Contratiempo 119 • Noviembre 2014

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CHICAGO, ILLINOIS, NOVIEMBRE 2014

Poetas de Guadalajara 50 Festival Internacional de Cine

NÚMERO 119

NIÑEZ TRUNCADA


contratiempo DIRECTIVA Gerardo Cárdenas, Jochy Herrera, Moira Pujols, Rod Slemmons, Helen Valdez, Ellen Wadey Placey DIRECTORA EJECUTIVA Moira Pujols DIRECTOR EDITORIAL Gerardo Cárdenas DIRECTORA DE ARTE Olivia Liendo CONSEJO EDITORIAL Andrea Ojeda, Catalina María Johnson, Gerardo Cárdenas, Julio Rangel, Luis Alejandro Ordóñez, Marcopolo Soto, Noelia Cruz, Olivia Liendo, Kim Potowski, Rafael Franco, Rey Emmanuel Andújar, Stephanie Manríquez, Verónica Lucuy Alandia

NOVIEMBRE 2014 • NÚMERO 119

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esde las últimas décadas del siglo XX, y en forma creciente a partir del inicio de este siglo, las poblaciones civiles son blanco específico de distintas formas de violencia. Indefensos, los civiles son víctimas de secuestros, asesinatos masivos, torturas, violaciones y desapariciones. De todos los grupos civiles, los niños son los que se encuentran en una forma aún más grave de desamparo e indefensión. La violencia contra los niños es un hecho que no se limita a zonas de guerra, al menos no de la guerra militar tradicional. Los niños son objeto de trata y maltrato, de persecución, de ataque. Y las instituciones políticas nacionales e internacionales parecen cada día más impotentes, o alejadas de

la crisis, para contener la situación. El dossier de nuestro número 119, coordinado por Rey Emanuel Andújar, aborda este tema desde una diversidad de ópticas, buscando llamar la atención y concientizar al lector. Es un tema urgente, de los más urgentes, que enfrentan nuestras sociedades. Al lado de este tema, encontrarán los lectores el acostumbrado abanico de enfoques, visiones y contenidos. Nuevos poetas asoman a contratiempo, como el mexicano Manuel Iris, en tanto que una destacada generación poética de amplia trayectoria, de la ciudad mexicana de Guadalajara, es antologada en nuestra sección Deshoras. E invitamos a los lectores a disfrutar también nuestra cobertura del 50 Festival Internacional de Cine de Chicago.

COLABORADORES Arturo Richardson, CHema Skandal!, Febronio Zatarain, Ignacio Guevara, Jochy Herrera, Jorge Frisancho, Marco Escalante Las opiniones expresadas por los escritores que colaboran en contratiempo no son necesariamente las de la revista, o de la entidad que la publica, contratiempo nfp, una entidad 501 (c)3 sin fines de lucro contratiempo is grateful for the past and present support of The Chicago Community Trust, the Richard Driehaus Foundation, the Field Foundation of Illinois, the Illinois Humanities Council, the Illinois Arts Council, the City of Chicago Department of Cultural Affairs, the International Connections Fund of the MacArthur Foundation and individual, institutional and corporate donors, and the contribution of writers, artists and volunteers who make our work possible

© contratiempo nfp 1900 South Carpenter, Chicago IL 60608. (312) 427 5450

INFORMACIÓN SOBRE LA REVISTA, PUBLICIDAD O SUSCRIPCIONES: info@contratiempo.net ENVÍO DE COLABORACIONES: Gerardo Cárdenas gcardenas@contratiempo.net ENVÍO DE ILUSTRACIONES Y FOTOGRAFÍAS: Olivia Liendo olivialiendo@contratiempo.net VISÍTANOS EN: contratiempo.net issuu.com/contratiempo facebook.com/ Contratiempo @revcontratiempo

La ilustración de portada es obra de Duncan Tonatiuh. El artista nació en Ciudad de México y creció en San Miguel de Allende. A los 16 años se mudó a Massachussets. Es licenciado en bellas artes en la Parsons School of Design y en artes liberales en el Eugene Lang College de Nueva York. Su libro Pancho Rabbit and the Coyote; A Migrant’s Tale fue ganador del premio Tomás Rivera Mexican American children’s book award, 2014. Obtuvo también dos menciones honoríficas (texto e ilustraciones) en el premio Pura Belpré, por su reflejo y afirmación de la experiencia latina en libros infantiles. El libro ha sido reseñado en USA Today, The Chicago Sun y The Houston Chronicle. También ha publicado Dear Primo, a letter to my cousin y Diego Rivera, His World and Ours, entre otros. http://www.duncantonatiuh.com

TIEMPO EXTRA 3 Poemas de Manuel Iris 4 En Miss Blue 104° F, lo que cuenta es lo que cuenta René Rodríguez Soriano 5 Un escarabajo se transforma en Gregorio Samsa José de María Romero Barea 6 Las dualidades de María Andrea Ojeda 7 Winter Sleep: entre Bergman y Marx Marco Escalante 8 Eco de la montaña Andrea Ojeda

9 Entrevista con Robin Perkins, “El Búho”: La música electrónica como instrumento de salvación del canto de ave Catalina María Johnson 10 Contrafoto Ignacio Guevara Rafael Franco

MIRADA CÓMPLICE 12 En torno a la violencia urbana Olivia Liendo

DOSSIER 14 La niñez: La otra cara de la desgracia Rey Emmanuel Andújar 15 Niños: Héroes, pero sin derechos José Buendía

16 Sequía Horacio Dasilva Brum 17 Niñez y violencia: un juego de adultos Kianny N. Antigua

22 Es jueves- Recorro la calzada Jorge Souza Jauffred 23 Ricardo Castillo 24 Salones de belleza Zelene Bueno

18 Morir por nada Gerardo Cárdenas

25 Contando las horas Francisco Pamplona

19 Niños en el fuego cruzado de las balas y la propaganda Naief Yehya

25 BUGAMBILIA Carmen Villoro 26 Bajo la tormenta: bar mi oficina en la esquina del Roxy Raúl Bañuelos

DESHORAS 20 La poesía madura de Guadalajara Héctor Sillas 21 Elogio de la serpiente Jorge Esquinca

26 Estambres de alberca Luis Medina 27 Desafinada (fragmentos) Lisi Turrá


POESÍA

Poemas de Manuel Iris Quiero jugar a herirte, mi silencio.

No eres la luz sino la transparencia.

Quiero jugar a que te arrojo piedras, a que te aviento pájaros y peces, todo lo que vuela y que te rompes, te cuarteas

Tu desnudez es la otra cara del cristal de la quietud.

y caen tus pedazos solamente en ti, y los recojo y te miro, pasivo y claro, entero como siempre, sin que te falte nada. *** ¿Y qué eres tú, silencio, sino el más viejo disfraz de lo que existe? Anterior al deseo, completamente bastas.

Pero te mueves, andas mi silencios nuevos, tu camino de plateado pez, de claridad espesa, de brillante soledad sin horas.

Manuel Iris (1983), poeta mexicano. Ha publicado poesía, ensayo y traducción en revistas de México, Estados Unidos, Portugal, Cuba, España y Chile. La presente selección de poemas corresponde a Los disfraces del fuego, libro inédito con que Iris ganó el Premio Regional de Poesía Rudolfo Figueroa 2014, dado por el gobierno estatal de Chiapas, a poetas nacidos o radicados en estados del sur de México y a poetas guatemaltecos.

Permaneces. *** Salgo de ti, Silencio, para buscar tu ritmo y tus repeticiones, para guardar tu rostro y tu temperatura.

Nada te falta para completarte. Lleno de ti mis ojos, mis pulmones. *** Si te repites tú, silencio, si te ecas, ¿Qué ritmo se hace luz?

Toda mi lengua sabe a ti, Silencio, mi saliva metálica, mi voz de nube, nuestro aroma.

¿Qué dices cuando danzas en los ojos de los ciegos, en el andar del sordo, en nuestra muerte?

Un vidrio roto me conduce a ti, a un barco ciego, a una despierta estancia.

¿Qué respondes?

¿Pero qué cosa no?

Salgo de ti, Silencio

*** Pleno de ti, Silencio, vaciándote en las cosas inundas más espacio, todavía, que la luz: tu voz no tiene fondo. Un pez-relámpago cabalga tus oleajes, se adentra al sueño. ***

Ilustración: Carolina González Valencia carolinagonzalezvalencia.com

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CRÍTICA

En Miss Blue 104° F, lo que cuenta es lo que cuenta René Rodríguez Soriano

Con pericia, con mesura y con un acrisolado manejo del lenguaje, Jaime Cabrera González ha construido una grosella jugosa a punto de estallar. Un libro escrito con malicia y buena fe sobre los cueros de un bongó (cumbanchero y gozón, como el Caribe y sus marismas). Lo que no quita que, de vez en cuando, improvise algún violín, un corno francés, un oboe o cualquier instrumento aparentemente ajeno. Pero eso, precisamente es lo que pone todo el conjunto en su punto. Ahí es donde radica la gracia del Caribe, la polirritmia, la arbitraria combinación de los tonos subidos y, para que no falte nada, un hondureño de gorrita de los Marlins hace café cubano en “un negocio ubicado en la 15th Street entre Alton Road y Lenox Avenue”. Conformado por 20 narraciones largas, inteligentemente entrelazadas con guiños y escaramuzas de los personajes, los bares y las avenidas, el libro contiene un grupo de viñetas que asemejan zonas de descarga, descanso y solaz esparcimiento —como los bares de antaño—, donde la lengua y el lenguaje se ayuntan con las noches y los atardeceres para engendrar verdaderos abrebocas al paladar lector:

Un libro es un pequeño universo en expansión. Antonio Tabucchi | Autobiografías ajenas

A mí no me interesa contar: mis historias se reducen al hombre que desea hacer un regalo a alguien que no ha recibido nunca nada; a la muchacha que consiguió un paraguas y por abrirlo se le cayó la casa… Busco la imperfección en lo que escribo”. Así, sencilla y llanamente resume Jaime Cabrera González su poética, su perfil de urdidor de historias que se yerguen airosas sobre la cuerda del equilibrista. Pero la cosa no es tan simple, curtido lector. Ojo con ese inofensivo caramelo que intenta pasarnos de contrabando un narrador que se entrega a la fascinación de la ausencia del tiempo, del espacio; rescata una ciudad perdida en la memoria y la transforma en un universo donde lo real y lo fantástico nadan o vuelan, sin fronteras. En su más reciente libro, Miss Blues 104° F (mediaIsla, 2014), Jaime Cabrera González nos plantea una aventura llena de aristas y artimañas; un fresco lúcido y lúdico lleno de personajes que de tan reales dan la notación de haber salido de la chistera de algún mago distraído. Humanos, soberbiamente humanos: músicos, meseras, poetas, saltimbanquis y emigrantes, sobre todo emigrantes. El mapa entero de Latinoamérica entremezclado con italianos, rusos, árabes y orientales de quinta y hasta octava generación; gente venida a menos, casi siempre, con una historia que contar: un pianista tartamudo que no tuvo la dicha de ser el trombonista soñado por el padre; un huracán que nunca llega motiva la locura de un mesero, y más de un misógino va y viene por las calles de una ciudad que aparenta ser Altonia Beach en el verano en que asesinaron a Versace. En realidad, las cosas son y no son lo que parecen, el libro está plagado de hechos y de historias que pudieron haberle ocurrido a alguien en algún momento. La soledad, como descascarado talismán, acompaña a estos personajes que se trasladan de un lado a otro como si unos hilos los llevaran o trajeran. Van y vienen, del amanecer a la puesta de sol, del asfalto a la arena, sin encontrar, en pleno mediodía, la lámpara de Diógenes o El Timbiriche Express. Y el amor, huidiza perla que afanosamente buscan por los fondeaderos más oscuros y retorcidos, hombres, mujeres y transgéneros, también desfila flaco y volátil por las páginas de Miss Blues 104° F. Conste, en este libro todo sucede y acontece en el no tiempo en que el narrador —no importa el género— se planta en la tarima o en el

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estribo de la guagua y nos convoca a “patrullar” la zona con los sentidos en ristre. Para que nada se nos escape, para que los acontecimientos nos asedien desde todos los flancos por imaginar.

