Sistema Informativo Part – No. 18

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Reporte Especial

del 01 al 15 de noviembre de 2012

Felipe Calderón

“La vida se prolonga en la muerte”

Aquí yace Felipe Calderón, un presidente bajito y un tanto pelón Se lo llevó la muerte como muestra No habló de Mota ni de la maestra. A semanas de quedarse desempleado Calderón a la Muerte ha suspirado “Llévame al otro lado porque aquí la Reforma ya se ha aprobado”. Pero otro asunto la muerte reclamaba: los muertos me tocan a mí; tu lucha contra el narco no acaba Con tus 70 mil muertos ahora vas por mí Del apeste a FeCal la Muerte se había mareado Y bajo una estela de luz lo dejó enterrado. Ahora desde el fondo de la tierra, Terca su manita tiesa, Muestra un letrero que reza: “Vamos ganando la guerra”.

Octavio Paz

La muerte no era el fin natural de la vida, sino fase de un ciclo infinito, postuló. Por Paola Arvizu, Clelia Hidalgo, César Cruz y Guillermo Echauri

E

l culto a la muerte ocupaba un lugar central en la religión y vida de las culturas prehispánicas. Como aclaró Octavio Paz en El laberinto de la soledad: “Para los antiguos mexicanos la oposición entre muerte y vida no era tan absoluta como para nosotros. La vida se prolongaba en la muerte. Y a la inversa. La muerte no era el fin natural de la vida, sino fase de un ciclo infinito”. La tradición mexica representaba a la muerte sin temor alguno, la dualidad entre vida y muerte impregnaba cada aspecto de su realidad. Por tal motivo, los aztecas creían que el Sol combatía contra la oscuridad y el mal; para ayudar a sus dioses hacían sacrificios humanos con el fin de que las deidades derramaran la luz y la lluvia sobre su pueblo y así se mantuviera el equilibrio entre vida y muerte en el universo. El calendario agrícola prehispánico servía como base temporal para la fiesta de muertos, que se conmemoraba al mismo tiempo que el inicio de la cosecha, de esta manera los vivos compartían sus alimentos con los muertos, tal como se hace en las ofrendas modernas. En el noveno mes del calendario azteca se celebraba a los niños y a los familiares muertos. Los conquistadores españoles conjuntaron esa festividad con el Día de Todos los Santos y la Conmemoración de los Fieles Difuntos para dar origen al Día de Muertos del 1 y 2 de noviembre. Símbolos y Emociones Hombres y mujeres mueren, tras su partida, solo nos queda el recuerdo. El aroma y el color de la

flor de Cempasúchil sirven como guía a los muertos en su camino. Naranja como el sol, la flor de los difuntos es un don de Huitzilopochtli a su pueblo, un regalo radiante que como la vida, se marchita. La vida humana es efímera, el corazón con sus latidos marca su tiempo. Sin embargo, cuando una daga de obsidiana lo atraviesa, sus pulsaciones se detienen y el alma emprende su viaje hacia el más allá. El corazón se entrega como sacrificio a los dioses para mantener el orden en el universo, es por ello que Mictecacíhuatl, la diosa azteca de la muerte, es representada con una daga. Los cautivos sacrificados dan el último aliento llenos de coraje. Luego de su fallecimiento, sus cabezas se muestran ante la gente para honrar con más fuerza a las deidades, entre ellas a Miclantecuhtli, el señor del Mictlán (el reino de las ánimas), cuyo cráneo aparece completamente descarnado, tal como las calaveras que adornan los altares del Día de Muertos. El viaje de los muertos hacia el Mictlán es arduo, además de la flor de Cempasúchil, necesitan de una luz que los oriente en las tinieblas, allá donde el humo de Tezcatlipoca, el dios de la noche y el fuego, les espera. El fuego es energía y destrucción, brillo y oscuridad, complementación mutua, dualidad pura. Así como no hay noche sin día, tampoco hay muerte sin vida. La nostalgia se convierte en alegría, y la ofrenda de los muertos en una fiesta para los vivos. “¡Verdad es que nos vamos! Verdad es que dejamos las flores y los cantos. ¿Estamos allá muertos o aún tenemos vida?”

Por Melissa Galván

Santos Briz Fernández Estaba Santos Briz armando su programa, de políticos y personajes se mofaba La risa el ambiente inundaba Pues a lado de la calaca todo era drama. La muerte apareció y con el dedo lo señaló: Santos estás en la mira y te sacaré un grito De una tumba el teacher reclamó ¿Juay... de rito? La flaca lo miró y una cortesía de Interlingua regaló. El rector tiene a la entrada de PART su nicho, y anda muy activo, dicho con dicho... Por ahí la calaca y diablo sentencian: Santos está culeco. Y pasa de fosa en fosa, para hacer las Mangas del Chaleco.

SISTEMAINFORMATIVOPART

Por Estrella Medina y Juan José Tames

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