Evangelizar 085 - Febrero 2021

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ISSN 2590-8359 | No. 85 Febrero 2021


“... la Eucaristía es ‘memorial’, o sea, un gesto que actualiza y hace presente el evento de la muerte y resurrección de Jesús: el pan es realmente su Cuerpo ofrecido por nosotros, el vino es realmente su Sangre derramada por nosotros”.


Por: Delegación de Movimientos Eclesiales

Santo del MES

Nació en Aljustrel, Fátima, el 11 de marzo de 1910. Fue bautizada el 19 de marzo de 1910. Víctima de la neumonía cayó enferma en diciembre de 1918. Estuvo internada en el Hospital de Villa Nueva de Ourém y por fin en Lisboa, en el hospital de D. Estefanía donde murió a las 22.30 horas del día 20 de febrero de 1920.

SANTA

MARTO

Del 21 de enero al 2 de febrero de 1920, estuvo en el orfanato de Nuestra Señora de los Milagros, en la calle de Estrella, en Lisboa, casa fundada por la D. María Godinho, a quien Jacinta llamaba "Madrina". Fue celebrada la Misa de cuerpo presente en la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, en Lisboa, donde su cuerpo estuvo depositado hasta el día 24, día en que fue transportada a una urna para el cementerio de Villa Nueva de Ourém. Fue trasladada para el cementerio de Fátima el 12 de septiembre de 1935, fecha en que la urna fue abierta. El 1 de mayo de 1951 fue finalmente trasladada a la Basílica del Santuario. Más allá de las cinco Apariciones de la Cova de Iría y uno de los Ángeles, Nuestra Señora se le apareció a Jacinta cuatro veces más en casa durante la enfermedad, uno en la Iglesia parroquial en un jueves de la Ascensión, y aún en Lisboa en el orfanato y en el hospital.

20 de Febrero Vidente de Fátima Martirologio Romano: En Ajustrel, cerca de Fátima, en Portugal, beata Jacinta Marto, la cual, siendo aún niña de tierna edad, aceptó con toda paciencia la grave enfermedad que le aquejaba, demostrando siempre una gran devoción a la Santísima Virgen María († 1920) Etimológicamente: Jacinta = Aquella que es bella como la flor del jacinto, es de origen griego. Fecha de beatificación: 13 de mayo de 2000 por el Papa Juan Pablo II. Fecha de canonización: 13 de mayo de 2017 por el Papa Francisco.

Su vida fue caracterizada por el Espíritu de sacrificio, el amor al Corazón de María, al Santo Padre y a los pecadores. Llevada por la preocupación de la salvación de los pecadores y del desagravio al Corazón Inmaculado de María, de todo ofrecía un sacrificio a Dios, como les recomendará el Ángel, diciendo siempre la oración que Nuestra Señora les enseñará: “Oh Jesús, es por nuestro amor, por la conversión de los pecadores (y acrecentada, por el Santo Padre) y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María". El 20 de febrero, día en que festejamos el nacimiento de Jacinta al Reino de Dios; también se la festeja junto a su hermano Francisco, quien entró a la casa del Padre el 4 de abril de 1919.

Asesor General Mons. Fidel León Cadavid Marín

Consejo Editorial Delegados de Pastoral

Fotografía y Corrección de Estilo Javier Ocampo Zuluaga

Director Pbro. Hugo A. Zuluaga Salazar

Coordinador General Vicaría de Pastoral

Diseño y Diagramación Cristina Giraldo Giraldo

Sugerencias diseno@diosonrio.org.co vipastoral@diosonrio.org.co

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Dirección Diócesis de Sonsón Rionegro Curia Episcopal: Calle 51 No. 47 - 31 Tel: (034) 531 52 52


Formación BÍBLICA

Por: Pbro. Bernardo Arley Aristizábal González. Párroco de El Espíritu Santo, Rionegro

Pablo,

ACEPTADO Y RECHAZADO

DESDE LOS INICIOS DEL CRISTIANISMO En estos años, la Revista Evangelizar ha presentado una imagen del apóstol Pablo, especialmente de su vida, su misión y sus escritos. En esta ocasión, se nos propone hacer un acercamiento a las razones por las que, desde los inicios del cristianismo, fue altamente valorado por unos y rechazado por otros, e, incluso, acusado de ser el principal responsable de los males que padece el cristianismo ya que, según algunos, fue el primero en corromper el evangelio de Jesucristo, convirtiéndose en un impostor que quería presentar su “propio evangelio” y con su embuste engañar a los verdaderos seguidores de Cristo. Cabe anotar que, quien escribe este artículo, profesa un gran cariño por Pablo y que, si algún lector se siente inclinado por despreciar al apóstol, mi consejo es que se esfuerce por conocerlo más desde los textos que él mismo escribió y desde el abundante material científico y serio que a lo largo de la historia se ha producido sobre su persona. El objetivo de este escrito es presentar -en razón de la brevedad- algunas de las virtudes que hacen de Pablo una de las figuras más destacadas del cristianismo en sus inicios, a la vez que, mencionar algunas de las interpretaciones equivocadas que han llevado a no pocos a elaborar juicios, a mi modo de ver, injustos sobre alguien que amó profundamente a Cristo, se esforzó por vivir el evangelio desde sus circunstancias particulares y ayudó a las constitución de la Iglesia primitiva extendida en el vasto imperio romano. Entre quienes destacan sus potencialidades, subrayan que después de Jesucristo es la figura más sobresaliente del Nuevo Testamento, hasta el punto que de los 27 libros que lo conforman, 13 se le atribuyen a él y en el libro de los Hechos de los Apóstoles ocupa un lugar protagónico; además, junto con Pedro, es considerado una de las columnas de la Iglesia cristiana de Roma. Santo Tomás de Aquino lo llamó “el apóstol”, destacándolo entre todos, a pesar de que no hizo parte de los Doce y el mismo Martín Lutero se inspiró especialmente en la carta a los Romanos para fundamentar lo que se conoció como la Reforma Protestante. Con estos pocos datos, entendemos que a lo largo de los siglos Pablo ha influido determinantemente en los distintos grupos del cristianismo, tanto en la Iglesia católica, como en las distintas denominaciones cristianas no católicas.

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Cuando se trata de abordar las críticas que se le hacen, encontramos que algunos dudan de su título de apóstol, entre las razones que dan está el que no conoció personalmente a Jesús y se convirtió en un rival de Pedro y los demás apóstoles. Otros le acusan de odiar a sus hermanos judíos y de no valorar la Ley del Antiguo Testamento, dando así ocasión de un libertinaje para que se hiciesen cristianos los paganos que ninguna relación tenían con Dios. No pocos lo tildan de despreciar a las mujeres privándolas de actuar en la comunidad cristiana con igualdad de derechos y sometiéndolas injustamente a la autoridad de los varones. Otros arremeten contra él por enseñar una moral sexual rígida que regula el matrimonio y hasta denigra de él, que condena a los homosexuales y afeminados sin posibilidad de comprensión por parte de Dios y que invita al celibato como forma de vida más perfecta. No faltan quienes le achacan el favorecer la esclavitud sumando con las anteriores fallas una aprobación de pecados sociales que a lo largo de la historia se “evidencian y justifican” desde sus escritos. Como se puede observar, desde los inicios y hasta nuestros días, la aceptación de Pablo y sus escritos no ha sido fácil, su recepción fue positiva en los llamados Padres Apostólicos (Clemente, Ignacio, Policarpo - siglos I y II) y con prevenciones y un discreto silencio en otros autores de los mismos siglos que sembraron una serie de dudas que a lo largo de la historia permanecen. Queda a juico del lector preocuparse por conocer más los escritos de Pablo y elaborar una imagen adecuada de uno de los hombres que mayor influencia ha tenido en la sociedad occidental y en el cristianismo de todos los tiempos.


