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LA ALBURIADA

[ESTRIBILLO]

Levántate morenita, levántate resalada, Levántate morenita, que ya llegó la mañana, Levántate.

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Esta casa sí que es casa. Éstas si que son paredes. Aquí vive el oro y la plata. La reina de las mujeres. Levántate.

[ESTRIBILLO]

En una cesta de flores metí la mano y saqué el corazón de una niña, que nunca la olvidaré. Levántate.

[ESTRIBILLO]

Ya sé que estás en la cama, con las piernas bien calientes. Y yo aquí, por estas calles, Chirrín, Chirrín con los dientes. Levántate.

[

ESTRIBILLO]

Tienes unos ojos niña, que solo con mirarlos matan. Pero con tal que me mires, mátame niña del alma. Levántate.

[

ESTRIBILLO]

Aunque estés en un rincón, no eres de las olvidadas, que en los rincones se crían las rosas mas encarnadas. Levántate.

[ESTRIBILLO]

Eres alta y buena moza pero no presumas tanto, que también las buenas mozas se quedan para vestir santos. Levántate.

[

ESTRIBILLO]

Moza de los veinte novios y conmigo veintiuno. Si todos son como yo, te quedaras sin ninguno. Levántate.

[

ESTRIBILLO]

Morenita y redondita, como un grano de cebada. Lo que tienes de pequeña, lo tienes de resalada. Levántate.

[

ESTRIBILLO]

La Boda

Bienvenidos los señores que esperando están las flores. Bienvenidos, bien llegados, que ya salen a esperarlos

Señores de pueblo ajeno, que en buena hora habéis llegado, ténganse los buenos días, si nadie se los ha dado

Entre todos los señores, pregunto cuál es el novio. Es aquel que va en medio, que lleva capa de coro

Entre todos los señores, pregunto cuál el padrino. Es aquel que va en medio, que lleva sombrero vino

¿Cómo entrarás, caballero?

Están las puertas cerradas. Salga la niña y las abra, con llaves de sus entradas

Ya puedes entrar caballero, ya están las puertas abiertas, te las ha abierto la niña, con su gala y gentileza

Entrad tú, el galán, Sacad a la niña.

Entrad tú, que ya la tienes pedida

Entrad tú, el galán, sacad a la dama.

Entrad tú, que ya te la tienen dada

Saquen una hogaza pan y un jarro de vino tinto, para darle a estos señores que ha llegado de camino

Saquen una hogaza pan y un jarro de vino blanco, para darle a estos señores que ha llegado acompañando

Arrodíllate niña hermosa al suelo con devoción a recibir de tus padres la divina bendición

Arrodíllate niña hermosa, está tu casa barrida. Que te eche la bendición el padre que te quería

Ponte niña la medalla y ponla con reverencia. Esta es la ultima vez que la pones de soltera

Ya le dio la bendición. Ya se la echó con sosiego. La recibieron los dos, de rodillas en el suelo.

Despídete, niña hermosa, de la casa de tus padres. Esta es la ultima vez que, de ella, de soltera sales

Al revolver de la esquina te advertimos, flor del alba, que si vas a dar el sí, Dios te haga buena casada

Al revolver de la esquina te advertimos, caballero, que quieras bien a la niña y ames al rey del cielo

Caminen, caminen, derechito al templo.

(Sigue)

Verán a Jesús en el Sacramento (Sigue)

Caminen, caminen, derecho a la iglesia. Verán a Jesús sentado en la mesa

Salga el señor cura a casar a estos novios. Con salud los case a gusto de todos

Salga el señor cura, salga revestido. A casar a esta niña con el su marido

Por el sí que diste ahora a las puertas de la iglesia se acabó tu mocedad, tu gala y gentileza

Entrad niña para dentro, no tomes agua bendita. Lo manda el rey del Cielo ni lo permite la misa

Adiós compañera nuestra, amiga del corazón. Ya no vuelves a asistir a esta santa asociación

Adiós compañera nuestra, adiós amiga del alma. Ya no vuelves a poner con nosotras la medalla

Una flor vamos buscando. Una compañera nuestra. Y nos dicen los señores que está sentada en la mesa

Una flor vamos buscando que del bando se ha perdido. Y nos dicen lo señores que la lleva su marido.

(Sigue)

Levántese la casada, que la llamamos las mozas. La queremos dar un ramo. Cargadito va de roscas.

Levántese la casada, si se quiere levantar Nosotras, que la llamamos, algo le queremos dar.

