ECYD Book

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No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal). © Centro de Estudios para la Adolescencia y la Juventud © Universidad Francisco de Vitoria. Carretera Pozuelo-Majadahonda M-515, Km 1800 28223 Pozuelo de Alarcón (Madrid) Primera edición: Septiembre de 2012 Depósito Legal: M-33139-2012 ISBN: 978-84-15423-14-0 Coordinación y redacción: Sonia González Iglesias Diseño y composición: Jonathan García Ilustraciones: Alicia Aradilla Marín Logotipo del ECyD: Ignacio Santana Impresión y encuadernación: Safekat, S.L.


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, ersonas s las p ti que en a d o t is libro a ida um Chr os este os del Regn ella en la v m a ic d r e u b d h m o y ie d m s a y dej cemo gradas ado y Agrade , consa s han trabaj del ECyD. s io r a n legio avés 0 año o inter s a tr imos 4 l equip a los últ s adolescente l n o ia c c o in espe to apoyad a muy de tan n m a r h o f s o e or. años n emos d inspirad gradec timos 4 este texto a l ú n ié s b o t e Tam sible n es CyD qu echo po l que e tores E e. n naciona ente y han h e m e d cog lm eración í se re diciona era gen go lo que aqu im r p jue , a la ndo en lmente n ponie á Y, fina t s e vida con su


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Querido Lector: Tienes en tus manos un cuaderno de reflexiones sobre el ECyD. El texto sigue en construcción, aunque recoge y ordena el fruto de los últimos años de estudio, reflexión, debate y experiencia sobre el trabajo con adolescentes.

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No se trata de un compendio teórico sobre los adolescentes o el ECyD. Pretende ser una síntesis de más de 40 años acompañándolos, jalonados de experiencias luminosas. Para llegar a ella, en 2009 el Regnum Christi formó un equipo multidisciplinar del que he tenido el gusto de formar parte. Hoy parte de ese equipo trabaja ya en el Centro de Estudios para la Adolescencia y la Juventud, creado junto a la Universidad Francisco de Vitoria, en Madrid. Desde entonces, nos hemos encontrado con participantes, miembros y responsables del ECyD de todo el mundo. Hemos escuchado las aportaciones de muchos formadores con gran experiencia, hemos estudiado en profundidad la documentación existente sobre el ECyD, y hemos conocido otras realidades juveniles dentro y fuera de la Iglesia. Un camino, sumamente enriquecedor, que nos ha permitido redescubrir y poner en valor la razón de ser del ECyD.

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Estas siglas, ECyD, proponen un camino de Encuentros, Convicciones y Decisiones para cualquier adolescente que quiera vivir esta etapa de su vida con ganas, con todas sus consecuencias.

corazón Apunta al cente. del adoles

En las próximas páginas vamos a destilar lo esencial del ECyD sin dejar de mirar al adolescente al que quiere responder. Desde él y sus necesidades más profundas, queremos descubrir qué sentido tiene el ECyD, cuál debería ser su misión y cómo podría ser esa “respuesta adecuada” que nos pide Benedicto XVI para el adolescente de hoy. Nuestra mirada apunta al corazón del adolescente al que desea acompañar el ECyD. Ahora bien, este libro no es un manual o un recetario para saber qué hacer con los adolescentes en esta o aquella circunstancia. Busca más bien inspirar toda la vida del ECyD, yendo desde sus fundamentos hasta su concreción en las diferentes realidades en las que pueda encarnarse. Cumpliría su misión si lograra ser un buen libro de cabecera al que acudir una y otra vez porque tiene la capacidad de iluminar e inspirar nuestras acciones y decisiones. Es también un cuaderno historiografiado, lleno de vivencias y reflexiones desde la propia experiencia, y no una mera exposición de ideas fruto de un ejercicio intelectual. Precisamente por eso, es un libro abierto, que se dirige a todas las personas que dedican parte de su vida a acompañar y formar a los adolescentes, y que espera ser enriquecido con las aportaciones de muchos de ellos. Ofrecemos esta obra a todas las personas que quieran conocer y comprender mejor la propuesta del ECyD en el acompañamiento a los adolescentes: padres de familia, responsables de forma-

