El despoblado medieval de Villagarcía (Aliste) y su inserción en los mecanismos feudales .

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2016 INSTITUTO DE ESTUDIOS

ZAMORANOS

FLORIAN

DE OCAMPO H O M E N A J E A D. MIGUEL DE UNAMUNO PÉREZ



ANUARIO 2016 INSTITUTO DE ESTUDIOS ZAMORANOS “FLORIÁN DE OCAMPO” (C.S.I.C.)



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2016 INSTITUTO DE ESTUDIOS

ZAMORANOS

FLORIAN DE OCAMPO


ANUARIO DEL I.E.Z. FLORIÁN DE OCAMPO I.S.S.N.: 0213-82-12 Vol. 31 - 2016

EDITA: INSTITUTO DE ESTUDIOS ZAMORANOS “FLORIÁN DE OCAMPO” Director:

Pedro García Álvarez

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ÍNDICE HOMENAJE A MIGUEL DE UNAMUNO PÉREZ Recuerdos de nuestro padre Miguel, Pablo, Rafael y Rubén, sus Hijos...................................................... 13 Don Miguel de Unamuno Pérez y el Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo” Sergio PÉREZ MARTÍN y Pedro GARCÍA ÁLVAREZ................................. 21 ARQUEOLOGÍA Las monedas omeyas del Consultivo, en Zamora Javier JIMÉNEZ GADEA..............................................................................

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DERECHO Política laboral de género en Castilla y León, con relación a los derechos humanos. 1994-1996 M.ª Luz VAQUERO PINTO............................................................................

49

DOCUMENTACIÓN Relación de curatos (1753) y últimas visitas (1819-1835) del monasterio de San Benito de Zamora Ernesto ZARAGOZA PASCUAL...................................................................

67

Conflictividad social. Pleito sobre hidalguía en Andavías. 1515-1517 José Antonio MATEOS CARRETERO..........................................................

89

HISTORIA Pompa y regocijo: la fiesta del corpus en la ciudad de Zamora, siglos XVIXVIII José-Andrés CASQUERO FERNÁNDEZ...................................................... 115 El despoblado medieval de Villagarcía (Aliste) y su inserción en los mecanismos feudales de poblamiento Roberto TOLA TOLA y Pedro GÓMEZ TURIEL.......................................... 161 © I.E.Z. FLORIÁN DE OCAMPO

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ÍNDICE

HISTORIA DEL ARTE Retratos y empresas artísticas de los obispos renacentistas don Francisco de Mendoza y don Francisco Ruiz en Zamora, Palencia, Ávila y Toledo Juan Carlos PASCUAL DE CRUZ................................................................. 179 ¿Barroco y Medievo para las exequias del rey ilustrado? Elena MUÑOZ GÓMEZ................................................................................. 213 Precisiones sobre el Cristo Abrazado a la Cruz de Almendra (Zamora): la fortuna de un modelo de Michel Coxcie Rubén FERNÁNDEZ MATEOS.................................................................... 241 LINGÜISTICA Portugal desde Zamora: los nombres de los pueblos de la Frontera Trasmontana desde el lado zamorano Pascual RIESCO CHUECA; Pedro GÓMEZ TURIEL y Fernando ÁLVAREZ-BALBUENA GARCÍA................................................ 249 Inventario de bienes de la fortaleza de Villalpando en 1633. Estudio del léxico del lujo Marta MIGUEL BORGE................................................................................ 335 LITERATURA Ir, venir, volver… Clarín: cinco perífrasis verbales con verbos de movimiento en trece de los cuentos de Leopoldo Alas Patricia FERNÁNDEZ MARTÍN................................................................... 361 MUSICOLOGÍA El canto llano en la colegiata de Toro a través de los estatutos y de los libros de coro Vicente URONES SÁNCHEZ........................................................................ 415 PATRIMONIO CULTURAL La lluvia en las procesiones de Semana Santa de Zamora y los deterioros que causa en el patrimonio artístico de las cofradías Francisco Javier CASASECA GARCÍA........................................................ 461 MEMORIA DE ACTIVIDADES................................................................... 481 NORMAS PARA LOS AUTORES................................................................. 513 RELACIÓN DE SOCIOS I.E.Z. 2016............................................................... 519 © I.E.Z. FLORIÁN DE OCAMPO

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HISTORIA



EL DESPOBLADO MEDIEVAL DE VILLAGARCÍA (ALISTE) Y SU INSERCIÓN EN LOS MECANISMOS FEUDALES DE POBLAMIENTO Roberto Tola Tola Pedro Gómez Turiel

RESUMEN El presente trabajo supone un acercamiento a la evolución histórica de Villagarcía, antiguo lugar poblado en la comarca de Aliste (Provincia de Zamora), a partir de los escasos datos que nos ofrecen las fuentes documentales y orales. Se da una especial relevancia al contexto de pugna entre señoríos en el que se fragua su desaparición definitiva.

PALABRAS CLAVE: Despoblado medieval; Aliste; marquesado de Alcañices; Condado de Benavente.

THE DESERTED MEDIAEVAL VILLAGE OF VILLAGARCÍA (ALISTE) AND ITS PLACE IN THE FEUDAL MECHANISMS OF POPULATION ABSTRACT This study approaches the historical evolution of Villagarcía, an early village in the region of Aliste in the province of Zamora, based on the scarce information available from oral and documental sources. Special attention is paid to the context of struggles among estates in which its ultimate disappearance was forged.

