Poemario

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G R O E N L A N D I A

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P R E S E N T A


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“La conspiración de la Sirena”, por David Morán. ©2008 David Morán Prólogo por Luis Amézaga Todos los derechos reservados. Editado digitalmente por Groenlandia con permiso del autor. Directora: Ana Patricia Moya Rodríguez Diseño: Viviana Orozco & Nina (fotografía para portada y contraportada)\ Juan José Romero (fotografías para interior) \ Ana Patricia Moya Rodríguez Depósito legal: CO\1223\2009 Córdoba, 2009 3


Gesticulaciones previas por Luis Amézaga

La crítica, como tiene por costumbre ser solapada, la evitaremos para no caer en el vicio de los que disfrutan abatiendo la compleja construcción de un poemario con una frivolidad que convierte la belleza en simple material de derrumbe. Decir David Morán ya es una garantía de calidad literaria, porque estamos ante un escritor honesto que no esconde sus miserias ni alardea de ellas, trasladando esa honradez a sus obras. Morán es un escritor con la mirada más incisiva que el ojo de una cerradura. Su palabra es clara, inspiradora y siempre afinada. No hay en él un acorde fuera de tono, ni un verso que chirríe. Tiene la virtud de la precisión, que para el tiro con arco y la poesía, es tan necesaria. El poeta es solitario con heterónimos y todo. El narrador es varios, aunque hable en primera persona. La poesía busca la unidad entre las infinitas formas, la narrativa busca la dispersión a partir de una escena o una idea. David Morán se debate con el mismo entusiasmo en el verso y la prosa (de la cual pronto tendremos noticias). Y es que como él suele decir, la necesidad de escribir supera incluso a la misma lógica que nos prefiere protegidos bajo el manto de una nómina fija. Los dioses se dirigen sólo a los poetas porque el resto de creadores andan poniendo precio a sus obras. Como lector suyo, también noto esa necesidad. Y es que la lectura de un buen texto, como éste que tenemos en las manos titulado “La Conspiración de la Sirena”, independientemente del género que emplee, incita a escribir. La creación llama a la creación y se expande sin barreras. El poeta de Neurocosmo, el articulista del Catracho, se

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contiene, busca la excelencia en la palabra exacta, y nos deslumbra con simbolismos siempre originales y meditados. Y contra la moda imperante, se moja con muchos de sus poemas en primera persona. La malograda escritora Anne Sexton dijo en una ocasión: “Mis admiradores creen que me he curado, pero no, sólo me he hecho poeta”. Los admiradores de Morán no creemos que precise de cura, ni que su poesía pueda ser considerada como terapia, sino una droga dura y de gran pureza. Su necesidad surge de la adicción que provoca en quien la lee. La conducta del escritor determina su entorno, y no al revés. Las representaciones verbales van moldeando la realidad, quizá no de manera directa y tangible, pero sí con sutiles cambios provocados por el hecho de nombrar las cosas, que es como otorgarles una vida que no conocían. Percibo a Morán protegiendo su espacio en la letra impresa y en la virtual realidad de la red como “el inconmovible carácter del murciélago, mientras el onironauta se corrompe para buscar la redención”, luchando con denuedo por conquistar la identidad que le permita salir al mundo sin confundirse con él. Esta imagen me recuerda el mensaje de María Zambrano cuando afirmaba que “escribir es defender la soledad en que se está”. La soledad y el oxígeno tan necesarios para no perderse en el laberinto de la mediocridad. El autor de “la conspiración de la sirena”, en mi opinión, ha logrado en este poemario editado por la revista Groenlandia, dejar bien claro hasta dónde campan sus dominios. Que lo disfruten.

L U I S A5 MÉZAGA


LA CONSPIRACIร N DE LA SIRENA por David Morรกn

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A Luis AmĂŠzaga, gran amigo. A Ana Patricia Moya, por darme esta oportunidad.

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Introspección Soy un hombre tardío, envejecido en los jardines de la juventud baladí de la musa cimbrada a quien no le pasan mis versos inventados que no son sino oraciones fracturadas a sazón de variaciones subliminales. Los años me pasan por encima para olvidarme me pesan las encías del tiempo inexistente inexplicablemente. Maduré entre frutos prohibidos sin caer del árbol de la vida la tierra subirá en mi busca para enterrarme o dejar que germine la semilla del seso dentro de su fértil vientre de odalisca pendenciera. ¿Quién seré? Quién sabe.

