Contratiempo 25 • Mayo 2005

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mesa directiva Frances R. Aparicio, Gregory X. Gorman, Jochy Herrera, Francisco Moreno, Ana Luz Pérez Durán, Moira Pujols

director ejecutivo Francisco Piña

consejo editorial Ana Luz Pérez Durán, Juan Mora, Francisco Piña, Julio Rangel, Febronio Zatarain

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El nuevo rostro de los Estados Unidos en Pilsen en el desfile del Día del Niño. José Guzmán

José Guzmán, Lorena Ruiz

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dossier Editorial La lengua española de los Estados Unidos Gloria Anzaldúa: Una nueva conciencia latina La prensa hispana y la expansión del español en los Estados Unidos El uso del español en La Raza La educación bilingüe y el plurilingüismo en los Estados Unidos: ¿Riqueza cultural o amenaza social? De lo propio a lo otro Algunas consideraciones sobre el teatro en español en Chicago La literatura en español en Chicago El español en la televisión de los Estados Unidos

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Joaquín Garrido Medina Priscilla Archibald & Sandra María Benedet

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Alejandro Escalona Jorge Mederos

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Jaime J. Gelabert Josefina de Abad

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José Castro Urioste Marc Zimmerman Vicente Serrano

latiNidaD

diseño, fotografía, distribución, traducción,

Los latinos de Cicero y Berwyn

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Un reporte del Institute for Latino Studies

deshoras Tangente; El indeciso; Desandar Narciso; Las aguas; Comunión Las semillas Pygmalión y Afrodita: La muerte del amor; El fuego de todos los fuegos; La noche: Invención del hombre, el odio y el amor

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Raúl Dorantes Febronio Zatarain Ricardo Armijo

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León Leiva Gallardo

mirada cómplice

redacción y organización de eventos.

Interesados comunicarse al (773) 769-2923 o escribir a la dirección electrónica: lfp60608@yahoo.com www.revistacontratiempo.com

Se acabó la magia de la agricultura

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Delia Negro

tiempo extra El barrio y las políticas de identidad "Obituario de una nación": Un examen historiográfico de Samuel P. Huntington El valor y la piedad Naranjas quemadas Luis Ospina habla sobre el apogeo del documental Espíritus, Santos y Santeros Penoso adiós al Papa Obituarios: Rodolfo “Corky” Gonzales, Lalo Guerrero y Rigo Tovar

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Juan Mora Torres

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José Ángel Hernández Alejandro Pérez Cervantes Érika Buchancow Julio Rangel Delia Negro Iván Torrijos

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Juan Mora Torres, David Hidalgo y Tony Hernández

tiempo de sobra Sociedad moderna e individuo en Durkheim

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Manuel Zataráin C.

Horóscopos

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Doña Masas


Editorial Guerra cultural

y El Quijote Este mes de abril se cumplieron cuatrocientos años de la publicación de El Quijote. Se dice —con cierta razón— que en esta gran novela ya está dicho todo; tal vez por eso es imposible no caer en la tentación de explicar algunos de los problemas del mundo hispano de los Estados Unidos a partir de un pasaje o de una aventura vivida por el Caballero de la Triste Figura. El barbero y el cura de ese pueblo de La Mancha creyeron que si quemaban los libros de caballerías iban a devolverle el juicio a Don Alonso Quijano, es decir, querían evitar a toda costa que Don Quijote enderezara entuertos y llevara la justicia adonde ésta se requiriera. Después de la publicación de El Quijote, se han dado otras quemas de libros con la idea de imponer sólo una visión. Dejemos de lado la Inquisición y el Santo Oficio y entremos de lleno a la Alemania del siglo XX, que fue testigo de la pira pública, hecha con miles de tomos de grandes pensadores del tamaño de Sigmund Freud, Bertolt Brecht y Albert Einstein. Y durante el periodo soviético, en el llamado Bloque del Este no se quemaron pero sí se destruyeron y se prohibieron infinidad de títulos. Ya en la década de los setenta, Augusto Pinochet, en Chile, ordena la quema de todos aquellos libros cuyos autores fueran considerados socialistas o comunistas, o bien en aquellos en los que resaltara la palabra “revolución”. Y todavía en este milenio a otro país latinoamericano, Cuba, se le sigue mutilando culturalmente a través de la censura; como muestra un botón: el nombre y la obra de Guillermo Cabrera Infante, el único escritor cubano galardonado con el mayor reconocimiento de nuestra lengua, el Premio Cervantes, son completamente desconocidos en la isla. En los Estados unidos del siglo XX y de lo que va del XXI no ha habido quema ni prohibición de libros. Pero sí han habido listas negras. La supuesta lucha contra el comunismo llevó a esta sociedad, a principios de los cincuenta, a apoyar las ideas represivas del senador Joseph McCarthy, quien propuso la elaboración de una lista de escritores, actores, directores, activistas, etc., de los que se tuviera cierta sospecha. En la actualidad, los Estados Unidos ha entrado en una nueva lucha: la guerra contra el terrorismo. Y en esa supuesta lucha muchos políticos e intelectuales han confundido a los inmigrantes latinoamericanos, y a la cultura hispana en su conjunto, con la amenaza real que representa el terrorismo. En este año, en los Estados Unidos no se están quemando “libros de caballería”: se quiere quemar a toda una cultura. Samuel P. Huntington —uno de los teóricos que más influencia tienen en la clase política y en los medios de información de este país— ha señalado que no tiene nada en contra del color de la piel sino de las ideas. Y al decir ideas se refiere específicamente al bagaje cultural que sustenta a los cerca de 40 millones de hispanos o latinos que vivimos en los Estados Unidos. Huntington, acaso sin pensarlo, cae en la misma actitud del barbero y el cura de La Mancha al considerar que todo inmigrante que llega a este país debe adquirir sólo una manera de ver el mundo. Este académico nos exige que dejemos atrás la lengua, el imaginario y todas las tradiciones que inevitablemente se vinieron con nosotros, con la finalidad de que nos asimilemos a lo que él cree que es la visión única en los Estados Unidos: la angloprotestante. Huntington pretende no saber que los Estados Unidos es hoy por hoy el tercer país de habla hispana en el mundo, después de México y Colombia; y que después del inglés, el español es la segunda lengua de importancia comercial en el mundo. Los prejuicios de Huntington no sólo le han hecho perder perspectiva política y económica; también ha perdido la visión de pensador; pues se ha olvidado que el hombre libre deja de serlo cuando se asimila. El hombre libre simplemente asimila. Por desgracia, las ideas de Huntington —expuesta en “El reto hispano” hace un año— han salido del mundo de la academia y se han esparcido, con un rostro más tenebroso, en el terreno político y en el de los medios así como en el de la sociedad civil. En el Congreso, por ejemplo, ahora se analiza la posibilidad de aprobar la Real I.D. Act, que propone, entre otras cosas, el negar la expedición de licencias de conducir o cualquier tipo de identificación oficial a los inmigrantes indocumentados; asimismo, en la Cámara Baja, más de una decena de representantes ha pro-

puesto una reforma a la Ley de Inmigración para que sólo sean ciudadanos aquellos niños que nazcan en este país de padres estadounidenses. A nivel estatal, cabe mencionar un caso: el último de Arizona, donde se está proponiendo eliminar todo tipo de servicio público en español, es decir, que tanto en forma escrita como oral quede proscrita la lengua de Cervantes. En los noticieros de cable, Samuel P. Huntington también ha tenido su influencia. Los conductores Bill O'reilly, Joe Scarborough y Lou Dobbs, de las cadenas Fox, NBC y CNN respectivamente han difundido la falsa idea de que los terroristas, los narcotraficantes y los inmigrantes indocumentados se ubican en el mismo plano. También quieren que la sociedad civil se crea la gran mentira de que los latinoamericanos hemos venido para aprovecharnos de los beneficios del Estado. Todos ellos hicieron caso omiso del reportaje publicado en The New York Times el 5 de abril, donde se comprueba que los inmigrantes sin documentos aportan tan sólo al fondo del Seguro Social siete mil millones de dólares cada año, de los que no recibirán ningún tipo de beneficio. En este mes de abril también nos enteramos de que casi medio millar de ciudadanos estadounidenses, llamados a sí mismos “Minuteman”, se trasladaron a la frontera entre Arizona y México para detener a los latinoamericanos —en su mayoría, mexicanos— que intentaban entrar ilegalmente a los Estados Unidos. Este grupo obviamente no se proponía parar de cabo a rabo la inmigración ilegal, pues eso implicaría un golpe muy serio a la economía de este país y al bolsillo de ellos mismos. Los “Minuteman” se proponían más bien atizar la hoguera en la que se pretende quemar a la cultura hispana. La andanada que se ha soltado en los Congresos (Federal y algunos estatales), en los medios de comunicación y entre la sociedad civil, no corresponde a casos aislados; son caballos desbocados que forman parte del mismo tropel, pues la guerra que intentan librar todos ellos en el fondo no es de carácter económico sino cultural. No es contra nuestros brazos; es contra nuestra forma de ver la vida. Hitler consideraba que todo hombre de razón debía tener como marco de pensamiento el discurso de su partido; lo mismo se puede decir de Stalin, Pinochet y Castro. La sociedad estadounidense —que a partir del movimiento liderado por Martin Luther King Jr. se reafirma por la apertura ante la diversidad— desafortunadamente está tomando como ideólogo a Samuel P. Huntington, que si bien no quema libros ha sembrado ya la semilla para que esta sociedad queme toda expresión cultural que no corresponda a la angloprotestante. Ante estas agresiones, los latinos e hispanoamericanos que radicamos en este país no nos hemos quedado con los brazos cruzados. Los ejemplos son muchos. Simplemente cabe mencionar que en el mes de mayo, el colectivo que produce contratiempo, junto con la Universidad DePaul, el Mexican Fine Arts Center Museum y otras instituciones, celebrarán y analizarán la presencia de la lengua de Don Miguel de Cervantes Saavedra en los Estados Unidos, la misma lengua que le sirvió de arma a Don Quijote para enderezar entuertos.


Joaquín Garrido Medina El entusiasmo por la creciente presencia del español en los Estados Unidos es contagioso, especialmente fuera de los Estados Unidos. Veamos dos ejemplos. El pasado 13 de abril, el diario de economía y negocios Portafolio, de Bogotá, publicaba el siguiente titular: “El español desplazará al inglés como idioma más hablado en E.U.” La noticia, firmada por la agencia española Efe, mencionaba además que “en Estados Unidos hay alrededor de 35 millones de hispanohablantes, de los cuales un 65 por ciento es de origen mexicano, un 14 por ciento de Centro y Suramérica, un 10 por ciento de Puerto Rico y un 11 por ciento de Cuba”. El 24 de abril pasado, un asesor del gobierno español, diplomático y escritor, Eduardo Garrigues, titulaba su artículo EEUU habla español (en el periódico español El Mundo). El profesor español Juan Ramón Lodares, cuya reciente pérdida nos abruma, escribía hace un año en “Las cifras de las letras”, publicado en el diario madrileño El País: “se calcula que en el año 2050 Estados Unidos será el primer país hispanohablante del mundo”. Por esas fechas también publicaba el profesor de Harvard Samuel Huntington su profecía: “Spanish is joining [English ...] as the language of the United States. If this trend continues, the cultural division between Hispanics and Anglos could replace the racial division between blacks and whites as the most serious cleavage in U.S. society” [El español se une al inglés como la lengua de los Estados Unidos. Si continúa esta tendencia, la división cultural entre hispanos y anglos podría sustituir la división racial entre negros y blancos como la más seria ruptura en la sociedad de los Estados Unidos]. La realidad es otra. Los hispanohablantes aprenden el inglés, y el español no es la lengua de los 35 millones de hispanos del censo del año 2000, sino la lengua que usan en casa 28 millones de hablantes. En 1990, según el censo estadounidense, hablaba español en casa un 7.52 % (17 millones); en el año 2000 era un 10.71%, es decir, 28 millones. En esos diez años, la población de hispanos pasó del 9.1% al 12.5% (es decir, aumentó un 57.9%), mientras que los hablantes de español en casa aumentaron un 42.42%. En 2003 eran ya 40 millones los hispanos: ¿Cuántos de los 103 millones de hispanos estimados para el 2050 lo hablarán en casa? Hablarlo en casa no es usarlo como lengua de comunicación públi4

ca. Sin embargo, crece el número de periódicos en español, de programas de radio, y la televisión en español cuenta con importantes cadenas. Hace tres años, el titular en primera plana de USA Today decía, en español: “Si usted no habla español, puede quedarse rezagado”. A continuación añadía la traducción entre paréntesis: “If you don’t speak Spanish, you might be left behind”. Aumenta la población hispanohablante, y se afianza la importancia de un grupo propio dentro de la comunidad estadounidense, la comunidad “hispana”, “hispánica”, “latina”, o “Hispanic”, “Hispano”, “Latin”, “Latino”, entre otros, en inglés. Es cada vez más importante como grupo económico, político y cultural. Un ejemplo reciente, que se añade a los de la pasada campaña presidencial: en la víspera de la elección del nuevo Papa, el arzobispo de Santa Fe, en Nuevo México, Michael J. Sheehan, hablaba en español en la cadena Univisión. Un factor fundamental en la presencia del español en los Estados Unidos es el incremento de la estrecha relación con México, que no sólo es país vecino sino país presente dentro del país. Entre las importantes comunidades de origen portorriqueño, cubano, dominicano, y en general latinoamericano, es la mexicana la más numerosa. De los 30.5 millones de estadounidenses nacidos fuera del país, cerca del 29%, es decir, 8.8 millones, provienen de México (según datos de la “Encuesta Suplementaria del Censo 2000”). El Servicio de Naturalización e Inmigración estimaba hace dos años en unos 7 millones el número de inmigrantes sin documentación, y otras instituciones aumentan ahora la cifra a 10 millones, de ellos más de la mitad mexicanos. El crecimiento de la población de origen hispanohablante ha sido y sigue siendo muy considerable, y el factor fundamental de este crecimiento es la inmigración mexicana.

Es también muy importante el uso de la lengua española, especialmente por los jóvenes. Insistamos en los datos anteriores. En el censo del año 2000, entre los hablantes de español en casa, los dos tercios de los jóvenes de cinco a diecisiete años hablan inglés muy bien, frente a la mitad del grupo de 18 a 64 años. Esta diferencia en el uso del inglés indica la tendencia: los jóvenes que declaran hablar muy bien el inglés son más numerosos que los mayores. En palabras de la profesora chilena afincada en Los Ángeles, Carmen Silva-Corvalán: “Es obvio que el uso del español declina a través de las generaciones” (en La situación del español en Estados Unidos, publicado en el Anuario del Instituto Cervantes del año 2000). Hay pues la diferencia entre los jóvenes hispanos, ya completamente anglohablantes, que añaden el español a su inglés, y los adultos hispanohablantes, que están adaptándose más o menos a la sociedad anglohablante, también en su propio español. Estos dos procesos, y sus casos intermedios, reciben a menudo el nombre de espanglish. Entre los anglohablantes, la introducción de expresiones en español es muestra de identidad de grupo y de actitud positiva hacia el español. Entre los hispanohablantes, la presencia del inglés en su discurso en español es instrumento e índice de su proceso de integración. El spanglish es malo para algunos (Huntington titula “Spanglish” el apartado de su The Hispanic Challenge publicado en Foreign Policy) y magnífico para otros: “la creación de una nueva lengua estadounidense”, subtitula el profesor de Amherst Ilans Stavans su libro Spanglish: The Making of a New American Language. Como recuerda el profesor de la City University de Nueva York, Ricardo Otheguy (en su ponencia Simplificación y adaptación en el español de Nueva York, del congreso de la lengua celebrado en Valladolid en 2001), se trata de “adaptación lingüística y social”. En los dos grupos, anglohablantes e hispanohablantes, ocurre la adaptación a la sociedad anglohablante, pero con presencia creciente del español.


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La otra gran cuestión es la enseñanza. Por un lado, la enseñanza de la lengua española al público en general aumenta exponencialmente. Además, entidades españolas y mexicanas, como el Instituto Cervantes y la Universidad Nacional Autónoma de México, están uniendo sus esfuerzos en difundir la lengua y acreditar sus conocimientos. Por el otro lado, en el sistema de enseñanza primaria y secundaria la situación está cambiando: de un modelo bilingüe, destinado a pasar desde el español al inglés, se cambia a un modelo dual, de enseñanza en las dos lenguas. Los niños hispanohablantes, en este modelo, adquieren el inglés, y los anglohablantes, el español. En el sistema universitario, la lengua española es la primera extranjera, y crecen los programas de enseñanza del español como lengua de herencia. Sin embargo, el español está ausente de la enseñanza universitaria y de gran parte de la restante como lengua en que se enseña y se aprende, y hay decididos opositores e importantes obstáculos para que llegue a serlo algún día. Con todo, como observa el profesor de la Universidad de Alcalá y director del Instituto Cervantes de Chicago Francisco Moreno en Medias lenguas e identidad (ponencia del congreso de la lengua celebrado en Rosario el año pasado), en los Estados Unidos “el español no es una lengua más: su implantación social va creciendo, su prestigio continúa elevándose y su uso diversificándose”. Este uso comprende también el “lengua de conocimiento y cultura”, según lo denomina María Jesús Criado en su informe al Real Instituto Elcano de abril de 2005, titulado España y los hispanos: una relación por construir. En el número de marzo de 2005 de la revista de la Academia Norteamericana de la Lengua, Glosas, escribe Frank Gómez un artículo titulado “¿Desaparecerá el español en EE. UU.?” Su respuesta es que no, aunque cita la encuesta del Pew Hispanic Center de 2002: “la segunda generación es mayormente bilingüe, mientras que la tercera y posteriores hablan principalmente el inglés”. Está más de acuerdo con el futuro que ya es presente para Marcela Miguel Berland, quien en la revista Hispanic de septiembre de 2004 llama a la nueva generación de hispanos “bi-bi”, bilingüe y bicultural. No podemos profetizar el futuro, pero sí plantearnos un doble objetivo para el futuro del español: que ser hispano suponga cada vez más ser hispanohablante, y que el español se difunda como segunda lengua entre otros grupos culturales y políticos de los Estados Unidos de manera generalizada. Para ello, todos los que disfrutamos la lengua española debemos continuar difundiéndola juntos y haciendo posible que cada vez la disfrute más gente. México está especialmente llamado a esta tarea, con el apoyo de todos los demás. “Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados”, escribe Cervantes en el Quijote (2, 11), cuya primera parte cumple ahora cuatrocientos años. Hagamos de esta también una edad dichosa y dorada, en que la lengua española, junto con la inglesa y las otras todas, nos sirvan para entendernos, en Estados Unidos y en todas partes.

Joaquín Garrido inaugurará el Coloquio de la lengua: El español en los Estados Unidos Jueves 12 de mayo, 6:00 P.M. Centro Museo de Bellas Artes Mexicanas 1852 W. 18th St. Chicago, IL 60608 Información: (773) 325-7320 o (312) 479-1969

Joaquín Garrido Medina es catedrático de lengua española en la Universidad Complutense de Madrid. Dirige el Instituto Cervantes de Albuquerque.

