor inclusión” (DAp 454).

Es importante también, para comprender la importancia de tener una pastoral especializada de la mujer, es mirar y estudiar la visión sociológica de las problemáticas de las

mujeres, los planteamientos de las ciencias humanas y las aportaciones de grupos feministas, especialmente los más afines en la coincidencia de valores y objetivos para establecer con mayor claridad la reflexión teológica y promover una eficaz acción pastoral.

Me sueño con una pastoral que abra los espacios de reflexión y busque los caminos para fortalecer el rol de la mujer en la Iglesia y en la sociedad, será esta pastoral para nosotras las mujeres de cualquier edad, raza, condición social, educación y político, un símbolo de crecimiento espiritual y personal que busca el bienestar de la mujer, de la familia y de la comunidad. Que a través de todas las acciones que se propongan, llegar al corazón de la sociedad y en particular de las mujeres de esta iglesia particular, valorando su dignidad, devolviéndoles su autoestima, potenciando sus capacidades y destrezas y llenándolas del amor de Dios en sus vidas. Las comunidades religiosas femeninas, tienen un potencial ya muy establecido, pues ellas conocen a fondo todo lo que como mujeres nos atañe y saben lo que Dios quiere para nosotras y el papel fundamental que desempeñamos en la Iglesia, ellas estarían llamadas a dar el paso hacia la conformación y consolidación de esta propuesta.

¡Soñar no cuesta nada!, pero Dios nos va iluminando para seguir trabajando por el Reino de Dios y hacer tangible la Palabra “¡Ay de mí, si no anuncio el Evangelio!” (1Cor 9,16), como lo expresa nuestro arzobispo en su Carta Pastoral y qué mejor desde una pastoral especializada.

“Nuestra Iglesia particular de Cali hace una clara opción pastoral por la mujer”

Por: Adriana Lozada Vidal Vicaría para el Servicio del Desarrollo Humano Integral

y

Derechos humanos, dignidad humana

Históricamente se ha planteado que el hombre es un ser social, es decir, que necesita del otro para su desarrollo. Desde el momento en que el bebé nace necesita de la madre para su sobrevivencia, así sucesivamente a través de su crecimiento hasta llegar a la adultez, de tal forma, en ese mutuo relacionamiento con el otro se han ido construyendo las sociedades, se hace relevante entonces, referirse acerca de un concepto valioso para la humanidad, los derechos humanos.

Pues bien, al hablar de los derechos humanos se debe partir de su base, del todo universal, donde se resalta que todos los seres humanos como tales son ciudadanos del mundo y cuentan con un derecho irreductible, la dignidad humana, es desde aquí donde, algunos teóricos plantean, se basan los derechos humanos y el desarrollo del hombre en sociedad.

“El hombre sólo puede realizarse dentro de la comunidad social, y esta comunidad no tiene otro fin que servir a la persona. El fin de la comunidad es la realización de una obra en común, y ésta consiste en que cada hombre viva como persona; es decir, con dignidad humana.” (Carpizo. 2011)

Así pues, la dignidad humana dota al hombre de libertad e igualdad y no desde el individualismo sino en el reconocimiento del otro como igual que también cuenta con dignidad, así mismo, permite una exigencia ante el Estado de salvaguardar su dignidad humana y en ese sentido los derechos con que cuenta como ser pensante y sintiente.

Ahora bien, se sabe que a través de la historia ha habido innumerables atropellos contra los derechos humanos no solamente por actores al margen de la ley sino también por los mismos sistemas de gobierno, es decir, aquel que debería de velar por el cumplimiento de los derechos humanos sin excepción alguna y claramente Colombia no es la excepción a estos hechos.

Han sido muchos los años en que el pueblo colombiano ha tenido que sufrir los ultrajes de actores que le han arrebatado la dignidad a los más indefensos y que nada han tenido que ver con una guerra inhumana, más que tener la desdicha de haber estado ubicados donde los armados decidieron llegar tomar todo e irse, donde quienes debieron proteger incrimina-

ron y señalaron permaneciendo únicamente el desalojo, el miedo y el dolor, donde los más olvidados han quedado en medio de las balas como peones ante el forcejeo del más fuerte, despojados de sus territorios, del derecho a la vida digna. Sin embargo, no son los únicos que han golpeado fuertemente los derechos humanos, siendo que el Estado históricamente y de formas amarillistas, déspotas y sangrientas han acabado con la vida y la humanidad de su propio pueblo.

Entra aquí, una tarea importante para el actual gobierno y los que están por venir y es el tratar de devolver aquello que le fue arrebatado a los miles y millones de desaparecidos, torturados y ultrajados por una guerra que no les concernía, el derecho a la verdad, a la palabra, a la ensoñación y es que hemos pensado en los derechos humanos en el marco únicamente de lo legal, lo cual, no está mal, pero debemos ir más allá y esta es una tarea de los académicos, del gobierno, de la sociedad civil. Debemos preguntarnos por esos Derechos Humanos que enmarcan la emoción, la ilusión del diario vivir desde la fuerza y el empoderamiento de los territorios y de la sociedad en general.

En la misma línea, se puede hacer referencia al llamado que hace el Papa Francisco a la ONU a realizar una reforma que permita hablar de una verdadera unidad de las naciones, pues esta organización como principal promotora de los derechos humanos debe apuntar hacia un multilateralismo en acción por la protección de los mismos.

De igual forma, como iglesia se ha tenido un papel muy importan-

te en el respeto y cumplimiento de los derechos humanos y es que día a día se vela por la paz, la reconciliación y la no repetición de la deshumanización. Históricamente y aún hoy, la iglesia católica ha luchado por el respeto de la dignidad humana, sin distinción alguna y es que no se trata de los calificativos de buenos o malos sino de la igualdad y la equidad teniendo en cuenta que “todos somos iguales en Cristo” y es Él quien manda al respeto y al cuidado del otro, siendo Jesús el principal ejemplo

de defensor de los derechos humanos. Como iglesia se tiene la tarea día a día de fomentar la protección de los derechos humanos, en el cuidado y la protección de la dignidad del prójimo. Bibliografía.

Carpizo. 2011. Los derechos humanos: naturaleza, denominación y características.

https://www.scielo.org.mx/ scielo.php?script=sci_arttext&pid=S140591932011000200001#nota Cuestiones Constitucionales, No. 25. Ciudad de México.

La Iglesia católica continúa luchando por el respeto de la dignidad humana

Mensaje del Santo Padre Francisco para la Cuaresma 2023

Queridos hermanos y hermanas: Los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas concuerdan al relatar el episodio de la Transfiguración de Jesús. En este acontecimiento vemos la respuesta que el Señor dio a sus discípulos cuando estos manifestaron incomprensión hacia Él. De hecho, poco tiempo antes se había producido un auténtico enfrentamiento entre el Maestro y Simón Pedro, quien, tras profesar su fe en Jesús como el Cristo, el Hijo de Dios, rechazó su anuncio de la pasión y de la cruz. Jesús lo reprendió enérgicamente: «¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres» (Mt 16,23). Y «seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado» (Mt 17,1).

El evangelio de la Transfiguración se proclama cada año en el segundo domingo de Cuaresma. En efecto, en este tiempo litúrgico el Señor nos toma consigo y nos lleva a un lugar apartado. Aun cuando nuestros compromisos diarios nos obliguen a permanecer allí donde nos encontramos habitualmente, viviendo una cotidianidad a menudo repetitiva y a veces aburrida, en Cuaresma se nos invita a “subir a un monte elevado” junto con Jesús, para vivir con el Pueblo santo de Dios una experiencia particular de ascesis.