Por: Delegación de Catequesis

Pastoral CATEQUÉTICA

¿QUÉ ES ESENCIALMENTE LA MISA? Hacía un significado En el transcurso de los años del cristianismo, el Sacrificio Eucarístico ha recibido varios nombres, al principio se denominaba “fracción del pan” hasta llegar al término misa. Esta palabra proviene del verbo latino Mittere, que significa enviar. Esto hace alusión a la misión. Quien participa del misterio, tiene que sentirse enviado a misión, a vivir lo que ha celebrado. Al terminar la celebración se decía: “Ite, missa est”, es decir, “váyanse, es el despido”, y en respuesta los fieles decían: “Deo gratias”. Según enseña el Catecismo de la Iglesia Católica, en el número 1332, se denomina al sacrificio eucarístico con la palabra Misa ‘porque la liturgia en la que se realiza el misterio de salvación se termina con el envío de los fieles (del verbo ‘missio’, enviar) a fin de que cumplan la voluntad de Dios en su vida cotidiana’.

¿Qué es Misa? La misa es el memorial del Misterio pascual de Cristo. Nos convierte en partícipes de su victoria sobre el pecado y la muerte y da significado pleno a nuestra vida, dice el papa Francisco. Hacer memoria no es que se deba repetir la celebración de la Misa con su sentido sacrificial según el mandato de Cristo, lo que implica es la participación al sacrificio único de Cristo, es decir, un memorial. Que sea memorial, nos remite a que cada vez que se celebre y participe de ella, tiene que hacer eco en el corazón humano la entrega sacrificial del mismo Señor; y al hacer eco, necesariamente genera un movimiento interno que hace que todo se oriente hacia el encuentro con Dios en los hermanos. Por eso, el culto debe ser una expresión antropológica de la existencia humana. La liturgia debe ser fuente y culmen de una vivencia personal y comunitaria. Necesario es tener la experiencia de celebrar el sentido que mueve la historia cotidiana, esto conduce a pasar de la misa a la Eucaristía. Dice el papa Francisco: “cuando hablo de liturgia me refiero principalmente a la Santa Misa. Cuando celebramos la Misa, no hacemos una representación de la Última Cena. La Misa no es una representación; es otra cosa. Es propiamente la Última Cena; es precisamente vivir otra vez la pasión y la muerte redentora del Señor. Es una teofanía: el Señor se hace presente en el altar para ser ofrecido al Padre para la salvación del mundo”. 5| Evangelizar

¿Cómo vivir la Misa? Con una verdadera disposición que nos introduzca en el misterio de Dios, en su presencia silenciosa, reparadora, redentora; porque la Misa es la más grande y sublime oración que como cristianos tenemos y elevamos a Dios. La Misa se vive participando activamente de la celebración litúrgica, con los gestos corporales, las respuestas a los diálogos con el presidente, los cantos, pero, también, viviendo y haciendo de la vida una perenne Eucaristía; es decir, dando testimonio de aquello que celebramos: el Misterio Pascual de Cristo el Señor.


Formación LITÚRGICA Por: P. Jairo de Jesús Ramírez, Delegado de Liturgia

Ars Celebrandi,

EL ARTE DE CELEBRAR RECTAMENTE Este mes quiero abordar el tema ars celebrandi, esto es, el arte de celebrar rectamente la liturgia. Este sintagma entró en el lenguaje del magisterio eclesial por primera vez con la Exhortación Apostólica Sacramentum Caritatis, sobre la Eucaristía fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia, publicada por el papa Benedicto XVI el año 2007. ¿Qué es Ars celebrandi? Es aquel arte que consiste en la maestría de gestionar la tensión entre expresividad e invisibilidad del evento puesta en escena al servicio de la celebración: es el cómo de ese algo; es la cualidad de los ministros ordenados, junto con la comunidad de los bautizados, reunida para la celebración, de vivir el significado profundo de los ritos hasta dejarse alcanzar por ellos y de ese modo ser colmados y modelados por el Misterio; es la capacidad de realizar significativamente la acción que integran la celebración: incensación, aclamaciones, gestos, lecturas, cantos, posturas, actitudes, el tono de la voz al pronunciar los textos litúrgicos, etc. Para favorecer que la participación de los fieles en la celebración conlleve un efectivo crecimiento en su fe y un fortalecimiento en ellos de la vida divina, es importante que la celebración del rito sea correcta. Quizá sea esta una de las enseñanzas centrales del papa Benedicto XVI en en la Exhortación sobre la Sagrada Eucaristía. La obediencia cabal a las normas litúrgicas manifiesta que la fe celebrada es la fe creída: en la obediencia a sus ritos, la misma Iglesia se hace garante de la armonía entre fe creída y celebrada. El ars celebrandi es, por consiguiente, la mejor premisa para la participación activa, plena y consciente de la asamblea, precisamente porque el ars celebrandi proviene de la obediencia fiel a las normas litúrgicas en su plenitud. Como señala Benedicto XVI: “es precisamente este modo de celebrar lo que asegura desde hace dos mil años la vida de fe de todos los creyentes, los cuales están llamados a vivir la celebración como Pueblo de Dios, sacerdocio real, nación santa (cfr. 1 P 2, 4-5.9)” (n. 38).

A través de la fidelidad a los ritos, el ministro manifiesta que la Eucaristía es, antes que obra humana, acción divina. El cuidadoso seguimiento de gestos y signos, según la cadencia y el orden previsto por la liturgia, expresa “la disposición del ministro para acoger con dócil gratitud dicho don inefable” (cf. n. 40). Considerada de este modo, la norma litúrgica ayuda a que tanto el ministro celebrante como quienes participan, se sitúen adecuadamente frente a la acción sagrada que https://bit.ly/2Q7k05I se está realizando. La liturgia, con su ritmo propio, es capaz de expresar de modo privilegiado la serena belleza del amor a Dios: “la sencillez de los gestos y la sobriedad de los signos (...) atraen más que la artificiosidad de añadiduras inoportunas” (Ibid). La belleza que debe acompañar siempre a la liturgia no consiste en una búsqueda de determinados efectos, sino que es expresión eminente de la gloria de Dios: un asomarse del Cielo sobre la tierra. También, bajo este aspecto, la liturgia es acción divina antes que acción humana: no es simplemente el fruto del esfuerzo humano. Se trata, sobre todo, de una hermosura encontrada, más que buscada o producida: un don recibido, una realidad que resplandece en la acción litúrgica que, como acción divina, no está sometida a nuestro arbitrio ni a la moda (Cfr n. 36). En definitiva, el Papa emérito enseña que “por lo que se refiere a la relación entre el ars celebrandi y la participación activa, se ha de afirmar ante todo que la mejor catequesis sobre la Eucaristía es la Eucaristía misma bien celebrada” (n. 64). En la medida en que el cristiano se maraville ante el misterio celebrado, aumentará su capacidad de adorar, de expresar su piedad; el rigor de la liturgia le llevará a Dios.

