Especial dia madres 2014 v2

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A propósito del día de las madres se siente en el aire el discurso de las flores, los almuerzos, los collares de fideos y la frase siempre infaltable “madre hay una sola” pero, ¿qué tal si existe un nuevo tipo de madre? Hoy, desde la Comisión Chilena de Energía Nuclear les presentamos el perfil de tres mujeres que representan a muchas más dentro de esta institución, que conllevan la vida familiar, el reto diario y la bella tarea de ser únicas en lo que hacen, en este especial del día de las madres, con ustedes, nuestras “Mamás Atómicas”. Cuando nos hablan de energía nuclear es fácil caer en el ejercicio de pensar en una sala de controles llena de hombres de delantales blancos, pero ¿qué ocurriría si les contáramos que en Chile, nuestro Reactor Nuclear de Investigación RECH -­‐1 lo controla una mujer? ¿O que el ciclotrón, encargado de generar los insumos nacionales para la medicina nuclear cuenta con la única operadora latinoamericana? ¿o que a la hora de elegir un jefe de división que potenciara las capacidades humanas de esta entidad nuclear, también se pensó en una mujer? ¿qué tal si además agregamos que estas mujeres además son madres, y en algunos casos de 3 hijos? Mientras la discusión sigue abierta en algunos estrados sobre la viabilidad de contratar a una mujer en edad fértil o que ya es madre de familia en cargos importantes, o incluso sobre si las mujeres tienen un espacio en las ciencias, la CCHEN nos muestra que es un lugar donde la discriminación no existe, donde el conocimiento es un activo sin rostro y donde todo es posible.


La Primeriza: un cambio de switch

A pesar de ser la única operadora de reactor en nuestro país, Susana vive una vida de bastante bajo perfil, y tan inmersa en su labor, difícilmente advierte lo maravilloso de ser la única mujer en su país que desarrolla una tarea reconocida como un espacio diseñado por y para hombres. Ahora, Susana, tampoco es una mujer como cualquiera, aunque goza de unos hermosos ojos celestes y un porte que no necesita tacones, Susana odia las cámaras, las entrevistas y la interacción en general “la matemática me gusta mucho, es difícil pero es entretenido, no me gusta hablar con gente por ejemplo, la parte social no es mi área, me pongo muy nerviosa y tengo un genio un poco explosivo así que es más simple trabajar con un computador y no tener que interactuar, y eso lo puedes hacer estudiando carreras científicas en general”, comenta. En este privilegio que es adentrarnos en su mundo descubriremos que esta ermitaña, única, amante del rock progresivo, el mate , la física y la privacidad que resguarda como leona, también tiene un lado dulce. Entramos en su oficina y salta de la paredes el rostro de un niño sonriente. Empapelado el lugar de la cara del pequeño, se asoman también uno que otro poster de star wars y algún observatorio intentando robar protagonismo sin éxito. Estudió física y siempre se desarrolló en un mundo de hombres, cuenta casi como anécdota que mientras estudiaba visitó el reactor y le ofrecieron una práctica que después la llevó a a especializarse en Argentina para ser operadora de Reactor. “No lo imaginé… no. Pasé por ingeniería, hice bachillerato y me quedé en física, se supone que tienes que hacer la licenciatura, después naturalmente tienes que hacer el magíster y el doctorado, el post doctorado y el post post pots. Yo estaba estudiando el magister en física en la Universidad de Chile cuando me ofrecieron esto. En teoría está congelado, y nadie dice que no pudiera volver hacer algo”, piensa en voz alta. -­‐ ¿Cómo una mujer, criada prfesionalmente en un mundo de hombres enfrenta la tarea de ser madre? “¡Ah no sé! fue un desastre, hay que tomar en cuenta que de que salí del colegio, siempre estuve en espacio de hombres y llegar aquí, donde hay muchos hombres no hay mucha diferencia, entonces falta un poco de contacto femenino. Nunca me interesó tener hijos, no era una prioridad, habrá otras mujeres que sirven pa’ ser mamá, que lindo los niños pero yo no quiero uno, y ahora que lo tengo digo, pucha, quizás debí haberlo tenido como hace 10 años (..) Fue como, ¡oye vamos a ser papas! Y él dijo -­‐ah que bien-­‐ Bueno, y cambia la vida es otro mundo, antes de , si tenía que quedarme hasta tarde, decía, ya no hay problema, hoy llego a la hora y cuento los segundos para salir porque marco mi tarjeta y salgo de aquí y soy mamá, y me desespero por ir a buscar a mi hijo y trato de llegar lo más temprano que pueda para no hacerlo esperar. Cambia la vida, todas las prioridades se reordenan en él”. -­‐ ¿Y a ti, que te pasó, más allá de lo doméstico, porque es difícil imaginar una mujer “cero interacción” en modo madre abnegada? “Cambia la vida, todos me dicen que ando mucho más feliz, algo pasó, hubo un click, ponte tú , yo siempre he sido llorona veía películas y me daba lo mismo, ahora veo un comercial donde se cae un gato y salgo llorando