La ascesis cuaresmal es un compromiso, animado siempre por la gracia, para superar nuestras faltas de fe y nuestras resistencias a seguir a Jesús en el camino de la cruz. Era precisamente lo que necesitaban Pedro y los demás discípulos. Para profundizar nuestro conocimiento del Maestro, para comprender y acoger plenamente el misterio de la salvación divina, realizada en el don total de sí por amor, debemos dejarnos conducir por Él a un lugar desierto y elevado, distanciándonos de las mediocridades y de las vanidades. Es necesario ponerse en camino, un camino cuesta arriba, que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración, como una excursión por la montaña. Estos requisitos también son importantes para el camino sinodal que, como Iglesia, nos hemos comprometido a realizar. Nos hará bien reflexionar sobre esta relación que existe entre la ascesis cuaresmal y la experiencia sinodal. En el “retiro” en el monte Tabor, Jesús llevó consigo a tres discípu-

los, elegidos para ser testigos de un acontecimiento único. Quiso que esa experiencia de gracia no fuera solitaria, sino compartida, como lo es, al fin y al cabo, toda nuestra vida de fe. A Jesús hemos de seguirlo juntos. Y juntos, como Iglesia peregrina en el tiempo, vivimos el año litúrgico y, en él, la Cuaresma, caminando con los que el Señor ha puesto a nuestro lado como compañeros de viaje. Análogamente al ascenso de Jesús y sus discípulos al monte Tabor, podemos afirmar que nuestro camino cuaresmal es “sinodal”, porque lo hacemos juntos por la misma senda, discípulos del único Maestro. Sabemos, de hecho, que Él mismo es el Camino y, por eso, tanto en el itinerario litúrgico como en el del Sínodo, la Iglesia no hace sino entrar cada vez más plena y profundamente en el misterio de Cristo Salvador.

Y llegamos al momento culminante. Dice el Evangelio que Jesús «se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz» (Mt 17,2). Aquí está la “cumbre”, la meta del camino. Al final de la subida, mientras estaban en lo alto del monte con Jesús, a los tres discípulos se les concedió la gracia de verle en su gloria, resplandeciente de luz sobrenatural. Una luz que no procedía del exterior, sino que se irradiaba de Él mismo. La belleza divina de esta visión fue incomparablemente mayor que cualquier esfuerzo que los discípulos hubieran podido hacer para subir al Tabor. Como en cualquier excursión exigente de montaña, a medida que se asciende es necesario mantener la mirada fija en el sendero; pero el maravilloso panorama que se revela al final, sorprende y hace que valga la pena. También el proceso sinodal

parece a menudo un camino arduo, lo que a veces nos puede desalentar. Pero lo que nos espera al final es sin duda algo maravilloso y sorprendente, que nos ayudará a comprender mejor la voluntad de Dios y nuestra misión al servicio de su Reino.

La experiencia de los discípulos en el monte Tabor se enriqueció aún más cuando, junto a Jesús transfigurado, aparecieron Moisés y Elías, que personifican respectivamente la Ley y los Profetas (cf. Mt 17,3). La novedad de Cristo es el cumplimiento de la antigua Alianza y de las promesas; es inseparable de la historia de Dios con su pueblo y revela su sentido profundo. De manera similar, el camino sinodal está arraigado en la tradición de la Iglesia y, al mismo tiempo, abierto a la novedad. La tradición es fuente de inspiración para buscar nuevos caminos, evitando las tentaciones opuestas del inmovilismo y de la experimentación improvisada.

El camino ascético cuaresmal, al igual que el sinodal, tiene como meta una transfiguración personal y eclesial. Una transformación que, en ambos casos, halla su modelo en la de Jesús y se realiza mediante la gracia de su misterio pascual. Para que esta transfiguración pueda realizarse en nosotros este año, quisiera proponer dos “caminos” a seguir para ascender junto a Jesús y llegar con Él a la meta.

El primero se refiere al imperativo que Dios Padre dirigió a los discípulos en el Tabor, mientras contemplaban a Jesús transfigurado. La voz que se oyó desde la nube dijo: «Escúchenlo» (Mt 17,5). Por tanto, la primera indicación es muy clara: escuchar a Jesús. La Cuaresma es un tiempo de gracia en la medida en que escuchamos a Aquel que nos habla. ¿Y cómo nos

habla? Ante todo, en la Palabra de Dios, que la Iglesia nos ofrece en la liturgia. No dejemos que caiga en saco roto. Si no podemos participar siempre en la Misa, meditemos las lecturas bíblicas de cada día, incluso con la ayuda de internet. Además de hablarnos en las Escrituras, el Señor lo hace a través de nuestros hermanos y hermanas, especialmente en los rostros y en las historias de quienes necesitan ayuda. Pero quisiera añadir también otro aspecto, muy importante en el proceso sinodal: el escuchar a Cristo pasa también por la escucha a nuestros hermanos y hermanas en la Iglesia; esa escucha recíproca que en algunas fases es el objetivo principal, y que, de todos modos, siempre es indispensable en el método y en el estilo de una Iglesia sinodal.

Al escuchar la voz del Padre, «los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor. Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: “Levántense, no tengan miedo”. Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo» (Mt 17,6-8). He aquí la segunda indicación para esta Cuaresma: no refugiarse en una religiosidad hecha de acontecimientos extraordinarios, de experiencias sugestivas, por miedo a afrontar la realidad con sus fatigas cotidianas, sus dificultades y sus contradicciones. La luz que Jesús muestra a los discípulos es un adelanto de la gloria pascual y hacia ella debemos ir, siguiéndolo “a Él solo”. La Cuaresma está orientada a la Pascua. El “retiro” no es un fin en sí mismo, sino que nos prepara para vivir la pasión y la cruz con fe, esperanza y amor, para llegar a la resurrección. De igual modo, el camino sinodal no debe hacernos creer en la ilusión de que hemos llegado cuando Dios nos concede la gracia de algunas experiencias fuertes de comunión. También allí el Señor nos repite: «Levántense, no tengan miedo». Bajemos a la llanura y que la gracia que hemos experimentado nos sostenga para ser artesanos de la sinodalidad en la vida ordinaria de nuestras comunidades.

Queridos hermanos y hermanas, que el Espíritu Santo nos anime durante esta Cuaresma en nuestra escalada con Jesús, para que experimentemos su resplandor divino y así, fortalecidos en la fe, prosigamos juntos el camino con Él, gloria de su pueblo y luz de las naciones.

Roma, San Juan de Letrán, 25 de enero de 2023, Fiesta de la Conversión de san Pablo Francisco

En esta Cuaresma 2023, fortalezcámonos en la fe y caminemos junto a Jesús

Ascesis cuaresmal, un camino sinodal

Sinodalidad con “S” de solidaridad

Por: Pbro. Dagoberto Cárdenas Vicario Episcopal para el Servicio del Desarrollo Humano Integral

Se inició el pasado 22 de febrero el tiempo de la Cuaresma, momento especial para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado. Así mismo es un alto en nuestra vida para que de manera individual meditemos y reflexionemos sobre nuestro actuar como fieles cristianos en este ambiente sinodal.

