Libro 75 aniversario CEM (1934-1975)

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Jerónimo de la Hoz

Por todo ello sólo esta parcela de la ciencia de la naturaleza admite este tratamiento como objeto de estudios locales, máxime cuando es realizado desde un punto de vista de análisis descriptivo y taxonómico, como ciencia sistematizada del medio natural que caracteriza a una determinada región. También entran sin duda en esta concepción la ciencia prehistórica y la antropología que en lo tocante al origen del hombre y su evolución deben ser tratadas como ciencia, pero que al abordar estudios culturales propios de la arqueología, nos muestran aspectos determinantes que nos ayudan a entender lo que somos en el presente. Y en este sentido el CEM sí que ha hecho ciencia y ha animado a hacer ciencia. Centrándonos en la zoología, botánica o geología, motivo de este trabajo, en Cantabria no se contaba en las primeras décadas de siglo, con publicaciones regionales dedicadas a estos temas. Así pues el CEM ha debido asumir la carga moral de publicar los estudios que tenían más difícil cabida en las revistas especializadas en ciencias, que lógicamente recogían contribuciones de científicos montañeses (el Boletín del IEO o el Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, etc.). Al respecto el CEM, ha contado desde un principio con una Sección de Ciencias Naturales y la revista Altamira, ha acogido ocasionalmente estudios de esta temática, aunque, desde 1975, fecha de creación de los Anales del Instituto de Estudios Agropecuarios, revista hermana segregada de Altamira, (como consecuencia de la creación de distintos Institutos especializados por la Institución Cultural de Cantabria, entidad creada por el presidente Pedro de Escalante para fomentar los estudios regionales) las publicaciones sobre nuestro medio natural y agrario han encontrado su lógica cabida en dichos Anales. Igualmente el Instituto de Estudios Marítimos ha facilitado la publicación en su Anuario de varios trabajos relacionados con pesquerías. También aparecen otros estudios de temas naturales en los Anales del Instituto de Ciencias Torres Quevedo e incluso en las Publicaciones del Instituto de Etnografía y Folclore Hoyos Saínz. Al ser estos Institutos hijos -y sus respectivas revistas hermanas menores de Altamira- nos referiremos también a trabajos de ciencias naturales publicados en ellos. Concluimos recordando que, desde fines de los noventa, el CEM ha recuperado su tutela sobre las revistas de los citados Institutos de la extinta ICC que vuelven hoy a aparecer editadas por un fortalecido CEM dirigido en la última década por Leandro Valle González-Torre. Situación de los estudios de ciencias naturales en Cantabria a principios de siglo En su origen no fue pues el CEM un foro que aglutinase notablemente en su origen al entonces menguado, salvo en temas de biología marina, colectivo de naturalistas montañeses; sus temas de interés eran claramente los de “letras”, estudios históricos y literarios como ya se manifestaba en la presentación de la Revista de Santander realizada por los precursores del CEM que desde los años veinte venían intentando crear un centro


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