son pelotudeces, deje de ver ciertas cosas porque me provocan mucha emoción, cambios físicos, que le vamos hacer, no se pueden explicar”. Susana podría hablar de su hijo por horas, me cuenta como conversan, cómo maneja un lenguaje adelantado para su edad, de todo el tiempo que pasan juntos, de cómo a el le gusta cocinar con ella, que a veces olvida que tiene 3 años y de lo difícil que es verlo crecer, y no interferir en todo “se me cae la baba ¿qué te puedo decir? como todas las mamás con sus hijos, empapelé la oficina de fotos de él… trato de no hablar todo el día de él, pero es una cuestión que me supera. De pronto me molestaba de otras personas que llegaban, uff otra vez me viene a hablar de su hijo y ella otra vez ¡y a mí que me importa! Bueno, ahora entiendo tienes que vivirlo, no es posible, yo no tengo las palabras para poder explicarlo, es una cosa que sólo se entiende cuando te pasa”, confiesa De la pose ruda que desarrolla en su esfera profesional, Susana nos permite ver un lado más dulce, de una mamá atómica, capaz de desempeñarse con rigor en todos los ámbitos de la vida, mientras saca autitos de sus banano comenta que es difícil llevar esta vida doble “No existen mis espacios en este momento, no sé si por tiempo o flojera, porque ponte tú cuando salen ellos juntos yo me desespero me doy vueltas en la casa, voy mirando la hora, tú estás acostumbrada a tener un ruido de fondo y de pronto no está, es tensionante, me falta. La primera vez que lo llevé al jardín sufrí, miraba por el espejo a la sillita y después mejor deje de mirar porque así iba a chocar”. ¿Cómo se hace para cumplir con todo, digo, el trabajo y la familia? “Yo tengo 8hrs y 48 minutos para salir del trabajo, porque cuando estoy en mi casa no puedo preocuparme del trabajo, o no tengo el tiempo, o cuando tengo el tiempo tengo que dormir porque el único tiempo que tengo para dormir es cuando él lo hace, entonces es difícil ordenar, organizar hay que ser bastante eficiente en lo que uno tiene que hacer. Eso sí cambia cuando eres mamá creo, uno se vuelve más eficiente, porque el tiempo que tienes para hacer algo está restringido, no le puedes decir al hijo tuyo ¡sabes que espérate, déjate de llorar de hambre si ya vas a comer en una hora más! él tiene un ritmo, un horario y tienes que tratar de cumplirlo tú también “ Antes se demoraba una hora en salir de casa con todo el tiempo del mundo “ahora tengo esa misma hora para hacerlo conmigo y con él entonces no tomo desayuno, porque la colación que hay que mirar la lista del día hoy es martes, le toca llevar un sándwich , y ver el cuaderno a ver si había que haber comprado algo ayer que ya se me olvidó. Porque salir al súper es horrible, o porque de pronto él tampoco quiere salir, o porque hay que hacer otras cosas como ir a las plazas a jugar, porque el tiene un GPS incorporado y sabe perfectamente como llegar a las plazas que le gustan y me dirige cuando conduzco, dobla por aquí que se yo” Confiesa que ha sido difícil, y que aun cuando su hijo ya tiene 3 años y medio, aún no duerme una noche de corrido, “el genio te cambia y rindes en la pega igual, o mejor, porque no tienes más tiempo que ese, entonces haces todo lo que tienes que hacer porque no tienes más tiempo para hacerlo en otro momento” Se prefiere ahora que es madre, y cuando le pregunto si se atrevería a pasar por la maternidad de nuevo me dice que no lo descarta “Es que tengo que mirar la hora, si ya estamos llegando al fin del recorrido, hay que pensarlo muy bien”. Los sueños de terminar el magíster y continuar un doctorado no están cerrados, sin embargo la rockera ermitaña, fan de star wars, hoy piensa en plural y aún cavila en como barajar la vida profesional de un área tan particular como la nuclear, y el sueño de entregarle a su hijo la madre hogareña y siempre disponible que ella vivió en su infancia “me interesa que mi hijo sea feliz. Mira estas fotos, el siempre esta riendo, sí es lindo, pero soy su mama, no puedo no decirlo”, sonríe.