Este año 2023, el Papa Francisco en su mensaje para esta Cuaresma nos presenta dos caminos para nuestra transformación: el camino cuaresmal y el sinodal ambos nos permiten “subir junto a Jesús y con Él llegar a la meta: escucharlo y afrontar la realidad con sus luchas cotidianas, sus dificultades y contradicciones”, son dos rutas que traen su novedad y es en sí, una invitación necesaria a la Transfiguración tanto personal como eclesial, como la ocurrida en el monte Tabor. Expresa el Papa que “el Señor nos toma consigo y nos lleva a un lugar apartado. Aun cuando nuestros compromisos diarios nos obliguen a permanecer allí donde nos encontramos habitualmente, viviendo una cotidianidad a menudo repetitiva y a veces aburrida, en Cuaresma se nos invita a ‘subir a un monte elevado’ junto con Jesús, para vivir con el Pueblo santo de Dios una experiencia particular de ascesis”.

Insiste el Papa Francisco en lo importante, urgente y necesario que es “ponerse en camino, un camino cuesta arriba, que requiere esfuerzo, sacrificio y concentración, como una excursión por la montaña”, y nos insiste en “dejarnos conducir por Él a un lugar desierto y elevado, distanciándonos de las mediocridades y de las vanidades”.

Si esto nos lo permitimos

y dejamos actuar a Jesús, si nos ponemos en camino, podremos entre todos, transformar tantas violencias que se viven en nuestros barrios, y de esta manera, poder vivir el verdadero desarrollo.

La invitación que nos hace el Papa en últimas, es que nos “dejemos conducir por Jesús como lo hicieron sus tres discípulos al monte Tabor porque al final el maravilloso panorama que se revela, sorprende y hace que valga la pena”. Esto no es fácil, nos advierte el Papa: “es a menudo un camino arduo, lo que a veces nos puede desalentar”. Pero, continúa el Sumo Pontífice, “lo que nos espera al final es sin duda algo maravilloso y sorprendente, que nos ayudará a comprender mejor la voluntad de Dios y nuestra misión al servicio de su Reino”.

Por otro lado, la Cuaresma es un tiempo que nos impulsa no solo a pensar en quienes más sufren, porque en ellos vemos el rostro de Jesús sufriente, sino en la necesidad de hacer tangible la solidaridad, la fraternidad y la acogida como camino sinodal; quien no se abre a los demás, no vive realmente la pascua del Señor. La práctica de la caridad, por tanto, se convierte en un eje fundamental para hacer verdaderamente un camino sinodal.

Nuestra Iglesia particular de Cali como cada año, promueve la Campaña de Comunicación Cristiana de Bienes, la cual se lanza en el marco de la celebración del

Miércoles de Ceniza y finaliza el Jueves Santo, día especial del amor y la caridad, y es allí, donde la Iglesia nos invita a seguir el ejemplo de Jesús que compartió todo su ser, nos entregó su cuerpo y su sangre y nos invita hacer lo mismo con los demás.

Este año la Conferencia Episcopal de Colombia ha escogido como lema “Es el tiempo de la solidaridad y la esperanza”, por tanto, si extendemos de corazón la mano a nuestros hermanos, se hará concreta la verda-

dera sinodalidad, que nos conduce a la esperanza de crecer como cristianos y como sociedad.

El señor Arzobispo de Cali, en carta enviada a las parroquias, los organismos e instituciones arquidiocesanas expresa que “los recursos que se recojan en este año serán destinados a todas las obras sociales de la Arquidiócesis de Cali, especialmente en situaciones urgentes e imprevistas ya sea causadas por la naturaleza, por la violencia o por

las situaciones de coyuntura, que nos exigen siempre una respuesta inmediata”.

No olvidemos que la Cuaresma es un tiempo para renovar la fe, aumentar la esperanza y vivir la caridad, que, a su vez, suscita el vínculo de la cooperación y de la comunión, es decir, la Sinodalidad; no olvidemos que la caridad es el impulso del corazón que nos hace salir de nosotros mismos y nos lleva a abrazar al que sufre y caminar junto a él hacia el encuentro con Jesús Resucitado. Invitamos a toda la feligresía a unirse esta iniciativa durante este tiempo y a entregar dicha ofrenda el Jueves Santo en cada una de sus parroquias, o consignando en el Banco de Occidente - cuenta corriente No. 001148-337 – Titular: Arquidiócesis de Cali.

Por último, junto al Papa Francisco, nuestra Iglesia Particular de Cali en este tiempo cuaresmal y sinodal nos insiste que “bajemos a la llanura y que la gracia que hemos experimentado nos sostenga para ser artesanos de la sinodalidad en la vida ordinaria de nuestras comunidades”.

Ejercitemos la solidaridad, la fraternidad y la acogida en nuestro camino sinodal

Catequesis para Cuaresma y Pascua 2023

Somos Pueblo de Dios

Objetivo: Reconocer que la Iglesia es Pueblo de Dios, que guiado por la fuerza del Espíritu Santo camina hacia la salvación y tiene como tarea continuar con la edificación del Reino de Dios.

Empezamos proclamando un pasaje de la Sagrada Escritura, del libro del Deuteronomio: “Cuando se cumplan en ti todas estas palabras -la bendición y la maldición que te he propuesto- y las medites, viviendo entre los pueblos adonde te expulsará el Señor, tu Dios, te convertirás al Señor, tu Dios; escucharás su voz, lo que yo te mando hoy, con todo el corazón y con toda el alma, tú y tus hijos. El Señor, tu Dios, cambiará tu suerte compadecido de ti; el Señor, tu Dios, VOLVERÁ Y TE REUNIRÁ sacándote de todos los pueblos por donde te dispersó; aunque tus dispersos se encuentren en los confines del cielo, el Señor, tu Dios, te REUNIRÁ, te recogerá allí; el Señor, tu Dios, te traerá a la tierra que habían poseído tus padres y tomarás posesión de ella; te hará el bien y te hará crecer más que tus padres; el Señor, tu Dios, circuncidará tu corazón y el de tus descendientes para que ames al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma, y así vivas” (30, 1-6).

El libro del Deuteronomio contiene unos discursos, unas palabras últimas que dirige Moisés, el gigante que salió de Egipto a recorrer su carrera y la termina en la cumbre de un monte, sin entrar en la tierra prometida. Moisés enseña a un pueblo reunido por Dios la Ley revelada; lucha contra el olvido, el cansancio, la desesperanza. Moisés renueva la alianza, recoge las leyes, pone en frente del pueblo la gran decisión de su historia de salvación. Dios es siempre quien reúne a su pueblo. Nunca se dice que Israel se reuniera por sí mismo. Al igual que la salida de la esclavitud en Egipto fue una obra de Dios, así también el final del exilio (después de la deportación en Babilonia, acontecimiento que fue “leído” como castigo por las infidelidades de Israel) fue únicamente obra de Dios.

Pausa: Si los que están reunidos para esta catequesis tienen un buen conocimiento de la Historia de la Salvación pueden brevemente recordar sus etapas principales: Tradiciones orales en familias, tribus, santuarios. Monarquía unida (Saúl, David, Salomón). Los dos reinos (Judá al sur, Israel al norte). Exilio. Época persa. Época

helenística. Romanos. Nacimiento del Salvador. Evitando el peligro de convertir la catequesis en una clase técnica, aburrida y compleja.

Un gran salto: Nos debe poner a pensar el hecho de que cuando CELEBRAMOS LA EUCARISTÍA, en la bella plegaria eucarística tercera se dice desde el comienzo: “Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo Y CONGREGAS A TU PUEBLO SIN CESAR para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin mancha desde donde sale el sol hasta su ocaso”.