KEYWORDS: Mediaeval deserted villages; Aliste; Marquisate of Alcañices; County of Benavente.

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INTRODUCCIÓN En un lugar actualmente denominado los Casales e incluido en el término de Moldones existió hace siglos una población llamada Villagarcía, de la que muy poco sabemos. Únicamente disponemos de unas pocas referencias documentales, constando su existencia solo vagamente ya entre los recuerdos que ha conservado la memoria colectiva en los pueblos más cercanos. Creemos oportuno reunir y presentar aquí toda la información de que disponemos relativa a esta desaparecida población alistana. En primer lugar porque su propia existencia es un hecho poco menos que inédito en la bibliografía, a lo que se suma el enorme interés que presenta el contexto histórico y social que le permite alcanzar cierta presencia en la documentación, aunque, como veremos, la constatación por escrito de su existencia no hace sino rubricar la desaparición definitiva de Villagarcía como lugar habitado. SU PERVIVENCIA EN LA TRADICIÓN ORAL Para los vecinos de Moldones y Nuez, Villagarcía hoy es solo un topónimo menor. El lugar al que designa se localiza en el límite entre sus respectivos términos1, no muy lejos de los Casales, pequeño espacio que se ubica ya íntegramente en el término de Moldones y en el que la tradición popular sitúa un antiguo poblamiento2. Actualmente Villagarcía constituye, por tanto, un vestigio toponímico que no corresponde espacialmente a la ubicación de su antiguo núcleo urbano, sino más bien a una pequeña parte de su término, como más adelante se verá. Las referencias orales a la vieja población que existió en los Casales remiten siempre a un relato de tipo legendario en el que aquélla aparece como uno de los escenarios principales. Todavía se puede oír en Moldones que hace muchos años una terrible epidemia asoló el pueblo. Ésta poco a poco fue acabando con la mayoría de sus habitantes y los pocos que lograron salvarse, ante el temor de correr la misma suerte que sus vecinos, decidieron irse a vivir fuera de allí, desplazándose al lugar que hoy se denomina los Casales, donde se cuenta que existía un pequeño poblado anejo de Moldones. Pasado ya el peligro, esas gentes decidieron regresar a su pueblo. Pero al hacerlo enseguida se dieron cuenta de que los vecinos de Figueruela de Abajo les habían usurpado una parte importante de su término, acercando

1  En realidad, parece ser que dos lugares diferentes reciben esta denominación. En Moldones nos aseguraron que lo que ellos llaman Villagarcía se conoce en Nuez como el Fundalón, mientras que ellos denominan Manzanera a otro lugar que en Nuez llaman precisamente Villagarcía. En todo caso se trata de dos urrietas o vaguadas casi paralelas y próximas entre sí, cumpliéndose en ambos casos la localización general que ofrecemos. 2  La existencia de una antigua población se ha visto reforzada tradicionalmente por la aparición en el lugar de vestigios materiales.

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a Moldones las marras3 que delimitan el territorio que corresponde a cada pueblo. En Moldones todavía hoy hacen especial hincapié en que los de Figueruela de Abajo llegaron a colocar uno de estos mojones junto a la Fuente, en pleno casco urbano de Moldones. Ante tal afrenta, los supervivientes no tuvieron otro remedio que arrancar aquellas marras, cargándolas después en un carro para llevarlas a su lugar original, donde pretendían volver a colocarlas. Sin embargo, encontraron la oposición de los vecinos de Figueruela de Abajo, por lo que finalmente tan solo consiguieron situarlas donde ahora están, recuperando únicamente una parte del terreno perdido. Al margen del hilo central de la historia, con sus elementos principales (la existencia de un núcleo habitado en los Casales, la propagación de una epidemia o el desplazamiento de los mojones), presentes en todas las versiones recogidas, hemos podido escuchar en el propio pueblo otras que difieren entre sí en ciertos detalles4. Por ejemplo, algunas personas aseguran que en los Casales se encontraba en realidad la población principal, de la que Moldones constituía una simple pedanía. También hay quién afirma que fue en los Casales donde la epidemia se inició, trasladándose los supervivientes a Moldones y contagiando así la enfermedad a sus vecinos. Otra versión diferente aclara que no fueron exactamente los habitantes de Figueruela de Abajo quienes desplazaron las marras. Tanto en el propio pueblo como en Moldones la tradición oral sostiene que esta población surgió por la preexistencia allí de un pequeño convento o cenobio, por lo que también hubo quien planteó, considerando que Figueruela de Abajo habría surgido con posterioridad a Moldones, que fueron realmente los frailes que habitaban en aquel convento –y no los vecinos del pueblo– quienes se apropiaron del territorio perteneciente a Moldones. Ocasionalmente la narración presenta algún que otro ingrediente más que aparenta haber surgido por añadidura. Así, el relatado conflicto con Figueruela de Abajo se llega a considerar en Moldones como uno de tantos otros que llegaron a tener lugar con diferentes pueblos próximos. Se reivindica que su territorio fue antaño mucho mayor que el actual, habiendo perdido –en diferentes momentos y frente a distintos contrincantes– varios espacios de considerable superficie. Incluso se habla de una posterior intentona –perpetrada en esta ocasión por los vecinos de Nuez– de arrebatar a Moldones otra parte de su término. Sin embargo, parece ser que este hecho no fue consumado. Se dice que el pueblo no lo permitió debido 3  Marra ‘hito que delimita un término’ se emplea todavía hoy en Aliste del mismo modo que figura en los documentos de los siglos XV y XVI a los que hemos tenido acceso. 4  También en Nuez y en Figueruela de Abajo es conocida esta leyenda, aunque en esta última localidad se relata únicamente la parte que se refiere al amojonamiento, la que más le concierne, obviando en qué lugar surge la enfermedad así como la presencia de un núcleo de población en los Casales. Consecuencia lógica de aparecer sus vecinos como agraviantes, allí tienden a restarle toda la credibilidad que en Moldones se le otorga.