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Por: Delegación de Religiosidad Popular

Religiosidad POPULAR

El papa Francisco convoca a un "Año de San José" Con la Carta apostólica Patris corde (Con corazón de padre), el Pontí�ice recuerda el 150 aniversario de la declaración de san José como Patrono de la Iglesia Universal y, con motivo de esta ocasión, a partir del 8 de diciembre 2020 y hasta el 8 de diciembre de 2021 se celebrará un año dedicado especialmente a él. Un padre amado, un padre en la ternura, en la obediencia y en la acogida; un padre de valentía creativa, un trabajador, siempre en la sombra: con estas palabras el papa Francisco describe a san José de una manera tierna y conmovedora. Lo hace en la Carta Apostólica Patris corde, publicada el 8 de diciembre de 2020 con motivo del 150 aniversario de la declaración del Esposo de María como Patrono de la Iglesia Católica. De hecho, fue el Beato Pío IX con el decreto Quemadmodum Deus, firmado el 8 de diciembre de 1870, quien quiso este título para san José. Para celebrar este aniversario, el Pontífice ha convocado, hasta el 8 de diciembre de 2021, un "Año" especial dedicado al padre putativo de Jesús. En el trasfondo de la Carta apostólica, está la pandemia de Covid-19 que -escribe Francisco- nos ha hecho comprender la importancia de la gente común, de aquellos que, lejos del protagonismo, ejercen la paciencia e infunden esperanza cada día, sembrando la corresponsabilidad. Como san José, "el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta". Y, sin embargo, el suyo es "un protagonismo sin igual en la historia de la salvación".

Indulgencia plenaria para el "Año de San José" Junto a la publicación de la Carta apostólica Patris corde, se ha publicado el Decreto de la Penitenciaría Apostólica que anuncia el "Año de San José" especial convocado por el Papa y la relativa concesión del "don de indulgencias especiales". Se dan indicaciones específicas para los días tradicionalmente dedicados a la memoria del Esposo de María, como el 19 de marzo y el 1 de mayo, y para los enfermos y ancianos "en el contexto actual de la emergencia sanitaria".

- Fuente: Vatican News - Ciudad del Vaticano https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2020-12/papa-francisco-carta-patris-corde-san-jose.html

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Tribunal ECLESIÁSTICO Por: Diana Milena Sánchez Idárraga. Notaria Judicial Eclesiástica PROCESO DE NULIDAD MATRIMONIAL

¿En qué consiste?

Debido a que son muchos los interrogantes que surgen ante un proceso de nulidad matrimonial, durante el presente año, mediante diferentes artículos, procuraremos dar respuesta a cada uno de ellos, apoyados en el Código de Derecho Canónico. Con esto pretendemos darles claridad tanto a los cónyuges, como a quienes los acompañan espiritual y pastoralmente. Abarcaremos los aspectos esenciales del matrimonio, las causales de nulidad matrimonial, los pasos que se dan desde el momento de la asesoría para presentar el escrito, la identificación de posibles causales en el matrimonio demandado, hasta la sentencia, si consta o no una nulidad.

Anular

Consciente que jurídicamente se utilizan términos complejos y un tanto confusos, deseamos dar una explicación fluida y comprensiva, de manera que sea más entendible para quienes se interesan en este tema.

Significa hacer que aquello que tenía existencia legítima, deje de tenerla. Acorde a esto, afirmamos tajantemente que la Iglesia no anula un matrimonio válido y consumado.

Empecemos clarificando que el proceso de nulidad matrimonial tiene un fundamento espiritual y moral, que les permita a los cónyuges reorganizar sus vidas ante Dios, ante la comunidad eclesial y ante sí mismos; como principio rector, el proceso debe basarse en hechos reales como lo indica nuestro lema “Justicia en la Verdad”. Destacamos, pues, que en el Tribunal Eclesiástico de la Diócesis de Sonsón Rionegro, nos enfocamos en que el proceso mismo vaya encaminado a la cura de almas, brindando un acompañamiento que no se limita al aspecto jurídico, sino, y sobre todo, al acompañamiento espiritual, pues, como Iglesia, estamos llamados a ayudar, acoger y orientar. Debido a la frecuencia con que se acercan al Tribunal preguntando: ¿qué debo hacer para que la Iglesia me dé el divorcio? o ¿qué tengo que hacer para que la Iglesia me anule el matrimonio? Es importante, primero que todo, aclarar que la Iglesia no concede divorcios ni anula matrimonios. Una cosa es declarar la nulidad matrimonial y otra, muy diferente, anular el matrimonio. 8| Febrero

Declarar la nulidad Es el acto mediante el cual la autoridad competente afirma que un acto jurídico nunca tuvo valor. En el caso del matrimonio, consiste en declarar que no se dieron las condiciones necesarias para que ese matrimonio fuera válido. Esto se realiza mediante un proceso investigativo que más adelante describiremos, para determinar si el matrimonio que se demanda, es válido o no, desde su origen mismo. Dicho de otra manera, el Tribunal Eclesiástico se enfoca en los impedimentos dirimentes, la incapacidad para consentir, los vicios de consentimiento y/o los defectos de forma canónica que, de darse previos al matrimonio, lo hacen nulo.


Por: Pastoral Bíblica | Con el apoyo del Pbro. Hernán Darío Cardona S.D.B.

El Evangelio DEL DOMINGO PAUTAS DE REFLEXIÓN

MARTES 2 DE FEBRERO PRESENTACIÓN DEL SEÑOR JORNADA MUNDIAL DE LA VIDA CONSAGRADA “Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel” Primera Lectura: Libro de Malaquías 3,1-4 o Hebreos 2, 14-18 Salmo 23: “Bendito eres en el templo de tu santa gloria” Segunda Lectura: Primera carta a los Corintios 9, 16-19.22-23 Evangelio: San Lucas 2, 22-40

Cuando llegó el tiempo de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén, para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.» Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo previsto por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.» Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo, diciendo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma.» Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana; de jovencita había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba. Palabra del Señor

El nombre Simeón significa en hebreo “El Señor ha escuchado”, toma en sus brazos al niño Jesús, y mientras los padres del niño quieren avanzar en los ritos de la ley, el anciano, lleno de Espíritu del Señor, pronuncia una profecía desconcertante para los parientes. Jesús será la gloria de su pueblo Israel. José y María conocían el oficio del mesías, del hijo de Dios, pero ahora surge una novedad luz para las naciones, es decir, para los pueblos gentiles, para los paganos, una realidad inaceptable para los judíos. Ellos no se mezclan con otros pueblos. Simeón anuncia el amor universal del Dios de Jesús, no para un solo pueblo, para un grupo elegido, sino para la entera humanidad. Por lo tanto, los enemigos de Israel, los otros pueblos, no deben ser dominados, sino acogidos como hermanos y hermanas. Después Simeón bendice a la madre de una manera un tanto extraña. Jesús será una piedra, podrá ser la piedra de ángulo en una construcción, pero también una piedra de tropiezo, un obstáculo para muchos, para la caída o la resurrección de numerosas personas en Israel. Un signo de contradicción. Y a la madre, a santa María, una espada te traspasará la vida (psyché, en griego). Tanto en la biblia hebrea como en el Nuevo Testamento, la espada es una figura de la Palabra de Dios (Heb 4,12; Ef 6,17). A Santa María, al pueblo de Israel, a todos los pueblos, la Palabra del Hijo de Dios los confronta en lo más profundo de su corazón, de su conciencia, para ajustarse a la voluntad de Dios, y las decisiones, por lo tanto, serán dolorosas porque implican la conversión. Este anuncio tendrá su primera manifestación en el siguiente relato, cuando Jesús tome distancia de sus padres en el templo de Jerusalén para dedicarse solo a su Abba-Padre (Lc 2,41-52). Este proceso de conversión y aceptación del proyecto de Dios Padre es un largo camino y un sendero constante que exige cada vez nuevas opciones. Por ejemplo, santa María deberá comprender que, de madre del Hijo de Dios deberá transformarse en discípula de Jesús. Una travesía llena de numerosos episodios, así como la espada penetra lo más hondo de cada conciencia. Esta es una propuesta novedosa nacida del evangelio para las familias creyentes.

