Dias de Capas Santas

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DIAS DE CAPAS SANTAS

Probablemente, a principios del siglo XX, por toda la comarca de aliste, la tarde del viernes santo discurrían diseminadas por su geografía, ritos procesionales parecidos a los que ahora se desarrollan en el pueblo de Bercianos. El envejecimiento de la población, la emigración pero sobre todo, el poco o nulo interés dela Iglesia católica de fomentar este tipo de celebración tan trasnochadas y alejadas de lo que tenía que ser la celebración dela pasión, muerte y resurrección de cristo, hicieron que poco a poco se perdieran estas ceremonias en los pueblos de Aliste. Solo quedo Bercianos y su peculiar celebración del rito. Un rito que permaneció ajeno a todo el mundo, y por ende a los hombres y mujeres de Zamora, hasta que la cámara de Ángel Quintas lo plasmo en la Semana santa de 1962. Hasta esa fecha no existe ningún documento, ningún artículo, ninguna información que anunciara a los hombres de Zamora que en un pequeño pueblo de la comarca de Aliste se desarrollaba una de las celebraciones pasionales que ha permanecido intacta a lo largo de sus cinco siglo de existencia. PROCESIÓN DEL ENTIERRO DE BERCIANOS DE ALISTE Bercianos de Aliste es una localidad zamorana perteneciente al municipio de San Vicente de la Cabeza situada, cerca de la frontera con Portugal, junto a la Sierra de la Culebra. En este pequeño pueblo que cuenta con un censo de poco más de 250 habitantes se viene celebrando desde el siglo XV, unos ritos peculiares de toda la semana santa de España. Las primeras referencias documentales, los actos penitenciales y litúrgicos que cada Semana Santa alberga esta pedanía, tienen más de cinco siglos. El testimonio escrito más antiguo data del 7 de enero de 1536, y está fechado en Roma, donde el papa Paulo III firmó unas bulas con privilegios para los cofrades de Bercianos que habían sido solicitadas por el cardenal Francisco de Quiñones, oriundo de la localidad aunque nacido en León, a petición de la cofradía de la Vera Cruz de Toledo. El privilegio obtenido concede a los disciplinantes de la cofradía de la Cruz, que participarán en los cultos del jueves y del viernes santo la absolución de censuras y liberación de sus votos y la indulgencia plenaria. Los actos realizados por esta cofradía esta inscritos en los días de cuaresma y la semana de pasión con rezos antiguos cuya crudeza de la letra hieren la sensibilidad del hombre moderno. Entre todos los actos que la cofradía de la cruz celebra estos días destaca por su plasticidad y belleza la procesión con las típicas capas pardas celebrada la tarde del jueves santo y el acto del descendimiento seguido de la procesión del viernes santo. Todos ellos se celebrados en el perímetro delimitando por la iglesia, su entorno, el calvario y el cementerio que conforman un escenario ideal para estas procesiones.