Punto clave para meditar y retener: El pueblo de Dios no es una dimensión natural; sólo vive de la libre elección de Dios y de la fe en la promesa de Dios. Un personaje del Nuevo Testamento nos puede ayudar a entender esta afirmación: Juan Bautista. ¿Por qué se va al desierto? ¿Por qué convoca a Israel hacia sí al desierto y no aparece en las ciudades y aldeas, como Jesús hará poco después? ¿Por qué conduce al pueblo a las aguas de Jordán? Respuesta: Porque el Bautista quiere volver al principio del desierto bíblico para que el pueblo aprenda de nuevo A CONFIAR EN SU DIOS; y quiere llevarlo otra vez desde el desierto a través de las aguas del Jordán a la frontera de la tierra prometida. Entra para todos nosotros aquí EL SIGNIFICADO PROFUNDO DEL BAUTISMO SACRAMENTO. Nuestro bautismo ES UNA RUPTURA CON TODO EL PASADO, ES ENTRADA EN LA TIERRA DE LA PROMESA, ES INCORPORACIÓN A LA NUEVA SOCIEDAD DE LA IGLESIA. El bautismo hace visible el hecho de que nadie puede ser generado de modo natural para la Iglesia. Se es cristiano en virtud de la elección

libre y gratuita de Dios y de la decisión de la fe como respuesta libre de cada persona.

Los invitamos a leer el documento del vaticano II Lumen Gentium 9 que nos ayudará a profundizar sobre nuestro ser Iglesia.

1ª. CREO EN LA IGLESIA...

Así decimos cada domingo, al recitar el Credo. Pero ¿cuál es el contenido profundo de esa afirmación de fe?

Dios se busca, de entre todas las naciones de la tierra, un pueblo único, con la intención de hacer de este pueblo un signo visible de la salvación. Por consiguiente, según la teología bíblica, Dios sigue un camino sorprendente para implantar su soberanía definitiva: comienza de una forma muy humilde: en una familia, con Abrahán, con un clan, con un grupo, con un pequeño pueblo. Gracias a la pedagogía divina, soberanía de Dios no significa violencia sobre el mundo, sino llamada a la libertad; un llamamiento, incluso una seducción a seguir el ejemplo de aquellos que fueron llamados en primer lugar. Jesús de Nazaret continúa esa interpretación profética de la historia de Dios con el mundo, esa visión de la historia de la elección de Israel. Jesús de Nazaret establece la vinculación del Reino de Dios con la comunidad de sus discípulos. Los doce representan simbólicamente la totalidad de Israel, llamados a una conversión radical, a un nuevo orden de vida, reunión en una comunidad de hermanos y hermanas, comunidad que es figura del pueblo de Dios definitivo (leer Deuteronomio 7, 6-8).

En la confesión de Pedro, en Mateo 16, se habla inmediatamente de la Iglesia: “Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia...”, y se agrega que las puertas de la muerte no

prevalecerán sobre ella. Significa que la Iglesia es el espacio sobre el que la muerte no puede triunfar, porque se trata de la morada del Dios vivo, quien, en su Hijo, está en medio de nosotros. La Iglesia de Jesucristo participa pues de la misma vitalidad del Hijo de Dios. Su victoria sobre la muerte se irradia sobre la Iglesia y sobre quienes son parte de ella. ¿Cómo se hace realidad eso? La respuesta suena así: POR EL BAUTISMO. En realidad, el bautismo es una ACCIÓN TOTAL DE LA GRACIA, que se regala al neófito sin merecimiento propio. Los bautizados participan ya del mundo nuevo que ha comenzado con Jesús: “El que está en Cristo es una criatura nueva; lo viejo ya pasó y ha aparecido lo nuevo” (2 Corintios 5,17). Bautismo y Reino de Dios tienen en común la muerte de Jesús. Aceptar el Reino de Dios es siempre un sufrir, y todavía un “morir”. Ser bautizado es morir con Cristo. Pablo lo formula de manera insuperable en 1 Corintios 15, 3-5 (leer). Allí, el bautismo no es un despegue moral, ni tampoco un acto de heroísmo, sino un introducirse en algo nuevo que está fuera de la existencia anterior del candidato al bautismo y que él nunca podrá producir por sí mismo. Los bautizados se encuentran no con un mito, sino con la figura histórica de Jesús, el Mesías, su evangelio, su praxis del Reino de Dios, su muerte y su resurrección (el recién fallecido Papa emérito, Benedicto XVI, comenzaba así su gran encíclica Deus Caritas est: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (n. 1). En la teología neotestamentaria, morir y resucitar expresan muy concretamente el paso de la antigua sociedad a una nueva forma de vida: La comunidad. Así lo afirma Pablo: “Los que han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo. No hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, pues todos ustedes son uno en Cristo Jesús. Y si ustedes son de Cristo, son descendientes de Abrahán, herederos según la promesa” (Gálatas 3, 26-29). Pero cuidado, esa afirmación de Pablo no se refiere a un individualismo o a un pietismo cerrado. Se refiere a la pertenencia a un cuerpo social, es decir, al cuerpo de Cristo, a la Iglesia. En ese “cuerpo eclesial” están superadas las profundas brechas entre las personas, las clases y los sexos. Eso era claro en la primitiva Iglesia, el bautismo equivalía al

Continuemos con la edificación del Reino de Dios

cambio de ruta, al abandono de los dioses y demonios de la sociedad pagana (las pompas) y a la entrada en la Iglesia como ámbito del señorío de Cristo.

Al igual que Israel había salido de Egipto, la tierra de la esclavitud, así la Iglesia, en la noche pascual, celebra su éxodo del campo de influencia del pecado y de la muerte, y actualiza su liberación para la nueva vida en Cristo. Toda esa visión se fue perdiendo a lo largo de los siglos y por eso el Concilio Vaticano II restauró el catecumenado (leer Sacrosanctum Concilium n. 64 y los números 1229 y siguientes del Catecismo de la Iglesia.

La Piedra, el Vicario, los ministros

Objetivo: Fundamentar nuestro “ser Iglesia” en la base de Cristo que ha escogido a Pedro y a sus sucesores como fundamento de la fe, resaltando la figura del Papa como el primer servidor de la Iglesia.

Según el evangelio de Marcos, después del bautismo de Jesús en el Jordán, su tiempo de prueba en el desierto y su proclamación del reino de Dios, se narra de inmediato la vocación de los primeros discípulos: “Y designó doce para que estuvieran con él y enviarlos a predicar con poder de expulsar a los demonios” (Marcos 3, 14-15). Esos llamados representan a las doce tribus de Israel, son el comienzo y el núcleo del crecimiento del Israel renovado y definitivo. Con los discípulos comienza la nueva creación definitiva de Israel y en ella se revela el señorío de Dios. Características de ese señorío de Dios son la fiesta, el banquete, la alegría, el compartir.

Esos datos son muy importantes porque muchas veces los creyentes hemos asistido a predicaciones contrarias: la amargura, la escasez, el individualismo. Es algo equivocado. La “abundancia” del reino de Dios queda plasmada en el relato de la multiplicación de los panes; no es casualidad que dicho pasaje se transmita seis veces (Marcos 6, 30-44; Mateo 14, 13-21; Lucas 9, 10-17; Juan 6, 1-15. Y dos variantes: la comida de los cuatro mil: Marcos 8, 1-10; Mateo 15, 32-39).