« … había noches en que salíamos a fotografiar los maniquíes de las tiendas lujosas —como la de Versace— a la espera de que nos diesen su mejor sonrisa». Pág. 171

Cuenta lo inacabado. Como aquella definición del cuento tan cara al venezolano Guillermo Meneses, de lo vertiginoso. La historia jamás contada que el sultán le pidió alguna vez a uno de los tantos Mohamed de su corte. Lo que cuenta es la infinidad de historias que se enhebran y deshilan dentro y alrededor de la historia misma que nos cuenta cada uno de los personajes. Por eso tiene tantos filos la lengua del renombrado profesor Jesse Lengua. O Mr. Steel o la propia Miss Blue, o Mirka, Amanda Detal o La Sanders; la libélula o el gancho en forma de libélula y el tartamudeo de Ben Benny Benito, el del trombón imaginario. No sin razón ha dicho Claudia Rosenow que “estos personajes habitan la añoranza de lo vivido y sus biografías están tramadas por la soledad compartida”. Y el humor. Y el amor, cara y cruz de una pírrica propina que ningún mesero se anima a recoger.

« La aparición de una rubia vestida de negro divide el día en antes de que tome la decisión de detenerse y después, cuando desaparece sin que nadie sepa de su vida». Pág. 195

Si como decía Cortázar que el cuento “tiene la obligación interna, arquitectónica, de no quedar abierto como la esfera y guardar al mismo tiempo una especie de vibración que proyecta las cosas fuera de él”, Jaime Cabrera González, como diestro instrumentista que jazzea con las palabras, empinándose sobre las fusas, las corcheas y semicorcheas, ha logrado armar un libro redondo, (im)perfecto. Sobre todo, memorable. Porque Miss Blue… funciona como una amplia sala llena de fotos frente a las cuales, además de rastrear y reconstruir paso por paso los elementos que dieron pie al tramo de universo que encierra cada una de las instantáneas, podemos desdoblarnos sin sonrojos para sentir —con todos los sentidos—, más allá de lo que pudieran devolvernos las imágenes, lo que no siempre se puede decir con las palabras, y danzar.

Portada de Miss Blue 104° F

René Rodríguez Soriano es poeta y narrador dominicano. NOVIEMBRE 2014


CRÍTICA

Un escarabajo se transforma en Gregorio Samsa José de María Romero Barea

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apoleón se pasea a caballo por las calles de Jena en llamas. Es la medianoche del 14 de octubre de 1806. Sus tropas acaban de saquear y quemar la ciudad, incluida la casa de Hegel, sus libros y papeles. “Fue la ocasión que tuvo Hegel de ver pasar frente a él al Emperador”. Por suerte, sostiene el narrador, un polinesio o un esquimal o un gaucho de las pampas argentinas no sabe quién fue Napoleón o cualquiera de esos “enanos sanguinarios que se creyeron dueños del mundo sólo por haber efectuado matanzas y destrucciones”; para concluir: “No es necesario ir a rincones muy lejanos del mundo para encontrar ignorancia. Aquí nomás hay muchos, muchísimos jóvenes y no jóvenes que no saben quién es Napoleón, aunque les suene el nombre. Y no hablemos de Hegel. Es uno de los casos, pocos, debo reconocerlo, en que felicito y agradezco la ignorancia” (p. 7). El interlocutor de los relatos de Continuación de ideas diversas (Ediciones Universidad Diego Portales, colección Huellas, 2014) de César Aira (Coronel Pringles, Argentina, 1949), se ocupa de un dilema universal: cómo ser uno mismo en un mundo que parece cada vez más fuera de nuestro control. Los textos de este insólito dietario nos empujan a cuestionar la porosa línea entre la realidad y ficción, para ver que no solo es maleable en la Historia, sino también borrosa en lo cotidiano. Fugazmente realistas, con giros repentinos hacia lo absurdo, los relatos y reflexiones de Continuación no se ocupan de situaciones complicadas, sino de situaciones que de repente se han vuelto complicadas: “En el futuro se había inventado un software maravilloso (…) Uno escribía en su computadora cualquier cosa, no palabras sino letras y espacios a ciegas (…) hasta llenar una página, o dos, o cien (…) El programa (…) trataba esa acumulación de letras y espacios como un texto escrito en clave, y descubría esta (…) El texto resultante tenía sentido, dado que el programa elegía, entre los miles de millones de posibilidades, la que diera el sentido más coherente al todo (…) Los escritores (…) empezaron a escribir con él sus libros, que tuvieron tanta aceptación como los libros escritos del modo convencional, de los que no se distinguían mayormente” (p. 27). Vanguardista y clásico, Aira utiliza técnicas primitivas para describir la contemporaneidad. Descripción y denuncia de los instrumentos con los que opera la realidad, los textos, generalmente breves, que componen Continuación describen encuentros misteriosos, absurdos giros humorísticos, sucesos delirantes: “los NÚMERO 119

animales empezaron a transformarse unos en otros: el zorro se volvía lombriz, la lombriz koala, el koala cocodrilo (…) Nada parecía haber cambiado: en las apariencias, la hiena seguía siendo hiena, y el mosquito, mosquito (…) Eso trajo la ruina de los animales, y su extinción, pues el mosquito en el cuerpo de la hiena no sabía cómo proceder para alimentar y reproducir a la “hiena” que ahora era, y moría (soltero) de inanición. Como juego había estado bien, pero como realidad fue un completo desastre” (p. 42). A pesar de cierto “automatismo” y gusto por lo onírico, la prosa del autor argentino no participa de la velocidad y excesos asociados a esta técnica surrealista. Por el contrario, una idea concreta se impone, y se trabaja en ella de forma lenta pero segura, sin mirar atrás, hasta que la historia llega a buen término. El resultado es un híbrido fascinante: colección de relatos y diario, Continuación está escrito con una prosa impredecible, casi experimental, pero coherente y legible: “Lo difícil es escribir, no escribir bien. En los talleres se puede aprender a escribir bien, pero no a escribir. Para escribir bien hay recetas, consejos útiles, un aprendizaje. Escribir, en cambio es una decisión de vida, que se realiza con todos los actos de la vida” (p. 55). La aparente frivolidad define la escritura del autor argentino tanto como la concisión; sus teorías sobre el universo llenan páginas de una verborrea indolente y socarrona; su estilo tiene esa sencillez engañosa que nos lleva a desestimar

las reverberaciones: “¿Por qué son desdichados los escritores? Para que lo que escriben tenga que ser tan bueno como para que haya valido la pena sacrificar por ello la felicidad. (¿Habrá un modo menos retorcido de decirlo? ¿Habrá un modo menos retorcido de hacer las cosas bien?)” (p. 66). Continuación privilegia la narración y el disfrute de escribir. De ahí su fascinación por el lenguaje, sus significados y dobles sentidos, los misterios y confusiones de la traducción, la creencia en el poder transformador de la ficción y la constante exploración de lo que nuestras narrativas dicen sobre el mundo en que vivimos. En definitiva, el autor argentino escribe sobre la interacción de lo visible y lo invisible, lo conocido y lo desconocido. Para ello, anula la distinción entre fantasía y realidad. Sus fantasías pueden ser desconcertantes, divertidas, o impensables, pero proceden de y se acumulan en la vida cotidiana; son un puente entre realidad y ficción, presente y futuro: “Se me ocurre otro modo de escribir el célebre relato de Kafka: una mañana un pacífico escarabajo se despierta en un cuerpo extraño, enorme, rosado, sin caparazón, con dos piernas, dos brazos… Un hombre. Y a partir de ahí, la saga de los problemas sin cuento, los terrores de pesadilla, de ser un hombre. Y creo que es lo que quiso decir Kafka (…) No lo puso literalmente así por discreción (…) Y nadie lo entendió nunca. Al contrario, todos los lectores (…) han dado por sentado que la intención del autor era contar el drama del hombre que deja de ser hombre (…) ¡Como si eso fuera un drama para Kafka! (…) Hay que admitir, empero, que la culpa es de Kafka, por pasarse de sutil con la obtusa raza de los lectores.” (p. 70). Más de sesenta libros componen la abundante obra novelística, teatral y ensayística de César Aira, entre los que destacamos El llanto, Cómo me hice monja, y Las curas milagrosas del Doctor Aira, los ensayos sobre Copi y Alejandra Pizarnik, así como su trabajo de rescate de la obra de Osvaldo Lamborghini. Continuación es la crónica de una época en la que los límites de la realidad se han difuminado y la ficción amenaza con ocuparlo todo. Sus textos no son meros caprichos de la imaginación. Los giros extravagantes de sus narraciones cuestionan los contornos del mundo real que parecen estar dejando atrás y al mismo tiempo son reflejo de nuestros propios esfuerzos, a menudo frustrados, para adaptarnos a una realidad que cambia de forma vertiginosa. José de María Romero Barea (Córdoba, España, 1972) es profesor, poeta, narrador, traductor, crítico y periodista cultural. contratiempo

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Portada de Continuación de ideas diversas de César Aira


CINE

Las dualidades de María Andrea Ojeda

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n The Clouds of Sils María, la actriz francesa Juliette Binoche le presenta al director y guionista Olivier Assayas un reto formidable: escribir un personaje femenino complejo, profundo, fuerte, interesante. Al parecer, las anteriores colaboraciones de ambos en al menos tres otras películas (Rendez-Vous, 1985; Alice et Martin, 1998; y Summer Hours, 2008), le han dado a la veterana actriz el derecho a cierto control de calidad. Y el resultado, sin duda, no decepciona. María Enders es una afamada actriz a quien le han propuesto participar en el re-montaje de la obra que la saltó a la fama hacía 20 años en el papel de Sigrid, una joven de 18 años que manipula y utiliza sus encantos para subir en su trabajo; solo que esta vez, interpretando al personaje de la mujer mayor, que sucumbe a una desesperada pasión por la joven y es, ultimadamente, empujada al suicidio. La película se lee mucho como una dualidad constante, donde presenciamos largas escenas plagadas de diálogos al más estilo naturalista del teatro de finales del XIX y principios del siglo XX (un constante darle voz al pensamiento interno), al tiempo que el contenido de dichas conversaciones se refiere, en muchas ocasiones, a temas banales y efímeros, dignos de la cultura popular más característica de nuestros tiempos del Youtube, las búsquedas en Google y la comunicación constante de textos electrónicos. Tal dualidad, o dicotomía, se mantiene en todo el tipo de relaciones presentes:

juventud-madurez, experiencia-ingenuidad, intelectualidad-ignorancia, sinceridad-engaño, de manera que la relación entre María y su asistente, Valentine (Kristen Stewart) refleja la relación de poder y dominancia insinuadas en el texto de la obra de teatro que ambas ensayan (Maloja Snake), en el mismo lugar en los Alpes suizos donde tiene lugar; el paisaje natural frío y aislado subrayando la intensidad emocional de ambas mujeres. Por otro lado, tenemos la presencia de la joven actriz y reina de los tabloides (Chloë Grace Moretz), quien hará la contraparte en dicho montaje y que es el constante recordatorio para María de la juventud perdida, del papel desplazado, del reverso de los roles y de la inhabilidad para navegar los rápidos de una modernidad eternamente cambiante, una era donde el énfasis es en lo efectista, en lo impersonal. En tal era vemos morir, por suicidio, al amigo y mentor, Wilhelm Melchior, autor de Maloja Snake, quien representaba una época donde el arte y la creación se hacían a destajo, sin miedo, desnudando al personaje y obligando al público a mirarse y reconocerse en tal crudeza. Wilhelm descubrió a María y le dio no solo alas sino poder, al darle el personaje de Sigrid, tanto en la escena como en la versión fílmica. Un rol con el que ella se identificaba por completo, con todo el calor de su prepotente ingenuidad y que después no quería soltar, al tener que ahora representar a Helena, la mujer mayor, la víctima. Ella se niega primero a actuar tal cambio; ¿qué pensaría su maestro, su

