Fundación Centro Crianza
Bases de la Estimulación Temprana
biológico padecido.
En estas preocupaciones se inserta el debate
del rol que la
estimulación temprana pueda jugar como prevención, tanto en la UTIN como en el alta posterior. En este último aspecto, adelantamos que nuestro criterio no difiere del ya expresado en relación a otros lactantes de alto riesgo: sólo el seguimiento pediátriconeurológico determinará cuáles de estos pretérminos deben insertarse en programas de estimulación. En relación a la estimulación en la UTIN hay posiciones enfrentadas. Para tomar partido por algunas de ellas es necesario profundizar en la especial relación del prematuro con la UTIN.
II. Características conductuales del prematuro El lactante de bajo peso tiene dificultades fisiológicas relacionadas con la respiración, la circulación y la temperatura que lo obligan a un gasto energético sobredimensionado para mantener su homeostasis. Esta inestabilidad no le permite regular sus estados de alerta en forma adecuada para el intercambio social (Rauh y col. 1990). La concepción
inicial de una incapacidad para
incorporar
estímulos ha sido
reemplazada por la idea de una incapacidad para moderar sus ingresos, por lo cual el prematuro
es fácilmente abrumado por ellos, tendiendo a desestabilizarse en sus
funciones vitales. En un principio, el prematuro permanece por largos períodos en sueño activo. Esto ha sido vinculado con la necesidad de garantizar el crecimiento del sistema nervioso. Roffwarg y col. (1966) encontraron que la circulación, la temperatura y la síntesis de proteínas en el cerebro aumentan durante la fase del sueño activa. Esta situación fisiológica se irá modificando
a medida que maduren
sus mecanismos
neuroquímicos, aumentando los estados de vigilia y mejorando la percepción. Als (1982) plantea una secuencia de organización neuro-conductual por la cual el pretérmino debe en primer lugar asegurar las funciones de supervivencia, para luego organizar sus estados de alerta, y por último estar en condiciones de intercambiar con el ambiente a través de una atención más selectiva y una percepción diferenciada. Por otro lado, la irrupción de una agresión encefálica modifica este sistema de organización progresiva de la conducta. García Coll (1990), luego de un análisis exhaustivo, concluye que la asfixia y sus complicaciones tienen un impacto más intenso en la conducta temprana que la propia inmadurez por sí. Posteriormente esta influencia decrece,
tornándose más importante
los factores correspondientes a la propia
inmadurez, pero persisten correlaciones con el peso y el nivel de bilirrubina inicial. www.centrocrianza.org.ar
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