A la sombra de los viejos recuerdos en Tolilla de Aliste

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A LA SOMBRA DE LOS VIEJOS RECUERDOS EN TOLILLA DE ALISTE ( ZAMORA - ESPAÑA).

EL PUEBLO DE

Por Simón KATON ÁLVAREZ . Desde mi Casa en el Barrio de Almagro, uno de los 48 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, también denominada la Capital Federal, en razón que es la sede del domicilio del Gobierno Nacional y de sus Tres Poderes: Legislativo, Judicial y Ejecutivo. Esta madrugada, cuando me desperté para tomar mi pastilla de hierro y sus mezclas, para combatir el déficit desde la operación del estómago en Junio de 2014, que quedó reducido a una capacidad física de sólo el 15-20% del original, en cuyo recorte se perdieron las funcionalidades precursoras del grupo B vitamínico, por un rato quedé despierto, y en ese ínterin, hasta que pasó el desvelo, se me cruzaron por la película frontal con rapidez una serie de viejos recuerdos. Y es bien sabido, que con la cabeza sobre la almohada, despierto y desvelado, se vienen a la misma <a la cabeza>, muchos pensamientos y algunas ideas. Entre ellos, la certeza que no volvería a ver más en vivo y directo, a todas o casi todas las persona que conocí, familiares y vecinos que ya no están en esta Vida [pero las sigo recordando en el estado físico y mental de cuan do las vi por última vez], ni de los paisajes urbanos y rurales de Tolilla de Aliste, donde nací, y por los que caminé los primeros 18 años de la Vida; ni de la Comarca, ni del resto de España << más allá de los magníficos mapas tridimensionales de Google, donde todavía reconozco Iglesia y Cementerio – donde están depositados los genes de mis ancestros , precursores de los míos –, casas, cortinas, huertas, montes y parajes en general >>, que empecé a dejar atrás la mañana del 30 de Abril de 1951 ( y creo definitivamente en Febrero / Marzo de 2004, mi último viaje a España-Aliste), camino de Vigo, y salida del Puerto de esa magnífica ciudad Gallega, en la mañana del 25 de Mayo de ese 1951, a bordo del barco de Bandera italiana Giovanna-C, camino de Argentina, con paso por Dakar, hoy Senegal,-Río de Janeiro- Santos- y Ciudad de Buenos Aires. Con llegada a las 20:30 horas, del 9 de Junio de 1951 a la Dársena “ E” del Puerto de la ciudad de Buenos Aires [ donde hoy comienza el Barrio de Puerto Madero ], principio de los casi 66 años de residente en Argentina; siendo joven y soltero, y hoy viejo, viudo, padre, abuelo, suegro y jubilado desde el año 2001, con 50 años de trabajo ininterrumpido en Argentina.