Gloria Anzaldúa: Una nueva conciencia latina Priscilla Archibald y Sandra María Benedet

En la década de los ochenta, Gloria Anzaldúa escribió y coeditó dos libros considerados hitos dentro de la literatura latina y feminista. Con este puente que se llama mi espalda: Escritos de mujeres de color radicales, que publicara en 1981 junto con Cherrie Moraga, expresa una identidad latina inclusiva y dota de un foro a las mujeres de color. En Borderlands/La Frontera: The New Mestiza, que salió a luz en 1987, Anzaldúa establece un nuevo paradigma de identidad dando carácter legítimo a las lenguas e idiosincrasias de la frontera mexico-estadounidense. Su Borderlands/La Frontera jugó un papel decisivo, quizás más que ninguna otra obra publicada, en la creación de un nuevo campo académico que conocemos ahora como estudios fronterizos. Es así como Borderlands/La Frontera, aunque fundamental para una nueva conciencia latina, al igual que Este puente se adoptan como un mapa más genérico para experimentar las realidades híbridas y alternativas sexuales vinculadas a la postmodernidad. El prematuro fallecimiento de Anzaldúa en 2004, a la edad de 61 años, nos induce a reflexionar sobre la influencia y el impacto de su obra; retrospectiva sumamente acertada en vista del desafío que implica y las gratificaciones que ofrece el navegar por ese panorama cultural cada vez más globalizado de Chicago. Las observaciones de Anzaldúa sobre el idioma coinciden con una serie de acontecimientos celebrados en años recientes como el “Coloquio de la lengua: El español en los Estados Unidos”, conferencia organizada por contratiempo y dos simposios sobre bilingüismo patrocinados por el Instituto Cervantes de Chicago: “La lengua española en los medios de comunicación” y “La enseñanza bilingüe en Estados Unidos”, en 2002 y 2003 respectivamente. En un capítulo clave de Borderlands/La Frontera, “How to Tame a Wild Tongue,” Anzaldúa explica cómo se desvía el habla de los chicanos de la frontera de “las reglas de la academia”. Con su glorificación del spanglish, al que llama “terrorismo lingüístico”, término que adquiere singular relevancia dado el lenguaje político actual, refuta los rígidos criterios lingüísticos con la anarquía de una “lengua viva”. Al defender enfáticamente su interpretación de que no hay cultura monolingüe, Anzaldúa no critica sólo a la política lingüística estadounidense sino también a los puristas hispanohablantes. Independientemente de la opinión que tengamos sobre los méritos del spanglish u otras lenguas híbridas, la posición de Anzaldúa ha tenido un efecto irreversible; por ejemplo, es difícil concebir que el Diccionario de Spanglish de Ilan Stavans haya podido publicarse en 2003 sin la contribución efectuada por Anzaldúa. Uno se pregunta si los escritos de Anzaldúa llegarán a ser tan canónicos como los de Mariano Azuela y su polémica exploración del lenguaje popular mexicano en su obra Los de abajo, novela por excelencia de la revolución mexicana. Es en estas obras pioneras que Anzaldúa sustituye la lógica de la pureza con la lógica de la frontera (ya sea geográfica, cultural, sexual o espiritual) y nos enseña a “balancear culturas”, a cómo ser “india en una cultura mexicana, y mexicana desde una perspectiva anglosajona” (79, Borderlands/La Frontera). Y es gracias a su pluralidad que la “nueva mestiza” de Anzaldúa “no sólo es capaz de mantener contradicciones, sino también de ir más allá de la ambivalencia”. (79) Este puente fue bien transitado. Además de generar una plataforma para las mujeres de color cuyas experiencias habían pasado desapercibidas por el movimiento feminista blanco, el libro dio voz a alternativas sexuales silenciadas por las culturas dominantes, refutando específicamente el personaje masculino con el que se identificaba el movimiento chicano, e igualmente, quizás de manera menos evidente,

propició una latinidad más amplia que trascendió los confines de una identidad exclusivamente chicana. Anzaldúa, sin embargo, no es la postmodernista que todos pensamos. Mientras pone bajo escrutinio la lógica nacionalista de la unidad, paralelamente mitifica Aztlán, la patria chicana evocada por los escritores desde los años sesenta, creando un nuevo léxico de diosas e iconos femeninos culturales, y es a través de la protagonista de la “nueva mestiza” que redefine la épica chicana desde un punto de vista feminista. Así como la niñez y la adolescencia de Anzaldúa en el suroeste de Texas son piezas esenciales para el desenvolvimiento de su historia, es igualmente importante recalcar que su obra se publicó en San Francisco en una época durante la cual se vivía un renacimiento cultural en esa parte del país, impulsado por el movimiento feminista y un creciente interés en la cultura latina entre el público en general. No obstante, a pesar del entusiasmo y los innegables logros de esos vertiginosos años, la desventaja de la marginación económica, como muchos californianos bien lo saben, puede derrumbar cualquier poder cultural. Mientras en Chicago los latinos debaten la relevancia del español en los Estados Unidos, sería conveniente que no se limitasen sólo a explotar el caudal de su geografía cultural específica —fronteras de latinos, polacos, afro-americanos, italianos, irlandeses, entre otros— sino también el rico pasado obrero que siempre caracterizó a la ciudad.

Priscilla Archibald será moderadora del panel dedicado a las artes en español en el Coloquio de la lengua: El español en los Estados Unidos Viernes 13 de mayo a las 10:00 A.M. DePaul University (Lincoln Park Campus) 2250 N. Sheffield, Student Center Room 220 Chicago, IL 60614 Información: (773) 325-7320 o (312) 479-1969

Priscilla Archibald recibió su doctorado de Stanford University y ahora enseña en Roosevelt University. Sandra María Benedet es profesora de español en Northwestern University. Traducción: Luisa Oblitas-Feuerstein

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La prensa hispana y la expansión del español en los Estados Unidos Alejandro Escalona Los medios de comunicación en español juegan un papel clave en el proceso de expansión de nuestra lengua en Estados Unidos. En la última década, la prensa en español ha experimentado un avance considerable. El denominado auge de las publicaciones en español se debe a la sana competencia en un mercado cuyo crecimiento lo alimenta el constante flujo de inmigrantes hispanohablantes, sobre todo mexicanos. En la actualidad, varias de las principales ciudades norteamericanas con una población hispana importante cuentan con un diario en español. Asimismo el número de revistas y semanarios en español que se publican —o distribuyen— en este país continúa aumentando. Se calcula que circulan en el país 1,500 medios impresos en español con una periodicidad y calidad diversa. La televisión y la radio en español también han experimentado un crecimiento asombroso en los pasados diez años. Univisión supera frecuentemente en ratings a las cadenas estadounidenses. Estaciones de radio de Los Ángeles, Nueva York, Chicago y Miami tienen más audiencia que sus contrapartes anglosajonas. Las salas de redacción de los medios hispanos son la punta de lanza de esta inexorable expansión del español en Estados Unidos. Los reporteros y editores de los diversos diarios, semanarios, estaciones de radio y canales de televisión en español trabajan día a día en las trincheras de una lucha histórica por la continuidad de nuestro idioma en este país. El resultado podría ser una respuesta definitiva a la pregunta célebre que nos planteó José Martí sobre si terminaremos hablando inglés en América Latina. Como están las cosas, es más probable que nuestros nietos nacidos en Estados Unidos sean bilingües. No por nada el profesor de Harvard, Samuel P. Huntington, teme que la continua inmigración de hispanos acabe por imponer el español como una lengua tan usada o más que el inglés. Reporteros, redactores, correctores y editores de los medios hispanos en Estados Unidos enfrentan un reto único al realizar sus labores profesionales. Como en contadas partes del mundo, el periodista que trabaja para un medio en español en este país enfrenta diariamente la ardua tarea de maniobrar en dos idiomas. Debe hablar y entender suficientemente inglés y escribir bien en español. Es a un tiempo intérprete, traductor y escritor bajo el rigor de la hora de cierre; sobre todo si labora en un diario. De hecho, un reportero hispanoamericano que no sepa inglés no podría hacer un trabajo efectivo en un medio hispano de los Estados Unidos. El inglés es la materia prima con que trabaja el periodista hispano. Conferencias de prensa, comunicados, estudios, entrevistas con fuentes gubernamentales, políticas, académicas, científicas son en su mayoría en inglés. En los medios hispanos, un reportero debe ser capaz de manejar todo tipo de información en inglés y escribir una nota en español correctamente. Es común ver a reporteros y editores hacer una entrevista por teléfono en inglés al tiempo que vacían la información en español. En ninguna otra parte del mundo, un periodista hispanohablante está en permanente contacto con el inglés como lo está cuando trabaja para un medio hispano en Estados Unidos. Esta realidad profesional tiene un impacto negativo en la calidad de la redacción. Errores de traducción, abuso de anglicismos, sintaxis viciada, son el reflejo de esta permanente coexistencia con el inglés. El otro reto para el periodista hispano es la diversidad lingüística de la comunidad hispanohablante. Un reportero en un medio hispano escribe para un público de nacionalidades varias. La información que se publica o transmite debe ser entendible por mexicanos, guatemaltecos, ecuatorianos, españoles, cubanos, argentinos, colombianos. El español debe ser universal sin estar carente de regionalismos que añaden color a la redacción. Hoy es el primer diario en español de Estados Unidos con una auténtica redacción nacional distribuida en tres de las principales ciudades del país. Nuestro equipo editorial produce tres ediciones diarias con contenido particular a cada ciudad así como nacional e internacional. Para ello, contamos con periodistas de prácticamente todos los países de América Latina y tam6

bién de España. En la redacción conviven y trabajan mexicanos, peruanos, uruguayos, venezolanos, dominicanos, cubanos, puertorriqueños, salvadoreños, españoles, colombianos, argentinos, chilenos. Esta diversidad contribuye a que el español que se publica sea entendible para todo hispanohablante con la excepción de algunas expresiones o modismos propios de cada mercado. El diálogo constante sobre cuestiones del idioma es enriquecedor y contribuye a una redacción accesible a un mercado diverso. En ese sentido, la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos ha dado un paso importante con la publicación el año pasado del Manual de Estilo para los medios en español de Estados Unidos. Este es el primer manual elaborado por y para periodistas que trabajamos en los medios hispanos en este país cuyos retos profesionales son diferentes a los de un profesional de medios de cualquier país iberoamericano. En Hoy, recurrimos también a manuales de estilo de diarios publicados en otros países. Estamos asimismo elaborando nuestro propio manual que abordará no sólo cuestiones relacionadas al lenguaje, sino también temas fundamentales como la ética periodística. Estos esfuerzos confirman que los medios hispanos avanzan hacia una mayor profesionalización que se traduce en una mejor calidad en el producto. Los medios de comunicación en español continuarán jugando un papel fundamental en la expansión del

español en este país. Somos la continuación, con todas nuestras virtudes y fallas, de la presencia de casi cinco siglos de nuestro idioma en territorio de lo que ahora es Estados Unidos.

Alejandro Escalona participará en el panel dedicado a la prensa en español en el Coloquio de la lengua: El español en los Estados Unidos Viernes 13 de mayo a las 2:00 P.M. DePaul University (Lincoln Park Campus) 2250 N. Sheffield, Student Center 102 Chicago, IL 60614 Información: (773) 325-7320 o (312) 479-1969

Alejandro Escalona es editor en jefe del diario HoyChicago.

Un “Mexican curios” en la calle Veintiséis. Foto: Lorena Ruíz


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El uso del español en Jorge Mederos

En el oficio de escribir y editar periódicos, mis colegas deben tener mil consejos o anécdotas sobre la complejidad de manejar la sala de redacción de un periódico, especialmente en los Estados Unidos. Los periodistas no solamente tienen que escribir bien, sino en un lenguaje neutro que sea accesible a nuestra amplia comunidad hispana. Seguramente muchos de ellos coincidirán que la buena redacción tiene un 20% de instinto, 20% de alma, sentimiento, pasión y sensibilidad; 10% de experiencia y 50% de muchas ganas. Al orientar al cuerpo de redactores uno puede estar tentado a dar direcciones para evitar que una simple noticia sea complicada por su redacción. La redacción periodística debe ser breve, concisa, sencilla y rápida. Para lograrlo, escriba párrafos cortos, vaya al grano de inmediato, utilice palabras activas; seleccione detalles, no los registre como si fuera una secretaria. Evite el uso de adjetivos, gerundios y cláusulas dependientes. Use el qué, quién, cómo, cuándo y porqué. No distorsione los hechos, casi nunca utilice el yo y sobre todo, no despedace la nota al punto de obligar al lector a buscar por todos lados las ideas que usted intenta presentar. En los manuales de estilo se sugiere escribir con sentido de la historia y aquí viene a colación un viejo chiste del periodismo: un reportero cubrió una inundación y empezó su nota describiendo a Dios parado en unas montañas, viendo los estragos causados por el agua. Su jefe, después de leerla, le dijo al reportero: “Olvídese de la inundación. Consiga una entrevista con Dios”. Todo esto forma parte de las reglas generales de una redacción, pero el tema es mucho más complicado porque se trata de escribir en español en Estados Unidos y debemos buscar un lenguaje claro, simple, de uso general, que evite los extranjerismos. No solamente hay que tener en cuenta la diversidad del español que se maneja en este país, sino además las influencias tanto lingüísticas como culturales de nuestra gran comunidad. Un periódico como La Raza, que fue fundado hace 34 años por un puertorriqueño, se convirtió luego en un medio de orientación latinoamericana y a lo largo de todos estos años ha tenido que adaptarse a los requerimientos de sus lectores. Durante 20 años su propietario y editor general fue un uruguayo, Luis Rossi, y en la jefatura de redacción se sucedieron latinos de distintos orígenes, entre ellos uruguayos, por supuesto. Pero a pesar de la población mayoritariamente mexicana que tenemos entre nuestros lectores, siempre hemos tratado de atender de la mejor manera las necesidades de los “otros latinos”, como puertorriqueños, centro y sudamericanos. Esta variedad de orígenes ha generado interminables discusiones en la toma de decisiones de tipo terminológico, tanto a la hora de redactar un texto como de traducirlo al español para su uso en los Estados Unidos. De esta forma, cuando nos enfrentamos a términos como “autobús”, encontramos entre otras versiones “camión” (México), “guagua” (Cuba, Puerto Rico), “buseta” (Colombia), “micro” (Chile), “colectivo” (Argentina, Venezuela) u “ómnibus” (Uruguay). La “chamarra” mexicana se llama “chompa” en Colombia y Ecuador, “chaqueta” en Panamá, Venezuela y Paraguay; “casaca” en Chile y Perú, o “campera” en Argentina y Uruguay. Lo mismo ocurre con la “manta” española, que es “cobija” en Colombia, Honduras y Ecuador; frazada en Argentina, Chile, Bolivia, Perú y Uruguay; “cobertor” en México, o “frisa” en Puerto Rico y la República Dominicana. El “carro” puede ser también “coche” o “auto”, y el “volante” de ese vehículo también es conocido como “timón”, “dirección”, “manubrio”, “guía” o “manivela”. Ya que estamos en el automóvil, dependiendo del país de origen de nuestros lectores la “placa” puede ser además “matrícula”, “chapa”, “patente” o inclusive “tablilla”, como se le conoce en Puerto Rico.

Niños peruanos en el desfile del Día del Niño en Pilsen. Foto: José Guzmán

En La Raza y las redacciones en general, los redactores y editores se sirven de instrumentos variados para realizar un buen manejo del idioma, desde manuales de estilo a diccionarios, búsqueda de recursos en internet o consultas entre colegas. La búsqueda continua de la depuración idiomática, evitando el sabor propio del redactor que puede provenir de cualquiera de esos países y sabe que tiene que evitar los regionalismos, nos conduce hacia el uso de un español “genérico, neutro o internacional”. Escribir en español, o traducir del inglés al español teniendo en cuenta el mercado hispano, no es tarea fácil. A pesar de nuestros orígenes y regionalismos, todos nos enfrentamos a la necesidad de comunicar en forma correcta y eficaz, salvando estos obstáculos en la medida de lo posible. Tenemos que buscar un español común para llegar a todos los que reciben la información que publicamos, y ésta es una búsqueda interminable, porque implica renunciar a los modismos, dialectos y características particulares de cada comunidad. En La Raza tenemos un supervisor idiomático con muchos años de experiencia y aprendizaje sobre el uso que le damos a la lengua en este país, y con un ojo entrenado para evitar que escribamos noticias cargadas de palabras que el lector pueda no entender.

Aún así, hay veces que se justifica el uso de un regionalismo y para ello utilizamos las comillas. Después de todo, la ventaja de contar con una redacción internacional y redactores mexicanos, peruanos o uruguayos tiene su sabor y a menudo, bien dosificados, esos giros idiomáticos pueden agregarle un toque especial a nuestras historias. La prensa escrita y audiovisual tiene una gran responsabilidad en el futuro de la lengua española. La mayor parte de la gente que habla o lee español en los Estados Unidos y no tiene una seguridad absoluta en su uso, toma como modelo o ejemplo el español que ve escrito en diarios y revistas o escucha en la radio y televisión. Se supone que quienes trabajamos en los medios estamos preparados para esa tarea educativa, y eso agrega más peso a la responsabilidad.

Jorge Mederos participará en el panel dedicado a la prensa en español en el Coloquio de la lengua: El español en los Estados Unidos Viernes 13 de mayo a las 2:00 P.M. DePaul University (Lincoln Park Campus) 2250 N. Sheffield, Student Center 102 Chicago, IL 60614 Información: (773) 325-7320 o (312) 479-1969

Jorge Mederos es jefe de redacción del semanario La Raza de Chicago.

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La educación bilingüe y el plurilingüismo en los Estados Unidos:

¿Riqueza cultural o amenaza social? Jaime J. Gelabert Pocos temas suscitan tanta controversia en la opinión pública estadounidense como la educación bilingüe y el plurilingüismo. Como ocurre en muchos temas sociolingüísticos (Ebonics, Spanglish, estatus de oficialidad del inglés) es prácticamente imposible separar los factores socioeconómicos, políticos —y en este caso étnicos— de los puramente lingüísticos. En mi ponencia analizaré la retórica de los grupos de opinión críticos hacia el plurilingüismo en general y la educación bilingüe en particular. Dentro del marco teórico del análisis crítico del discurso, en consonancia con los postulados de Van Dijk, Fairclough o Wodak, y la lingüística del corpus, la ponencia demuestra que los críticos a la educación bilingüe están más interesados en aspectos económicos y políticos que en la pretendida integración de los inmigrantes recientes. Por un lado, se demostrará que el apoyo a la oficialidad del inglés vulnera los derechos lingüísticos de las minorías de CLE (Competencia Limitada en Inglés), y por otro lado se expondrá el dilema (filosófico pero esencialmente pragmático) de preservar las culturas, tradiciones y religiones de los inmigrantes al mismo tiempo que se impide la conservación y desarrollo de otras lenguas que no sean el inglés. Debido a que los sectores críticos hacia la educación bilingüe son percibidos como poco sensibles a las realidades multiétnicas de la sociedad norteamericana, especialmente por la comunidad académica, estos grupos han aprovechado la capacidad de difusión de internet para dar voz a sus preocupaciones. De este modo, tales críticas aparecen en páginas web independientes, o asociadas a grupos de pensamiento (think tanks) de corte conservador, o bien a lobbys que promueven la declaración del inglés como lengua oficial a nivel federal. A pesar de que muchos de estos foros argumentan que este paso legislativo ayudaría a la integración lingüística y cultural de los inmigrantes recién llegados, un análisis detallado de este tipo de discurso revela otras motivaciones bien distintas. Así, se aboga por el cese de la financiación estatal a la educación bilingüe basándose en el alto índice de abandono escolar entre la comunidad hispana, sin entrar en análisis detallados del tipo de instrucción proporcionado a los escolares ni la adecuación de estos programas a las realidades de las regiones del país donde más controversia han provocado (Nueva York y California). Como conclusión, se verá que la educación bilingüe y el plurilingüismo reciben los mismos epítetos connotativos usados con frecuencia por los medios de comunicación más conservadores, englobados a su vez en lenguaje metafórico que augura una descomposición progresiva del tejido social norteamericano de permitirse un mayor desarrollo de las iniciativas pro-plurilingües.

Jaime J. Gelabert participará en el panel dedicado a la educación bilingüe en el Coloquio de la lengua: El español en los Estados Unidos Sábado 12 de mayo a las 10:00 A.M. DePaul University (Lincoln Park Campus) 802 W. Belden, McGaw Hall Room 312 Chicago, IL 60614 Información: (773) 325-7320 o (312) 479-1969

Jaime J. Gelabert es nativo de España. En la actualidad es profesor en Loyola University Chicago. Sus áreas de investigación son el lenguaje político, el lenguaje no verbal, la adquisición y enseñanza del español y el análisis del discurso.

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Celebración del Día del Niño en Pilsen, Chicago. Foto: José Guzmán

De lo propio a lo otro Josefina de Abad

El estupendo Paolo Cherchi, profesor de italiano de la Universidad de Chicago, me preguntó en más de una oportunidad por qué los hispanoamericanos teníamos tanta “obsesión” con el tema de la identidad. Nunca dejó de hallarme desprevenida la aparente inocencia de la pregunta ya que ésta me llevaba a confrontar la posibilidad de que otras culturas hubieran resuelto satisfactoriamente la interrogante ¿quiénes somos? sin el espectro de ambiguas emociones que recorren las voces de Bolívar, Bello, Martí u Octavio Paz, entre otros. Que a su vez, identidad e idioma estén profundamente ligados añadía, añade una variante en Hispanoamérica que hubo de reiterar esa ambigüedad en la oscilación entre el papel secundario asignado al castellano por las élites de los siglos 19 y principios del 20; la búsqueda del espacio indígena en José María Arguedas; el deconstruccionismo cortazariano metanovelando a Galdós en Rayuela; y la admiración y amor que en la voz de Neruda parecen rescatar a la lengua de un código cultural insatisfactorio en: “se llevaron todo, nos dejaron todo: nos dejaron las palabras”. Aunque la lengua no genera la identidad, ejerce en la mayoría de los casos un papel preponderante en la formación de los códigos culturales nacionales. La historia contemporánea así lo muestra con claridad tras la desaparición de los imperialismos y la desin-


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tegración del bloque soviético. En la redefinición actual de Europa las lenguas “indígenas” o regionales cumplen un papel decisivo. Sin necesidad de acudir a casos más lejanos recordemos la fracturación lingüística de la madre patria que nos hace, por contraste, admirar la lozanía del castellano en Hispanoamérica o la supervivencia deliciosa del ladino en los diversos lugares del globo en donde se asientan las comunidades sefardíes incluyendo el Israel actual, que ve el triunfo de la telenovela en español y el interés creciente por la lengua de Cervantes “…por su capacidad para expresar sentimientos. Y también por su elegancia, romanticismo y sobre todo calidez”, según un sitio perteneciente a la Organización Sionista Mundial . Y es que “la lengua española no sustenta ninguna ilusión de unidad política sino la mayor diversidad cultural moderna” sostiene agudamente Julio Ortega, para agregar luego que: “Nunca como hoy el español se habla de tantos modos distintos, no sólo en España, que todavía es la mayor prueba contra la homogeneización compulsiva; y no solamente en América Latina, donde todos los días le nace una nueva palabra al idioma español; sino también en los mismos Estados Unidos, donde el español demuestra una vocación de futuro capaz de rehacer el mapa cultural con su fuerza migratoria. En Estados Unidos el español es un principio de diversidad inclusiva, de dialogismo persuasivo”. Lejos, ya muy lejos de su función como instrumento colonial, el español emerge con enorme vitalidad en el siglo XXI como vehículo cultural desinteresado y plenamente abierto. Es a través del “dialogismo persuasivo” señalado por Ortega que el hispanohablante en los Estados unidos no niega al inglés ni mucho menos lo ve como un adversario. Por el contrario, el hispano pretende instalarse en él arrastrando consigo el mundo rico de su lengua inicial sin resignarse a una “adaptación” que mutile ese su ser que está imbricado en la lengua. En San Agustín, nuestra pequeña universidad bilingüe, los que creamos los cursos de español y de cultura creemos firmemente en que sólo a través del conocimiento de lo propio se puede avanzar hacia el conocimiento del otro. Debido al carácter universal de nuestra cultura, de la cual el idioma es un exponente, vemos en el inglés otro compañero en la eterna búsqueda del ser humano de la palabra y por la palabra. Es por eso que consideramos esencial el aprendizaje serio, profundo del código cultural hispanoamericano. Contrariamente al temor de Samuel Huntington, la coexistencia con la otra América en su total plenitud (y esto incluye la lengua) sólo podrá redondear, completar la misión del nuevo mundo en la historia.

