Fortalecer la Resiliencia

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Universidad Nacional Aut贸noma de M茅xico Colegio de Ciencias y Humanidades

La historia explica el presente, nunca determina el futuro.



Introducción Todas las personas se ven enfrentadas en algún momento de su vida a situaciones críticas o dolorosas en aspectos familiares, económicos, personales, de salud y otros. Los jóvenes adolescentes, debido a las inquietudes naturales de la edad, pueden con mayor facilidad verse involucrados en situaciones de riesgo, más aún cuando su ambiente familiar es inestable o problemático, y no cuentan con otros vínculos significativos. Sin embargo, hay personas, niños, jóvenes o adultos, que logran superar las adversidades en mejor forma y con menos daños que otros, y que incluso pueden resultar fortalecidos al final. Los expertos hablan en esos casos de personas resilientes.

¿Qué es la resiliencia? El término resiliencia proviene del latín “resilio” que significa saltar hacia atrás, rebotar, volver atrás, es un término tomado de la ciencia física que lo describe como: “la capacidad que tiene un material de regresar a su estado original, después de haber estado sometido a altas presiones”. Las investigaciones sobre la resiliencia en el campo de la psicología, suelen identificar como precursores los trabajos realizados por la psicóloga Ema Werner (1989), quien observó en Hawái durante 30 años, a personas que desde los dos años de edad, mostraban indicadores de riesgos elevados de desarrollar perturbaciones en el comportamiento, de 201 niños observados, 72 evolucionaron favorablemente sin intervención terapéutica. 3


Se citan también las descripciones del psiquiatra inglés John Bowlby (1992), quien observó grupos de niños en instituciones hospitalarias, y reconoció en ellos algo que él denominó “resorte moral”, definiéndolo como la cualidad de una persona que “no se descorazona, ni se deja abatir” El concepto de resiliencia se ha ido modificando a través del tiempo, en un primer momento se le consideró una característica individual, de origen fundamentalmente genético; años después, se le otorga un sentido más dinámico, al relacionarla con aspectos personales influidos por los vínculos familiares, sociales y comunitarios. En la actualidad, ha desaparecido la idea de resiliencia como algo absoluto y global, se ha relativizado al considerar que depende del equilibrio dinámico de factores familiares, sociales y personales, entre los que se encuentra la edad y el área de vida afectada. Se considera además, que toda persona cuenta con elementos resilientes que pueden ser fortalecidos y multiplicados. Así entonces, la resiliencia es un constructo psicológico definido como la capacidad para:  Soportar las crisis y adversidades en forma positiva.  Afrontar de manera efectiva situaciones de estrés, ansiedad y duelo.  Adaptarse de manera eficiente e inteligente a los cambios.  Resistir y sobrellevar los obstáculos en situaciones de incertidumbre.  Crear procesos individuales, grupales, familiares y comunitarios en circunstancias críticas.

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¿Qué características tienen las resilientes?

personas

Si bien no existe un acuerdo definitivo sobre las características personales de los individuos resilientes, gran parte de los autores coinciden en señalar características como:  Visión positiva acerca de su proyecto de vida y sus metas, mayor tolerancia a la frustración, menor tendencia al fatalismo y a la desesperanza.  Menor tendencia a la evitación de problemas, mayores habilidades para su resolución.  Capacidad de relacionarse, actitudes prosociales, asertividad, empatía, sentido del humor, vínculos significativos y confiables (familiares, amigos, maestros etc.)  Autoestima consistente, mayor autoconocimiento, disposición para reconocer los propios límites y valorar los logros, menor tendencia a compararse con otros.  Manejo emocional, expresión de afectos, manejo de sentimientos depresivos y estrategias para enfrentar el estrés.  Creatividad, iniciativa y capacidad de pensamiento crítico, disposición al cambio y a las nuevas experiencias. Idealmente desarrollando se reconoce, etapas de la

las capacidades resilientes se van desde la infancia, sin embargo actualmente que es posible que se genere en otras vida: La historia personal puede ser una 5


fuente de explicación del presente, nunca condicionante absoluta para el desarrollo futuro.