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Movimientos de la Naturaleza Aquí acaba la noche, cuando tengo que despegar la saliva de la almohada, para que no me falten las palabras. Dejo mis ojos sentados en el sillón, asustados, ven como pierdo los contornos que me abruman. Ese es el balance adquirido por Mozart, un músico mal grabado en un trozo de plástico. El agua no limpia en esta estación, existe, si miras de reojo, el frenesí escurriéndose por el agujero del baño. Soñando con la esperanza, a no ser de que guardemos ayuno, la úlcera roja me devorará desde adentro. Al salir a la calle voy y vengo, me regreso, cargado de cosas pesadas, objetos que no requiero.

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Abro, leo los papeles, no me dicen nada, andan volando en un idioma que no digiero. De nuevo salgo, veo el pavimento; planicie revestida de aspavientos, de minĂşsculos destellos perforando el lanudo orificio de los ĂĄrboles. Ya no hay tiempo, es hora de ser el camino, el ser, el ciudadano moderno; me contraigo, porque dejĂŠ en junto a la ropa del lavado el Ăşltimo pensamiento del cual estoy habitado.

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Tras la ventana La mañana aporta nuevos colores, alista su radiante terapia para sobrellevar el hastío. Aquí dentro huele a encierro, a fantasmas chocarreros que en impúdica ingravidez se mofan del rey frente a su propia corte. Se abre la puerta, el Orosco grandilocuente no resiste el amanecer de un día cotidiano, el espectro se difumina entre partículas subatómicas, la materia contra natura explotaría si no le definiéramos una realidad sostenible, la frontera entre lo virtual y lo concreto: la objetividad de una billetera medio vacía frente al valor subjetivo del azúcar ausente en el café.

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Ideal Superfluo Prefiero ser un tipo sin 铆mpetu bocal pero con mucha tinta digital. Sin embargo soy un insalvable boc贸n. Las letras se disuelven en las p谩ginas que s贸lo sirven para construir aviones de papel. Mis ilusiones vuelan en el aire y se estrellan en la negra conciencia como fieros kamikazes.

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Los insepultos Me voy a engañar con la palabra escrita, con el hechizo secreto guardado en la herradura, con el trotar de su letra desarticulada. Cortaré el papel, preámbulo frágil de mis nervios empantanados, por esta tinta perturbada, cercenando el blanqueado horizonte que jamás supo configurar un plumaje ligero. Mis dedos ya no bailan, sé que están borrachos de tanto manosear el lánguido culebreo del lápiz; y ese payaso ya no retoza, se fracturó el cántico. Me voy a engañar con la palabra escrita, para que mis manos no se enteren que su fricción volcánica e instigadora está calcinando el ímpetu bárbaro de unos huesos abandonados.

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Un silencio innecesario El perno se me calló de las manos ya no le doy vuelta al tiempo el tiempo me devuelve los pasos Las palabras me reprochan los años quiero decir algo pero esta humedad salen encogida de brazos ¡Caramba! Extravié la lógica tengo alma tengo sangre impetuosa tengo un bolígrafo cargado llega la poesía y me falta el hambre atrás quedó el llanto Enfrente manos frescas recién lavadas una conciencia con aguijón de abeja los Mea Culpa no pueden suturar heridas 15


llega la hora el rostro cae de su pedestal tras el silencio nos acongojamos.

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Un Lobo Es aquí donde la piel es turbia mirada de oveja, donde el alcohol es un espejo de dioses y los cabellos cosen azules añejos pintados de flores. Una delgada presa, bajo un cosmos paradisíaco, oyen la rítmica plenitud de sádicos colmillos almorzando. Es esa paz quien lo acosa, vibrándole la velocidad en sus frías y húmedas fauces, las cuales, no dejan de recitar una y otra vez cierto aullido para saber quién es, verdaderamente, entre tanta gente.