A las afueras del pueblo, existe un vía crucis marcado por cruces pétreas que asciende la ladera del monte siguiendo la antigua carretera asta el cementerio de la localidad desde la iglesia del pueblo, donde hace muchos años se encontraba la antigua ermita de la cruz. Todas son obras simples y esquemáticas, cinceladas en granito, destacando las tres del Gólgota, porque la de los ladrones inclinan oblicuamente su travesaño como humillándose ante la central, mas alta y principal del redentor. Se desconoce cuando fue plantado este vía crucis. Sus primeros testimonios datan de 1798, habiendo documentación de su recomposición en 1814 y en 1878. Por este vía crucis discurren el rito procesional de las estremecedoras procesiones que se celebran la tarde de jueves y del Viernes y que contienen un belleza plástica fuera de lo común. El Jueves Santo por la tarde, tras la celebración de los Oficios en la pequeña parroquia de San Mamed, los hombres pertenecientes a la cofradía de la Cruz, vestidos con la capa parda o alistana y dispuestos en fila de a uno, salen en procesión, en una interminable fila de penitentes portando una hacha de cera en la mano, Es un lento caminar por la ladera del monte hasta la cruz del calvario situada en la misma puerta del cementerio. Sera vivir el mismo camino que un día reanudaran cuando a hombros de sus hermanos,se encaminen a recibir la tierra que les lleve a la casa del padre. El desfile lo abren, dos enormes pendones penitenciales portados con gran dificultad por jóvenes de la localidad. Al llegar al calvario, la comitiva se detiene, los hermanos se arrodillan uno a uno sobre la imagen del pequeño crucifijo que llevan en los entierros y que en este desfile procesiona delante de todos los hermanos. Depositado sobre la cruz central del Gólgota los cofrades rezan cinco padres nuestros a las llagas de Cristo. La comitiva regresa de nuevo al templo de salida. El único sonido que se escucha esa tarde es el lento caminar de las pisadas, el zumbido del viento azotando los grandes pendones y el silencioso murmullo de los rezos de los penitentes.Detráslos rezos enlutaosdel resto de la población entonando un impresionante miserere que es cantado en latín por los hombres y respondido en castellano por las mujeres. El viernes santo por la tarde, en la plaza existente en las traseras de la iglesia se escenifica uno de los ritos mas antiguos heredados del la liturgia escénica barroca, “El sermón del descendimiento”. Allí se ha colocado,clavada en el suelo, una humilde cruz que sujeta la imagen de un crucificado. A sus pies, enlutada y con un velo que cubre su cabeza, se encuentra la imagen de la virgen dolorosa. Hacia este lugar se encaminan los cofrades a la salida de la iglesia Los hermanos de la cofradía visten con un atuendo penitencial blanco, ataviados con una sencilla túnica de algodón (antes lino), con medias, zapatillas y capuchón romo de color blanco ceñido a la cintura con un cíngulo de la misma tela. Este habito tiene para los hermanos de esta cofradía caracteres mágicos.La costumbre extendida entre los


hermanos de enterrase con ella, de presentarse delante del padre portando el polvo de la penitencia, ha llevado a la visión popular, ver desfilar hombres portando su mortaja. Un predicador entona un sermón alusivo a la pasión de Cristo y a la redención humana por el sacrifico de la cruz. Durante este sermón, se procede a desclavar la talla de Jesús crucificado. Dos sacerdotes suben a la cruz para descolgar la imagen articulada del Cristo, retirando los clavos que le sostienen y la corona de espinas, que los cofrades de Bercianos de Aliste se encargan de recoger, presentar ante su Madre e introducir en la urna. Es toda una escenificación teatral del descendimiento en la cruz donde las imágenes de Cristo y la virgen son interactuadas por los diversos hermanos que participan en el rito. Comienza entonces la procesión. Un dramático desfile que recorre el camino que va desde la iglesia hasta el Calvario que se encuentra a las afueras del pueblo.Una solemne fila de formas blancas caminanportando velas y rosarios. Abre el desfile procesional el llamado juez de la cofradía con su vara de mando. Tras él, una interminable fila de penitentes que entonando salmodias de perdón. Uno de los hermanos lleva la imagen de un pequeño crucificado, que acompaña a todos los hermanos el día de su entierro, otro arrastra una cruz de madera, otros cuatro llevan la urna con Cristo muerto. Una sorprendente puesta en escena, en un impresionante entierro de Cristo. Los más jóvenes, que aún no han ingresado en la hermandad, escenifican ser soldados romanos, escoltando la urna camino del calvario con lanzas de metal. Antes era los mozos que cumplían la “mili” los que acompañaban el cortejo vestidos de soldados Tras ellos, enlutados con la tradicional capa alistana siguen los cofrades que llevan solo un año en la hermandad, los viudos y los de edad más avanzada. Detrás va la virgen dolorosa rodeada de las mujeres del lugar. A continuación los clérigos, terminando el cortejo fúnebre con las mujeres enlutadas y el público en general. Al llegar a la cima del calvario los cofrades dan la vuelta al calvario y planta sus rodillas en tierra delante del crucifijo, del Cristo pequeño, rezando las cinco llagas. Suenan con voz quebrada las estrofas de un cantico popular y se torna al pueblo entonando un impresionante Miserere, cantado en latín los hombres, respondido en castellano por las mujeres. La severidad austera de los atuendos de los cofrades, el sonido del aire azotando los pendones, el caminar pausado, la letanía quejumbrosa del Miserereque no cesa de entonarse durante la celebración, el simbolismo fúnebre que acompaña al cortejo, la belleza del cuadro en su conjunto hace de una sencilla ceremonia algo excepcional. No hay componendas ni artificios. Allí distinguimos todavía un componente sustancial de verdad que resulta muy difícil percibir ya en la mayoría de los ritos tradicionales de los pueblos. Al vivirlo, uno siente que, en lo fundamental, el ritual no se ha alterado apenas