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a que en aquel momento disponía de una mayor y más sana población que la que años atrás no pudo hacer frente a la usurpación llevada a cabo por los vecinos de Figueruela de Abajo. En un primer análisis, la narración principal aparenta contener elementos de al menos dos historias diferentes que parecen haberse entremezclado, ofreciendo cada una de ellas una sencilla explicación a dos hechos conocidos: por un lado, la desaparición de los Casales como núcleo habitado se justifica por la aparición de una epidemia, suceso que facilita la posterior usurpación de terrenos, que a su vez trata de explicar por qué buena parte del término actual de Figueruela de Abajo se encuentra considerablemente más próximo al pueblo de Moldones que a su propio núcleo urbano. Sin embargo, por lo que nos muestra la documentación que hemos podido consultar, el despoblamiento de Villagarcía y la delimitación del término de Moldones están en realidad bastante relacionados entre sí. Es más, la apropiación de terrenos que realizan los vecinos de Figueruela de Abajo se revela como un acontecimiento verídico del que los documentos nos ofrecen algunos jugosos detalles. LOS CASALES HOY En el espacio que todavía se conoce como los Casales, situado junto a la carretera que une las localidades de Nuez y Moldones, afirman los vecinos de este último pueblo que tradicionalmente se han observado dispersos y en superficie diferentes restos de las viviendas que allí existieron. Se habla también de un antiguo pozo, cuya parte superior es todavía bien visible, que hace unos años fue sellado y su agua conducida a un abrevadero para el ganado situado a pocos metros. Este pozo, por su situación y tipología, se asegura que abastecía al antiguo asentamiento ubicado en ese lugar.

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Fig. 1: Pozo de los Casales.

SOBRE UN HIPÓTETICO ORIGEN DE VILLAGARCÍA Acerca del posible origen de Villagarcía son pocas las certezas y muchos los interrogantes que se nos plantean. La falta de un estudio arqueológico unido a la ausencia de fuentes documentales para el periodo altomedieval impiden un análisis histórico que profundice en las raíces del asentamiento. Ante tal perspectiva lo que nos queda es la formulación de un planteamiento teórico, una propuesta de trabajo en base a referencias toponímicas, a los datos extraídos del registro escrito conservado y a los modelos de poblamiento antiguo atestiguados en la zona de estudio. En principio el propio topónimo Villagarcía (villa+antropónimo) parece querer evocarnos las antiguas posesiones de un núcleo familiar, tal vez surgido como villa altomedieval. Aunque la definición de “villa” para este periodo es heterogénea y polisémica, creemos que para el caso de Villagarcía pueda relacionarse con la aparición de lo que los historiadores han denominado villa-explotación o villa-hereditas. Se trata de asentamientos agroganaderos de origen familiar y carácter hereditario, surgidos en torno a un pequeño núcleo formado por las casas © I.E.Z. FLORIÁN DE OCAMPO

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y sus dependencias (corrales, graneros, pajares, etc.) además de algunas parcelas de cultivo y otras tierras incultas. Desde la perspectiva del poblamiento estas explotaciones no poseían una territorialidad definida, como ocurre con las aldeas. Son pequeños asentamientos dispersos que se insertaban en términos más amplios, posiblemente surgidos como consecuencia de la descomposición de antiguos sistemas castrales, bien presentes en esta zona. La mención de unos casares o casales en Villagarcía, que ya aparece recogida en una sentencia del siglo XV –de la que hablaremos posteriormente– y que ha perdurado como topónimo menor, nos hizo barajar la posible existencia de este tipo de hábitat medieval, ya que comparte características con la villa-explotación que hemos señalado5. Sin embargo, sin descartar por completo esta posibilidad, los indicios que nos ofrece la documentación nos hacen decantarnos por la idea de que los casales de Villagarcía no hacen referencia a un tipo de poblamiento sino que simplemente designarían las estructuras habitaciones del núcleo (su arquitectura doméstica), en contraposición con el terrazgo. De hecho, en la mencionada sentencia se distingue entre ambos espacios en expresiones del tipo los dichos dos lugares [se refiere a Nuez y Moldones] se aprovechen comunmente del dicho termyno y casares de Villagarcia o también el dicho termyno de los dichos casares de Villagarcia. Sea como fuere, estos modelos de poblamiento imperantes durante los primeros siglos medievales comienzan a sufrir cambios importantes, parejos al proceso de feudalización, que acabarán por cristalizar en la formación y desarrollo de las propias aldeas. Es un proceso largo, con diferentes ritmos y matices, pero en Aliste básicamente comienza a implantarse a raíz de la creación del reino portugués, lo que convierte a la comarca en un territorio fronterizo. El resultado de esta nueva situación es el interés de los monarcas leoneses por controlar la zona, que unas veces consiguen de forma directa y otras a través de poderes externos. Esto último sucede en el caso de monasterios como el de San Martín de Castañeda o Santa María de Moreruela, que en poco tiempo adquieren importantes posesiones en Aliste. Por lo que respecta a Villagarcía nos interesa resaltar ahora este último cenobio, que marcará su devenir en las siguientes centurias.

