L
VII
a vez pasada escribí muchas cosas inútiles y absurdas, que, desgraciadamente, ya no puedo borrar. Me asusta pensar que puedan darles una falsa idea de mi personalidad y del estado real de mis facultades. Sin embargo, tengo fe en su ciencia y en la claridad de su juicio, señores peritos. Ya comprenderán que únicamente causas muy serias han podido conducirme a mí, al doctor Kerjentzef, a descubrirles la verdad en el asunto del asesinato de mi amigo Saviélof. Esas causas las verán y apreciarán fácilmente en cuanto yo les haya dicho que, todavía hoy, ignoro si he fingido la locura con el fin de matar impunemente, o si he matado porque estaba 103