desde el siglo XV en que se constituyó la hermandad. Se advierte que los protocolos no se han adaptado para agradar al visitante, sino que obedecen a unas normas consuetudinarias que se han ido transmitiendo de padres a hijos durante generaciones. Cabe destacar que esa noche del viernes santo se también celebra en el pueblo la procesión de la “Soledad”, muy estimada en Bercianos y en todos los pueblos de aliste. Durante el recorrido se canta el “Stábat Mater” alternando también estrofas en latín y castellanas. Las letras están impregnadas de sentimiento y encierran gran belleza. El pueblo entero acompaña a la madre que ha perdido a su único hijo. Probablemente no fuera la plástica de estos ritos, desarrollados durante la procesión de penitencia que todos las semanas santas celebra el pueblo zamorano de Bercianos de aliste, la que fue copiada y traslada a la ciudad de Zamora a mediados de los años cincuenta para crear la hermandad de penitencia. Plásticamente no se parecen mucho aunque las dos presentan elementos comunes que a ojos del profano las hace asemejar. La procesión de Zamora, estuvo inspirada en la procesión que se celebraba en el cercano pueblo de san Vicente de la cabeza, que como en muchos otros pueblos de la comarca de aliste, la procesión de semana santa discurría con las capas pardas, sin el característica túnica blanca de la procesión de Bercianos. Hoy día y mientras no se revivan nuevas procesiones de capas pardas en Aliste, como parece que pueda ocurrir en unos años. Estas dos maneras de revivir la pasión y muerte de nuestro señor Jesucristo en la cruz son, actualmente, los modelos mas representativos de lo que es una procesión Castellana, diametralmente opuesta al modelo andaluz que se ha impuesto en toda la geografía nacional y por tanto constituye por si misma un punto de interés etnográfico excepcional dentro de las representaciones procesionales de la zona norte de España. Culturalmente estamos acostumbrados a que sea siempre el mundo cultural urbano, con más fuerza visual, el que se introduzca en el mundo rural. Y esta intromisión de la cultura urbana en el ámbito rural supone casi siempre una desvirtualización del hecho perdiéndose el sentido sustancial e incidiendo en el habido y ritos rurales Sin embargo en Zamora, ha sido un rito rural, como es una procesión de semana santa, la que ha trascendido al ámbito urbano. La creación en 1956 de la hermandad de penitencia en la ciudad de Zamora, supuso trascripción de estos ritos rurales a un ámbito totalmente distinto como es el entorno urbano, y esto no supuso ninguna merma en el lenguaje plástico, sino que los mismos valores plásticos de belleza formal que se desarrollaban los pueblo de Aliste desde mediados del siglo XVI, supieron adaptarse perfectamente al nuevo entorno donde se desarrollaba la celebración, hasta convertirse en la procesión vertebradora del espectáculo procesional que se celebra en Zamora todos los años en semana santa.