El hecho de que al final del relato sobren doce canastos quiere decir que Jesús es un buen anfitrión, ha ofrecido una comida espléndida, ha hecho posible una fiesta. Eso significa que la Iglesia se convierte en lo que tiene que ser desde Dios: el pueblo definitivo que se deja reunir por Jesús para esa nueva sociedad en la cual resplandece la ABUNDANCIA DEL REINO DE DIOS. Esa forma definitiva del pueblo de Dios ya se ha iniciado con Jesús y se ha hecho realidad después de la Pascua por medio del Espíritu del crucificado y resucitado.

Después de la Pascua, la Iglesia se reúne de la forma más visible y con júbilo definitivo en banquetes (leer Hechos 2,46), donde todo se comparte con todos, no solo el pan, sino toda la existencia. Todo lo anterior está al servicio del pueblo de Dios al cual son enviados los doce. Entre los doce Pedro se cuenta, junto con su hermano Andrés, entre los discípulos de la primerísima hora; es, según los sinópticos, un de los tres discípulos predilectos; es él quien hace, según los cuatro evangelios, la confesión de fe decisiva (Mateo 16, 16; Marcos 8,29; Lucas 9,29; Juan 6,69). Según Mateo, sobre él fundamenta Jesús su comunidad (Iglesia). A él se le concede la primera aparición después de Pascua. Su postura fue determinante para la justificación de la misión a los gentiles (Hechos 15, 7-11). En Juan 21, 15 hay un encargo expreso del resucitado a Pedro: APACIENTA MIS OVEJAS. Y además, allí, en Juan 21,18 el resucitado predice a Pedro su muerte como un esclavo: “ceñir” (amarrar) hacía referencia al vestido de los

dad”. He ahí el sentido profundo de la confesión de Pedro y de la realidad de la Iglesia.

¿Somos conscientes de ese profundo significado? O ¿Consideramos a la Iglesia como una ONG? Abrir el diálogo con los participantes.

La santidad por la fuerza del Espíritu

Objetivo: Avivar el deseo de buscar la santidad por la presencia del Espíritu Santo que capacita a la Iglesia a ser testimonio de verdad y justicia, vida y amor en un mundo necesitado de redención.

Dos textos claves nos ayudarán a comprender esta catequesis: El primero está tomado del capítulo V de la Constitución Lumen Gentium. Todo ese capítulo tiene como título: VOCACIÓN UNIVERSAL A LA SANTIDAD EN LA IGLESIA y comienza en el número 39 con estas palabras: “La Iglesia, cuyo misterio trata de exponer este sagrado Concilio, goza en la opinión de todos de una indefectible santidad, ya que Cristo, el Hijo de Dios, a quien con el Padre y el Espíritu Santo llamamos “el solo santo”

“Sed santos, porque santo soy yo, el Señor, Dios vuestro” (Levítico 19,2). Por todas partes, en la Escritura, se repite eso mismo. San Pedro, en su primera carta escribe: “Como hijos obedientes, no se dejen llevar por los malos deseos de antes, cuando permanecían en su ignorancia. Al contrario, así como es santo quien los llamó, también ustedes sean santos en toda su conducta” (1, 1415). La misma invitación leemos en el Sermón de la montaña: “Por tanto, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto” (Mateo 5,48). San Lucas precisa: “Sean misericordiosos, tal como su Padre es misericordioso” (6,36). Varían las expresiones, son distintas las fórmulas, pero la clave está en que Dios quiere que su santidad sea la nuestra y sea compartida por nosotros.

La santidad de Dios es la esencia misma de su divinidad, designa su ser más íntimo. La santidad es Dios mismo en cuanto Dios. Lo que Dios nos pide es la disponibilidad a su santidad. Ser santos como Dios es santo, implica que nuestro corazón esté abierto y disponible como lo hizo la Virgen María A ESCUCHAR LA VOZ DE DIOS QUE ES SANTO.

El deseo de encontrar al Señor, de hallar gracia a sus ojos y de ser santos pasa a través de nuestras vidas, de nuestra cotidianidad, de nuestro trabajo. El sacramento del Bautismo es la puerta a la santidad, allí morimos y resucitamos con Cristo, renacimos a una VIDA NUEVA POR EL DON DEL ESPÍRITU SANTO.

esclavos. Pedro padeció la muerte de los esclavos, así lo testifica el Martyrium Petri, del siglo II: Pedro fue crucificado en Roma, y según la tradición, cabeza abajo. Merece atención el estudio del pasaje de Mateo 16 donde se habla de Pedro “sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” y “las puertas del reino de los muertos no prevalecerán sobre ella”. Pedro confiesa a Jesús como “Hijo del Dios vivo” y la Iglesia, en cabeza de Pedro, PARTICIPA DE LA VIDA MISMA DEL HIJO DE DIOS. SU VICTORIA SOBRE LA MUERTE SE IRRADIA SOBRE LA IGLESIA Y SOBRE QUIENES SON PARTE DE ELLA. En la celebración de la Eucaristía el que preside dice cada semana: “Acuérdate, Señor, de tu Iglesia extendida por toda la tierra; y reunida aquí en el domingo, día en que Cristo ha vencido la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida inmortal; y con el papa_______, con nuestro obispo_____y todos los pastores que cuidan de su pueblo, llévala a su perfección por la cari-

amó a la Iglesia como a su esposa, entregándose a sí mismo por ella para santificarla (Efesios 5,25-26), la unió a sí mismo como su propio cuerpo y la enriqueció con el don del Espíritu Santo para gloria de Dios. Por eso todos en la Iglesia, ya pertenezcan a la jerarquía, ya pertenezcan a la grey, son llamados a la santidad, según aquello del Apóstol: “Porque ésta es la voluntad de Dios, vuestra santificación” (Efesios 1,4; 1 Tesalonicenses 4,3)”.

El siguiente texto es toda la Exhortación Apostólica del Papa Francisco GAUDETE ET EXULTATE, sobre el llamado a la santidad en el mundo actual. Es un texto del año 2018. Subrayo especialmente los números 7, 14 y 15 como números explícitamente para leer entre todos los que participen en esta catequesis, y desde ellos compartir, dialogar, expresar lo que nos enseña ese gran documento.

En el intermedio de ese pasaje del Concilio y del texto del Papa Francisco conviene mirar qué dice la Sagrada Escritura sobre la santidad.

En la historia de la salvación, contada por la Escritura, tenemos la primera Alianza y la Nueva Alianza. La santidad del Levítico no es la del Nuevo Testamento. En efecto, mientras la santidad del Levítico estaba totalmente fija y clavada en la “separación”, la santidad de la Nueva Alianza es obra de la participación en el misterio de Cristo, entrando en comunión con la santidad del Hijo de Dios, muerto y resucitado por nosotros. Así, la Escritura pasa de una santidad de separación a la santidad de PARTICIPACIÓN EN EL MISTERIO PASCUAL, PARTICIPACIÓN DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO, ES DECIR, COMUNIÓN PERSONAL EN SU MISTERIO Y CAMINO PASCUAL.

Retengamos lo siguiente: Cada persona puede presentar lo que quiera a Dios, pero sigue siendo imposible para cada persona santificar lo que ofrece. Sólo Dios, fuente de toda santidad, es capaz de santificar la ofrenda transformándola en sacrificio de alabanza. HE AHÍ EL EMPALME CON LA EUCARISTÍA, ELLA NOS HACE SANTOS DE VERDAD PORQUE ES LA OBRA TRANSFORMANTE DE CRISTO.

Para el diálogo leer los números 7, 14 y 15 de Gaudete et exultate.

