Bases de la Estimulación Temprana

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Fundación Centro Crianza

Bases de la Estimulación Temprana

del pequeño neonato y de encarar sus sentimientos de culpa, se desenvuelve bien con mayor rapidez y facilidad. Una vez que estos sentimientos se expresan, la familia está en camino de apegarse al recién nacido. La atención que se presta a la madre y a su niño durante el período de terapia intensiva, influye sobre su relación con el niño para toda la vida. Nos impresionó el ingenio de las enfermeras para idear técnicas que permiten a la madre tener su niño en brazos mientras recibe alimentación con sonda nasogástrica. Aseguran la bureta en el camisolín de la madre, de modo que pueda tener al niño hasta que todo el alimento baja al estómago. En la cuna del niño encontramos notas como éstas: «Por favor demoren mi comida de las 13 hasta que llegue mamá». Esta comida me la dará ella. ¡Me encantará verla! Firmado: Susie». A menudo encontramos tres o cuatro madres charlando con la misma enfermera. A la madre no se le debe encomendar ninguna tarea si existe la mínima posibilidad de que fracase. No debe dar el biberón si la enfermera no alimentó a su niño varias veces y sabe que lo recibe con facilidad. En el período en que se lo alimenta con sonda, la madre debe ocuparse de otras cosas, como cambiar el pañal y proporcionarle estimulación sensorial. Los primeros estudios sobre desarrollo infantil sugieren que la estimulación contingente (estimulación relacionada con señales provenientes del lactante) puede conducir a un desarrollo óptimo. Por tanto, sugerimos que las madres acaricien y hablen a sus niños, como lo harían normalmente si el niño no estuviese en el hospital. En el caso de Benjamín G., neonato de 900 g de padres blancos, ejemplifica la importancia de la estimulación contingente. Benjamín era muy inmaduro y de aspecto frágil, y tenía frecuentes episodios de apnea. Enterada de la importancia de la estimulación, su madre venía al hospital todas las mañanas y se quedaba hasta mediodía, regresaba después de almorzar y permanecía hasta las 18, cuando completaba

la tarea su marido. Sus

actividades con el niño se adaptaron sensiblemente a las de él y consistieron en mucho hablar y acariciar. Poco a poco esta madre fue asumiendo la responsabilidad de su alimentación y cuidado. La gran disminución de los episodios apneicos del niño, su extraordinario aumento de peso y el progreso de su desarrollo en los meses siguientes, lo mismo que en el hospital, fueron notables. El personal le dijo muchas veces que el bebé evolucionaba tan bien «gracias a sus esfuerzos». Esta declaración fue sincera, porque el progreso del bebé había sido mucho mejor de lo esperado normalmente. Esto se debió a varias razones. Se permitió que la madre cuidase a su niño y, por consiguiente, estaba convencida de hacer una contribución importante. Varios días ocurrieron frecuentes

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