Y en esta madrugada, con ese soñar despierto, lo primero que se me cruzó por la cabeza, fue la cena / noche de despedida, que en esos años y conforme tradición secular [con pocas excepciones] casi siempre era la última (despedida) de la Vida, cuando uno se radicaba en Argentina. Por suerte no fue así, salvo para mi Padre, el abuelo paterno Simón, el tío Simón, el primo Marciano Álvarez y muchos vecinos y vecinas mayores, dado que habían muerto antes de mi primer viaje de vuelta a España, de los varios que hice de tanto en tanto hasta el de 2004, año en el que involuntariamente se paró el reloj de los viajes a Europa. En esa Cena de Despedida, de la noche del 29 de Abril de 1951, mi padre dispuso el sacrificio del mejor borrego que teníamos en el rebaño de ovejas de la Familia. Él intuía, y yo también suponía, que podría ser la despedida final de nuestras vidas, como realmente lo fue, separadas a más de 10.000 kilómetros de distancia en línea recta, a juzgar de cómo estaba el Mundo en general y España en particular en esos años 50, todos golpeados por la Gran depresión del 29, la guerra de España de 1936 a 1939, con su complicadísima postguerra, más la reconstrucción de Europa y el Oriente por causas de la Segunda guerra Mundial de 1939 a 1945, generada por la dictaduras nazis, fascistas, comunistas y el cruel militarismo japonés. En una palabra, el horizonte mundial era una tormenta amenazante, y la dictadura en España, aunque algo suavizada al paso de los años <por los nuevos rumbos mundiales, más liberales y democráticos>, todavía duró 25 años más, con una España bastante descolgado del mundo evolucionado; en especial en términos económicos, políticos y sociales, no obstante los humos de la vocación imperial <una desgracia para España>, como herencia del pasado, donde se proclamaba que no habría “ninguna mesa sin pan, ni ningún hogar sin lumbre”, o ”prohibido hablar de política ¡Viva España! ” Y la propaganda oficial manifestaba en todas las direcciones, que con la “Guerra ganada contra el capitalismo liberal y el materialismo marxista, se devolvía a los españoles de fe, de una vez y para siempre, la Patria, el Pan y la Justicia, prometidos por el detentador de los tres Poderes: Presidente del Gobierno, del Partido Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S – llamado el Movimiento – y Generalísimo de los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire”. Una herencia imperial, completamente hipotecada por la guerra, casi perpetua, desde los albores de la Historia de Hispania. Antes de la cena referida, con mi Padre nos citamos en el Sobrado de afuera, y más o menos durante una larga hora, nos confesamos mutuamente de nuestros procederes recíprocos de convivencia – de padre e hijo, en términos de sinceridad, verdad y adultez, bien cargadas con las emociones de la inminente


Despedida –, donde a partir de los 12-14 años míos, los mandatos de la autoridad Paterna, en algunos aspectos, era obviada por la natural rebelión de la juventud, aunque en forma bilateral estuviera la vía del respeto y la buena fe, más allá del amor vincular. Entre otras cosas, mi Padre se sentía responsable de haber sido el gestor del “sambenito político Republicano y de Izquierdas”, por Alcalde del Pueblo y del Ayuntamiento durante la República que había caído sobre la Familia; y que de alguna manera (de todas las maneras se responsabilizaba él, sin ser objetivamente responsable de nada ante el curso del destino, torcido por los absolutismos del odio, el egoísmo y la prepotencia que da el poder sin equilibrios compensatorios, invocando a viva voz las ¡Enseñanzas de Cristo!), en mi caso personal, me impedía el acceso a ocupar algún cargo público por los antecedentes políticos [ incluso los privados requerían esos antecedentes, aparte de prevalecer el amiguismo ayudado por la parálisis económica y la inmovilidad social ]. De manera que él – mi Padre –, se consideraba culpable de mi emigración a la Argentina, que por contrario imperio, fue una decisión acertada y feliz. Y sé que en la intimidad, en los primeros tiempos, la sufrió mucho aunque lo demostrara poco. Luego al poco tiempo de llegar a la Argentina, las cosas comparativamente me empezaron a andar bien en el Trabajo, que a la vez me fue permitiendo, con entrega total y la máxima voluntad y tenacidad puesta a ese objetivo ideal siempre deseado, a adquirir los libros y elementos necesarios para preparar los exámenes de reválida en Argentina de los Estudios Secundarios, para luego continuar con los Universitarios, trabajando y estudiando, a expensas de la diversión, los descansos semanales y las vacaciones. Mi Padre, la reválida del Secundario, sí la gozó y la disfrutó, habida cuenta que la conseguí por libre en el mes de Diciembre de 1952, con el doble examen : Primero el escrito, que era eliminatorio, y luego de aprobado el escrito, el oral, de cuerpo y mente presentes ante las mesas examinadoras. Y de la Universitaria, también estaba informado, dado que la inicié en 1953 trasladándome a la ciudad de Buenos Aires, dado que en toda la zona Patagónica de esos años – yo estaba radicado en la Provincia de Río Negro – , todavía no había Universidades. De paso, al trasladarme a Buenos Aires, tuve que renunciar al Consulado General Honorario de España en la Zona, cargo que desempeñé por 2 años, que atendía en un anexo de las mismas oficinas del Estudio Jurídico e Inversiones Económicas, donde prestaba mis servicios desde Junio de 1951, y donde adquirí mucha experiencia y conocimientos prácticos, con la puesta en marcha por mi parte, de toda la concentración , tenacidad y voluntad que me permitían mis capacidades.