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ción de centros educativos, parroquias, comunidades, etc. Nos dirigimos especialmente a los formadores del ECyD y del Regnum Christi, desde el responsable de equipo hasta un coordinador de actividades, cualquiera que esté implicado en la vida del ECyD, como apoyo y referencia en su formación y apostolado. A todos os invitamos a participar en el desarrollo y aplicación de esta propuesta compartiendo ideas, iniciativas y experiencias desde la página web www.ecyd.org. Juntos podemos seguir descubriendo, desarrollando, construyendo el ECyD. De antemano, os agradecemos enormemente vuestra participación. En definitiva este libro propone un doble reto tanto para el ECyD como para quien quiera hacerlo vida. Para el ECyD, porque un documento sintético debe mostrar lo esencial, aquello que, siendo invisible a los ojos,1 permita reconocerlo allá donde esté, ofreciendo «un gran testimonio de unidad en la diversidad».2 Y para los que quieran hacerlo vida, porque trabajar con documentos inspiradores no siempre es fácil. Nos obliga a discernir entre lo esencial y lo accesorio, para ser fieles a la esencia y, al tiempo, adaptarnos a tiempos y lugares. Una máxima de la tradición cristiana ilumina estos retos: «en las cosas esenciales, unidad; en las dudosas, libertad; en todas, caridad». Máxima que se convierte en una oración al Espíritu Santo pidiendo que nos dé la gracia de vivirla allá donde estemos. Ahora os proponemos como itinerario de lectura una escalera con cinco escalones. Cada escalón es necesario para llegar al siguiente y todos se necesitan mutuamente. El adolescente es el primer escalón. La imagen de la escalera nos ayuda a recordar siempre que el adolescente está al inicio y en la base: todo parte de él, Cf. A. SAINT-EXUPÉRY, El principito, Editorial Salamandra, Barcelona 2001, «He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos». YOUCAT, Ediciones Encuentro, Madrid 2011, Prólogo.

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y tiene sentido si responde adecuadamente a sus necesidades. Sin comprender quién es y qué necesita, todo lo demás pierde plenitud de sentido. Os deseamos una subida apasionante y enriquecedora. .

P. José García Sentandreu, L.C.

Delegado para el Apostolado del Director General del Regnum Christi

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Índice lón, Quinto esca ECyD l de La vida

lón, Cuarto esca

Encuentros lón, Tercer esca

del ECyD El camino

lón, Segundo esca

ECyD

spuestas buscamos re para vivir lón, Primer esca

nte, El Adolesce ntido scador de se

un bu

ECyD


El Adolescente, un buscador de sentido

ECyD buscamos respuesta para vivir

ECyDBook La vida del ECyD

El camino del ECyD

Encuentros ECyD


PRIMER ESCALÓN: EL ADOLESCENTE, UN BUSCADOR DE SENTIDO 1. ¿Cómo miramos? p.17 2. Mirando al adolescente, ¿a quién descubrimos? p.28 3. Síntesis y preguntas de reflexión personal p.63

SEGUNDO ESCALÓN: ECYD, BUSCAMOS RESPUESTA PARA VIVIR 4. ¿Qué es el ECyD? p.69 5. ¿Cuál es su misión? p.78 6. El estilo de vida del ECyD: el 3x4 p.87 7. Soy del ECyD p.103 8. Síntesis y preguntas de reflexión personal p.112

TERCER ESCALÓN: EL CAMINO DEL ECyD 9. A la medida del adolescente 10. El formador 11. Una Guía para el acompañamiento 12. La familia, la mejor compañía para los adolescentes 13. Síntesis y preguntas de reflexión personal

p.117 p.128 p.147 p.150 p.151

CUARTO ESCALÓN: ENCUENTROS ECYD 14. Vida de equipo 15. Experiencia formativa 16. Apostolado 17. Acompañamiento personal 18. Vida de oración y sacramental 19. Síntesis y preguntas de reflexión personal

p.160 p.164 p.168 p.172 p.176 p.179

QUINTO ESCALÓN: LA VIDA DEL ECyD 20. Respuestas del ECyD 21. Signos del ECyD 22. Valores institucionales del ECyD 23. Cómo se organiza el ECyD 24. Síntesis y preguntas de reflexión personal

UNA SÍNTESIS PARA EL CAMINO

p.185 p.191 p.196 p.200 p.203


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o con o y tendid rg la r a bl a a h y saber Me gustarí escucharos a rí a st gu e s mismos vosotros; m de vosotro is sá en p e qué es lo qu el que disel tiempo d o er P o. d y del mun ra búsqueda e (…) Vuest ev br uy m la nueva pongo es ésta será , a id v la de que gedel sentido experiencia a os er od p la a sociedad experiencia, osotros, un v e d és v ra nerará, a t mejor un mundo y a st ju s á m 1979 a I JMJ,

catori II, Convo Juan Pablo

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Primer Escal贸n:

El Adolescente: un buscador de sentido


a

Qué mirada proponemos

b

Por qué reflexionar sobre la mirada

1 os?

miram

Una mirada integral e integradora que comprende a la persona

c

Cómo

a

adolescencia

Sentido de la

La adolescencia, etapa crucial en la vida

b

el adolescente

Cómo busca sentido

adolescente

Para descubrir al

a quién descubrimos?

