La Iglesia Restaurada

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dores se entregaron voluntariamente al alguacil Bettisworth. A las ocho de la mañana fueron nuevamente arrestados José y Hyrum con la imputación de "traición" contra el estado de Illinois. La supuesta traición consistía en haber declarado la ley marcial en Nauvoo. Más tarde durante ese mismo día, el gobernador Ford, quien parecía estar ansioso de tranquilizar a los militares, hizo que José y Hyrum desfilaran delante de las tropas. Casi sobrevino un motín cuando los dos hombres fueron presentados como "Generales" ante los "Carthage Greys". Poco tiempo después, mientras se hallaban en la Casa Hamilton, los militares se quejaron de que aunque la apariencia del general Smith señalaba un carácter apacible, "no se podía saber qué tenía en su corazón ni cuáles eran sus intenciones". A ello el Profeta contestó: "Es muy cierto caballeros, que ustedes no pueden ver lo que tengo en mi corazón, y por lo tanto no pueden juzgarme a mí ni a mis intenciones. Pero yo sí puedo ver lo que ustedes tienen en sus corazones y les diré qué veo. Puedo ver que tienen sed de mi sangre, y no les satisfará ninguna otra cosa. No es por causa de ningún crimen que nuestros enemigos nos persiguen y molestan continuamente, sino que existen otros motivos; y ya he expresado algunos de ellos en lo que concierne a mí mismo. Y en tanto que ustedes y la gente tengan sed de sangre, profetizo en el nombre del Señor que serán testigos de escenas sanguinarias y acongojadoras, para su entera satisfacción. Sus almas q u e d a r á n perfectamente saciadas con sangre; y muchos de ustedes que se encuentran presentes hoy tendrán que enfrentarse a bocas de cañones en donde menos se imaginan. Y aquellas personas que desean este gran daño sobre mí y mis hermanos, quedarán llenos de angustia a causa de las escenas de desolación y aflicción que les esperan. Buscarán la paz y no la encontrarán. Caballeros, sabrán que lo que les he dicho es verdadero" 1 1 .

Encarcelamiento ilegal En el transcurso del día los miembros del Consejo Municipal de Nauvoo fueron llevados ante Robert F. Smith, que era juez de paz así como Capitán de los "Carthage Greys". Allí quedaron obligados bajo fianza a presentarse ante la Corte de Distrito del condado de Hancock en su siguiente período de funciones. La imputación era la de "amotinarse para destruir la prensa del Nauvoo Expositor" 12 . El

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total de la fianza era de $7,500 dólares, suma excesiva, pero para sorpresa de los acusadores, la cantidad pronto fue recabada y los hermanos partieron hacia Nauvoo esa noche. Sin embargo, mientras trataban de lograr una entrevista con el gobernador Ford, José y Hyrum fueron nuevamente arrestados por el alguacil Bettisworth. A pesar de sus protestas, fueron encarcelados a causa de un decreto de prisión falso, que declaraba que habían aparecido ante el juez Robert por la acusación de "traición" y que habían sido consignados a prisión mientras esperaban el proceso. El encarcelamiento fue ilegal, pues jamás se presentaron ante el Juez por tal motivo". Cuando John Taylor informó al Gobernador acerca del asunto, éste se negó a interferir. Esa noche José y Hyrum durmieron sobre el piso de la celda destinada a los deudores. Les acompañaban Willard Richards, John Taylor, John P. Greene, Stephen Markham, Dan Jones, John S. Fullmer, el doctor Southwick y Lorenzo D. Wasson. Al día siguiente, nuevamente solicitó José Smith una entrevista con el Gobernador, quien se presentó en la cárcel con ese propósito. Conversaron durante largo tiempo. El Gobernador les prometió protección y también les dijo que si marchaba con sus tropas a Nauvoo al día siguiente, José y Hyrum probablemente irían con ellas a fin de garantizar su seguridad personal. En cuanto al encarcelamiento ilegal no hubo promesas. El día prosiguió mientras los prisioneros escribían cartas a sus amigos, discutían planes con el abogado Reid y escuchaban informes de declaraciones públicas en contra de su vida. Esa tarde el juez de paz Robert F. Smith envió por los prisioneros, pero el alcalde se negó a entregarlos, acto contrario a su juramento del deber; eso causó una conmoción considerable. Se congregó un populacho y fue enviada una compañía de "Carthage Greys" para que llevaran a los prisioneros ante la justicia. Tras observar la multitud y el aspecto amenazador de la misma, José salió valientemente de la prisión, entró al cuadro de formación de la milicia, y, tomando del brazo al peor de los instigadores, se dirigió hacia la


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