ídolo, su figura paterna, de tal rebaja? Ella no tiene nada que ver con Helena; o al menos eso es lo que quiere creer, mientras Valentine la convence de lo contrario, diciéndole que ella también, al igual que Sigrid, muestra una clara inocencia, pese a su edad. María juega ahora el papel del ídolo sujeto a la adoración de Valentine, a quien hiere constantemente tachándola de ingenua e irrelevante, su propia irrelevancia siendo después expuesta, no sin cierta malicia, por la nueva actriz (el reemplazo, la nueva cara de Sigrid) quien, al menos en apariencia, había antes profesado igual adoración. María se ve forzada a continuar con el proyecto, pese a su rechazo inicial hacia el personaje, pese a sus supersticiones (la actriz que interpretó originalmente a Helena murió en un accidente a tan solo un año de estrenarse la película), pese a tratar de romper su contrato (su agente presente a lo largo del filme tan solo por vía Skype) y pese al final abandono de Valentine, su única compañía, su más sincero contacto consigo misma. María se rinde a lo inminente, pero no con falta de carácter y elegancia, su estatura de gran actriz presente hasta el final, aún cuando ella misma se resignaba a pasar la batuta. Nos deja algo de esperanza la aparición justo al final, de un joven director desconocido que quiere invitarla a actuar en una película futurista; un proyecto pobre, independiente, repleto de imaginación y seres espaciales extraordinarios. María le dice que todo eso le suena demasiado abstracto; que haría mejor en sugerirle el papel a Jo-Ann Ellis, la nueva actriz que muestra tanto futuro. Pero él alega que precisamente ese tipo de jóvenes artistas jamás verían a sus personajes como ella, quien gracias a su pertenencia a otra época, más involucrada, menos cínica, puede encontrarle un carácter humano y mucho más genuino, hasta a un extraterrestre.

The Clouds of Sils María forma parte del programa oficial del 50 Festival Internacional de Cine de Chicago, que se presentó el pasado mes de octubre.

Andrea Ojeda, mexicana, reside en el área de Chicago.

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Kristen Stewart y Juliette Binoche en Clouds of Sils María

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Winter Sleep: entre Bergman y Marx Marco Escalante

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usto ayer asistía yo a la conferencia de Justin McGuirck sobre el crecimiento urbano en América Latina, y mientras lo escuchaba perorar sobre la creatividad de los pobres y el modo en que transforman los lugares que habitan –pueblos jóvenes, barriadas o favelas-, me preguntaba también si la aprobación estética del caos era un modo paternalista de justificar el sistema. Hoy por la mañana, mientras veía Winter Sleep –la gran película de Nuri Bielge Ceylan que Cannes premió con justicia- tuve que volver a la inquietud del día previo por una coincidencia notable: en los momentos iniciales del filme, el personaje principal, Aydin, comenta severamente en torno a la fealdad urbana de Anatolia; le parece que la pobreza no justifica el descuido y que hasta el más miserable de los hombres puede mantener un huerto. De inmediato sentí que me veía en el espejo, que aquel hombre reflejaba, de manera inoportuna, mi propia distancia –la distancia aparentemente insalvable que desconecta al intelectual de esa entidad que de manera abstracta concibe como “pueblo”. Aydin tuvo en el pasado ciertos ideales, y aunque la película no los especifica, presumo que los suyos fueron los de la izquierda setentera, menguados primero por la crisis mundial del socialismo y abandonados por completo en esta edad glacial que rechaza compromisos, solidaridades, sentido comunitario, y promueve solamente el darwinismo social. Winter Sleep es una película que explora la distancia emocional de sus personajes, es cierto, pero lo que le da verdadero valor, y hace al mismo tiempo que supere el modelo bergmaniano que le sirve de inspiración, es su exploración de la distancia política, la manera en que la cámara registra la paulatina renuncia de un hombre a lo mejor de sí para marchitarse en la tranquilidad burguesa que le proporciona la cuantiosa herencia de su padre. No en vano, poco antes de que aparezca NÚMERO 119

el título de la película en la pantalla, la cámara se aproxima a Aydin lentamente, pero el hombre nos está dando la espalda. He usado deliberadamente términos como “sistema” y “burgués”, que los intelectuales liberales quisieran concebir como anacrónicos en su sentido político. Voy a agregar uno más. Winter Sleep es una película que parte de la lucha de clases, y aunque transcurre mayormente en interiores y domina su composición visual el claroscuro, funciona como un microcosmos de la sociedad rural turca, donde interactúan violentamente los ricos y su fuerza de choque, los intelectuales de clase media y los pobres. Pero como no existe nada parecido a la organización política, las formas en que la lucha de clases se expresa son completamente anómalas: un niño, hijo de un inquilino humillado por los hombres de Aydin, rompe de una pedrada la ventana de la camioneta de éste; el padre del niño, ante la frustrante imposibilidad de agredir a su enemigo de clase, se agrede a sí mismo; el tío, para evitar la evicción, actualiza formas protocolares de la feudalidad y obliga a su sobrino a besar la mano de un Aydin que actúa ya como terrateniente. Estos conflictos sutiles tienen una apariencia mundana que vela su naturaleza política, transcurren además en un segundo plano, como detalles secundarios que se suman al tronco argumental de la película, centrada aparentemente en los conflictos domésticos de Aydin y su familia. Pero hay una escena fundamental que muestra su verdadera dimensión y relevancia –en realidad, se trata de una sola toma: cuando Aydin, que está dentro de su camioneta, discute apresuradamente con el tío del niño que arrojó la piedra, la cámara de Ceylan se ubica detrás de la ventana quebrada: es su modo de decir “no olvides este incidente, está en el corazón de este filme, toda la historia la verás desde este punto, desde este ángulo, a través de esta ventana rota que es un signo velado, casi imperceptible, de

la lucha de clases”. Porque si bien Winter Sleep transcurre mayormente en espacios cerrados, íntimos –espacios de egoísmo, si se quiere-, en cuanto la cámara escapa al exterior la imagen se torna panorámica, como si aspirara al registro épico, social, histórico. No hay señales agoreras de rebeldías futuras o revoluciones, tampoco hay moralejas escondidas sobre la posibilidad de la redención o la toma de conciencia; lo que hay son heroísmos mínimos, desesperados, urgentes: el niño que arroja la piedra para vengar la humillación de su padre; el padre que arroja al fuego el dinero que la mujer de Aydin le regala, como si la caridad bastara para cerrar una herida histórica y política. No son éstas las únicas cualidades de la película que obligarán a ciertos críticos a centrarse en su contenido existencial, bergmaniano. Winter Sleep es un filme incómodo porque muestra al intelectual convertido en propietario y empresario, capaz además de utilizar todas las herramientas que la educación le ha procurado para justificar privilegios que en su juventud aborrecía. En suma, muestra al príncipe convertido en sapo. De allí la relación de Aydin con la naturaleza: el pueblo en que vive está vinculado a la tierra de tal modo, que incluso las casas se construyen dentro de rocas inmensas, son en realidad cuevas que le recuerdan al hombre su hermandad con el animal. Aydin sólo encuentra en este rasgo esencial una particularidad geográfica conveniente al turismo, y a los dividendos que puede obtener con su hotel. Su distancia con respecto a la naturaleza se evidencia en dos secuencias durísimas: cuando mata inútilmente a un conejo y cuando presencia la captura de un caballo salvaje que ha comprado para agregar exotismo a su villa. La película es despiadada con casi todos los personajes, sobre todo con Aydin. Pero hay un momento en que uno siente compasión por este lobo solitario que no ha sabido lidiar con los temporales de la historia y se resiste a aceptar su declive moral. Un momento en que lo mejor de sí –su amor juvenil por la libertad, su empatía- afloran en medio de la noche. Entonces se dirige a la cueva donde dormita el caballo, le quita las riendas, le acaricia la cabeza, y lo deja ir. La esperanza es cosa difícil y está mucho más cerca del descreimiento que del optimismo. La película de Ceylan la muestra descarnada en esta hermosa escena. Winter Sleep formó parte del programa oficial del 50 Festival Internacional de Cine de Chicago, que se presentó el pasado mes de octubre. Marco Escalante es escritor peruano. contratiempo

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Haluk Bilginer y Melisa Sözen en Winter Sleep


CINE

Eco de la montaña Andrea Ojeda

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n 1997, el entonces presidente de México, Ernesto Zedillo, regaló a su homólogo francés, Jaques Chirac, un mural de dos metros por tres, compuesto en su totalidad por chaquiras, para ser puesto en la entrada de la estación Palais Royal del metro de París, parada del afamado museo del Louvre. A cambio, los franceses dieron a México una réplica de las famosas estaciones de metro parisinas que fue instalada frente al Palacio de Bellas Artes, sirviendo a la parada de la estación de metro del mismo nombre en el centro de la Ciudad de México. La ceremonia de inauguración del mural, Pensamiento y alma huichol, asombroso por su intricado contenido, intenso colorido e interpretación de una de las culturas indígenas vivas más activas de México, se llevó a cabo con gran pompa en París, donde asistieron Zedillo y otros personajes de la época, con excepción de una sola persona: el autor de la obra, Santos de la Torre, él mismo un indígena wixárika (huichol). En algún lugar de la Sierra Madre Occidental, en el estado de Jalisco, en su muy humilde rancho, se encontraba Santos, perfectamente ignorante de lo que acontecía a miles de kilómetros. Cada uno de estos murales le toma al artista alrededor de un año de trabajo, y aproximadamente dos millones de chaquiras, previo paso por el proceso creativo de concepción del tema, la estructura, etcétera. Una breve mirada a cualquier mural de este tipo, basta para ver que esto no es cualquier artesanía, y que nos encontramos frente a un trabajo que requirió, de su autor, no solo tiempo sino una buena dosis de amor; el mural refleja el recuento de las cosas más importantes de su cultura que son plasmados en pequeños cuadros alternados: vida, simbolismo, espiritualidad en cada imagen. Uno de los murales de Santos de la Torre forma parte, por cierto, de la colección permanente del Museo Nacional de Artes Mexicanas, en Pilsen. Cuando el cineasta Nicolás Echevarría (director de largometrajes como Cabeza de Vaca o de la serie documental sobre Maximiliano y el Segundo Imperio en México) se enteró de la historia de este mural, se indignó de tal manera que quiso conocer al artista y hacer un documental sobre él, como denuncia, como llamada de atención; le enfurecía que a De la Torre no solo no lo invitaron a la inauguración de su propia obra, sino que ni siquiera la colocaron bien ni le pagaron lo acordado. La coincidencia de que De la Torre estuviese a punto de comenzar un nuevo mural le dio a Echevarría la oportunidad de documentar el proceso íntegro del artista, desde su concepción hasta su término. Poco sabía el cineasta que esta coincidencia lo iba a hacer adentrarse de manera íntima en la vida, los

