Cuentos de terror

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Cuentos de terror

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Alumnos de Español de Segundo (2de) LV2 Liceo Francés Internacional de Pekín Junio 2010

Compilación y Edición: Milagros Mille

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Nuestro agradecimiento a Ana Kapris y Antoine Denis, autores de los dibujos que presenta a nuestros cuentos

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Los nueve cuentos que se presentan nacen en el contexto de una actividad de clase realizada durante las horas de curso de espa単ol. Los autores de los cuentos se dieron cuenta que las narraciones de terror del manual escolar no daban miedo, y aceptaron el reto de ser autores de verdaderos cuentos de terror.

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Autores

Cassien Beudet Lucile Bertin Gwendoline Pannetier Camille Miorec de Kernadet William Sainte-Catherine Kevin Jouan Juliette Dulery Aurélia Fava Diogo Monteroleite Sarah Ngoma Rémi Hebras Ricardo Scapin Gianluca Deodato Louise Trouillaud Jimmy Jambo Sophia Zhu Julien Tauzin

Racha Alj Clémence Benveniste Revisión y edición: Milagros Mille, profesora de español, LFIP

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El asesinato de la ducha Fenómeno ¡Fumar mata! La casa abandonada El corredor Una nube verde encima de la granja La noche de Halloween La carrera de la muerte La muerte misteriosa del doctor Martínez

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El asesinato de la ducha

Un día, había una estudiante de 23 años, muy guapa y llena de ambición, se fue a su casa alegremente después de una gran fiesta de estudiantes. Eran las dos de la madrugada y estaba muy cansada bajo el efecto del alcohol. De pronto ella decidió ducharse porque había transpirado toda la noche bailando. Ella se desvistió tranquilamente y luego se desmaquilló. Enseguida, abrió la ventana porque hacía mucho calor. Mientras, la joven se duchaba, un desconocido entró silenciosamente por la ventana, y se dirigió la puerta del cuarto de baño. Durante este tiempo cuando ella se enjabonaba percibió una sombra detrás de las cortinas. De repente, el hombre extraño puso su mano sobre la boca de la chica y la estranguló sin dejarla decir una palabra. Esta mañana he encontrado a la estudiante muerta. No hemos sabido la identidad del asesino.

Cassien Beudet, Lucile Bertin

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Fenómeno

La historia se desarrolla en el parque central de Nueva York. Un día, dos mujeres estaban tranquilamente sentadas sobre un banco. Una de las mujeres estaba hablando de su día anterior mientras la otra estaba leyendo su libro. Ella dijo varias veces sin ninguna expresión:

−¿En cuál página estoy? ¿En cuál página estoy? ¿En cuál página estoy? De repente, sacó una pinza filuda de su pelo y se la penetró en el interior del cuello. En otro lugar de los Estados Unidos, en Filadelfia, trágicamente, un hombre que había perdido a su amigo, saltó con los pies atados de un edificio en construcción?. El hombre levantó su cabeza y vio enseguida a muchos otros obreros que saltaron también. Marco estuvo viendo el telediario. Decían que había un fenómeno que se producía en Nueva York: el suicido de toda la gente de la Costa Este de los Estados Unidos, fue causada por un arma biológica, capaz de interrumpir la función cerebral. El viento la esparcía. Con su esposa Alma, huyeron de la ciudad en tren. Desgraciadamente, el fenómeno se extendió y cuando Marco supo que su hermano había perdido su vida, se cortó las venas. Mucha gente moría. Algunos se ahorcaban, ¡incluso había uno que

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pasó bajo un cortador de césped! Los amantes no querían seguir así y decidieron huir del viento asesino. En los periódicos, un profesor de ciencias decía que este fenómeno podía ser un mensaje de la naturaleza. Pero el presentador no le creyó porque si no, el mundo ya estaría muerto. París por la mañana. Los transeúntes dejan de moverse. Un hombre repite constantemente la misma frase: “Debo ir a mi moto, debo ir a mi moto, debo ir a mi moto...”

Gwendoline Pannetier, Camille Miorec de Kernadet

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¡Fumar mata!

