Populismo de Hugo Chávez

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Hugo Chávez y Alberto Fujimori: análisis comparativo…

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Por lo tanto, un sistema débil de partidos políticos caracterizó igualmente a Perú y Venezuela y explicó la facilidad relativa con que Fujimori y Chávez llevaron a cabo importantes cambios políticos al comienzo de su gobierno. En ambas naciones, los partidos políticos habían perdido vitalidad en el decenio previo. En los años siguientes, la oposición siguió perdiendo credibilidad porque no supo formular políticas socioeconómicas alternativas, ni se sometió a autocrítica sobre sus errores pasados. Sin embargo, el declive del sistema de partidos políticos durante los 10 años de gobierno de Fujimori fue más pronunciado que en Venezuela bajo Chávez. Solamente el partido APRA volvió a surgir de forma algo sorprendente en Perú después de la salida de Fujimori. En contraste, los partidos políticos de Venezuela empezaron progresivamente a recuperarse después de sus derrotas electorales de 2000. Como resultado de los errores cometidos por los líderes de la sociedad civil que encabezaron el golpe fallido de abril de 2002 y el paro de diciembre y enero de 2002-2003, los partidos insistieron en tener un papel más central en la lucha por sacar a Chávez. Tres tipos de organizaciones políticas desempeñaron un papel central: los partidos tradicionales como AD, Copei y el MAS; nuevos partidos con nuevos dirigentes como Unión y Primero Justicia; y partidos formados por antiguos dirigentes de AD y Copei como Antonio Ledezma (ex gobernador de Caracas), Manuel Rosales (gobernador del Zulia), Carlos Navarro (ex secretario general de la CTV) y Agustín Berrios (ex dirigente de Copei). En contraste con el movimiento sindical peruano que fue prácticamente diezmado bajo Fujimori, la CTV, bajo el mando de dos sindicalistas de AD (Carlos Ortega y Manuel Cova), desempeñó un papel preponderante en la lucha en contra de Chávez. El partido MVR en Venezuela era más complejo e institucionalizado que sus equivalentes peruanos. Mientras el MVR de Chávez tenía corrientes internas con orientaciones programáticas distintas (Ellner y Rosen, 2002), los partidos de Fujimori eran completamente personalistas y carecían de debate ideológico y de dirigentes prominentes. Finalmente, las movilizaciones a favor del gobierno en Perú consistían generalmente en manifestaciones con objetivos electoralistas y en inauguraciones de proyectos de obras públicas incluyendo discursos del Presidente. Esto no fue siempre el caso en Venezuela, como se demostró el 13 de abril de 2002 cuando los chavistas rodearon Miraflores y las bases militares para exigir el regreso de Chávez al poder. Otras movilizaciones estaban vagamente relacionadas con el MVR. Así, por ejemplo, la toma estudiantil de la Universidad Central de Venezuela al comienzo de 2001, las protestas violentas en contra de la decisión del Tribunal Supremo de Justicia en agosto de 2002 de exonerar a los jefes del golpe militar, y varias invasiones de tierras fueron justificadas o incitadas por algunos dirigentes chavistas, mientras otros (incluyendo a Chávez mismo) aconsejaron prudencia o expresaban oposición abierta. Para resumir, la esterilidad institucional peruana bajo Fujimori se parecía a lo que existía bajo los caudillos tradicionales. En contraste, el escenario institucional más complejo en Venezuela incluía varias corrientes


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