Y como mi padre enfermó y murió, víctima de un ACV (con sólo 56 años), iba disfrutando mis estudios universitarios hasta mediados de 1956, disfrute que yo conocía a través de sus frecuentes cartas, en las que expresaba su enorme satisfacción de cómo iban mis cosas. Por añadidura, en las trillas de 1953, un zamorano del partido de Villalpando fue a visitarlos a Tolilla – el Señor Rivero, que tenía la tienda de zapatos más grande de General Roca / Río Negro -, y con todo el orgullo les mostró ( a toda la Familia) el Pasaporte Español firmado por mí como Cónsul General Honorario de España en esa zona de la Patagonia Argentina. Y en esos pensamientos del “no volver”, se me aparecieron todos los viajes de vuelta a España, en general con una media de dos meses. Todos, menos el de 1983 de Junio a Julio, que fue por el episodio del ACV de mi Madre, en invierno de España y verano en Argentina, donde la mayor parte del tiempo iba en función profesional de negocios, y unos 15 días destinado a la Familia de España / Alemania, y el último, de Febrero y Marzo de 2004, ya jubilados –y mi hermano Paco también –, destinado íntegramente a la Familia de las raíces y visitas a la Comarca de Aliste Y si bien es cierto que tenía en pensamiento viajar de nuevo en 2013, después de quedarme viudo a comienzos de 2011 < luego de la enfermedad invalidante de mi mujer desde 1998>, como dice el tango Adiós Muchachos:”…Contra el destino nadie la talla…” Y, a comienzos del 13, empezaron a eclosionar patologías: Anemias, cáncer de próstata, y cáncer de estómago, con sus operaciones y tratamientos a partir del año 2014, donde además apareció inesperadamente ¿y sin causa descubierta? una hepatitis-C; estando bajo el dominio de los protocolos médicos de los controles periódicos cada 6 meses. De manera que como el riesgo de los viajes es muy grande, la prudencia se impone y aconseja no hacerlos, remitiendo a la consideración del riesgo / beneficio, donde el numerador es mucho más alto que el denominador. De manera que la parte emocional, debe ceder espacio a la racional, por los posibles trastornos propios [ y de la Familia ] que podrían ocurrir. Además, en el ámbito natural donde pasaron mis primeros 18 años, por Tolilla de Aliste y Pueblos vecinos / cercanos, en cada uno de los viajes que iba haciendo, desde el primero al último, ya mi recreo visual iba perdiendo de vista las muchas personas vecinas que había conocido en sus días, y la mayoría habían fallecido. Otras, habían emigrado hacia otras latitudes acompañando a su familia más joven, que la movilidad social había interesado en la búsqueda de otros horizontes más promisorios, que la remota Comarca de Aliste, que ni