Mirando al adolescente,

2

un buscador de sentido

El Adolescente

mundo

El sentido del

adolescente en el

personal

Síntesis y reflexión

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PRIMER ESCALÓN

El adolescente está en el centro de nuestra mirada, es nuestro primer escalón. Queremos descubrir lo que lleva dentro y comprender lo que nos muestra. Que sea él mismo quien nos oriente en qué necesita y en cómo podemos ayudarle. Pero antes, preguntémonos acerca de nuestra mirada y la mirada que el ECyD propone sobre el hombre en general, y sobre el adolescente en particular.

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Cómo miramos?

a

1.

CÓMO MIRAMOS Nuestra mirada condiciona nuestra forma de pensar, de relacionarnos, de actuar, en definitiva, condiciona toda nuestra vida. Reflexionar sobre ella nos ayuda a enfocar el modo en que abordamos cualquier asunto, y es condición necesaria para hacerlo con rigor y capacidad autocrítica. Por eso, vamos a reflexionar sobre por qué una mirada, qué mirada proponemos y cómo comprende a la persona.

Por qué reflexionar sobre la mirada

b

Qué mirada proponemos

c

Una mirada integral e integradora que comprende a la persona

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PRIMER ESCALÓN

a) Por qué reflexionar sobre la mirada. «Doy fe de que una mirada amable puede cambiarte el destino (…). Es muy importante que te miren cuando tú no sabes ni mirarte a ti mismo… Me gustaría tener la mirada de un perro (…) Cuando era pequeño mi madrastra me obligaba a dormir en la caseta de la perra, fue el único ser que me miraba con amor por encima de cualquier circunstancia. Me gustaría que mis amigos me recordaran con mirada de perro: “estuviera bien o mal, Tim me miraba bien”».3

iones decis , de y s s o act meno . s o tros á s ar e ir m u N ruto, ma de m f n será tra for nues

Nuestra mirada revela el significado que tiene para nosotros la realidad, el modo como orientamos nuestra vida y la manera en que nos relacionamos. «Ver es algo distinto de lo que hace el espejo, que recibe indiferentemente lo que aparece en él. El hecho de ver procede de la vida e influye en la vida. Ver significa asimilar las cosas, someterse a su influencia».4 No es lo mismo mirar a un mendigo como a un vago o como un necesitado, ver a un alumno como una carga o como alguien en plena maduración, mirarme a mí mismo como un superman o como alguien a un tiempo lleno de posibilidades y limitado. En general, no es lo mismo mirar a otra persona como algo, sea la etiqueta que sea, que como un igual, como un hermano o como un compañero en este camino compartido que es la vida. Nuestros actos y decisiones serán fruto, más o menos consciente, de nuestra forma de mirar.

T. GUENARD, «Una mirada amable puede cambiarte el destino», La Vanguardia, La Contra, 6.7.2011. Se puede consultar también su libro, Más fuerte que el odio, Ediciones Gedisa, Barcelona 2006. 4 R. GUARDINI, El Señor, Ediciones Cristiandad, Madrid 2008, pg. 200. 3

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No podemos dar por hecho que todos miramos igual o que todos nos sentimos mirados de la misma forma, ni que cualquier mirada sirve. Buscamos aquella mirada que nos vea tal y como somos de verdad, que nos acoja en nuestras limitaciones y nos proyecte en nuestras posibilidades, que nos ayude a ofrecer lo mejor que llevamos dentro. Buscamos, sin duda, una mirada desde el amor y la comprensión, que nos permita sabernos acogidos y acoger a los otros siempre, más allá de las circunstancias y equivocaciones. Merece la pena, por tanto, preguntarnos por nuestra mirada, y dejarnos sorprender por lo que descubramos. ¿Cuál es mi mirada sobre la realidad? ¿Cómo me veo a mí mismo? ¿Cómo veo a los demás? Quizás nos ayude elegir algunos de estos adjetivos para describirla: profunda, negativa,

PRIMER ESCALÓN

Más aún, nuestra mirada condiciona también la vida de los demás. Basta releer de nuevo el testimonio estremecedor de Tim Guenard o recordar cómo hemos actuado en el pasado según fuimos mirados confiada o desconfiadamente. Una mirada puede sacar lo mejor o lo peor de uno mismo. Una mirada de cariño engendra miradas de cariño; una mirada de recelos, engendra miradas de recelos. Ser conscientes del poder transformador de una simple mirada puede marcar la diferencia en la vida de cualquier persona, puede ser determinante en nuestra forma de ser y actuar, puede condicionar el cumplimiento de una misión o propósito.