Josefina de Abad participará en el panel dedicado a la educación bilingüe en el Coloquio de la lengua: El español en los Estados Unidos Sábado 12 de mayo a las 10:00 A.M. DePaul University (Lincoln Park Campus) 802 W. Belden, McGaw Hall Room 312 Chicago, IL 60614 Información: (773) 325-7320 o (312) 479-1969

Josefina de Abad nacida en Buenos Aires. Estudió en Argentina y en España, y recibió su doctorado en la Universidad de Chicago. Es directora del Programa de Español en St. Agustine College, en Chicago.

Algunas consideraciones sobre el teatro

en español en Chicago José Castro Urioste

fico, a la identidad latina. Pienso, por ejemplo, en la reelaboración del personaje de don Juan, o del pachuco, en otras ocasiones. La tercera pregunta está relacionada con el texto teatral. Éste, definitivamente, no se limita a la dramaturgia, sino que lo constituye la confluencia de lenguajes que se plasman en la puesta en escena. Aunque resulte obvio indicarlo, la puesta en escena es producto de una tarea colectiva. Sin embargo, lo que resulta particular a ella en el caso del teatro en español en los Estados Unidos, es que allí participan y concurren trabajadores teatrales de distintas nacionalidades de América Latina junto con aquellos formados en este país pero con raíces latinomericanas.De este modo, el texto teatral se transforma no sólo en una confluencia de distintos sistemas semióticos (luces, música, movimiento actoral, entre otros), sino también en una interacción de diversas identidades latinoamericanas, lo cual, tal vez, podría estar generando una identidad pan-étnica.

El desarrollo del teatro latino en los Estados Unidos se ha venido produciendo tanto en español como en inglés. En ambas vertientes se han representado imágenes y tópicos comunes: la visión sobre el territorio que se dejó, la cuestión de la migración, el conflicto entre culturas. Se ha buscado así —o se busca— construir en ambas lenguas una identidad latina en los Estados Unidos que más que estar definida, parece encontrarse en proceso de gestación. No se puede afirmar, sin embargo, que las dos vertientes funcionen idénticamente. Entre las diferencias que se pueden establecer existe una que me interesa enfatizar. En el caso del teatro latino en inglés, éste parece tener la posibilidad de incorporarse al canon norteamericano y, al obtener un lugar, refuerza la imagen de la sociedad estadounidense como una de carácter multicultural. El teatro hecho en español en los Estados Unidos, precisamente por razones lingüísticas, queda en los márgenes (o completamente fuera) del desarrollo teatral norteamericano: no se encuentra en antologías, no es candidato a reconocimientos (premios, o menciones honoríficas, por ejemplo), ni es estudiado en los departamentos de teatro. Es más, por estar hecho en otra lengua, en José Castro Urioste participará en el panel dedicado ciertas ocasiones es visto con determinado recelo a nivel estético. De a las artes en español en el todos lados, es poco lo que se conoce de este teatro en los países de Coloquio de la lengua: habla hispana. El español en los Estados Unidos Mi propósito, en este caso, no pretende establecer una serie de resViernes 13 de mayo a las 10:00 A.M. puestas sobre el teatro en español en los Estados Unidos, sino, muy por DePaul University (Lincoln Park Campus) el contrario, busca plantear ciertas preguntas. Asimismo, me centraré 2250 N. Sheffield, Student Center Room 220 en la producción teatral en español que se viene realizando en Chicago, Chicago, IL 60614 dejando de lado el movimiento teatral que realiza también en nuestra Información: (773) 325-7320 o (312) 479-1969 lengua en otras ciudades norteamericanas. La primera hipótesis es que en algunas de las obras producidas en Chicago se representa a un sujeto cuya voz es negada, pero al mismo José Castro Urioste es narrador y dramaturgo, autor de tiempo, este sujeto insiste en ser oído con el propósito de demostrar su la novela ¿Y tú qué has hecho? Es profesor de literatura existencia. Estas obras han sido producidas por la Compañía Teatro hispanoamericana en Purdue University Calumet. Aguijón de Chicago, Cuerda Floja, Repertorio Latino Theater Company. Tengo la impresión que este tipo de representación podría estar relacionado con el lugar que el teatro latino ocupa dentro del contexto de Chicago: en otras palabras, como una voz que es ignorada (o limitada al estereotipo de lo latino) pero que exige un lugar (y por consiguiente la existencia) en el desarrollo del teatro de esta ciudad. La segunda pregunta se relaciona con la construcción de ciertos personajes y la representación de ciertas costumbres que, al igual que determinada literatura latinoamericana del siglo XIX, se plasman con el propósito de referirse a una identidad colectiva, y en este caso especíAl son que me toques, Lorca de Laura Crote montada en Meztli, 2004. Foto: José Guzmán

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La literatura en El español en la televisión en español

en Chicago Marc Zimmerman En mi onencia abordaré el tema de la larga tradición de la literatura en español en el Medio Oeste de los Estados Unidos, y más específicamente en Chicago. Es una expresión de los grupos de inmigrantes mexicanos motivados por lo acontecido sobre todo en sus países de origen a lo largo del siglo XX, en contraste con la literatura que surgió en el territorio que un día fuera el noroeste de México (literatura de un doble proceso colonial) y con la literatura latina de Nueva York. En la literatura que se ha dado en Chicago, se destacan tres grupos: 1) la expresión pionera mexicana, que se valió de la literatura popular (corridos, poesía declamatoria, etc.); 2) la expresión literaria de los hijos, que se da principalmente en inglés y desde la perspectiva que se reconoce como una minoría de los Estados Unidos y como parte de la clase trabajadora; en este grupo se encuentran los escritores más famosos, Sandra Cisneros, entre ellos; y 3) la expresión de los inmigrantes que han estado llegando desde la década de los setenta y que son parte del “brain drain”, es decir, de la migración expandida debido a la crisis económica generada por la globalización así como la implantación de políticas neoliberales. Así que la literatura latinoamericana de Chicago no es una literatura colonial ni de minorías precisamente, sino de exilio. Sus escritores, por lo general, forman parte de una clase media educada (aunque frecuentemente se ubiquen en empleos que no corresponden al nivel de su educación) y su literatura no apela a lo que se considera “de minoría”. Es, cabe agregar, una literatura desafiante y arriesgada... Una vertiente de escritores de este tercer grupo tiende a seguir modelos que responden a la tradición literaria latinoamericana, que los lleva a caer muchas veces en la nostalgia, pues plasman los mundos que perdieron cuando tuvieron que emigrar. Piénsese en el grupo de la revista Tres Américas: Alejandro Ferrer, Mario Andino, Kerlow, Reyes, etc. En este mismo tercer grupo se encuentran los latinos más jóvenes que han fundado publicación tras publicación, desde Fe de erratas hasta contratiempo, con la intención de difundir su producción en la comunidad y obtener cierto renombre como colectivo de vanguardia intelectual. Estas dos vertientes del tercer grupo fueron el objeto de estudio del profesor John Barry, quien logró trazar un esbozo histórico de cada una y quien supo analizar sus características y explorar sus posibles aportes y limitaciones.

Marc Zimmerman participará en el panel dedicado a las artes en español en el Coloquio de la lengua: El español en los Estados Unidos Viernes 13 de mayo a las 10:00 A.M. DePaul University (Lincoln Park Campus) 2250 N. Sheffield, Student Center Room 220 Chicago, IL 60614 Información: (773) 325-7320 o (312) 479-1969

Marc Zimmerman es el director de Departamento de Lenguas Modernas y Clásicas de la Universidad de Houston. Es autor de U.S. Latino Literature, Globalización, nación y (post)modernidad: Estudios culturales puertorriqueños y Las ciudades latinoamericanas en el nuevo [des]orden munidal, entre otras publicaciones.

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de Estados Unidos Vicente Serrano Quienes nos dedicamos a la labor informativa en televisión que maneja García Márquez y el que teneen los Estados Unidos definitivamente vivimos en la línea mos la obligación de enseñar a las futuras de fuego. Es una verdadera encrucijada, pues ya no sólo generaciones. Conste que no quiero que se tenemos que preocuparnos de investigar, analizar y repor- perciba que estoy peleado con el spangtar los hechos, sino además nos han orillado a decidir lish, solo que como dijo un día el maestro cuidadosamente cómo transmitimos nuestros mensajes. No Octavio Paz, “El spanglish no es ni bueno me refiero a la línea editorial o las reglas éticas universales ni malo sino espantoso”. Y no porque que del periodismo, sino al uso del español correcto. Ojo, al uso el spanglish sea la mezcla de dos idiomas correcto del español y al uso del español correcto. y al final ni termina siendo uno o el otro, Es en este país en donde se desarrolla un fenómeno úni- sino porque creo que es en los Estados co en el mundo y en el que, nos guste aceptarlo o no, no- Unidos donde el español enfrenta la guerra sotros estamos quedando atrapados entre la espada y la pa- más dura. Y en esta guerra, los que trabared. En los Estados Unidos crece a pasos agigantados una jamos en televisión debemos de entender comunidad que no habla exclusivamente español en su vida la misión porque somos parte del puñado diaria, pero que a la vez tampoco se ha decidido a hablar de soldados. No cometamos el error de cien por ciento inglés. En otras palabras, ni español ni dejar que el español resulte herido por el inglés sino todo lo contrario. Los jóvenes que nacieron en fuego amigo. Podríamos estar checando los Estados Unidos de padres latinos y los nacidos en “al aire”, que el espanich que estamos Latinoamérica pero criados y estudiados de este lado de la usando para escribir los scripts no tenga frontera, irónicamente son el sector de la sociedad más sentencias horrendas como la que estoy atractivo para los ejecutivos de las televisoras que buscan diciendo. Al final ésta es sólo mi opinión y ser los reyes del rating y de los anunciantes que sueltan los ésa es punto y aparte. billetes con tal de vender su producto. Estos jóvenes que muchas veces prefieren ver la televisión en inglés, pero que Vicente Serrano participará en el panel le cambian a un canal en español cuando el tema es lo sufidedicado a los medios electrónicos en cientemente atractivo para ellos. Los jóvenes hispano-estaespañol en el Coloquio de la lengua: dounidenses se están convirtiendo en el blanco. Los ejemEl español en los Estados Unidos plos son muchos, cada vez son más comunes los comerSábado 12 de mayo a las 2:00 P.M. ciales en los que se utiliza el spanglish para atraer a los DePaul University (Lincoln Park Campus) jóvenes; incluso ya hay una cadena de televisión que le ha 802 W. Belden, McGaw Hall Room 312 entrado de lleno al mercado hispano-estadounidense: Chicago, IL 60614 Mun2. Información: Si bien es cierto que la gran mayoría de mis colegas (773) 325-7320 o (312) 479-1969 estará de acuerdo en admitir que los que trabajamos en televisión llevamos al hombro una responsabilidad profesional, moral y social de transmitir el mensaje apegados a las reglas del español hablado y escrito, también lo es el que Vicente Serrano es conductor del Noticiero nos veamos forzados a caminar por un campo minado re- Telemundo Chicago. presentado por los límites de lo correcto, lo permitido y lo necesario para que nuestro mensaje sea escuchado y consumido ¿Cómo debemos entender esta situación? Vivimos un momento histórico en un país único en el que el caso “hispano-estadounidense” es especial. En ese mismo contexto es de suma importancia que valoremos los aciertos y reconozcamos los errores que estamos cometiendo pues el tiempo no se detiene y la historia nos pasará la factura tarde o temprano. No hay vuelta de hoja, el español es uno solo: el que utilizó Cervantes, el Noticiero Telemundo Chicago. Foto: José Guzmán


Los latinos de Cicero y Berwyn Un reporte del Instituto de Estudios Latinos El recibimiento de los inmigrantes mexicanos La inmigración mexicana es uno de los factores más importantes en el cambiante panorama demográfico de los Estados Unidos. Cada año miles de mexicanos emigran legalmente a los Estados Unidos (132,000 en 1998), al mismo tiempo que muchos otros lo hacen ilegalmente. Solamente en 1998, Illinois recibió a 10,127 inmigrantes mexicanos legales y se convirtió en el tercer estado que recibe a más inmigrantes legales mexicanos, después de California y Texas. El área metropolitana de Chicago fue segunda después de Los Ángeles en 1998. Existe una variedad de factores que se combinan para crear la mobilización a gran escala de mexicanos hacia los Estados Unidos y Chicago. Las condiciones económicas en México han sido difíciles para muchas familias durante generaciones, y las condiciones en importantes sectores económicos han empeorado en años recientes. El Tratado de Libre Comercio, por ejemplo, ha puesto a los productores mexicanos de granos en una posición de gran desventaja frente a la competencia estadounidense y ha reducido las oportunidades de empleo en las áreas rurales. México tiene aproximadamente 102 millones de habitantes dentro de la república y por lo menos 8 millones de personas nacidas en México viven en los Estados Unidos (uno de cada diez). Asímismo, la diferencia entre los salarios pagados en los Estados Unidos y en México es abismal; un trabajador mexicano gana de ocho a diez veces más en los Estados Unidos que en México. La economía estadounidense ha desarrollado un gran número de ocupaciones que no requieren de mucha habilidad, que no pagan mucho y que no son atractivas para los estadounidenses, pero sí para los mexicanos. En años recientes Estados Unidos ha sufrido de escasez de mano de obra, y Alan Greenspan ha expresado su preocupación de que la estabilidad económica del país se vería amenazada si se les negara el permiso de trabajo a un número suficiente de trabajadores extranjeros. El crecimiento de la población mexicana se ha dado de una manera diferente en Chicago que en otras partes del país. Es más probable que el inmigrante mexicano y el mexico-americano del área de Chicago trabaje en una fábrica que el que vive en el suroeste de la nación, donde la agricultura supera a los sectores industriales y de servicios. La discriminación institucionalizada y la actitud negativa de los blancos hacia los mexicanos ha sido menor en el área de Chicago, quizá debido al menor número de inmigrantes. Texas y California, por ejemplo, tienden a segregar a las comunidades mexicanas. En décadas recientes, una reacción generalizada a la inmigración ocasionó que California aprobara un referendo English Only en 1986 que estipulaba la exclusividad del inglés en cuestiones gubernamentales. En 1994 California votó por la Proposición 187, la cual niega un gran número de servicios del gobierno a los inmigrantes indocumentados. California también aprobó un referendo público que le pone fin a la educación bilingüe en ese estado. Esto no quiere decir que los mexicanos hayan sido siempre tratados bien en el área de Chicago, pero hasta la última década la población no había alcanzado la alta visibilidad que existe en California, Texas y otros estados. Eso ya está empezando a cambiar, los latinos se han convertido en una gran parte de la población del área. Los suburbios de Berwyn y Cicero, donde la población latina ha aumentado dramáticamente, son ejemplos clásicos de los cambios que están se están dando. El crecimiento de la población latina en Berwyn y Cicero El Censo de 2000 reflejó que de los 85,616 habitantes de Cicero, 66,299 (77%) eran latinos. Esta comunidad ha crecido significativamente, pues en 1970 sólo se contaron 890 personas. Para 1980 el número de latinos había aumentado a 5,271, y en 1990 había 24,931. El crecimiento de la población latina entre 1980 y 2000 fue del 1,158%, un promedio del 57%. De acuerdo al Censo de 2000, Berwyn tenía entonces 54,016 habitantes, con 20,543 latinos (38%), y en el de 1970 eran 660; en 1980 subió a 1,128;

Bienvenidos al mundo de los dulces en la Cermak Road, Chicago. Foto: Lorena Ruíz

y en 1990 eran 3,573. El crecimiento total de 1980 y 2000 fue del 1,212%, un promedio del 86% anual. La población de latinos en Berwyn y Cicero es ahora de 62%. La expansión de la población latina en Berwyn y Cicero se ha dado en forma de abanico, originándose en los vecindarios de Grant Works y Hawthorne, en las áreas noreste y este respectivamente. Al expandirse la población latina hacia el oeste y el sur en Berwyn y Cicero, la población no latina ha disminuido en la misma dirección. Muchos de los hogares blancos no-latinos en Berwyn y Cicero son habitados por ancianos mientras que otros tienen relativamente un promedio bajo de niños. Las familias latinas son en general más numerosas. Por esta razón, al mudarse un mayor número de latinos a Berwyn y Cicero, la población total aumentó. Status Socioeconómico Latino Para describir las características de la comunidad hemos utilizado los datos recolectados por el Centro de Información Metropolitano de Chicago (Metropolitan Chicago Information Center), pues los datos del Censo de 2000 no estaban disponibles. Los siguientes son algunos datos importantes: La edad promedio de la población latina es 35 años, y la de los no-latinos 45.

Sólo el 52% de los latinos cuentan con una educación de high school, en los no-latinos es de un 86%. El 46% de los latinos carecen de seguro médico, y en los no-latinos es de un 10%. Bilingüismo El idioma español es omnipresente en las comunidades latinas. El uso tan generalizado del español cuestiona el hecho de que los inmigrantes latinos estén aprendiendo inglés a la velocidad adecuada y de que los niños latinos nacidos en los Estados Unidos sean calificados anglo o hispanohablantes. El Censo de 1990 mostró que el 15.6% de la población latina en el área metropolitana de Chicago hablaba solamente inglés, mientras que el 25.4% hablaba muy poco o nada de inglés. La gran mayoría, el 59% eran bilingües. El bilingüismo es la norma entre los latinos. Dichas estadísticas también afirman que a los latinos se les puede tratar de vender un producto en cualquiera de los dos idiomas. Si un comerciante quiere anunciarse entre la clase media y la clase baja latina, es más conveniente que lo haga en español. Esto explica en parte la abundancia de rótulos en español en los vecindarios latinos.

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¿Cuál fue la razón principal por la que emigró a los Estados Unidos? Fueron mis dos hijas. Quiero que ellas tengan un mejor futuro y que asistan a mejores escuelas.

Delivery de paletas en la Cermak Road, Chicago. Foto: Lorena Ruíz

Aunque también es cierto que la mayoría de los comerciantes en estas áreas son inmigrantes que hablan español. Los hijos de los inmigrantes latinos nacidos en los Estados Unidos frecuentemente crecen hablando español y aprenden inglés al interactuar en un círculo social más amplio. Una vez se le pidió a un grupo de estudiantes latinos en una escuela pública de Chicago que levantaran la mano si hablaban español. Todos la levantaron. Luego se les pidió que mantuvieran la mano levantada si hablaban español con sus abuelos. Casi todos la mantuvieron levantadas. Después se les pidió que dejaran la mano levantada si hablaban español con sus hermanos. Casi todos la bajaron. Se concluyó que el español es el idioma que se usa en la casa con la gente mayor, pero la atracción del inglés es muy fuerte y relativamente todos los latinos aprenden eventualmente inglés. El censo sacó las mismas conclusiones con respecto a los inmigrantes. De los inmigrantes latinos residentes de Illinois en 1990, el 43.4% de los que llegaron en los últimos diez años hablaban inglés por lo menos “bien”. Pero el 65.4% de los que llegaron de 10 a 20 años antes hablaban inglés, así como el 72.2% de los que tienen más de 20 años aquí. Esto demuestra que hay entre los inmigrantes una adquisición progresiva del inglés. La adquisición del inglés se puede realizar a diferentes ritmos. La educación bilingüe para los niños (estipulada por ley) y las clases de inglés para adultos ayudan a los individuos a aprender con una mayor rapidez que los que limitan su aprendizaje a situaciones casuales, como el parque de juegos y el lugar de trabajo. Inmigración y migración No todos los latinos en el área de Chicago son inmigrantes. Aunque muchos sí lo son, y la inmigración juega un papel muy importante en la experiencia latina por lo que es necesario hablar del proceso de migración en cualquier discusión sobre los latinos. Un estudio sobre la población actual conducido por el Departamento de Comercio de los Estados Unidos reporta que el 52% de los habitantes de Illinois de origen mexicano son nativos y el 48% son nacidos en el extranjero. Si aplicáramos esta misma proporción a las poblaciones de Berwyn y Cicero nos daría un resultado de 45,000 latinos nacidos en los Estados Unidos y 42,000 latinos nacidos en otros países. Las estimaciones hechas a nivel nacional sobre la cantidad de indocumentados sugiere que éstos representan el 28% del total de personas nacidas en el extranjero. (En el caso de los inmigrantes mexicanos el porcentaje es sin duda mayor). Eso sugiere que por lo menos hay 12,000 inmigrantes indocumentados viviendo en el área de Berwyn y Cicero. El inmigrante llega a los Estados Unidos de cuatro mane-

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ras: como inmigrante legal, como visitante temporal (como turista o estudiante), como inmigrante indocumentado, o como refugiado o asilado. (Muchos inmigrantes legales entraron a los Estados Unidos originalmente como visitantes temporales). Muy pocos inmigrantes en el área de Berwyn y Cicero son refugiados o asilados. Se inmigra legalmente a los Estados Unidos de dos formas: solicitando una visa de inmigrante en un consulado americano en el extranjero para entrar a los Estados Unidos después de haber recibido la visa; el otro modo es entrar a los Estados Unidos como estudiante o turista, y después solicitar un “ajuste de status” y obtener la residencia permanente. En cuanto a los indocumentados, algunos de ellos entran a los Estados Unidos a través de la frontera con México. Pero una gran cantidad entran legalmente como turistas o estudiantes y permanecen en este país después de que sus visas expiraron. Es por eso que el concepto de los indocumentados cruzando sigilosamente la frontera no es muy preciso. Muchos estadounidenses tienen un antepasado reciente que ha sido inmigrante, como un padre o abuelo, y muchos de nosotros estamos concientes del legado de esta nación como un país de inmigrantes. Aun así, es difícil a veces apreciar las experiencias de los inmigrantes y los efectos que estas experiencias tienen en ellos y en sus familias. Los estudiantes de la escuela Morton East High School han compilado una serie de historias sobre sus padres como inmigrantes y las han puesto disponibles al público. Los ensayos escritos por los estudiantes hablan mucho de la experiencia migratoria y lo hacen mejor que cualquier reporte analítico. Es por eso que a continuación hemos seleccionado pasajes de algunas de las historias. CRISTINA ¿Cómo llegó usted por primera vez a los Estados Unidos? La primera vez que entré a los Estados Unidos no tuve que cruzar el río. Pasé caminando con mis dos hijas. De hecho fue muy fácil para mí porque cuando llegué dos muchachas me ayudaron a cruzar sin ser vista, ellas tenían doce y quince años de edad. ¿Le gusta vivir aquí en Cicero? En realidad no me gusta vivir en Cicero por todas las pandillas. Ni siquiera me gusta dejar salir a jugar a mis hijas, me da miedo de que les vayan a disparar. ¿Qué fue a lo que más le costó trabajo acostumbrarse cuando llegó a los Estados Unidos? Lo más difícil fue acostumbrarme a no dejar a los niños solos, aquí es más peligroso.

