Revista Epifanía 2023

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EPIFANÍA


Índice

I.Poemas Snow on the beach Cerca de alcanzar mi sueño Tiempos de Amor y Desencuentro Lulú Mi vida en 4 patitas Canción del silencio Quejas de un sin sentido Colpa mía Superheroína Caída en agua fría II.Microcuentos Un adiós definitivo Callejón sin salida El Conflicto familiar: “Una prueba de paciencia” Costumbre Primer contacto Algo extraordinario El chico maravilla La señorita de la línea 2 Susurros del Olvido III.Crónicas Todos son Sylvito Emociones de pandemia Muertes numerarias Huellas que marcan Navidad 2009 y la llegada de alguien especial

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Poemas "Hay besos que pronuncian por sí solos, la sentencia de amor condenatoria, hay besos que se dan con la mirada, hay besos que se dan con la memoria”

La poesía es la composición literaria mediante el cual el ser humano es capaz de expresar de forma escrita sus sentimientos, emociones y reflexiones. Con estos versos damos la bienvenida a la sección poética de la revista Epifanía, esperando que lo disfrutes.

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Snow on the beach Bárbara Pineda.

En aquella mañana de primavera mis ojos estaban a la espera Y de esa misma manera Me encontré con tus luceros en forma de pantera. Te divisaba a la distancia Hipnotizada por esa fragancia Encantada con esa elegancia La cual parecía provenir de Francia. El sonido de tu voz me cautivó Ese tono tan atractivo Hizo que mis sentidos Se sintieran confundidos Aquel primer beso que en mi mejilla se depositó Sentí como el tiempo se pausó Nuestro faro se iluminó Todo lo oscuro se aclaró 4


Cerca de alcanzar mi sueño Antonya Carvajal

Una noche la chica miró por su ventana Miró aquel cielo y vio la luz que se adentraba ¿Cuando alcanzaré mis sueños noche estrellada? Cerro sus ojos mientras sus labios apretaba Se imagino pisar aquel escenario Era mágico, tal cual lo había imaginado Ella lo había acertado Era lo que toda su vida había deseado Abrió sus ojos y vio que no era real Creyó haber vivido algo irreal Ella quería que todo fuera real Nuevamente cerro sus ojos volviendo a desear Cantó a todo pulmón dentro de aquel lugar Siguió así hasta no dar más Volvió a despertar Y el sueño no volvió a interpretar 5


Tiempos de Amor y Desencuentro

Sebastián Herrera

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Lulú la primavera llegó y con ella llegaste bajo la luna menguante en una noche de noviembre suave pelaje tricolor arisca con los demás cuando llega el verano prefieres estar afuera el sol brilla en tus ojos corres detrás de las mariposas pasas tu nariz de flor en flor te acuestas en las hojas te veo dormir con esa calma se escucha el canto de los pájaros contemplando la tranquilidad. Daniela Espindola

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Mi vida en 4 patitas Amalia Lantaño

La tarde cae y la cajita se abre Un ladrido, un maullido Tus ojitos en la tarde Y mi corazón se vuelve tuyo Tus primeros años, los más felices La primera vez que te escapaste La primera vez que subiste a un árbol Me has traído alegrías miles Una salida con miedo Eras pequeño y no entendía Sacas la lengua y yo lo concedo Me tranquilizo y tú ladrarías El primer regalo que me trajiste Una lagartija, un ave, un ratón Fue una sorpresa la que me diste Pero de todo corazón

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Canción del silencio Maite Ludueña y Constanza Olguin.

Niña pequeña, con tu corazón puro Observas el mundo, sueñas con el futuro Más el arte que escuchas y el que te rodea No cuenta la historia que el alma anhela Melodías sin alma, letras sin razón Adormecen tu espíritu sin emoción Y en la sombra quedan, sin alzar el vuelo Los mensajes mediocres que el arte desveló Éxitos que resuenan en nuestra mente Con letras que no llegan profundamente Cantantes que transmiten hastío A almas llenas de vacío ¿Dónde están los versos que inspiren a actuar? ¿Qué despierten conciencias y te hagan reflexionar? Que pinten la vida con acordes verdaderos Y despierten la chispa en tus sueños sinceros.