Revolaba la paloma por encima del romero. Y al revolar decía: ¡Viva la Virgen del Cielo!

Revolaba la paloma por encima de la oliva. Y al revolar decía: ¡Viva la Virgen María!

En la web está disponible la versión cantada por la Tí Inés, de Grisuela

La Borracha

¡Ay, mujer, mujer! te he de comprar un vestido Eso no, marido, ¡no! deja el dinero pa' vino

Con el vino sano yo, marido con el agua, me pongo muy mala

¡Ay, mujer, mujer! te compraré unos zapatos

Eso no, marido, ¡no! déjalo pa' vino blanco

Con el vino sano yo, marido con el agua, me pongo muy mala

¡Ay, mujer, mujer! te compraré unos pendientes Eso no, marido, ¡no! déjalo para aguardiente

Con el vino sano yo, marido con el agua, me pongo muy mala

¡Ay, mujer, mujer! te compraré un abanico Eso no, marido, ¡no! déjalo pa' vino tinto

Con el vino sano yo, marido con el agua, me pongo muy mala

¡Ay, mujer, mujer! te compraré una linterna Eso sí marido ¡sí! pa’ ir a la taberna

Con el vino sano yo, marido con el agua, me pongo muy mala

La Canci N Del Entrem S

¡Ay! si quieres que te cante la canción del entremés que le pasa al molinero, en casa, con su mujer.

La pretende el señor cura, le quiere pisar el pie. Si se lo pisa, que se lo pise, con tal que le dé bien de comer

Se guisaron un pavito, con mucho azúcar y miel. Al echar la bendición, a la puerta llamó Andrés.

Señor cura, ¡es mi marido! ¿dónde le esconderé a usted? Méteme en ese costal y arrímame a la pared.

Como es casa de molienda, nadie sospechará de él. Al entrar Andrés en casa, lo primero que se ve.

¿Qué hay en ese costal, arrimado a la pared?

Fanega y media de trigo, que han traído a moler. Sea trigo o no lo sea, mis ojos lo quieren ver.

Desataron el costal. Lo primero que se ve: Cabeza, barba y corona, y sombrero cordobés. Como estaba en calzoncillos, se le ha escapado a correr.

A la mañana siguiente se encontró con Isabel. ¿Qué te dijo tu marido, después de que yo marché?

Mi marido, lo que ha dicho, es que vuelva usted otra vez.

Aunque cien años viviera, yo a tu casa, no he de volver.

La Carolina

Carolina, Carolina, ¿Con qué te rizas el pelo?

Con unas tenazas de oro, que me trajo el habanero. Que me trajo el habanero cuando vino de la Habana

También me trajo una esponja, para lavarme la cara. Para lavarme la cara, para darme de colores

Carolina, Carolina, ¿Dónde paran tus amores?

Los amores de algún día, que malos de olvidar son, que a veces dejan raíces al lado del corazón.

Carolina, Carolina, tu mataste a mi hermano y en una noche de luna, lo tiraste para el agua.

Lo tiraste para el agua, que lo lleve la corriente Que no lo sepan tus padres, que no se entere la gente.

La Carolina

La Isabel

En Madrid hay una niña que le llaman la Isabel, que no la daban sus padres ni por ningún interés.

(BIS)

Una tarde la rifaron a la flor del treinta y tres. Le ha tocado a un rico mozo rico mozo aragonés.

(BIS)

Para sacarla de casa maté a sus hermanos, tres. Y a sus padres prisioneros, prisioneros los dejé.

(BIS)

En el medio del camino ya lloraba la Isabel. ¿Porqué lloras, vida mía? ¿Porqué lloras, Isabel?

(BIS)

Si lloras por tus hermanos, que muerte le di a los tres. No lloro por mis hermanos ni por ningún interés.

(BIS)

Dame tu puñal dorado, luego te lo volveré, para cortar una pera que vengo muerta de sed.

(BIS)

El se lo dio de al derechas. Ella lo cogió al revés. Le ha cortado la cabeza y se la ha puesto a los pies.

(BIS)

Tu mataste a mis hermanos. Yo a ti también te maté. Y a mis padres prisioneros, yo de allí los sacaré.

(BIS)

La Chavalina

Una chavalina de muy lejas tierras con la escoba barre, con los ojos niega.

Una chavalina de quince a veinte años no pueden con ella, ni padres ni hermanos.

Su padre le riñe, ella le contesta: Me voy a servir. Ésta es su respuesta.

