La ética de Cristo

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cíona bien o mal, ¿no hay que tener en cuenta otros indicadores que son decisivos en la vida de la gente y de los pueblos? Concretamente, Amartya Sen ha insistido en los valores éticos, que son determinantes para que la calidad de vida de un pueblo, de una sociedad, de un individuo resulte aceptable. Concretando más, de entre los valores éticos, Amartya Sen destaca sobre todo la libertad. Una economía que obtiene grandes ganancias pero a costa de hacer a la gente esclava de su trabajo, del consumo, del mantenimiento de un cierto nivel de vida o simplemente de la compra de una vivienda (como ahora les ocurre concretamente a los jóvenes en España), es una economía radicalmente mal planteada. Y es que, como se ha dicho muy bien, "el nuevo enfoque de Sen incide en un aspecto crucial para el desarrollo de la economía, en una cuestión vital: ¿se supone o no que la economía se interesa por las personas reales? Porque a las personas reales les afecta realmente el alcance de la pregunta: ¿cómo hay que vivir?" 1!i. Ahora bien, al hacer esta pregunta, estamos tocando la cuestión central de la ética. Lo que es tanto como decir que una economía orientada sólo a conseguir el máximo de utilidad, es decir, una economía gestionada solamente en fimción del utilitarismo es una economía sin ética. Pero una economía así enfocada es una economía desorientada y que, precisamente por eso, puede arrastrarnos a todos a catástrofes sin precedentes. Más aún, tal como están las cosas ahora mismo, esas posibles catástrofes, no es que pueden suceder, sino que ya están causando estragos asombrosos en grandes sectores de la población mundial. Según los informes oficiales de los organismos internacionales (ONU, FAO, OMS), cada día mueren de hambre y desnutrición no menos de 30.000 niños y seguramente otros tantos adultos. Cosa que es dolorosamente comprensible. El hambre no espera. El hambre mata. Y mata pronto. Pero sabemos que ahora mismo hay en el mundo más de ochocientos millones de criaturas que se alimentan por debajo del umbral mínimo de calorías diarias que un ser humano necesita para seguir viviendo. Y lo más esperpéntico de la situación está en que la causa de semejante genocidio no es la falta de alimentos. Todo lo contrario. Uno de los problemas más serios, que tienen los países ricos, es el exceso de 38. J. Conill Sancho, o. c, 148.


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