5  Tenemos ejemplos documentados de lugares cercanos a Villagarcía en los que aparecen estos casales como unidades de poblamiento, aunque formando parte de otros territorios. Así en el año 1032 nos consta la aparición, dentro del territorio de Mombuey, de una heredad llamada y conocida como casar de Mauronta (vid. MARTÍN VISO, Iñaki, Poblamiento y estructuras sociales en el norte de la Península Ibérica. Siglos VI-XIII, Salamanca, 2000, p. 156). También en el término de Figueruela, muy cerca de Villagarcía, se dona en el año 1205 un casal que fue de Mourelli, en el lugar que llaman Valdasnos (Vid. LARRAZÁBAL GALARZA, Javier, “Los foros de Aquasubterrae-Vallelongo y Adaulpho: aproximación histórico-arqueológica a la minería cisterciense en el área de Zamora”, en Actas de las I Jornadas sobre Minería y Tecnología en la Edad Media Peninsular, León, 1996, p.683).

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VILLAGARCÍA BAJO EL DOMINIO DE MORERUELA Hacia principios del siglo XIII Moreruela se hace con el dominio de una serie de lugares en la parte sur de la Sierra de la Culebra. Es el caso de Figueruelas y Moldones, recibidos en el año 1202 como donación de un personaje vinculado a la monarquía leonesa llamado Fernando Fernández6. También se harán con Nuez, aunque en este caso desconocemos el momento exacto. Sí nos consta la compra en 1236 por parte de Moreruela de una heredad en esa localidad que un tal Alfonso Meléndez había recibido de sus padres7. Dos años más tarde, en 1238, el monasterio dota de fuero a Noz8. En el texto del mismo los propios monjes reconocen los servicios que el concejo les había hecho, por lo que se infiere que la carta foral no es más que la ratificación tácita de un dominio anterior, creado en base a la compra de determinadas propiedades familiares y con la complicidad del propio concejo de Nuez, que parece vincularse clientelarmente al monasterio. Por lo que respecta a Villagarcía, y aunque no existen pruebas documentales, es probable que también pasara por esas fechas a depender del dominio de Moreruela junto a otros lugares como Vega o Flechas, ya que sabemos por la documentación de los siglos XIV y XV que estaban en posesión del monasterio. Sin duda debieron hacerse con ellos en un momento de expansión como éste y no más tarde, cuando el poderío del monasterio comienza a declinar y sus posesiones más alejadas, como eran las de Aliste, suponían poco menos que una losa económica para ellos. En el caso de Villagarcía quizá se incorporó a Moreruela en la propia donación de Moldones, como parte de su término, cuando aún no se habría consolidado su estructura aldeana. Una situación similar a la que debió atravesar el lugar de Vega en relación a Nuez o Flechas en relación primero a Mira y más tarde a Figueruela9. Desde ese momento los monjes van a desarrollar un papel fundamental en el proceso feudalizador de estos enclaves, basado en la recepción de rentas y en el ejercicio de una intensa actividad a través de la explotación comercial de sus recursos, principalmente relacionados con la extracción y transformación de hierro10 y las actividades ganaderas y agrícolas. Villagarcía, por su enclave geográfico y sus

Archivo Histórico Nacional, secc. Nobleza, Osuna, C. 46, doc. 13 (año 1202). ALFONSO ANTÓN, Isabel, La colonización cisterciense en la meseta del Duero. El dominio de Moreruela (siglos XII-XIV), Zamora, 1986, doc. 96 (1236, julio). 8  ALFONSO ANTÓN, Isabel, La colonización…, doc. 99 (1238, mayo). 9  Para conocer el desarrollo de este último asentamiento vid. LARRAZÁBAL GALARZA, Javier, “Los foros…”, pp. 676-690. 10  Los monjes de Moreruela explotaron los yacimientos de hierro en esta zona. En Figueruela se documentan unas ferrerías en 1208. No se trataría de simples fraguas sino de auténticos centros de transformación directa del hierro. Posteriormente, en 1242, el monasterio dota de fuero al lugar de Adaulpho con el objetivo de establecer allí a trabajadores especialistas en la transformación del hierro. Este asentamiento se ha localizado dentro del actual término de Villarino de Manzanas. Vid. LARRAZÁBAL GALARZA, Javier, “Los foros…”, p. 683 y ss. 6

