Revista Gente. Edición 1527

Page 6

ACTUALIDAD

ran por la ventana a la universidad. Yo venía de San Marcos, donde aquello no se acostumbra: me negué rotundamente. No fui el único. Pero no pongo nombres, por si ellos no quieren recordar esta historia. Visto que aquellos delincuenciales propósitos no tenían acogida, organizaron “tomas” con violencia. En resguardo de nuestras vidas, y ya que las autoridades de la universidad habían cedido a los métodos de los pandilleros políticos, decidimos hacer mutis por el foro. Recuerdo a un triste rector Mondoñedo y a uno de los jefes de la banda, de apellido Villanueva. (Mi memoria no es buena para excrecencias). Y, así, volvimos a Limalahorrible, para luego salir en uso de becas a las necesarias estancias extranjeras. Supe de Yehude por su ingreso al Parlamento como diputado por IU, lo que me alegró mucho, pues uno percibe que su simiente no cayó en el vacío. Posteriormente, en plena dictadura, me enteré de su encarcelamiento, víctima del sátrapa, que así se libraba de sus enemigos. Estamos en el final de la historia. Yo (catedrático sanmarquino) enseñaba también en una universidad privada –se sabe la liliputiense estatura de los sueldos estatales respecto a la educación. Fue en aquella que un alumno, que tenía un libro mío, dijo que me mandaba saludos un amigo. Cuando me enteré que aquel era Yehude Simon, no pude ocultar mi cara de sorpresa. Entonces, mi alumno me contó que él era empleado del INPE: Instituto Nacional Penitenciario. Y que, mientras me leía, se le acercó un recluso y miró el título por encima de su hombro, y al

ENTE

‘Conocí a Yehude Simon en mi curso, Lengua y Literatura, que dictaba en la Facultad de Estudios Generales de la Universidad Nacional de Lambayeque’.

instante le dijo: “Yo conozco a su autor”. Y le contó que había sido mi alumno. Esa fue la forma cómo me reencontré con mi ex alumno Yehude Simon. Toldo fue pedirle a mi alumno de hoy que averiguara lo referente a mi alumno de ayer. Al contarme su caso, de inmediato surgió ese sentimiento de rebeldía al que nos lleva la verdadera cultura: la protesta por la injusticia y el deseo de que esta se remedie. Yo escribo en GENTE donde, en los años –la verdad que no los cuento- que llevo no he tenido nunca negativa ni censura alguna para los textos de mi columna “La memoria del aire”, la que, obviamente, no siempre coincide con la línea editorial. Quod scripsi, scripsi, dicen nuestros abuelos latinos. “Lo que escribí, lo

escribí” para los que han olvidado sus lecciones del idioma de Virgilio. Y, en efecto, aquí está, reproducida mi columna en defensa de una víctima de la injusticia. Y con ese mismo afecto con el que la escribí, a mi ex alumno Yehude Simon, ahora Primer Ministro, le pido repare la flagrante iniquidad de mantener nueve meses preso a un inocente –como lo fue él también. Con la diferencia de que este preso no es víctima de la dictadura de un insaciable shogún, sino que está encarcelado por un régimen que blasona de ser democrático. Se trata de Roque González, contra quien no hay cargo alguno, salvo que pensar como Bolívar –como pensamos muchos alrededor del mundo entero- sea un ilícito penal en la patria de César Vallejo y José Carlos Mariátegui.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.