antes ni después tenía capacidad de tentar ninguna oferta, de las que ofrecían polos más desarrollados de otras regiones más evolucionadas integralmente, fuera o dentro de España. En mi primer viaje a España desde mi partida en 1951, en orden inverso a las agujas del reloj, en el recorrido mental del Pueblo (Tolilla de Aliste) habían fallecido: La tía María Gelado; el tío Santos Casas y su mujer Valentina; el tío Vicente Cruz y su mujer Rafaela, más la hija Paulina; el tío Pablo Casas y su mujer Vicenta; la tía Catalina Rivera; mi tío Simón; la tía Manuela Prieto; la tía Luisa, y el primo Marciano; mi abuelo Simón; mi Padre Pablo; la tía Rosa Gelado; el tío Anastasio. Naturalmente, había nuevas generaciones jóvenes, y todavía en el Pueblo había bastante gente; incluso todavía funcionaba la Escuela Primaria con Maestra y alumnos. La Escuela se derrumbó (ya sin Maestro ni alumnos) allá por los 80, ruinas que contemplé con toda la angustia del mundo varias veces con motivo de los viajes. Es natural, que en ese viaje la ausencia más sentida fuera la de mi Padre (también la de mi abuelo Simón, el tío Simón, el primo Marciano y el resto de los vecinos). Y en este amanecer Porteño <por vecino de la ciudad de Buenos Aires> desvelado, me enfrasqué en los recuerdos de parte de la niñez con mi Padre y Familia; habida cuenta, que cuando estalló el Golpe militar del 36, causa del encarcelamiento de mi Padre por Alcalde de la República, él tenía 36 años, mi Madre 29, yo 7, mi hermano Paco 4, y la hermana Consuelo menos de 4 meses. Y cuando fue liberado en libertad condicional en 1941 – luego de 4 largos años de cárcel de la condena de 8 + meses y días –, la edad por el orden señalado era de 41, 34, 12, 9 y 5 años respectivamente. Es decir, que mis hermanos y yo, estuvimos sin padre 5 años; en la edad que más se necesita. Naturalmente, esta situación anómala y saturada del odio que generan las injusticias vengativas, desconocedora de los derechos humanos elementales, afectó profundamente la Vida Familiar. Y seguramente el más perjudicado fue él, aparte de nuestra Madre <que oficio magistralmente de Madre y Padre con todas las angustias existenciales a cuestas>. De manera que el azar justo con el que ganó la Libertad, nos devolvió un Padre diferente, preocupado, menos expansivo, más concentrado y pensativo de cómo resolver las grandes dificultades de la lucha por la vida en los difíciles tiempos ( y más con su añadidura política de antecedentes republicanos liberales), tanto en la Comarca, cuanto en España [con su difícil postguerra], y el resto de Europa y el Mundo, con su destructora Segunda Guerra Mundial.


De la misma manera, es lógico suponer que por el paso de los años de la niñez a la adolescencia, como era mi caso, en sus hijos – nosotros los hermanos – también se hubieran producido cambios físicos, mentales y emocionales. De cualquier manera, mis recuerdos tempraneros sobra la almohada, se deslizaron más atrás del 18 de Julio de 1936, fecha del Golpe de la conspiración dictatorial nazi-fascista contra la República ( o mejor contra la Democracia y la Libertad), cuando nuestro Padre nos llevaba a mi hermano y a mí, a recorrer campos y sembrados primaverales, en aquellos meses de mediados de Abril a mediados de Junio, donde los jarales de Tolilla estaban inundados de flores, de tal manera que cada jara era un jardín de blanco matizado, y de trecho en trecho, salpicado por las flores amarillas brillantes de escobas(retamas) y piornos. Y más cercanos al suelo, el pálido morado y perfumado, de los tomillos de San Juan, todo enmarcado con las solemnes encinas y matas de carrascos, y en partes por algunos robles y sus matas. De la misma manera que se semblanteaban las hierbas verdes de los prados cercados para segar en Junio, o las praderas abiertas y públicas de la Hoja sembrada, que eran pastos de vacada en los meses de Junio y Julio de cada año. En competencia con los montes, estaban los sembrados de cereal, con sus verdes centenos y trigos sacudidos con la brisa de aire que hacía ondular sus plantas y espigas en movimientos acompasados, donde se ocultaban <entre los cereales en marcha>, las abundantes y floridas amapolas, que competían por su cuenta, con los nutrientes y humedades de la tierra, como cizaña o plantas parásitas. A la vuelta del camino, en la hondonada, el curso de agua del Río Mena, con sus azudas (azud) para riego de patatales y otras varias hortícolas: Alubias, fréjoles, lechugas, tomates, pimientos y otros. Sin dejar en el olvido, los espadañales florecidos, y las abundantes flores perfumadas por Mayo de las muchas madreselvas, en las cercanías de las regaderas, los incomparables cantos de los ruiseñores, mirlos y jilgueros¸ con el enmarque < entre Río, huertas y regaderas, las abundantes cortinas vecinas, de secano, para patatas tempranas, garbanzales y cebada para los piensos de los animales >. En todos esos frecuentes recorridos campestres, nuestro Padre nos relataba versos, o nos daba – a mi hermano y a mí – lecciones de geografía, de historia, adivinanzas, refranes, fábulas de Esopo y otros. Nos preguntaba y/o enseñaba nombres de los ríos, capitales de distintos países, nombres de naciones y cosas así. Sil olvidar preguntas sobre la ortografía de palabras seleccionadas, y temas