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características orográficas, responde más a un modelo de aprovechamiento ganadero (caza y pastos fundamentalmente) y, en menor medida, agrícola (posiblemente en torno al cultivo de lino). Los condicionantes del difícil terreno en que estaba enclavado debieron incidir en los problemas para fijar su población. Sin embargo, suponemos que como consecuencia de los mecanismos generados por los monjes de Moreruela, en algún momento el hábitat del asentamiento logra consolidar su propio término, desligándose así de su inicial vinculación a Moldones. De todas formas esta territorialidad será siempre inestable, primero por la propia debilidad del núcleo y segundo por los problemas del monasterio para mantener tantas posesiones y distribuidas por un territorio tan extenso, sobre todo a partir del último cuarto del siglo XIII. Todo ello posibilitó la progresiva decadencia de Villagarcía. Ya en el año 1327 el monasterio decide arrendar a una tal doña Juana, hija de Pedro Ponz, las aldeas de Figueruella, Nuez y Veyga Mayor (Vega de Nuez) por un periodo de veinte años11. Se perciben por tanto los problemas de los monjes para mantener estos bienes, aunque en un principio no desean desprenderse de ellos, utilizando la fórmula del arrendamiento durante un número limitado de años, seguramente a la espera de tiempos mejores. Llama poderosamente la atención que no se incluyan entre los lugares arrendados Flechas, Moldones ni Villagarcía, limítrofes con las aldeas mencionadas. Creemos que la explicación se encuentra en el carácter despoblado de los mismos, lo que demostraría su propia debilidad interna. Quizá el objetivo del monasterio en ese instante era el mantenimiento de los espacios habitados o con suficiente población, ya que la explotación de los términos despoblados se llevaría a cabo por los vecinos de estas otras aldeas. En el propio texto del documento se deduce este interés en las continuas alusiones a los espacios habitados (arrendamos a vos dona Johanna, filla de don Pero Ponz, las nuestras casas de Figueruella e de Nuez e de Veyga Mayor con sus aldeas…) o en las propias condiciones impuestas a la arrendataria (E todas las casas hergidas e adobadas e con todo el otro meloramiento que y fezierdes…). Pasado el plazo estipulado las posesiones arrendadas quedaron de nuevo en manos del monasterio, aunque el declive económico y social de éste continuó aumentando con el tiempo. A ello se unió la aparición durante este periodo de otros poderes señoriales en torno a familias aristocráticas deseosas de consolidar y acrecentar su dominio en la zona. Es el caso de los Enríquez de Almansa, familia ligada por lazos de sangre a los propios monarcas leoneses y que pronto se asienta en Alcañices, foco embrionario desde el que van a expandir su señorío jurisdiccional.

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ALFONSO ANTÓN, Isabel, La colonización…, doc. 218 (1327/10/01).

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La precariedad a la hora de mantener sus dominios monásticos desembocó en la urgencia por desprenderse de ellos. Así, en capítulo celebrado en marzo del año 1434, los monjes acuerdan el trueque de las heredades que tenían en los lugares de Ferreras de Yuso e Maçanal e Çional e Folgoso e Nues e Figueruela e las dehesas de Santa Crus, además de otros lugares y granjas despoblados que son dentro de los dichos logares e tierras, a cambio de 15.000 maravedíes de los 26.000 que el conde de Benavente, don Rodrigo Alonso Pimentel, tenía en la alcabala del vino de Zamora y la barca de Bretocino12. A los pocos días el propio don Rodrigo decide traspasar al concejo de Benavente todos estos lugares13. Sin embargo, la ejecución de la compra tuvo que retrasarse dos años debido a la necesidad de recibir la licencia eclesiástica. Primero se ratifica el trueque a través de una bula de Eugenio IV14 expedida en junio de 1435. En virtud de esta bula se procede por fin a la concesión de la licencia eclesiástica, que otorga Pedro Fernández de la Fuente, deán de la Iglesia de Zamora, el 5 de julio de 1436, fecha considerada como definitiva de la compra15. El trueque parece beneficioso para los monjes, que de un plumazo consiguen desprenderse de unas posesiones alejadas geográficamente y escasamente rentables para ellos a cambio de recibir otros derechos más provechosos. Para los condes de Benavente supone la oportunidad de ampliar sus dominios señoriales, aunque la gestión de estos lugares quedará en manos del concejo. Por otra parte, en los documentos de traspaso volvemos a advertir, al igual que en el arrendamiento de 1327 que antes señalamos, la falta de mención a Villagarcía, Moldones y Flechas, a los que ahora se une Vega. Pero en esta ocasión no sólo intuimos el motivo de esta ausencia sino que lo podemos confirmar a través de los datos conocidos. En el texto del documento de venta solo se mencionan expresamente seis lugares: Ferreras de Abajo, Manzanal, Cional, Folgoso, Figueruela y Nuez, además de las dehesas de Santa Cruz (el actual Santa Cruz de los Cuérragos). Sin embargo, a renglón seguido se indica la presencia de otros lugares y granjas despobladas. Por tanto, creemos que la ausencia de mención se debe al carácter despoblado de esos otros asentamientos, dato que en principio parece intrascendente pero que, como veremos, resultará crucial en los acontecimientos posteriores. ¿Cómo sabemos que entre los lugares despoblados se hallaban Villagarcía,

12  GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, Rafael, “Documentación medieval del monasterio de Moreruela en el Archivo Municipal de Benavente”, en Actas II Congreso Internacional sobre el Císter en Galicia y Portugal, Ourense, 1998, pp. 443-459, doc. 4. 13  GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, Rafael, “Documentación medieval de los Pimentel en el Archivo Municipal de Benavente (Siglo XV)”, en El Condado de Benavente: Relaciones hispano-portuguesas en la Baja Edad Media. Actas del Congreso hispano-luso del VI Centenario del Condado de Benavente, Benavente, 1998, pp. 215-234, doc. 3. 14  Archivo Histórico Nacional, Secc. Nobleza, Osuna, C. 105, doc. 15. 15  Archivo Histórico Nacional, Secc. Nobleza, Osuna, C. 462, doc. 15.