Antes muerta que sencilla y el secreto de la felicidad

En el laboratorio ciclotrón nos encontramos con Rosario, la guapa de piernas largas que detrás del ceñido delantal blanco denota no sólo una femineidad agobiante, sino una vida de esfuerzo para desarrollar una carrera profesional que la llevó a ser la única mujer latinoamericana operadora de ciclotrón, madre de tres hijos y esposa feliz. Fue en su primer año en la universidad cuando llegó atrasada a clases, entró al auditorio y el profesor le dijo ¡buenas piernas!, perdón, buenos días. Ese mismo año el Director de la Facultad dio la bienvenida a los jóvenes estudiantes de física y remarcó que lo sentía por las mujeres, pues no durarían más que un año. Desde el comienzo Rosario supo que sería difícil, sin embargo no permitió que ninguno de sus detractores le impidieran lograr sus objetivos. Sin salir todavía de la universidad Rosario comenzó a trabajar en el Museo de Ciencia y Tecnología , donde estuvo a cargo de la sala donde exponía la CCHEN, maravillada con la visita que realizó en años escolares al reactor, no dudo en trabajar en la CCHEN cuando le ofrecieron la oportunidad “Aún cuando yo estaba en el museo y haciendo clases, me vine porque yo encontraba espectacular la Comisión, me vine feliz, y entré a Difusión y Extensión, hice expo-­‐itinerante, atendíamos visitas, 8 mil alumnos mensuales, ahí estuve 11 años”, comenta Fue cuando se abrió el concurso interno para acceder a operador de ciclotrón, oportunidad que tomó con las dos manos y vencedora se embarcó a Brasil, a enfrentar nuevamente un mundo de hombres. Aunque sus curvas no lo delatan, Rosario tiene 3 hijos, Camila de 22 en su último año de enfermería, Cristóbal de 18 en la escuela de oficiales de carabineros y Eduardo de 16 aún en el colegio. Con un matrimonio de 26 años felices declara jamás haber tenido nana y que con su marido Eduardo lograron un equilibrio perfecto “Él es un 7 como papá, como apoyo como pareja, si no, no se puede, o sea yo creo que un hombre así machista sentado, ni una posibilidad de desarrollar una carrera, porque Eduardo además siempre me ha a apoyado, en lo que hago , en todo, entonces eso te ayuda a funcionar, de hecho con los turnos piensa tu, yo salgo muy temprano, siempre nos hemos turnado, de hecho si tengo que dormir duermo, es súper apoyador mi marido”, dice con orgullo. Comenta que tener hijos no provocó ningún cambio en su carrera profesional, con su marido supieron barajar los tiempos y el trabajo para cumplir con todo, juntos “Yo llegaba con una ropa a la oficina, así súper sport, porque iba a dejar a uno a la sala cuna, otro al jardín, era una locura, y yo llegaba al trabajo, me maquillaba y me cambiaba ropa, y mi jefe siempre me decía, yo no sé cómo te alcanza la energía para hacer todo lo que hacía, porque me transformaba”, cuenta riendo mientras describe a sus hijos como maravillosos e independientes “mis hijos no eran mañosos, ellos siempre tuvieron horarios definidos, nunca mañas ni pataletas para acostarse , los niños son súper independientes pero