del Sistema Métrico Decimal. En una palabra, eran excursiones de Naturaleza, y un Aula de Escuela Primaria itinerante por la Hoja de Arriba, del lado de Mellanes de Aliste (años pares), o de Abajo (años impares), del lado de Flores y Fradellos de Aliste. En una de esas recorridas, en el caso sólo de mi Padre y del suscripto [mi hermano Paco: 08-11-1931 / 30-08-2006 todavía no era de la partida], allá por fines de Mayo de 1933, al dar una vuelta por la pradera comunal de Pielamula, camino de las Tierras de la Urretona, de una cortina sembrada, salió corriendo una loba por entre los sembrados de los Carrapitales hacia los Campetes. Es el primer lobo en vivo y directo que vi en mi vida; y sé que era una loba, porque mi Padre me lo dijo, y agregó que debía tener lobeznos pequeños, dado que al correr se le bamboleaba la barriga con sus tetas a la vista. De la Urretona, fuimos hasta las tierras de Majada el Camino, pasando a las de Urrieta el Agua y Urrieta los Chiqueros, y de vuelta nos encontramos con Antolín Álvarez y Jacinto Calvo, que en una encina grande que había en la Pradera que va de la fuente de Tras del Castro al Prado Nuevo, andaban a la búsqueda de una jineta que se había escondido en el grueso y hueco tronco de la encina, que finalmente no la pudieron cazar, a pesar de sus diligencias. En una palabra, eran excursiones sanas, divertidas, y especialmente didácticas, dado que para él, el saber ocupaba un lugar preferente en la vida¸ y anhelaba < muy especialmente > que sus hijos pudieran llegar en lo posible a un buen nivel de conocimiento. Luego de ese recorrido mental en síntesis, llegó el turno del último viaje referido de Febrero Marzo de 2004, cuando todavía no éramos abuelos, pero sí jubilados, ya sin compromisos económicos profesionales (como sí tenía en todos los viajes anteriores), que fue en un período de cuña entre la mitad de la enfermedad invalidante comenzada en 1998 (en realidad varias patologías concurrentes) de mi mujer Lidia Nelly TESTA SCHROH (31-10-1932 / 31-01-2011), y el año 2013, donde se expresaron mis varias falencias biológicas, bajo control semestral conforme los protocolos médicos. De la misma manera, mi hermano Paco, también estaba jubilado de la empresa de Zamora que como administrador desarrolló a través de los años. De manera que tuvimos tiempo y ganas, en los paseos matinales por los Bosques de Valorio en Zamora, en las sobremesas de la comida, y especialmente en las sobremesas de las cenas, de repasar minuciosamente nuestra historia personal y familiar vivida en común, de unos 18 años, más las historias individuales y de nuestras propias familias a más de