Ya ha cogido la ropa y marchado enfadada, a casa de Don José, que necesita criada.

El ama le dice ¿qué sabes hacer? Planchar y bordar, fregar y barrer.

Y si usted me quiere, yo me quedaré, pues quiero ganar tres duros al mes.

Al poco tiempo de estar le gusta al señorito La llevó para la sala, le ha regalado un durito.

Cuando te parezca, me pides dinero, que me estás chiflando, carita de cielo.

Y la chavalina no lo echo en olvido y, al día siguiente, llamó al señorito.

La ha sacado de paseo por el medio de la plaza. Toda la gente decía: Lleva más lujo que el ama.

El lujo que lleva es un gran tesoro. Pendientes de plata, anillito de oro.

La ha sacado de paseo por ver si la camelaba. Le ha camelado ella a él y el dinero que llevaba.

Si bajás al río, no bebas el agua, que los mis amores son de la montaña.

Si bajás al río, no pises la arena, que los mis amores son de la rivera.

La Divina Peregrina

Camino de Santiago, con grande halago, a mi Peregrina la encontré yo. Y al mirar su belleza, con gran presteza, mi peregrina, se hizo al amor.

Fue tanta la alegría que al alma mía la compañía de su amor dio; que en la oscura baraña de una montaña, mi peregrina, se me perdió.

Y mi pecho afligido, preso y herido, por esos montes suspiros dio; y a los prados y flores, de sus amores de esta manera les preguntó.

¿Quién vio una Morenita, Peregrinita que el alma irrita con su desdén? por ver si mis desvelos, hallan consuelos, todas sus señas daré también.

Iba la Peregrina con su esclavina, con su cartera y su bordón Lleva zapato blanco, media de seda, sombrero fino, que es un primor.

Tiene rubio el cabello, tan largo y bello, que el alma en ello se me enredó.

Y en su fina guedeja, de oro madeja, a su amor, el mío se aprisionó.

En su frente espaciosa, fresca y hermosa, donde Cupido guerra formó. Allí fue vencido, preso y herido. Mi amor y el suyo se coronó.

Sus ojos y pestañas son dos montañas, donde dos negros hacen mansión. Y en los arcos de Cupido, los atrevidos, ambos disparan flechas de amor. Su nariz afilada no fue sonada, que, aunque mirada, fama cobró. Es un cañón de plata que a todos mata, sin que ninguno sienta el dolor.

Su boca es tan pequeña y tan risueña, cual naturaleza pudo formar. Que al decir punto en boca más me provoca, por no agraviarla, quise callar.

Su barba es el archivo donde yo vivo preso, rendido y muerto de amor. El que a ser viene gozo perenne, sepulcro alegre y dulce prisión.

(Sigue)

(Sigue)

La Lechera

En su hermosa garganta la mejor planta que en los jardines sembró el amor. Que la blanca azucena, aunque con pena de su hermosura se avergonzó.

Lo que toca el pañuelo no me desvelo para pintarla lo que no vi. Que aunque su enamorado muero abrasado y a su sagrado no me atreví.

Para pintar su talle bueno es que calle pues mi pintura será un borrón. Yo quisiera de Apeles tener pinceles para pintarla con perfección.

Perdone su hermosura si en la pintura grosero ha estado mi fino amor. Por haberla ofendido, a sus pies rendido, a mi Peregrina pido perdón.

Esta canción se canta en Latedo el día de la fiesta de Santiago.

Pretende ser una canción mística que cantaba un religioso a la Virgen María cuando iba en peregrinación a Santiago, pero perfectamente puede ser una simple canción de amor.

De pequeña fui lechera. Fui feliz y fui dichosa criada entre dos montañas, cerca de Villaviciosa.

Por darle querer a un hombre del mundo fui criticada. De esos amores malditos que me hicieron desgraciada.

De esos amores malditos solo me queda un recuerdo: un chaval de lindos ojos, que parece un ángel bello.

Cuando le acuesto en la cuna no duerme sin que le cante las canciones de aquel hombre que anda por el mundo errante.

Que anda por el mundo errante que anda por la carretera, pregonando amargamente la vida de la lechera.

La Dolorosa

Estaba al pie de la Cruz la madre más amorosa, afligida y dolorosa, viendo pendiente a Jesús.

Ruega por nosotros Virgen por tu soledad y angustia, pues por nosotros padeces, pobre, triste, sola y viuda.

Las penas de Jesucristo en compás y la ternura le ofrecieron siete espadas, siete dolorosas puntas.