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Agustín Carreño

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Colpa mía

Martina Rojas y Eduarda Cuevas

Tengo un amor presente El cual no me saco de la mente Tengo miedo de dañarla Y nunca poder amarla Tanto como tú lo haces Este corazón se me deshace Amado no te entiendo Yo que te conocí sonriendo Al parecer tu tiempo no concibo ¿Será que a alguien habrás conocido?

Sé que no soy como esperas He creado una gran barrera Entre mi culpa y tu amor Aunque así me haga ver como un traidor Con este verso me despido Que me olvides es lo único que te pido Falle en ser tu aprendiz Espero que seas muy feliz.

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Superheroína Siendo pequeña entendió Siendo pequeña confeccionó Y decoró una mascara de su propia imaginación Sería su propia superheroína Lo que quisiera haría Enserio todo era posible Sería la mas temible Peleaba contra todos los monstruos! Derrotaba a todos los villanos! Tenía el mundo en sus manos! Era la número uno Entonces olvidó Que la mascara era de papel Roñosa y sucia estaba El desgasto la arruinó Y al final del día La idea tuvo que perecer En su cama se recostó Y sus ojos infantiles cerró.

Victoria Orellana.

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Caída en agua fría Ignacia Sandoval

Todo ocurrió en el mes de enero Cuando no sentía nada más que un frío severo El agua estaba congelada pero, De un momento a otro las olas se rompieron.

El tiempo avanza y avanza Y yo quisiera ser la indicada Pero cada vez me siento más encerrada ¿Cómo respiro ahora si estoy bajo el agua? Caen conmigo los recuerdos Y con ellos se acerca el olvido Sobre pensar nunca fue un buen plan ¿Por qué lo sigo haciendo si me hace mal? No sé si deba huir o deba llorar Quizás solamente tenga que aguantar Hasta que sea suficiente Para poder respirar.

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MICROCUENTOS. El microcuento consiste en una narración de extensión muy corta, generalmente en prosa, de personajes y desarrollo racional condensados y lenguaje preciso. que puede abarcar desde temas de terror, amor, crimen, crítica social, sátira y cualquier tipo de situación, esta gran flexibilidad permite a los alumnos de 4to medio plasmar sus historias en los siguientes microcuentos

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definitivo

Victoria Huaracán.

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Callejón sin salida Antonia Espina

Estaba caminando por esa oscura calle cuando me di cuenta de que es figura me estaba siguiendo. Sin previo aviso oí el arma accionar en contra mía, penetrando mi espalda, sentía el frio metal con mi sangre mezclada cuando caía directo contra el pavimento, él se acercó con cuidado para que nadie y solo yo pudiera verle la cara, me estremecí cuando me contó los motivos del porque lo hizo mientras me revelaba su cara, agonizando, me gire para buscar desesperadamente ayuda pero sabia en el fondo que nadie vendría, y fue ahí cuando mis ojos se posaron sobre aquel letrero que advertía: ¡cuidado, callejón sin salida!

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Nuestra familia siempre ha sido muy unida, pero en los últimos meses hemos estado pasando por algunos conflictos. Todo comenzó cuando mi hermano y mi madre empezaron a discutir sobre quién se debería hacer cargo de los quehaceres del hogar. Mi madre trabajaba todo el día y tenía que cuidar a mi hermano menor, pero siempre insistía en que mi hermano ayudara con las tareas domésticas. Mi hermano, por otro lado, argumentaba que no tenía tiempo porque estaba estudiando para sus exámenes de la universidad y tampoco pensaba que fuera algo justo que tuviera que hacer más que la mitad del trabajo mientras mi madre trabajaba menos. Esto provocó muchas peleas y discusiones en casa. Cuando intenté hablar con ellos sobre el tema, mi hermano se enojó conmigo y me dijo que no tenía nada que ver con eso. Mientras tanto, mi madre estaba cada vez más preocupada por la situación y no decía nada en casa a menos que fuera absolutamente necesario. Ahora, es difícil pasar tiempo juntos sin que se produzcan conflictos. A veces siento que mi hermano y yo estamos perdiendo la oportunidad de ser más cercanos, pero es difícil porque no podemos evitar hablar de las cosas que nos molestan. En conclusión, los conflictos familiares pueden ser una situación difícil y estresante para todos los involucrados. Es importante que cada miembro de la familia tenga la oportunidad de expresar sus sentimientos y opiniones, así como escuchar y comprender los puntos de vista de los demás. Además, es importante buscar formas de resolver los conflictos de manera pacífica y constructiva, ya sea a través de la comunicación efectiva o la mediación. De esta manera, se puede mejorar la relación dentro de la familia y crear un ambiente más sano y feliz para todos.