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El Evangelio DEL DOMINGOPor: Pastoral Bíblica | Con el apoyo del Pbro. Hernán Darío Cardona S.D.B. PAUTAS DE REFLEXIÓN

DOMINGO 7 DE FEBRERO QUINTO DOMIGO DEL TIEMPO ORDINARIO “Ay de mí si no Evangelizo” Primera Lectura: Libro de Job 7, 1-4.6-7 Salmo 146: “Gracias a Dios, que sanas los corazones destrozados” Segunda Lectura: Primara carta a los Corintios 9, 16-19.22-23 Evangelio: San Marcos 1, 29-39

En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; se lo dijeron a Jesús y Él se acercó, la tomó de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al atardecer, cuando ya se había puesto el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se fue a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: — «Todo el mundo te busca». Él les respondió: — «Vamos a otra parte, a los pueblos cercanos, para predicar también allí; que para eso he venido». Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios. Palabra del Señor

El evangelista Marcos nos presenta el efecto de la primera enseñanza de Jesús en la sinagoga. Cuando deja el lugar judío del culto, va a la casa de Simón y Andrés en compañía de Santiago y Juan, ya hay una primera anomalía. Según el texto, Simón y Andrés no estuvieron en la sinagoga, asistencia obligatoria para un judío piadoso. Estos hermanos son más libres en su vida religiosa. Santiago y Juan estaban con Jesús en la sinagoga, y parecen más piadosos. El efecto de la enseñanza de Jesús es inesperado. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre (pirós, en griego, es decir, ardía). Jesús se acerca a una mujer, una persona insignificante en la sociedad machista de la época, además si tiene fiebre, está enferma y por ello es impura. En este contexto, se le debe ignorar. Otro efecto de la enseñanza de Jesús: le hablan de esta mujer. El amor de Dios es para todas las criaturas. No hay gente de primera clase, de segunda clase o de tercera, todos los seres humanos son sujetos de su amor. Jesús podía seguir la praxis de la época e ignorar a esta mujer. Pero no. Jesús se acercó y la levantó, la tomó de la mano (tocó a una mujer impura) y la fiebre la dejó y ella se hace diácono. La mujer se pone a servir y no es una acción indigna por ser mujer, al contrario, Jesús la exalta. En cuanto servidora es evangelizadora, hace parte del reino. En la cultura de la época, según algunas tradiciones, Dios estaba rodeado de ángeles que le servían, y se llamaban los ángeles del servicio (Cf. Mc 1,13). Por lo tanto, servir a Dios era la tarea de las criaturas espirituales más cercanas a Él. Luego estaban los varones, y, por último, lejos de Dios y excluidas, las mujeres. Una ubicación similar para estas personas se acostumbraba en el templo de Jerusalén. Con la suegra de Simón, el texto usa el verbo griego diakoneo, y significa servir, del cual deriva el término diácono e identifica un servicio no obligatorio, pero sí prestado de manera libre y voluntaria, sirve por amor. Por lo tanto, aquí en el Evangelio de Marcos, mujeres como la suegra de Simón están en paralelo con los seres espirituales más cercanos a Dios (los ángeles). En Mc 1,13, los ángeles sirven a Jesús. La suegra de Simón se parece a estos servidores (diáconos).

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Por: Pastoral Bíblica | Con el apoyo del Pbro. Hernán Darío Cardona S.D.B.

DOMINGO 14 FEBRERO SEXTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO “Se le quitó la lepra y quedo limpio” Primera Lectura: Libro del Levítico 13,1-2.44-46 Salmo 31: “Al pedirte socorro, me proteges, Señor” Segunda Lectura: Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 10, 31-11,1 Evangelio: San Marcos 1, 40-45

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: — «Si quieres, puedes limpiarme». Jesús sintió compasión, extendió la mano y lo tocó, diciendo: — «Quiero: queda limpio». La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente: — «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés». Pero él salió y se puso a pregonarlo y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba afuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes. Palabra del Señor

PAUTAS DE REFLEXIÓN Jesús terminó su primera enseñanza en una sinagoga judía y para la gente Jesús tenía autoridad y esa enseñanza era nueva, no como aquella de sus escribas. ¿Cuál era la diferencia? Los escribas enseñaban a cumplir la ley de Dios, en cambio, Jesús enseña a acoger el amor universal del Dios Abba. Si enseñas a observar la ley de Dios no todos lo logran, no todos tienen éxito, no todos guardan esta ley y, por lo tanto, algunos quedan excluidos del amor de Dios. Pero si se enseña el amor de Dios, a acoger este amor, todos lo pueden lograr.

El Evangelio DEL DOMINGO

La acción de Jesús revela cómo el amor compasivo del Padre no se encuentra en una doctrina, pues la doctrina apenas promulgada, ya está envejecida, necesita ser reinterpretada y traducida para la gente y no todos alcanzan a comprenderlo. En cambio, el Dios Abba revelado por Jesús, se manifiesta a través del amor, la ternura, un lenguaje comprensible para todos. Marcos afirma: La fama de Jesús, esta novedad, se extendió por los alrededores de Galilea. Y asoma una persona marginada por la religión. Ciertos grupos religiosos marginan a las personas por su conducta, porque están en pecado, son impuras y, según ellos, Dios las excluye. El único que puede sacarte de este pecado es Dios, pero como estás en pecado, no hay solución. Es un círculo vicioso. No hay salida, y esta es la tragedia de muchos creyentes. Marcos presenta un leproso anónimo, es decir, representa una realidad más amplia. En el s. I, entre los judíos, la lepra hacía impura a la persona, y era signo de un castigo de Dios por pecados graves. Solo Dios podía librar de esa impureza, pero no podía hacerlo porque el enfermo estaba impuro. En la Biblia hebrea solo hay dos curaciones de la lepra, una de María, la hermana de Moisés, por obra Dios (Nm 12,9-16), y la otra, cuando Eliseo, cura de la lepra a un pagano, Naamán el sirio (2Re 5,9-15). La lepra era considerada un castigo de Dios, pero el leproso del relato en Marcos, no renunció a la compasión, aunque vivía lejos de las aldeas y era un marginado. Era un cadáver vivo y no debe acercarse a nadie ni ser abordado (Lv 13,45-46). La acción de Jesús es de profunda compasión, la compasión significa comunicar la vida a quienes no la tienen, poner vida donde hay muerte. Jesús extendió su mano, lo tocó y le dijo: quiero, queda purificado. El amor compasivo expresa la voluntad de Dios y no la ley, el amor sana. Jesús alza su mano, una expresión del libro del éxodo con la cual se recuerda la intervención de Dios cuando las diez plagas contra los egipcios (Ex 7,4-5). El evangelista crea un suspenso, ¿Jesús va a castigar al leproso? Porque es un pecador, incluso transgrede la ley y hay un contacto físico entre Jesús y el leproso. No era necesario tocar al leproso. Tenemos relatos donde Jesús y Dios curan solo con la fuerza de la palabra.

