La bomba yucateca. Origen y vigencia

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Ya cerca, ya lejos se escuchan estos cantos del pueblo en medio del silencio de la noche, acompañados del acorde de una que otra solitaria vihuela; con cuyo desahogo nuestros pobres mozos se dan por indemnizados de sus trabajos y desdichas sin cuento (Fabio, 1861: 166,167).

Esta música acompañada de coplas estuvo destinada al goce de algún pequeño grupo bohemios. Muchos de ellos serán desconocidos para siempre, una larga fila de anonimatos, tan extensa como los siglos que les han visto pasar cantando, componiendo, contando las más grandes y pequeñas historias del pueblo y su existencia. Las apariciones repentistas también se daban en eventos oficiales o en tertulias con conocedores de las formas literarias. En algunas de ellas estaría José Correa y Villafaña, conocido como “el Vate” Correa, famoso por su destreza y agilidad para improvisar coplas divertidas en cualquier momento que se lo propusiera, siendo un caso al efectuarse una fiesta cívica para conmemorar nuestra independencia y uno de los oradores manifestó extrañeza por que hubieran germinado las ideas libertarias en la mente de un clérigo. Estando presente el vate Correa, interrumpió el discurso exclamando lo que sigue: “ESO, AMIGO, NO OS ASOMBRE / QUE SI LIBERTAD TENEMOS / NO AL CURA SE LA DEBEMOS / SE LA DEBEMOS AL HOMBRE”. (Montejo, 1981: 279).

“El Vate” Correa, personaje yucateco de finales del siglo XIX, ha sido mencionado en algunas crónicas como un pintoresco alcohólico que intercambia epigramas por bebidas, y sin embargo, su capacidad de versificación instantánea demostró un amplio conocimiento de las formas poéticas: “Correa solía departir y rivalizar en ingenio con intelectuales de la época en las tertulias nocturnas de la Plaza de la Independencia, sentando cátedra de sano humorismo e iró25


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