Cuando miro al otro con indiferencia o como “algo” que está a mi servicio lo convierto en un objeto que no me dice nada o que puedo utilizar según mi interés. - Cuando lo miro acusadoramente, lo convierto en enemigo, como un estorbo, y quedaré ‘inmunizado’ ante el otro. - Cuando lo miro como un socio, mi relación será de intercambio. - Y cuándo lo miro como persona, se convierte en alguien a quien amar, agradecer, acoger, ante el que asombrarme…

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PRIMER ESCALÓN

comprensiva, superficial, positiva, acogedora, justiciera… Y también hacernos en clave personal algunas otras preguntas: ¿En qué me fijo cuándo miro al otro: en lo que hace, en lo que lleva puesto, en lo que dice, en sus inquietudes y en sus necesidades? ¿Quién es para mí el adolescente? ¿Y este adolescente en particular? Sin duda, en algún momento de nuestra vida hemos podido experimentar que no hay mirada más transformadora que aquella que parte del amor. El sentirnos queridos y aceptados tal y como somos. En ese sentido, no hay mirada más transformadora que la de Dios. «Con Misericordia eterna te amé» (Is 54, 7). El amor de Dios es incondicional, es eterno, «es definitivo (…) e irrevocable».5 Pase lo que pase, sea como sea, haga lo que haga. «Entonces la conciencia de que el Padre nos ha amado siempre en su Hijo, de que Cristo ama a cada uno y siempre, se convierte en un sólido punto de apoyo para toda nuestra existencia humana. Cuando todo hace dudar de sí mismo y del sentido de la propia existencia, entonces esta mirada de Cristo, esto es, la conciencia del amor que en Él se ha mostrado más fuerte que todo mal y que toda destrucción, dicha conciencia nos permite sobrevivir».6 Abrirme y descubrir esa mirada de auténtico Amor sobre mí mismo podría ser la experiencia más transformadora de mi propia mirada, de mi propia vida y de mis relaciones con los otros y con el mundo que nos rodea. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1648. JUAN PABLO II, Dilecti amici. n. 8. Carta Apostólica con motivo del Año Internacional de la Juventud, 1985

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b) Qué mirada proponemos PRIMER ESCALÓN

Si miramos a través de una ventana, podemos detallar con precisión lo que vemos. Frente a un parque infantil lleno de niños, podríamos describir a alguno de ellos, de qué color son sus zapatos, si está solo o acompañado, incluso podríamos apreciar si está triste o contento por sus gestos o expresiones. Pero, de repente, descubrimos una mancha en el cristal y nos centramos en ella. En décimas de segundo, nuestra mirada queda desenfocada, y perdemos el contacto visual y mental con el conjunto de lo real. El parque se convierte en algo difuso o borroso, en el que ya no apreciamos con nitidez nada. Dejamos de ver lo que había más allá de la ventana, que formaba parte de la realidad y que era parte de la verdad de esa realidad. En muchas ocasiones, nuestra mirada queda focalizada por las manifestaciones que vemos o que oímos de una persona, y no resulta fácil mirar a través de ellas para contemplar toda su realidad. Miramos la mancha o el destello del cristal, y no lo atravesamos para poder descubrir toda la verdad sobre esa persona. Nos perdemos la maravilla de la persona por fijarnos sólo en lo que hace, dice o lleva puesto.

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PRIMER ESCALÓN

Desde el ECyD proponemos una mirada de largo alcance, una mirada ampliada, capaz de ver el cristal y al mismo tiempo a través del cristal, para asombrarnos de la realidad que comparece ante nosotros. «Nos a-sombran las realidades que se aparecen entre sombras, que un segundo antes no parecían estar allí, y que, aun cuando las vemos, somos conscientes de que algo de ellas todavía se nos oculta. Nos asombra lo maravilloso, pero también lo terrible que no acabamos de comprender. Nos asombra lo que en cierto modo nos interpela y también nos excede. Nos provocan asombro las realidades misteriosas, de las que algo sabemos, de las que siempre podemos saber más, pero cuya riqueza es siempre inagotable e infinita».7 Desde ese asombro, que rompe prejuicios y etiquetas, nos surgen preguntas con mucha fuerza: ¿Y cómo puede ser esto que está sucediendo en mí, en el otro, en nuestra realidad, cuál es su sentido? ¿Para qué este piercing, esta reacción de cariño o de ira, esta contestación malsonante, este regalo inesperado? Son preguntas por la razón de ser de las cosas que nos lleva a descubrir con los ojos del corazón el sentido más profundo de cualquier realidad. Cuando descubrimos, aunque sea sólo en parte, ese sentido, el asombro brota de nuevo en nosotros con mayor re7

A. ABELLÁN, Encuentro de mentores ECyD, Madrid Noviembre 2010.

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PRIMER ESCALÓN

sonancia: «¡Es verdad, tiene sentido esto!», «mi hija buscaba algo más con ese grito, mi hija no es sólo este grito». Ver el cristal y a través del cristal nos ayuda a comprender mejor a las personas, a acogerlas, a quererlas, a exigirlas, porque las vemos tal y como son, con sus riquezas, limitaciones y necesidades más profundas. Queremos comprender a la persona que dice y hace, no sólo lo que hace o dice una persona. Queremos comprender a la persona por lo que está llamada a ser y puede ser, no sólo por lo que parece ser ante nosotros. La persona es misterio y, por tanto, siempre es más grande que lo que aparece ante nosotros. Esto es lo que llamamos la espiral virtuosa del sentido: el mirar con asombro a los demás nos permite preguntarnos por el sentido, y al descubrirlo, volvemos a asombrarnos con más intensidad, y se inicia una nueva búsqueda con mayor profundidad. Por tanto, nuestra propuesta no puede ser otra que una mirada que acoge a toda la persona tal cual es, que la acepta como alguien único y que nos lleva al encuentro y a la donación mutua.