mamones también, nosotros somos de mucha piel, de acostarnos juntos, ver películas” ¿Cómo fue tu experiencia en Brasil echaste mucho de menos a tus hijos? “El primer mes fue el stress de no hablar el idioma, eran puros hombres, era tanta la tensión, yo hacía turnos igual que ellos, ellos un 7 como anfitriones, nunca me hicieron sentir mal, no fue difícil entrar en ese mundo de hombres, porque como estudié física, yo siempre estudié con muchos hombres, entonces tú adquieres ciertas cosas, no te enrollas por muchas cosas que otras mujeres se enrollarían por trabajar con hombres. Y como el segundo mes, cuando vas bajando el stress, porque ellos me decían que tenían muchas expectativas de cual mujer iba, porque no entendían que una mujer operara un ciclotrón, entonces cuando después me relajé, ahí bajé y bueno, echas de menos los niños, pero igual fue como un break en mi vida por que yo estudié, me recibí, di mi examen de grado, me puse argollas, me casé, tuvimos los hijos, entonces cuando yo me fui de viaje, fue como que te quedaste sola, un respiro. Fue un momento con Rosario”. Explica que la mística de Brasil le regaló un momento para mirar hacia su interior y evaluar su vida “quién soy yo, lo que hecho, lo que no he hecho, me sirvió mucho, fue una etapa muy bonita de mi vida, un lapsus, y después volví, y seguí, y ahora que los niños están grandes es exquisito verlos y mirar que has hecho bien la pega con tu esposo, que los niños son buenos, les ha ido bien, que te sientes joven, porque mi mamá era muy de edad, mis hijos por ejemplo, no quieren que tenga canas, ni que sea gorda, entonces ellos te motivan a que te mantengas, en todo sentido”. ¿Qué dicen de tener una mamá nuclear? “Yo creo que ellos se sienten como muy orgullosos de su mamá, ellos me dicen que cuando comentan donde trabaja la mamá les dicen ¿cómo? no te puedo creer y ¿qué hace? y uno le baja el perfil, porque uno que está aquí lo ve como normal, pero cuando te paras en la otra vereda te das cuenta de que es algo como súper entretenido, pero ellos lo toman bien normal, porque ellos siempre ven a la mamá, no a la profesional. Uno tiene que ser feliz con lo que hace, esa es la verdad, y yo soy súper feliz con mi marido, con mis hijos y con lo que hago”. ¿Cómo se hace para vivir una vida así de plena? “Yo creo que lo principal, es amarse uno mismo, tal cual eres, con lo bueno y con lo malo, cuando tú te amas a ti, puedes amar a los demás. Yo soy una agradecida, agradezco todo, el sol, el día, que puedo caminar, porque no todos pueden caminar, no todos pueden hablar, o sea , uno que trabaja en esta área y que sabe que está produciendo algo para sanar o para detectar cáncer en otras personas , te hace recordar que eres afortunada, de tener hijos, de tener marido. Sabes que es lo otro, lo principal, disfrutar con las pequeñas cosas de la vida, yo soy feliz con despertar. Enfrentar el mundo laboral con tres hijos y además como mujer en un espacio de ciencia es algo difícil, ¿Cómo analizas tu proceso? “Es difícil convivir en un mundo de hombres uno se va moldeando y después se acostumbra no a ser igual que los hombres, porque uno no tiene que ser igual a ellos, yo siempre prevalecí mi femineidad, nunca cambie mi forma de vestir, nunca me vestí como ellos para pasar desapercibida, en esa época nos costo, pero fue cosa de tiempo. Aquí en la Comisión jamás sentí una discriminación, el secreto es: Si a ti te gusta algo tiene que seguir adelante, y no tienes que demostrarle a nadie más que a uno mismo, si estas en demostrarle a otro perdiste la batalla. La mujer ya ha demostrado que es capaz de muchas cosas, nuestro gran error como mujeres es intentar ser igual a ellos, en lugar de apostar por la diversidad , intelectualmente somos igual de capaces, pero somos distintos”.


La receta del éxito: el motor es la familia En una oficina donde no hay fotos de sus hijos para cuidarlos de las malas vibras, sí vemos un desfile de regalitos de goma eva y colores que pintan te amo mamá. Con tres hijos y la única jefatura de división femenina de la CCHEN, Mabel divide la vida en roles para llevar a cabo su propia receta del éxito. “Es muy difícil, porque hay que compatibilizar todos los roles, en la casa ser dulce, en el trabajo ser exigente y paciente”, cuenta detrás del alto de papeles, formularios y carpetas que decoran su escritorio. Casi enterrada en documentos y rings de teléfonos se toma un momento para sonreír, hablarnos de sus hijos y del rol de la mujer en las jefaturas. Vencedora en un concurso de alta dirección pública confiesa que ya no es tan difícil como antes para las mujeres acceder a este tipo de cargos, sin embargo mantener la posición es difícil, dado que estás en evaluación y proceso de validación constante “Yo creo que no depende del género, ser jefe de división es valioso para ambos géneros, hombres y mujeres , pero creo que en el caso de la mujer, que es mi caso que soy mujer con 3 hijos, es doblemente difícil, porque uno siempre carga la mamá encima, esté en el trabajo, esté donde esté, siempre está la preocupación de la mamá, de que las cosas ocurran en la casa, que los niños tengan todas las necesidades cubiertas”, explica. Declara no tener nana y que aunque quería tener 6 hijos, sus huesos solo le permitieron 3, que dedica su tiempo hogareño a revisar pruebas, tareas, trabajos y quehaceres hogareños “que tengas un cargo alto no significa que no tengas que llegar a tu casa a cumplir tu rol de mamá y yo no tengo nana, así que, además, llego a la casa a lavar platos”, ríe. La rutina de Mabel comienza a las 6 de la mañana, se levanta y prepara a sus 3 retoños de 16, 10 y 8, los lleva al colegio, trabaja hasta que su marido la pasa a buscar y comienza en casa su rito sagrado “Yo llego a hacer la once y preparar cosas ricas”, explica agregando que la comida en familia es un espacio intocable de reunión. ¿Cómo te defines como mamá? “Yo soy una mamá de todo un poco, soy referente pongo las normas, soy firme para educar, soy muy flexible con ellos. Tengo un hijo mayor que es una hermosura, es cariñoso, es caballero, le va bien en sus notas, es seleccionado de basquetbol , se está formando y ¡va como avión! para mí es un orgullo, le pido a Dios que me de tiempo para ver en que va a terminar. Tengo una hija muy linda, es muy exigente y muy apasionada. El más chico es mi partner, es sensible, es humano, tiene un lenguaje que para su edad es rebuscado, él tal