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Movimientos Nocturnos La noche no es de los muertos, ni de fantasmas que nunca fueron, ni es doncella para copulaciones demonĂ­acas. La noche es libre de sus estrellas y del sortilegios de las hadas pueriles, es ajena a la luz inquisidora de la luna. Su negrura se aleja de los sueĂąos; no dormita, se mantiene en vigilia olvidando a grillos y ranas. Conoce las serenatas sin escucharlas, le molesta el rocĂ­o y el eructo vegetal. Esa es la noche, ausencia de luz. El resto es vida que no para de molestarla.

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Murciélago Tenía la desconsolada mirada de un murciélago abatido por la frecuencia de espacios sordos. Giraba encima del brillo de los faroles incorruptible pero vencido ante el temporal, las membranas aerodinámicas mantenían su voluntad a flote mientras orinaba la esperanza de palpar con la lengua el rictus de un nance. Era necesario chuparle el azúcar al fruto prohibido pero ahora, viejo y cansado del parrandeo, tenía como herencia un corazón obtuso. Lo mejor se lo llevó el viento, el rocío noctámbulo, el fruto de un beso magullado. Lo peor, esparcido sobre el piso de una oscura caverna junto a pesares mutuos. 19


Es la cloaca donde no llega la memoria. La vergĂźenza, frente a la entrada, en constante custodia. Sin dudas fue dulce, nutricio y agradable para la boca de un gato; frugal y perenne en el pecho que ronronea la alegrĂ­a de un nuevo amanecer.

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Sueño MOR No hay dios que no procure bonanza a sus criaturas ni diablo que aproveche la cuota prescrita bajo su cargo. El ensueño de Job pesa cual pesadilla que fuera, apostaron su integridad al yugo de la prueba. No se puede fijar lo determinante cuando se concibe la voluntad del Ser para sus íntimos propósitos. El carácter del murciélago es inconmovible mientras el onironauta se corrompe para buscar la redención. El murmullo cántico de la paloma desvelada rompe la hiperrealidad, despierta entre humedades trémulas Y oquedades fálicas que no pudo sortear. El reloj marca las 6:00 A.M. Con eso nadie juega, ni Dios, ni el diablo. Entramos pues en la era del hombre. 21


Viles Frustraciones Caminan por la noche de los desaciertos bajo la esperanza en vilo de cuarto menguante. Las horas garrapatean remedios infectos sobre planicies desafortunadas. Ellos se rascan las narices, se chupan el dedo para reafirmar aquella desgracia, maldiciendo el anhelado sabor que no se siente en sus tristes bocas con sonrisas desdentadas.

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Eclipses Dentro de la mente el fuego intermitente de las llamas alcanza su nivel de emblema circense y sobre el cĂ­rculo de tinieblas arremete lo que, en apariencia, ciega, no es algo que se piensa, es el vacĂ­o lo que casi siempre, duele.

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Expectación Los caudillos se rompen las espaldas, de las vértebras desnudas brota el humo gris que se adhiere a nuestros ojos. Caminamos con la frente templada intentando, en vano, traspasar el celaje que intimida la marcha. Pensamos que todo anda bien, que cada cosa se encuentra en su lugar y no hay razón para temer. Aún así sentimos como el vértigo, revoloteando entre nuestros pies, nos arrastra sin remedio hasta el suelo. Los frutos se petrifican en verde, mientras el camino rojo y crujiente queda engavetado en el fondo de algún recuerdo. Las manos carceleras se rompen con el impacto, a nuestra esperanza le brotan alas y huye, ahora es libre de buscar otro cuerpo. Se despide con el atardecer, y se va lejos, donde la lleve el viento. 24


Fantasma hiriente Ya no es el mismo poeta. Ese diamante en bruto que se puede esculpir, perdió el encanto de la buena palabra. Ahora se deja llevar por el remolino del parque, los versos redundan sobre el mismo principio, toda su obra decae, en sapiencia y cordura. Pero sigue con su trabajo, más extenso que el nuestro. A pesar del dolor que le produce el vacío, ha transformado la necesidad de escribir en un ácido y despreocupado vicio.