una

¿Es posible promover la resiliencia? Por muy grave que sea el sufrimiento que haya vivido una persona, la psique se revela tan flexible, que con los ingredientes del contacto humano, el entendimiento, la palabra, es posible resignificar las experiencias dolorosas, problemáticas y ubicarlas en un relato positivo de su vida. Por ello hay quienes afirman que la resiliencia no es algo que “exista en el interior de una persona ni en su entorno, es más bien una trama que se teje: entre los dos, porque anuda constantemente un proceso íntimo con el entorno social. La resiliencia constituye un proceso de entramado entre lo que una persona es en un momento dado, con los recursos afectivos presentes en el medio ecológico social, la carencia de esos recursos puede dificultar mucho la recuperación de una persona, pero si existe aunque sea un punto de apoyo, la construcción del proceso resiliente puede realizarse. La adolescencia es un buen momento para afinar algunas características personales, pues la mayor parte de los jóvenes, a diferencia de los adultos, están más abiertos a revisar sus creencias y ajustar sus formas de actuar. Una clave importante para responder positivamente a situaciones adversas y utilizar las propias experiencias para potenciar las fortalezas, reside en los afectos, en la solidaridad, y éstos a su vez en las redes sociales de apoyo, en los vínculos significativos. Por ello, las relaciones significativas que un chico logre establecer durante la etapa del bachillerato, pueden 6


convertirse en una red de apoyo importante para enfrentar con éxito los retos y dificultades a que este expuesto.

¿Qué acciones pueden realizarse promover la resiliencia en la escuela?

para

En la relación profesor- alumno; el profesor, como adulto y líder del grupo es una guía, un facilitador de aprendizajes, tanto académicos como de vida. En este sentido, la relación puede ser de gran provecho cuando se logra establecer un vínculo cercano de confianza y respeto. Si bien son muchas las posibilidades que pueden considerarse sobre las actividades para contribuir al desarrollo de actitudes resilientes, en este trabajo se presenta únicamente una propuesta acerca de la participación del profesor en ese sentido, que toma como eje el Proyecto de vida para incluirlo como un elemento transversal a lo largo de un semestre, de forma que no implique la suspensión de varias sesiones de clase para su tratamiento particular. Cuando se habla de proyecto de vida, para algunas personas se implica la elaboración de un “documento” en el que se incluyan los objetivos, metas y planes de una persona sobre diferentes aspectos o rubros de su vida, con diferentes grados de precisión. En este trabajo no se pretende la elaboración puntual de un documento con esas características, sino de retomar elementos estratégicos que faciliten el desarrollo de algunas habilidades importantes para la resiliencia. Al revisar las características de las personas resilientes mencionadas párrafos atrás, es observable que la confianza es el elemento primordial, confianza entendida como fe racional. 7


De acuerdo con Erich Fromm, la fe racional puede definirse como una convicción arraigada en la propia experiencia mental o afectiva, no es primariamente una creencia en algo, sino la cualidad de certeza y firmeza que poseen nuestras convicciones. En contraparte, la fe irracional es la aceptación de algo como verdadero sólo porque así lo afirma una autoridad o la mayoría. Tener fe en sí mismo, implica la visión de una finalidad racionalmente válida que alcanzar, confianza en el propio poder de pensamiento, observación y juicio. Esta fe, es una condicionante de la capacidad de prometer, de comprometerse consigo mismo, con los demás, es necesario tener la convicción de que la esencia del ser permanecerá pese a las vicisitudes. En la esfera de las relaciones humanas, la fe es una cualidad indispensable de cualquier amistad o amor significativos, es confiar en que las actitudes básicas del otro no cambiaran. Es observable cuando alguien afirma sobre otra persona algo como: “sí, sé que está enojado, pero de todas formas sé que me va a apoyar”. La fe, se aprehende desde los primeros años en las relaciones más cercanas, sin embargo, no se adopta de una vez y para siempre, puede fortalecerse o debilitarse a lo largo de la vida. Elaborar metas hacia el futuro es sin duda un acto de fe, al hacerlo una persona refleja su fe en la vida, en los demás y por supuesto en sí misma, quienes sufren desesperanza, difícilmente podrán elaborar metas significativas. La desesperanza puede ser descrita como derrotismo, abatimiento, tendencia a orientarse hacia las experiencias dolorosas del pasado y suponer que se repetirán en el futuro.