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COSTUMBRE No estaba enamorada, pero seguía con él por costumbre. Dos años de relación eran demasiado para ser tan pequeña. Lo quería, pero ya no sentía la más mínima atracción. Aun así, el apego emocional no dejaba soltarlo. Las inseguridades aumentaron cuando, jugando, le quitó su celular y en el forcejeo le pegó en el pómulo (aunque estaban jugando). Las cosas cambiaron cuando ella comenzó a salir después de la pandemia con amigos, montando bicicleta con su hermana. Ella no veía nada malo en eso, pero él se molestaba.

Patricia Pizarro

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Quedamos de acuerdo en juntarnos en la esquina del colegio a las 08:00 AM y escaparnos hacia donde el destino nos depare. comenzamos a caminar tomados de la mano hasta llegar a la plaza donde ocurriría nuestro primer contacto, poco a poco nos fuimos acercando y acostumbrándonos más y más el uno al otro, de un momento a otro la paz comenzó a invadir mi cuerpo, sentí una conexión que nunca antes pensé llegar a sentir y las mariposas en mi estómago se alborotaban cada vez más, nuestro primer beso fue lo más mágico que he sentido.

Agustín Cicali

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Algo extraordinario Fabian Solís

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El niño maravilla Había una vez un niño llamado Agustín, cuyo sueño más grande era convertirse en futbolista profesional. Desde que tenía uso de razón, pateaba una pelota en el patio de su casa con pasión y determinación.

A medida que crecía, Agustín se unió a un equipo local y pasaba horas entrenando duro, perfeccionando sus habilidades con el balón. A pesar de los desafíos y los momentos difíciles, nunca perdió la sonrisa en su rostro ni la chispa en sus ojos. Cada que crecía mejoraba más llamando la atención de distintos clubes hasta que llego el peor día de su vida teniendo una lesión grave que le impedía

Seguir entrenando estando fuera 3 meses en el cual fueron los 3 meses más duros para él. Pasando todo este tiempo, Agustín volvió a entrenar con normalidad, pero costándole mucho, ya que perdió casi todo el progreso que llevaba, pero no se rindió y entreno el doble y se sacrificó mucho más dándole buenos frutos y recuperando su nivel de antes y siendo fichado por un equipo grande

Benjamín Arce.

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La señorita de la línea 2 Josefa Rojas y Vicente Rebolledo

Me subí al metro de la línea dos, como todos los días a las 8 am. Medio dormido miré a mis alrededores, y a aproximadamente 10 metros veo una mujer que destaca entre las demás personas, no sé si eran sus ojos o su largo pelo; no sé si era su mirada concentrada en su libro o la forma en la que tomaba sorbos de su café. Algo me llama la atención de ella y necesito descubrir qué es…estoy decidido, me acercaré. Me paré de mi asiento, comencé a pedir permiso entre la gente, y en ese momento, las puertas se abren, y la señorita que me encontré en la línea dos, se baja. Acelero el paso, pero no lo consigo, las puertas se cierran. La señorita de la línea dos se había ido.

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Susurros del Olvido Agustín Vielma

Días, bueno, semanas o meses quizás han pasado, no lo sé con certeza, últimamente no he estado seguro de nada… ¿Qué quiero? ¿Quién soy? ¿Qué me gusta? son preguntas que no puedo contestar, pues la angustia que me abraza todos los días, se hace más fuerte con el tiempo, y mi voluntad, se adormece con el amable vaivén de los sudores fríos que me dan, cuando intento recordar, creo que en el fondo lo sé, no quiero volver a lo que fuí.

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Crónica Una crónica es una narración histórica, generalmente escrita, que recoge los hechos en orden cronológico en el que sucedieron, pueden tratar de hechos sucedidos en períodos históricos pasados, o pueden ser más recientes, o ni siquiera ubicarse en un tiempo determinado. Ahora recopilaremos una serie de crónicas de jóvenes contemporáneos a usted, querido lector, para que pueda empaparse de variadas experiencias con distintas emociones.