MARÍA T. Es el año de 1980. María T. vive con sus padres. Ella tiene dos hijas pequeñas, Magali e Hilda. Hilda acaba de nacer. Es entonces cuando María tiene que tomar la decisión de la que todavía se arrepiente. Durante los siguientes 11 años esta decisión le dolería hasta lo más profundo de su corazón. Cuando cruzó la frontera, lo hizo sola. María había oído historias de niños que se habían perdido en el desierto. María no iba a exponer a sus hijas. Magali, su hija mayor, era muy unida a su tía Ángela. María T. no pudo dejar a la recién nacida, dejó sólo a Magali; su familia cuidaría bien de ella. María, como muchos, llegó aquí con ayuda de un coyote. Venía con un grupo formado por hombres, mujeres y niños. Estaban en el desierto. Hacía calor y ella llevaba cargada a su bebé. Muchas fronteras son sólo líneas imaginarias, pero la que ella cruzaba tenía una barda muy alta. Esto le pareció extraño, ella tenía conocimiento del significado de la estatua de la Libertad y de este país. Pero ahora no le importaba el significado, lo que ella quería era poder cruzar la frontera sin ningún problema. Había un agujero cavado en la tierra. Cruzaron uno por uno. Cuando le tocó el turno a María, se le cayó a su hija uno de sus zapatitos. No se dio cuenta hasta después… Ya en Chicago, muchas cosas afectaban a María. Ella estaba acostumbrada a vivir con sus padres y sus dos hijitas. Ahora sus padres y una de sus hijas estaban a miles de millas de distancia. ¿Y si algo le pasara a mi hija? ¿Algún día me perdonaré el haber escogido a una en lugar de la otra? Las calles eran peligrosas y el crimen ocurría a diario. ¿Gangueros? ¿Qué era eso? En México también hay gangueros pero son diferentes. Allá no andan armados ni son tan agresivos como los de Chicago. Éstos son algunos de los cambios a los que María tuvo que acostumbrarse. Con el paso del tiempo, esto ya no sería tan evidente en su vida diaria. Esto se hizo parte de su vida cotidiana. María siente ahora que pertenece a este país. Aunque quiere a México, ella ya no quisiera vivir allá. ¡Le gusta estar aquí! Su hija Magali se reunió con ella y ya está otra vez toda la familia junta después de tantos años. Magali llegó al país del mismo modo que su madre, en 1991. Pero a diferencia de su madre, Magali cruzó la frontera con sus primos Norma y Freddy. María cree que su destino era emigrar a los Estados Unidos. María T. cruzó la frontera hace 17 años. Le dio a sus hijos una oportunidad. MARIA O. Mi reporte sobre un inmigrante es acerca de mi madre, María O. Tiene 34 años de edad. Estudió hasta el octavo grado. La vida para ella y su familia era muy difícil y se necesitaba mucho dinero para asistir a la high school. Ir a high school para ellos era como ir a college para nosotros. El primer trabajo que tuvo al llegar a los Estados Unidos fue en el hotel Hyatt Regency O’Hare. Ella usaba el número de seguro social de otra persona porque entró al país ilegalmente. Ahora trabaja para otra compañía Se vino a Chicago porque tenía familia aquí. Cuando ella vivía en El Salvador el país estaba en crisis. El gobierno era corrupto. El país estaba entre el comunismo y la democracia. La gente tomaba diferentes bandos. El gobierno ordenó a las milicias ir a matar a la gente que quisiera unirse a la revuelta comunista. La milicia no tenía modo se saber quién era guerrillero y quién no; por eso mataban a todos. María perdió tres primos y un tío durante las matanzas. Ella fue forzada a emigrar a los Estados Unidos, no lo hizo por su propio gusto.

El presente artículo es producto de una serie de informes de política e investigación del Instituto de Estudios Latinos en la Universidad de Notre Dame. Para ver el documento completo electrónicamente y con enlaces a otros sitios con mayor información, visite: www. nd.edu/~latino/ils_ publications.htm o llame al Instituto al (574) 631-4440 o escriba a latino@nd.edu. También puede visitar Chicago Fact Finder www.nd.edu/~chifacts. Tradución: Teresa Rosainz


A principios de los años noventa, tres inmigrantes mexicanos empezaron a reunirse semanalmente en un departamento de Pilsen para leer y comentar obras de la literatura clásica así como sus propios textos. Este grupo se fue expandiendo y el tiempo de las reuniones solamente se usó para discutir los cuentos y poemas de los participantes. Este taller literario era muy sui generis, pues, contrario a lo que se acostumbra, no había un líder que tuviera la última palabra. Las discusiones eran tan apasionadas que en más de una ocasión terminaron en batallas campales. Con la acumulación de los textos que lograron salir con vida, se vio la necesidad de darlos a conocer. Así, en la primavera de 1992, nació la revista Fe de erratas. Se acordó este nombre porque el grupo se aceptaba a priori como un error ante los movimientos literarios de España y Latinoamérica. En el número cero de Fe de erratas se incluyeron textos de siete mexicanos. Sorpresivamente, la revista gustó. El taller de súbito rebasó las fronteras de lo mexicano y se volvió

latinoamericano. Ya para el tercer número se publicaron también cuentos y poemas de escritores de Nicaragua, Honduras y Chile. Con el pasar de los meses Fe de erratas fue haciendo eco fuera de los Estados Unidos. Llegaron reseñas aparecidas en periódicos de Venezuela, Chile, Perú, etc. Asimismo, la revista de la Universidad de Guadalajara dedicó su sección literaria a los escritores de Fe de erratas. A partir del quinto número se mejoró el formato y la impresión, y además de poemas y cuentos se empezaron a publicar artículos relacionados con la literatura, el cine y el arte en general. Cabe mencionar que el único académico que le puso atención a este fenómeno fue John Barry. En su cátedra de la Universidad de Roosevelt se discutían los trabajos aparecidos en la revista, y en muchas ocasiones sus ensayos sirvieron de marco de entrada a la in-

cipiente literatura latinoamericana de Chicago. Pues hubo un tiempo en que Fe de erratas aglutinó a los escritores hispanohablantes de esta ciudad. La atención de John Barry hacia el fenómeno lo llevó a dedicar los últimos diez años de su vida al análisis de cada escritor. No es casualidad que las únicas antologías de la narrativa hispana en Chicago hayan sido preparadas por él: Voces en el viento y En el ojo del viento. Además de las dos antologías, es destacable que algunos poemas de uno de los fundadores de Fe de erratas, Jorge Hernández, hayan sido incluidos en la compilación de poetas jóvenes, Antología de la poesía hispanoamericana actual, realizada por el reconocido ensayista peruano Julio Ortega. También dos cuentistas del grupo, Francisco Piña y Ricardo Armijo, vieron publicada su obra en la antología Se habla español, editada por Alberto Fuget y Edmundo Paz Soldán. Se podría afirmar que en un principio Fe de erratas es producto de la nostalgia por la tierra de origen. Pero desde el número cero hasta el 13, aparecido en el otoño de 1995, cada página de esta publicación está cruzada por un amor a la literatura hispanoamericana y universal.


RAÚL DORANTES

Tangente

Ricardo Santos Hernández: Desert Sprawl, óleo sobre tela, 2004

Ya me sé de memoria las orillas. Una tierra amarilla hacia el poniente y pardas cordilleras hacia el norte. Ya me sé el frío de las aproximaciones en que las víboras se enroscan. Pero no el centro, el ojo de Diana, el espacio neutro de los remolinos. Ya me sé, pues, de memoria los contornos, el perímetro del alba. Pero no el área que los dioses triangularon y pusieron por nombre “mediodía”. Aquí me la paso: en las orillas.

El indeciso Hay un trampolín del que se salta. Y no eres de los que nomás suben para quedarse varados en la escalinata. Así igual los destinados, que libran cada peldaño y llegan al extremo suelto de la tabla. A causa del vapor no saben si debajo se halla un agua turbia o transparente, un agua profunda o pedregosa. Simplemente saltan. Luego nos enteramos que se han estrellado o los vemos nadando a lo largo de la alberca. Te recuerdo que llevas ya un buen rato sobre la plataforma mirando para ningún lado. Dominico se la pasó ahí diez años. Observó las estrías y los bordes de la madera. Y la supo flexible, incluso cómoda. En el peor de los calores sí llegó a sentir alguna astilla. Finalmente, en la aurora de la última Epifanía, inclinó el cuerpo y se lanzó. No lo esperaba el agua termal y milagrosa. Pero vimos a Dominico, descoyuntado y roto, salir por su propio pie. Es hora, pues, de bajarte o de veras saltar.

Ricardo Santos Hernández: Back of the Yards,

óleo sobre tela, 2004

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Desandar Estábamos a tres kilómetros del pueblo. Maleta en mano, me animé a bajar en pleno descampado. El chofer de aquel autobús se acomidió a empujar la puerta. Sólo ahí podía abrirme de capa: en el páramo silencioso de las doce. El viento trajo un alboroto de cardos, botellas de cloro y hojas secas. Y empecé como alguien que quiere andar con los pies sobre la tierra. Atrás fue quedando el ruido de la máquina. Enfrenté el calor de marzo, que siempre se remedia con algo de sombra. Libré arbustos, sentí punzadas y casi tropecé con una lagartija. Saber de esa lagartija, del no sé qué de los mesquites, de los brazos abiertos de la nopalera. Los veía. Y a su modo, ¿me veían? Llegué al pueblo, o más bien a lo que fueron las covachas. Pisé sacos y láminas de asbesto, clavos y polines, cajas de Roma y botellas rotas de Tehuacán. En vez de pobres, nacían hormigueros. En vez de aquellos cantos, las cigarras. Y detrás de algún fantasma los pájaros picaban el alpiste. Más allá encontré el muro de la entrada, el escudo de armas, la fecha primera del lugar. Paredes que se levantaban hasta mi cintura, banquetas que parecían esperar desde hacía tiempo mis dos suelas. Y continué bajando con la idea de encontrar a los viejos en sus mecedoras, a los niños en sus patios, a los gatos en medio de la siesta. Pero todos se habían ido. Aquí y allá, las buganvilias secas, la cerrajería en la herrumbre, las puertas clavadas en la tierra. Hollaba, eso sí, la arena suelta. Había huellas. Comprendí entonces que mis dioses también eran de la tierra. Cómplice de mi regreso, el aire refrescaba. Entonces oí el rumor del río. ¿Aún vivo? Y ya fue como ir caminando hacia atrás, tramo a tramo, mis treinta años. Quizás sólo para meter las mejillas en la primera corriente. Animado seguí por el declive, bajo el viento soleado, entre escombros y alacranes. Al poco rato encontré lo que fue origen de río: el ojo de agua. Había todavía algunas gotas en las que pude remojar mis yemas. Había también una piedra, una piedra de sequía en la que decidí sentarme.


FEBRONIO ZATARAIN

mostraba por entero cuando llegaron a una bifurcación, el Escarabajo tomó la vereda que apuntaba al suroeste y los otros dos otra vez lo siguieron. Hacia el punto del cenit cruzaban unas lomas púrpuras, casi pelonas, en las que habría tres o cuatro palos secos. Ya empieza a hacer hambre, dijo el Saltamontes, será mejor que nos volvamos. Todos estamos donde estamos, dijo el Escarabajo y siguió adelante. Antes de que empezara a caer la tarde, un pájaro divisó a tres insectos que estaban por trasponer la parte más sinuosa del camino. Al llegar al punto donde la subida se convertía en bajada, el Saltamontes y el Hormiga iniciaron una carrera desesperada hacia el arroyo que les sonreía a unos cien metros, se zambulleron y luego empezaron a beber agua; en ese instante el Escarabajo pasó a un lado de ellos sin la intención de pararse. ¿No vas a beber?, le preguntó el Hormiga. Y mirando hacia el horizonte donde el sol ya parecía una media naranja le respondió: Mi agua es otra.

Narciso El día 334 de la construcción de la Torre de Babel apareció un mercader con una caravana de carromatos cargados de mercancías. En ellos podías encontrar vajillas hechas al este del río Tigris, así como telas tejidas y teñidas en las aldeas del valle Indo. Todos los constructores pararon su labor; algunos sólo para presenciar a los saltimbanquis que acompañaban al mercader, y otros con la intención de conseguir una alfombra de las tierras de los hititas, o un collar de piedras preciosas traído de más allá del Nilo Azul. Al día siguiente, los constructores notaron que el mercader había olvidado un carromato; ni siquiera se acercaron porque imaginaron que éste, al notar su olvido, retornaría. Pero pasaron una, dos, tres lunas y el mercader no aparecía. Pararon el trabajo para reunirse y acordaron revisar el carromato. Retiraron el cobertor de pieles que lo cubría y se encontraron con un montón de estuches verdes aterciopelados. Los contaron y se dieron cuenta que le correspondía uno a cada constructor; se los repartieron y se disponían abrirlos cuando alguien dijo que había algo de cabalístico en el hallazgo; que se esperaran y cada quien lo abriera en la soledad de su habitación. Ya en ella, el estuche fue abierto; contenía un objeto plano y rectangular que tenía una de sus caras completamente negra, y la otra mostraba un rostro suspendido en un abismo. Al día siguiente, ningún constructor se presentó en la Torre. Con el pasar de los siglos, un comerciante que estaba más allá de la superchería se encontró uno de los estuches, y consideró que una cosa como ésa tenía muchas posibilidades de venderse, y la comercializó bajo el nombre de espejo.

Comunión no distingo entre el café caliente y frío abandoné el alcohol y desde entonces una taza siempre me acompaña al levantarme mientras lo preparo bebo los residuos de la noche su rastro está en mis labios en mis camisas en mis sábanas

Ricardo Santos Hernández: Solitario, técnica mixta, 2004

Las aguas Era de madrugada y a Buda, que en esos días se hacía llamar el Escarabajo, lo despertaron los cantos de los grillos. Se levantó y dos de sus discípulos —el Hormiga y el Saltamontes— lo siguieron. Salieron de la choza; el Escarabajo se hizo a un lado su túnica terrosa y se dispuso a orinar. Al este, la aurora se despedía y los primeros destellos hicieron que el Saltamontes viera al Esca-

yo había oído de hombres como éste y alguna vez me topé alguno y en su rostro divisé su cuarto

él abría una lata de jamón sacaba el trozo rabajo de color naranja en el preciso mo- lo rebanaba mento en que, con cierta elegancia, éste se la luego tomaba el paquete de galletas ritz sacudía. Luego se dirigieron al pozo de a- y se echaba frente al televisor gua; se saciaron. El Escarabajo se mojó la se acabó el talk show frente y la nuca, y echó a caminar. Esca, ¿y los otros?, preguntó el Hormiga. meto en mi boca lo que queda de jamón Todos estamos donde estamos, le respondió dejo la cama y continuó su camino. El Hormiga y el Sal- apilo el plato en el fregadero tamontes de nuevo lo siguieron. El sol ya se y pongo en la cafetera el último filtro. 15


SE

ACABÓ

LA

Ricardo Santos Hernández: Plugged In, óleo sobre tela, 2004

Ricardo Santos Hernández sitúa su lenguaje estético inmerso en un espacio de geometría dinámica, enmarcado por una horizontalidad de techos rojos y una verticalidad de rascacielos indefinidos. Su obra, de cielo límpido y atmósfera difusa, basada en una temática concreta y desdibujada a la vez, es propia de quien busca una definición de sí mismo y de su entorno. Santos, chicanindio como él mismo se define, realiza esa búsqueda en la indefinición de un origen mestizo y de una geografía cambiante y diferente, maltratada y maltratante. Según nos expresa el artista, su lenguaje pictórico “es historia, es viaje y es ritual”. Sus lienzos son instrumentos o vehículos que lo asisten y lo transportan en un viaje hacia el pasado y hacia el futuro, pasando por un incuestionable presente, que se fija en el autorretrato. Solitario y religioso, inmerso en un desierto de arena o de industrialización, Santos encuentra el agua y la tierra en una naturaleza agredida, en la cual “se acabó la magia de la agricultura”, en la cual se encuentra al “hombre crucificado” o a “la mujer de plástico”, conformando así imágenes de vida y muerte, de cielo y agua, de infinito y de vuelta a los orígenes. En un escenario que va desde los azules del cielo y las aguas del lago Michigan, hasta los amarillos y marrones de la tierra en el desierto de Sonora, Santos ubica sus figuras, siempre vibrantes de incertidumbre, sufrimiento, dolor y compasión, en una búsqueda de sí mismos y de su propia existencia. Esa incesante ansiedad se materializa en colores que pierden su intensidad

y se esfuman, en una expresión clara de lo inasible, tanto en la atmósfera como en su mundo interior. A través de ese lenguaje comunicativo y concluyente, el artista invita al observador a acompañarlo en su viaje de exploración, que para él es mental y expresivo y que sin embargo para su interlocutor, es visual y racional. Esta propuesta de observación resulta atrapante, porque conduce al espectador por una serie de figuras concretas rodeadas de paisajes difusos y desdibujados que sugieren un camino. Es el camino de la búsqueda de la propia identidad y de la visión futura de la propia existencia. Por medio de esta panorámica mirada, Santos logra no solamente involucrar al espectador, sino que también intenta encontrar una respuesta convincente, tanto a su existencia como a su supervivencia. En un mundo en el cual han desaparecido las fronteras reales y se han ido afianzando las políticas, al artista no le cuesta encontrar a cada paso al individuo que busca y con el cual se siente identificado en la incertidumbre y en el sufrimiento; y lo hace así su confidente, en un diálogo que deja de ser individual y pasa a ser colectivo, en la medida que su plástica entra en esa atmósfera compartida de azul infinito. Techos rojos, naturaleza, rascacielos, contaminación, concretan a este chicanindio, que en su producción multicolor, universaliza su propia creación y encuentra en ella una respuesta a su propia existencia y al mundo que lo rodea.