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Moldones, Flechas y Vega? La respuesta está en el Inventario de los bienes y propiedades del conde don Alonso de Pimentel,16 también conocido como “Libro Becerro del conde don Alonso”, documento de importante valor histórico escrito en tiempos de don Alonso de Pimentel, II conde de Benavente, y datado en torno al año 1446 (apenas diez años después de la compra a Moreruela). En este libro se recogen las propiedades que en esos momentos poseía el estado de Benavente, entre las que aparecen estos cuatro lugares. Se trata, asimismo, de la primera referencia documental que tenemos sobre Villagarcía. En el documento figura como Villa García, añadiendo seguidamente en una anotación que se trata de un lugar yermo17que está cerca de Figueruela el qual se compró con los seys lugares del monesterio de Moreruela. Con las mismas palabras describe a Vega, Moldones y Fiexos, que identificamos con el actual Flechas. Como vemos, Villagarcía aparece en la documentación como lugar despoblado. En el documento de arrendamiento del año 1327 intuíamos ya este estado de abandono, al igual que sucedería probablemente en Moldones y Flechas. Ahora, más de un siglo después, aparecen en la documentación de la misma forma. A estos tres lugares se une Vega, que en ese lapso de tiempo debió despoblarse. Tan sólo Nuez y Figueruela consiguen mantener su población, quizá también ayudados por desarrollar un mayor grado de jerarquía respecto a los otros núcleos. Todos estos lugares pasan desde entonces a depender de Benavente. No es un cambio intrascendental ya que las adquisiciones de los condes generarán en Aliste una nueva dinámica marcada por los continuos enfrentamientos con los señores de Alcañices. Son disputas que se alargarán en el tiempo y en las que Villagarcía jugará un papel determinante, como vamos a ver.

Archivo Histórico Nacional, Secc. Nobleza, Osuna, C.444, doc.1 (1446). Aunque existen serias dificultades para conocer la diferencia semántica entre yermo y despoblado durante esta época, si la hay, en ambos casos parece deducirse un abandono en el hábitat de estos asentamientos. 16  17

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Fig. 2: Vista general de los Casales en la actualidad.

ENTRE BENAVENTE Y ALCAÑICES: DOS SEÑORIOS ENFRENTADOS La compra de los antiguos dominios de Moreruela supuso la entrada en la escena social y política alistana de los condes de Benavente. Este hecho va a generar una nueva dinámica en el poblamiento de la comarca, al colisionar intereses de distinto signo entre dos poderes señoriales en auge: la casa de Benavente y la de Alcañices. Durante el siglo XV ambos señoríos no sólo se consolidan sino que aumentan sus dominios jurisdiccionales. En Aliste la familia Enríquez de Almansa había conseguido establecer un sólido señorío que surgió a partir de los antiguas posesiones de los templarios de Alcañices. A finales de la Edad Media este señorío ocupaba buena parte del actual territorio de la comarca. Es por ello que los señores de Alcañices debieron ver como una amenaza para sus intereses las nuevas adquisiciones de Benavente en los límites de sus dominios. Las tensiones van a surgir en la confluencia de ambas jurisdicciones y se harán patentes en los enclaves más debilitados del entramado poblacional, como por ejemplo Villagarcía. Este asentamiento, que los condes de Benavente habían © I.E.Z. FLORIÁN DE OCAMPO

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recibido de Moreruela en estado de abandono, se verá afectado por la política expansionista de los señores de Alcañices durante la segunda mitad del siglo XV. Y no sólo Villagarcía. De los cuatro lugares despoblados que Benavente recibe en 1436, esto es, Moldones, Villagarcía, Flechas y Vega, sólo este último quedará en su poder a finales de siglo. Por tanto parece deducirse que durante ese intervalo de tiempo los señores de Alcañices incidieron en los puntos débiles de sus rivales para hacerse con el dominio de estos lugares, aprovechando el carácter despoblado de los mismos. En favor de esta hipótesis juega la información que conocemos a través de un pleito planteado por los condes de Benavente en el año 1494 contra los señores de Alcañices por la supuesta usurpación que éstos habían cometido en Moldones y Villagarcía18. Los datos extraídos de la sentencia se rebelan fundamentales para entender la evolución y transformación de todos estos pueblos y su inserción en los nuevos mecanismos señoriales de la época. Gracias a ello hemos podido hacer una reconstrucción histórica de este rompecabezas medieval. Sabemos, por ejemplo, que Moldones fue repoblado por Juan Enríquez y su mujer doña Costanza, señores de Alcañices, en torno al año 1484, tal y como recoge la sentencia. Éste debió ser un punto de inflexión en cuanto a los problemas territoriales se refiere. Si tenemos en cuenta que Moldones se incluía en las posesiones de Benavente desde su compra a Moreruela debemos concluir que los señores de Alcañices llevan a cabo una usurpación de términos en toda regla, aprovechándose de la despoblación del lugar para extender sus dominios. Villagarcía no es ajeno a esta nueva realidad. En la sentencia queda claro en todo momento que su término había pasado a formar parte del de Moldones, pues se dice que son todo un termyno Moldones e Villagarcia e se nombra todo termyno de Moldones. El conflicto se agrava por la llegada de nuevos pobladores, vasallos de Alcañices, que no reconocen el dominio anterior. Desde un primer momento chocan de plano con los intereses de los vecinos de Nuez, generados en épocas pasadas. De hecho la sentencia reconoce derechos a los de Nuez en el término de Villagarcia, pues lo han syempre caçado e morado e paçado a vecyndad con los herederos que antyguamente ovo en el dicho lugar de Moldones syendo yermo e defendieron e contynuaron su posesyon los dichos vecinos de Nuez e el dicho señor Conde por ellos e por la dicha Villa de Benavente e después de los dichos herederos antes e después que se poblase el dicho lugar de Moldones por los dichos don Juan Enríquez y doña Costança de Almança su mujer por tyerra e térmyno e juresdiccion de la dicha Villa de Alcañiças como agora está poblado. 18  Archivo Casa Ducal de Alburquerque, 76, leg. 22, n.º 7. Sentencia dada por un juez sobre ciertas diferencias que hubo entre Juan Enríquez y Constanza de Almanza, su mujer, y la villa y tierra de Alcañices de una parte y el conde y la villa de Benavente de otra, sobre amojonar los términos de Moldones, Villagarcía y Ayoo (año 1494).