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Todos son Sylvito Todo comenzó con una visita a la casa de mi madrina, su gata había tenido tres gatitos muy lindos, yo estaba muy emocionada, pues sabía que me iba a llevar uno, solo que aún no sabía cuál. Luego de tomar once, mi madrina fue a buscar al gato que nos íbamos a llevar, de la cocina sacó una caja y una toalla, y del pasto recogió un trébol, unos minutos después volvió con una caja que maullaba y el mismo trébol, pero ahora le faltaban partes. Sushi solo se había dejado llevar por el movimiento de las hojas y terminó en una caja ¿Quién lo diría? De camino a la casa, Sushi solo maulló, y una vez que llegamos, bajamos la caja del auto y lo sacamos en el pasillo, él se escondió entre las bicicletas muy asustado, nosotros solo lo mirábamos; una media hora más tarde decidimos que era mejor entrarlo para que no le diera frío, fue en ese momento, ese preciso momento en que lo tomé y lo miré a los ojos, esos enormes ojos avellana, que supe lo que realmente se sentía el amor a primera vista. Pero cuando amas a los gatos, uno no es suficiente ¿Verdad? Un día que mi mamá me fue a buscar al colegio pasamos por la casa que solía estar abandonada, entre esta casa y la mía solo había una vivienda, generalmente pasaba de largo, pero esta vez algo me hizo dar vuelta la cabeza, cuando me encontré con una masa de pelo blanco (Pero gris de suciedad) con manchas negras con los ojos más lindos que había visto, me detuve a mirarlo fijamente y en seguida mi mamá hizo lo mismo, era imposible no perderse en esa mirada, ambas le decíamos a la otra que tenía unos ojos verdes hermosos.

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Con el paso de los días esta pequeña masa de pelos comenzó a aparecer en mi patio, mi mamá le daba comida, pero en cuanto nos acercábamos este se iba corriendo, aunque cada día se acercaba más, hasta que llegó el momento en que se dejó tocar, fue como hacerle cariño a una mesa de clavos, pero se sintió como el momento perfecto, con mi mamá decidimos que desde ese momento él sería Sylvestre, el gato callejero que ahora viviría en nuestro patio y “No entraría a la casa”. No pasó, una vez que lo castramos se quedó dentro de la casa, y antes de darnos cuenta estaba durmiendo entre mi mamá y yo en la cama, tapado hasta el cuello mientras ronroneaba. Pero no todo es azúcar, flores y muchos colores, una noche de martes, después de comer empanadas fritas de queso, me estaba lavando los dientes en el baño, mi mamá entró diciendo que habían atropellado a un gato blanco con negro, y yo sabía que ese gato no era cualquier gato, era Sylvestre, salí corriendo, solo para verlo tirado en el suelo, sacamos la gatera y sin llevar mascarillas ni sacar permisos partimos al veterinario, le dije que nada le iba a pasar y que en unos días todo iba a estar como siempre, la mentira más horrible que he dicho en mi vida, pese a la horrible situación no había derramado ninguna lágrima, estas no salieron hasta el momento en que entré al veterinario, “Atropellaron a mi gato”, la frase que aún resuena en mi cabeza, todos me quedaron viendo, desde ese momento solo hubo lágrimas y las cosas cambiaron por completo. Sylvito pasó toda la noche en la consulta, a las tres de la mañana llamaron a la casa para informarnos que había fallecido, múltiples fracturas y hemorragia interna, realmente no se podía hacer nada, ese fue el día más silencioso de mi casa, nadie se liberó de las lágrimas, no me conecté a las clases online, estuve toda la mañana haciendo un hoyo para mi bebé. Nos lo entregaron en la gatera, envuelto en un papel, estaba frío, duro y pesó más que nunca, durante su entierro nadie dijo nada, solo lloramos.

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Desde ese día solo pienso en cómo habrían sido las cosas si nunca hubiera ocurrido ningún accidente, y desde ese día amo mucho más a los gatos, en mi mente los salvo a todos, en mis sueños soy presidenta del mundo y nadie pasa sobre ningún gatito, porque en cierto modo quiero darles la protección que no pudo tener mi bebé, siento que todos son Sylvito; mi psicóloga me ha dicho que tengo un duelo no resuelto, otros me han dicho que debo superarlo, pero ¿Cómo se supera una pérdida así?, sé que superar no es olvidar, pero no me siento capaz de dejar de pensar en mi niño, ningún gatito va a sufrir frente a mí, y si pudiera daría mi vida con tal de proteger a cada michi de la tierra.

