La Iglesia Restaurada

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TIEMPOS DE TRIBULACIÓN EN LA IGLESIA

agotaron. Se demandó el balance que aún faltaba por pagar del capital suscrito, pero los suscriptores no pudieron pagarlo. Los comerciantes y fabricantes se negaban a aceptar los vales en las compras de los santos. Un año después de su apertura, el Banco de Kirtland se vio obligado a cerrar sus puertas, declarándose en quiebra. Casi todas las familias en Kirtland así como muchas otras en las demás ramas de la Iglesia, perdieron dinero en el fracaso financiero de 1837; el profeta José Smith fue culpado por este hecho y la Iglesia en general fue condenada por aquellas personas que habían puesto su corazón en la adquisición de bienes terrenales. El historiador justifica al Profeta y lo libera de toda culpa pero las personas que habían perdido su dinero en la especulación, no esperaron el veredicto del historiador. José Smith había sido el instrumento para la formación de la Sociedad, había escrito cartas animando a los miembros de la Iglesia a comprar acciones, y ésta había fracasado perdiendo ellos su dinero. De todas partes se dejó escuchar el clamor de "Profeta caído". Cinco miembros del quórum de los Doce Apóstoles se apartaron de él. Entre las personas que estaban disgustadas con él en aquella ocasión se contaba el élder Parley P. Pratt. De este incidente, en sus experiencias, este último cuenta lo siguiente: "Más o menos por este tiempo, (el verano de 1837), después de haber regresado de Canadá, había agitación y discordias en la Iglesia en Kirtland, muchos miembros se retiraron de ella y se volvieron enemigos y apóstatas. Había también envidias, mentiras, rivalidades y divisiones, las cuales causaron muchas dificultades y tristeza. Yo también fui acusado, perseguido y engañado por estos espíritus. Hubo un tiempo en que yo también me dejé llevar en cierta forma por el mismo espíritu y tal parecía que los poderes del infierno que estaban en contra de los santos, estaban sobre mí. Pero el Señor conocía mi fe, y me dio la victoria. Con lágrimas, con un espíritu contrito y el corazón quebrantado, fui a ver al hermano José Smith, y confesé lo que había errado, murmurado, hecho o dicho equivocadamente. Sinceramente me perdonó, oró por mí y me bendijo" 3 .

Llegó a tal grado la amargura dentro de la Iglesia, que el Profeta escribió de esa ocasión: "Parecería como si todos los poderes de la tierra y el infierno estuvieran combinando su

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influencia para derribar la Iglesia"4 . La integridad de todos los miembros de la Iglesia fue puesta a prueba; mientras unos se retiraban, la fidelidad y devoción de otros se mantuvo como una luz en medio de las tinieblas. Brigham Young, John Taylor, Hyrum Smith, y muchos otros dirigentes fueron leales hacia la Iglesia y al Profeta. José es obligado a huir En medio de las dificultades en Ohio, fue necesario que José Smith hiciera un viaje a Misurí por las circunstancias en que se encontraban los miembros en ese lugar. En compañía de Sidney Rigdon salió de Kirtland en octubre de 1837, atendió allí los asuntos y regresó alrededor del 10 de diciembre. Encontró la situación en Kirtland peor que antes. Sus enemigos hablaban públicamente contra él en las calles, lo culpaban por el fracaso financiero y por sus dificultades. Durante su ausencia Warren Parrish, un distinguido setenta en el Sacerdocio de Melquisedec y John F. Boynton, Luke S. Johnson y Lyman E. Johnson, antiguos miembros del Quórum de los Doce, en compañía de otras personas, habían formado una nueva organización. Esta organización se dio a conocer como "La Iglesia de Cristo". Reclamaron la propiedad del Templo, y declararon herejes a José Smith y sus seguidores. Desde que regresó a Kirtland, José Smith estaba constantemente en las cortes-por acusaciones falsas que se levantaban una tras otra, hasta que le fue imposible hacer valer la fuerza de su personalidad para arreglar los asuntos. Las reuniones del sacerdocio en el Templo varias veces amenazaron con convertirse en batallas armadas y muchos empezaron a llevar espadas a las reuniones. Por su enérgica defensa del Profeta, John Taylor ganó el título de "El león", y por algún tiempo evitó las hostilidades declaradas. Tanto en público como en privado, Brigham Young continuó sus afirmaciones de que él sabía por el poder del Espíritu Santo que José Smith era un Profeta de Dios, el 22 de diciembre de 1837, fue obligado a huir de Kirtland para salvar su vida de una furiosa


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