“El trabajo del Centro de Paz Urbana es inspirador”: Anne A. Witkowsky, funcionaria del Gobierno de Estados Unidos

Por: Observatorio de Realidades Sociales

Arquidiócesis de Cali

Através de una carta, Anne A. Witkowsky, subsecretaria de Estado para Conflictos y Operaciones de Estabilización del Gobierno de Estados Unidos, resaltó que “El trabajo del Centro de Paz Urbana en la promoción de la paz y el abordaje de las causas del conflicto es inspirador”.

La visita de la delegación integrada además por Patrick Morgan y Enrique Roig, asesor principal de Oficina del Subsecretario de Seguridad Civil, Democracia y Derechos Humanos, se realizó entre el 6 y 8 de febrero en Bogotá y Cali, donde sostuvieron encuentros de alto nivel con organizaciones de la sociedad civil, Iglesia Católica, organismos internacionales y funcionarios del Gobierno de Colombia con el propósito de reconocer los avances, dificultades y desafíos de la implementación del Acuerdo de Paz, así como las iniciativas que la sociedad civil viene impulsando como contribución a la construcción de Paz.

Desde enero de 2022, cuando las puertas del Centro de Paz Urbana se abrieron, este espacio gestado e impulsado por la Arquidiócesis de Cali, ha querido ser facilitador para el encuentro de quienes hacen importantes aportes en la construcción de la Paz. “Las reuniones que tuvimos en el Centro de Paz Urbana fueron ricas y detalladas al exponer los muchos desafíos y oportunidades en la estabilización y consolidación de la paz y nos brindaron una oportunidad tan importante de escuchar las perspectivas de tantos líderes fuertes

de diferentes comunidades”, dice la subsecretaria Witkowsky en la carta enviada al Centro de Paz Urbana. Por eso, haber promovido un espacio de conversación entre la delegación del gobierno de Estados Unidos, Consejeros y Consejeras territoriales de Paz, organizaciones sociales, Instituto Kroc, ONU, ConPaz, Gobernación del Valle, Alcaldía de Cali, entre otros, es positivo para seguir sumando esfuerzos que sirvan para afrontar los desafíos permanentes que trae consigo la construcción de la Paz.

Si bien la realidad colombiana alrededor de la superación de los conflictos y la construcción de Paz luego de la firma del Acuerdo en el año 2016 ha sido compleja, la delegación del Gobierno de Estados Unidos denota un interés para seguir apoyando los esfuerzos que en Colombia se están realizando para avanzar en ese propósito, sobre todo en una ciudad como Cali, fuertemente afectada por medio siglo de conflictividades sociales y armadas que hoy puede volverse referente nacional para la construcción de Paz urbana.

Conferencia Episcopal de Colombia

Campaña de Solidaridad por los hermanos de la Provincia de Alepo, Siria

Por: Conferencia Episcopal de Colombia

Hoy la Iglesia católica invita a movilizarse para apoyar a las víctimas del terremoto en Siria y Turquía, de manera particular a los cristianos de la Provincia de Alepo, por esta razón ha emprendido la campaña que lleva por lema: “Quien comparte lo que tiene, jamás le faltará lo que necesita”.

Iniciativa que se promueve desde la Conferencia Episcopal de Colombia, a través del Secretariado Nacional de Pastoral Social - Cáritas Colombiana, que preside el padre Rafael

Castillo Torres, unidos al Exarcado Maronita en Colombia con monseñor Fadi

Abou Chebel, ACN Colombia: Fundación Ayuda a la Iglesia que Sufre y la Arquidiócesis de Bogotá.

El padre Rafael Castillo, ha enviado un mensaje en el que hace un llamado y exhorta para que en todas las Jurisdicciones Eclesiásticas del país, parroquias, zonas de pastoral, pequeñas co-

munidades y movimientos apostólicos, se anime a todos los fieles católicos a vincularse y participar de esta campaña de solidaridad. El sacerdote ha dicho que con este gesto se podrá

acompañar, fortalecer y animar la esperanza de los cristianos de Alepo que han sido víctimas de este terremoto fuerte y cruento que ha acabado con tantas vidas.

“En la iglesia siempre hemos sido conscientes de que cuando un miembro sufre, todo el cuerpo sufre. Y hoy al igual que Jesús en Galilea, la Iglesia tiene el ministerio de la compasión, calmando el dolor y el sufrimiento que hay en tantos pueblos que sufren”.

Cómo apoyar la campaña Para hacer los aportes se ha dispuesto la Cuenta Corriente del Banco de Bogotá No. 081688269 a nombre del Secretariado Nacional de Pastoral Social - Cáritas Colombiana.

El trabajo en la promoción de la paz es inspirador

Movilicémonos para apoyar a los hermanos y hermanas victimas del terremoto en Siria y Turquía

William Antonio Correa Pareja, nuevo rector de UNICATÓLICA

Oriundo de Medellín, la capital de la montaña, el presbítero William Antonio Correa Pareja llegó a la ciudad de Cali para forjar una interesante carrera profesional y académica, como párroco y administrativo de importantes parroquias y profesor de Teología de diferentes universidades del Valle del Cauca.

Hoy, la familia UNICATÓLICA le da la bienvenida como nuevo rector de la Institución y le augura grandes logros en su compromiso de continuar con la formación de cientos de estudiantes de la región del suroccidente colombiano que desean cumplir el sueño de ser futuros profesionales.

La trayectoria

El padre William Correa es profesional en Teología de la Pon tificia Universidad Javeriana de Bogotá y doctor en Teología Dog mática de la Universidad Latera nense de Roma, Italia, recibió su nombramiento el pasado 27 de febrero como rector, con previo aval de la Consiliatura, máximo órgano directivo de la Institución, y el Arzobispo de la Arquidiócesis de Cali, Monseñor Luis Fernando Rodríguez Velásquez.

Durante 30 años se ha desem peñado como docente del Semi nario Mayor en la Arquidiócesis de Cali y Bogotá, es un apasio nado por la formación cristiana y ha aportado en el fortalecimien to pastoral de la Arquidiócesis de

Pbro.

nuevo Rector de UNICATÓLICA de la Arquidiócesis de Cali, Vicario General y Canciller de la misma.

Volviendo a casa

En el año 2000, en la rectoría del padre Jairo Candamil, ejerció como Director del Centro de Investiga-

ciones y seis años más tarde, en el 2006, fue Secretario General de UNICATÓLICA. Posteriormente, en el 2011 hasta el 2018 fue miembro de la Honorable Consiliatura, haciéndolo artífice de nuestra historia y testigo de importantes hitos de la Fundación, entre ellos, la alianza con la Fundación Minuto de Dios UNIMINUTO, en el 2004, para administrar, organizar y gestionar la docencia de la Institución dada la crisis ocasionada por la muerte de monseñor Isaías Duarte Cancino.

Le deseamos al padre William Correa lo mejor en esta nueva etapa como máximo líder de la Fundación Universitaria Católica Lumen Gentium y reiteramos las palabras que en voz propia citó, inspirado en monseñor Isaías Duarte: “La Iglesia tiene que seguir en la labor evangelizadora de educar a los más pobres, la Universidad está llamada a ser el foco de reflexión de la Iglesia de Cali”.

RetiroPAREJAS DE

18, 19 y 20 de marzo

KAIRÓS

El momento de fortalecer nuestra relación ¡ha llegado!

Cupo Limitado

William Antonio Correa P.,

Vicariato Apostólico de Guapi

Pertinencia de la reforma a la salud

Por: Pbro. Ariel Viáfara Hurtado Parroquia Santa Rosa de Lima

El gobierno del presidente Petro ha radicado ante el congreso la reforma a la salud, que pretende mejorar el Sistema General de Seguridad Social en Salud y garantizar la prestación de servicios como un derecho universal. La polémica no se hizo esperar; sin conocer el texto ya se informaba y desinformaba desde diversos sectores políticos y económicos.