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Partida Fugaz Colgada del palo ondea a destiempo la bandera de la muerte y el desconcierto. Pálida fuga para la que no se encuentran aplausos, sino lágrimas mudas y ocultos remordimientos. Ante la propia ignominia es inútil juzgar, salvo entender la razón de izar la soltura en homenaje a la triste cavilación. El tiempo sabrá repartir el debido respeto, pero al crimen muerto le será difícil devolver las flores de su panteón.

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Extrañas palideces Vendo un arma, la bala que puso el ojo, sus horas vacías, los dientes que muerden el polvo. Mi cama y tu cama ya no son las mismas, florecieron. Aprendieron a cortar los intrincados hilos que remendaban las sombras de nuestros labios. Beso tu almohada y la quemo, dejo todos mis poemas en el suelo y pienso... pienso en exterminar mi torpe benevolencia. Ayer llegó un ratón a perseguirte, a inundar los gritos de tu hijo en el silencio, y a dejar la bohemia de luna llena dentro de tus venas. Desde entonces en mi casa sólo nacen cuervos, serpientes, el ronquido de los murciélagos y la inmensidad de una cama abandonada... 28


Te llaman: el cuchillo, sus extra単as levitaciones y la sombra, aun fresca, de tus manos sobre la alacena. Por eso: vendo todas mis armas, su descarada paciencia, la imagen de un impulso y el murmullo de sus r鱈os alborotando olas de sangre... para que no da単en nunca, nunca, esa hermosa sombra que dibuja tus caderas y para que perdure, para siempre, el calor de aquellas manos, en el velo fantasmal de sus extra単as palideces.

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De la naturaleza de las Cosas En mi fortaleza de colores inexpugnables se levantan aristas relativas radiándose, unas a las otras, con luces de almidón. Sobre ellas yace tendida una verdad insoslayable. Voy hacia ella, palpo sus manos; delicadas y tersas. Acaricio sus cabellos; suaves y amilanados. Aspiro su perfume; refrescante y sensual. Rozo sus mejillas contra las mías y siento enamorarme. Sé que es bella, a pesar de mi ceguera.

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Nebulosa Puedo dibujar tu nombre sobre mi existencia, procurar que cada minuto me cuente sus historias en decimales, inculcarle a mi mano derecha un temblor que derrumbe epitafios de pĂĄginas muertas; superar lo insustancial, lo probo de boca ajena; renacer con alas de hielo desde el cono de un volcĂĄn sabiendo, con certeza, que renunciĂŠ a ser ese pedazo hiel que sondea vilezas.

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Obscena Pulcritud Quiero perderme en tu nombre para no olvidar mi presencia dentro del caos de la emoción. Y me he robado tu palabra llena de falsa desnudez para revestir mi vergüenza. Escapa aquel recuerdo gris de una intención atada de pies y manos que se lanza con desvaríos al mar del alivio. Pero tras la máscara del delirio se oculta la verdad amortajada de negaciones infructuosas. Hoy, lo reconozco, no existe un espacio sobrio donde pueda concebir la embriaguez del falo y la evasión maliciosa de tu obscena pulcritud.

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Espectáculo Esta extraña colmena femenina se va abriendo paso sobre la faz, tan labial y despreocupada, espiando con ese ojo meón que van comiéndose a otras mujeres.

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Punto G El perro gimotea penas de la calle y sola estรก la cama sin nadie que muerda el refugio de sus piernas.

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Bella salud Eres rosa bella. Ella, yerba extraĂąa. TĂş hieres cual espina, la otra es un elixir necesario. El lobo se aleja porque no sabe de dolores amargos.

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Tu acertada ira Te jode los pechos mientras defecas por tu boca las mentiras de mi vida.

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Luz que ciega, luz que desconcierta

I Germin贸 la semilla, dio frutos: palabras sin moraleja.

II El fuego arremete, encuentra en el pozo postales de invierno.

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III Picadas pican abejas a los poros. Venenosa intenci贸n.

IV En imp煤dica adolescencia, bajo corrosivo sol, brillan limones maduros.