MAGIA DE LA

AGRI CULTURA DELIA NEGRO


Ricardo Santos Hern谩ndez: San Francisco Xavier, 贸leo sobre tela, 2004


Las semillas RICARDO ARMIJO Cobardía, humillación y hasta quizá venganza, realmente fueron muchos los factores que se juntaron para impedirme que reaccionara al momento en que Roberto, recién apaleado, caminaba a nuestro cuarto sobándose los muslos reventados a fajazos y el ojo haciéndosele una pelota morada, mientras mi mama y yo nos abrazábamos en el traspatio, estupefactos ante la brutalidad ciega de mi papa. La golpiza fue tal, que me costó meses sacarme de la cabeza las imágenes tan atroces; y pensar que lo que provocó ese grado de violencia fue una simple idea de la que nadie sabía, ni siquiera Roberto, mi hermano mayor y la víctima perfecta, a pesar de que lo único que hice fue imitarlo y buscar su aprobación de algo que creí haber hecho mejor que él. Se puede decir que todo comenzó en el verano del 67, cuando mi papa llevó a la casa los 32 volúmenes de la edición juvenil de la Enciclopedia Larousse que nos sirvió por tantos años en el colegio. Aunque también pudo haber comenzado antes, porque desde siempre había sentido algo parecido a la envidia cada vez que descubría a Roberto cuidando amorosamente de sus plantas y flores. Yo intentaba armar mejores proyectos que los suyos y más grandes, más grandes que mi propia vida, pero nunca los terminaba, no tenía, ni tengo, la perseverancia que en él parecía tan natural. Pasadas la novedad y las charlas de mi papa sobre la importancia de los libros, por fin tuvimos la tranquilidad de explorar, página por página, ese críptico mundo de palabras e ilustraciones que hacían volar las fantasías. Los secretos que la enciclopedia encerraba no tenían comparación con las monótonas lecciones que los padres jesuitas nos imponían a punta de rezo y reglazo en el salón de clases. Con nuestros libros teníamos la libertad absoluta de escoger el tema que se nos antojara, aunque siempre volviéramos a los mismos: Reino Natural, Grandes Guerras y Mundo de la Aventura. Una tarde nublada, después de haber leído el vuelo de Ícaro, en el volumen 17, me topé con una sección que explicaba los fundamentos de la botánica. Como siempre, Roberto se entretenía con sus rosales y mis papás, encerrados con llave en su cuarto, tomaban su siesta diaria. Inmerso en el silencio de la casa, aprendí que de las semillas germinaban tallos y hojas, que las flores producían frutos, y que el ciclo empezaba de nuevo con las semillas que las frutas protegían con sus carnes. Me leí de corrido la sección entera, desde gametofitos y células espermáticas hasta estilos y ovarios. Para cuando me adentré en las dicotiledóneas, mi nuevo proyecto ya estaba planeado: iba a conseguirme las semillas más hermosas que existieran, no aburridas como las de las sandías o las de los tomates, sino unas tan deslumbrantes que la belleza de sus hijas arrollaría hasta el estándar más riguroso de Roberto. La mañana siguiente estuvo llena de presagios afortunados: obtuve fácilmente las semillas, encontrar un lugar me tomó poco tiempo, y el que encontré era perfecto, ni muy oculto ni tan al descubierto, 18

vieran que perseguir por toda la casa, y a las nueve caí fulminado por el sueño profundo que el ángel de la guarda otorga a los muchachitos esmerados. Madrugador como siempre, me levanté con el sol. Con la grama y las hojas de los árboles aún sedosas de rocío, empecé la construcción de una gran ciudad alrededor del Proyecto X. Con el paso de los días, las carreteras y los vecindarios iniciales se multiplicaron hasta formar una compleja metrópolis con aeropuerto, rascacielos, zona industrial y canales de irrigación. Y en medio de todo, el Proyecto X, disfrazado de Central Park, transitado sólo por hormigas y diminutos turistas japoneses que, llenos de asombro, tomaban fotografías del proyecto de reforestación más avanzado del mundo. Entre las lecturas de la enciclopedia y los formidables trancones de carritos Matchbox, esperé paciente, ansiosamente. No fue mucho el tiempo que transcurrió antes de darme cuenta de que nada pasaba, así Ricardo Santos Hernández: La Diosa del Fuego, detalle, óleo sobre tela, 2004 como tampoco fueron muchos los días adicionales para concluir que a un lado del árbol de mango del traspatio, donde nada pasaría. No fue el fracaso en sí lo que más me casi nadie pasaba; y todo sin ser visto. Entonces me dolió, sino el haber caído en cuenta de que nunca entregué a la preparación de la cuna de tierra. sería capaz de sentir esa satisfacción tan plena que Arranqué hierbas, labré la tierra, expulsé a los bi- Roberto emanaba cada vez que descubría un capuchos que encontraba en los terrones. Atraídos por el llo, un retoño o una sandía nueva. olor a tierra fresca, unos cuantos zanates revoLas culpables eran las hormigas. Unas hormigas lotearon a mi alrededor; aterrizaban para picotear samurai o enmascaradas se habían llevado las sealguna lombriz desenterrada y despegaban para millas a sus grutas secretas, para fertilizar sus jartragársela en pleno vuelo o encaramados en la rama dines de hongos o, lo más seguro, para pedir resmás alta de un árbol. Casi a la hora del almuerzo, cate por ellas. Las imaginé complotando, cavando cuando me disponía a enterrar las semillas, descu- sus túneles y escabulléndose con el botín sin que el brí que tenía mi propio club de admiradores, un incauto jardinero de la superficie se diera cuenta. hombre de anteojos oscuros que, recostado contra Las escuché reírse del estúpido terrícola que creyó la valla, me observaba mientras fumaba un cigarri- poder escapar impune a las múltiples masacres de llo. Me llenó de orgullo ver que alguien de alguna hormigas que había perpetrado en nombre de una manera apoyaba mi entusiasmo y me transformé en tierra inútilmente santa, que ni frutos había dado. el agricultor que conoce su tierra y la ama profun- Se declaró la guerra a todos los hormigueros del damente. Acosté las cuatro semillas y las ubiqué patio. Utilizando DDT en vez de Zyklon B, creé mi mirando hacia el oriente, cuna de los héroes. Con propia versión del Holocausto. Mientras el lento una regla de plástico medí la distancia entre ellas, gas creaba pandemónium en las cavernas y antepara que cuando crecieran sus enormes ramas no se salas subterráneas, yo esperaba a que las víctimas entrelazaran. El hombre se caló los anteojos. Le dio salieran a la superficie para matarlas a palazos. O si un último jalón a su cigarrillo y lo aplastó con el no, usaba la manguera con el pito a presión y desinzapato. Me dijo adiós con la mano y se marchó tegraba colonias enteras, propinando graves golpes mientras hablaba consigo mismo. Y eso fue como la a la moral de las tropas enemigas, fueran rojas o neclausura, un último momento a solas con mis semi- gras. Ensayé otros métodos de exterminio: la horca, llas, luego luego la colcha de humus, unas palmadi- la guillotina, la hoguera. Se las entregué vivas a las tas llenas de futuro, el minuto de silencio. Me deshi- arañas de las veraneras y los helechos, con alfileres ce de la grama y los yerbajos que había arrancado, las alancé al suelo. Les di voz y las escuché pedir y borré todo indicio que pudiera delatar la existen- clemencia, que yo no escuchaba por estar enfrascacia de mi proyecto. Al caer la tarde quise montar do en el genocidio. Tres días después de iniciadas guardia de honor, pero a los diez minutos me abu- las hostilidades, Alfa Centauri Hormiga Cabezona rrí. Más por costumbre que por instinto asesino, se rindió incondicionalmente y firmamos el Armismaté unas cuantas hormigas que osaron caminar ticio de Managua, dejando tras la Tercera Guerra sobre mi territorio sagrado y la jornada terminó Mundial un saldo de treinta millones de víctimas cuando lo regué con la manguera hasta dejarlo envenenadas, chamuscadas o asfixiadas. inundado. Esa noche me dejé bañar sin que me tuPor supuesto no dije nada de mi fracaso y me


deshice de toda huella que pudiera hacer que Roberto se diera cuenta y se burlara de mí. El famoso Proyecto X desapareció con tres barridas de mis zapatos tenis, tornándose en un enorme lote baldío en medio de la metrópolis abandonada. Demolí el centro financiero, pisoteé las carreteras y las vías del ferrocarril, arrasé los barrios ricachones y sus cinturones de miseria. Roberto, animado por el súbito cataclismo, vino a ver qué pasaba. Me miró en silencio, con los brazos cruzados, orgulloso como jefe comanche. —Soy un gigante —le dije, mientras destruía un parque de diversiones. —Ultra Man —contestó él haciendo ruidos de robot y pateando las montañas que mis camiones Tonka habían formado en las afueras de la ciudad. —Una bomba H —dijimos los dos a la vez, riéndonos un poco mientras saltábamos encima de la ciudad condenada. Con las lluvias torrenciales tan comunes en octubre, la grama cubrió rápidamente mi fracaso. Para acolchonar la derrota, me sumergí en el mundo de Larousse y sus ilustraciones a todo color. Volví a leer el vuelo de Ícaro, el castigo divino, la larga caída al mar, los cangrejos comiendo los restos de una extraña ave en las playas de Ítaca. El mito me fascinó tanto en la nueva lectura, que fabriqué mis propias alas con dos pedazos de plywood y las amarré a mis brazos con alambre eléctrico. Y dentro del perímetro del patio corrí batiendo mis alas, volé a tierras lejanas, tórridas, pobladas de hombres de piel aceitunada que ceñían cimitarras y fungían como guardaespaldas de opulentos traficantes de opio, que, aprovechándose del terreno inhóspito y selvático, lo usaban como ruta de contrabando, evitando así los severos castigos que imponían otros reinos menos tolerantes. Serpenteando por ocultos caminos que sólo los baquianos conocían, las largas caravanas transportaban lentamente el cargamento maldito. Desde las alturas yo, pájaro supersónico, podía distinguir la tenue fila de bandidos que, motivados por la riqueza fácil, se abrían paso en la espesura de la jungla asiática. Corría por el patio combatiendo y destruyendo los gigantescos buitres que el traficante mayor, el Insidioso Dr. Fu-Manchú, enviaba sobre mí desde su centro de operaciones, en Nepal. Él sabía que yo, con mi aliento de fuego y cerotes nucleares, era el único que podía arruinar sus planes de adicción global, y que los dardos venenosos que sus baterías antiaéreas escupían con cerbatanas, eran inutilizados por mi campo magnético y mi sistema inmunológico. Una tarde de calor excesivo, mi papa interrumpió mi vuelo rumbo a una isla del Océano Índico. De inmediato supe que algo grave pasaba, el tono de su voz y el hedor de ahorita-no-estamos-jugando que despedía lo anunciaban como rótulo de neón. Cuando entramos a la sala, yo todavía con las alas puestas, ya no me quedaron dudas de la gravedad de la situación. La rabia de mi papa hervía con el calor de la tarde, y la camisola húmeda de sudor se le había pegado a la espalda. Agarró la faja que había dejado sobre el sillón en que ordenó que me sentara. La descargó sobre la mesa de centro y otra vez sobre el brazo de la silla donde Roberto languidecía como prisionero en la cámara de torturas. Las ventanas abiertas dejaban que el sol entrara de lleno, inundando la sala de una blancura casi cegadora. Roberto bajaba la mirada, jugaba con sus pies que no llegaban al suelo, se empujaba constantemente contra el respaldo de su silla eléctrica. La caja de madera aterciopelada, con dos o tres

El hombre se caló los anteojos. Le dio un último jalón a su cigarrillo y lo aplastó con el zapato. Me dijo adiós con la mano y se marchó mientras hablaba consigo mismo compartimentos que la hacían verse como un laberinto sencillo, yacía boquiabierta sobre la mesa. Mi papa recorría la sala alzando la voz, amenazando a Roberto. Mi mama, sentada en el sofá al otro lado de la mesa, recogía una de las gemas regadas alrededor del estuche, la examinaba, así como para reconstruir mentalmente la forma de las cuatro perdidas, y la volvía a poner al tiempo que le lanzaba miradas de desilusión a Roberto. Roberto, completamente tomado por sorpresa, tenía los cachetes encendidos. Sus manos eran nudos que se enredaban y desenredaban cada vez que él esquivaba, con rápidos movimientos de cabeza, las inquisiciones de mi papa, los ojos desilusionados de mi mama. Con cada pregunta que hacía, mi papa alzaba la voz un poco más. Eran las mismas preguntas, dirigidas una y otra vez a Roberto, a mi mama, a quien fuera. ¿Dónde están? ¿Por el muro? ¿Junto al palo de mango? Roberto se alzaba de hombros y arqueaba las cejas, no sé, no sé, se lo juro, papa. ¿Cómo que no sabe? ¿Acaso no era él el gran jardinero de la casa? ¿No se acuerda que una vez quiso plantar monedas, para que pudiera tener un árbol de dinero? ¿No se acuerda? Tomás estaba ahí cuando lo dijiste, ¿no, Tomás? Respondí con un movimiento de cabeza miedoso, hipócrita, y evité la mirada de mi papa, la mirada del fiscal que apabullaba a la defensa con su testigo principal. ¿No te expliqué esa vez que uno tiene que trabajar para ganarse la vida, cuántas veces no te he dicho que el dinero no crece en los árboles? ¡Tampoco los diamantes ni los rubíes crecen en los árboles, uno no puede sembrarlos! Amor, decíle a tu hijo que las joyas no crecen en los palos, decíselo antes de que le meta su vergazo. ¿Dónde están las piedras de mierda? Dio otra vuelta alrededor de la mesa y mi mama se arrodilló junto a Roberto. Le habló suavemente, inútilmente trató de desentrañar una memoria que no existía. Yo quería volar a Borneo o a Isla de Pascua, a cualquier lugar que estuviera lejos de la suerte que le esperaba al interrogado. Salté de la silla, batí las alas y recorrí la habitación de arriba abajo, cantando mi canto secreto para contrarrestar la ira, la desilusión y la culpa. ¡SENTATE! El rugido de león de mi papa derritió mis alas, pero en vez de caer al mar, me senté junto a mi mama y me saqué los pedazos de madera chamuscada. Mi papa perdió la poca paciencia que le quedaba, se viró bruscamente y de un tirón alzó a Roberto de la silla. Cuando estaba por propinar el primer golpe, Roberto dijo que ya recordaba, que de repente se había acordado, sí, sí, ya se acordaba del lugar exacto donde había enterrado los diamantes. Mi papa se congeló, por un momento parecieron dos gladiadores en arena romana, y soltó a Roberto. Roberto nos indicó que lo siguiéramos al traspatio. Tan cerca, estuvo tan cerca, pero aun así no dije

nada, no tuve el valor de rescatarlo. Se arrodilló al lado del Proyecto X y arrancó jirones de grama verde hasta que el parche de tierra desnuda apareció. Cavó con las manos. Al cabo de un rato se limpió el sudor de la frente, descansó un momento y siguió cavando. Nada. Los tres lo mirábamos; la expresión de mi papa cambio cuando comenzó a aceptar que Roberto lo estaba engañando de nuevo. Pero esperó un poco más para cerciorarse de que no había equivocación, que Roberto era el único culpable. Se azotaba la palma de la mano con la faja y una extraña sonrisa le torcía la boca. Roberto se dio media vuelta y se alzó de hombros, buscó con los ojos la solidaridad de mi mama, la mía. Yo bajé la mirada, mi mama apenas se movió y mi papa estalló en toda su furia. Esta vez lo levantó completamente del suelo y le dio tremenda bofetada en mitad de la cara. Lo comenzó a fajear brutalmente mientras Roberto se cubría como podía, saltando, gritando, rogando, pero mi papa ya no escuchaba, había ensordecido, descargó un fajazo tras otro en las pantorrillas, en los muslos, en el estómago de Roberto. Mi mama se llevó las manos a la boca y por un momento dejó de respirar. Mi papa arrastró hacia la casa a Roberto, que aún se resistía y suplicaba inútilmente. Angustiada, mi mama me abrazó. Cuando me aferré a ella, sentí sus lágrimas cayéndome en el pelo y desde allá abajo logré escuchar su ruego: ya Enrique, no sigás, me lo vas a matar. Los alaridos cesaron de pronto y mi papa volvió al patio. Un gran cansancio parecía pesarle en los hombros, como si hubiera corrido cien kilómetros. Cenamos en ambiente de velorio. Roberto tenía los cachetes inflamados y el ojo izquierdo lo tenía hecho una masa violácea. Mi papa gruñía cada vez que su mirada se topaba con la de su hijo idiota, y no le dirigió la palabra hasta tres días después. Al terminar la cena, mi mama abrazó a Roberto, y mientras le susurraba algo al oído, él rompió a llorar. Con el rostro torcido de indignación e impotencia, se negó repetidas veces y trató de zafarse de los tentáculos de algodón que lo aprisionaban amorosamente. Todos a la cama a las nueve. Desperté de repente. La ventana del cuarto estaba abierta y la luna llena flotaba en lo alto del cielo, sin estrellas. Roberto, de no ser porque respiraba pausadamente, podía pasar como un niño muerto dentro de su mortaja. Bajé de la cama y caminé de puntillas a la suya. Hablé poco y rápido, le expliqué a un rostro tumefacto que sólo había querido las frutas más lindas del mundo, frutas rojas o verdes o cristalinas, con facetas y refracciones y jardines, con semillas de rubí y diamante incrustadas en su carne. Terminada la confesión salí al traspatio, donde la luna de nata bañaba todo de gris, convirtiéndolo en un antiguo cementerio donde los arbustos se erguían como ánimas en pena. Me arrodillé frente a mi error y arranqué la grama a tirones lentos. La fosa de Roberto había quedado abierta, y la tierra de los montículos a su alrededor se había asentado. Cavé con las manos, cavé y cavé, pero sólo encontré piedras y raíces podridas. ¿Dónde estaban? La tierra se sentía tibia en mis manos. Me dejé caer sobre las pantorrillas y me imaginé en esa posición, entonces me vino el chispazo, un hombre de anteojos oscuros diciendo adiós con la mano, una hormiga descuartizada, un pajarraco al fondo del mar y la luna, allá en lo alto del cielo, burlándose de mí.

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LEÓN LEIVA GALLARDO

Pygmalión y Afrodita: La muerte del amor

La noche: Invención del hombre, el odio y el amor

a Marce

Antes que el hombre antes que Dios hubo la noche

cuando me distraigo viendo las esquinas del salón heleno algo defraudado por los mitos y los hechos cuando siento el hálito que dejan tus piernas esquivas hacia otro mundo desnudas hacia el rito del olvido me reconcilio con lo nuevo

La noche no es la sombra del día ni el día el lado claro de la noche la noche es la sombra de sí misma el día es el lado claro de sí mismo el día es distante luz extinta la noche es unidad con el sí mismo

cada día me convenzo más de tus alas de fuga de tus pasos huidizos de tus ojos lejanos de que sos la deidad que habita un cuerpo siempre ido ido hacia el remoto devenir

II A la noche no le da vergüenza todo lo que se hace y se deshace en su penumbra al día le caen todas las culpas

lo sé ahora que he vuelto mordaz avizorado como desde un sueño violento:

El odio y el amor son depredadores noctámbulos devoran a la misma presa

tanto sueño —sed— sentir y ser como lo que tuve de pena y de angustia perecen también en este cuajo de huesos y carne de mármol sólo ahora sé que el deseo alucinó la presencia que los ojos bosquejaron el cuerpo que las caricias develaron la piel que los besos vertieron los labios que tu fuga siempre ha sido eterna que hombres como yo y como tantos habrán de amarte y padecerte a través de los mitos y los hechos porque sos inmarcesible porque sos incontenible como el abrazo de esta diosa develada como la diosa sin brazos que habita este museo sin saber que anuncia lapidada la muerte del amor

Pero el hombre es sabio cuando logra habitar la noche la noche con virtudes y deliquios

Ricardo Santos Hernández: Un plástico desnudo

for a Windy Day, óleo sobre tela, 2004

El fuego de todos los fuegos en la noche astral cierro el pensamiento cautivo cedo siento y veo una fogata lame ardiente los oscurecidos géneros del aire entonces mi videncia hacia adentro confirma que sigue siendo noble el fuego hasta en su fallida lengua del alumbramiento se advierte el impulso hacia los cielos aunque el firmamento sea severo las enmudecidas voces del fuego buscan el lenguaje del sol el universo y como extraviados brazos de un crío las menguantes llamas se alzan hacia el fuego de los fuegos las palabras apenas quedan en el punto de la lengua es sordo y mudo el fuego de todos los fuegos

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El hombre que logra habitar la noche es el ser más bello del mundo el monstruo de la ecuanimidad el ángel del exterminio es decir lo más parecido a un dios lo más parecido a sí mismo III El astro cero arroja los planetas con centellas multifarias el ojo negro traga los planetas con su punto ciego nulo para después tragarse a sí mismo: como lo hace Dios en la unidad de la noche


El barrio y las políticas de identidad (Parte II)

Juan Mora-Torres

Samuel Huntington, el controversial profesor de Harvard, escribió recientemente que “no hay un Americano dream. Sólo existe el American dream creado por la sociedad anglo-protestante. Los mexicoamericanos compartirán ese sueño y esa sociedad sólo si hablan inglés”. Esta afirmación es un ejemplo de un juicio de valor que declara esencialmente que la cultura “angloprotestante” es superior y por ello exige que los latinos desistan de su cultura inferior, incluido el uso del español. Según este argumento, a lo largo de la historia estadounidense cada grupo de inmigrantes se ha asimilado a la “cultura anglo-protestante”. Ellos han reconocido el valor de intercambiar su cultura a cambio de obtener el American dream. Los latinos han sido la única excepción. Huntington no es el primer intelectual en preguntar “¿cuál es el problema con los latinos?”. Hace ochenta años un académico escribió que los mexicanos eran gente testaruda, que necesitaban tiempo para darse cuenta de las ventajas de la asimilación. Aunque mostraba cierto optimismo pues pensaba que con el tiempo los mexicanos verían la luz de la “americanización”, también mostraba sus dudas ya que le preocupaba la posibilidad de que no fueran capaces de asumir tal empresa debido a la “sangre del inmigrante mexicano” y a las deficiencias culturales que acarreaban; es decir, la presencia de la sangre y del pasado indígenas los hacían una raza biológicamente inferior e incapaz de avanzar culturalmente, por lo que no había manera de que fueran asimilados. La visión euroamericana, como la de Huntington, está permeada por la idea de que la cultura latina es inferior a la “americana”. Esta dicotomía represen-

tada por la superioridad cultural “americana” y la inferioridad cultural latina, ha sido manifestada de muchas formas; una de esas manifestaciones es la manera en que ha sido percibido históricamente el barrio. Desde la pasada década de los veinte, los latinos han formado extensos barrios generalmente en las zonas más pobres y marginadas en ciudades como Los Ángeles, Nueva York y Chicago. Los sociólogos euroamericanos empezaron a estudiar estos asentamientos durante los primeros años de su formación. De estos estudios, surgieron dos visiones que siguen siendo el cimiento del debate actual y partían de la premisa de que la cultura latina era inferior a la “americana”. Ambas buscaban comprender por qué los latinos no se habían adaptado a la corriente general. En resumen, pretendían responder a la pregunta “cuál es el problema con los latinos”. Primero consideraron el barrio como un lugar en el que vivían trabajadores sin ambiciones de progreso, columna vertebral del American dream. Se explicaba que el fracaso de la asimilación y el estancamiento en un estrato social, se debía a la misma cultura “latina”, pues ponían a la familia, a la comunidad y al arte por encima del individualismo y el dinero. Por ejemplo, en la década de los veinte un académico resaltó que debido a su cultura, los mexicanos eran especialmente sensibles al “tono y al color… Ningún mexicano puede vivir sin música. En nuestras escuelas públicas, muchos maestros afirman que los hijos de los trabajadores mexicanos destacan en las clase de manualidades, arte y música”. La visión contraria veía el barrio como algo inherente a los latinos: un lugar paupérrimo, infestado de

enfermedades y violento, en el que la conducta impropia se vuelve la norma de la cultura del barrio. En un informe de la misma década, un médico prominente de Chicago declaró que los mexicanos “se multiplican muy rápido” y debido a su forma de vida “constituyen una amenaza para la salud [pública] de los estadounidenses”. Estas dos visiones a veces se entremezclaban, pero ninguna de ellas destacó el racismo como la fuerza que motivaba la formación de los barrios latinos. A pesar de que los primeros debates acerca del barrio estaban dominados por académicos euroamericanos, algunos intelectuales latinoamericanos también intentaron explicar a los latinos y sus comunidades. En El laberinto de la soledad (1950), Octavio Paz analizó la identidad mexicana de los dos lados de la frontera. En este libro Paz analiza al pachuco, o sea, los pandilleros que se destinguían del resto de la sociedad por la forma de vestir, su gesticulación y su lengua (de algún modo ellos son los antepasados de los Homies de Gonzales). Paz escribió: Son rebeldes instintivos y el racismo de Norteamérica ha descargado su ira sobre ellos más de una vez. Pero los pachucos no intentan dar la razón a la raza o la nacionalidad de sus antecesores. Su actitud revela una voluntad obstinada, casi fanática, pero esta voluntad no afirma nada en particular excepto su determinación… de no ser como los que les rodean.