¡Oh! qué triste y afligida, en aquella triste hora se vio la dulce Señora, Madre de Dios escogida

Y cuando consideraba las penas de su hijo amado en un manadero enclavado, qué angustia experimentaba.

Cual será la alma inhumana que no vierte amargo llanto, al ver en suplicio tanto a la reina soberana.

Tiene el corazón de acero quien no puede enternecerse viendo a tal madre dolorosa de la fricción del cordero.

Y a su hijo muy amado desolado y moribundo para partir de este mundo da su espíritu sagrado.

Hacer fuente de amor a vos, pues os quiero tanto, que os acompañe en el llanto y sienta vuestro dolor.

Permitid Virgen querida, madre de los pecadores, que lloré yo sus dolores, mientras me dure la vida.

NOTA: En la web tenemos un archivo sonoro con una versión de la Dolorosa cantada por la Tí Inés, de Grisuela.

La Liebre

Un tiro tiré a una liebre, hice mala puntería y le he rompido una pata al perro que más quería.

[ESTRIBILLO]

Dale, dale majito al caballo, dale dale majito, que es tarde, dale.

Te tienes por mozo rico y a las mozas pones faltas. También a los mozos ricos le suelen dar calabazas.

[ESTRIBILLO]

Te tienes por mozo rico, no te quiero por amante, naciste cuando la luna estaba en cuarto menguante.

[ESTRIBILLO]

Te tienes por buena moza tan sólo porque eres alta. Para ser mula de coche, las herraduras te faltan.

[ESTRIBILLO]

Mi abuelo me lo decía, yo también lo considero, que el que no tiene cabeza para qué quiere el sombrero.

[ESTRIBILLO]

Aunque tu madre me dé la cocina y el corral, yo no me caso contigo, porque eres un animal.

[ESTRIBILLO]

Romance De La Doncella Guerrera

En Sevilla, un sevillano siete hijas le dio Dios y tuvo la mala suerte que ninguna fue varón.

Un día a la más pequeña le salió a inclinación de ir a servir al Rey vestidita de varón.

Hija no vayas, que te van a conocer. Tienes el pelito largo y sabrán que eres mujer.

Si tengo el pelito largo, madre, me lo cortaré. Y con el pelo cortado, un varón pareceré.

Siete años estuvo en guerra y nadie la conoció, sino fuera el hijo el Rey, que de ella se enamoró.

Para subir al caballo, la espada se le cayó. Por decir ¡maldita sea!, dijo ¡bendito sea Dios!.

Existen múltiples versiones de esta pieza, algunas recogidas en el Romancero Español de Menéndez Pidal. Esta versión alistana es una de las más puras.

En nuestra web está disponible un archivo sonoro en formato rm.

La Doncella Que Fue A La Guerra

(VARIACIÓN)

En Sevilla un sevillano mala suerte le dio Dios que, de siete hijas que tuvo, ninguna le fue varón.

A la más chiquirritina le llamó la inclinación de ir a servir al Rey vestidita de varón.

No vayas, hija, no vayas, que te van a conocer tienes el pelo muy largo, te pareces a mujer.

Si tengo el pelo largo, madre, yo lo cortaré, que después de bien cortado un varón pareceré.

No vayas, hija, no vayas, que te van a conocer tienes los pechos muy grandes te pareces a mujer.

Si tengo los pechos grandes madre yo los ataré que después de bien atados un varón pareceré.

Siete años anduvo en guerra y nadie la conoció: sólo aquel hijo del Rey, que de ella se enamoró.

Al subir en el caballo la espada se le cayó, y al decir ¡maldito sea! dijo ¡maldita sea yo!

Los Gigantones

Esta canción se bailaba en las reuniones familiares dando vueltas y levantando los brazos.

Los gigantones madre, el día del Señor, como son tan grandones, dan vueltas al redor.

Vueltas al redor Cómo se menea, el pájaro en la jaula.

Háganse los agachados y vuélvanse a agachar.

Saltar y brincar, dar vueltas al aire.

En este momento, el que actuaba de “madre” ordenaba los siguientes movimientos al grito de:

¡Un culín!

¡Un besín!

¡Un revolquín!

Y los bailarines debían hacer lo que se les pedía.

Los Carboneros

Oiga usted, madre, salga usted luego, que van deprisa los carboneros.

Los carboneros al mediodía van pregonando ¡carbón de encina!

Carbón de encina, cisco de roble.

Hoy la firmeza (Hoy la constancia), no está en los hombres.