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c) Una mirada integral e integradora que comprende a la PRIMER ESCALÓN

persona

¿Quién soy, por qué y para qué existo? En este apartado recogemos algunas notas que nos pueden ayudar a comprendernos como persona y así entender mejor al adolescente. Si no busco entender y encontrar respuestas para mi propia vida, difícilmente lo haré con los adolescentes. Nadie da lo que no tiene. Para esta tarea, nos hemos dejado guiar por las reflexiones de Ramón Lucas Lucas8 y de Alfonso López Quintás.9 El hombre es un ser-en-el-mundo. Al descubrirnos sumergidos en la realidad, sin que nadie nos pidiera permiso para que existiéramos, surge la pregunta, ¿qué hacer?, ¿para qué y por qué existo? Ésta es cuestión radical para el ser humano. La pregunta ineludible y urgente no es por el pensar, sino por el vivir. Es mi vivir, mi estar y ser en el mundo lo que me suscita las preguntas importantes; y es la respuesta a esa pregunta la que mide el resto de mis interrogantes. Como seren-el-mundo, tenemos una dimensión histórica, somos temporales. Tenemos pasado, anterior incluso a nuestro nacimiento, al que llamamos tradición, y también tenemos futuro y capacidad para proyectarnos más allá de la situación concreta, tal vez incluso en un horizonte de eternidad. 8 Cf. R. LUCAS LUCAS, El hombre espíritu encarnado, Ediciones Sígueme, Salamanca, 2005 (3ed.); Horizonte vertical, BAC, Madrid 2008; Absoluto Relativo, BAC, Madrid 2011. Seguir los manuales de Ramón Lucas también es ir de la mano de filósofos y teólogos como, Tomás de Aquino, San Agustín, Benedicto XVI, Alfonso López Quintás, K. Rahner, Martin Buber, Gabriel Marcel. 9 Cf. A. LÓPEZ QUINTÁS, Inteligencia creativa, BAC, Madrid, 2002, p. 190.

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PRIMER ESCALÓN

También experimentamos grandes contrastes dentro de nosotros mismos, luces y sombras, «veo el bien que quiero, y hago el mal que no quiero» (Rm 7, 19). Es el realismo antropológico del que nos habla la Iglesia y que nos hace descubrirnos con verdad. Esta vivencia nos lleva a reconocer que somos seresen-relación, abiertos al mundo, a los demás y a Dios, que estamos sustancialmente orientados hacia ellos y les necesitamos. Nos descubrimos como siendodesde-otros y para-otros, y siendo-desde-Otro y paraOtro-. Lo sepamos o no, todo nuestro ser, nuestras tendencias, inquietudes, capacidades, nuestros amores y sufrimientos… nos piden un sentido último, nos abren a Dios.10 «Privado de su relación a Dios, el hombre no puede responder a las preguntas fundamentales que agitan y agitarán siempre su corazón, en relación con el fin último y con el sentido de la existencia».11 Estas experiencias nos revelan también que somos espíritu encarnado, seres corporales. No queremos caer en ningún reduccionismo, sea el materialista o el espiritualista. Pensar que el cuerpo es sólo un habitáculo para el alma o que el alma es lo realmente importante es negar lo que somos.12 Concebir así al hombre conlleva consecuencias importantes en las decisiones más cotidianas de nuestra vida. No hablar a la persona como

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10 Cf. R. LUCAS LUCAS, Horizonte vertical, BAC, Madrid 2008, pg. 135; «En este sentido, K. Rahner llega a afirmar que sólo se es hombre “en cuanto está siempre en camino hacia Dios, sépalo expresamente o no lo sepa, quiéralo o no lo quiera, puesto que siempre será la infinita apertura de lo finito hacia Dios.”». 11 BENEDICTO XVI, Discurso en la Pontifica Universidad Gregoriana, Roma, 3 de noviembre de 2006. 12 Cf. R. LUCAS, Horizonte vertical, BAC, Madrid 2008., pg. 121, «El hombre es un ser en el que se hace patente la espiritualidad no sólo en su inteligencia y voluntad, sino también en su cuerpo. El nivel biológico del hombre es del todo singular, porque está vivificado por el espíritu».