Esta reforma le apuesta a cambios estructurales a fin de ofrecer calidad y protección en salud a toda la población, ya que el sistema actual presenta muchas falencias y limitaciones, sobre todo para los campesinos, los que viven en zonas periféricas y los más pobres.

Mientras que para muchos la reforma es absurda e inviable, para las poblaciones más recónditas, es un alivio y una oportunidad histórica.

Seguramente para los que viven en algunas ciudades sea aceptable la manera como funciona la estructura de salud hoy, pero para quienes viven en zonas periféricas es paupérrimo y excluyente.

Esta reforma que quiere que la salud no sea vista desde una perspectiva económica, sino como derecho, donde el ciudadano está por encima de las estructuras, plantea elementos muy valiosos para tener en cuenta.

La reforma es promovida desde los determinantes sociales de salud, donde involucra de manera activa diferentes factores que influyen en las afectaciones del ser humano. Es que el agua potable, el acceso al trabajo, la educación, la vivienda, etc., son aspectos fundamentales que se relacionan con la salud de las personas. Porque la salud es el estado de bienestar físico, mental y social. Por eso el Ministerio de Salud y Protección Social trabajará de la mano con el de Medio Ambiente, Educación, Minas y Energía y Hacienda, quienes financiarán de manera trasversal la puesta en marcha de este sistema.

Algo interesante que también plantea la reforma es la salud preventiva, predictiva y resolu-

tiva. En el sistema actual parece que no importara sino la cura de enfermedades. La afiliación y atención del mayor número de usuarios para facturar más. Con el nuevo sistema implementación habrá personal médico y psicológico desarrollando programas de prevención de enfermedades y prever riesgos.

Con los Centros de Atención Primaria Integral en salud (CAP) el paciente estará más cercano al servicio médico. Habrá un equipo interdisciplinario para atender a la población en su localidad. Se tendrá la posibilidad de asistencia psicológica y médica de una manera efectiva.

Algo que también vale la pena resaltar es la atención territorial. Actualmente hay personas que deben viajar horas para encontrar

un centro asistencial. Desplazarse a otros departamentos por vía fluvial, como ocurre en la Costa Pacífica para poder acceder al servicio. Con esta reforma serán atendidos en su territorio, evitando pasar penurias.

En las poblaciones recónditas esta reforma es vista con esperanza. Es una oportunidad para que el servicio llegue a las personas sin importar su condición económica o geográfica.

Se cree que con la reforma tendrán personal especializado en el territorio, mayor presencia de los médicos, hospitales para a atender mayores complejidades y un acceso oportuno. Esperemos que el congreso apruebe esta ley que tendrán grandes beneficios para las comunidades vulnerables.

Las comunidades más vulnerables esperan que mejore el servicio de salud en sus territorios

Escuela Diaconal Pablo VI: “nuevo año con grandes metas y desafíos”

Por: Josué Chaux Aristizábal Grupo de inserción diaconal

Con gran calor humano y sentimientos de fraternidad, la Escuela Diaconal Pablo VI de nuestra Arquidiócesis de Cali dio formalmente inicio el pasado sábado 28 de enero, al nuevo año civil y lectivo 2023 con la Lectio Inauguralis en cabeza de nuestro guía y pastor Mons. Luis Fernando Rodríguez, Arzobispo de la Arquidiócesis de Cali, acompañado del equipo formador en cabeza del rector Pbro. Dagoberto Cárdenas y el grupo de 47 estudiantes que, en compañía de sus esposas, conforman la gran familia de esta casa de formación vocacional.

El encuentro estuvo enmarcado en un ambiente de cordialidad y grandes expectativas, como es de suponer al inicio de una nueva etapa de crecimiento en la fe y camino de discernimiento vocacional. Inicialmente, nuestro padre rector posterior a un profundo momento de reflexión y oración dio la bienvenida a los presentes y posteriormente informa sobre las novedades concertadas por el consejo de formadores para el nuevo año lectivo. La presentación de los miembros del equipo formador al cual se integran algunos diáconos permanentes causó grata impresión al conocer que estaría conformado por:

• Mons. Luis Fernando Rodríguez V., Arzobispo de Cali.

• Pbro. Dagoberto Cárdenas. Rector.

• D.P Edgar Troches Lemus, Vicerrector.

• Pbro. Rafael Ángel Rodríguez.

• Pbro. Otoniel Cortez. C.

• Pbro.: Edison Marín T.

• Pbro. William Freddy Cardona Rincón.

• Pbro. Juan David Santamaría Vásquez.

• D.P Gentil Paz Chocué.

• Pastoral Vocacional: D.P Argemiro Hernández

• D. P Edwin Octavio Arias.

Así mismo, fueron presentados los 47 estudiantes que conforman el núcleo base de seguimiento formativo de nuestra escuela diferenciados de la siguiente manera:

•Año propedéutico (8 estudiantes).

• Primer año (9 estudiantes).

• Segundo año (8 estudiantes).

• Tercer año (3 estudiantes).

• Cuarto año (4 estudiantes).

• Quinto año (6 estudiantes).

• Sexto año (2 estudiantes).

• Inserción al diaconado (7 estudiantes).

Parte esencial de este primer encuentro lo constituyó la socialización del reglamento interno, fundamentado en las disposiciones y direccionamiento desde la conferencia episcopal y conforme a la

la organización y acogida del “XV Congreso Nacional del Diaconado Permanente” a desarrollarse en nuestra ciudad entre el 4 y el 7 de agosto del presente año y cuyos temas de reflexión serán, acción

MONS.

quidiócesis de Cali, con el acompañamiento de todo el equipo formador, docentes y toda la comunidad de la escuela diaconal. Sea el Espíritu Santo quien continúe animando este bello proceso de fe y discernimiento vocacional hacia la plena “configuración con Jesucristo servidor”.

Animamos a todo el presbiterio de Cali, en conjunto con sus comunidades parroquiales y grupos apostólicos, para continuar animando y acompañando con sus oraciones y acogida de nuestros estudiantes en sus servicios pastorales, como también a promover laicos que a juicio de razón y fe puedan en un futuro cercano iniciar el proceso y la experiencia formativa en nuestra escuela diaconal desde el aspirantado.

Que la Virgen Santísima en su advocación de Nuestra Señora de los Remedios nos cubra con su manto maternal y el carisma y testimonio de San Lorenzo, diácono y mártir nos acompañe siempre.

nfatigable en tan noble causa abiduría de profeta tienes, migo fiel de toda tu casa iluminado en el Señor mantienes. l afligido brindas consuelo eguro siempre de la piedad, ios solo puede darnos sosiego nidos siempre en comunidad. muchos hombres has ayudado ogando a Cristo vuelvan a Él, ratando siempre de preservarlos n un Camino de Amor y Fe.

Estudiantes y formadores de la Escuela Diaconal en el encuentro con el Arzobispo de Cali

Pastoral de Catequesis

Catecismo propio, una gracia de Dios

Tener la garantía que un libro de preparación para la primera comunión haya sido hecho para nuestro contexto arquidiocesano, atendiendo las directrices de la Iglesia universal con el Directorio General para Catequesis y de la Conferencia Episcopal de Colombia con sus orientaciones, es una gracia de Dios que nos permite ofrecer un itinerario eficaz para la evangelización de nuestros niños. Para esta segunda edición del Catecismo de Primera Comunión

de la Pastoral de Catequesis de la Arquidiócesis de Cali, se guardó la esencia del libro anterior, se procedió a revisar su parte pedagógica, metodológica, didáctica y de contenido para hacer los ajustes necesarios de acuerdo a los tiempos actuales.