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peregrinajes, los rituales, la mitología, el trabajo de este wixárika, su familia y miembros de su comunidad. El resultado es el documental Eco de la montaña (2014). Antes de comenzar su trabajo, De la Torre se muda a la ciudad de Zacatecas donde puede montar su taller y llevar a su familia a vivir, ya que todos participan en la elaboración del mural, chaquira tras chaquira. Tras una visita a la papelería local, donde adquiere blocs de dibujo, lápices de colores, una regla de plástico, cinta adhesiva, el siguiente paso es esperar la inspiración, que debe venir de un lugar divino. El artista no es sino la voz de los dioses, a quienes, además, debe pedir permiso para hacer esta obra. A lo largo de su realización, vuelve a los sitios sagrados, recorriendo varios cientos de kilómetros por la región huichol, mostrando a sus nietos el valor de las tradiciones, haciendo el mismo peregrinaje que sus ancestros han recorrido por siglos por la ruta del peyote. Algo que no menciona el documental, pero que conlleva un llamado urgente, es que esos sitios sagrados están en peligro de ser destruidos actualmente por la avaricia del capital y de la industria que erosionan su tierra y buscan la explotación mineral. De la Torre sí llega a exponer la situación a través de metáforas: así como nos hace mal y nos enfermamos cuando nos cortamos, cuando abrimos nuestras venas, así nuestra tierra se enferma, cuando la abrimos, cuando dejamos que sangren sus ríos que son sus venas, cuando le sacamos lo que trae dentro. El pueblo wixárika y su región sagrada de Wirikuta, están siendo atacados: el tigre hambriento arremete, pero el toro, el alma del huichol, se defiende con fuerza. La situación de emergencia en Wirikuta ha llevado a la formación de un movimiento de defensa que aboga por que la UNESCO la declare como región protegida, algo que es urgente y que va más allá de la cultura indígena del lugar para abarcar también el delicado equilibrio ecológico de las miles de especies vegetales y animales que la pueblan. En el principio había oscuridad, hasta que nació el Sol, explica De la Torre. Al principio le tenían recelo porque era muy brillante, pero ya después vieron que todo lo que hacía era bueno para la tierra. Terrible será el día que el sol se ponga en los cerros de los huicholes. El documental Eco de la montaña fue estrenado mundialmente dentro del 50 Festival Internacional de Cine de Chicago y ganó el Premio Hugo de Oro al mejor largometraje documental. Para más información, visitar la página web http://echoofthemountain.com

Fotos cortesía: Eco de la montaña

Andrea Ojeda, mexicana, reside en el área de Chicago. NOVIEMBRE 2014


MÚSICA

ENTREVISTA CON ROBIN PERKINS, “EL BÚHO”

La música electrónica como instrumento de salvación del canto de ave Catalina María Johnson

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obin Perkins es artista musical, DJ y productor radicado en Ámsterdam, y su nombre artístico, “El Búho” (en español) no es ninguna coincidencia. Cuenta que en la zona norte de Inglaterra donde nació y se crió vivía rodeado de la naturaleza y los pájaros, y que cuando empezó a producir música eligió nombrarse en honor al búho, que considera “su pájaro”. Perkins comenta que siempre ha estado fascinado con la cultura sudamericana, su música, y que su licenciatura es en Estudios Latinoamericanos, por lo que unió todo lo que le interesaba en la música que crea. Comenzó usando samples de pájaros y produjo un EP con cuatro temas inspirados por pájaros latinoamericanos. Desde ese momento en adelante, recuerda Perkins, “Siempre soñé con hacerlo a mayor escala, con mis artistas favoritos y pensé que si lo hacía, sería para que la gente se concientice y realmente tratar de ayudar a las especies avícolas en peligro de extinción”. Perkins decidió pedirle a sus artistas favoritos que crearan música usando muestras de un pájaro de su región. Se comunicó por el ciberespacio con artistas como Dengue Dengue Dengue de Perú y Tremor de Argentina (en varios casos no los conocía personalmente) y todos aceptaron participar ya que, dice: “¡les pareció una locura, pero todo un reto!”. El proceso para determinar a quién le tocaba cuál pájaro requirió una extensa investigación. Perkins se informó acerca de cuáles eran las aves en vías de extinción de cada país, y luego le dio a escoger una de dos a cada artista. Además, tuvo que superar la complicación de trabajar con cantos de aves que ya hubiesen sido grabadas, porque había algunas tan extrañas y fuera de serie que su trinar nunca había sido recogido. El resultado fue once artistas y doce aves (un productor quiso quedarse con las dos alternativas en vez de escoger). Aprendió Perkins que había cantos de pájaro muy melódicos e interesantes, pero otros ásperos y francamente “feítos”, dice. En su investigación también descubrió que los pájaros usaban diferentes cantos para diferentes momentos. También le entusiasmó descubrir que a través de la historia, compositores de música clásica, como Bach, se han inspirado en el canto de los pájaros. A la par de coordinar la creación de los NÚMERO 119

temas que se difundirán en el álbum titulado A Guide to the Birdsongs of South America, también a través del internet se enteró del diseñador gráfico y artista visual Scott Partridge, cuyas representaciones de animales y pájaros le parecieron idóneas para su proyecto. Partridge se entusiasmó con el proyecto y ha creado una serie de diseños especiales para el álbum y mercancías relacionadas, como tarjetas postales y una camiseta. Dichos materiales los usó Perkins como incentivos en una campaña de Kickstarter sumamente exitosa, con la cual recaudó mil 200 euros por encima de su meta original de 2 mil 500 euros para la grabación del álbum. Todas las ganancias del álbum se donarán a Aves y Conservación, una organización sin fines de lucro en Ecuador que lleva a cabo labores legislativas y

educativas, además de trabajar directamente en las reservas ecológicas para preservar las vidas de aves en vías de extinción. Los esfuerzos de Perkins son la ampliación global de un movimiento musical ecológico que actualmente surge con gran fuerza sobre todo en Argentina y Colombia, en el cual artistas sudamericanos se nutren de sus tradiciones musicales en propuestas que unen lo orgánico y ecológico, lo acústico y lo electrónico. Perkins afirma con pasión que sobre todo, se trata de evitar la pérdida eterna de una especie. “Sería una tragedia que en el futuro otras generaciones no conozcan estos pájaros más que a través de fotos como las de mi proyecto. Además, las aves se han diezmado debido al impacto de los humanos sobre su hábitat. Es culpa nuestra, y nos toca a nosotros hacer algo por salvarlos”, dice.

Catalina María Johnson es miembro del consejo editorial de contratiempo, escritora y locutora/ productora de Beat Latino, programación radial para estaciones de radio pública desde México, D.F. a Berlín. Favor de visitar www.beatlatino. com para ejemplos de la música mencionada. contratiempo

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Sup. Robin Perkins Inf. Cortesía: Robin Perkins


CONTRAFOTO

CONTRAFOTO

Ignacio Guevara

Rafael Franco

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EDICIONES VOCESUELTAS Tantos recorridos, tantas historias de inmigración que encuentran en común una sola cosa: el idioma español. contratiempo ha creado Ediciones Vocesueltas para diseminar y promover la literatura escrita en español en Chicago. Estos proyectos de publicación conjunta con los autores han dado frutos desde el 2007, habiéndose publicado seis libros a la fecha. Debemos un agradecimiento especial a los autores publicados en Vocesueltas, cuyo ímpetu, talento y generosidad han hecho posible el establecimiento de este sello editorial.

EDICIONES

VOCESUELTAS

Información: info@contratiempo.net

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01 A veces llovía en Chicago. Por: Gerardo Cárdenas Precio US$12.95. 1a. edición (Marzo, 2011) . En español. ISBN: 978-09800042-67

03 Extrasístoles (y otros accidentes). Por: Jochy Herrera

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02 En la 18 a la 1. Por: Escritores de contratiempo en Chicago Precio US$14.99. 1a. edición (Septiembre, 2010). En español. ISBN: 978-09800042-5-0

Precio: US$ 19.99. 1ª. Edición (abril, 2009). En español. ISBN-13: 978-0-9800042-3-6

04 Jaleos y denuncias. Por: Stanislaw Jaroszek

05 Desarraigos: Cuatro poetas latinoamericanos en Chicago. Por: Jorge Hernández, Febronio Zatarain, Juana Iris Goergen y León Leiva Gallardo

06 Vocesueltas: Cuatro cuentistas de Chicago. Por: Raúl Dorantes, Bernardo Navia, Fernando Olszanski y om Ulloa

Precio: US$ 15. 1ª. Edición (mayo, 2008). En español. ISBN-13: 978-0-980004212

Precio: US$14. 1a. edición (Abril, 2010). En español. ISBN: 978-098000424-3

Precio: US$ 15. 1ª. Edición (agosto, 2007). En español. ISBN-13: 978-0-980004205

contratiempo nfp es una dinámica y multifacética organización sin fines de lucro que se ha convertido en el epicentro del periodismo cultural y la literatura inmigrante en Chicago. La misión de contratiempo nfp es promover los aportes culturales de la población latina hispanohablante en Estados Unidos. contratiempo es

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La revista contratiempo El taller de creación literaria Poesía en Abril Ediciones Vocesueltas Lectura, diálogo y performance

www.contratiempo.net

TALLER DE CREACIÓN LITERARIA DÓNDE: 1900 South Carpenter, Chicago IL 60608. CUÁNTO: Gratuito. CUÁNDO: Dos domingos por mes a la 1 pm. INFORMACIÓN: (312) 427 5450 info@contratiempo.net


MIRADA CÓMPLICE

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MIRADA CÓMPLICE

En torno a la violencia urbana Olivia Liendo

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anual of Violence (Manual de violencia), del artista gráfico colombiano Carlos Matallana, es un cómic que busca servir de guía para explicar la violencia urbana, su historia y sus manifestaciones. El libro será publicado próximamente en Chicago y ha recibido el apoyo del gobierno municipal, a través de la beca DCASE, para la fase inicial de investigación. Matallana, quien fue homenajeado este año en el Chicago Artists Month, escogió la técnica de tinta sobre papel para plasmar en su manual unos personajes que raramente muestran sus rostros y que se mueven esquivos en los entramados de la urbe cosmopolita. “La caricatura política me encanta, pero caduca con facilidad. El cómic y su cadena de imágenes secuenciales ayudan a explicar conceptos complejos de forma sencilla y descriptiva”, señaló Matallana al indicar por qué escogió este formato. El artista citó entre sus influencias principales a artistas como Haneke, David Cronenberg, Julio Rangel, Tsukamoto, Fontanarrosa, El Roto y Edmond Baudoin. Matallana dijo no poder definir un momento específico en el que decidió desarrollar la idea del cómic, pero sin duda fue motor importante su insatisfacción frente a los crecientes niveles de tolerancia a las manifestaciones de la violencia. También lo fue ver con frustración cómo el éxito de muchos proyectos editoriales recientes “radica en su morbo o en su uso práctico, independientemente de su valor educativo”. El proceso de elaboración del libro, dijo, ha sido “largo pero gozoso”. En este momento está terminando las ilustraciones, mientras el texto está siendo editado. “Especialistas en distintas áreas (economistas, sociólogos, antropólogos, urbanistas, analistas mediáticos y psicólogos) revisan partes del libro para respaldar lo que interpreté para evitar especulaciones sobre un tema con tantas aristas”, mencionó. NÚMERO 119

Ramificaciones

A raíz del proceso de investigación y producción del libro, Matallana ha desarrollado varios proyectos en paralelo en torno al tema de la violencia. De allí surgió The Anger Games, un juego interactivo con un tablero de tamaño real, que desarrolló junto a su esposa Natalia Roncancio. El juego recientemente recibió el apoyo de la

Harold Washington Library y desde el mes de octubre ya se empezó a presentar en varios colegios chicaguenses. El objetivo principal del juego, en palabras de su autor, es “explicar de manera sencilla y afable algo complejo, muy complejo, que en lo posible genere soluciones o diálogos, como mínimo”. Asimismo, el material de Manual of violence también ha servido de base para varias iniciativas educativas, entre ellas un programa de robótica, pionero en Chicago, llamado goIT (parte del Project Exploration), donde Matallana desarrolló un currículum con la temática del miedo. Como antesala a la publicación del libro pueden verse en la página web del proyecto [http://manualofviolence.org] varias horas de video y audio, así como también material de lectura que sirvieron como punto de inicio de la investigación original del cómic.