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El Evangelio DEL DOMINGOPor: Pastoral Bíblica | Con el apoyo del Pbro. Hernán Darío Cardona S.D.B. PAUTAS DE REFLEXIÓN

MIÉRCOLES 17 DE FEBRERO MIÉRCOLES DE CENIZA “Déjense reconciliar con Dios” Primera Lectura: Libro de Joel 2, 12-18 Salmo 50; “Misericordia, Señor, hemos pecado” Segunda Lectura: Segunda carta de San Pablo a los Corintios 5, 20-6, 2 Evangelio: San Mateo 6, 1-6.16-18

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: —«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará. Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.» Palabra del Señor

Con el miércoles de ceniza comienza la cuaresma. Para comprender el significado de este período es preciso examinar las diferencias existentes entre la liturgia preconciliar y la postconciliar. Antes de la reforma litúrgica, la imposición de la ceniza se acompañaba de las palabras “Recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás”, conforme a la maldición pronunciada por el Señor al pecador contenida en el Libro del Génesis (Gen 3,19). Y con esta lúgubre advertencia daba comienzo un periodo caracterizado por la penitencia, los sacrificios y mortificaciones. Hoy día, en el momento de la imposición de la ceniza se hace uso de la invitación evangélica “Conviértete y cree en el evangelio”, las primeras palabras de Jesús en el evangelio de Marcos (Mc 1,15). Una exhortación para cambiar de vida, orientando la existencia hacia el bien del otro y hacia la adhesión al evangelio de Jesús. El hombre no es polvo y no volverá al polvo, sino que es hijo de Dios, y goza de una vida con una fortaleza que es eterna, o sea, indestructible, y, por esta razón es capaz de superar la muerte. En estas dos visiones teológicas divergentes está el significado de la cuaresma. En su enseñanza, Jesús nunca invitó a hacer penitencia, a mortificarse, y mucho menos a hacer sacrificios. Es más, dijo todo lo contrario: “Misericordia quiero y no sacrificios” (Mt 12,7). Los sacrificios centran al ser humano en torno a sí mismo, le hacen pensar en su propia perfección espiritual; la misericordia, en cambio, le orienta al bien del hermano. Sacrificios, penitencias, mortificaciones, de hecho, vuelcan al ser humano sobre sí mismo, y no hay nada más peligroso y letal que esta conducta. Pablo de Tarso, un fanático fariseo, era un defensor convencido de estas prácticas, pero cuando conoció a Jesús, escribe: Por tanto, nadie os juzgue en asuntos de comida o de bebida, o respecto a días de fiesta, lunas nuevas o sábados. Siendo que vuestra muerte con Cristo os separó de los principios elementales del mundo (Col 2,16.20-23). Para Pablo estas prácticas centran al ser humano alrededor de sí, lo mueven a buscar una perfección espiritual imposible, tan lejana e inalcanzable como grande es la propia ambición. Jesús, en cambio, invita al don de sí, inmediato y concreto, tan grande como nuestra capacidad de amar. La cuaresma no se orienta hacia el viernes santo, sino hacia la Pascua de resurrección. No es un tiempo de mortificación, sino de vivificación. Se trata de descubrir formas nuevas, inéditas, de perdón, de generosidad y de servicio, para cualificar el amor y ponerlo en sintonía con el amor de quien vive, y experimentar la Pascua como plenitud de la vida de Cristo Jesús.

12| Febrero


Por: Pastoral Bíblica | Con el apoyo del Pbro. Hernán Darío Cardona S.D.B.

DOMINGO 21 DE FEBRERO PRIMER DOMINGO DE CUARESMA “No solamente de pan vive el hombre” Primera Lectura: Libro del Génesis 9, 8-15 Salmo 24: “Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad” Segunda Lectura: Primera carta del apóstol San Pedro 3, 18-22 Evangelio: San Marcos 1, 12-15

En aquel tiempo, el Espíritu llevó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre las fieras salvajes, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: — «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: conviértanse y crean en el Evangelio». Palabra del Señor

PAUTAS DE REFLEXIÓN Luego del bautismo, después de recibir como respuesta a su compromiso de manifestar con fidelidad el amor del Padre y su Espíritu, es decir, su capacidad de amor, Marcos 1,12 dice: El Espíritu lo empujó al desierto. Es el impulso irresistible de Jesús, la respuesta de Jesús al amor del Padre es el amor por las personas concretas para hacerlos libres y veraces. Esta es la razón por la cual el Espíritu lo empuja al desierto. El desierto recuerda el éxodo y la liberación de Israel. Ahora no deben liberarse de la esclavitud del faraón, de una tierra por cárcel, más bien, Jesús libera a todo ser humano de una prisión aún más cruel y aterradora, una prisión impuesta en el nombre de Dios. Liberarse de la institución religiosa suplantadora de Dios con sus intereses particulares, y con el poder, y de una imagen de Dios opuesta al rostro del Padre en Jesús.

El Evangelio DEL DOMINGO

Jesús fue enviado por Dios para liberar, de la dañina institución religiosa, a las personas, así el Padre es el único pastor, excelente guardián de este rebaño. Y en el desierto Jesús permanece durante cuarenta días. Los números en la Biblia, de ordinario, deben ser interpretados; cuarenta indica una generación. El evangelista reporta una verdad profunda: la generación de Jesús, es decir, Jesús siempre vivió así, en esta actitud. Lo movió siempre el impulso irresistible de la liberación de los seres humanos. Cuarenta significa toda su existencia. Satanás tienta a Jesús. Satanás en este evangelio es una imagen de poder. Mientras Dios Padre es el amor puesto al servicio de los seres humanos, Satanás es la ideología opresora de las personas. Y Satanás, en este evangelio, se identifica incluso en la figura de Pedro, el único a quien Jesús se volverá diciendo (Mc 8, 33): Ve tras de mí, Satanás. Porque Pedro no comulga con el proyecto de Jesús para ir a Jerusalén y vivir la pascua. Pedro quiere un mesías triunfante, un mesías exitoso, y no tolera ver a Jesús asesinado en una cruz. Satán representa el poder capaz de obstaculizar la acción de Dios para liberar a la humanidad. Ahora, Jesús aparece con bestias salvajes, en la profecía de Daniel, las bestias son imágenes de poder, de imperios dominadores y opresores de las personas (Dn 7,1-13). El Evangelista presenta a Jesús en medio de dos fuegos; por un lado, Satanás tentador en su interior, quiere persuadir a Jesús de su proyecto. A lo largo de su vida, Jesús fue tentado para realizar su misión con poder. Y no solo tentado por fuerzas externas, sino también de sus discípulos. Por otro lado, se encuentra con las bestias, una amenaza externa, quienes ejercen la violencia en la cual Jesús sucumbirá. Pero también los ángeles le servían. El término ángel significa enviado, mensajero, ellos son colaboradores de Jesús. El verbo servir es diakonéo en griego, de ahí el término diácono, e identifica a quien presta un servicio no por obligación, sino un servicio ejercido por amor, con libertad y de manera voluntaria. Ellos se adhieren a Jesús y colaboran con su actividad. El Padre no abandona a su Hijo. Así el evangelista nos presenta el primer conflicto entre el poder y un enviado de Dios, y nos hace un avance sobre el final de la aventura de Jesús: su Pascua.