Se incluyeron tres temas más que se requerían para que hubiese unidad en el criterio kerigmático y para afianzar el proceso pedagógico que supone la Historia de la Salvación en una catequesis para catequizando de Primera Comunión.

Se han conservado los cuatro primeros temas que, aunque permiten al niño o niña profundizar el su sentido de vida, ayudan al catequista a conocer quién es el catequizando

que debe acompañar en este proceso de fe. (Cf, Lucas 24, 13 – 35).

El libro usaba para todos los encuentros una canción como punto de arranque de la catequesis, ese fue el mayor cambio que se hizo, se incluyeron varias ayudas didácticas como vínculos entre la vida cotidiana y el mensaje central del evangelio de cada encuentro.

A su vez se revisaron contenidos para que fueran más concretos en la pedagogía de una catequesis cristocéntrica, bíblica e inculturada.

Cada catequesis del libro tiene impreso un código QR que lleva al niño y a su familia a una catequesis virtual que contiene un video, un audio, un texto y un taller que de-

berá trabajar la familia en casa y ser revisado por los catequistas en cada encuentro.

Ya son muchas las parroquias que están usando este recurso que fue presentado por el señor arzobispo a 200 catequistas que reunidos en el Colegio Stella Maris vieron de primera mano esta nueva herramienta para la catequesis.

El libro está siendo distribuido por la Librería San Pablo y cuenta con descuentos cuando son adquiridos para nuestras parroquias.

Este texto y su itinerario se convierte así en un recurso tangible, signo del camino sinodal que hacemos en esta nuestra Arquidiócesis de Cali.

Son muchas las parroquias que ya hacen uso del Libro de preparación para la Primera Comunión

Por: Pastoral de Catequesis

Que nuestro único apego sean los pilares cuaresmales

Por: Jean-Pierre Rivera Valenzuela Grupo Encuentro Juvenil

Empezamos nuestra Cuaresma del año 2023 un periodo de reflexión y recogimiento en el que es preciso recordar que vivir en la presencia de Dios es una alegría mucho mayor que la gloria del mundo. La invitación es a vivir este tiempo a la luz de la palabra de Dios, con ella podemos vivir esta época de una manera especial y sacar grandes frutos para poner al servicio de nuestra vida y de la vida de aquellos quienes nos rodean.

Como las vírgenes esperaban a sus esposos (Mt. 25,1-13) e interiorizando el mensaje que nos deja el episodio del sirviente que esperaba a su amo, (Lc. 12,45-48) que este tiempo cuaresmal sea un llamado a vivir vigilantes recibiendo a manos llenas el amor que Cristo siempre tiene disponible para nosotros. Que la juventud no sea un motivo para vanagloriarse en el éxito del mundo, por el contrario que sea una cualidad que nos permita entera y gozosamente vivir en la presencia de Dios.

Aunque litúrgicamente entramos en un momento de sobriedad y silencio, que esto nos acompañe en la renuncia al ruido del mundo, pero que con ánimo y emoción en nuestros corazones vivamos este tiempo con firmeza y que nuestro único apego sean los pilares Cuaresmales, la oración, el ayuno y la caridad, que como nuestro Dios son tres y uno solo, cada uno permitiéndonos al -

canzar diferentes beneficios espirituales.

Dios nos llama a la oración y por medio de ella nos da hambre y sed de Él, nos permite vivir seguros y sobre todo nos da la seguridad para creer en su juicio y no en el juicio del mundo. En esta Cuaresma tomemos el hábito de la oración y alcancemos por medio de ella tantos frutos como podamos para nuestro espíritu. Ayunemos de las cosas materiales, durante este periodo bajemos el ruido ensordecedor del mundo y pon -

gamos dispuestos los oídos de nuestro corazón a recibir, y sobre todo poner en práctica, todo aquello que Dios nos dice a través de la oración. Volvamos a lo poco, a lo esencial, a lo necesario, a lo que nos da vida, y vida en abundancia. Que en estos tiempos en los que recordamos el retiro de Nuestro Señor al desierto, nos podamos retirar de todo aquello que nos aleja del amor, que renunciemos a los malos pensamientos y nos pongamos firmes frente a los malos actos.

Ya fortalecidos espiritualmente en la oración y con nuestros brazos libres por el ayuno, abracemos al hermano, sin necesidad de mirar muy lejos, a aquel que está dentro de nuestra casa, dentro de nuestra comunidad, aquel que ignoramos porque su presencia en nuestra vida, al igual que a veces a la de Jesús, se nos convierte en paisaje y la damos por hecho. Despertemos del sueño cegador en el que nos tiene el mundo y también con los ojos del corazón

miremos a aquel que nos necesita, sobre todo a ese que quizás no le hace falta nada material, pero que necesita que le embarguemos la soledad y que lo inundemos de amor y fraternidad.

Que durante este tiempo cuaresmal todas las recomendaciones que nos plantea la Iglesia nos fortalezcan y nos ayuden a ser esa luz que al final del día Jesús no pide que no se oculte, sino que sea expuesta sobre el candelabro.

Instagram: @encuentrojuvenilcali

Celebración del Mes

20 marzo San José, esposo de la Bienaventurada Virgen María

José, como padre del recién nacido, le circuncida al octavo día y le impone el nombre de Jesús, que era un derecho inherente a la

José es quien transmite a Cristo su ascendencia y genealogía y con ello la descendencia de Abraham y la de David junto a las promesas del reino mesiánico y eterno. (cf Rm 1,3; 2 Tm 2,8; Ap 22,16).

Hablar o escribir sobre San José suele ser algo paradójico, ya que por un lado resulta ser algo muy simple, y por la misma simplicidad muchas veces se nos complica.

Pero San José es el santo de la simplicidad, el santo del sentido común, el santo de la sencillez, el santo del silencio. Y se podría seguir enumerando los calificativos de su santidad y todos sus atributos, y no se trata de hacer eso en esta pequeña meditación, sino que reflexionemos sobre la fiesta de San José y celebremos el encuentro cariñoso, afectuoso y generoso, de este hombre que Dios llamó a vivir de una manera sencilla y su respuesta total a la realización del proyecto de salvación de Dios.

Para hablar de San José, es necesario hablar del silencio, pues es el santo del silencio, porque desde ahí supo contemplar el misterio del plan de Dios y porque solo en el silencio se encuentra lo que se ama. Solo en el silencio amoroso es desde donde se puede contemplar el misterio más trascendente de la redención, de un Dios que por amor se ha hecho hombre como nosotros.

Bien podemos decir que San José es el santo modelo de la fe, porque supo esperar contra toda desesperanza, por la fe aceptó a María y por la fe aceptó ser padre en esta tierra de Jesús hecho niño.

Oración

¡Glorioso Patriarca San José!, animado de una gran confianza en vuestro gran valor, a Vos acudo para que seáis mi protector durante los días de mi destierro en este valle de lágrimas.

Vuestra altísima dignidad de Padre adoptivo de mi amante Jesús hace que nada se os niegue de cuanto pidáis en el cielo.

Sed mi abogado, especialmente en la hora de mi muerte, y alcanzadme la gracia de que mi alma, cuando se desprenda de la carne, vaya a descansar en las manos del Señor.