Juego y materiales

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Lo que cuentan los ancianos Nö’ö pe ya txi xita (lengua hñäñhü-otomí del noroeste)

Actividad

Propicie la reflexión sobre las diferencias entre la historia que formaron todos y la de su creación en parejas; comentar cuál les gustó más; pregunte si agregarían personajes, cuáles y en qué parte.

Notas

En asamblea, cambien el final del cuento leído, recuérdeles cómo terminó y escriba los diferentes finales. Inviten a madres/padres y otros agentes educativos comunitarios a escuchar el cuento con sus distintos finales; si alguno es buen ilustrador, que haga dibujos de esos finales para tenerlos en el salón y usarlos en otras ocasiones.

El conejo y el coyote 10 Un día, el tío coyote se encontró a su compadre el conejo y le dijo: —“Ajá, ahora te voy a comer porque el otro día en la carrera me esquivaste y me dejaste atrás. Me ganaste por correr más rápido”¬. El conejo, aunque tenía mucho miedo, pudo decir: — “No me coma tío, mire que aquí hay comida. Los zapotes están más ricos que yo”—, y amasaba un zapote en su mano y se lo metía en la boca. —“Mire, qué sabroso tiíto; si quieres te doy uno”. —Buscó uno maduro y se lo dio. El coyote se dejó convencer para comerse el zapote, que se deshizo en su boca. Lo comió y lo sintió muy dulce, y mientras se comía los zapotes, el conejito huyó, se fue corriendo dando grandes saltos. El coyote alcanzó a verlo y le siguió las huellas. Corrió y corrió hacia el carrizal, hasta que lo alcanzó. Entonces le dijo: —“Ahora sí te voy a comer, porque me engañaste a lo vil”. — “No me coma, tiíto, te voy a llevar a una pachanga, a un casamiento. Vas a ver qué bonita se va a poner la fiesta. Habrá música, mucha comida y mucho que tomar. Tú vas a tocar la marimba y yo también”. — “Ah, pues está bien” —dijo el coyote. Entonces empezó a tocar. — “Y ahora usted tío, ayúdeme mientras voy a encontrar el casamiento”. — “¿No me vas a engañar?”

— “No, no, tiíto, yo voy a alcanzarlos porque ya vienen cerca, usted entre tanto toque la marimba”. — “Bueno, pues” — dijo el coyote y siguió tocando. Y sin que el coyote lo viera, ni darle tiempo a decir nada de nada, el conejito le prendió lumbre al carrizal. Luego le dijo al coyote: —“Cuando oigas que están tronando los cohetes, con más ganas le das a la marimba. ¡Vamos a divertirnos un rato!” Tronaban los carrizos ¡Pam!, pam!, pam! y el coyote tocaba y tocaba la marimba creyendo que eran los cohetes los que tronaban, cuando en realidad era el carrizal que se estaba quemando. Ya venía la lumbre cerca del coyote, ya mero lo iba a quemar. Con mucho trabajo el coyote pudo salvarse y salió otra vez corriendo para perseguir al conejo. Cuando lo alcanzó, lo encontró tomando agua. El coyote le dijo. — “¡Ah! Conque me has engañado otra vez, esta vez te como”. —“No tío, vamos a acabarnos el agua y a comer entre los dos ese queso grande que hay en el fondo del lago”. Se paró en la peña el coyote. Se asomó y vio el queso allá abajo, nadando en una fosa de agua. Entonces el coyote se aventó de cabeza a la fosa, se zambulló y no volvió a salir. El conejito se fue muy tranquilo y aquí se acabó el cuento del coyote y el conejo.

10. Adaptación de la DGEI para este cuaderno, tomada de La palabra de los antiguos, de la Dirección General de Culturas Populares; y de Así cuentan y juegan en la Huasteca, del Consejo Nacional de Fomento Educativo. GUÍA DEL DOCENTE / PREESCOLAR

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