LA MORAL PROVISONAL

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LA MORAL PROVISIONAL: NECESIDAD Y MÁXIMAS El tema propuesto, “La moral provisional: necesidad y máximas”, nos plantea diversas cuestiones sobre la moral “por provisión” que nos propone Descartes en la parte III del Discurso del Método. ¿Por qué es necesaria una moral? ¿Para qué sirve y cuándo deberemos de hacer uso de ésta? Y por último, ¿cuántas y cuáles son sus máximas? En primer lugar, cabe destacar que después de proponer el Método Cartesiano, el filósofo se encuentra frente al problema de cómo conciliar la irresolución provisional de nuestro juicio mientras encuentra principios absolutamente ciertos, estos son las ideas simples, absolutamente verdaderas y evidentes por sí, a partir de los cuales, y mediante la deducción, podrá llegar a construir un conocimiento más complejo. Será gracias a los principios morales que componen la moral “por provisión” como resultará posible sustituir la ausencia momentánea de certeza. Así pues, mientras se somete a duda, Descartes tomará esta moral hasta que alcance las ideas simples, claras, distintas y evidentes por sí solas gracias a la intuición. Al no poder permanecer indecisos en la vida práctica en la que hemos de actuar constantemente y tomar decisiones, el filósofo nos expone cuatro reglas que nos servirán de guía en este periodo de incertidumbre que nos provoca la duda metódica. La primera de éstas, con un claro carácter moderado, consiste en obedecer las leyes y las costumbres del país al cuál pertenecemos, preservando la religión en la que hemos sido educados y seguir las opiniones de los más sensatos y, por consiguiente, prudentes para no dejarnos llevar por el amoralismo o la ausencia de norma. En la segunda, Descartes nos plantea la acción frente a la parálisis producto de la incertidumbre y la duda. De esta forma, será preferible actuar aunque cometamos errores a la indecisión paralizante, y también será más beneficiosa la constancia en la acción a la inconstancia, cosa que argumenta a partir del ejemplo del viajero perdido en el bosque. La tercera regla tiene un carácter claramente estoico, donde , de forma evidente, diferencia entre aquello que podemos controlar y cambiar, como nuestros juicios o deseos, y aquello que no depende de nosotros. Aquí encontramos elementos como el azar, el mundo y la sociedad o nuestro cuerpo y sus necesidades materiales entre otros. De este modo, sólo lograremos ser felices si conseguimos controlar nuestro pensamiento y juicios en lugar de pretender cambiar aquello que no está dentro de nuestro alcance. Por último, encontramos la cuarta y última regla en forma de conclusión, en la que observamos un claro intelectualismo moral socrático, donde Descartes propone cultivar la razón por encima de todo y aprender constantemente .


Concluyendo, ante la situación de incertidumbre y, por tanto, falta de certeza que nos provoca la duda metódica, Descartes nos plantea una nueva moral para aplicarla en la vida cuotidiana, una moral “por provisión”, esto es, una serie de normas morales o máximas de comportamiento que nos guíen en nuestras acciones diarias hasta alcanzar las “naturalezas simples”,es decir, ideas clarar y absolutamente verdaderas. Será a partir de éstas y mediante el segundo modelo de conocer, la deducción, como lleguemos a un conocimiento complejo y absolutamente verdadero, el objetivo final del Método.


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