Miranda Quezada.

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Emociones de pandemia Recuerdo constantemente aquella temporada que viví a principio de la pandemia, aquellos días en los cuales mi rutina se basaba en la repetición de simples y mundanas actividades, las cuales de una forma u otra conseguían mantenerme alejado del hecho de que estaba encerrado en mi propio hogar de manera indefinida. Fue en este tiempo, cuando poco a poco el ciclo interminable que se me había impuesto se volvía más rutinario, que comencé a verme obligado a buscar una especie de escape en mis propios pensamientos. Nunca me he considerado una persona profundamente pensativa, pero el hecho de encontrarme en una situación en la que sutilmente las pequeñas cosas que me hacían feliz se volvían cada vez más difusas e insignificantes, que comencé una travesía personal que no tenía un destino aparente, pero que de a poco esas pequeñas reflexiones, nacidas de las emociones y las preguntas que me surgían espontáneamente, se volvían una especie de ancla que me mantenía estable y me otorgaban la capacidad de darme cuenta de lo poco que me conocía a mí mismo. Con el pasar del tiempo, este pequeño pasatiempo de tratar de reflexionar voluntariamente acerca cualquier cosa que me interesara, se volvía cada vez más instintivo, cada vez se hacía más fácil el simple hecho de formular un pensamiento racional acerca de las problemáticas más insignificantes que se me presentaban, lo cual antes se me hacía el ejercicio más agotador y aburrido del mundo, al no poder lograr ordenar mis pensamientos por mucho que lo intentara una y otra vez, lo cual se transformaba en una forma de barrera que me impedía sentirme cómodo al tener que dar mi opinión o al tener que justificarme en alguna situación cotidiana. Así pues, al momento de lograr superar ese obstáculo que llevaba arrastrando desde pequeño, que pude llegar a darme cuenta de pequeñas cosas que no entendía muy bien de mí mismo, cosas que me generaban una sensación similar al estar mirando a un abismo del cual no se puede distinguir el fondo, y al tratar de buscarles una solución o alguna clase de respuesta a estas incógnitas que me perseguían internamente, llegaba a sentir una emoción similar al miedo, un dolor en el abdomen combinado con un nudo en la garganta, los cuales me disuadían de tratar de llegar a la raíz de esta nueva emoción que de alguna manera se me hacía muy familiar, como una entidad que hubiera estado siempre acompañándome, pero que con el pasar del tiempo hubiera acallado con todas mis fuerzas, recluyéndola a lo más profundo de mi mente para que no tuviera que enfrentarla cara a cara.

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Pase en una especie de negación los siguientes meses, hasta llegar casi sin darme cuenta a cumplir cerca de un año en cuarentena, aceptando de manera casi inconsciente la repetida rutina que había vivido ya por más tiempo del que parecía recordar, hasta que a finales de octubre del 2020, decidí volver a experimentar una de las obras narrativas que más había disfrutado hace ya varios años, sin esperar nada más que conseguir unos momentos de entretención basados en la idea de sostenerme al adictivo sentimiento de nostalgia por unas cuantas horas, pero al cabo de un rato de recordar los buenos momentos que pase con tal historia, empecé a verla con otros ojos, las cosas que en algún momento me producían poco más que indiferencia, de pronto contenían un significado mayor al que recordaba, los pequeños detalles que antes ni consideraba, se volvieron los momentos más especiales que había vivido con ficción alguna, hasta que en contra de mi voluntad, llegue al final de aquella obra, y sin poder contener mis lágrimas ni aunque mi vida dependiera de ello, decidí simplemente acostarme en mi cama y tratar de digerir calmadamente todo lo que sentí y pensé durante esas horas. Los siguientes días los pase reflexionando acerca de cada aspecto que me impactó de alguna manera contundente al experimentar tal historia, podía pasar horas simplemente argumentando detalladamente el porqué los personajes me parecían tan relatables y humanos, porque la música me hacía sentir entre la persona más feliz del mundo hasta el ser más insignificante del universo, porque la forma en la cual la trama avanzaba me hacía sentir tan inmerso y encantado, hasta que en un momento, de manera imprevista, sentí que dentro de mí nacía una especie de respuesta, la cual explicaba la existencia de aquel vacío del cual no entendía su propósito; sin embargo, aquella respuesta no consiguió solucionarlo, sino que al contrario, me abría incontables nuevas preguntas cada cual más difícil de responder que la anterior, aquella respuesta que tanto había tratado de encontrar, me dejó en una situación más confusa de la cual estaba anteriormente y preferí no tomarla en cuenta, ya que esta arremetía en contra de todo lo que creía sobre mí hasta ese punto de mi vida. Sin embargo, aquella historia que ahora tanto significaba para mí, cambió significativamente mi mentalidad frente a las situaciones que conlleven un cambio en mi existencia, y me permitió enfrentar con una mente más abierta aquella respuesta a mi profunda y difusa incógnita, por lo que al entender que el tiempo avanzaría inevitablemente, incluso si yo no estuviera preparado para ello, decidí sumergirme totalmente en todo lo que conllevaba la veracidad de tal inesperada respuesta.