Olivia Liendo es periodista venezolana, residenciada en Chicago, y directora de arte de contratiempo contratiempo

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Ilustración y borrador del Manual of Violence de Carlos Matallana


DOSSIER

La niñez: La otra cara de la desgracia

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Sigue mi niño, defendiendo la risa pluma por pluma, pluma por pluma Miguel Hernández

l terror ha desbordado su propia ficción y por momentos los malos sueños parecen cumplirse en cada rincón del globo. Un terror multiplicado, simultáneo… Terror que apremia a replantearnos el peso de la palabra injusticia. Me refiero a la palabra porque se trata también del lenguaje: la maquinaria pretende acallar las voces de los violentados; por ello, los que reclaman al gobierno mexicano por la reciente desaparición de 43 estudiantes de magisterio, insisten en que sólo nuestro grito podrá acallar las balas. En este dossier, el periodista José Buendía enumera las formas de abandono e indiferen-

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cia que aquejan a millares de niños mexicanos. Buendía propone que el concepto de “el niño héroe” es una de las tantas contradicciones que estructuran el decadente sistema orden público. El brasileño Horacio Dasilva Brum comparte la crónica de una tarde en la frontera de Etiopía y Eritrea. En estas ardidas tierras, el día a día de la niñez es el fuego cruzado. La escritora Kianny Antigua enfoca la atención hacia la educación emocional de los adultos, responsables de la toma de decisiones que afectan a los más pequeños. El texto de Gerardo Cárdenas es la mirada hacia lo propio. Cárdenas resalta que el lenguaje de las estadísticas no funciona en la práctica… hay tantas formas de morir en Chicago, las balas y los jóvenes lo saben. Cerramos con una reflexión de Naief Yehya en torno a los niñosvíctimas del conflicto entre Israel y Palestina.

Abusar de un niño es aniquilar una voz. Las democracias avaras que por siglos nos han distraído con coca y papeleta, pasan ahora del embeleco a la práctica y el objetivo de indiferencia es la infancia. La niñez no tiene voto en las decisiones que le afectan. Hay diputados que ejecutan decretos y reinas de belleza en las alcaldías proponiendo leyes en donde la niñez queda relegada a una región dudosa, fantasmagórica. Este fantasma terrible es también el silencio de la indiferencia. Es necesario despojarnos del egoísmo y atender nuestro futuro. Si no cuidamos nuestra niñez, no tendremos voz mañana.

Rey Emmanuel Andújar, escritor dominicano, es parte del consejo editorial de contratiempo

Fotografías del artista argentino Nicolás Alejandro. Autor del libro Street Photography (2014) y Passenger Train (2014).

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DOSSIER

Niños: Héroes, pero sin derechos José Buendía

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l santoral de héroes y villanos de la historia de México tiene consagrado un lugar especial para los niños. Son los que defendió la soberanía incluso de invasiones extranjeras como los Niños Héroes. Pero si a ellos se les recuerda como los últimos en caer en la defensa del derecho de autodeterminación del país, los actuales mexicanos menores de edad representan a la población que menos se respetan sus derechos, incluso los más básicos como la vida. Los niños hoy en el país son los primeros en caer en las redes de las mafias que los trasportan desde Centroamérica a Estados Unidos; los más vulnerables a ser cooptados, usados y hasta abatidos por el crimen; los más vulnerabilizados por la falta o la ausencia de autoridad e instituciones estatales en muchas regiones del país, como muestra la desaparición de 43 normalistas en Guerrero; los más expuestos a la vejación y al abuso, que se vuelven pauta de conducta cuando las leyes y las normas son suplantadas por leyes no escritas, la costumbre, la corrupción y la informalidad. En la informalidad cabe y se puede casi todo, excepto el respeto de los derechos más básicos. Es una forma de vida extendida. En economía más de 1 de cada 2 mexicanos activos trabaja, o sobrevive, en ocupaciones al margen de obligaciones fiscales, derechos laborales, seguridad social, y de casi cualquier relación con el Estado. Qué se puede decir de los niños y la informalidad, pues casi todo…es en ella en la que laboran y donde paradójicamente encuentran hasta refugio. A la Justicia también la corroen prácticas informales, que resguardan la impunidad y la corrupción. Pero donde la ausencia de pautas y estándares es aún más grave, porque suele ser irreparable, es en la asistencia privada o la filantropía para la protección de derechos de la niñez, donde llega a tomar formas delictivas y criminales. Por ejemplo, recientemente pudimos conocer los horrores que rodean a los albergues de niños cuando la Procuraduría General de la República abrió la puerta de uno llamado “La Gran Familia”, en el estado de Michoacán, donde según denuncias medio millar de niños estaban expuestos a vivir en condiciones deplorables e insalubres, y sobre todo a un horror de abusos y malos tratos, incluso privación de la libertad. Paradójicamente, el despliegue policiaco, incluso con el ejército, podría haber sido el mayor contacto del refugio con alguna dependencia quizá en años, ya que como muchas otros se manejan en la informalidad sin superNÚMERO 119

visión alguna, ni rendir cuentas de los recursos que obtiene o de cómo operan, a pesar de la competencia de los tres órdenes de gobierno. El operativo tampoco fue el inicio de una cruzada a favor de los derechos del niño. El Estado con su despliegue de fuerzas mostró espectacularidad e incluso propicio un linchamiento mediático, aunque fallido, de la responsable de la casa hogar, “Mamá Rosa”, como si se tratara de desmantelar un narco laboratorio o aprehender a un criminal. Por supuesto que las denuncias de delitos deben ser investigados, pero desafortunadamente la acción policiaca no significa atacar el problema de fondo de la incapacidad del Estado de cumplir con instrumentos internacionales como la Convención de los Derechos del Niño y garantizar sus derechos. Aquí no vemos como hoy en la India manifestaciones por una niña violada. Los menores de edad son la población que menos preocupa porque pueden desaparecer sin que apenas se note, y sobre todo, porque casi nadie reclama por los que están en albergues privados, incluidos los propios padres muchas veces. Menos aún los que están en situación de calle o que forman parte de las legiones de migración infantil. Una muestra solamente del universo de la población infantil en refugios o casas hogar, según datos del INEGI, ronda los 30,000. Además un número casi igual está en instituciones de cuidado, pero la “cifra negra” es muy alta dado que ni siquiera existe un registro completo y actualizado de las casas hogar, menores

actualmente institucionalizados y su situación jurídica. En efecto, los miles de niños que clandestinos cruzan el territorio desde Centroamérica ilegalmente a Estados Unidos, de los cuales un cuarta parte son mexicanos; o los que el crimen engancha como mulas para el narcomenudeo o vigilantes en la calle; y los que están confinados en albergues privados, tienen como común denominador la ausencia de la protección y atención del Estado para cuidar sus derechos. ¿Cuántos casos de maltrato, abuso sexual, trata y adopciones ilegales en refugios particulares como ahora se denuncia de la “Gran familia”? ¿Por ejemplo que pasó con Casitas del Sur donde se denunció desde 2008 que operaba una red de tráfico de menores que sustrajo a 11 de ellos de esa casa hogar? La figura de “Mamá Rosa” divide a la opinión pública entre denuncias de horrores y quienes defienden a esta mujer de 79 años que desde hace más de medio siglo acoge menores en su refugio. Pero más allá de sus responsabilidades, no es el encuadre correcto del problema. Su caso es solo un botón de muestra de la ausencia de políticas públicas y un sistema nacional de garantías que asegure coordinación entre distintos niveles de Gobierno y las secretarias para la atención de menores. El sistema de protección de los derechos de la infancia está sumido en un auténtico caos y la informalidad abre el acceso al negocio y la exposición de menores al delito. Estas casas se mueven sin vigilancia ni obligación de rendir cuentas a una dependencia. La fragmentación de responsabilidades lleva a que ninguna institución se encargue de monitorear las condiciones en que operan. Sin embargo, ojala que el escándalo –incluso del operativo—sirva para diluir la doble moral que hay sobre el problema y para que el Estado se mueve hacia una de que debiera ser prioridad básica: los derechos de la niñez. Fotografía de Nicolás Alejandro.

José Buendía es periodista mexicano. contratiempo

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DOSSIER

Sequía Horacio Dasilva Brum

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l atravesar la aspereza del bosque etíope, somos sorprendidos por la rudeza de kilómetros de floresta seca. A nuestro encuentro salen hombres, mujeres y niños de las tribus Kereyou, Akitan y Affar. Los hombres son pastores y por entre sus túnicas sobresalen las Kalashnikov que usan para protegerse de tribus rivales. Mil años de guerra azotan estas tierras, que por ratos parecen fantasmales, abandonadas debido a la sequía y los conflictos armados. Cae la noche cuando llegamos a un campo de refugiados en Beidafora, cerca de Debel. Asombra la cantidad de infantes en condiciones de hacinamiento; muchos de ellos están tan débiles que no pueden ponerse de pie. Frente a una de las casetas del campo se encuentra Yasmina, una madre de cuatro niños que ha quedado viuda recientemente. Hace un mes, su marido cayó en manos de una patrulla formada por hombres de la tribu Issa, quienes asedian constantemente a la tribu Affa debido a los reclamos de propiedad de los pozos de agua. La mujer se sienta alrededor de sus hijos, quienes nos miran con aprensión, mientras que otros niños se acercan a nuestro jeep en busca de alimento. Gracias al traductor nos enteramos que durante la trifulca murieron siete hombres y trece quedaron heridos. El resto del relato queda ahogado en el llanto de Yasmina. Luego de un breve silencio, el mayor de sus hijos, Orvé Amad, de doce años, dice que quiere una pistola para matar a los de Issa. “Les robaré el ganado y me cagaré en sus tumbas”, completa el chiquillo, con una voz que más que odio, está cargada de hambre y cansancio. Assan Hambo, el director de este centro de refugiados, nos explica que la diferencia entre la supervivencia y la muerte por inanición radica en la voluntad de estos niños, que sin elección, deben asumir el lugar de los adultos que han desaparecido a consecuencia de la guerra. A falta del padre, Orvé a quedado a cargo de un rebaño moribundo (tres de sus ocho ovejas han perecido debido a la falta de agua). Hambo dice “Nosotros no tenemos cómo justificar esta sequía… o esta violencia. Estamos cansados de esperar y esperar, sin alternativas para proteger a nuestros pequeños, que son, en literalmente, nuestro futuro. Por lo tanto, no sería descabellado decir que nuestras perspectivas son dantescas, por no decir llanamente infernales”. Al despuntar el alba, Yasmina y Orvé mastican semillas de un árbol de Prosopis que han reunido para alimentar las ovejas. La mujer explica en detalle las enfermedades de sus otros tres niños: uno sufre de fiebre tosferina, la niña tiene la piel cubierta por un severo caso de eczema y el más pequeño tiene un fallo respiratorio congénito. Ninguno ha podido recibir tratamiento debido a la guerra. Las medicinas y los doctores llegan únicamente hasta Tigray,

