12
DESPERTAR DE OAXACA
Sábado, 3 de marzo de 2012
EDITORIAL
Rupturas, deslealtad y cohesión partidista
L
as últimas horas han sido cruciales y tensas para la dirigencia nacional, precandidatos, candidatos, militantes y simpatizantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Oaxaca. La pugna, antagonismo, protagonismo y confrontación interna promovida por el ex gobernador Murat, por un lado, y por el otro Nieves García y Martín Vásquez, ha llegado a su punto más álgido y crítico, como consecuencia de las inesperadas resoluciones del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación respecto a la inscripción de las precandidaturas y consecuente repetición de las convenciones para la selección de candidatos a las diputaciones federales. Las huestes del llamado Frente Renovador del PRI, han llegado, en su ambición desmedida, a su misma autodestrucción; han develado la calidad de sus intensiones e intereses, que con su obtusa, confusa y profusa acción han colocado en la cornisa del despeñadero los triunfos de los eventuales candidatos del PRI en Oaxaca, pero también ponen en riesgo el triunfo de Enrique Peña Nieto. La deslealtad, traición y ruptura alentadas por poco más de un año, han dirigido absurdamente sus amenazas y ataques sin distinción de afinidades y grupos a los abanderados a las diputaciones federales. Las consecuencias de esta acción son imprevisibles, pero su actuar es razonable y natural, porque la supervivencia política de cada uno de ellos depende de la posibilidad de acceder a un cargo de representación popular, porque todos viven de la nómina gubernamental, pues no saben hacer otra cosa que ser parte de la burocracia, local o federal. Por eso, la nueva ruptura será la más costosa, la más imprevista y paradójicamente, la más benéfica para el PRI, porque puede servir para desembarazarse del lastre que provoca la división y enfrentamientos internos. Sólo un incauto o demente se cree la fuerza, respaldo y liderazgo de personajes como Ricardo Dorantes —para ilustrar el desvarío—, el mismo que espetaba insultos floridos en su histriónica participación en el asunto del autoatentado de
“la parabrisas”. Más temprano que tarde, el vicio y la traición serán eliminados y excretados, los ahora autodenominados “demócratas” terminarán en el ostracismo político, para que continúen en su melancólica nostalgia del poder, mientras se estrujan en sus adentros con rencor y desdicha de su infortunio, y rechazo social y político. Por eso, desde ahora, los candidatos y la militancia exigen, claman y esperan la renuncia de quienes a toda costa buscan empujar al PRI al precipicio, para empezar, solicitan la renuncia de quienes con amenazas llegaron a las diputaciones plurinominales: Nieves García, Martín Vásquez y Alejandro Murat. La purga costará varios espacios y logros, dejará en la ruina política a cuando menos un miembro del Comité Ejecutivo Nacional del referido instituto político. La deslealtad cuesta y tendrá que ser pagada. En política, los actores no se jubilan, son retirados. El resultado no será como muchos piensan, esperan y trabajan para lograr: el colapso y extinción de esta organización política, mucho menos su fracaso en las urnas. A diferencia de los militantes, simpatizantes y candidatos del PRI en las 30 entidades y el Distrito Federal, en Oaxaca, los manipulados, engañados e ilusionados miembros de la disidencia partidista no han sabido entender que el sistema de conciliación, negociación y decisión del PRI se ha restablecido, y que quienes apuesten en contra, no se encontrarán en el ánimo del nuevo sistema que viene. A pesar de los intentos e intrigas por dividir este partido, la cohesión partidista se hará realidad en la entidad; la unidad reflejará una premisa egoísta, pero racional: nadie quiere ser excluido de la simpatía del equipo del eventual ganador en la contienda presidencial, Enrique Peña Nieto. A pesar del uso del Tribunal Electoral de la Federación para desquiciar la estructura electoral del PRI, la verdadera militancia de este partido triunfará, como lo muestran las encuestas, como se percibe en el ambiente político.