Por último, estas experiencias nos exigen responder al por qué y para qué de todo esto. Nos revelan que somos buscadores de sentido:14 ¿Vale la pena vivir esta enfermedad, esta alegría? ¿Vale la pena vivir mi vida? ¿Cómo vale la pena vivirla? Son preguntas por lo que soy, no por lo que hago. No plantear la búsqueda de respuestas es renunciar a lo que Viktor Frankl llama la voluntad de sentido, aquello que impulsa al hombre a buscar razones para vivir porque, sin sentido, la vida se convierte en algo irracional, en una desesperanza que puede llegar al absurdo e incluso al suicidio. Necesitamos una respuesta de sentido, y que ésta no sea una invención de nuestra subjetividad. El hombre no sólo busca, sino que también necesita encontrar y asumir el sentido como propio.

Lo es que el ex ho iste m ,l br o e en que su act un úa id , ad .

d de Voluntasentido.

En definitiva, desde esta mirada que ve en profundidad re-descubrimos que somos espíritu encarnado, con capacidad de buscar y encontrar sentido mediante la apertura a Ibíd., pg. 270 Desde Albert Camus que llega a afirmar: «juzgo pues que el sentido de la vida es la cuestión más urgente», hasta Blondel que la formula bajo esta pregunta: «¿Tiene la vida humana un sentido y el hombre un destino?». J. A. Sayés expresaba así esta necesidad del ser humano: «El hombre, incluso el que no crea en Dios, no podrá quitarse de sí mismo la pregunta por su existencia: porque busca de hecho una felicidad profunda e infinita que sea su descanso definitivo». 13 14

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una unidad puede llevarnos, por ejemplo, a concebir una formación sólo para el espíritu, o por el contrario, sólo para el cuerpo. La unidad cuerpo-espíritu lleva a afirmar mi yo con mayor verdad, no a tener un cuerpo ni siquiera a ser un cuerpo, ni tampoco a valorar sólo lo que de espiritual tiene el hombre. «Lo que existe, lo que actúa, es el hombre en su unidad».13


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la realidad y estableciendo relaciones creativas con nuestro entorno, con las otras personas y con Dios.

2.

MIRANDO AL ADOLESCENTE, ¿A QUIÉN DESCUBRIMOS?

a) La adolescencia, etapa crucial en la vida 2

Mirando al adol escente, a quién descubrim os?

a

La adolescencia etapa crucial en la vida

b

Para descubrir al adolescente I- Sentido de la adolescencia II- Cómo busca sentido el adolescente

III- El sentido del adolescente en el mundo

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¿Es razonable preguntarse por el sentido específico de la adolescencia?, ¿acaso cada momento o etapa de la vida del hombre tiene un sentido diferente?, ¿descubrir sentidos diferentes no sería fragmentar la vida del hombre? Es evidente que cualquiera de nosotros mantenemos nuestra identidad a lo largo de toda la vida. El yo es siempre el mismo, desde el nacimiento hasta la muerte. Basta fijarse, por ejemplo, en nuestro ADN que permanece invariable en cada una de los millones de células de nuestro cuerpo, sujetas a permanente transformación. Y al mismo tiempo, somos conscientes de que el hombre es un quehacer, como diría Ortega, y continuamente está cambiando, decidiendo, optando, mejorando. El ser humano es el mismo, aunque no lo mismo, en todos los momentos de su vida.


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Esta tensión o contraste entre mi identidad y los cambios de mi persona es una experiencia de vida. Cada momento de nuestra existencia tiene una significación peculiar. Viktor Frankl creía que dar respuesta a la necesidad de sentido en cada circunstancia, era realmente la voluntad de sentido, que lo que importaba no era «el sentido de la vida en términos generales, sino el significado concreto de la vida de cada individuo en un momento dado».15 Por tanto, parece razonable preguntarse por el sentido de cada etapa de nuestra vida. Cada una de ellas es única. Es diferente e independiente de las otras, tiene sentido en sí misma, y al mismo tiempo sirve de preparación para la siguiente: «el niño no existe meramente para convertirse en adulto, sino también, o mejor dicho, en primer lugar, para ser él mismo, a saber, un niño, y como niño, un ser humano».16 La distinción entre las etapas no es matemática y puede variar parcialmente según diversos autores. Romano Guardini, en su libro Las etapas de la vida, propone las siguientes «formas típicas»17 de la vida del hombre que nos parecen paradigmáticas: > La vida en el seno materno, el nacimiento y la infancia > El joven –y el adolescente> El mayor de edad > La persona que ha aprendido de la experiencia 15 16 17

H. QUITMANN, Psicología humanística, Herder, Barcelona 1989, pg. 107. R. GUARDINI, Las etapas de la vida, Biblioteca Palabra, Madrid 2006 (5ª ed), pg. 53. Cf. ibíd., pg. 65.

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El alcance y significaci ón de la etapa que están viviendo.

