Bases de la Estimulación Temprana

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Fundación Centro Crianza

Bases de la Estimulación Temprana

amor por el niño, de modo que ahora está en condiciones de tolerar la separación anatómica para considerar a su recién nacido como una persona total, por completo separada de ella misma. Sin embargo, el niño sigue encapsulado en el amor narcisista de la madre y sólo a medida que avanza hacia la madurez, la madre adquiere creciente conciencia de la existencia de su hijo como un ser aparte. En el nacimiento prematuro, en cambio, ocurre una separación repentina antes de que la madre haya podido prodigarle suficiente amor objetivo. Por consecuencia, cabe presumir que en el nacimiento prematuro el feto recibe un excesivo amor narcisista, como si todavía se lo percibiese como parte de los órganos internos de la madre. El nacimiento se convierte en una agresión a la integridad corporal de la madre y su narcisismo se lesiona. Como dijo una madre cuando se le retiró el niño al nacer: «Es como si me hubiesen arrancado una parte de mis entrañas». Un hallazgo clínico ilustra con claridad la incapacidad de la madre para contemplar al niño con suficiente amor objetivo por la división prematura de la unidad mater-nofetal narcisista: la mayoría de las 13 madres dijeron que no podían creer que su niño fuese real, e hicieron comentarios como: «No lo puedo creer, pero es como si no hubiese sucedido nada. Para creerlo tendría que haber visto al niño.» Este irrealismo de tipo onírico indica que, para la madre, el niño todavía forma parte de ella y no es un objeto real independiente. Esta sensación de irrealidad, acentuada por la falta de amor objetivo, se refuerza por la separación que se impone a la madre y su hijo. Todas las madres pensaron que el verdadero nacimiento había ocurrido semanas después, cuando pudieron tocar y alimentar al niño, y, sobre todo, cuando pudieron llevarlo a sus casas. Ninguna madre había preparado el ajuar para su bebé. Para estas madres sus niños no eran reales todavía, no eran personas independientes a las que había que cuidar cuando estuviesen fuera del cuerpo que los protegía. En vista de estas diversas comprobaciones, proponemos la siguiente hipótesis: El nacimiento de un neonato prematuro asesta un serio golpe a la autoestima de la madre, a sus capacidades maternales y a su papel femenino. Se lo contempla como la pérdida de una parte del cuerpo, como una agresión a su integridad corporal y como signo de inferioridad interior. El nacimiento prematuro fomenta la sensación de que el niño es irreal, pues se lo percibe como ajeno y resulta más fácil rechazarlo. Tres madres no tuvieron problema de autoestima. De estas 3, 2 entraron en trabajo de

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