13| Evangelizar


El Evangelio DEL DOMINGOPor: Pastoral Bíblica | Con el apoyo del Pbro. Hernán Darío Cardona S.D.B. DOMINGO 28 DE FEBRERO SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA “Este es mi Hijo amado” Primera Lectura: Del libro del Génesis 22, 1-2.9ª 10-13.13-18 Salmo 115: “Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida” Segunda Lectura: de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 8,31b-34 Evangelio: San Marcos 9, 2-10

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió únicamente con ellos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de una blancura deslumbrante, como nadie en el mundo podría blanquearlos. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: — «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». No sabía lo que decía, porque estaban asustados. Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: — «Éste es mi Hijo amado; escúchenlo». De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: — «No cuenten a nadie lo que ustedes han visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos». Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos». Palabra del Señor

PAUTAS DE REFLEXIÓN En el Segundo Domingo de Cuaresma meditamos en el relato de la Transfiguración de Jesús (Mc 9,2-10), un episodio en estrecha relación con el pasaje anterior. Seis días después. La indicación va más allá de la cronología y nos abre a la Teología. En Gn 1,26-31, El Señor crea al ser humano, varón y mujer, al sexto día. También, el sexto día se recoge el maná en doble ración para tener alimento para el shabat y entrar en comunión de vida con el Señor el día de descanso (Ex 16,26). Durante seis días la gloria del Señor cubre a

Moisés en el monte Sinaí, antes de presentarse a los ojos de los israelitas el día séptimo (Ex 24,16-18). En este contexto, Marcos nos dice que es el hombre creado por Dios. En Jesús se manifiesta la plena realización del plan de Dios para la entera humanidad. Jesús llevó consigo a Pedro, Santiago y a Juan. Son tres discípulos de la primera hora (Mc 1,16-20), y a quienes Jesús les pone un apodo por su dificultad para asumir el plan de Dios en el Nuevo Testamento. Pedro significa cabeza dura, terco, duro de entender, siempre en oposición (Mc 3,16). Santiago y Juan, llamados hijos del trueno, en arameo Boanerges (Mc 3,17), ambiciosos, fanáticos, exaltados, arrogantes (Mc 9,38-40), tres discípulos difíciles. Ellos, debido a su ambición de tener los primeros lugares en el reino de Jesús, arriesgan destrozar la comunidad (Mc 10,35-45). Y los llevó a una alta montaña. La montaña en la cultura antigua es el lugar de la condición divina, de la esfera divina (Sinaí, Horeb, Moria). Aparte. De ordinario con sentido negativo, significa incomprensión, resistencia de los discípulos de Jesús, requieren una explicación particular. Y fue transfigurado delante de ellos. En Mc 8,33 Pedro no aceptó el primer anuncio de la Pascua de Jesús. En la Transfiguración el evangelista muestra cuál es la condición de la humanidad cuando pasa por la muerte. La muerte no destruye al individuo, al contrario, potencia la vida. La muerte es una transformación (metamorfosis, en griego) que le permite al ser humano liberar todas las positivas energías vitales ancladas dentro de él. Para Jesús, el paso a través de la muerte no es destrucción, como pensaban los discípulos y, por esa razón, se oponen no solo a la muerte de Jesús, sino también a la plena realización de la persona. Sus túnicas se volvieron brillantes, muy blancas y ningún lavandero de la tierra podría hacerlas tan blancas. ¿Qué significa este dato? La potenciación de la existencia comienza en esta historia, pero no logra su plenitud en la tierra. En cada persona están unas magníficas potencialidades que solo son liberadas y desatadas en el momento de la muerte (la pascua). Esta condición es el resultado no del esfuerzo humano, sino el efecto de la acción divina. Por lo tanto, la muerte no es destrucción, sino un potenciamiento de la persona.

14| Febrero


Por: Pbro. Sergio Urrego Marulanda | Delegado Episcopal de la Pastoral Juvenil

Pastoral JUVENIL

Expertos

en saber vivir

Lo que cada día practiques, será tu mayor destreza. La pregunta en este inicio de año es: ¿A qué te dedicarás diariamente? Es una gran pregunta, cuya respuesta debe ser consciente y sincera, pues dependiendo de esta puedes saber en quién te estás convirtiendo. Así es, te estás volviendo profesional en lo que más practicas, pues nos volvemos expertos en lo que diariamente hacemos. Las destrezas se van consiguiendo con disciplina y dedicación, poco a poco con la repetición de los actos se pueden adquirir capacidades maravillosas. La constancia en una acción se convierte en virtud cuando está encaminada al bien personal y comunitario, o en vicio cuando está encaminada hacia el daño y la destrucción personal y comunitaria. En otras palabras, te vuelves experto en lo que diariamente practicas. ¿En que eres experto? Esta reflexión surge de un video que en algún momento apareció en redes sociales, de esos contenidos que a veces llegan y no sabes muy bien de dónde salieron, que después de tanto ser compartidos, se pierde la capacidad de reconocer su origen, pero que cumplen con su cometido de tocar conciencias y de marcar nuevos ideales. Desde allí surge esta gran pregunta: ¿En qué soy experto? Esta también es una pregunta sobre nuestras actitudes, pues somos expertos en algunas. ¿A qué te dedicas cada día? ¿Serás profesional en tus actitudes diarias?. Si practicas cada día la alegría desde tu juventud, pronto te convertirás en un experto en ella; si practicas la paz cada día, serás un profesional en brindar paz; si te dedicas al buen trato con los demás cada día, llegarás a ser un experto en las buenas relaciones humanas.

Por otro lado, si cada día te dedicas a quejarte por todo, serás un experto en reclamar, serás profesional en encontrar defecto y error en todo lo que te rodea, puede que sean aspectos pequeños, pero como eres experto, los verás y te quejarás. Si practicas la rabia cada día, serás pronto experto en enfurecerte por las mínimas fallas de los demás, serás profesional en estar de mal humor. Tal vez practicas diariamente estar preocupado, pues si así lo haces, serás un experto en vivir preocupado por todo, tanto por lo que puedes resolver como por lo que no puedes. En nuestras actitudes diarias estamos construyendo aquello por lo cual seremos definidos. Puedes estar convirtiéndote en el experto mal humorado, en el profesional de las quejas, en el magister para criticar, en el avanzado de la preocupación, en el más teso en estar aburrido, en el mejor de los amargados. Este año diocesano de la Eucaristía, volvámonos expertos en la contemplación, profesionales en el servicio, los más tesos en la donación, maestros en el buen trato y ¡Por favor! seamos los mejores en las buenas actitudes. La propuesta, si es verdad que es una cuestión de práctica, es que seamos profesionales en aquello que nos beneficia.

15| Evangelizar

“No te canses de practicar el bien” Gálatas 6,9


Pastoral SACERDOTAL

Por: Monseñor Julio Daniel Botia

Qué dicha sentirse animado, con el entusiasmo que teníamos el día de la ordenación sacerdotal. Ese fuego se puede volver a encender, la fuerza se puede recuperar, el compromiso se puede renovar con alegría. ¿Verdad?