Estas dos celebraciones han mantenido dos elementos culturales únicos en la cultura ibérica y que gracias a estos ritos han llegado hasta nosotros: La capa parda alistana y el canto del miserere en castellano.Su pervivencia, casi inalterable desde entonces, es vestigio etnográfico que tenemos no solo que conservar sino que poner en valor y difundirlo para que pueda ser parte de acervo cultural de la península ibérica. HERMANDAD DE PENITENCIA DE ZAMORA. La Hermandad de Penitencia del Santísimo Cristo del Amparo, se funda en Zamora el 22 de febrero de 1956, tomando como modelo las procesión que se realizaban en la zona de Aliste. Desde el mismo año que fue fundada, la procesión tomo un sello especial entre las demás cofradías zamoranas. Su puesta en escena supone un cambio visceral a lo hasta entonces suponía una procesión urbana. Hoy dia está considerada como una de las hermandades más excepcionales y curiosas de la Semana Santa de España y única en su modelo de procesionar. La Hermandad de Penitencia fijo su sede en la Iglesia románica de San Claudio, en el barrio de Olivares, en la rivera del Duero.Tiene como fin dar devoción pública al Cristo del Amparo, una humilde imagen que recibe culto en el barrio.La cofradía cuenta en la actualidad con ciento cincuenta cofrades, teniendo cerrado el cupo de ingreso aunque su lista de hermanos que han solicitado admisión ronda los quinientos Los hermanos de esta cofradía portan en su desfile, la característica capa parda a imagen y semejanza de lo que hacen diferentes pueblos de la Comarca de Alba y Aliste, llevando además entre sus manos un tosco farol de hierro de los usados para alumbrase en los pajares. La procesión sale inexcusablemente todos los miércoles santos a las doce de la noche. Hasta ahora, en sus mas de cincuenta años de desfile, ni la lluvia ni ningún otro elemento ha impedido a esta hermandad realizar su acto de penitencia. Todos los hermanos tienen el deber ineludible de asistir a la procesión. Tres ausencias injustificadas suponen su expulsión de la hermandad. La procesión la encabeza la figura de un pequeño crucifijo románico seguido por el pendón penitencial de color morado. Después la fila de los cofrades que desfilan agrupados en forma de cruz latina. Un inmenso silencio acompaña el desfilar de estos hermanos que se ve interrumpido bruscamente por el ronco sonido de la matraca que impone silencio en la procesión. Solo el luctuoso sonido de un bombardino que interpreta salmodias fúnebres discurre en la lejanía como el único acompañamiento al lento procesionar de los hermanos penitentes Los hermanos desfilan llevando sus capas en una larga fila que forma la imagen visual de una cruz. Portanla lúgubre imagen de un crucificado que agoniza entre cardos a los


pies de una calavera en un tenebroso calvario. Es una imagen humilde, lejos de las ostentosas representaciones procesionales, que hacen de esta cofradía una de las más peculiares muestras del fervor zamorano. PRCESIÓN DEL SILENCIO. ALCAÑICES. Este año volveremos a revivir las capas alistanas en una antigua procesión de la localidad de Alcañices, uniéndose así a los desfiles procesionales donde la capa alistana se usa como prenda sagrada del rito. El miércoles santo. a las 21:30, después de la Santa misa, parte de la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, los cofrades ataviados con sus Capas Pardas juraran guardar absoluto silencio, durante el desfile procesional Rodeado de antorchas y faroles, camina Cristo Crucificado una imagen de estilo gótico de finales del siglo XIV, hacia el Santuario Mariano Diocesano Virgen de la Salud, recorriendo las principales calles de la villa ( Plaza de la Iglesia, Plaza Ferreras, Plaza Mayor, Calle San Francisco). Ya en el santuario, el predicador exhorta a los presentes a que vivan con verdadero sentido y fe la Pasión del Salvador, para luego regresar la procesión, por la calle Los labradores, Calle del Hospital, Plaza Mayor, Plaza del Reloj, Plaza Ferreras, hacia la Parroquia donde queda Cristo recogido. El único sonido que acompaña a esta imagen es retumbar de los tambores de los más jóvenes de la Escuela de Foklore Manteos y Monteras. Al finalizar la procesión los cofrades se reúnen en torno a una hoguera a las puertas de la Parroquia y en buena armonía, degustan una cazuela de sopas de ajo.

Asociación cultural para la Promoción y el Estudio de la Capa Alistana.



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