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Dicha respuesta se volvió un pensamiento recurrente durante todo el resto de la pandemia, logrando que hubiera días enteros en los cuales no podía alejar mi mente de aquel pensamiento, y noches en las que apenas lograba conciliar el sueño, cabe destacar que desde pequeño he sido una persona demasiado sentimental, provocando que el más pequeño problema siempre haya podido suponer que un día entero se me arruine y que necesite alejarme del mundo lo más posible, por lo que no es extraño que este periodo de mi vida haya estado marcado por incontables lágrimas y ataques de ansiedad que nunca habían sido más dolorosos, ni habían sido a su vez tan reconfortantes en cierta extraña forma, ya que el hecho de sentir tan fuertemente aquellos sentimientos que nunca antes en mi vida había supuesto que pudiera sentir, me llenaron poco a poco de un sentimiento de resolución que cada vez se sentía más y más real, consiguiendo que, al estar a puertas de volver a la “normalidad” a inicios de 2022, pudiera por fin considerar con confianza que durante los pasados dos años, había llegado a crecer como persona, había logrado conocerme un poco mejor cada día, pude al fin ordenar mis pensamientos de una buena manera, y había terminado aceptando un cambio muy importante en mi vida con los brazos abiertos y con una intensa sensación de felicidad por haber podido mirar directamente dentro de aquel abismo y salir como una persona más completa.

Critobal Bobadilla

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Todo fue un día miércoles durante vacaciones de fiestas patrias. Salí de mi casa con la intención de reunirme con mi pololo. Para ello, debía tomar el metro en la estación “El Parrón”. Al llegar fue fácil percatarse que la estación se encontraba cerrada. Al acercarme al tumulto de personas reunidas, me quedé viendo las reacciones de las personas de mi entorno, para ver si encontraba la respuesta del cierre en alguna de ellas. Sin respuesta, permanecí expectante a cualquier movimiento y emociones de mi alrededor. Hasta que un guardia se abrió paso entre la multitud, explicando la razón al cierre: “una persona se suicidó, se tiró a las vías del metro”; y luego terminó lo que deseaba comunicar, pidiendo respeto por el difunto. Minutos después pasó un grupo de personas vestidas de negro, en sus espaldas estaba escrito con grandes letras SML, al igual que la bolsa que llevaban en sus manos de color azul, la cual transportaba el cuerpo que fue retirado, marcando la silueta de la persona fallecida. Pensé que cerrarían la estación, pero no fue así. Abrieron las puertas y el metro comenzó a funcionar con normalidad, fueron pequeños los murmullos que hablaban o comentaban el hecho. Siguió la vida normal y yo fui de esas personas que continuó su camino, subiéndome al metro que iba por esas líneas que muchas veces fueron pintadas de rojo, líneas que fueron la última cosa que vio alguien antes de que su vida terminara. ¿Cuántas vidas terminaron ahí? ¿Cuántas personas necesitan ayuda y encontraban consuelo debajo de una máquina? Fue sencillo de distinguir el tono de descontento por el retraso de muchos viajes. Una vida terminó por convertirse en minutos, ¿realmente vale eso? al parecer sí. El culpable o insultado es la persona que quería dejar de sufrir, no la sociedad que tan poca atención le presta a la salud mental, siendo muy común el comentario “a mí antes con un golpecito se me pasaba toda la depresión. Eso le falta a los jóvenes de ahora”.