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mantenidos a raya por la peligrosidad de estos terrenos. Junto a Hambo subimos al jeep y en menos de tres horas llegamos a esta región, también asediada por las balas y la sequía. Aquí en Tigray, Berane Alemi está al frente de La casa de los huérfanos, un espacio que de forma itinerante acoge alrededor de 40 niños y niñas que han sido expuestos a drogas, alcohol, prostitución, abuso sexual y esclavitud laboral. Berane, secretario de la Cruz Roja para la región, explica que con US$25 dólares al año, un niño recibe alimento, vestimenta y materiales para la escuela. Esta cifra, que parecería ínfima, es una odisea en estas latitudes. Durante la conversación, una de las voluntarias nos trae un té. Entre las faldas de su hábito aparece Getan, un niño que perdió padre, madre y hermanos debido a la guerra. Se pone en cuclillas para arreglar el nudo del pedazo de bolsa plástica que mantiene unida su sandalia. “Mi padre murió en la guerra… mi madre había muerto ya y de mis hermanos, el único que queda soy yo… vine aquí porque mi abuela no tiene qué darme de comer y siempre vivimos peleando”. Getan estuvo en las calles por un tiempo, hasta que un hombre, dueño de un taller de mecánica, lo secuestró y lo mantuvo trabajando todo un año, sometido a abusos y maltratos. El niño cuenta

que el hombre, borracho, retorció su brazo hasta romperlo porque una noche se olvidó de limpiar el taller. “Cuando llegó hasta nosotros, todavía tenía el brazo facturado”, afirma Berane, mientras nos conduce a las improvisadas aulas en donde los niños aprenden a leer y a escribir; es enfático al aclarar que el acceso a los recursos de primera necesidad se hace mucho más complicado. La cantidad de niños en la localidad de Tigray se ha triplicado debido a los desplazamientos de otras tribus. Hambo me informa que debemos de partir antes que caiga la noche. Nuestra próxima parada es Jaffet, cerca de la frontera Etiopía-Eritrea. A medida que avanzamos no puedo evitar mirar hacia atrás y buscar entre el polvo del camino la cara de alguno de los chicos con los que he conversado. Es imposible refrenar la tristeza y el montón de preguntas que nacen de esta muestra de injusticia. ¿A quién reclamar por tanta desigualdad? Horacio Dasilva Brum (Sao Paulo, 1972) es novelista e investigador. Vive en México desde 1992. Es becario de La estancia artística, un proyecto especial del Ministerio de Relaciones Exteriores de México. Esta crónica es parte del libro inédito Viajes al desamparo.

Fotografía de Nicolás Alejandro.

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DOSSIER

Niñez y violencia: un juego de adultos Kianny N. Antigua

Para entender el sufrimiento ajeno, ya no es suficiente con ponernos en los zapatos de la otra persona. Hay que reconocer que la otra persona soy yo.

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propósito de niñez y violencia: herida se encuentra la tierra de Oriente, revestida de sangre y de pedazos de cuerpos, tras cada bombardeo; niños centroamericanos cruzando solos una o varias fronteras atestadas de peligro, huyen del hambre y de este lado los espera el odio; niños —y no tan chicos— robados de su historia, nacionalidad, raíces, derechos, cultura, ahí mismito, en mi casa, en mi mediaisla, que ahora insiste también en dividir su mitad; niñas raptadas, ultrajadas, deshumanizadas en Nigeria; cuántas luces se apagaron al norte, en Newtown; niños vendidos, niños golpeados, situaciones que pasan allá, aquí, a mayor y a menor escala, a puertas abiertas y juntas; pasan, y eso es lo terrible. ¡Cuánto sufre nuestra niñez! No, no trato de mostrar crudeza ni de ser grotesca; planteo verdades que día a día nos abofetean el rostro y nos tambalean las columnas de la fe. Habrá quien diga, por supuesto que «antes era peor», que lo que pasa es que ahora nos enteramos más de las cosas, ahora tenemos más acceso a las noticias, etc. Y sí, puede que sea cierto pero ¿si así fuera qué? ¿Nos cruzamos de brazos y nos sentamos en un cómodo sillón a ver dibujos animados con nuestros hijos, o mejor aún, a jugar videojuegos: a ganar puntos por matar; a ganar puntos por nuestra creatividad al usar las múltiples armas letales que nos facilita el menú al momento de aniquilar a nuestros contrincantes/enemigos; nos insertarnos en mundos donde las consecuencias no existen, y de haberlas, se renuevan con un «click» en el mando a distancia? Sin duda esa es una opción. No obstante, también existe la posibilidad del cambiar, de motivar, de crear el cambio. ¿Cómo? ¡Usando lo que tenemos a mano! Pocas veces una imagen se me ha grabado tanto como aquella de un afiche que anunciaba un concierto Alberto Cortez, cantautor argentino, que mostraba una esquina de calle, de un lado un militar con un fusil y del otro el cantante con su guitarra. En el rótulo se leía: «Cada cual con su instrumento». Yo no puedo cambiar el mundo, cierto, pero puedo cambiar mi espacio, mi entorno. Entregar mi convicción a través de mi pasión. Mis armas: la educación y el libro. Mi lema: crear literatura infantil que promueva la amistad, el compañerismo, el uso de palabras y actos libres de prejuicios y estereotipos, páginas inundadas de aceptación y bondad. Promover un mundo apto para niños, sincero. NÚMERO 119

Hace años trabajé como consejera mental para IICAPS (Intensive In-home Child & Adolescent Phyquiatry Services), un programa de la Universidad de Yale creado para satisfacer las necesidades integrales de los niños con trastornos emocionales cuyas familias necesitan asistencia en la gestión de sus comportamientos para mantenerlos a salvo en el hogar y la comunidad. Una labor intensa, como bien lo indica su nombre, y demandante tanto para las familias como para todos los servicios (DCF, escuelas, corte juvenil, psiquiatras, etc.) e individuos que colaborábamos en un caso en particular. Lo curioso es que trabajando allí me di cuenta de que aunque el niño o la niña fuera el supuesto «cliente», en la mayoría de los casos dedicábamos más tiempo en educar a los padres que a al pequeño. Nos enfocábamos en ayudar a la madre/padre/tutor del chico/a a despojarse de sus propias frustraciones para que así pudiera auxiliar las necesidades de su hijo con mayor claridad y objetividad. Le dábamos ejemplos, opciones de cómo lidiar con situaciones intrafamiliares, incluso del día a día; lo instábamos a ignorar los comportamientos negativos de su hijo en vez de alimentarlos con la atención buscada. Pero lo más importante era que trabajábamos en pos de recordarle y recordarles cuán necesario es para la niñez que los padres compartan con sus hijos, que se sienten a comer en una mesa juntos, en familia (en la medida de lo posible); insistíamos en motivar y promover la caricia, el JUEGO. Traigo este tema, estas experiencias, a colación porque es vital que los adultos entendamos que el bienestar de nuestros niños depende de nosotros. Que la violencia infantil, empieza y termina con nosotros. Y es que hay tantos niveles de violencia, esa criminal viene vestida de un arsenal de disfraces. No es solo la violencia que producen los golpes, la violencia emocional, la violencia cibernética, —tan en apogeo entre

nuestra juventud—, también existe la violencia silenciosa. Una vez, mientras trabajaba en dicho programa, mi compañero de caso y yo hablábamos con una madre acerca del tiempo que pasaba su hijo de ocho años, el mayor de tres, frente al televisor, en comparación con el tiempo que pasaba compartiendo con ella o con su padrastro. A pesar de que se quedaba en casa con sus hijos, la mujer no pudo expresar con precisión pues apenas lo veía cuando llegaba de la escuela o los fines de semana cuando era día de limpieza. Entonces le preguntamos qué pasaría cuando se terminara nuestra labor en su casa. «Él va a estar bien, seguirá respirando», dijo mientras nos miraba fijo. Violencia sin puño, no menos terrible que el golpe; lenta, dañina violencia, ahí en casita, en ese lugar sagrado que se supone le brinde al niño seguridad, amor. Lamentablemente, para muchos, la violencia, el abuso y el trauma empiezan en sus propios hogares. Quizás no tengamos el poder de escribir leyes, de cambiarlas, de parar o evitar guerras, de persuadir juicios pero sí somos dueños de nuestro propio juicio, caminamos sobre esta tierra con el poder del entendimiento y aunque en los niños recae el futuro de nuestro planeta, de nosotros adultos/padres/maestros/gobernantes/abuelos/custodios legales depende el bienestar y la felicidad de nuestra niñez. Usemos las armas que tenemos de nuestro lado: la sonrisa, la comprensión, el tiempo, el juego, la literatura, el arte. En caso de no poder utilizar estas herramientas, de no contar con los medios, entonces por lo menos no alimentemos los actos violentos, no celebremos los atropellos, no aplaudamos la agresión, no ocultemos los abusos y no callemos ante la negligencia. Si esto tampoco es posible, entonces queramos, queramos y demostrémosles nuestro amor a nuestros hijos, a nuestros estudiantes, a nuestros niños para que ellos no se vean inclinados ni se encienda en ellos la necesidad de buscar el amor y la compresión que les falta, en los brazos de las tantas pandillas que como pulpos esperan, reclutan, envenenan y corroen a niños y jóvenes, para que nuestra niñez no se entregue a la violencia. A propósito de niñez y violencia: ¡ADULTOS es tiempo de actuar!

Kianny N. Antigua. República Dominicana. Trabaja como profesora adjunta en Dartmouth College y dirige el programa de español para niños en Howe Library. Ha publicado: Mía, Esteban y las nuevas palabras (Alfaguara 2014), El tragaluz del sótano (Artepoética Press 2014), Cuando el resto se apaga (Zompopos 2013), 9 Iris y otros malditos cuentos (Ed. Nacional 2010) y El expreso (Argos 2004). contratiempo

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Fotografía de Nicolás Alejandro.


DOSSIER

Morir por nada Gerardo Cárdenas

Y todos nosotros, semilla humana, vivimos y morimos por nada… Primo Levi, A una hora incierta Íntegra, 2005, tr. Jeannette L. Clariond

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ay un modo de buscar activamente la muerte en Chicago: en las esquinas de la droga, en el combate a tiros desde edificios o automóviles en movimiento, donde el comercio y el territorio están en disputa. Hay otro modo de morir en Chicago: caminando por la calle de la mano de la madre, el padre, los abuelos o los hermanos; sentado ante el portal tomando los últimos rayos de sol o la brisa de la noche; de camino a la escuela. De un modo o de otro, se muere por nada, en un instante. A veces no se sabe el nombre de los muertos. Pero es más que probable que estos sean menores de 21 años. Chicago cobra casi cada noche un precio muy alto por nada. Las autoridades están de plácemes: en 2013 hubo 2 mil 185 personas que fueron víctimas de disparos. Este año, hasta el momento de escribir esta reflexión, llevamos mil 494. Salvo que los dos últimos meses sean un festín sangriento, el año cerrará con menos tiroteos. También, al parecer, habrá menos asesinados: 441 en 2013, contra 329 hasta el 15 de octubre. Champán, por favor. Mientras el alcalde y la policía celebran hay que poner algo en perspectiva: más de la mitad de los asesinados en 2013 eran menores de 24 años y casi 60 tenían menos de 17 años. La sociedad tiende a ver las cifras de la violencia como un hecho endógeno: violencia genera violencia, pongamos más policías en las calles o busquemos la aprobación de leyes anti armas de alto poder que a final de cuentas dan buena prensa. Tanto el gobierno municipal, como autoridades condales, estatales y federales atacan el tema de la violencia desde la perspectiva casi única del law enforcement. El enfoque multidisciplinario – donde la violencia es síntoma y efecto de factores sociales, económicos, políticos y estructurales – es caro, trabajoso, difícil de masajear mediáticamente, y de complejo consumo para una población general que sólo tiene tiempo de digerir unas cuantas noticias entre anuncios comerciales y seriales televisivos. Desprovisto el tema violencia del enfoque multidisciplinario, las autoridades tienen carta blanca política para comprimir a la educación pública, recortar presupuestos, privatizar servicios, y condenar a barrios y a grupos enteros