Reavivar

EL FUEGO

Recién ordenados queríamos salvar el mundo y para ello trabajábamos sin pausa y con grandes ilusiones. Después, por diversos motivos, nos fuimos apagando, no porque nos faltasen fuerzas, sino porque nos faltó algo más en el corazón. Por ello, hay hermanos desanimados, que viven con mediocridad y tristeza su vida, se cansan con poco, no los motiva el ministerio pastoral y, a veces, ello los deprime. ¿Conoces alguno? Lo mejor es que en cualquier edad, podemos recuperar el primer amor. No importa que, con el pasar de los años, se hayan metido la rutina y la monotonía en nuestro ministerio y ello haga pesada nuestra vida. Ni importa que se nos presenten dificultades que nos hagan sentir pereza para servir y para vivir. Tampoco importa que tengamos dificultades con nuestro Superior, o con la comunidad, o con el ambiente secularizado. O que tengamos problemas que parece que no tienen solución. Nuestro rostro triste puede volver a sonreír. El corazón puede renovar el amor. El fuego se puede volver a encender. Ni siquiera lo impiden las dificultades internas que se nos presentan. Es lo que Pablo le dice a Timoteo: “Te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti por la imposición de mis manos” (2 Tim 1, 6). El don recibido se puede reavivar, por la acción del Espíritu Santo, con la colaboración nuestra. Es encender, mantener y acrecentar la caridad pastoral como virtud, capacidad, disposición, fuego y fuerza para ser, vivir y obrar como pastores. ¿Qué podemos hacer por un hermano triste y desanimado? Ante todo, acompañarlo fraternalmente, comprendiéndolo y sembrando en él alegría y esperanza. Ayudarlo a que se acerque más a la fuente del amor de Dios, en donde encuentra respuestas y ayuda para sus dificultades. Le motivamos a llevar su cruz con Jesús y como Jesús. Ayudarle a conocer las causas de su desánimo y a afrontarlas aprovechando los recursos personales, de la diócesis y de otras Instituciones. Compartir con él para ayudarle a recuperar las motivaciones de su vida, vocación y misión. Caminar con él para crecer en la caridad pastoral, don de Dios que nos renueva continuamente. Qué dicha encender nuestro amor y reavivar la caridad pastoral en un hermano. ¡Hagámoslo!

16| Febrero


Por: Frankin Aníbal Osorio Londoño | Delegado Episcopal de la Pastoral Familiar

Pastoral FAMILIAR

¡Familia,

SÉ LO QUE ERES!

Hemos dado inicio al año de la Eucaristía en nuestra Diócesis de Sonsón Rionegro, y la mayor parte de la reflexión espiritual y pastoral girará en torno a este bellísimo sacramento que es “fuente y culmen de la vida cristiana”. Sin duda alguna, el misterio Eucarístico puede ser entendido como “misterio de comunión”. Así lo da a entender el mismo Pablo: “siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan” (Cfr. 1Cor 10,17). Este misterio de comunión se concretiza de manera especial en la familia, ya que aunque son muchos los miembros, todos ellos forman una sola realidad de amor. El papa Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica Familiaris Consortio hace un llamado concreto a las familias a recuperar su identidad originaria. Por ello, en la tercera parte de su exhortación apostólica, escribe: “Familia, sé lo que eres”; una “íntima comunidad de vida y de amor”. Esto no hace referencia a un solo “qué hacer”, sino que se trata de la misma esencia de la familia, su mismo ser. De este modo, se entiende que la misión de la familia es “custodiar, revelar y comunicar el amor, como reflejo vivo y participación real del amor de Dios por la humanidad y del amor de Cristo Señor por la Iglesia, su esposa”.

Hoy también es actual el mensaje del Papa. Es muy factible que las familias hayan perdido su horizonte, que hayan olvidado el proyecto original para el cual fueron creadas: ser expresión viva del amor que Dios tiene por nosotros y manifestar este mismo amor a la humanidad cada vez más dividida por intereses políticos, sociales y culturales. Es en la familia donde se aprenden los más altos valores entre los cuales tiene la primacía el amor. Se hace urgente fortalecer la unidad familiar, ya que esta garantizará a su vez la comunión en la sociedad. “Que sean uno, así como nosotros somos uno” (Cfr. Jn 17,21), es el deseo de Jesús manifestado en la oración sacerdotal. Es el querer más profundo de Dios, y es el fin hacia el cual apunta toda nuestra vida cristina. ¡Familia, sé lo que eres! No es más que una invitación a centrar la mirada en el ser, lo esencial de la familia, es decir, en el AMOR, que rompe barreras, elimina las divisiones y crea una realidad de paz y concordia entre los hombres.

17| Evangelizar


Pastoral SOCIAL

Por: Hna. María Alejandra Bucheli García

¡La Eucaristía,

signo de unidad y vínculo de caridad!

El papa san Pablo VI escribe: “El concilio de Trento, al resumir su doctrina, enseña que nuestro Salvador dejó en su Iglesia la Eucaristía "como un símbolo (...) de su unidad y de la caridad con la que quiso estuvieran íntimamente unidos entre sí todos los cristianos" y, por lo tanto, "símbolo de aquel único cuerpo del cual él es la cabeza"” (Mysterium fidei, n. 23: Ench. Vat., 2, 424; cf. concilio de Trento, Decr. de SS. Eucharistia, proemio y c. 2). Si ahondamos en lo que nos revelan las Sagradas Escrituras acerca del Corazón de Jesús, reconoceremos el profundo deseo de unidad que anida en Él. “Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros” (Jn 17, 21). Es justamente este anhelo de Dios lo que se realiza en el Sacramento Eucarístico, donde nos unimos como la familia de los Hijos de Dios. Es en torno a Él, donde se realiza la identidad más profunda que tenemos como cristianos, dejamos de vivir solamente como un “yo” para abrirnos a la realidad del “nosotros”, reconociendo que somos un Cuerpo, del cual Cristo es la Cabeza. Si partimos de esta verdad de fe será imposible vernos como extraños unos a otros, pues “La unidad del Cuerpo místico produce y estimula entre los fieles la caridad: "Si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él; si un miembro es honrado, todos los miembros se alegran con él" (LG 7)” (CEC 791). Desde esta mirada, no podemos vernos como seres aislados “dado que el Señor, cuando llama cuerpo suyo al pan compuesto por la unión de muchos granos de trigo, indica a nuestro pueblo reunido, que él sustenta; y cuando llama sangre suya al vino exprimido de muchos racimos y granos de uva reunidos, indica del mismo modo a nuestra comunidad compuesta por una multitud unida" (Ep. ad Magnum 6). Esta íntima unidad Eucarística nos revela la responsabilidad que tenemos con el “otro” que se convierte en “yo mismo”, pues mi hermano es algo mío. Como ejemplo, podemos pensar en lo que sucede en una persona cuando se fractura

una pierna. Quienes lo han vivido pueden constatar que todo el cuerpo se ve afectado en su funcionamiento, que los brazos resultan heridos por el uso de las muletas, que la otra pierna debe hacer un mayor esfuerzo mientras la que esta frágil se recupera; incluso, la que estaba sana, termina débil también. Este sencillo ejemplo muestra con claridad lo que sucede en el Cuerpo Místico de Cristo que somos; realmente nos necesitamos y estamos conectados. El reconocimiento del Señor Jesús, presente en el cuerpo y la Sangre de Cristo, nos lleva a reconocer nuestro compromiso social, especialmente con los miembros más frágiles del cuerpo, donde especialmente se encuentra la presencia del Señor: "Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo"(Mt 25, 40). Hoy el Señor te invita a reconocerlo, a abrir los ojos a su presencia real entre nosotros en la Eucaristía. Él nos muestra el camino y nos invita a vivir según nuestra identidad más profunda de hijos amados, hermanos unos de otros, llamados a amar y a servir. Este es el camino de nuestra verdadera felicidad. Estamos viviendo tiempos difíciles a causa de la pandemia, pero en medio de esta realidad, Dios nos muestra el camino, la unidad en torno a Él, la unidad que se vuelve fraternidad y que se hace concreta a través de actos de caridad y misericordia como la cercanía, la solidaridad, el servicio, la entrega por el otro. Solo de esta manera se realizará el sueño de Dios, nuestra realización en la unidad de un único Cuerpo sellado por la caridad.