Un día, estaba lloviendo y había tormenta y la señora y su gato estaban tranquilamente delante de la tele. Cuando de repente la conexión se interrumpió. De pronto las postigas de la ventana se arrancaron y el gato trepó las cortinas. La luz se apagó y la señora encendió una vela. En el exterior, un hombre muy fuerte y alto, vestido de ropa oscura, se aproximó lentamente pero con seguridad. Hacía frío y el viento silbaba muy rápidamente. Durante este momento, la señora bajó al sótano. Enseguida, intentó cambiar el plomo de la electricidad pero este no funcionó. Después fue, como de costumbre, hacia el equipo electrógeno. Este equipo había resistido todas los tormentas. Había funcionado durante años y años y era de muy buena calidad. Pero esta noche no funcionaba. Repentinamente la puerta se abrió y el hombre entró y caminó hacia el sótano. Encontró al gato y le aplastó su cabeza sobre el suelo. Entonces, caminó de nuevo al sótano. Por último se dirigió a la bodega. La mujer seguía con el generador y no había oído nada. Por último, se marchó. Pero el hombre tomó un poco de gasolina, la vertió sobre la mujer. Ella lloró. Por último, se encendió un cigarrillo y se lo arrojó a la mujer que se quemó instantaneamente.

William Sainte-Catherine, Kevin Jouan

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La casa abandonada

Era de noche, se podía ver una silueta negra indefinida en la tormenta.. Con el ruido de los truenos, no se oían claramente, los ruidos de metales que se estaban entrechocando. Al acercarse, se podía comprender que era un hombre con una capa negra que estaba preparando prudentemente instrumentos de tortura. Pero al acercarse más se notaba que sobre la cara del hombre misterioso, había una gran cicatriz del ojo a la boca. Cuando terminó entró en la casa abandonada. Subió las escaleras delante de él. Estas eran tan viejas y frágiles que crujían a cada paso. Después el hombre abrió una inmensa puerta y un gato negro con ojos verdes salió de la sala. El otro día quise ver una película de horror con mi amiga. Al final, tuvimos tanto miedo, que no pudimos continuarla. Entonces vimos un dibujo animado. Juliette Dulery, Aurélia Fava

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El Corredor

Eran las siete de la tarde, me había quedado en la escuela castigada. Llovía y habían

truenos, hacía frío y no tenía chaqueta. Tenía que

atravesar el patio para llegar a mi casillero, cuando llegué estaba toda mojada. Luego cogí mis libros mis cuadernos y rápidamente los puse en mi mochila. Volví al edificio principal, estaba en el corredor, andando rápidamente. Estaba muy oscuro. No se oía nada, solo mis pasos. Después, un relámpago me iluminó y tenía cada vez mas miedo. Empecé a caminar más rápido, entonces el corredor parecía cada vez más largo, no llegaba al final para bajar las escaleras. Enseguida oí un ruido agudo. De pronto paré. No oí nada, volví lentamente a andar. Y oí nuevamente un grito seguido de un gran estruendo, como si fuese un cadáver cayéndose en el terreno. Luego empecé a correr como nunca había corrido en mi vida. Entonces el corredor parecía tan largo que ya no veía su fin y un gran agujero blanco se abrió en mi camino. No podía parar porque me estaban persiguiendo y entonces me caí.

Diogo Monteroleite, Sarah Ngoma

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Una nube verde encima de la granja

Una vez, en América en el estado de Texas había una central nuclear y una granja, los dos estaban muy cercanos. En el entorno no habían otras fábricas o moradas. Un día, un humo radioactivo verde salió de la chimenea principal de la central nuclear, enseguida se formó bruscamente una nube verde encima de la granja. En ese momento una granjera estaba alimentando tranquilamente a sus vacas. De repente, empezó a llover. La lluvia radioactiva la mojaba; entonces la mujer se transformó lentamente en una vaca. Durante la noche, el marido volvió a casa completamente ebrio. Al día siguiente el granjero fue a ordeñar la leche de las vacas y se dio cuenta que había una que estaba muy gorda y bastante buena para la carne, por eso la llevó al matadero y la mató. Al final, el granjero compró la carne en la carnicería y se la comió. Durante esa comida el notó que faltaba su mujer. Rémi Hebras, Ricardo Scapin

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La noche de Halloween

Era la noche de halloween, una chica tenía que quedarse sola en su casa. Antes de partir, sus padres le dijeron: “si tienes miedo, llamas a Kiki el perro y él te lamerá la mano, eso significará que todo está bien”. Los padres se fueron y la chica se quedó sola. Más tarde, antes de acostarse, ella oyó un gran ruido. Atemorizada gritó: “¡Kiki lame mi mano!”, y el perro le lamió la mano. Ella se acostó tranquila y apagó la luz. Después ella escuchó nuevamente otro ruido y volvió a gritar: “¡Kiki lame mi mano!”, y el perro le volvió a lamer la mano. Luego escuchó un plic-ploc-plic-ploc y le dijo al perro: “¡lame mi mano Kiki!”, pero el perro no apareció. Entonces se levantó porque el ruido no paraba...plic-ploc-plicploc. Salió afuera y allí vio al perro masacrado. El plic-ploc-plic-ploc era el ruido de le sangre que fluía. En la pared estaba escrito con sangre: “los perros no son los únicos que pueden lamer?