Para Paz los pachucos eran rebeldes sin causa. A pesar de que reconocía el papel que había jugado el racismo en el camino de la asimilación de los mexicanos, Paz no entendía que los pachucos estuvieran inmersos en una rebelión existencial. El modo en que se vestían, su gesticulación, el uso de la lengua (caló)


“Botas exóticas al alcance de su piel, pásele, tenemos de su medida”. En la calle Veintiséis, Chicago. Foto: Lorena Ruíz

y otras expresiones culturales, iban en contra de las corrientes y valores de la sociedad dominante que se valía del racismo para marginar a los mexicanos. Esta rebelión existencial encontró muchas formas de expresión en los barrios de este país y, en la década de los sesenta, adquirió un cuerpo político. En las últimas décadas, una de las principales fuentes de inspiración cultural latina, si no la más importante, ha sido el barrio urbano. Ha sido fuente de inspiración de libros como Down These Mean Streets, de Piri Thomas y Always Running, de Luis Rodríguez; también ha inspirado a artistas plásticos como Marcos Raya, a los músicos latinos creadores de la salsa en Nueva York y a los chicano rockanroleros del Este de Los Ángeles. Cuando Raúl Salinas estuvo en la cárcel escribió uno de los poemas chicanos más conocidos, “A Trip Through the Mind Jail,” (1970), en el que se expresa la nostalgia por los barrios de Austin, Texas donde el autor se crió. Contiene los siguientes versos: Neighborhood of my youth, demolished, erased forever from the universe you live on, captive, in the lonely cellblocks of my mind

Al interior de esta corriente cultural, los Homies de Gonzales vendrían a ser las últimas producciones culturales procedentes del barrio. Como comunidad, los latinos necesitan imágenes de sí mismos. En parte, Marisol y los Homies fueron creados para satisfacer la necesidad de los latinos jóvenes de identificarse con muñecas y juguetes que se les parezcan. Por eso el debate acerca de Marisol Luna y los Homies es tan controversial. Estos juguetes y esta muñeca son representaciones simbólicas del todo que es la comunidad latina. Como objetos de juego pueden ser interpretados de varias maneras. Volvamos a la historia de Marisol. Los defensores del barrio se oponen a que Marisol haya abandonado el barrio porque en los suburbios ven la representación de la dispersión, la asimilación y la homogeneidad. Los suburbios son percibidos como un extenso erial cultural y espiritual que valora las posesiones materiales sobre todas las cosas. Quizá, incluso teman que Marisol se vaya a “des-mexicanizar” a medida que crece en los suburbios. Aquellos que aplauden la salida de Marisol de Pilsen lo hacen porque se están asimilando a la sociedad de la corriente general: mejor vivienda, mejor educación, ocio y trabajo. Siguiendo el camino de todos los inmigrantes, los Luna se marcharon del barrio en

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Hay 40 millones de latinos en los Estados Unidos y la mitad de ellos tiene menos de 25 años. American Girl ha vendido 11 millones de muñecas (a $84 cada una). Más del 95% de las niñas de este país entre las edades de 7 y 12 años conocen los productos de American Girl. En julio de 2003 se habían vendido 100 millones de Homies (a cincuenta centavos) en todo los Estados Unidos. Scholastic, una importante editorial de libros de bajo coste para niños, ya ha publicado tres libros Mijo. La película Mijo se estrenará el año que viene y pronto se empezará la producción de Homies-the Movie. busca del “American Dream”. Esta interpretación de la partida de los Luna implica un juicio de valor del barrio. Es un lugar de violencia, crimen, inmoralidad y vicio. Atrapados en este ambiente, los jóvenes sucumben a una “cultura de clase baja” de conducta desviada y destructiva como el ingreso a una pandilla, el abandono de la escuela, la drogadicción, la delincuencia juvenil y los embarazos entre adolescentes. Para ellos la generación de Marisol no tiene futuro mientras esté atrapada en el barrio. Hasta ahora, y dadas sus historias, Marisol y los Homies viven en dos mundos diferentes. Los Homies representan el barrio, y Marisol —aunque está orgullosa de sus raíces—, está viviendo el “American Dream” en el suburbio. La única cosa que tienen en común es que ambos juguetes están siendo fabricados en China. Fuera de eso, Marisol cuesta 84 dólares (sin incluir el libro ni los accesorios) y los Homies cuestan 50 centavos (incluso, se pueden compran en máquinas de chicles de las tiendas y los restaurantes del barrio). Con 84 dólares uno puede comprar el barrio de Quién Sabe y Oakpark. La controversia de Marisol y los Homies, sin embargo, es mucho más compleja de lo que se ha dicho hasta ahora.

Después de todo, estamos tratando con una muñeca y unos juguetes. Estamos viviendo en una época de transformaciones demográficas profundas, que implica la dispersión de los latinos por todos los rincones de los Estados Unidos, incluidos los suburbios. Por ejemplo, muchos inmigrantes latinos han llegado a establecerse directamente a los suburbios, los nuevos puertos de entrada. Para muchos de sus residentes, los recién llegados latinos están poniendo en peligro su tranquilidad. En 1990 casi dos tercios de los latinos de la zona metropolitana vivían en Chicago. Diez años más tarde la distribución de los latinos estaba repartida casi a partes iguales entre los suburbios y la ciudad. Los que eligen vivir en los suburbios lo hacen por varias razones, desde la vivienda y la educación hasta el transporte y el trabajo. Los latinos se mudan a los suburbios porque la vivienda es más barata y el trabajo más abundante que en Chicago. Otros, como Marisol, se marchan porque consideran el barrio “peligroso”. A otros los están echando de barrios como Pilsen y Humboldt Park porque el precio de la vivienda ha subido desorbitantemente en la última década. La demografía de los latinos está pasando por dos procesos que a primera vista pueden parecer contradictorios. Por un lado, se están dispersando por los suburbios y por todo los Estados Unidos. Por el otro, también hay una mayor concentración en número en los barrios segregados de la ciudad. Actualmente el 43% de los latinos vive en las mapas del censo que constituye el 50% de la población, y este porcentaje continúa aumentando. Ambos procesos están teniendo lugar en Chicago. Los latinos se están dispersando por los suburbios más pobres de clase trabajadora, como Cicero y Waukegan, y no por los más ricos, como Lake Forest. En algunos suburbios ya configuran la mayoría de la población y en otros lo serán pronto. Están formando barrios suburbanos que recuerdan a los primeros barrios urbanos que se crearon hace décadas. El sonido del Pasito Duranguense, la contribución más destacable que ha hecho Chicago a la música popular mexicana, se originó en los clubes nocturnos de Aurora y los suburbios del oeste. Cuando viví en California, había un dicho que oía con frecuencia mientras asistía a la universidad: “puedes sacar al muchacho del barrio, pero no puedes sacar el barrio del muchacho”. Había muy pocos mexicanos en la universidad y los que había siempre estaban juntos. Decíamos eso como broma cuando un estudiante mexicano hacía algo, generalmente de forma inconsciente, que no estaba considerado como comportamiento apropiado en el campus. Cuando viví en Texas solía oír a los mexicanos mayores que bromeaban diciendo “México ven por tu gente”. De nuevo, eso se decía en situaciones en que un mexicano hacía algo que era considerado inapropiado por los anglos. Estos dos dichos se pronunciaban en situaciones en las que había interacciones con anglos fuera de la seguridad del barrio. Sin saberlo, se estaba transformando el mundo fuera del barrio. No sabemos cómo crecerá Marisol Luna en Des Plaines. Como producto del barrio, tendrá muchas interacciones con anglos y en un ambiente que es un mundo aparte de Pilsen. Sin embargo, dadas las transformaciones demográficas de los latinos, otra interpretación de la historia de Marisol es verla como una pionera latina, como muchos otros que están viviendo en los suburbios. Los Luna son pioneros porque están entre las primeras familias latinas que se establecen en Des Plaines. Cada día habrá otros que los sigan y al hacerlo transformarán los suburbios como lo hicieron hace décadas los latinos en Chicago. Des Plaines está siendo transformado. Ya es un 17% latino y, para la familia Luna, Pilsen no está realmente tan lejos. Pueden tomar la línea azul en Rosemont y sin tener que hacer ningún trasbordo, llegar a la calle 18 o a la estación de Damen. Ambas estaciones están sólo a un par de cuadras de donde solía vivir Marisol.

Traducción: Verónica Esteban


“Obituario de una nación”: Un examen historiográfico

de Samuel P. Huntington (Parte I)

José Ángel Hernández Hace un año, Samuel P. Huntington publicó en Foreign Policy un artículo titulado “El reto hispano”. En ese artículo el autor argumenta que la inmigración mexicana a los Estados Unidos no es como las migraciones del pasado. Si esta inmigración continúa, añade, podría disminuir la hegemonía cultural de los Estados Unidos, así como parte de su territorio. En pocas palabras, la migración mexicana amenaza la sociedad estadounidense de tal forma que se puede imaginar una sociedad bilingüe y bicultural. En este sentido, este artículo es más un examen del discurso radicalizado que surge en tiempos de guerra, de declive económico o de tensión política y social. “El reto hispano” fue sólo el comienzo de lo que más tarde se convertiría en un esfuerzo por definir una de las preguntas más evasivas de la historia de los Estados Unidos: ¿Quiénes somos? Huntington cree que este país está abordando cuestiones relacionadas con la identidad cultural. Su libro trata esta discusión sobre la forma en que los “americanos” se definen a sí mismos y también sobre el papel de los Estados Unidos en asuntos internacionales. Huntington es un influyente estudioso de las ciencias políticas en este país. Además de ser autor de una docena de libros, su obra El choque de las civilizaciones (1996) ha sido traducida a 31 idiomas. Siguiendo las observaciones de M. J. Akbar, Huntington cree que “la próxima confrontación [de Occidente] definitivamente ocurrirá en el mundo musulmán. La lucha por un nuevo orden mundial se iniciará en las naciones islámicas, que se extienden desde el Maghreb hasta Pakistán”. Después del 11 de septiembre de 2001, varios observadores le dieron la razón, y su libro El choque de las civilizaciones se convirtió en un best-seller nacional, cinco años después de haberse publicado. Huntington espera que lo mismo suceda con este nuevo libro. Algunos académicos han interpretado El choque de las civilizaciones como una respuesta a El final de la historia, o el último hombre (1992) de Francis Fukuyama. Fukuyama argumentaba que con el final de la Guerra Fría y la caída de la Unión Soviética, tanto los valores fundamentales de la democracia liberal como el mercado capitalista no tendrían ningún tipo de oposición. Contrario a las creencias de Fukuyama acerca del triunfo final de Occidente, en 1993 Huntington escribió “La fuente principal de conflicto en este nuevo mundo no sería ideológica o económica. Las grandes divisiones y la fuente de conflicto serían culturales. Los Estados-naciones continuarán siendo los actores más poderosos en asuntos mundiales, pero los conflictos principales de la política global ocurrirán entre naciones y grupos de civilizaciones diferentes. El choque de civilizaciones dominará la política global”. Estas diferencias culturales son el eje central de su argumento y subraya estas diferencias en su libro ¿Quiénes somos? Huntington cree que los estadounidenses son las personas más patrióticas del mundo. Anualmente trabajan más horas que cualquier otro país industrializado y son los más religiosos. Sin embargo, esta pregunta de “¿quiénes somos?” es Samuel P. Hu ntington para varios académicos una

Plan de operaciones del pentógono para la Liberación de México

búsqueda en vano. En MexAmerica: Dos países, un futuro, Lester Langley señala que “ninguna otra sociedad en la historia de la humanidad ha buscado por tanto tiempo una identidad cultural significativa y fracasado en el proceso” (284). Puedo afirmar que ¿Quiénes somos? no es tanto un libro que trata de la inmigración mexicana sino un intento de definir quiénes y qué son los “americanos”. Sin embargo, el “mexicano” está inexorablemente vinculado a este cuestionamiento, pues el “otro” inmigrante es fundamental para la formación de una identidad. O siguiendo la aplicación de la dialéctica hegeliana: “Para definirnos, necesitamos a otras personas”. Dividido en cuatro secciones, con varios capítulos por sección, el libro de Huntington comienza con la definición de “Identidad”, luego esboza la “Identidad americana” (entiéndase estadounidense), seguido de “Retos a la identidad americana” y termina con una “Renovación de la identidad”. Cada sección general gira alrededor de lo que el título sugiere: ¿Quién y qué es un “americano”? Por el bien de la sencillez, sólo comentaré el capítulo que trata sobre la inmigración mexicana, ya que éste es el tema que hilvana el libro. El capítulo de Huntington sobre la inmigración es similar al esbozo que hace Pat Buchanan en su libro The Death of the West. Para Huntington, “La inmigración mexicana apunta hacia la reconquista demográfica de las áreas que los Estados Unidos arrebató a México en las décadas de 1830 y 1840, todo esto

mediante la mexicanización de estas áreas de un modo comparable a la cubanización que ocurrió en el sur de la Florida”. Argumenta que la inmigración mexicana es “diferente” de las anteriores debido a 1) su proximidad, 2) número, 3) ilegalidad, 4) concentración regional, 5) persistencia y 6) reclamo histórico del territorio que se perdió en 1848. Estos argumentos han sido postulados anteriormente y cuentan con una larga historia en este país, sobre todo en relación con el tema de la “diferencia”. En este sentido, la tesis de Huntington no es nada nuevo ni debiera ser percibida como algo distinto. La historia del discurso antimexicano comienza cuando por primera vez los “euroamericanos” tienen contacto con los mexicanos, particularmente en Texas a principios del siglo XIX. Un buen punto de partida para explorar las relaciones entre estos dos grupos se halla en They Called Them Greasers: Anglo Attitudes Towards Mexicans in Texas, 1821-1900, de Arnoldo De León. En este artículo simplemente presentaré algunos ejemplos que siguen siendo vigentes. El miedo hacia los extranjeros, y especialmente hacia los inmigrantes, ha sido parte de la historia de este país desde que los primeros europeos llegaron a América. A Benjamín Franklin se le atribuye la siguiente cita: “¿Por qué debe Pennsylvania, que fue fundada por ingleses, convertirse en una colonia de extranjeros? Pronto serán tantos que en lugar de anglificarse, ellos terminarán por germanizarnos”. Estos sentimientos se 23


La inundación de mexicanos es tal que para los autores es como tratar de contener “el río Misisipi con palillos de dientes”. Cuando las tropas estadounidenses llegan a Tampico son recibidas por multitudes de mexicanos agradecidos. Un golpe de Estado obliga a Ruiz y a su pequeño círculo a huir a las montañas de Zacatecas. En ese estado las tropas estadounidenses enfrentan una sangrienta lucha contra la guerrilla y se ven obligadas a batirse en retirada. Ruiz permanece en libertad. Cabe señalar que el temor estadounidense no nace del asesinato del presidente mexicano, o del Pat Buchanan conflicto con las guerrillas, o del involucramiento de este presidenmanifestaron en contra de todo te con el narcotráfico. El elemento grupo inmigrante que llegara a los Esque mayor miedo produce es la posibilitados Unidos. En 1913 muchos ciudadadad de que los Estados Unidos sea invanos compartían la posición que el abogado dido por dos millones de mexicanos. A. A. Graham de Kansas expresara en una El temor a la inmigración mexicana en carta al presidente Woodrow Wilson: “La estos días ha llevado a Pat Buchanan a ininmigración es el asunto más delicado que sistir que los mexicanos guardan un rencor enfrenta su administración, y exige la exhistórico legítimo hacia los Estados Uniclusión de europeos bajos y mexicanos dos. En The Death of the West desarrolla que ahora invaden el Oeste y el Medio cinco puntos muy similares a los de HunOeste… si no se le presta atención inmetington: 1) [En esta inmigración] el núdiata, pronto no habrá estadounidenses”. mero es mayor que las inmigraciones Casi cien años después el miedo hacia del pasado; provienen de un país específiel “otro” no ha disminuido. co y se concentran en un área específica. Ya en 1978, el director de la CIA 2) Los mexicanos no sólo provienen de William Colby le dice a un periodista una cultura diferente, “millones de ellos de Los Angeles Times que la inmigración también pertenecen a otra raza”; 3) Millomexicana —y el surgimiento de una Quénes de ellos entran ilegalmente, lo cual los bec hispanohablante en el Suroeste de los vuelve transgresores de la ley. 4) A difeEstados Unidos— representa una amenaza rencia de las inmigraciones del pasado, para el futuro de este país más grave que que tenían que cruzar el mar, los mexicala propia Unión Soviética. Se esperaría nos gozan de la proximidad de su tierra que el hecho de que el director de la CIA natal y no sienten la necesidad de aprenexpresara semejante comentario, escander inglés. 5) Los actuales inmigrantes dalizara a las personas en el poder, pero mexicanos son diferentes que las olas no fue así. anteriores, pues llegan con la idea de que En 1996, Caspar Weinberger y Peter tienen derechos raciales y étnicos, una Schweizer publicaron The Next War, una creencia “fomentada por elites culturales novela futurista sobre las potenciales ame- que denigran el melting pot y predican las nazas a la hegemonía de los Estados Uniglorias del multiculturalismo”. dos. Weinberger, cuyos cargos incluyen Si examinamos estos ejemplos es eviposiciones en los gabinetes de tres presidente que Huntington (junto con el resto) dentes, describe su libro como una versión no ha dicho nada original en su “estudio” literaria de los juegos de guerra que pracsobre la inmigración mexicana. Por un ticó en el Pentágono durante sus años en lado, su conocimiento del proceso mila administración de Reagan. En el libro gratorio es limitado, y también lo es su propone cinco escenarios de futuros conconocimiento de los mexicanos. Acaso flictos: Corea en 1998, Irán en 1999, por esa limitación, Huntington asume que México en 2003, Rusia en 2006 y Japón sólo los mexicanos influyen de un modo en 2007. En cada caso, el ejército militar impactante la cultura de los estadounies derrotado por falta de fondos, capacidenses. Y no es así. La inmigración, tación y confianza. En el caso mexicano, aculturación y asimilación es parte de el asesinato del presidente reformista un proceso dialéctico, es decir, dinámico Lorenzo Zapata deja un vacío político y cambiante de uno y otro lado. que llena rápidamente el profesor radical Eduardo Francisco Ruiz. Este nuevo presiJosé Ángel Hernández nació en Monclova, dente pronto sucumbe a la política de coCoahuila, México y creció en San Antonio, rrupción bajo la influencia de los cárteles Texas. Es candidato a doctorado por la de la droga. La economía mexicana se Universidad de Chicago. colapsa y tienen que cruzar ilegalmente Traducción: José del Valle la frontera dos millones de mexicanos. 24

El valor y la piedad Alejandro Pérez Cervantes Amuleto, de Roberto Bolaño. España: Anagrama, 1999, 160 páginas. En ésta, una de sus obras menos conocidas, no por ello menor, Bolaño narra desde el tiempo sin escalas de la dispersión. Auxilio Lacouture, arquetipo del latinoamericano trasterrado, voz omnipresente y desaforada, esboza el canto de una generación. La perdición de los niños-poetas, niños-héroes extraviados en los laberintos de una época brutal. La desgarrada voz de Bolaño cuenta a manera de eco encerrado en un poliedro la toma de Ciudad Universitaria por el ejército en el México de 1968, el bizarro tránsito de los poetas realvisceralistas a través de las despiadadas arterias de una ciudad que no existe más. Como pocos de sus contemporáneos, el narrador chileno avecindado en el Mediterráneo español hasta el día de su muerte —acaecida en julio pasado— supo aproximarse a la irrealidad del espacio mexicano, un tumulto de susurros y gritos entrecruzados: el delirio proveniente de una mujer encerrada enlaza y entreteje los momentos culminantes de un territorio espiritual: la lucha por la utopía, la literatura como apuesta de vida, la inocencia a contraley del terror político de aquellas décadas, y sobre todo el desamparo, la intemperie sin tiempo latinoamericana: “La noche oscura del alma avanza por las calles del DF barriéndolo todo. Ya apenas se escuchan las canciones aquí, en donde todo antes era una canción. La nube de polvo lo pulveriza todo. Primero a los poetas, luego los amores, y luego, cuando parece que está saciada y se pierde, la nube vuelve y se instala en lo alto de tu ciudad o de tu mente y te dice con gestos misteriosos que no piensa moverse…”

“Yo perdí mis dientes en el altar de los sacrificios humanos.” Poeta antes que narrador, el autor de 2666 supo restituir al ejercicio de la escritura un brillo nuevo, imágenes inusitadas (Los detectives salvajes, Putas asesinas, Gauchos insufribles). Junto al narrador granadino Justo Navarro (El alma del controlador aéreo) y el barcelonés Enrique VilaMatas (París no se acaba nunca, El viaje vertical) supo como pocos superar las anquilosadas fórmulas narrativas de generaciones anteriores, asumir el riesgo de jugar con las palabras, escribir entre líneas, decir también callando, fundir los géneros, y resolverlo todo de una manera complicadamente simple, con piedad, humor, asombro y resolución: “Algunas noches mis amigos parecían encarnar por un segundo a aquellos que nunca existieron: los poetas muertos a los cinco o a los diez años, los poetas muertos a los pocos meses de nacer. Era difícil, y además era o parecía inútil, pero algunas noches de luces violáceas yo veía en sus rostros las caritas de los bebés que no crecieron. Yo veía a los angelitos que en Latinoamérica entierran en cajas de zapatos o en pequeños ataúdes de madera pintados de blanco. Y a veces me decía: Estos muchachos son la esperanza, qué van a ser la espumeante esperanza estos jóvenes borrachines que sólo saben hablar mal de José Emilio, estos jóvenes briagos duchos en el arte de la hospitalidad pero no en el de la poesía.”