La salida ya no fue igual, nada en el día lo fue. Al llegar la noche estando en mi casa no pude evitar comentárselo a mi mamá, mis ojos se aguaron cuando la escuché pidiéndome que si algún día me sentía cansada de todo, pidiera ayuda, no le importaba si acudía o no a ella, solo que me apoyara en alguien. Tal vez eso era lo que le faltaba, quizás unas simples palabras hubieran cambiado su historia. Un abrazo tan cálido como el que me daba mi progenitora, ¿le habrían salvado?

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No podía dormir, no recuerdo la hora, pero era pasado de medianoche. Al cerrar los ojos quedaba ahí, consciente y pensando. Preferí revisar mi celular para evitar circundar en los recuerdos del día, no sé cuánto tiempo habrá pasado hasta que llegué a Twitter, publicaciones sin importancia se mostraban en la pantalla, mi atención se fijó en un video con muchos comentarios y la descripción decía algo como "un extranjero menos en el país". Era el video de una cámara de seguridad del metro, no se veía mucha gente por el andén, la que más se distinguía era una chica media morena de pelo castaño con tonos cobrizos. Parecía que lloraba, no noté que estaba traspasando la línea amarilla, hasta que llegó el metro. Fue ella quien en la mañana decidió acabar con su vida, lo último que vi fue una mancha castaña borrosa y el vidrio de la maquinaria trizado.

Los comentarios eran sorprendentes “¿no podía tirarse en otro lado?”, “lo único a que vienen a Chile es a molestar”. Impactada se lo comenté a un grupo de amigas, una de ellas respondió era la nieta de la mejor amiga de su abuela. Tenía nuestra edad, 17 años. Seguramente iba en cuarto medio, con toda una vida por delante, ¿habrá decidido qué estudiar? ¿cuáles eran sus metas que hicieron que se desanimara?. Es fuerte pensar que estuvimos en la misma etapa al mismo tiempo, sé de primera mano que el último año de nuestra educación escolar conlleva muchos sentimientos y situaciones que te tiran para abajo, costándote cada vez salir más de ellos. Tuve a muchas personas que me ayudaron a seguir, pero ella no lo hará, quedará dentro de un informe como un número más.

Ainhara Avendaño y Marcela Sandoval

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Huellas que marcan Sentía que mi alma se partía en dos, aún no me creía lo que me decían ¿era algo real? ¿de verdad esto estaba pasando? mi pequeña mascota, mi negrita; había llegado recientemente del colegio cuando me dieron la noticia de que mi negrita no se levantaba, no comía y mucho menos se atrevía a tomar agua, no podía creer que mi más grande amiga se me estaba yendo poco a poco de este mundo. Nos preparamos para ir a la veterinaria mientras mi madre llegaba del trabajo, mi negra descansaba en mis brazos, a veces se quedaba sin respirar y me alarmaba; cuando por fin llegó mi mamá, quien sostenía con fuerza a la perrita, nos fuimos a la veterinaria, al llegar al veterinario la atendieron tarde, estaba tan ansiosa que ya no me quedaban uñas por morderme. Sentía un nudo de espinas en la garganta mientras lloraba antes de tiempo, entramos a la consulta, el doctor la examino bien y nos dio su diagnostico, mi amada negra ya no estaba respirando por sus pulmones automáticamente, estaba ella obligándose a respirar, ocupando su caja torácica para quedarse más en esté mundo para estar más con nosotras, tuvimos que dormirle y ese fue el día más doloroso en mi vida, sentir sus ultimas lamidas en mis dedos, pensaba que podía estar más tiempo en esté mundo, pero no, solo fue su despedida antes que dejara de respirar, peros sus ojitos seguían mirándome, por más que le suplique a mi mamá que me dejara estar más tiempo con ella, no me dejo y nos alejamos de la sala, al siguiente día no tuve ánimos de ir al colegio, eran las alianzas y ni eso me animaban, el día viernes fui al colegio, más me sentí mal cuando me preguntaron que como estaba y solo respondí “bien” no me gusta que las demás personas sientan pena de mi, no me gusta decir mis problemas por miedo a que alguien diga “me paso lo mismo” y deba de sentarme a escuchar a la otra persona. Pasaron los meses, en el primer mes aun no lo tenía del todo superado, sentía que ella aún estaba conmigo, protegiéndome, de hecho, colocamos su pequeña urna en el mueble de la tele,

