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LA PASTORCITA

Estaba la pastorcita en el verde tronco sentada. Alzó los ojos al cielo. Bajó el Ángel de su guarda.

¿Que hace aquí la pastorcita, en el verde tronco sentada?. Estoy rezando el rosario a la Virgen soberana.

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Ha venido una nieblecita y en ella vienen tres damas Una vestida de azul. Las otras dos de morado.

Las que visten de morado representan la pasión de Jesús crucificado, Cristo, nuestro redentor.

La que vestía de azul es tesorera en el Cielo para las almas que rezan, del rosario, los misterios.

Volvamos a la pastora, que está en el tronco sentada. Estoy rezando el rosario a la Virgen soberana.

Rézalo tu la pastora. Rézalo de buena gana. Terminándolo de rezarlo, vendrás en nuestra compaña.

Estoy guardando el ganado y no puedo acompañarlas. Ahí viene San Antonio, San Antonio te las guarda.

¡Ay! San Antonio bendito, cuídame bien del ganado líbramelo de las fieras, no le hagan ningún daño

Luego que llegó la noche, su padre la buscaba. ¿Quién ha visto mi pastora? ¿Quién ha visto mi ganado?

El ganado está en la puerta, esperando a que le abran. La pastora está en el Cielo, en una silla sentada

Tres sillas tiene de oro, que las tiene reservadas. Una es para su tía. Otra es para su hermana.

La tercera es para su madre, que la tiene bien ganada. Y ¿para mí, gran señor, para mí, ya no habrá nada?

Le echaste una maldición. Para ti no quedó nada. Escuchad con atención. Meditad estas palabras

Rezad todos el rosario a la Virgen soberana

Disponible en la web la versión en formato rm recitada por la Tí Inés, de Grisuela.

La Peregrina

Camino de Santiago, con grande halago, mi Peregrina la encontré yo.

Y al mirar su belleza, con gran presteza, mi Peregrina se hizo al amor.

Y fue tanta la alegría, que el alma mía la compañía de su amor dio.

Que en la oscura maraña de una montaña, mi Peregrina se me perdió.

Y mi pecho afligido, preso y rendido, por estos montes, suspiros dio.

Que a los prados y flores de sus amores, de esta manera les preguntó:

¿Quién vio a una morenita? Peregrinita Que el alma enrita con su desdén

Por ver si mis disvelos hayan consuelo, todas sus señas daré también.

Iba la Peregrina con su esclavina, y su cartera y su bordón.

Lleva zapato blanco media de seda Sombrero fino, que es un primor.

Tiene el rubio el cabello, tan largo y bello, que alma en ello se me enredó.

Y en su fina que deja de oro, más deja su amor y el mío se aprisionó.

Y en su frente espaciosa, larga y hermosa, donde cupido guerra formó.

Pero si hallo vendido, preso y rendido, su amor y el mío se coronó.

Sus ojos y pestañas son dos montañas, donde dos negros hacen mansión. Que en arcos de cupido, dos atrevidos, todos disparan flechas de amor.

Su nariz afilada no fue sonada, que, aunque mi hada fama cobró, es un cañón de plata que a todos mata, sin que ninguno sienta el dolor.

Su boca es tan pequeña y tan risueña, naturaleza pudo formar.

Que al decir punto en boca, más me provoca. Y por una gracia, la quise callar.

Su garla es el archivo donde yo vivo, preso y herido, muerto de amor.

Es al que ser viene gozo perenne. Se puso alegre, dulce prisión.

Y su hermosa garganta, la mejor planta que en los jardines sembró el amor

Que la blanca azucena, aunque con pena, de su hermosura se avergonzó.

(Sigue)

(Sigue)

Para pintar su talle, bueno es que calle, pues mi pintura será un borrón

Yo quisiera ya celes tener pinceles para pintarla con perfección.

Lo que toca el pañuelo no me deis desvelo para pintarla lo que no vi.

Que aunque suena morado, muero abrasado y a su agrado no me atreví.

Perdone, su hermosura si, en la pintura, grosero ha estado mi fino amor.