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Encantador desconsuelo Con orgullosa algarabía conservaba tras el cruce de dos férreas piernas su semilla de nácar intacta. Sin tacha de estaca que hiere con ternura la ingenuidad de una piel profunda que le duelen las delicias de punta a punta. No le importaban las asperezas de nuevas tendencias siguió al punto el compás del dogma desde que entra a la boca hasta que se escurre por la salida erógena. No era una santa sólo deseaba ser esposa no es motivo de desvergüenza tampoco la culpan. No mancha de rojo tórtolas y unicornios adornaron su cabello amilanado hasta que llegue el príncipe amado hasta siempre esperando... 39


...a que cierren el fĂŠretro y queda enterrada en la profundidad con un costoso vestido de novia. Su tela de carne cruje como las hojas. Es otoĂąo inesperadamente.

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Indicios Vertiginosos I Alicia en el espejo desnudándose no es ella. Contrario a mis páginas amarillas si es ella. Vertiendo noche en las heridas Ella es. El paraíso a través de mis ojos No es. II Alicia vertiendo paraíso en las heridas es la noche a través de mis ojos desnudándose de mis páginas amarillas. III ¿Es Alicia desnudándose de mis ojos? No es ella. ¿El paraíso contrario a las heridas? 41


Si es ella ¿En el espejo? Ella es. ¿La noche de mis páginas amarillas? No es. IV ¿Es Alicia el paraíso a través del espejo contrario a mis páginas amarillas desnudándose en la noche de mis ojos? V No, Alicia no es eso. Es lo que falta: en la herida noche Alicia es una joven atrapada en un paraíso perdido contrario a un espejo realista que voy desnudando con mis ojos a través de sus páginas amarillas.

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Sofisticados empalmes Sin decoro lo digo que amo tu cuerpo y tengo sue帽os er贸ticos con tu amor con descaro revelo que apenas sobrevivo a semejante dislocaci贸n.

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Mi Soledad Le gusta estar perdida asĂ­ en la nada de nadie. soĂąando cuentos extraviados del recuerdo mĂĄs recurrente. Es tan linda ahora su mirada rejuvenece el palpitar. Yo te amo porque cuando callas me enamoras y cuando cantas se rompe mi tiempo de paz.

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Sirena Azul Juega pez juega la blanca nodriza espera nutrirte de leche espesa, ese pez en mi cabeza retoza, bromea, imagina, sueña, del pájaro azul de Darío es el mío, rodando por mis sentidos, modesto, oculto, se juega la vida con el deminio oscuro, ése el de los pensamientos podridos: abanica su cola, avanza por los recuerdos formando grandiosas quimeras, tempestad de orate sopor, ese pez espada en mi testa según su canto mueve el arbitrio, según su verso edifica mi vicio. Pobre victima de los caprichos de esta sirena de enmarañada cabellera negra. Vueltas y vueltas son tus santas danzas soñolientas, 45


blancas azucenas, y asĂ­ reprimes todas mis triztesas trastocando muchas alegrĂ­as viejas, para darme nuevos alientos, tal vez, para no sentirme ya solo, o bien, muerto.

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Techos de Fuego Rebrota del fango la dulce quimera que al ocaso duele cambiar por luces pendencieras. El cielo se quiebra en arrumacos polares y del orbe llueven ilusiones fugaces rompiendo sus alas sobre las llagas de tu tierra. AhĂ­ te comienzo, del ombligo inmolado parte los puntos cardinales de la ciencia, del todo, del saber y del desconocimiento que nuestras fuerzas apenas llena.

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Contra hechizo de Ciencia Se cay贸 la magia desde hace d铆as le viene fallando el milagro de hacerse imperecedera.

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Pro Santos en Vilo El hombre se sacrifica por una causa. Los fieles se reservan aquel dolor entreg谩ndose al goce movedizo que draga sus creencias por el viaducto secular. Ellos dicen tener la fe necesaria pero sus mentes desesperadas buscan el alimento de la raz贸n. Raz贸n y fe, gu铆as en paralelo que sustentan la existencia humana por encima de su herencia animal.

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La Azada

I De manera Ciega : La azada ve el tiempo esparcido entre puñados de tierra. Y de gota roja, a frenesí líquido translúcido, de broza a flema de raíz o roca, suma el ábaco, inmortal, el desperdicio acometido. Eructan los volcanes ardientes llamas, ríos de lava pasan por los surcos de su mano, es ahí donde es triste reconocer que los gusanos no ceden tesoros regurgitados. II De manera Clara: Un oráculo sustenta la brújula hacia un punto preciso del infinito, una nueva gota roja translúcida tiene su cuota precisa en la balanza. Se ha comprendido primero la naturaleza de sus fueros para poder aprovechar mejor su ánimo dorado.