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a un ciclo de pobreza, desempleo y aislamiento que inevitablemente recae en el siguiente ciclo: el de la violencia armada y el tráfico de drogas. El informe Violencia armada entre jóvenes de edad escolar en Chicago publicado en 2008 por el Crime Lab de la Universidad de Chicago ya apuntaba al escepticismo en torno a los programas municipales de reducción de la violencia, y a la dificultad de efectuar un seguimiento científico del tema por encima del ruido retórico de los políticos. “…gobiernos federales, estatales y locales en Estados Unidos han implementado una amplia gama de programas innovadores para reducir la violencia armada entre los niños y los adultos jóvenes durante los últimos 50 años, pero casi nunca de una manera que pueda ser rigurosamente evaluada. La lógica detrás de muchos de estos programas parecía muy promisoria. Tampoco faltan las declaraciones de progresos dramáticos. Y aún así, el problema de la violencia armada juvenil persiste. La lección es que el avance en el tema de la violencia armada juvenil en Chicago, o en cualquier otro lugar, es extremadamente difícil sin una guía que indique qué programas funcionan, para quiénes, por qué y de qué manera pueden ser mejorados”. Alcaldes y gobernadores han usado esos programas en Chicago para apuntalarse políticamente, y luego abandonarlos, destripándolos de presupuesto. Si CeaseFire le proporcionó cobertura política al ex alcalde Daley y al ex gobernador Blagojevich, véase hoy lo que el programa Iniciativa de Recuperación de Barrios (NRI, por sus siglas en inglés) le otorgó al actual

Fotografía de Nicolás Alejandro.

gobernador Quinn. No sólo ha sido un sonoro fracaso, sino que sus propósitos puramente electoreros ya han sido develados por sendas investigaciones estatales y federales. En el centro del olvidado ciclo de pobreza, desempleo, abandono urbano y violencia está la palabra que ningún político quiere pronunciar: raza. En 2013, siempre según cifras oficiales, menos del 2 por ciento de las víctimas de asesinato a mano armada eran blancas. Casi el 80 por ciento de las víctimas eran afroamericanas. El resto, latinas. En 2013, Chicago “coló” tres de su barrios entre los 25 que fueron considerados más peligrosos del país: Englewood, South Shore y Austin. Dos del sur, el tercero del oeste. La edad promedio en Englewood es 29 años, tres menos que en el resto de la ciudad. Veámoslo de otra manera: apenas el pasado junio, en su página Web, la Ciudad de Chicago anunciaba, boyante, que la edad promedio de sus habitantes había llegado a 82 años. ¿Los mejores barrios para envejecer en paz? Por supuesto: Near North Side, Loop, North Park, Forest Glen y Hyde Park. Más champán. Lástima que esa página tuviera más difusión que otra página, la de Project Brotherhood, una organización sin fines de lucro del barrio de Woodlawn dedicada a temas de salud de la comunidad afroamericana. Citando cifras del National Center for Health Statistics y del Departamento de Salud Pública de Chicago, Project Brotherhood apunta que la esperanza de vida de un hombre afroamericano es, en promedio, ocho años inferior a la media nacional, y que la causa principal de muerte entre hombres afroamericanos de 18 a 34 años de edad es el homicidio. El ciclo se repite, incansable, en barrios olvidados por los políticos (excepto en años electorales) y los niños que cruzan la calle para ir a jugar al parque, o porque vuelven de la escuela, pueden encontrarse de frente con el cañón de una pistola que no necesariamente apuntaba a ellos, pero que está ahí, como ellos, con nada, y por nada. Gerardo Cárdenas, periodista y escritor mexicano, es director editorial de contratiempo. NOVIEMBRE 2014


DOSSIER

Niños en el fuego cruzado de las balas y la propaganda Naief Yehya

L

a presunta causa de la operación militar israelí en contra de la franja de Gaza que tuvo lugar en verano del 2014, fue el secuestro de tres jóvenes israelíes por militantes palestinos vinculados con el grupo Hamas. Otros tres israelíes (dos de ellos también jóvenes) respondieron a ese crimen secuestrando, torturando y asesinando a un joven palestino. Estos actos atroces no fueron el verdadero origen del conflicto, sin embargo sirvieron para incendiar a la opinión pública, justificar y obtener el apoyo de la ciudadanía para emprender una guerra. El número de víctimas civiles palestinas y en particular de niños heridos y muertos corresponden a la cuarta parte del total de muertes, y de acuerdo al conteo del diario Telegraph son 504 (desde recién nacidos hasta 18 años), una cifra que es superior a la cantidad de víctimas de los dos últimos conflictos en Gaza juntos. El gobierno de Benjamin Netanyahu intentó justificar el número de niños muertos con el argumento de que fueron usados como escudos humanos. Este argumento ha sido ampliamente discutido por organizaciones internacionales como Human Rights Watch, la cual determinó que los ataques en contra de instalaciones claramente identificadas como hospitales, escuelas y refugios desmienten los alegatos de uso de civiles con esos fines. De cualquier manera el altísimo número de niños asesinados, mutilados, secuestrados, traumatizados y en permanente peligro por las bombas y municiones israelíes -y en menor grado los cohetes de Hamas- en siete semanas de conflicto se convirtió en el inevitable tema dominante de las acciones militares que comenzaron el 8 de julio de 2014. Un giro notable en la percepción de la matanza tuvo lugar cuando misiles descuartizaron a cuatro niños palestinos que jugaban en la playa el 16 de julio. Este crimen fue ampliamente documentado y ningún pretexto oficial logró desviar la atención de la negligencia, torpeza o deliberado deseo de infligir daño devastador y traumático por parte del ejército de Israel. Esa carnicería fue un duro golpe para la cultivada imagen del régimen de Netanyahu y su poderosa campaña de relaciones púbicas, y estuvo lejos de ser el último ya que siguieron muchos casos más, incluyendo las matanzas de niños que dormían en tres escuelas y refugios de la ONU. Por su parte la campaña de Hamas de lanzar misiles en contra de Israel tampoco le ha ganó muchos adeptos ya que en esencia es una provocación y una invitación a la represaNÚMERO 119

lia. El desproporcionado número de víctimas menores de edad fue usado por los palestinos para tratar de convencer a la opinión pública internacional de su condición, pero paradójicamente se tornó también en un elemento central de la propaganda israelí que culpaba a Hamas del sufrimiento de su propio pueblo. Así ambas narrativas antagónicas estaban protagonizadas por niños árabes muertos. Esta catástrofe humanitaria vino a tener lugar poco después de otro crimen repugnante perpetrado en contra de cientos de niñas. El grupo militante islámico Boko Haram secuestró el 14 de abril de 2014 a 223 niñas de una escuela secundaria de la comunidad de Chibok en Nigeria. Por medio de videos grotescos el líder de la organización anunciaba que de no cumplirse sus exigencias de liberar a su colegas venderían a las niñas. El recrudecimiento de la guerra de Ucrania (con el derribamiento de un avión de Malaysia Air el 17 de julio), el Mundial de futbol y la guerra de Gaza hicieron que esta espantosa tragedia fuera pasando al olvido y el destino de las niñas fuera ignorado. Si algo caracteriza a las guerras modernas es que la opinión pública tiene cierta importancia, de ahí el interés de “vender” la causa al presentarla en términos maniqueos. Los contendientes, especialmente las naciones democráticas o que pretenden serlo, dedican grandes esfuerzos a manipular las percepciones del público nacional (exaltando valores patrióticos) e internacional (presentando la guerra como el último recurso de defensa en contra de un riesgo existencial). La historia de la propaganda está hecha de recuentos estridentes, a menudo

protagonizados por niños, desde el libelo de sangre medieval que afirmaba que los judíos usaban en sus rituales la sangre de niños cristianos secuestrados hasta el cuento de que en su invasión los soldados iraquíes sacaban a los bebés de las incubadoras kuwaitíes para dejarlos morir en el piso frío. Las grotescas acusaciones antisemitas han sido expuestas como mentiras y ridiculizadas infinidad de veces y sin embargo hay quienes aún creen en ellas, en silencio o de manera vociferante, así mismo se demostró que la historia de las incubadoras iraquíes era falsa pero ya para entonces nadie estaba prestando atención. La tragedia de los niños muertos en cualquier guerra pone un énfasis en los padres que no pudieron protegerlos. Es claro que hay situaciones extremas de violencia y barbarie en las que no es posible defender a los hijos ni salvar a los más frágiles. ¿Qué clase de ignorante reprocharía ahora a los padres judíos y de las otras víctimas del Holocausto nazis de no haber protegido a sus hijos de la wehrmacht, de haber marchado dócilmente hacia los campos de la muerte sosteniendo la mano de sus pequeños? Es claro que nada se podía hacer. Si bien es obvia la obscenidad de semejante afirmación, los propagandistas y su cámara de eco mediático repiten ahora la acusación de que los palestinos y en particular los habitantes de Gaza no sólo no pueden proteger a sus hijos sino que los usan como escudos humanos o bien los adoctrinan en un culto al martirio para convertirlos en terroristas suicidas. Deshumanizar al hijo del enemigo, señalarlo como si fuera un enemigo potencial o daño colateral aceptable o simplemente reducirlo a argumento de debate es un método fundamental para el funcionamiento de la propaganda. Naief Yehya (Ciudad de México, 1963) narrador, crítico cultural y pornógrafo. Sus libros más recientes son Rebanadas (2012) y Pornocultura (2013). contratiempo

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Fotografía de Nicolás Alejandro.


DESHORAS

La poesía madura de Guadalajara

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zaroso y difícil ejercicio el de compilar antologías. Sin embargo, tal es nuestro empeño hoy, con esta pequeña muestra de poetas nacidos en los cincuenta e inicio de los sesenta: una generación cuya formación ocurrió aquí, en Guadalajara, en los años setenta y ochenta, una época destacada de su historia cultural (historia cultural que debería recogerse en un libro). Ésta es una generación consolidada y única, cuyos rasgos, no sólo temáticos —la infancia, el erotismo, la vida urbana—, sino también anecdóticos, la distinguen de otras. Esta generación leía a Ernesto Cardenal y a Pablo Neruda, y en general a los escritores del Boom. Amaba a Jaime Sabines; cuestionaba a Octavio Paz, debatía con él. Escuchaba la Nueva Trova Cubana y rock. Bebía, cerveza y tequila, en el Caballito Cerrero, la Alemana, o en la Fuente. Iba a los cineclubes. Asistía a las clases de Rodríguez Lapuente, Ardiles y Schmara; a los talleres literarios de Elías Nandino y de Juan José Arreola. Vio a Salvador Allende en el Auditorio de Ciencias Sociales y Humanidades dar un discurso, que después se volvería famoso. Esta generación, a veces militante, a veces antiimperialista, a veces derrumbista porque creía en el advenimiento del socialismo, y a veces escéptica, quizá sea la última generación abiertamente política. Aunque nos estamos refiriendo a Guadalajara, bien podríamos estar hablando de cualquier otra ciudad de América Latina: ésta es también la generación de Andrés Caicedo, de Rodrigo Rey Rosa, de Juan Villoro, de Evelio Rosero, la generación que Roberto Bolaño retrató tan magistralmente en Los Detectives Salvajes. Conscientes de los riesgos, ofrecemos a los lectores de contratiempo una muestra de esta generación. Héctor Sillas