10.000 kilómetros de distancia. Viaje que de alguna manera fue premonitorio, en el sentido que ambos gozábamos de buena salud en ese 2004, y él poco después comenzó con su enfermedad, de la que falleció dos años después. Además, en ese 2004, yo a título individual, compartí vivencias con toda la familia troncal, colateral y derivada de mis hermanos: Paco (ya viudo desde 1991)-Consuelo (también viuda) y Rufina con su marido Rocco Mambrino; sus hijos, en el orden señalado: María e Isidoro Bailón (con sus hijos Miriam y Alberto), Francisco y Carmen Silva (con sus hijos Pablo y Carmencita); Lucia y Manolo Heredero (con su hijo Manuel), Javier y María Jesús, ambos solteros en esa fecha, hoy María Jesús - Rafael Ramos (con su hija Marta); y José - Pepa Ramos (entonces sin hijos, hoy con Miguel y Pedro). El Domingo 15 de Febrero, en gran mayoría familiar, fuimos a comer a San Vitero de Aliste, creo que al restaurante de Alfonso. Luego por la tarde noche, vía Alcañices-Rabanales (no pudimos pasar por Grisuela por haber una Misa de Cuerpo presente, donde la concurrencia fuera de la Iglesia cubría la carretera), estuvimos en Tolilla de Aliste con parientes y vecinos ( tomando sol a la puerta del Portal del tío Juan González, lugar tradicional de toma de sol de las mujeres de Abajo el Pueblo) residentes y/o en tránsito. Para volver a Tolilla desde Zamora el martes 17-02-2004, a limpiar el corral de Adelante de Casona Familiar, volviendo a completar la limpieza el 24-02-2014. El 21-2, cena en un restaurante de Tardobispo, a unos 12 kilómetros al Suroeste de Zamora. El 25/26-02-2004, cena itinerante de Pinchos por esa zona urbana de Zamora, con el matrimonio vecino de Rufi-Rocco de Zamora, María José y José Hernández, Roco-Rufi y el suscripto. El Domingo 07 de Marzo, viaje en auto a Vigo con Isidoro, Mari, su hijo Alberto, mi hermano Paco y yo, comiendo en un restaurante en el Castro de Vigo; por la tarde de Vigo a Valença do Miño (Portugal) y regreso a Zamora. En el ínterin, por los días finales de Febrero (2004), había caído una buena nevada por Zamora y sus contornos, recordando mis viejos tiempos por Aliste, y por muchos años olvidado de la nieve. Además comidas y reuniones varias en casa de los sobrinos María e Isidoro de Zamora, por los días de Carnaval 2004, que cayó el Martes 24, estando además invitados, la prima Angelines del tío Agustino y sus hijos (mujer y varón). Yo el viernes 27 de Febrero de 2004, ya dormí en casa de Paco (mi hermano), hasta mi vuelta a Buenos Aires, pues Rufi y Rocco, donde había estado alojado desde el 13-02-2004, se volvían a Alemania en la madrugada del 28-02-2004.Su hijo José (nacido en Alemania) y su nuera Josefa, residentes en Alemania, y


todavía sin hijos hasta 2005, ya habían viajado a Granada a casa de la madre de Pepa el día 22-2-2004. Y para completar el ciclo, como colmo de ese viaje, cuando llegué a Buenos Aires en la mañana temprano del 11 de Marzo de 2004 (había tomado el vuelo de Aerolíneas Argentinas a las 23 horas de Madrid del 10 de Marzo), mi Hijo y mi Nuera, que me esperaban, me dieron la noticia de los atentados en Madrid del 11-M, atribuidos oficialmente a ETA, porque por razones políticas al PP le interesaba que fuera ETA la responsable de los atentados ( y no el terrorismo musulmán), por la cercanía de las Elecciones Generales de 2004. Y aquí dejo en suspenso otros recordatorios, que también me invadieron la mente de esta madrugada de Buenos Aires del 17 de Diciembre de 2016. ¡Felices Fiestas de Navidad y Año Nuevo 2017 para todos! Un abrazo. Simón

skapjk@gmail.com


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