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III De manera oculta: La azada ve el tiempo esparcido entre puñados de tierra. Una gota roja translúcida tiene su cuota precisa en la balanza, Y de gota roja, a frenesí líquido translúcido, de broza a flema de raíz o roca, El ábaco, inmortal, cuenta con sus perlas el recaudo, la bonanza.

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Sobre la Arena Cuando la opulencia ataca al humilde cofre relleno de dulces miradas, resulta mejor recibir un beso en el desierto. Ante las faldas levantadas que, embriagadas por numerosos sortilegios seminales, bailan alocadas por doquier su danza viscosa, resulta mejor recibir un simple beso en el desierto. Alzando las manos negritas al cielo, luego haberle sobrevivido a los avatares de la tarde, caen el maná preservando para sí cada detalle de su delicado descenso. En un pequeño lapso de tiempo, que eclipsa el espejo negro, se entiende mejor, se percibe con mayor soltura. Porque la alforja se llena con aquello que puede, a plenitud, degustar, porque se exime del simple deseo de conquistar innumerables colores que, a la larga, su aura nunca se ajustará a iluminar, 53


a lo largo de su finita luz intermitente. Por eso, por todo aquello, resulta mรกs fresco recibir un beso en el desierto.

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Lejanías

I Tempestad acrílica sollozando impregna páginas ciegas, delirio.

II Cantando mutismos sin romper el compás, lleno de ecos sinsentido.

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III Escucho palomas, otros huelen espadas. Esperanza desesperanzada.

IV Se presume ausente quien cort贸 mi lengua m谩s no mi rugido.

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El secreto de la consistencia Cada verso es un esquema, la mitad de la palabra concentrada en paladares coloreados. Son cuatro esquemas pigmentados de brazas, espaldas, espirales que nunca se revelan. Se congelan o se revuelven, licuan el sustrato, ramal sin juicio orbitando un sistema. Y avanza sin voluntad, camina ajeno a la conciencia, deshaciĂŠndose dulcemente hasta que muere la luz de su vela.

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Ladrillo Sideral Se cepillaron los cuernos aquellos bueyes Le dejaron caer el peso tránsfugas de la tarde Convirtiendo su esperanza en herramienta para el arado Ya no es un hombre sino células de a millones Apretujadas en un cáncer sin nombres ni apellidos En un esfuerzo que se diluye por domar tantos estribos Ya se fue sin volver jamás a consentir el yagual Sin apreciar los ojos de la niña en su retina Despidiéndose del burdel preparado por su querer Escuchando como se duermen las semillas El sol se cae ante sus pies y le quema la música La sangre hecha chicha hierve en la hoya de barro De su corazón retumba la última feria de invierno Ahora transmuta sobre el espacio de diamantes Entre una codificación de constelaciones divergentes En medio de la nada de Dios que es impensable Donde se prepara para ser feliz definitivamente Y por vez primera cae incólume sobre el maíz amado.

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Naturaleza Versátil Fuerzas contrapuestas se lían en agrestes guerras por el dominio. Es natural sobrevivir al competidor hecho a nuestra imagen y semejanza. Melifluos corazones inventan la paz ecléctica, la joya del absurdo, que nos llevará a la extinción. En este mundo hasta las flores batallan. La vida es una lucha.

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Foresta Bajo la noche el árbol místico del hombre absorbe el pesimismo, recicla la mordida del crótalo en su vestíbulo intestinal. De día exhala la esperanza, el cuajo de perfumes gloriosos unge la cabeza que esboza nuevas sendas por donde transitar.

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Giro a la Alegría El señor del polvo busca en un hoyo el amor. Mendigando goce a una semilla enajena sus dedos engrudándolos en la poesía. Buscando en un hoyo el amor escapando al olvido se topa con el irremediable giro a la alegría. Al compartir el matiz de nardos violentos el viento constriñe su salida párpados muertos le tapan la viveza de sus ojos inquietos. La luz que lo acompaña trastabilla sobre bellotas embrujadas. Buscando en un hoyo el amor la ninfa se desnudó al extraviar su temor en la humedad de la tierra.

