100 politicas para potenciar el desarrollo

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El cuidado de la salud no es igual para todos: la atención curativa predomina entre los más pobres y las prácticas preventivas son más frecuentes entre la población de mayores ingresos. Los hogares pobres, al actuar sobre la enfermedad, tienen un gasto de bolsillo relativamente mayor. Recae sobre el subsistema público la responsabilidad de absorber las consecuencias de esta desigualdad, al ser el receptor de la población con mayores necesidades sanitarias y un perfil epidemiológico más complejo. Sin embargo, está muy mal preparado para enfrentarlas. Las desigualdades en recursos e infraestructura dentro del sistema público entre las provincias argentinas son mucho mayores que las que se registran entre obras sociales y prepagas. La ausencia de un modelo definido que organice y divida las responsabilidades, que racionalice las inversiones y garantice flujos financieros adecuados atenta contra la misión del sistema público de salud. En lugar de corregir las desigualdades las reproduce e incluso las potencia. Un problema acuciante, que profundiza las brechas de inequidad, es el de las enfermedades catastróficas, aquellas que tienen baja prevalencia pero alto costo (como oncología, transplantes, cirugías de alta complejidad, etc.). En estos casos, el gasto de bolsillo tiene un significativo impacto en las familias de ingresos bajos y medios, en tanto las empuja debajo de la línea de pobreza, y en muchos casos aun sin garantizar el acceso a tratamientos adecuados. Estas enfermedades también afectan la sustentabilidad financiera de los sistemas de salud, que cada vez concentran más su gasto en pocos pacientes muy caros. El débil desarrollo de las redes de servicios, al obstaculizar la continuidad en el proceso de atención, también contribuye con la fragmentación del sistema. Ante enfermedades simples, las personas acuden a los hospitales en lugar de asistir a los centros de atención primaria de la salud (CAPS), la coordinación y comunicación entre los prestadores es escasa y la planificación de la oferta de servicios en función de la demanda es prácticamente nula. Esto dificulta el acceso a la salud, afecta la calidad de los servicios, genera un uso irracional de los recursos, incrementa los costos de producción e impacta negativamente en la satisfacción de los usuarios. Estas falencias sistémicas refuerzan la persistencia del enfoque curativo en detrimento de un modelo basado sobre la prevención y la promoción de la salud. La subutilización de intervenciones costo-efectivas y con gran impacto en la salud profundiza esta situación. La demora en la adopción de una legislación nacional de control de tabaco, recién aprobada en junio de 2011, es un claro ejemplo de ello. La mayor parte de los recursos del sector se destina a la atención de la salud y, en el camino, se

[ 41 ] CAP. 2 APORTES PARA RECONSTRUIR EL ROMPECABEZAS SANITARIO


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