Periodistas Postindustriales: Rediseño de una Profesión

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Polifonía

Diana Betancourt Caballero

31 Diálogo / DESAFÍO/ abril - mayo 2013

Fotos por Ricardo Alcaraz

Eduardo Alegría

La música y el teatro siempre han rivalizado por ser el protagonista en la vida de Eduardo Alegría. Desde temprana edad, el performero, músico y teatrero, se vio seducido por la polifonía. Su curiosidad por un piano upright (piano de pared) que se encontraba en casa de unos parientes posibilitó que sus padres notaran su fijación por la música, y fue así como sus progenitores decidieron trasladarlo de la escuela convencional, al Conservatorio de Música de Puerto Rico. Alegría contó que “no daba pie con bola con la escuela”. “Sacaba malas notas. El sistema de la estructura académica a mí nunca me funcionó, siempre fue bien, bien difícil”, dijo el artista. No obsta nte, cont ra r io a l sistema académico convencional, el músico mencionó que los primeros cursos de piano que tomó desde su casa fueron suficientes para notar que, efectivamente, tenía capacidad para la música. En séptimo grado se trasladó a la Escuela Libre de Música, de donde se graduó de cuarto año. A la hora de graduarse, Alegría ya estaba alucinado por el teatro, ya que durante su preparación en

la escuela tuvo la oportunidad de conocer a la educadora y teatrera Maritza Pérez, la cual le permitió ser parte del primer grupo juvenil de teatro (el cual ahora se conoce como Jóvenes del 98). Es así como la actuación lo secuestró y lo hizo abandonar la música. Por eso mencionó que “aparte que le daba mucha más libertad que la música, ya que la estudiaba desde un contexto académico, el teatro me daba un outlet”. En el 1987, entró a la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, y en el 1992 comenzó a desarrollar su primer espectáculo titulado “Mencheviques”. Según Alegría, éste era un espectáculo de tres piezas bien autobiográfico, en el cual se hablaba de issues de género y tenía que ver con la temática queer, “que ahora está bien de moda”.

“I ALWAYS HAVE POP DREAMS”

Eduardo decidió irse a Nueva York y desde a l lá comenzó a escribir canciones, algo que nunca había hecho, aunque siempre quiso tener una banda. “I always have pop dreams”, mencionó. Teniendo la idea de hacer una banda regresó

a Puerto Rico y fundó el grupo musical Superaquello, no pensando que se iba a alejar del teatro, “pero la verdad es que la producción musical me acaparó in a big big way y hacer teatro en Puerto Rico en los 90 me resultaba bien complicado”. El actor comentó que venir de un lugar donde obtuvo mucha ay uda y de momento llegar a Puerto Rico y que todo el mundo le dijera no, “fue algo bien chocante y como la producción musical me ponía menos trabas, pues la producción musical me ganó”. Luego de 15 años, Superaquello se separa y A legría comienza a desarrollar nuevas ideas. En abril del 2011 presentó el show la Esquina Periferia y es así como regresa al teatro. El compositor comentó que ese evento lo utilizó como trampolín para prender el fosforito de Alegría

Rampante, su actual grupo musical. “Es la primera vez que trabajo un proyecto musical que está enmarcado en mi producción musical. Y eso me está dando libertad”, mencionó. Entre un gesto de suspiro y desahogo el cantante comentó que, finalmente, luego de 45 años, está logrando usar todas las herramientas que tiene en sus maletas. Alegría añadió que está pasando una experiencia bien cautivante ya que está integrando el teatro con la música. Para Alegría, su más reciente espectáculo, Hotel Puercoespín, es un juego teatral y de música donde existe toda una mitología, “es una estructura apocalíptica y cuando hablo, hablo así desde esa ficción”, comentó.

Respecto a la acog ida del público, comentó que hoy día está más abierto a ver cosas nuevas, contrario a la década de los 80, pues “antes eran grupos pequeños que iban y apreciaban el trabajo. Ahora las generaciones jóvenes están empapadas de un montón de lenguajes, imágenes, sonidos y eso es bien distinto”, añadió. Además, mencionó que de alguna manera el trabajo que se hizo durante las pasadas dos décadas con sudor, lágrimas y sangre, por Viveka Vázquez, Rosa Luisa, Petra Bravo y Maritza Pérez, ha rendido frutos. “El trabajo preparó un público y no solo un público sino a una gente dispuesta a trabajar en este tipo de proyecto”, indicó. Para Alegría, el talento local siempre ha estado presente, “lo que pasa es que ahora la gente puede acceder información, pueden desarrollar sus ideas y maximizar sus producciones”. Contrario a su experiencia cuando tuvo que salir de la Isla para aprender “ahora los artistas no salen, ya que tienen acceso a todo”, añadió. Precisamente, esta es la diferencia entre la generación de los 80 y la de ahora, “tu trabajo tiene que tener la experiencia de vivirlo para que tengas algo que decir”, finalizó.

La escritora es periodista de cultura

dialogodigital.com

MÚSICA INDEPENDIENTE EN PUERTO RICO


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