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Del relato de los hechos que nos ofrece esta sentencia concluimos que Villagarcía se despobló en un momento anterior a Moldones. A partir de ese instante el término de Villagarcía pasa a ser aprovechado (cazado y pastado) en común entre los vecinos de Moldones y los de Nuez. Se trataría de antiguas prácticas tradicionales que perduraron desde el anterior dominio de Moreruela. Parece que los vecinos de Nuez continuaron haciéndolo cuando Moldones se vació (en un momento anterior a su compra por Benavente), e incluso tras ser repoblado por Alcañices. Es entonces cuando los nuevos pobladores de Moldones impiden la entrada de los vecinos de Nuez en Villagarcía, ya que estaba dentro de su término. La sentencia da la razón a los de Alcañices, concediéndoles la posesión y jurisdicción de Moldones y Villagarcía pero al mismo tiempo permite a los de Nuez seguir disfrutando de los derechos adquiridos por costumbre en una determinada zona que identificamos con el antiguo término de Villagarcía, donde tanto los vecinos de Nuez como los de Moldones pueden caçar, paçer, sestiar y amajadar, aunque no les está permitido roçar nyn labrar nyn atar nyn senbrar nyn hacer coto. La delimitación de este espacio, sin embargo, no está perfectamente definida en la sentencia; aunque de una parte se indica que coincide con el límite entre los términos de Moldones y Nuez19, de la otra se nos ofrece una único punto de referencia, localizado con gran precisión en un documento posterior, cuyo contenido básicamente viene a ratificar lo expresado en la sentencia20. En él se hace constar que el dicho señor juez fue a las cabezas de Valdecan e Sotillo entre las quales hizo poner una lancha en el camyno que va desde Nuez para Moldones (…) conforme a la sentencia e declaracion del dicho licenciado Tortoles que manda que en el lugar se ponga una señal para que asta alli los vecinos de Nuez puedan llegar a pazer. Efectivamente, la carretera que hoy comunica Nuez y Moldones pasa por el lugar del que parten los valles de Sutiello, que se prolonga hacia el oeste, y Valdecán, que continúa hacia el sureste. Tal vez no por casualidad allí mismo se encuentra el paraje que hoy se denomina la Marrona.

19  Sabemos que en aquel momento los límites de Moldones coinciden, al menos grosso modo, con los actuales, tal y como hemos podido comprobar mediante el cotejo de los topónimos que ofrece la sentencia y los que se emplean en la actualidad. 20  Archivo Casa Ducal de Alburquerque, 46, leg. 1, n.º 12. Amojonamiento de términos, ejecutado en 1518 en los lugares de Nuez, Vega y Figueruela de Abajo, del condado de Benavente, y los lugares de Moldones y Río de Manzanas, tierra de Alcañices.

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Fig. 3: Situación de los topónimos menores actuales en relación al término de Moldones y a la carretera.

Por otra parte llama la atención que los condes de Benavente fuesen incapaces de demostrar ante la justicia su legítima posesión de lugares como Moldones, Villagarcía o Flechas, que acaban en poder de los señores de Alcañices. Quizá la explicación se encuentre en la propia documentación. Ya indicamos cómo en la carta de trueque con el monasterio no se nombran expresamente todos estos lugares, más allá de aquella vaga mención a esos otros lugares y granjas despoblados. Esto pudo suponer un obstáculo insalvable para los de Benavente a la hora de intentar demostrar su propiedad ante los jueces, algo de lo que se aprovechan los de Alcañices para ratificar a nivel judicial sus nuevas posesiones. Esa situación no se dio en Vega, pues este lugar fue el único de los despoblados de Moreruela que lograron mantener los condes de Benavente, lo que posiblemente se deba a su vinculación con Nuez. Los vecinos de este lugar debieron proceder a la repoblación de Vega en un momento anterior a la ocupación de Moldones por los de Alcañices. Este hecho quedaría reflejado por un lado en la propia toponimia del lugar, pues aunque en el documento de 1327 aparecía como Veyga Mayor y Vega Mayor a partir del siglo XV se denomina ya Vega de Nuez; y por otro en la tradición oral de este pueblo, que recoge una leyenda sobre la fundación del mismo por parte de unos pastores de Nuez21. 21  La propia sentencia de 1494 se refiere a Vega como un lugar poblado: … los lugares de Nuez e Fygueruela e Vega nyn los vecinos e moradores de ellos no perturben nyn molesten (…) al dicho lugar de Moldones e vecinos e moradores de ellos.

