densidades n°2

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José Briceño Ruiz

mecanismos de compensación en base a los diversos niveles de desarrollo, como se hizo en la ALALC, la ALADI y el Pacto Andino-Comunidad Andina. Mucho menos se reconoció el impacto de la apertura en las regiones internas de cada país miembro. El ALBA, especialmente en su primera versión de 2003, ha realizado una contribución importante en este debate sobre la equidad en los procesos de integración, al plantear en la mesa de discusión del ALCA la propuesta de establecer Fondos Regionales, un tema que comenzaba a generar interés en el Mercosur. Como es conocido, en 2004 este bloque regional sudamericano estableció el Fondo para la Convergencia Estructural del Mercosur (FOCEM), que a pesar de sus limitaciones presupuestarias, es un primer avance en la búsqueda de una solución al problema de la equidad en la integración sudamericana. La cuestión del comercio compensado es un tema más complejo, pero si articula con mecanismos ya existentes, como el mecanismo de pago de la ALADI, podría ayudar a rescatar un instrumento de la propuesta presbichiana de integración que fue abandonado en la década del noventa: la posibilidad de ahorrar divisas mediante la creación de mecanismos de pago compensado o cajas de compensación. Estos instrumentos fueron muy útiles en la etapa ahora denominada de regionalismo cerrado en iniciativas como el Mercado Común Centroamericano (MCCA) y permitió a los países más pequeños ahorrar divisas en el pago del creciente comercio densidades nº 2 - septiembre 2008

intrazonal. En este sentido, el ALBA hace una contribución que merece ser considerada y que va a la par de propuestas de Brasil y Argentina de utilizar las monedas locales para el pago del comercio intra-Mercosur. El problema es que la variable comercial no existe en el ALBA. La división tradicional formulada por Bela Balassa de las etapas de la integración regional, que gradualmente van de una zona de libre comercio a una unión económica, no existen en el ALBA, que se quiere presentar como un nuevo modelo de integración. Esto supone que en el contexto del ALBA “comercio compensado” se asimila más a la experiencia del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) que a la idea de la CEPAL de crear Cajas de Compensación para pagar el comercio regional. Este es un mecanismo para ahorra divisas en el marco de un creciente proceso de regionalización del comercio producido por el creciente intercambio entre los socios de un proceso de integración. Entonces, el potencial del ALBA para contribuir al debate se debilita enor memente pues el comercio compensado no es un instrumento que pareciera poder ser del interés de los miembros del Mercosur. Otra pregunta que surge en esta materia es: ¿Cómo complementar esta realidad anti-comercial del ALBA con la realidad que Venezuela debe asumir un programa en el marco del Mercosur? La respuesta puede ser simple. Se tratan de dos iniciativas de integración distintas en su filosofía, metas e instrumentos y Venezuela debería adecuarse a las dos 73


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