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La hipérbole explota, extasiada, en el corazón de una hormiga. El señor del polvo quedó enmarañado en la colmena del discernimiento. El duende de la verdad partida, confundido ya, se come su desasosiego. Buscando en un hoyo el amor empleó al fin la palanca, ahí, en lo recóndito de su glándula, girando sin retorno hacia la alegría.

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El Hombre frente al espejo El hombre, desnudo, es una especie de homínido racional que se desarticula en el argot que trascribe la fisionomía de masas. El Hombre, en ropa interior, es un primate que inventa el pudor eufemístico que oculta sus complejos inconsistentes. El Hombre, vestido ya, renuncia a su identidad y vuelca el carácter al estándar que mide la educación mecánica. Pero con ello gana aceptación y, si es recurrente, adeptos. El hombre posee una controvertida herencia cultural que configura su personalidad trasferible, afín a sus deseos pero bajo la guía mortal de propósitos alienantes. El hombre es una máquina biológica, un témpano donde puede brillar la conciencia individual, tan sólo falta el chispazo de gloria que la encienda y busque, bajo un ideal como mapa, una noción de verdad.

D A V I D M63 ORÁN (Honduras, 2006\2009)


NOTA DE EDICIÓN

“La conspiración de la Sirena” es una recopilación de cuarenta y un poemas, de los cuales treinta y cuatro pertenecen a los mostrados en el blog personal de David Morán, Neurocosmo; otros dos poemas son primales, correspondientes a unas antiguas publicaciones

y

cinco

son

totalmente

inéditos. La imagen utilizada para del diseño de la portada y la contraportada pertenecen a Viviana Orozco & Nina, obtenida de la página: http://elcuartoscuro.blogspot.com.

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ÍNDICE Gesticulaciones previas, por Luis Amézaga

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Marcha Fúnebre para la Primavera Celeste. Introspección.

9

Movimientos de la Naturaleza.

10

Tras la Ventana.

12

Ideal Superfluo.

13

Los insepultos.

14

Un Silencio Innecesario.

15

Un Lobo.

17

Movimientos Nocturnos.

18

Murciélago.

19

Sueño MOR.

21

Viles Frustraciones.

22

Eclipses.

23

Expectación.

24

Fantasma Hiriente.

25

Partida Fugaz.

26

Curiosa Afrodita Extrañas Palideces.

28

De la Naturaleza de las Cosas.

30

Nebulosa.

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Obscena Pulcritud.

32

Espectáculo.

33

Punto G.

34

Bella Salud.

35

Tu acertada Ira.

36

Luz que ciega, luz que desconcierta (fragmento poético)

37

Encantador Desconsuelo.

39

Indicios vertiginosos.

41

Sofisticados Empalmes.

43

Mi Soledad.

44

Sirena Azul.

45

En la Última Constelación del Universo. Techos de Fuego.

48

Contra Hechizo de Ciencia.

49

Pro Santos en Vilo.

50

La Azada.

51

Sobre la Arena.

53

Lejanías.

55

El secreto de la Consistencia.

57

Ladrillo Sideral.

58

Naturaleza Versátil.

59

Foresta.

60

Giro a la Alegría.

61

El Hombre Frente al Espejo

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NOTA DE EDICIÓN

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DAVID MORÁN (Tegucigalpa, Honduras) Graduado en psicología, trabajó como asistente en oficinas particulares y consultor independiente para el área de recursos humanos. Reside en la capital de Honduras, donde desarrolla una apasionada actividad literaria escribiendo poesía y pequeñas narraciones. Apoyándose en Internet participó activamente en la extinta revista virtual “El Verso que viene, siglo XXI” . Actualmente suele colaborar para Groenlandia y posee dos web blogs personales: Neurocosmo , donde desarrolla su actividad como escritor, y El Catracho , éste último dedicado a la opinión de sucesos relacionados con su país natal. Tiene otros proyectos en formación, entre los cuales se encuentra una novela de carácter futurista, “El desierto de la revelación”.

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