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> El hombre sabio > La persona senil Para Guardini, no hay mejor manera de acompañar a las personas que ayudarles a descubrir el alcance y significación de la etapa que están viviendo, ayudarles a caer en la cuenta de la misión que les toca vivir como niño, como adolescente, como joven, como adulto, como anciano.18 Lo importante es descubrir el sentido personal de la vida, en este momento concreto que estoy viviendo. Creemos que se encierra mucha verdad y mucha luz en esta afirmación. ¡Cuánto bien nos haríamos y haríamos si nuestra mirada descubriera qué retos nos toca vivir en esta fase de mi vida y qué retos están viviendo las personas que tenemos cerca! Ahora bien, ¿qué es la adolescencia? ¿En qué años se enmarca? ¿Cuáles son sus notas más características? ¿Cómo evolucionan los adolescentes? Trataremos de responder a estas preguntas, no con afán de presentar un estudio psicológico o sociológico de la adolescencia,19 sino desde una perspectiva existencial. A este respecto, resulta de interés atender a la etimología de adolescente. Hay quien dice que la palabra adolescencia viene de adolecer, padecer una enfermedad, tener o padecer algún defecto. Otra interpretación aboga por relacionar esta palabra con adolesco, que designa en latín el «crepitar de los fuegos

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18 Recomendamos la lectura de «Las etapas de la vida» de Romano Guardini ya que descubre la coherencia interna de la vida y hace luz sobre los retos que nos toca vivir actualmente. 19 Se puede consultar: R. GUARDINI, Las etapas de la vida, Biblioteca Palabra, Madrid 2006 (5ª ed); Cartas sobre la formación de sí mismo, Biblioteca Palabra, Madrid 2009; J. E. SENTANDREU, Adolescentes una guía en el caminar, Ediciones STJ, Barcelona 2006; X. M. DOMÍNGUEZ PRIETO, Llamada y proyecto de vida, Editorial PPC, Madrid 2007; De todo corazón, Fundación Emmanuel Mounnier, Madrid 2007; T. ANATRELLA, La diferencia prohibida, Encuentro, Madrid 2008; G. CASTILLO, Tus hijos adolescentes, Ediciones Palabra, Madrid 2006 (9ª ed.); J. DE MORAGAS, Psicología del niño y del adolescente, Editorial Labor, Barcelona 1960 (2ª ed.).


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sagrados». Así, adolescente sería «el que porta el fuego de la vida nueva». Esta etimología habla de potencial, de crecimiento. Otra posible raíz del término es la del verbo alescere, al que se añadiría el prefijo ad, que significa «crecer, aumentar». El adolescente sería entonces el que está creciendo, aumentando, hasta alcanzar la condición de adultus, que designa a quien ya ha crecido y está, al fin, maduro. Esta triple hipótesis sobre la etimología de adolescencia nos remite al enfoque de la mirada sobre el adolescente. La primera aproximación entiende la adolescencia como una enfermedad que inevitablemente hay que pasar, cuanto antes y menos dolorosamente mejor. La segunda y la tercera proporcionan una mirada positiva, habla de un camino, de una misión, de algo que se va desplegando como una vida constantemente nueva. Todas recogen una experiencia muy real. Ciertamente, la adolescencia es un periodo de crisis o cambio, en el que la solidez, la ingenuidad y las seguridades de la niñez desaparecen para el propio adolescente. Y eso es vivido con dramatismo tanto por él, como por quienes bien le quieren. Al mismo tiempo esa crisis inaugura una búsqueda personal de sentido que es condición necesaria para la madurez: pensar por uno mismo, elegir por uno mismo y amar verdaderamente, sólo es posible desde la conciencia de sí mismo y el descubrimiento de la libertad personal. En la misma línea, Víctor García Hoz presenta la adoles-

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ando os pis Estam sagrado. no terre

cencia como una época de maduración y crecimiento especial, «el comienzo de un crecimiento cualitativo, lo cual vale tanto como decir que es un nacimiento de algo en el hombre. No es nacimiento del hombre, sino nacimiento de algo en el hombre, y ese algo no es otra cosa que la propia intimidad».20 Esta manera de comprender la adolescencia en su entera condición dramática nos invita a descalzarnos, estamos pisando terreno sagrado, estamos ante la intimidad de una persona y el proceso de descubrirla en clave personal o existencial. Continuamos con una rápida descripción de lo que le sucede al adolescente, en cuanto que adolescente, durante estos años. Se trata de una aproximación a cualquier adolescente, ayer, hoy y siempre, aunque algunos rasgos de nuestro tiempo sin duda afectan a su desarrollo. Varios autores la circunscriben en torno a los 13 a 16 años, como el ojo del huracán, el momento más crítico. Pero parece más razonable ampliar esta etapa desde los 10-11 años hasta la mayoría de edad, distinguiendo tres fases:21 1. La adolescencia inicial, o pre-adolescencia, es la fase de arranque que hace posible el paso de la niñez a la adolescencia, aunque aún no rompe totalmente con el pasado. Se inicia con grandes transformaciones físicas y psíquicas. El adolescente sufre una cierta V. GARCÍA HOZ, El nacimiento de la intimidad, Rialp, Madrid 1970, pg. 18. G. CASTILLO, Tus hijos adolescentes, Colección «Hacer Familia», Ediciones Palabra, Madrid 2006. 20 21