Gianluca Deodato, Louise Trouillaud, Jean Jimmy Jambo

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La carrera de la muerte

Un día, en un parque desierto, Toño un niño de ocho años estaba jugando tranquilamente solo con su nueva pelota. Era una noche de octubre muy fría. El fútbol siempre había sido su pasión. Jugaba con la pelota, daba cabezazos y la botaba para hacer los malabares más espectaculares. En este momento un fuerte viento sopló. Las hojas de los árboles que ya se amarilleaban caían, se volaban. Incluso la pelota de Toño rodó fuera del parque por la calle, donde ya no circulaban más coches. La noche estaba cayendo. Aunque todavía no eran las ocho, era ya muy oscuro y la luna llena que brillaba en el cielo era la única luz de la noche. “Debo ir a casa antes de enfriarme”,- se dijo Toño. Se abrochó la chaqueta, recogió su bufanda en el banco y la enrolló alrededor de su cuello. Después, corrió en pequeños pasos hacia la salida y atrapó la pelota del suelo. Cuando se levantó una luz blanca que deslumbró sus ojos desapareció rápidamente. Entrecerró los ojos para ver lo que era. Había una sombra extraña que se introducía en el pequeño callejón Trópez que conducía a la Iglesia del Barrio. La curiosidad ganó al muchacho, quien fue inmediatamente capturado con un deseo de seguir a la sombra. ''No tengo que ir'' pensó, pero ya estaba corriendo hacia el callejón. Allá vio un objecto blanco que parecía ser una niña, veía solamente su espalda: cabello largo, liso como la seda y dorado como el oro, vestido blanco como la nieve. Enseguida, Toño

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aceleró el ritmo, estaba sin aliento mientras que la joven estaba caminando lentamente en silencio. Ella estaba aún lejos delante del muchacho. El quería dejar de correr pero sus músculos, su cuerpo no lo escuchaban; de repente, no vio nada mas, se estremeció solo oyó el sonido del viento violento, de las hojas secas que estaban dando vueltas alrededor de él, de las ventanas que se golpeaban y puertas que crujían. El niño se acercó silenciosamente tanteando con las manos. Se adelantaba poco a poco, el tiempo pasaba muy lentamente y la calle parecía no tener fin. De pronto “praak-praak”, una voz ronca resonó. Los gritos estaban cada vez más ruidosos y se acercaron al niño que fue capturado con un dolor de cabeza insoportable. Los gritos resonaban en su cabeza. Sacudió su cabeza con sus dos manos, con todas sus fuerzas. Al final, se acurrucaron en el suelo y luego se sintió golpeado por un objecto duro. La suave luz del día atravesó su ventana. Abrió los ojos y vio una pluma negra sobre su manta. Se levantó pero fue preso de un dolor en la cabeza en donde vio una cicatriz. ¡Un nuevo día comienza!, pensó Toño.

Sophía Zhu, Julien Tauzin

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La casa misteriosa del doctor Martínez

La historia empieza con la muerte misteriosa del doctor Martínez. Como no tenía hijos, su casa estaba vendida. Su agente inmobiliario, la Señora María no sabía como venderla porque a la gente le parecía que la casa estaba habitada por fantasmas. Ella trataba de convencer a los clientes que esto no era verdad. Nadie la escuchaba. Una noche, quería volver a su casa en bicicleta, pero de pronto, comenzó a llover. Esperó que cesara la lluvia pero al final decidió dormirse en la casa del doctor Martínez. Entró prudentemente en la casa, los relámpagos y truenos hacían mucho ruido, se sentó sola en la gran casa vacía Para calmarse, trató de encender todas las luces de la casa pero ninguna funcionaba. Enseguida, descendió a oscuras silenciosamente hasta la habitación, escucho puertas crujir y, de repente, sintió que algo la tiraba por la pierna y gritó.

Racha Alj y ClémenceBenveniste

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