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Por el contrario, quienes logran identificar los elementos positivos aún en acontecimientos difíciles, es más probable que generen expectativas positivas, es decir sentimientos de esperanza. La influencia de personas significativas puede contribuir a que un joven logre enriquecer la fe en sus potencialidades, en la vida y en los demás. Cuando un alumno, gracias a la guía de un profesor, logra identificar sus logros pasados, (concluir la secundaria, haber ingresado al Colegio), y reconocer que dichos logros no son fortuitos, que son producto de su esfuerzo, de su trabajo y de sus capacidades, ello contribuye a fortalecer su autoestima, su confianza en sí mismo y a mirar posibilidades hacia el futuro. Aún en los casos de alumnos que van mal, si logran identificar que las causas más importantes de su situación académica están bajo su control, (faltar a clases, no entregar trabajos, poco esfuerzo, etc.) y que pese a las circunstancias negativas y fuera de su control (un mal profesor, falta de un libro, poca comprensión de la asignatura, etc.) pueden hacer algo para obtener mejores resultados (comprometerse con la asignatura, solicitar asesorías, ir a la biblioteca, etc.) será más probable que puedan generarse expectativas positivas sobre su futuro. La esperanza o desesperanza están vinculadas comúnmente con las atribuciones causales, es decir a las causas que una persona atribuye a un suceso. Como se describe en el siguiente cuadro:

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Algo importante de tomar en cuenta es que si bien es muy ventajoso que el alumno se identifique como responsable, como participante activo de los resultados que obtiene en la vida, es aún más importante que no lo viva como culpa. La culpa suele poner los problemas en el presente y las posibilidades de logro en el pasado: “Soy muy torpe, si me hubiera fijado podría haber resuelto el problema.” Si la persona ES TORPE, implica que es una condición intrínseca de la persona, además SI HUBIERA implica que ya paso la oportunidad, ambos son indicadores de que no hay nada que hacer. La responsabilidad reconoce los desaciertos cometidos en el pasado y propone posibles cambios para reparar el daño y/o evitarlo en el futuro. “Actué con torpeza, perdí esa oportunidad, de aquí en adelante voy a cuidar esos detalles”. 10


Puede haber tristeza y malestar al perder UNA oportunidad por ACTUAR (no ser) con torpeza, aunque también se vislumbra la posibilidad de CAMBIAR y SER mejor. A continuación se describen algunos pasos para el trabajo con metas: Cada profesor al iniciar un curso puede solicitar a los alumnos definir una o dos metas sobre su asignatura, para el semestre y enmarcadas en la perspectiva de concluir el bachillerato. (Se puede mencionar lo ventajoso de contar también con metas para otras áreas de vida: la sexualidad, la familia, la salud, la economía, etc., subrayando el hecho de que en la práctica todo está conectado.) Es importante que las metas sean elegidas por el alumno y que vislumbre su importancia, es decir que las metas estén conectadas con sus intereses, sus sueños y ambiciones, por eso en ocasiones resulta útil identificar qué pasaría si no terminan el bachillerato, si se tardan más de tres años, si terminan con bajo promedio y al contrario si lo logran en las mejores condiciones elaborar “fotografías” del momento, la familia, lo que sienten, etc. Ayuda a involucrarse emocionalmente con las propias metas.

Condiciones que deben cumplir las metas:  Estar redactadas en infinitivo, en un enunciado afirmativo en sentido positivo (lo que SÍ se quiere, en lugar de lo que hay que evitar)  Ser susceptibles de ser observables, cuantificables o medibles. (qué, cuándo, cuánto, dónde, cómo, etc.)  Su logro debe depender de las acciones del propio alumno.

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Ejemplos de metas:

