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debe ser la causa que motiva toda la acción humana. De manera tal que la fe es ciertamente el principio fundamental de todo progreso, porque sin la acción éste no existiría. Pero, podríamos preguntar: ¿Cómo es que uno obtiene este estado de ánimo que se llama fe? Si preguntáramos al agricultor por qué espera cosechar, él nos informaría sin lugar a dudas que así lo hizo el año pasado, y el año antepasado y los años anteriores a ése, así es que espera recoger una nueva cosecha. Entonces, su fe se basa en la evidencia de lo que la tierra, los elementos y los esfuerzos del hombre pueden lograr. Cuanto mayor sea el número de éxitos ininterrumpidos de siembra y cosecha, mayor será su fe. Una serie de fracasos con la cosecha puede ocasionar la pérdida de la fe y finalmente resultar en su falta de ánimo para hacer el esfuerzo de sembrar. Lo mismo sucede con el comerciante. Su fe, que le impulsa a comprar, se basa en las evidencias de compras, ventas y ganancias anteriores. El científico cuenta con la evidencia de experimentos anteriores con la naturaleza, las sustancias químicas, sus reacciones, etc. . ., y en esa evidencia basa su fe para nuevos experimentos. Charles A. Lindbergh voló su aeroplano, "El Espíritu de San Luis", sobre la ciudad de San Luis durante un período más largo que el que se requería para cruzar el Atlántico; esta evidencia de lo que podía lograr su nave, le dio la fe para correr la aventura. De tales razonamientos el apóstol Pablo, hace muchos siglos, llegó a la conclusión de que, "Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" 4 . Este sentimiento no puede existir sin la convicción y cuanto mayor sea ésta, mayor será la fe. El profeta José Smith, al reconocer la fe como un principio general de toda vida, se interesó de manera especial en la fe en Jesucristo. Así como un agricultor que no tiene fe en una cosecha no siembra, de igual manera sin fe en Jesucristo no se seguirán las enseñanzas del Maestro. Si cumplir con sus enseñanzas es el camino hacia la felicidad y la vida eterna, luego entonces la fe en el Señor y Salvador Jesucristo es el primer principio del evangelio.
LA IGLESIA RESTAURADA
Un agricultor puede tener fe en una próxima cosecha y sembrar su semilla, un comerciante puede tener fe para comprar mercancía, pero ni el sembrar ni el comprar, son importantes cuando se comparan con el desarrollo y la salvación del alma". ¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? " 5 Si la fe se basa en la evidencia ¿cómo pueden aquellos que nunca han visto a Dios tener fe en El? ¿Cómo pudo José Smith, siendo un niño, tener la fe suficiente para orar con la intención con que lo hizo la mañana de aquella primavera de 1820? La convicción es de dos clases: la que experimentamos nosotros mismos, y la que adquirimos por las experiencias de los demás. El niño José era un lector y creyente de la Biblia, libro que da testimonio de que Dios existe y que escucha y contesta las oraciones. José Smith aceptó tal testimonio junto con lo que decían sus padres y otros respecto a la oración, y basándose en tal seguridad, desarrolló la fe que penetró en los cielos y le trajo una respuesta a sus problemas. La fe no sólo es necesaria para orar, sino que también se requiere antes de que un individuo haga el esfuerzo de cambiar su personalidad y carácter. Alguien que sea egoísta jamás dejará de serlo hasta que adquiera ese estado de ánimo (fe) que lo induzca a cambiar su manera de pensar y actuar. La evidencia sobre lo cual se basa su fe —en consecuencia, su seguridad de que puede cambiar su carácterconsiste en sus observaciones de los individuos que le rodean, en sus propias experiencias y especialmente en el ejemplo supremo de un Cristo que no conocía el egoísmo. En verdad, el conocimiento del Maestro se convierte en la mayor evidencia de lo que puede llegar a ser el carácter; y la fe en las posibilidades propias que engendra este conocimiento, ha sido la mayor fuerza para el bien en el mundo. La fe en el Señor Jesucristo es el motivo de muchas de las acciones del hombre. Si tenemos fe en que Cristo aún vive, que debido a El, todos nos levantaremos de entre los muertos y seremos juzgados de acuerdo con nuestras obras, "sean ellas buenas o malas", entonces esa fe nos motivará a realizar buenas accio-