18| Febrero


Parte 10

Por: Mons. Gilberto Muñoz Ospina

Análisis de LA REALIDAD

EL TRABAJO, DON Y OBRA DE DIOS DONADO AL SER HUMANO En la Doctrina Social de la Iglesia Católica

PACEM IN TERRIS DEL PAPA JUAN XXIII: Dimensión social del trabajo. El trabajo humano posee también una intrínseca dimensión social. El trabajo de un ser humano, en efecto, se vincula naturalmente con el de otros. El trabajar es con otros y trabajar para otros; es un hacer algo para alguien. “Ante todo advertimos que las clases trabajadoras han avanzado tanto en el campo económico como en el social. En la lucha por el diario vivir, los obreros concentran su acción en la reivindicación de sus derechos de contenido principalmente económico-social. Ellos extienden derechos de naturaleza política y finalmente al derecho de participar en los beneficios de la cultura. En las comunidades nacionales está viva en los obreros la exigencia de no ser tratados nunca por los demás arbitrariamente como objetos que carecen de razón y libertad, sino como sujetos o personas en todos los sectores de la sociedad humana, o sea en los sectores económico-sociales, en la vida pública, y en la cultura”. (P. in T. 39,40). POPULORUM PROGRESSIO DEL PAPA PABLO VI: El trabajo no se puede valorar justamente si no se tiene en cuenta su naturaleza social, ya que, si no existe un verdadero cuerpo social y orgánico, si no hay un orden social y jurídico que garantice el ejercicio del trabajo, si los diferentes oficios, dependientes unos de otros, no colaboran y se completan entre sí y, lo que es más todavía, no se asocian y se funden como en una unidad la inteligencia, el capital y el trabajo, la eficiencia humana no será capaz de producir sus frutos.

“Si algunas veces puede reinar una mística exagerada del trabajo, no será menos cierto que el trabajo ha sido querido y bendecido por Dios. El ser humano debe cooperar con el creador en la perfección de la creación y marcar la tierra con el carácter espiritual que él mismo ha recibido. Dios ha dotado al ser humano de inteligencia para realizar sus obras, ya sea el artista, el artesano, el patrono, el obrero, el campesino; todo trabajador es un creador. Viviendo en común, participando de una misma esperanza, de un sufrimiento, de una ambición y de una alegría, el trabajo une las voluntades, aproxima los espíritus y funde los corazones; al realizarlo los seres humanos descubren que son hermanos”. (P.P. 27). “El trabajo promete el dinero, la alegría, desarrolla la conciencia profesional, el sentido del deber y la caridad para con el prójimo. El trabajo no es humano si no permanece inteligente y libre. El trabajo de la humanidad, mucho más para el cristiano, tiene todavía la misión de colaborar en la creación del mundo sobrenatural, hasta que lleguemos todos juntos al ser humano perfecto y ‘que realiza la plenitud de Cristo’ (Efesios 4,13)”. (P.P. 28). ENCÍCLICA OCTOGESIMA ADVENIENS DEL PAPA PABLO VI: “Todo ser humano tiene derecho al trabajo, a la posibilidad de desarrollar sus cualidades y su personalidad en el ejercicio de su profesión y una remuneración equitativa que permita a él y a su familia ‘llevar una vida digna en el plano material, cultural y espiritual’ a la asistencia en caso de necesidad por razón de enfermedad o edad” (O.A. 14).

19| Evangelizar


Pastoral EDUCATIVA

Por: Pbro. Hugo Humberto Hoyos Duque | Delegado Episcopal de la Pastoral Educativa

LA ESCUELA, Y SU NUEVO RUMBO Quién no recuerda el año 2020, ¿qué se nos pasa por la mente y el corazón?, al recordar que en un año bisiesto el mundo iba a cambiar; las formas sociales de relacionarnos y vivir, cambiarían de la noche a la mañana. Nadie imaginaba que un virus nos haya truncado sueños, proyectos, y vidas. Pero, también, que haya despertado el sentido de responsabilidad social y comunitaria. Nos ha enseñado que hay otras formas y estilos de vivir, de estar en armonía con la naturaleza y el hombre. ¡Vaya, lecciones vividas, lecciones aprendidas! Y las que faltan... Cae bien recordar lo expresado en algún momento por el papa francisco. “La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y prioridades. (…) Con la tempestad, se cayó el maquillaje de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de querer aparentar; y dejó al descubierto, una vez más, esa bendita pertenencia común de la que no podemos ni queremos evadir; esa pertenencia de hermanos. (Francisco, bendición Urbi et Orbi. 27 marzo 2020). Nos sirva a todos este mensaje del Papa para entender que todos somos hermanos, y al pensar en el regreso de los estudiantes, docentes y directivas a la escuela, hemos de darnos cuenta que lo vivido nos lleva a un nuevo rumbo, pensar las cosas de nuevamente. Los retos son muchos, pero el corazón y el espíritu han de estar firmes y con deseo de poner en marcha lo que conlleva un camino de grandes aprendizajes y enseñanzas. Como comunidad educativa, debemos preguntarnos, ¿qué hemos aprendido de esta pandemia?, ¿que ha quedado atrás y hacia dónde vamos?... los temores son para vencerlos, los miedos para dejarlos a un lado, los retos para asumirlos, y el amor a nuestros estudiantes y escuelas, para apasionarnos y ser más eficientes día a día.

-Todos debemos reimaginar y repensar la escuela,

Un nuevo rumbo en la escuela nos dice que el arte de enseñar, es acoger, es saber estar y direccionar, es acompañar a nuestros estudiantes, a sus padres, y profesores. La humanidad, un poco terca en su realidad, ha entendido que de las dificultades y tragedias siempre se rescatan elementos positivos, que nos llevan a ser más y mejores. Creo que podemos enumerar algunos temas como elementos de aprendizaje que nos quedan a toda la comunidad educativa como algo sustancial a la educación, y de la cual no podemos ser ajenos, siempre pensando que son realidades que llevan a crecer y madurar:

- La escuela ha de ser medio e instrumento de formación para verdaderos cambios sociales

- Hay que valorar el poder de trasformación y resiliencia de los docentes y su trabajo - La educación es trasformadora, no conocemos el futuro, pero si la fortalezas y debilidades, - La nueva presencialidad en el aula y escuela, llevan a pensar que es tiempo de cambiar. Abrir horizontes más humanos y sensibles a la realidad de nuestros estudiantes. - El aprendizaje tiene que estar mediado, por el uso y apropiación de las TIC como nuevos lenguajes curriculares, pero no siendo estos los únicos

- El verdadero aprendizaje educativo lleva a tener estudiantes con mentes creativas y corazones sensibles y humanos. - En esta nueva realidad se necesitan familias con identidad y comprensión, con sentido de responsabilidad y comunicación asertiva, donde el amor y la disciplina sean el canal más claro de afectos y sentimientos, de aprendizaje y enseñanzas.

20| Febrero


“Jesús toma el pan, da gracias, lo parte y lo da. Es su propio cuerpo, entregado. Es ÉL que se “da a sí mismo” por nosotros y por muchos, comprometiendo absolutamente toda su vida”.



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