Confusas Precisas En este semestre: Echarle ganas Llegar a tiempo todos Intentar hacer las tareas los días a clases. Salir bien Revisar los apuntes por Portarme mejor lo menos una vez a la Hacer lo posible para no semana. reprobar Entregar en tiempo y Tratar de no faltar forma todas las tareas del semestre. 1. Definir un Plan de Acción para alcanzar las metas. Implica resolver algunas cuestiones como: ¿qué acciones requiero realizar?, ¿qué debo dejar de hacer?, ¿cómo voy a organizar el tiempo? y otras que ayuden a determinar cómo alcanzar las metas propuestas, el equilibrio del plan es básico, deben considerarse las necesidades, descanso, alimentación, esparcimiento, costos y tiempos de traslado; entre otras cosas. 2. Identificar los retos, debilidades y fortalezas. Es una acción ventajosa, los retos y debilidades permiten delimitar las “áreas de riesgo” mientras que las fortalezas son herramientas de apoyo que pueden facilitar salir o atravesar las zonas de riesgo. 3. Evaluación y ajustes. Muchas personas hacen buenos propósitos al principio del año, al iniciar un ciclo o en otros momentos clave, sin embargo en ocasiones, al pasar el tiempo se va perdiendo la energía inicial y los propósitos quedan en el olvido, las razones pueden ser muy diversas, una muy importante es el desanimo que se produce cuando las cosas no están saliendo como se previeron. 12


El monitorear periódicamente los avances, permite reconocer obstáculos (personales o del contexto), identificar la necesidad de ajustes, proponerse nuevas alternativas. Esta actividad es conveniente que se propicie en el salón de clases, con la guía del profesor, puede discutirse por equipos o realizarse una lluvia de ideas con los alumnos, sobre lo que han hecho, qué cosas les están costando trabajo, como lo han resuelto, de qué se dan cuenta, etc. Es muy importante que se proponga también un momento de reflexión personal, que permita a cada alumno hacer un balance y decidir como continuar. En este punto, el apoyo del profesor puede hacer la diferencia con los alumnos, entre quien abandona la empresa y quien, pese a las contrariedades, busca alternativas para continuar. Las palabras y actitudes del profesor pueden tener un impacto importante en los alumnos, por ello es conveniente evitar las descalificaciones, aún cuando se justifiquen como “necesarias” para corregir errores y mostrar al alumno sus fallas o faltas de responsabilidad. Al corregir, es conveniente poner el foco en las potencialidades, favorecer la valoración de los aciertos alcanzados, buscar que el alumno se reconozca con posibilidades y por tanto se asuma en condición de poder “hacer algo” para resolver o reducir los errores. No se trata de regalar elogios, los reconocimientos tienen que ser reales, basados en evidencias de forma que los errores se reconozcan como útiles para aprender y descartar un camino. Al finalizar el semestre, es pertinente realizar una evaluación de cierre, los alumnos pueden revisar en qué grado alcanzaron sus metas, cuáles fueron los obstáculos 13


que encontraron enfrentarlos

y

que

acciones

realizaron

para

Con esos elementos el alumno puede identificar nuevas metas o formas de mantener las ya previstas, en ese sentido, escuchar a los demás compañeros resulta útil para darse cuenta que los problemas no son exclusivos y que las alternativas de solución aplicadas por otros, pueden ajustarse a la propia realidad y ayudar a resolver los obstáculos y retos personales.

Elaboración: Lic. María Elena Varela Fregoso Marzo 2012

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Fuentes Bibliográficas: González Arratia López Fuentes, Norma Ivonne; Valdez Medina, José Luis; Oudhof Van Barneveld, Hans Y González Escobar, Sergio. Resiliencia y salud en niños y adolescentes.Ciencia Ergo Sum [en línea] 2009, vol. 16 [citado 2011-11-8]. Disponible en Internet: http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=10412057004 ISSN 1405-0269. Obando, Olga Lucía; Villalobos, María Eugenia Y Lorena Arango, Sandra. Resiliencia en niños con experiencias de abandono.Acta Colombiana de Psicología [en línea] 2010, vol. 13 [citado 2012-02-28]. Disponible en Internet: http://www.redalyc.org/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=79819279013 ISSN 0123-9155. Valdebenito, Erika; Loizo, Juana Mercedes Y García, Olga. Resiliencia: una mirada cualitativa.Fundamentos en Humanidades [en línea] 2009, vol. 19 [citado 2011-11-8]. Disponible en Internet: http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=18411965012 ISSN 1515-4467. Aldo Melillo. El pensamiento de Boris Cyrulnik. Perspectivas Sistémicas No. 85 marzo- abril [en línea] 2005 [citado 2011-11-8]. Disponible en Internet www.redsistemica.com.ar/sumarios17.htm FROMM, Erich, El arte de amar. Una investigación acerca de la naturaleza del amor, Paidós, México 1994, 128 p

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