Reflexiones
CINEP/PPP
Agosto de 2015
LA CORRUPCIÓN, EXPRESIÓN DE LA DEBILIDAD INSTITUCIONAL * Luis Guillermo Guerrero Guevara Director del CINEP/ Programa por la Paz
En Colombia los altos índices de corrupción en las gobernaciones, contralorías y alcaldías tienen las alarmas encendidas. En un informe reciente la Corporación Transparencia por Colombia presentó los resultados territoriales sobre el Índice de Transparencia de las Entidades Públicas para 2013 y 2014. La pregunta es: ¿qué tan preparadas están estas instituciones para frenar la corrupción? La respuesta no es alentadora. En síntesis, las gobernaciones, contralorías y alcaldías son en su mayoría entidades débiles y permeadas por una dinámica de corrupción fácilmente implementada. Veinte de cuarenta y un municipios estudiados con el índice de transparencia quedan clasificados en nivel alto o muy alto de riesgo de corrupción y lo más preocupante es que ninguno logra el nivel bajo. La calificación más aceptable la obtienen Barranquilla, Mosquera y Pereira, y, las más riesgosas, Sincelejo, El Zulia y Leticia. Mientras las gobernaciones de Antioquia, Santander, Caldas y Meta logran un nivel moderado de riesgo, las de Chocó, Vaupés y Guainía están en alerta roja. Las contralorías, siendo un organismo de control, tampoco se salvan: el cincuenta y seis por ciento se encuentran en nivel alto o muy alto riesgo, su calificación es más baja que la de los entes que vigilan. En conclusión: el índice de transparencia arroja una institucionalidad departamental débil, plagada de fallas en el diseño de su proceso de gestión y vulnerable en el manejo de los recursos públicos, situación que demandará una conducción acertada del Estado y de la sociedad en general una vez se llegue a la etapa del posacuerdo y posconflicto, pues las metas del desarrollo y de los procesos de construcción de paz
* Editorial presentada el domingo 16 de agosto de 2015, en el programa “Notas humanas y divinas” de RCN La radio. Audio disponible en http://bit.ly/1DVLL0Y
Luis Guillermo Guerrero Guevara
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requieren una institucionalidad administrativamente capaz y éticamente íntegra. La Palabra de Dios es severa para condenar la corrupción y exigir justicia. Deuteronomio 16 dice: “No torcerás el derecho, no harás acepción de personas, no aceptarás el soborno, porque el soborno cierra los ojos de los sabios y corrompe las palabras de los justos. Justicia, sólo justicia has de buscar, para que vivas y poseas la tierra que Dios te da”. Juan Pablo II, en la Encíclica sobre La preocupación por la cuestión social, dice: “Los obstáculos para vencer la pobreza no son técnicos, sino morales”. Cuando las personas están dominadas por el afán desmedido del lucro, las consecuencias para los más débiles son funestas, ellos son los perdedores. Es necesario un refuerzo moral. La victoria sobre la corrupción exige dos cambios: la conversión del corazón para apropiarnos de los valores del Evangelio y el cambio de estructuras sociales, políticas y económicas más solidarias y justas.
CINEP/ Programa por la Paz • 2015