Ilustraciones de Frédéric Glorieux de su serie Transeúntes

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DESHORAS

Elogio de la serpiente Te digo en el principio era la serpiente. Lengua de la luna en el vientre del sol. Hilos de sangre entre los muslos de la diosa. Cabeza de tormenta, cola de remolino. La serpiente en la boca del pez, en las gradas del templo, en el pico del águila. Te digo, la serpiente entre los cascos del caballo, en el mástil de la nave, en el árbol del mundo. La serpiente en el adviento Hijo, en el sueño fulminante del colibrí, en la noche del corazón, en el alba del pedernal y la pirámide. En el principio. Colmillo de jaguar en la garganta forastera, señora del monzón, silbo de la máscara, gloria de la espada. La serpiente al pie de la escalera, en las visiones del Ungido, bajo la cofia de la virgen, en las ingles del arcángel. Te digo, la serpiente en los oros del cáliz, en la savia del maguey, en el estertor postrero de los mártires. La serpiente en el azogue de las doncellas, en las herramientas de la Inquisición, en el culo del diablo y sus secuaces. En el principio. Cabeza de león, pluma de cisne, cola de ratón. Cazador y presa, dardo y costado. Nahual de los orfebres, viento del naufragio, plegaria en los labios del ausente. En el principio, ojo que brota en el seno de las estrellas, estigma de la mano, sombra de la palma. En el principio, te digo. Jorge Esquinca (México D.F., 1957. Desde 1968 vive en Guadalajara. Recibió elPremio Iberoamericano de Poesía Jaime Sabines 2009 por Descripción de un brillo azul cobalto)

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DESHORAS

Es jueves- Recorro la calzada Es jueves. Recorro la calzada de la medianoche. Las estrellas se apagan en mis pasos. Constelación de las tormentas, el viento amenaza aves desafiantes, y yo con las cejas quemadas por las apariciones y los ojos heridos por fantasmas y mundo, escucho los rumores : los racimos de voces de los desterrados : las palabras que encienden sus hogueras en azoteas lejanas. Entre la niebla, los faros de los autos; los zumbidos de su paso veloz sobre la calle. Un niño vende flores con su mano vendada; una tibia mujer parecida a una gata, espera en una esquina la llamada del cliente. Un borracho se mueve apoyado en la sombra. Una ambulancia aúlla rompiendo la distancia. Bajo el olvido, una pareja busca con saliva de fuego y manos de humo, arrancar al amor algunos frutos. Para ella (la mujer) la hora es una barca ardiendo. Para él, hay atrás de los ojos una luz que fascina a medida que avanza por sus venas. Los cuerpos fragorosos (los de ambos) buscan el goce y el castigo del plexo que se curva; la humedad de la mano en la entrepierna. Y la calle es camino sin fin a donde vuelven los animales que habitan la memoria -flor oscura del agua, piel interna, lámpara de sulfato encendida en jardines selladosLa noche tensa su amenaza da vueltas en el cielo con sus bastones rotos. Un relámpago traza su grieta repentina sobre los edificios.

No hay nada ahora aquí, sino la duda la pregunta que late en la jaula del cuerpo y mi sombra. La curva de la luz que nos dirige hacia la fuente aquella, donde espera la nada el rostro de la piedra. ¿Escuchas? Ese zumbido entre las avenidas la sinfonía quebrada de cornisas y aparadores; la risa amarga de alguno que no duerme las campanadas de relojes de agua, como en sueños. Esta ciudad ajena ¿levanta aquí sus naves? ¿Estoy realmente aquí, inmerso en esta cinta que proyecta mi vida? Todo converge ahora bajo el rayo entre las líneas de un profundo firmamento en este olor a lluvia que arrastra los minutos hacia sitios que el habla ya no recupera. Todo se une aquí: en esta calle que es el centro del mundo donde mis pasos caen cada vez más veloces. Sólo este hilo, este balbuceo, sostiene la palabra y la alimenta. El siglo, mientras tanto, se deshace agoniza la historia en sus cajones; y nosotros, los hombres, soportamos la culpa, el miedo, la esperanza para abrir nuevas rutas en los mapas del día para mirar al sol y recobrar los ojos. Y al levantar la frente, una vez más, sabemos, aliviados, que aún no tiene nombre en el renglón final, nuestro epitafio.

¿En qué lugar estoy? ¿Se llama aún Tepic? ¿Matatipac? ¿La plaza está realmente en este sitio? El viento arrastra páginas marchitas amarillos retratos que la mirada pierde; gajos de alguna vida que consumen los óxidos; basura, musgo, huellas unos cuantos vestigios, entre la fiebre y la locura.

Jorge Souza Jauffred (Guadalajara, 1950. Poeta, escritor y periodista, es autor de numerosos plaquettes y libros de poesía, entre ellos Sólo la desnudez vence tu muerte)

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Vengo a mirar las cosas, A reconocer su pelaje que fue mío. Vengo a tratar de recuperar el sentido Del magnífico capricho de la trenza; Un viraje que prometa trapío a la realidad: Verme desde arriba cuando camino por la calle O cartas que escribes mientras te pienso. Alguien extravía un objeto inútil especialmente para que tú lo encuentres y signifique augurios por un segundo. Creo que mientras haya relámpagos habrá certeza, Un suave plic, Y el alumbramiento que llega, nos funde y se fuga. Sé cuáles son los pensamientos del paisaje Pero no me los confieso; Si me lo digo lo rompo, Si te lo digo no me lo crees. Dudar no es obligado. Pero el silencio me quema Y las palabras me hastían. Mejor decir cualquier cosa capaz de tejer su red Y atrapar aquello que nació con el único destino De escapar a la inteligencia De nuestros labios, capaces del beso, pero no de más.

Ilustraciones de Frédéric Glorieux de su serie Transeúntes

Ricardo Castillo (Guadalajara, 1954. Autor de numerosos libros de poesía, entre ellos El tercer islario y El pobrecito señor X)

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Salones de belleza Hablo del barullo que se desprende de los secadores de los salones de belleza De las mujeres estrelladas en el peinado del espejo de la apariencia Del parloteo de uñas que afilan con su lima los chismes de último momento De las manicuristas que pintan el esmalte a la media luna y sólo escuchan a su clienta desde la punta de los dedos De los sprays del chongo cardado de los tintes de las canas y su depilación Hablo de lo que hacen los cepillos y los peines cuando quitan la caspa de la propina en los salones de belleza. Zelene Bueno (Guadalajara. Poeta y bailarina. Entre sus numerosos libros, publicó en 2013 Umbrales del tiempo. Obtuvo el premio 2002 de Letras en la Facultad de Filosofía y Letras de la UDG)

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DESHORAS

Contando las horas Un borracho alucinando Un pordiosero cualquiera Una prostituta Un ladrón en quiebra Un escándalo tras otro Al salir de la cantina Encuentro un conocido y le pregunto por su vida Eructa da de tumbos me empuja a un lado Me mira ebrio ebrio me contesta “Por mí que ahora se termine” (Por mí que ahora dé comienzo) Qué distancia entre él y yo Que no salgo de mi asombro Qué diferencia Él me mira compasivo respira profundo (No entiendo un cacahuate no me doy cuenta de un carajo) Eructa da de tumbos me empuja a un lado Pienso en la rapidez a la que gira el mundo Francisco Pamplona (San Luís Potosí, 1958. Poeta. Su libro Caudales está por publicarse en la editorial La Zonámbula)

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BUGAMBILIA Te vi sangrar en el jardín. Ni el verde generoso de la enredadera, ni la suavidad del cielo, ni el canto optimista de los pájaros pudieron acallar el río doloroso que dejaste caer sobre la barda como un ejército de niños moribundos. Esa mañana supe que el pecho es un crepúsculo florido, una mancha que enciende las hogueras, las pone a crepitar sobre las ramas. No, mi jardín no es un huerto iluminado, es un paisaje fraguado entre las sombras, en silencio nutrido por inquietudes vagas que un día, sin avisar, se desparrama. Carmen Villoro (México, D.F., 1958. Poeta. Ha recibido numerosos premios y es autora de numerosos libros, entre ellos El tiempo alguna vez)

Ilustraciones de Frédéric Glorieux de su serie Transeúntes

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Bajo la tormenta: bar mi oficina en la esquina del Roxy La lluvia truena contra el techo mientras Javier Solís canta como nunca (digo: como siempre: como nunca). Hay cuatro mesas ocupadas, en este sitio semioscuro, a pesar de la tarde nublosa y llovedera: dos muchachas (estudiantes de pintura, actrices o algo así) y un su acompañante. Cuatro meseras solas meserean el tiempo en su alternativo cigarro. Dos varones entrados en gastos acompañan la soledad de su alegría con una mujer delgada, morena, joven. Otro solo igual que todos escribe lo que dicen estas palabras. Llovía.

Raúl Bañuelos (Guadalajara, 1954. Poeta. Recibió el Premio Juan de Mairena en 2009)

Estambres de alberca Vuelves cuando te vas en cada punto azul del cielo. En las brazadas que dan los nadadores cuando tejen y bordan el agua. Como ida en el regreso huracanes de rocío, estrellados en la furia de los brazos. Cada toque, cada viraje. Cohetes de agua con espuma. Penélope vestida de cloro, tus manos entran y salen con hilos de cristal. Mujer húmeda y mojada de venida y no estás. Cada patada, flores blancas tiradas en el camino.

Luis Medina (Guadalajara, 1962. En 1989 obtuvo el Premio Nacional de Poesía Joven “Elías Nandino” por Albercas con cielo caído)

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DESHORAS

Desafinada (fragmentos) yo la maldita / doy el poema igual / con baba que le cualga al desamor / con el sudor de todas las axilas / con la bilis de todos los enfermos lo doy LAURA YASÁN

1-

La desafinada pide a Dios una fuga que dé el tono justo una salida sin silbatinas aún de noche regresar con el apuro de una media zurcida a medias de la saliva en los umbrales de los cuartos violetas como la pluma de la corista regresar sin ella sin sus tetas que dicen quiero sola a su cama y llorar mucho lloro pide ola menguante la desafinada mientras repasa la letra y la estampita.

2-

Antes de aparecer recordar seres ausentes en el inventario de su cuartito foto de madre cajita musical jesucristo palangana toses de piezas vecinas el abandono chorrea por sus piernas la putita canta cadencia de taco aguja Titina ma Titina se mira en el espejo y mueve el culito afuera los hombres escupen aplauden se emborrachan los hombres no son malos son necesarios.

3-

Sonreír con la ropa puesta las picaduras de pulgas el corsé desde la tarima que cruje bajo los tacones una vez abrió su boca como una ostra venus de nácar perfumada algunos dientes menos al piano de Mikele su Mikele masticando para ella la música... la putita clava los puñales en cada copa sale airosa entre el vidrio y lo que queda del fox trot paga la noche la uña rota de su voz y una tocada de culo. NÚMERO 119

Ilustraciones de Frédéric Glorieux de su serie Transeúntes

Lisi Turrá (Buenos Aires, Argentina, 1959. Desde 1998 reside en Guadalajara. Poeta. Entre sus numerosos libros, Niños que se tragan la luna y Fulana) contratiempo

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Contratiempo Fundraising Bash

12.13.14 December 13th, 2014 7 pm

Segundo Ruiz Belvis Cultural Center 4046 W Armitage Ave, Chicago, IL 60639

Honoring Juana Goergen For her educational, cultural and community work in Chicago

Special Guest Lourdes Duarte

Food | Drink | Music | Poetry | Performance | Multimedia | Art

With the participation of Las Bompleneras / Noelia Cruz Vásquez Proyecto Odisea Visuals by Calixta And much more!

Tickets are $40 prior to the event and $50 at the door Part of the proceeds will benefit Poesía en Abril, co-founded by Juana Goergen

www.contratiempo.net 312 427 5450

C O N V O C AT O R I A DePaul University y contratiempo presentan el VIII Festival internacional de poesía en español

Poesía en Abril: Toda la luz del 30 de abril al 2 de mayo de 2015 en el marco del festival, se abren las siguientes convocatorias SEGUNDO CONCURSO NACIONAL DE POESÍA Fecha límite: 1 de marzo de 2015 CONCURSO COMUNITARIO DE DECLAMACIÓN Fecha límite: 28 de febrero de 2015 CONCURSO INTERNACIONAL DE VIDEOPOESÍA Fecha límite: 1 de marzo de 2015 Más información en www.contratiempo.net


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