Desde un principio (La literatura nazi en América, Monsieur Pain, Llamadas telefónicas) y hasta su final, Bolaño se reveló como un autor de altos vuelos, preocupado ante todo por la escritura en sí misma, es ya referencia su Discurso de Caracas, cuando recibiera el Premio Rómulo Gallegos por Los detectives salvajes, donde asumiera la escritura como un canto, envés de la vida, un homenaje arrojado hacia el futuro desde el valor y la piedad: “Lo único que pude hacer fue ponerme de pie, temblorosa, y escuchar hasta el último suspiro su canto, escuchar siempre su canto, porque aunque a ellos se los tragó el abismo el canto siguió en el aire del valle... un tránsito breve... Una canción apenas audible, un canto de guerra y de amor, porque los niños sin duda se dirigían hacia la guerra pero lo hacían recordando las actitudes teatrales y soberanas del amor. El amor de sus padres, el amor de sus perros y de sus gatos, el amor de sus juguetes, pero sobre todo el amor que se tuvieron entre ellos, el deseo y el placer. Y aunque el canto que escuché hablaba de la guerra, de las hazañas heroicas de una generación entera de jóvenes latinoamericanos sacrificados, yo supe que por encima de todo hablaba del valor y los espejos, del deseo y del placer. Y ese canto es nuestro amuleto.”

Alejandro Pérez Cervantes es diseñador gráfico y escritor, originario de Saltillo, Coahuila. Actualmente reside en Chicago.


Silvia Malagrino durante la filmación. Foto cortesía de la cineasta.

Naranjas quemadas Érika Buchancow Este documental, de Silvia Malagrino, es un reflejo de la Argentina de los años setenta y de su legado histórico. Es un viaje a ese pasado inconcluso, a esa búsqueda que parece eterna. Es el espíritu de lucha de una Argentina que no cesa de salar sus heridas. Silvia Malagrino nos invita a conocer no sólo su testimonio, sino el de muchos otros que fueron parte de este proceso que desgarró y marcó a toda una generación a través de la “Fuga de Cerebros”, de los “Exiliados” y sobre todo “Los Desaparecidos”. El documental se va tornando interesante porque la óptica de Silvia nos conmueve al sentir que la acompañamos a escarbar aquel pasado lleno de terror y de silencio impuesto por el toque de queda. Nos va relatando su pasado mientras recorre los lugares en los que solía estar con sus amistades, varios de ellos hoy desaparecidos. Nos narra específicamente la historia de su amigo Claudio César Adur, con quien estudiaba en la Alianza Francesa y con quien luego de las clases se reunían en aquella confitería ubicada sobre la calle Santa Fe y de nombre El Cantón Chino.Tardes de poesía, filmaciones, música y toda la bohemia que embadurnaba su época, y que en el presente Silvia vuelve a revivir, junto con las memorias que tiene de su abuelo, a quien consideraba su fuente de inspiración. “Mi abuelo era zapatero. Mientras cocía sus zapatos a mano, tomábamos mate y hablábamos del cine, la ópera y la política. Fue actor de cine mudo durante los veinte, y fue él quien me infundió el amor por la imagen y la poesía”. Los textos que se leen en Burnt Oranges fueron escritos por su amiga Mónica Flores Correa, quien también vivió en esa Argentina oscura y que ya en los ochenta llegó a trabajar para Amnistía Internacional. La película abre con las siguientes palabras de Mónica: Como cuando descubrimos la luna gigante de verano, en la terraza de mi casa en Devoto. Como cuando caminábamos por Corrientes, hasta que despuntó el alba y arreglamos el mundo y nos confesamos nuestras vidas. Como cuando te dije que amaba la estatua de la duda en Plaza San Martín. Como cuando tomábamos el 39 con Claudio, Leonor y vos, y hablamos de las clases de literatura francesa. Como cuando me escribiste la receta para no olvidar y me olvidé de que la habías escrito. El film arranca intercalando la poesía de las cartas que Mónica y Silvia se escribían durante los años de exilio y las imágenes de los parques de Buenos Aires, los cafés y las manifestaciones. Todo esto produce un

efecto tipo collage, muy rico en fotografía hasta que aparecen en la pantalla las palabras “Burnt Oranges” y el bandoneón de Astor Piazzola. A lo largo del documental hay otras imágenes que están acompañadas por la cortina de fondo musical que pertenece a Fred Simon, un pianista nativo de Chicago; se trata de una mezcla de música moderna, jazz y música clásica. En las piezas de Piazzola y la de Fred Simon se denota la ambigüedad que Silvia vive: ser de Argentina y de Chicago al mismo tiempo. Los testimonios en este documental van desde periodistas, hijos de desparecidos y Madres de Plaza de Mayo así como de ex generales de las Fuerzas Armadas. Puede decirse que el trabajo de Silvia logra abarcar los puntos de vista de las partes más importantes del conflicto. De estos testimonios vale la pena destacar algunos de ellos, como el de Alcira Elizabeth Ríos, abogada y asesora de Abuelas de Plaza de Mayo. Esta abogada nos dice que a través de las formaciones de grupos políticos se peleaba en la Argentina por una sociedad más igualitaria, con la intención de tomar el poder para cambiar las estructuras. Cabe destacar que Alcira fue quien logró, junto con Comisión Nacional de Personas Desaparecidas, que se decretara el arresto domiciliario a Rafael Videla, ex general de las Fuerzas Armadas que asumió el poder tras aquel golpe de Estado llevado a cabo el 24 de marzo de 1976. En el documental Silvia nos hace presente los aplausos por una parte del pueblo que llegó a apoyar a los militares durante la toma de posesión, así como también los repudios de los jóvenes militantes que se oponían a aquella ceremonia con cantos de protesta: ¡Unidos presentes! ¡Revolución o muerte! Otro testimonio interesante es el de Esteban Santamaría, que a los seis años de edad fue testigo de la forma en que los militares se llevaban a su madre, quien militaba en el Ejército Revolucionario del Pueblo. Esteban cuenta que a esa edad entendía que su madre estaba en oposición a algo, “porque percibía el miedo, porque habían situaciones muy difíciles, principalmente cuando vino el golpe de Estado”. Luego de este testimonio se presenta la otra cara de la moneda. El ex general Ramón Genaro Díaz Bessone muestra los titulares de los diarios de aquella época en los que se da cuenta de los ataques por parte del grupo guerrillero a organismos militares. En su postura, muy rígida, cuenta que el gobierno de Isabel Perón ordenó a las Fuerzas Armadas actuar contra la guerrilla, y él se sintió con la obligación de cumplir las órdenes del

gobierno de la nación, “había una sensación de que todos íbamos a ser asesinados.” Al final de su testimonio remarca que las fuerzas armadas no reprimen, sino que simplemente van a la guerra. Opiniones o supuestas justificaciones como ésta del ex general Díaz Bessone, por desgracia, se siguen escuchando en la Argentina de hoy, donde se goza de una pseudodemocracia, carente de un sistema de gobierno que cuente realmente con fuentes de trabajo, educación y vivienda. Es acá, frente a estas carencias, donde el pueblo flaquea con la idea errónea de tomar como solución el regreso de un gobierno militar que le haga frente a la inseguridad y la corrupción. Junto con las Madres de Plaza de Mayo, vemos a otra organización conocida como H.I.J.O.S. Ellos se enfocan en la búsqueda no sólo de desaparecidos, sino de hijos de desaparecidos, nacidos y arrancados de los brazos de sus madres biológicas, pues luego de dar a luz eran torturadas y fusiladas en los centros de detención o “chupaderos”, como lo llamaban los militares. Se calcula que había alrededor de 360 centros de detención a lo largo y ancho del país; el más conocido es acaso la ex Escuela Militar de la Armada Militar de Buenos Aires, edificio que en los noventa estuvo a punto de ser demolido y que el actual presidente Néstor Kirchner decidió convertir en museo. Ahí, en ese museo, es posible llegar a captar el horror que vivió la Argentina de 1976 a 1983. Silvia Malagrino reside hoy día en Chicago. Fue una más de las tantas personas que decidieron huir de esa atmósfera de muerte. Esto en 1978. Regresó a Buenos Aires en 1986. Este documental ha sido para ella como una materia pendiente por resolver. Para ella, “las madres y las abuelas de Plaza de Mayo, el CELS, H.I.J.O.S. etc., han logrado victorias asombrosas en el campo de la memoria, la verdad y la justicia. El espíritu del país es distinto. Es un país perturbado, pero a la vez fortalecido en el deseo de exponer y resistir la política de impunidad y amnesia”.

Burnt Oranges se presentará como parte del Reeltime Independent Film & Video Forum Miércoles 15 de junio, 7:30 P.M. Evanston Public Library 1703 Orrington Avenue Evanston, Illinois 60201 (847) 866-0312 Érika Buchancow es escritora argentina residente en Chicago.

Manifestación durante el XXIII aniversario del golpe de Estado. Fotograma de Burnt Oranges

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muy incómoda para los otros cineastas.” Pese a lo accesible de las nuevas tecnologías, no fue fácil financiar la producción de su más reciente documental. “Comencé Desazón suprema con mi propio dinero, con un pasaje gratis que tenía a México, por millaje” comenta Ospina. Prácticamente sin presupuesto, se fue a vivir a la casa de Fernando Vallejo en la ciudad de México por 20 días y así comenzó el documental. Con base en lo que grabó entonces hizo un pequeño piloto y lo propuso a la primera convocatoria que hacía la nueva ley de cine de Colombia, que premiaba al mejor proyecto documental, “con tal suerte que me lo gané”. Ese apoyo consistió en 30 millones de pesos colombianos. Solicitó también una de las becas de residencia artística que entregan los gobiernos de México y Colombia. Esto le permitió regresar a México otros dos meses y seguir rodando la película.

Imagen de la película Soplo de vida. Al centro, Luis Ospina

Luis Ospina habla sobre el apogeo

del

documental

Julio Rangel Sentado en un sillón de su cuarto de hotel, sorbiendo su whisky con delectación, Luis Ospina parece no tener prisa por ir a ninguna parte. Por la mañana lo llevaron a la Universidad de Chicago a participar en una de esas conferencias donde hay más miembros en el panel que en el público, y en un par de horas vendrán por él para asistir a la exhibición de Desazón Suprema, su documental sobre el escritor Fernando Vallejo, como parte del XXI Festival de Cine Latino. Ospina, colombiano oriundo de Cali, y residente en Bogotá, es un conversador nato. Sencillo, de risa fácil, el cineasta comparte sus experiencias y su entusiasmo de cinéfilo. Le pido sus impresiones ante la fiebre del documental que se vive ahora. “Es evidente que en todo el mundo hay un apogeo del documental” responde. “Creo que hay varias razones para eso. Por un lado, la gente está un poco cansada del cine de Hollywood y quiere encontrar la realidad en otras partes. Además, están las nuevas tecnologías, que permiten que se pueda rodar documentales como el mío, con una simple cámara portátil. Por otra parte, el documental está comenzando a exhibirse en salas de cine, ya no está confinado a la televisión o a la trastienda de los festivales. Y bueno, está el fenómeno Michael Moore, el que sus películas hayan tenido millones de espectadores, la coyuntura política aquí en Estados Unidos. Moore propuso una película política en un momento crucial.” El documental de Ospina fue muy bien recibido por la crítica y la gente (el Chicago Reader lo incluyó entre sus recomendaciones), si bien algunas personas se han mostrado ofendidas y sostienen que la visión de Vallejo denigra a los colombianos. “Los periodistas a veces dicen que Vallejo odia a Colombia, y a los cineastas muchas veces nos han acusado de dar una mala imagen del país. Pero como dice Vallejo, no se puede tapar el sol con un dedo. Somos el país más violento del mundo. Llevamos una guerra civil prácticamente

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desde 1948. La gente cree que Vallejo odia a Colombia, pero de lo que me di cuenta al hacer el documental es que él siente un profundo dolor por su país.” Buenos viajes, malos viajes La pasión de Ospina por el documental le viene de muy niño, cuando vio El desierto viviente, de Walt Disney, película que vio un par de veces. Más tarde, estudiando cine en la UCLA, en California, quedó muy impresionado por El hombre de la cámara de Dziga Vertov (1929). Una película con una propuesta adelantada a su tiempo porque, comenta Ospina, “en esa película ya está todo lo que se ha utilizado en el videoclip, en la publicidad, están todos los recursos que tiene el cine para registrar la realidad”. Terminó sus estudios en 1972, no sin antes visitar en 1971 el ahora mítico Festival de Avándaro, considerado el Woodstock mexicano, que Ospina recuerda como un bad trip: “Fue una pesadilla realmente, recuerdo que me metí un ácido y la pasé muy mal. Llovió, había barro por todas partes, el público era muy agresivo y tiraba cosas, se acabó el agua y la comida, sólo el regreso a la ciudad de México nos llevó 11 horas. Yo soy uno de los sobrevivientes de Avándaro.” Poco después, ya entrados los setenta, junto con el fallecido escritor Andrés Caicedo, fundó el cine club de Cali, y la prestigiosa revista Ojo al cine. Los cinco números de Ojo al cine bastaron para crearle una reputación en Latinoamérica y convertirse en un referente de la crítica cinematográfica —En la década de los noventa, en México, quien esto escribe aún escuchaba y leía comentarios elogiosos sobre esa revista, hoy inconseguible—. Su paso de la crítica a la dirección de cine fue afortunado, y ahora cuenta con dos largometrajes: Pura sangre, de 1982 y 18 años después, en 1999, Soplo de vida, que se presentó también en el Festival Latino de Chicago. Entre estos largometrajes median más de 30 documentales. Algunos polémicos, como Agarrando pueblo de 1978, “una especie de falso documental que denunciaba lo que nosotros en ese momento llamábamos ‘porno-miseria’. Yo estaba harto de los cineastas que iban al tercer mundo con esa intención, e incluso los mismos cineastas del tercer mundo empezaron a usar la miseria como algo para explotar y ganarse premios en Europa, en festivales de cine, y para tranquilizar la mala conciencia europea. La película fue importante porque cuestionó todo ese movimiento de cine documental un poco demagógico que se hizo. Fue

Negociar los muertos La conversación fluye, y en algún momento pienso que debo despedirme y dejar que Ospina se prepare para salir. Pero como ya he dicho, mi entrevistado es un conversador nato, por lo que se sirve un segundo whisky y vuelve al plácido sillón. Decido que yo tampoco tengo prisa y enciendo de nuevo la grabadora. Resulta curioso, le comento, que su película, donde Vallejo se manifiesta contra la reproducción del género humano, se exhiba en un contexto de violenta polarización entre los grupos provida y pro-elección y días antes de que el Vaticano optara por la línea dura en el nuevo papado. “Parte del discurso anticlerical de Fernando Vallejo se debe a la insistencia de la religión católica, y del Papa recientemente fallecido, de prohibir el control natal” dice enfático Ospina. “Vallejo atribuye los males de nuestros países en parte a la sobrepoblación. Dice que la pobreza sólo genera más pobreza, y la sobrepoblación sólo hace más difícil que esos países puedan progresar.” La relación de Vallejo con el cine —carrera que estudió en Roma— queda plasmada en Desazón Suprema, donde se ven secuencias de las películas que rodó en México, con tema colombiano, y cuya exhibición en Colombia fue bloqueada por el gobierno. Hace un par de años se exhibió en el circuito comercial de Estados Unidos la adaptación que Barbet Schroeder hiciera de La virgen de los sicarios, la novela más conocida de Vallejo. La realización de esta película disparó también la realización de Desazón Suprema. Ospina lo cuenta así: “Schroeder ha sido mi amigo desde hace más de 20 años, iba frecuentemente a Colombia y se quedaba en mi casa. Un día que estábamos en París me dijo que siempre había querido hacer una película en Colombia, pero no había encontrado un escritor para hacer el guión. En ese momento se acababa de publicar La virgen de los sicarios en francés y le dije que lo leyera. Schroeder lo leyó y me llamó diciendo ‘yo quiero conocer a este escritor’. Cuando se estaba rodando la película, Schroeder me llamó para hacer el documental detrás de cámara. Creo que allí se fue metiendo en mi cabeza la idea de hacer un documental sobre Vallejo.” Un dato curioso: Schroeder le dijo a Vallejo que en el texto para la pantalla tenía que reducir el número de muertos, “Barbet le dijo, ‘en una novela usted puede matar mucha gente, pero en una película hay que bajarle un poco’. Allí negociaron el número de muertos” (risas). La charla termina, en cualquier momento vendrán por Ospina y ahora sí hay que oprimir stop.


arte popular-peninsular; posteriormente estas expresiones se fueron transformando y haciendo más creativas a medida que los nuevos artesanos fueron dejando aflorar su sensibilidad. Una comunidad siempre canta, talla, o esculpe las devociones de su culto y así aparecen representados sus animales preferidos y sus ídolos. Estas manifestaciones son parte del hecho diario de la vida, como la pesca o la labranza, como el rezo o la creencia; es un oficio más al cual el hombre está obligado diariamente. Así los santos llegados en las naves desde otro continente encontraron el terreno propicio para imponerse con rapidez. Unas imágenes sustituyeron a los ídolos locales, sin embargo otras se fusionaron. De técnica acabada y diversa, los santos fueron el apoyo didáctico del evangelizador. Aunque el objeto artístico no tenía valor en sí mismo y sus autores eran anónimos, este arte popular perduró como arte colectivo, como expresión de un pueblo y de una comunidad, como manifestación de espiritualidad y de creencias sobrenaturales; pero no exento de transformaciones y aportes locales. El viento americano produjo un movimiento más audaz del ropaje, los colores de la tierra inundaron la imagen; aparecieron por doquier la naturaleza y el ritmo del nuevo espacio descubierto y los santos se coronaron de plumas y se vistieron de ricos tejidos de fibras vegetales y piedras preciosas. A su vez los santeros se multiplicaron y enriquecieron sus técnicas con productos naturales extraídos de ese suelo antes desconocido. La originalidad de Marco Oviedo está en que continúa desarrollando esas técnicas ancestrales, trasladándolas a nuestro arte contemporáneo y otorgándoles el valor creativo que proporciona

el mestizaje cultural y la individualidad en lo colectivo. El resultado es sorprendente. La belleza de una traslúcida y antigua técnica contribuye a lograr en su obra un lenguaje estético innovador, cargado de esa ingenuidad del arte popular alejado de la academia. El “estofado”, realizado en capas sucesivas de “pan de oro” y color aplicado al ropaje de la imagen o el “encarnado”, procedimiento de coloración de la piel del santo, requieren una dedicación y especialización que hacen de cada objeto piezas únicas en su género y apreciación. “La Inmaculada Concepción”, “San Francisco” o “San Gabriel” desfilan en el espacio expositor, mezclándose con “Espíritus” que aparecen y desaparecen, provocando ritmos curiosos en el procedimiento de la “cera perdida”, para concretarse después en bronces de alta expresividad, que comunican y despiertan la música de lo natural y de lo autóctono de la tierra americana. Esta muestra original y creativa, montada por la curadora Cristina Martínez Gaymont, presenta una propuesta novedosa que merece ser visitada y admirada con el propósito de un acercamiento al conocimiento de nuestras raíces y nuestra cultura. Debemos aplaudir estas iniciativas de elevar el arte popular al sitial que corresponde, y mostrar sus manifestaciones y repercusiones en el mundo de hoy. Raramente en Chicago hemos visto montajes artísticos con estas características, ambiente usualmente acostumbrado a propuestas de un lenguaje estético abstracto y de anticipada aceptación.

Delia Negro es profesora de español en el Instituto Cervantes, en Chicago.

