El pingüino enamorado

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ESTE ÁLBUM ILUSTRADO HA SIDO ESCRITO E ILUSTRADO POR…

Nerea Pérez ☺ESCRIBE☺AQUÍ TU NOMBRE ☺ ☺ ☺ ☺ ☺ ☺ ☺ ☺ ☺

Gregor Argirov Lucía Gómez Pablo Torre Sergio Ruiz Marat Cachón Alison Londoño Daniel Tuset Rubén Fraile Adriana Fernández

CRIE, Viérnoles 2013.


Soy un pingüino. Me llamo Pingüin y no tengo novia. Tengo los ojos marrones, el pico corto y mi cara está siempre muy limpia. Mi carácter es un poco agresivo y no tengo miedo a nada. Me gustan los deportes y colecciono cromos de pingüinos. Odio el agua caliente y me gusta el frío, por eso vivo en el Polo Sur.


El pingüino vive en el Polo Sur. Su casa es un iglú que está helado por dentro. Es muy frío. Tiene unas sillas y una mesa hechas con cubitos de hielo. Las escaleras están hechas de helado de vainilla. Su cuarto es cómodo y está cubierto de nieve tan blanca como una hoja de papel. Tiene una sala llena de libros para leer. Le gustan los libros que hablan sobre iglús. El pingüino vive en un iglú especial que te hace sentir como en casa.


Un día el pingüino se encontró con una pingüina que se llamaba la Pingüina Lansa y era policía. Era simpática y le gustaban las mismas canciones que al pingüino . Cuando la vio por primera vez, estaba espectacular, llevaba un vestido rojo y se quedó con la boca abierta. Se puso muy nervioso y le sudaban las manos. Quería darla una rosa e invitarla a cenar. El pingüino quiso mandarla una carta pero le surgió un problema, no podía escribir la carta, porque como era juez, tenía mucho trabajo.


Enseguida llegó un pez espada dispuesto a escribirle una carta a pingüina. “Querida pingüina: ¿Quieres venir conmigo a un restaurante a comer gusanos? ¡Están riquísimos! Saludos, Pingüino.”

Pero al pingüino no le gustó y dijo: - No. No me gusta la carta porque las pingüinas nunca comerían gusanos. La voy a romper.


Al día siguiente le fue a visitar una gaviota que inmediatamente se puso a escribir la carta con una pluma de gorrión. “Querida pingüina: ¿Querrías venir a volar conmigo por el cielo azul? Volaremos entre las nubes. Saludos, Pingüino.”

Pero al pingüino no le gustó y dijo: -Nooooo, no yo nunca escribiría algo así.


Por la tarde se encontró con un oso polar que se llamaba Greg. El oso con mucho esfuerzo escribió una carta con un lápiz

de hielo de color verde:

“Querida pingüina: Te invito a comer focas. Me gusta mucho cazarlas, porque están muy ricas. Ven a disfrutar conmigo. ¡¡¡ Te encantará !!! ” Pero al pingüino no le gustó y dijo: -¡Los pingüinos no comemos focas!. Deberías saber que los pingüinos comemos pescado. A ella no le gustará. Seguro que no quiere venir y yo me sentiré muy triste y solitario.


A la mañana siguiente se encontró con un mamut que, en un momento, le escribió la carta en un papel de hielo congelado.

“Querida pingüinita: Te invito a jugar con mi trompa grande. Después podemos comer unas alguitas. Saludos, Pingüinito.”

Pero al pingüino no le gustó y dijo. -¿Qué es esto? ¡Yo no escribiría esto nunca! Los pingüinos no comemos algas.


A la mañana siguiente se encontró con un amigo llamado Casino, un perezoso oso polar, que le escribió la carta con un trozo de lápiz que tiró una turista.

“Querida pingüina: Te invito a jugar con mi amiga la osa perezosa Laurina. ¡Nos los pasaremos genial! Un beso, Pingüino.”

Pero al pingüino no le gustó y dijo: - ¿Pero qué es esto? Es un horror monumental. ¡¡¡Te odio perezoso oso polar!!! Has escrito muy mal esta carta .


El pingüino, triste y desolado, pensaba …

Me encantan sus patas y tiene un pico guapísimo! Es muy guapa y sus ojos brillan como perlas. Me gustaría invitarla a tomar un helado de fresa en la heladería. Después podíamos ir a ver una puesta de sol a las montañas.


La pingüina, que estaba jugando al béisbol, escuchó muy emocionada al pingüino. Y le dijo:

- Me encanta como te expresas, sigue diciendo estas cosas tan bonitas y así tendrás muchas novias. Así jamás tendrás una novia fea, ¡todas serán guapísimas y encima de tu estilo! A mí me gusta jugar al béisbol, comer helados e ir al cine. Así que, el pingüino y la pingüina, se fueron a ver la puesta de sol mientras comían un helado de tres bolas. FIN


ESTE ÁLBUM ILUSTRADO ES UNA ADAPTACIÓN DEL LIBRO “EL LEÓN QUE NO SABÍA ESCRIBIR”, ESCRITO E ILUSTRADO POR MARTIN BALTSCHEIT. EDITORIAL LÓGUEZ EDICIONES.



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