Por haberla ofendido, a sus pies rendido, a mi Peregrina pido perdón.

Pueden encontrar en nuestra web el archivo de audio de La Peregrina en formato rm.

La Ronda De Los Chulos

La ronda de los chulos sale a las nueve. La de los buenos mozos, cuando Dios quiere.

¡Ay! que panadera, panaderita, el alma me llevas.

Dime, panaderita cuál es tu trato, siendo la harina cara y el pan barato.

¡Ay! que panadera, panaderita, el alma me llevas.

Esta panaderita tiene tres nombres: panadera, borracha y amiga de hombres.

¡Ay! que panadera, panaderita, el alma me llevas.

(VARIACIONES)

Para rondar de noche no quiero luna. Quiero el cielo estrellado, la noche oscura

Al pasar por el puente de Carbajales una carbajalina me dio corales

Al pasar por el puente de San Vicente una carbajalina me dio aguardiente

Debajo del puente retumba el agua. Es una lavandera que paños lava

Paloma Blanca

Escucha paloma blanca que esta noche vengo a verte, asómate a la ventana si no tienes inconveniente.

Inconveniente ninguno, pero ya estoy acostada y no tengo la costumbre de asomarme a la ventana.

Si no tienes la costumbre de asomarte a la ventana, hazme niña ese favor, que otro te haré yo mañana.

El favor que tu me pides otro lo pidió primero, llévate las calabazas colgaditas del sombrero.

No siento las calabazas colgaditas del sombrero, siento no poder besar esa carita de cielo.

En tú casa llora un niño y tu casada no eres, el niño llama papá y tu marido no tienes.

Y tú marido no tienes y en tu casa llora un niño, hay que saber de quién es ese pobrecito hijo.

Cállate, cállate hijo, que a tu madre le das pena, pues dicen que llora un niño en casa de una soltera.

La mujer ya se ha casado. El hijo ya tiene padre. La mujer ya se ha casado, ya no la critica naide.

Canción de ronda dirigida a mozas que habían tenido un hijo de soltera.

Por Esta Calle Que Vamos

Por esta calle que vamos, caminando hacia la gloria, compañeros cantar bien que aquí vive la mí novia.

Mis compañeros me dicen: que te cante estas tres cosas: En la primera me dicen que eres la flor de las rosas.

En la segunda me dicen que tienes unos colores, unos labios de azucena y unos ojos robadores.

En la tercera me dicen que tu, cuando vas al baile, a tu cuerpo lo mimbrean y tus brazos das al aire.

La Serrana

En el pueblo de la Hoya, legua y media de Plasencia, habitaba una serrana, alta, rubia y sandungueira

La serrana es cazadora, la cintura lleva llena de conejos y perdices, tortolitos y aragüeños

Cuando tiene sed de agua se bajaba a la rivera. Cuando tiene ganas de hombres, se sube a las altas peñas.

Vio venir a un serranito con una carga de leña. Lo ha cogido de la mano, para la cueva lo lleva.

No lo lleva por caminos, ni tampoco por veredas, que lo lleva por el monte, por donde nadie los vea.

Ya llegaron a la cueva, ya trataron de hacer lumbre, con huesos y calaveras de los restos de otros hombres.

Ya trataron de cenar una cenita muy buena, de conejos y perdices, tortolitas y aragüeñas.

Bebe vino serranito, bebe por la calavera, que no es tarde que algún día por la tuya yo bebiera.

Ya trataron de acostarse, le mando a cerrar la puerta. El serrano, como es tuno, la ha dejado medio abierta.

A eso de la media noche el serrano salió fuera. Legua y media lleva andada, sin volverse la cabeza.

Si la vuelve, que la vuelva, como si no la volviera. Vio venir a la serrana bramando como una fiera.

Vuelve, vuelve, serranito, que se te ha quedado una prenda. Aunque la prenda fuese de oro, yo por ella no volviera.

Tu padre será un caballo, tu madre será una yegua, tu serás el potrico, que bramando vas tras ella.