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donde nos vería y la veríamos siempre, cuando estaba en mi habitación aun sentía sus pisadas contra el piso flotante y como rascaba mi puerta para entrar, pero ahora no había nada, miraba como mis amigas, familiares hasta personas que paseaban por las calles, tenían a su perro, lo abrazaban, lo trataban bien y solo sentía envidia de ellos, que ellos podían tener más tiempo a sus mascotas mientras yo estaba llorando y recordando a mi perrita, pero habían veces en las que sentía un fuego en mi corazón, miraba el cielo y pensaba que mi negra estaba ahí, mi buena amiga. Estábamos terminando el año, mi familia se había reunido en la casa de mi abuela y andábamos visitando nuevos lugares en familia, llegamos a uno de los cementerios en donde había parte de mis antecesores, ahí nos encontramos con algo tan hermoso que enterneció mi corazón, una camada de perritos, con al menos una semana de nacidos, su madre estaba flaca y le dimos algo de comer, mire a mi madre con pena y me dijo que me llevara uno, yo no lo podía creer, todos eran tan tiernos, pero mi mirada se fijo en una pequeña cachorra que apenas podía comer, estaba tan flaquita que me daba pena, la tome con ambas manos y mire que tenía pulgas, estaba apestada de pulgas, con mi madre y mi tía, nos pusimos a bañarla en una de las llaves de agua del cementerio, le quitamos la mayoría de pulgas, le envolvimos en un pañal de mi prima y pasamos por una calle que habían varias tiendas, mi tía compró comida para perro, un peine y shampoos de bebé. La bañamos en un río para terminar de quitarle las pulgas, quedo brillosa y bonita, en el camino a casa, mientras elegíamos el nombre para ella, yo le daba pequeños granos de comida para perros, sentía que me derretía ahí mismo cuando veía cómo su pancita se inflaba por la comida, después de varios nombres, entre pelusa, pulgosa, diamante y perla, nos decidimos por el nombre de Anastasia, ¡si!, como la de la película de la princesa que era pobre y que buscaba a su familia, pensamos que ése era su nombre, a medida que iba creciendo, me iba asustando porque sus pequeños pies crecían, su colita con una puntita blanca,cada día mi Anastasia sigue creciendo y la amo cada día más, pero aún así nunca olvidare a mi Negrita.

Isabel Gallardo

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Llegué a la plaza , estaba el señor vestido de santa , habían muchos niños y niñas, el señor vestido de santa le decía a los niños y niñas que corran a ver sus regalos, entonces quise correr a casa a ver si era verdad que santa había dejado los regalos, mi mamá, mi abuela y yo caminamos a casa, al llegar de sorpresa había muchos regalos bajo el árbol de navidad, me sorprendí al ver los regalos, todo se veía genial, pero hubo algo que me llamó más la atención que el resto de los obsequios y fue una gran caja blanca con estampilla del polo norte, algo se movía dentro de esa caja, así que decidí abrir primero esa caja misteriosa. Al abrirla hubo una maravillosa sorpresa. Dentro de esa caja venía un perrito blanco bebe para mi que tanto soñaba con un perro, sin importar color , raza o tamaño lo deseaba y así fue como llego a mi vida Máximo Emiliano un 25 de diciembre de 2009.

En algunos momentos no le di la atención que él necesitaba como cuando yo era niña, que no siempre me podía hacer cargo, pero ya más mayor eso cambió, aunque se que esta viejito , nunca es tarde para poder recuperar el tiempo que cuando pequeño no le pude dar . A veces no quiero aceptar que está viejito y que no puede hacer las mismas actividades físicas que hacía antes y más , pero para mi siempre será mi bebe. Este es, y siempre será el mejor regalo de navidad de mi vida.

Hoy en día estamos en 2023, y ese perrito bebé blanco sigue acá con 14 años.

Martina Solans

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¡Muchas gracias!


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