vez es el más parecido a mí, él tiene un sicólogo adentro, te aconseja y te pone pautas y directrices sobre como debiesen funcionar las cosas. Estoy muy contenta con lo que tengo, lo principal está en mi casa”. Si lo principal está en casa ¿por qué una vida profesional tan intensa? “Porque un hijo para mí es otro éxito, es un éxito espiritual, es el motor de la vida, para mí el desarrollo profesional y la formación es una parte del éxito humano, pero el principal éxito para mí es la proyección que tú puedes dejar acá y esos son tus hijos, no es el trabajo, no es nada, porque la plata así como tú la produces, la gastas, viene y se va, pero un hijo, es la proyección tuya de tu carita, de tu pensamiento , de tus actitudes, algo de ti queda en esos niños, en los nietos y en los que vienen , es que uno viene por los que vienen, el tema este del exitismo tiene que estar en todas partes de tu vida, tiene que ser integral”. ¿Serías una madre ama de casa? “No, de ningún modo, porque sería dejar una parte de mí a la deriva, por eso es que siempre he visto el complemento, no me vería sola en la casa, inquieta, estaría escribiendo un libro, sería un cacho para la familia, soy muy estructurada y estructuro al resto me dicen ¡con la mama en la casa no, porque nos tendría desfilando todo el día!”. Y en esta vorágine ¿cuál es tu tiempo personal? “Mis espacios son mínimos, también trato de generar espacios con mi marido, nos damos espacio los días viernes si podemos salir solos a o a visitar amigos. No tengo espacio de Mabel, antes de mis hijos había un espacio, peros siempre orientado al trabajo, quizás soy muy trabajólica, siempre desarrollando cosas, siempre en mi vida he estado ocupada. Nunca excluyo nada, para mí tener tres hijos no es una complicación para haber hecho diplomados, cursos, asesorías , nunca me vi limitada por el hecho de ser casada o tener hijos, para mí siempre ha sido un complemento y si tengo que cargar la cría para poder responder en algo, la cargaré lo que sea necesario”. ¿Cómo serías como profesional si no tuvieras ese motor en casa? “Siento que me faltaría lo principal, los hijos. Vería una vida sola, bidireccional, que todo lo que pudiera conseguir ¿con quién lo voy a disfrutar? uno viene por los que vienen, además es tan linda la vida con los hijos, yo he disfrutado cada una de sus etapas, los ves transformarse en personas, no podría no vivirlo, si tuviera otra vida, tendría los 6”. Mabel se queda en su infinita montaña de ideas y la oigo hablar sobre pavimentar caminos dentro de las instituciones, incorporar desarrollo y potenciar el ciclo de vida laboral, “soy una artesana de los procesos” dice mientras firma uno de los tres documentos que han interrumpido la entrevista. Antes de salir le pregunto ¿te consideras exitosa? “Me considero una mujer exitosa en todos los planos. Muchas mujeres que están gerenciando optan por no tener hijos, tienen otras opciones o tienen hijos más viejas. En mi casa está el motor afectivo, esa es la fuerza que necesito, porque la mujer tiene que demostrar más, eso del examen constante es constante”.


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