Kokopelli

Espíritus, Santos

y Santeros Delia Negro

Gregory Gaymont Studio & Gallery nos presenta durante el mes de mayo una exposición tititulada Santos-Spirits, propuesta realmente original, tanto por su temática como por su técnica El artista mexicano Marco Oviedo, en un afán de conservación de la imaginería colonial y de la tradición del arte popular, rescata procedimientos ya olvidados por el arte contemporáneo y crea esculturas, retablos e imágenes, que vibran en una explosión de color y que reiteran indefinidamente concepto, tanto paganos como peninsulares. Giros y ritmos, colores y formas se combinan en la búsqueda de una dinámica creativa, nutrida de una herencia generacional, experta en diferentes técnicas, como el tallado, estofado o encarnado de la madera. En tiempos de colonización y evangelización del Nuevo Mundo, los santeros peninsulares desarrollaron un papel fundamental en la difusión de la que creían la verdadera fe e impusieron sus ídolos y enseñaron al hombre americano las técnicas de elaboración de los mismos. Al principio las imágenes fueron simples copias de un

San Gabriel

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Obituarios

Desnudo de un mundo artificial

Rodolfo “Corky” Gonzales (1929–2005) De todos los líderes del Movimiento Chicano, Rodolfo “Corky” González fue el que se vio más vinculado con el “Chicano Power”; lema que apelaba al movimiento social durante las décadas rebeldes de los años 1960 y 1970. Su poema “I am Joaquin/Yo soy Joaquín” (1967) inspiró a toda una generación de activistas jóvenes que se sintieron atraídos al nacionalismo que Corky fomentaba: el concepto de Aztlán, la autodeterminación chicana y el orgullo por su cultura e historia mexicana/chicana. Como uno de los cinco “grandes” líderes del Movimiento Chicano (César Chávez, Bert Corona, Reyes López Tijerina, José Ángel Gutiérrez y Corky Gonzales), este último encarnó la causa de los jóvenes urbanos de los barrios. I am Joaquin Lost in a world of confusion Caught up in a world of a gringo society, Confused by the rules, Scorned by attitudes, Suppressed by manipulations, And destroyed by modern society. —Juan Mora Torres Lalo Guerrero (1916–2005) Lalo Guerrero era un gran héroe. Fue uno de los pioneros chicanos en hacer algo que reflejaba a la sociedad chicana y además indicara nuestro lugar en los Estados Unidos y el mundo. En los años cuarenta —la época de los pachucos y de los zoot-suiters— él ya estaba tocando swing en español. Además le fusionaba ritmos latinos e incorporaba el lenguaje de las calles en sus canciones, como “Marihuana Boogie”. Él también hizo muchas parodias a las canciones. Creaba sus versiones que eran bien divertidas, como “Pancho López” en lugar de “Davy Crockett”, y otras como “There's no tortillas”, “Oh Cielo Mío”. ¡Era grandioso! Fue un escritor prolífico y un gran interprete, gran cantautor y un excelente personaje. —David Hidalgo, Los Lobos

Rigo Tovar (1947–2005) Domingo 27 de marzo de 2005, se nos adelanta a entrar al gran silencio el gran artista y músico compositor y cantante matamorense, Rigo Tovar, quien fue el fenómeno tropical de los años setenta, quien innovara la música popular al introducir elementos psicodélicos del rock a la música tropical; sólo siguiendo los pasos de Santana. Le sobreviven cantidad de canciones y su sonido que es una gran influencia para un sin fin de músicos de nuestros días en los cuales me incluyo... Rigo siempre imitado, jamás igualado... Rigo el hombre... Rigo, quien llenara de miles de almas el río San Luisito tan sólo con su canto... Rigo la influencia... Rigo la sensación... Rigo ... el recuerdo... Rigo el que fue olvidado para con su muerte revivir entre nosotros y quedarse para siempre en su música... Rigo, tu Matamoros querido nunca te podrá olvidar, como tu México lindo que siempre amaste... no creas que son sólo palabritas que se dicen nada más... Oh qué gusto volverte a ver... Oh qué gusto volverte a encontrar... aunque te nos hayas ido con tu sirenita encantada... siempre sabremos que... Rigo es amor... descanse en paz. —Tony Hernández, El Gran Silencio

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Penoso adiós al Papa Iván Torrijos La Iglesia católica es parte importante en nuestras familias. Se hace presente desde que nacemos y se extiende al momento mismo de la muerte, cuando en los funerales el cura agita el agua bendita sobre el cuerpo apagado cuya alma emprende el camino para encontrarse con su creador, o para habitar los huecos de oscuridad y lamento que reservan el pago por nuestras culpas. Sería casi un pecado dudar del lugar que le corresponde al recién fallecido Papa Juan Pablo II por su valioso trabajo a lo largo de su pontificado y por el simple hecho de que fue el máximo representante de la Iglesia católica durante 26 años. El magisterio de esta Iglesia nos habla del contacto y/o inspiración directa del Papa con Dios y recibimos así muchas de las que son efectivamente enseñanzas sobresalientes de cómo vivir una vida honesta y de benevolencia. Sin embargo, el mundo supo también que Juan Pablo II expresó hasta sus últimos momentos rechazo a temas que han sido inquietud para muchos, como el uso del condón para prevenir embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual, o también el rechazo a los homosexuales que viven una vida abierta y acorde a su orientación sexual. El Papa reafirmó su condena a la utilización del condón, incluso en sus visitas a países africanos, Continente que vive una situación devastadora, pues es el que tiene el mayor número de habitantes con VIH/SIDA a nivel mundial. En cuanto a la homosexualidad dijo: “Es necesario preguntarse a sí mismo si esto no es, tal vez, parte de una ideología nueva del diablo, que intenta poner los derechos humanos contra la familia y contra el hombre”. Antes de morir envió comunicados instando a los gobiernos a no emitir leyes que beneficien a las parejas del mismo sexo. En relación con el párrafo anterior, hace algunos meses entrevisté al padre Ezequiel Sánchez, Director de la Oficina para Católicos Hispanos de la Arquidiócesis de Chicago. Al cuestionarlo sobre estos temas, me respondió que los condones son pecado porque no están abiertos a la vida, dijo que halagan a Dios aquellas parejas que realmente obedecen y tienen todos los hijos que él les manda. En Latinoamérica por ejemplo, existen familias que viven en condiciones precarias de extrema pobreza; debido al gran numero de hijos los padres no pueden otorgarles buenas condiciones de vida. Ante esta realidad, el padre Ezequiel señaló que estos padres de familia tendrán una buena recompensa por haber cumplido con el mandato divino. En cuanto a los homosexuales, me confirmó que la Iglesia rechaza la homosexualidad abierta. Dijo que aceptan a quien es homosexual pero siempre y cuando no viva su vida íntima y social como tal. Le hablé del sacrificio que ello implicaba para la gente que tiene esta orientación sexual; su respuesta se basó nuevamente en que se debe cumplir con “lo que Dios ya ha hablado”, y que eso “te garantiza, en pocas palabras, el Paraíso”. Lo anterior nos lleva a observar la enorme cultura del sacrificio en la Iglesia católica: el dolor y el sufrimiento como forma de bondad. Incluso con la imagen de Jesús clavado en la cruz, se hace visible el sufrimiento como camino de salvación. Una actitud así nos lleva a renunciar a la capacidad de vivir una vida plena, de aspiraciones y de libertad autónoma y, en su lugar, transformarnos en objetos de obediencia a una moral que ha perdido su lógica en el transcurso del tiempo. No confundamos, no se trata de libertinaje y desenfreno, sino de dignidad humana, de amar y aceptar las diferencias; se trata del respeto personal y también del ajeno. La historia del catolicismo ha estado plagada de aberraciones, a las mujeres —como a los animales— se les consideraba seres sin alma; se insistía en que la tierra era plana, que la tierra era el centro del universo, que la gente se moría por los demonios. El Papa pidió perdón a los indígenas por la explotación de que han sido objeto y por destruir sus formas de vida, a los judíos por la persecución y asesinatos en su contra, a las mujeres por la histórica discriminación y sexismo en que han vivido a lo largo de los siglos —hasta ahora ninguna mujer ha participado en la elección del nuevo Papa—, de igual manera se ha pedido el perdón por los abusos sexuales a menores de edad. Sería importante que no pase mucho tiempo antes de que la Iglesia reconozca también que algunas de sus posiciones —como ante el uso del condón o la homosexualidad— son incorrectas y que incluso se han convertido en inmorales. El sentido común que Dios nos ha dado se lo dice a muchas personas que se van alejado de la Iglesia debido a estas ideas que ocasionan un peligroso daño no sólo personal, sino también social. Juan Pablo II se ha despedido. Ojalá que las lágrimas que se derraman sean de felicidad porque de acuerdo a nuestras creencias es seguro que se reunirá con Dios. Además, a la muerte cualquiera le gana la partida cuando se han hecho buenas acciones y se ha servido y amado al prójimo. La Iglesia católica ha vivido grandes transformaciones; este nuevo momento de transición debiera marcar el inicio de un período inteligente en estos temas que representan un reto actual. Iván Torrijos es técnico en Trabajo Social. Fue productor de Radio Arte durante dos años. Ahora es colaborador de la Revista Identity de Windy City Media Group.


Sociedad moderna e individuo en Durkheim Manuel Zataráin C.

Émile Durkheim defendía apasionadamente la idea de que la sociedad y la economía en los últimos años del siglo XIX, tenían que recuperar aquello que había sido barrido por el vendaval de la economía liberal capitalista. Simplemente, los teóricos e ideólogos del liberalismo primigenio, no querían saber nada de intervención estatal o de todo tipo de organización que pudiera interrumpir o bloquear el supuesto desarrollo libre de la economía y de la sociedad. La máxima fisiócrata “dejar hacer, dejar pasar”, tenía ya un siglo de vigencia económica y social. Los tiempos de Durkheim son testigos de una profunda crisis, expresada en la ausencia de una “vida moral” que apenas es balbuciente y en un desorden social y económico que no cuenta con referencias institucionales, cuyas reglas y normas sometan a control los impulsos de barbarie: jornadas de trabajo extenuantes y salarios sumamente raquíticos, estado de guerra permanente y golpes de Estado a la orden del día. Además, y esto es lo sobresaliente en este apartado, el hecho de practicar una “vida moral” significa para el pensador francés, atender un reclamo de toda condición humana: “pensar en los otros”. Esto es parte de una disciplina moral que se practica en las organizaciones o corporaciones y que implica “deberes para con los otros”, cuya manifestación más contundente será la formación de un estado de derecho y las normas y reglamentos que deberán observarse en aquellas organizaciones que él llama “secundarias”: familia, asociaciones profesionales, empresas, sindicatos, partidos, etc. Las “organizaciones secundarias” son fundamentales para vivir la vida solidariamente, pero en la vida moderna y de masas ello no es suficiente. Durkheim tiene sus razones que son muy atrayentes. Primero. Es una paradoja: para ser libres y desarrollar una auténtica individualidad, es preciso negar en algunos momentos la inmediatez de las organizaciones y poderes secundarios y abrazarnos a las abstracciones del suprapoder estatal, ya que la vida social e individual que se experimenta en las “organizaciones pequeñas” suele ser tiránica y despótica. Segundo. Este compartir la idea de lo que somos y pensamos en términos abstractos o universales, abona a sí mismo a la “liberación de las personalidades individuales”, pues no tenemos que dar cuentas a nadie de la vivencia de esos valores: ni a la familia, ni al jefe de trabajo, ni al compañero, ni al presidente del club o asociación.

Tercero. Dirá Durkheim que se es más libre en el seno de una muchedumbre que en el seno de un grupito. Y las muchedumbres sólo pueden estar representadas en el Estado. Por lo tanto, el Estado moderno tiene una función ética irremplazable: la de hacernos más libres. En resumen, son varias las enseñanzas que podemos recoger de uno de los discursos sociológicos, clásicos, más sobresalientes en la historia del pensamiento sociológico y que sostiene un vínculo muy vivo con los problemas existenciales que ahora estamos viviendo. En primer lugar, la desmitificación del supuesto “ogro estatal” que, en los discursos neoliberales, figura como una instancia reducida a desempeñar un rol de mero espectador, de dejar que la economía y la política se desarrollen espontáneamente sin freno alguno. Incluso, Durkheim irá todavía más lejos: mientras más moderna y desarrollada sea una sociedad, más y mejor Estado necesitamos los seres humanos para realizarnos como individuos y como sociedad. Además requerimos del Estado para protegernos de una ciencia y una técnica y un mercado que, sueltos a la buena de dios, pueden provocar involuciones sociales muy fuertes. No se piense aquí en la figura de un estado socialista que ya demostró toda su ineficacia histórica, sino en otro cuyos mejores tiempos quedaron plasmados en las dos o tres décadas subsiguientes a la Segunda Guerra Mundial y que se inserta con más fuerza en el Occidente desarrollado. Sin embargo, y dicho con todo rigor, ese modelo es tan sólo una referencia; el nuevo Estado que ha de advenir, deberá de tener visos de una universalidad más contundente, capaz de involucrar a las sociedades más débiles en procesos de auténtico desarrollo social. En este sentido, a la involución social que hoy estamos experimentando en materia económica y de relaciones sociales entre los países ricos y pobres y al interior de estos últimos, reclama respuestas cada vez más planetarias. Por último, los niveles de reciprocidad social que hoy requerimos practicar en todas las escalas, tienen que crecer en intensidad, densidad y amplitud. Hoy, como nunca, tal vez diría Durkheim, nos necesitamos los unos a los otros. Solamente así, podremos forjar auténticos individuos.

Manuel Zataráin C. es profesor e investigador del Departamento de Sociología de la Universidad de Guadalajara.


Reciclarte Obras de Leticia Rodarte Recepción de apertura: 3 de junio a las 8:00 P.M. Cierra 30 de junio Monarte Gallery 1621 W. 21st St.

ARTE

CAFÉ Café Mestizo Miércoles: Open Mic Domingos: Jazz 2123 S. Ashland (312) 942-0095 Décima Musa

Jueves de trova con Ramón Marino 1901 S. Loomis (312) 243-1556 Mi Cafetal Trova cubana todos los viernes 8:30 P.M. 1519 W. 18th Street (312) 738-2883

Batey Urbano Café teatro 2647 W. Division St. Jueves: Open mic (773) 394-5206

La libertad del sueño Exposición Colectiva Recepción de apertura: Sábado 7 de mayo a las 6:30 P.M. Casa de la Cultura Mestizarte 1440 W. 18th St. Chicago, IL 60608 Información: (773) 317-0036 Grabadores En 4Art Inc. Recepción de apertura: Viernes 13 de mayo 6:00 P.M. a 10:00 P.M Cierra el viernes 3 de junio 1932 S. Halsted, #100 Información: (312) 850-1816

MÚSICA Rock en español Martes 17 de mayo, 8:00 P.M. Double Door 1572 N. Milwaukee Chicago, Illinois 60632 Información: (773) 383-3383

DISCUSIONES Mujeres y resistencia: Cuba y Nicaragua Margaret Randall 11 de mayo, 7:00 P.M. DePaul University Schmidt Academic Center 2320 N. Kenmore Ave.

Amarga Navidad Obras de Mario Castillo Recepción viernes 13 de mayo 6:00 P.M. a 9: 00 P.M. Cierra el 25 de mayo Aguirre-Duron Gallery 1820 S. Halsted St. (773) 221-5521

(773) 325-7316

TEATRO Living Out Coproducción de Teatro Vista y American Theater Company Cierra el 22 de mayo 1909 W. Byron Información: (773) 929-1031

Hor scopos Doña Masas es fanática de la CH ahora que la eliminó la academia metiCHe… TAURO: Chimichurri con bastante ajo para el asado que se saca del chamagoso trasero de toro. Este animal zodiacal abunda en las urbes chapuceras de las tres Américas. Por allá desbanca y por acá da chágara a todo el que se le plante delante. Pero digo yo, que mientras no le dé por cantar canciones de Chabuca con Chavela, todo va bien chévere. GEMINIS: Chamanes del nuevo milenio acelerado, los géminis desarrollados toman champán orgánico en chalupas en Chapultepec. Buscan fuertes muchachotes que remen sin descontento mientras ellos, chambones de nacimiento, descansan en la chaise-lounge chupando mate si son argentinoides o mateándose entre chupones si son cubichones. CÁNCER: Champú contra el chivatazo, para que no te salgan chácaras en el cuero

Exposición de arte en el edificio Joya 14 y 15 de mayo 12:00 P.M. a 7:00 P.M. 1801 S. Ashland Ave. 3er piso Información: (312) 666-6230

cabelludo, canceriano. Eres un chapulín chillón y mamón, dependiente y ladilla. Por eso enfila y vete a tierras exóticas donde te crean la chacota, porque aquí ya todos saben cuál es tu cuento. LEO: Chapoteas, león desolado, en tu charquito de arena como si fueras sirena maquillada para un show de Al Rojo Vivo. Como la Arrarrás, te crees el chamuco del zodíaco y que todos te temen por fiero, pero en serio que nadie te aguanta por debilucho que al menor susto se esconde en un cartucho. VIRGO: Chupadora experta es la virgen del zodiaco, metalizada por los chavos. Chancletera y chusma cuando no se hace la fina, la chamaca virgo gusta de la crema chantillí, de los chicharrones crujientes y de los chubasqueros de marca. Complácela y todo marchará viento en popa; niégala y te meterá la popa por donde soplan los vientos. LIBRA: Chándal de seda para tapar tanto adefesio librano que se esconde tras los charlatanes de la belleza. Les vamos a echar

Primer Festival Centroamericano del Libro Participan: Guatemala, Honduras, El Salvador y Panamá Autores: Méndez Vides y Haydee Beckles 19, 20 y 21 de mayo Access Living, Tres Américas y Restaurante El Guanaco Información: (773) 216-0569

chapupo encima, y veremos cómo les queda la capa de chapapote con unos lindos zapatos de charol, libracos macacos. ESCORPIÓN: Champurrado caliente es lo que le corre por las venas a este grupito dado a la chaperonada en vigilia. Chispetean a la menor provocada, chatarra cósmica mal inflada. Yo los montaría en un cachumbambé y no los bajara nunca. Never. Jamás. SAGITARIO: Chabacano este caballote que vende el alma por un vaso frío de champola de guanábana. Vale mencionar que el chorizo largo y picante le chifla, además de las negras con chongo, las blancas con chunga y las chinas que vuelan chiringas. CAPRICORNIO: Chacharea y cotorrea este experto charlatán hasta el suicidio del radioescucha. Se esmera en pronunciar sus palabras domingueras, pero a fin de cuentas, el acento de chaveta boricua y la realidad de cheque sin fondo no se la quita ni la a-dicción al inglés sin barreras.

ACUARIO: Este charro sin chasquido en sus acuáticas pisadas es, además, chulo de chiripa. Se hace el cheche por bravucón pero de echar puños nada de nada. Dizque es el chupacabras, pero me aviento y le grito chotacabra de cola cuadrada, para que se agite. PISCIS: Ché, si te contara que los piscianos que se la dan de cherebeques son en realidad analfabetos chatos… Se la pasan entra y sale de la chichera, encarcelados por malos impulsos y la gula del oro. Propínale un chichón bien merecido por chiflado, y que le saquen chispa al coco liso, a ver si aprenden. ARIES: Chivito, chivito… Aunque seas un animal chantajista aquí en tierras del tío Sam, en Chile serías un chamicado del carajo, en Cuba un tremendo chanchullero y en Venezuela, un chama dado a la chambrana. Así que reclama la charada que más te disguste y cógetela, que pa’eso es el dominio público.


Segunda entrega del premio anual John Barry Award for New Fiction in Spanish from Chicago para el autor del mejor cuento en español escrito en el área de Chicago EL TEXTO DEBE ser un cuento de menos de 3,000 palabras haber sido escrito originalmente en español no haber sido publicado nunca estar firmado con un seudónimo FECHA DE ENTREGA 15 de julio de 2005 ENVIAR LOS CUENTOS DESDE www.johnbarryaward.com EL PREMIO $1,000 Más su publicación en la página del Instituto Cervantes: www.cvc.cervantes.es y en la revista contratiempo.

CONCURSO DE LOGOTIPO La Alianza Nacional de Comunidades Latinoamericanas y Caribeñas busca un logo para la organización NALACC. Las

obras deben medir aproximadamente 25 x 35 pulgadas. Técnica abierta, la fecha para entregarlas es el 27 de junio en la Casa Michoacán. Información: (312) 656-8655


contratiempo

Sábado 14 de mayo de 2005 Orador invitado:

o

2 aniversario

Carlos Monsiváis

Maestra de ceremonias: Catalina Recepción: 7:00 P.M.

María Johnson

Cena: 7:30 P.M.

Donación: 75 dólares por persona Centro Museo de Bellas Artes Mexicanas 1852 W. 19th Street Chicago, Illinois 60608 Información: Comité organizador (312) 427-5450 eventos@revistacontratiempo.com

lo invitan al

COLOQUIO EL ESPAÑOL EN

DE LA

LOS

LENGUA

ESTADOS UNIDOS

12, 13 y 14 de mayo de 2005 en el Centro Museo de Bellas Artes Mexicanas (1852 W. 19th St.) y DePaul University (Lincoln Park Campus)

Oradores invitados: Joaquín Garrido y Carlos Monsiváis Poeta invitado: Tato Laviera Participantes:

Josefina de Abad Frances R. Aparicio Priscilla Archibald Jerry Campagna

José Castro Urioste Alejandro Escalona Claudia Fernández Jaime J. Gelabert Alfonso Hernández

José M. Hernández, Catalina Johnson Julia Marcos Jorge Mederos Kim Potowski

Julio Rangel Vicente Serrano Pepe Vargas Febronio Zatarain Marc Zimmerman

Patrocinan: Latin American and Latino Studies Program and Lecture in the Community Series

Amigos del coloquio:

Department of Spanish and Portuguese at Northwestern University

John Barry Award Foundation LA ISLA DEL CISNE EDICIONES

Medios colaboradores:

Información: Department of Modern Languages, DePaul University

languages@depaul.edu

Teléfono: 773.325.7320

contratiempo (312) 479-1969


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