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A partir de la sentencia de 1494 Villagarcía no vuelve a aparecer en la documentación como núcleo de población o tan siquiera como despoblado22. Existe alguna referencia posterior que incide en esta idea. Por ejemplo, en el pleito que en 1516 don Francisco Enríquez de Almansa, señor de Alcañices, interpone contra varios lugares pertenecientes al conde de Benavente por los agravios cometidos contra sus pueblos23. Entre ellos, se hace referencia a uno en el que los de Figueruela de Abajo habían entrado en la parte del término de Moldones que se dice de Villagarcía y habían comido los panes allí sembrados. La parte de don Francisco Enríquez asegura que estando el término de Moldones deslindado del de Figueruela de Abajo, los vecinos de este lugar, junto a Pedro de Losada (merino del Conde de Benavente), llegaron a entrar por fuerza con gente armada en el termyno del dicho lugar de Moldones con vallestas e lanças e otras armas a manera de escandalo e alboroto e por fuerça e contra voluntad de sus partes pusieron e hincaron mojones de nuevo dentro del termyno de dicho lugar a las puertas de las casas, amenazando además a quien tratase de cambiarlos de sitio. Naturalmente, fueron recriminados por los dos alcaldes de Moldones, que se personaron con sus varas en la mano, pero de nada sirvió, pues a uno de ellos le rompieron su vara mientras que al otro se la quitaron. Esta información viene a corroborar, en cierto modo, el relato que la tradición oral ha mantenido en torno a los conflictos vecinales entre Moldones y Figueruela de Abajo. Por otro lado, refuerza la idea del definitivo abandono del hábitat de Villagarcía, que habría perdido su carácter aldeano para integrarse definitivamente en el término de Moldones. CONCLUSIÓN La existencia de un antiguo asentamiento desaparecido, situado entre Moldones y Nuez, y casi olvidado por la memoria colectiva, motivó la necesidad por nuestra parte de indagar en su pasado. La falta de estudios arqueológicos y referencias documentales más antiguas dificultan su conocimiento, pero no lo impiden. Por su parte, la tradición oral ofrece su particular visión de los hechos. Reconociendo estas limitaciones, partimos de una propuesta sobre un hipotético origen del asentamiento para adentrarnos en la evolución histórica de su hábitat, intentando descifrar el proceso que llevó a Villagarcía a su definitiva desaparición.

22  Moldones, por su parte, al igual que Flechas y otras localidades pobladas por los señores de Alcañices, figuran en los documentos de la casa de Alcañices bajo la condición de antiguos lugares yermos, en contraposición a los que componen la Tierra Vieja de Alcañices (MORENO SEBASTIÁN, Atilana, Conflictos jurídicos en la abolición de los señoríos de la grandeza en Zamora. Prestaciones subsistentes hasta la Reforma Agraria de la II República, Zamora, 1993, p.56). 23  Archivo Casa Ducal de Alburquerque, 76, leg. 22, n.º 17. Sentencia original dada en razón del amojonamiento de los términos de Moldones con unos lugares del Conde de Benavente (año 1516)

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Parece evidente la debilidad de este núcleo desde épocas remotas, surgido posiblemente dentro de los parámetros de un poblamiento de tintes arcaizantes. Su posterior desarrollo estuvo marcado por la vinculación a Moreruela, que posiblemente se hizo con Villagarcía a través de la donación de Moldones en 1202. Mientras el poder monacal mantuvo su pujanza, al asentamiento debió vivir un periodo de consolidación, al menos en términos de aldea. Sin embargo, el declive progresivo del monasterio también facilitó la decadencia del hábitat, acabando por despoblarse. Nos resulta harto difícil conocer el momento exacto en que esto se produce. Rastreando la documentación intuimos su despoblamiento desde antiguo: en 1327 no aparece en el arrendamiento que los monjes hacen de las casas y aldeas que tenían en esta zona, motivado acaso por su carácter despoblado; en la venta de Moreruela a los condes de Benavente del año 1436 tampoco aparece mencionado (aunque estaría entre los lugares despoblados); diez años después, en el Libro Becerro del conde don Alonso, se define como lugar yermo, mientras que en el pleito de 1494 vuelve a aparecer como despoblado. Desde el arrendamiento de 1327 hasta la sentencia de 1494 pasa algo más de siglo y medio en el que una y otra vez se infiere la debilidad del asentamiento humano en Villagarcía. Sin embargo, la ausencia de población no significaba necesariamente abandono. Lo que debió suceder es que simplemente perdió su función habitacional pero mantuvo su término aldeano, que en primera instancia es respetado por los vecinos de los lugares colindantes (en este caso Nuez y Moldones) a través de una especie de régimen de aprovechamiento compartido. En ese estado de cosas hacen su puesta en escena los señores de Alcañices, que usurpan los términos de Moldones y Villagarcía. La repoblación de Moldones hacia el año 1484 no es más que una estrategia de cara a consolidar sus posiciones respecto a los lugares comarcanos del condado de Benavente. La sentencia a favor de los de Alcañices diez años más tarde consolida sus posiciones y supone, de alguna manera, el final definitivo al desarrollo del hábitat en Villagarcía, que quedará definitivamente desnaturalizado, convirtiéndose poco a poco en un vago recuerdo colectivo del pasado.

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