No está en los hombres, ni en las mujeres, que está en el tronco de los laureles.

No está en el tronco, ni está en las ramas, que está en el pecho de una serrana.

De una serrana descolorida, que roba el alma y también la vida.

También la vida y el corazón, ¡Adiós, serrana! Serranita, ¡adiós!.

La Molinera

Que vengo de moler, morena, de los molinos de arriba. Dormí con la molinera, no me cobró su maquila.

Que vengo de moler, morena, no me cobró su maquila. Que vengo de moler, morena.

Que vengo de moler, morena, de los molinos se abajo. Dormí con la molinera, no me cobró su trabajo.

Que vengo de moler, morena, no me cobró su trabajo. Que vengo de moler, morena.

Que vengo de moler, morena, de los molinos de en medio. Dormí con la molinera, no se entere el molinero.

Que vengo de moler, morena, no se entere el molinero. Que vengo de moler, morena.

Que vengo de moler, morena, de los molinos de enfrente. Dormí con la molinera, no se ha enterado la gente.

Que vengo de moler, morena, no se ha enterado la gente. Que vengo de moler, morena.

Que vengo de moler, morena, de los molinos azules. Dormí con la molinera, sábado, domingo y lunes.

Que vengo de moler, morena, sábado, domingo y lunes, que vengo de moler, morena

En la web tenemos varios archivos sonoros con diferentes versiones.

LA MOLINERA (VARIACIÓN)

Vengo de moler, morena de los molinos de arriba

Dormí con la Molinera, olé, olé no me cobra la maquila. Que vengo de moler, morena

Vengo de moler, morena, de los molinos de enfrente.

Dormí con la molinera, olé, olé. Siempre se alegra de verme. Que vengo de moler, morena

Vengo de moler, morena, de los molinos de en medio.

Dormí con la molinera, olé, olé. No le quedó otro remedio. Que vengo de moler, morena

Vengo de moler, morena, de los molinos de abajo.

Dormí con la molinera, olé, olé. No me cobra su trabajo. Que vengo de moler, morena

Vengo de moler, morena, de los molinos azules

Dormí con la molinera, olé, olé. Sábado, Domingo y Lunes. Que vengo de moler, morena

Vengo de moler, morena, del pueblo de Santa Marta.

Dormí con la molinera, olé, olé. Nunca de mí queda harta. Que vengo de moler, morena

LA MOLINERA (TONO MÓVIL)

16g1, 8c2, 8c2, 8c2, 4c2, 8d#2, 8g2, 8d#2, 8f2, 4g2, 32g2, 8g#2, 4f2, 8g2, 8d#2, 4c2, 8-, 16g1, 8c2, 8c2, 8c2, 4c2, 8d#2, 8g2, 8d#2, 8f2, 4g2, 32g2, 8g#2, 4f2, 8g2, 8d#2, 4c2, 8-, 8c2, 4f2, 8f2, 4f2, 16d#2, 16d2, 8d#2, 16d#2, 16d2, 16c2, 16b1, 4c2, 8c2, 4d#2, 8d#2, 4f2, 8d#2, 8g2, 8g2, 8d#2, 8f2, 8f2, 16d#2, 16d2, 4d#2, 8c2, 8d2, 4c2, 8-

La Morita

El día de los torneos pasé por la morería y vi cantar una mora al pie de una fuente fría.

Retírate mora blanca, retírate mora linda, deja beber mi caballo de ese agua tan cristalina.

No soy mora, caballero, que soy cristiana cautiva. Me cautivaron los moros en los riscos de Melilla.

Me cautivaron los moros siendo chiquitita y niña Si quieres venir conmigo, sube a la caballería. Con los pañuelos que lavo, ¿donde yo los dejaría?.

Los de hilo y los de seda, para tí todos serían y los que no valen nada, a la corriente irían.

Montóla en el caballo por ver lo que disponía y, al llegar a prados verdes, un suspiro da la niña.

¿Porqué suspira la blanca? ¿Porqué suspira la linda?

Como no voy a llorar, siendo aquí donde vivía, con mi hermano el Aguileño y mi padre en compañía.

Válgame la Virgen Santa, la Virgen Santa María, creí traer una mora y traigo una hermana mía.

Ábrame la puerta madre con contento y alegría, que aquí le traigo el tesoro que lloraba noche y día.

Ábrame la puerta, madre, ventanas y corredores, que aquí le traigo el tesoro, el sol, madre, de los soles.