Ejercicio de clase

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DRAMEO Y DRULIETA Erase una vez dos tribus de dragones enemigas que luchaban por ambición y poder. Las gobernaban dos jefes ambiciosos Dramón y Dralio. Dramon la tribu de los Cola-larga y Dralio la de los Escupefuegos. Dramon tenía una hija que se llamaba Drulieta y Dralio tenía dos hijos que se llamaban Drameo y Dranonino. Drameo era más grande y más apuesto, por eso su hermano pequeño le tenía tanta envidia. En la escuela de dragones les tocó juntos a Drulieta y Drameo y ahí fue cuando empezaron a sentir conexión el uno con el otro, a conocerse, a reírse juntos... Por temor a sus padres quedaban a escondidas e hicieron miles de cosas juntos. Un buen día Dranonino fue a pasear al parque y vio a su hermano Drameo con una dragona; enseguida se dio cuenta por su belleza que era Drulieta y como le tenía tanta envidia salió corriendo para contárselo a su padre. Deseaba con todas sus fuerzas que le desheredase y así él quedarse con todo. Cuando el padre se enteró declaró la guerra a la tribu de los Colalarga. Lucharon sin piedad durante mucho tiempo. Dralio y Drameo murieron sin que se solucionase nada y libres de sus padres Drameo y Drulieta vivieron juntos y felices. Luis, June y Hodei

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LA NIÑA QUE NO PRONUNCIABA BIEN

Era una tarde de otoño en la que una niña llamada Rosa empezaba su curso en el colegio. Rosa tenía un problema: no vocalizaba correctamente las palabras y además era nueva y no tenía amigos. Un buen día un niño se le acercó. Él, al no entender lo que decía, se marchó. Rosa se puso muy triste y no entendía por qué todos los niños y niñas no le hacían caso ni querían ser sus amigos d Un día Rosa decidió ir al médico y le preguntó: - ¿Qué puedo hacer? - Tienes que operarte para que puedas vocalizar bien, angelita.- dijo el médico. Al cabo de dos meses se operó y después de recuperarse volvió al colegio. Un niño se acercó para hab con ella y la entendió: - ¿Quieres ser mi amiga? - Por supuesto, dijo ella Y así se hicieron muy buenos amigos. Muchos años después continuaron su amistad y enseñaron a sus hijos que hay que aceptar a todo el mundo y no rechazar a nadie aunque tenga algún defecto o sea diferente. Joana y Nekane

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LAS LECHUZAS

Había una vez cinco lechuzas que vivían en unos árboles. Un día unos taladores talaron sus árboles y las lechuzas se quedaron sin hogar. Una de las lechuzas decidió llamar a unas águilas para que espantasen a los taladores y así, no se quedase el bosque sin árboles. Las águilas no lo consiguieron y los taladores seguían talando árboles. Las lechuzas estaban muy tristes. Si les quitaban su hogar no sabrían qué hacer, pero se les ocurrió otra idea. Al lado del bosque había un castillo en el que vivía un joven principe. Las lechuzas fueron donde él para que hablase con los taladores y les pidiese que dejasen de talar. El joven montó su caballo y corrió hacia el bosque hasta que encontró a los taladores. Cuando los encontró les dijo: - Si talais los árboles esto ya no será un bosque y todos los animales se quedarán sin hogar y morirán. Los taladores se dieron cuenta de lo que estaban haciendo y dejaron de talar. Decidieron irse no sin antes pedirles perdón por no entender que es necesario cuidar la naturaleza para que todos tengamos un sitio en el que vivir. Sarai

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TXERRITXO COMILÓN

En una granja sucia y solitaria vivía un cerdo llamado Txerritxo al que no le gustaba su comida. Como no le gusta ese tipo de comida, comía lo que no debía. Un día no se podía levantar del barro porque la noche anterior había comido demasiado: chocolate, morcilla, chorizo, salchichón… entonces enfermó y acudió al mono. El doctor mono le ingresó al lado de un paciente muy malito, se llamaba Mofletudo y era un ornitorrinco. Ambos empezaron a hablar: - Hola me llamo Txerritxo comilón. – dijo el cerdito. - Yo soy Mofletudo, y como ves, soy un ornitorrinco. - Estoy encantado de conocerte, ¿por qué estás aquí? – dijo Txerritxo - Porque no comía nada, pero ya estoy bien me van a dar el alta y he aprendido a cuidarme. - Vendré a verte todos los días porque me caes muy bien. Y así fue como mofletudo fue todos los días a visitar a Txerritxo al hospital. Hablaron mucho de lo que les había pasado y aprendieron una gran lección: hay que comer sanamente para cuidar nuestro cuerpo. Iraitz, Aitana e Iria

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EL PATO PACO

Había una vez un pato llamado Paco. Cuando era joven era un guaperas porque era blanco, tenía un pico rubio y además era muy valiente. Un día le contó a su hijito Paquito lo que le sucedió cuando era pequeño: “Yo era el típico vago que no hacía nada y a veces no iba al colegio. En mi clase había un pato, el pato Pedro, que era un tipo vago, normalito y de color negro. Era el más listo y le llamábamos El Empollón. Yo entonces había suspendido todas y no hacía nada y Pedro aprobaba siempre. A los dos nos gustaba la misma patita: Ohhh... era una pata con un precioso pico rubio, ojos claros y un maravilloso cuerpo blanco. A ella sólo le gustaban los tipos listos, por eso se fijó en el pato Pedro y yo me moría por hacer algo para conseguir que se fijase en mí. Volví al colegio y estudié, estudié y estudié hasta que conseguí aprobar. Entonces la patita se empezó a fijar en mí y Pedro se enfadó tanto que vino a pelearse conmigo. Nos peleamos, después hablamos y al final fue ella quien eligió. Y... me eligió a mí. Pedro se conformó y al cabo de un tiempo salió con otra bella patita.” Querido hijito, así fue como aprendí que trabajando mucho es como se pueden conseguir las cosas. Sánchez, Endika y Bihotz

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HERMANOS

Había una vez dos hermanos llamados Eneko y Gaizka. El hermano mayor, Gaizka, tenía demasiada envidia de su hermano pequeño porque sus padres le hacían más caso a él. Un día Eneko le quitó a Gaizka su balón favorito y Gaizka se enfadó mucho. No era la primera vez que le quitaba algo, lo hacía constantemente, le hacía la vida imposible. Los padres, un día que estaban jugando en un precioso jardín que hay en su ciudad, decidieron hablarlo con ellos, pero Gaizka no quería hablar. Pasó el tiempo y Eneko empezó a tener problemas en el colegio. Su hermano se dio cuenta de lo que le costaba y decidió ayudarlo. Mientras le ayudaba en sus tareas del colegio empezaron a hablar de muchas cosas y Gaizka entendió que cuando su hermano le hacía todas esas cosas lo único que pretendía era llamar su atención para jugar con él. Así fue como le perdonó y ambos decidieron pedirse las cosas, ayudarse mutuamente y jugar juntos. Eneko, Gaizka y Jasone

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