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2. En la adolescencia media, o adolescencia propiamente dicha, hay una ruptura definitiva con la infancia y la búsqueda de nuevas formas de comportamiento, en las que no haya restricciones ni normas. El adolescente se encuentra cómodo en los extremos. Del despertar del yo se pasa a una explosión del yo, que debería conducirle a un descubrimiento consciente del yo. El mundo social en el que vive es el mismo en el que vivía cuando era niño, aunque ha variado por completo 22

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desarmonía física, con la que no suele estar cómodo y tiene que aprender a reconocerse en su nueva forma de ser. No comprende qué es lo que está sucediendo, qué sentido tiene, por qué ocurre. No tiene aún capacidad para verbalizar así sus inquietudes, aunque las sienta afectivamente. Esta es la crisis de la que habla Jerónimo de Moragas, pues «tiene aún cosas de niño y se siente como un niño; tiene ya cosas de mozo y se siente como mozo, pero con la tremenda desgracia de que sus padres, que también lo ven como mozo y como niño, le exigen que sea mozo para lo que él aún se siente niño, y lo tratan como niño para lo que él ya se siente mozo».22 Comienzan a aparecer las primeras preguntas en clave personal, existencial, aunque aún en un nivel muy sensorial. Son preguntas sobre lo que sienten, ¿me gusto cómo soy? ¿Es normal lo que me pasa?

Explosió

n del

yo.

J. DE MORAGAS, Psicología del niño y del adolescente, Editorial Labor, Barcelona 1960.

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la relación que establece con él: el mundo no es tan maravilloso como creía y su imaginación trabaja para salvar la distancia entre sus deseos y la dura realidad que empieza a experimentar. Ahora brotan con fuerza las preguntas por el sentido de las cosas, ¿Por qué soy tan inseguro? ¿Para qué tengo que ser buena? Descubre que es diferente y tiene, además, un gran interés en acentuar esa diferencia. Se da así una búsqueda del comportamiento original por parte del adolescente: ser yo mismo, valerme por mí mismo, estar conmigo mismo, poder elegir y decidir, tener personalidad. Vive con cierta tendencia a la introversión, aunque aún no se conoce bien a sí mismo. Hay una acentuación del impulso sexual, se enamora constantemente. Es atraído por la verdad, la belleza y la bondad, pero ¿dónde está la verdad?, ¿dónde lo bello ahora que me siento feo?, ¿cómo alcanzar los grandes ideales? Sufre una gran confusión interior y muchas contradicciones. Se siente desorientado y busca modelos de conducta con los que identificarse. En este momento, la pandilla es el refugio y la seguridad para él, dando la espalda momentáneamente a la familia. El aquí y ahora es su norma de conducta. También, en este momento, el adolescente comien-

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za a experimentar con mayor profundidad un deseo de plenitud y de felicidad a la vez que se da cuenta de su limitación personal para alcanzarla. Empieza a cuestionarse su relación natural con Dios, porque no lo puede tocar, ni ver, ni oír, y suele calificarlo como algo para niños, o como un conjunto de normas, doctrinas o ideologías que no le permiten ser lo que quiere ser. ¿Vale la pena tenerlo en cuenta, entonces? 3. Adolescencia superior, o adolescencia tardía. Sigue compartiendo los rasgos de la adolescencia, aunque de otra manera. Según pasa el tiempo, las aguas van serenándose; las contradicciones y tensiones se atenúan, los sentimientos se estabilizan, la conducta va haciéndose más armónica. Además, tras haber crecido hacia dentro, el mundo del adolescente comienza a ampliarse hacia arriba, descubre los ideales, los valores. Se convierte, incluso, en lo que puede llamarse un idealista. Va despertándose en él la voluntad de formarse, de mejorar. Es fácil que en este instante se fije en alguien que encarne aquellos valores o ideales que ha descubierto y que lo convierta en su modelo. Las energías que consumía mirándose el ombligo comenzará a dirigirlas hacia el mundo exterior. Se despiertan anhelos de cambiar el mundo, de dejar huella, de colaborar con otros en esa tarea. El descontento y la melancolía propios de los primeros compases de la adolescencia,

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mo sí mis ad. e d iorid nto brimie e su inter u c s e D y d

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dejan sitio a una sana alegría de vivir y de conquistar el mundo; y sus preguntas se focalizan en el cómo conseguirlo, son preguntas para el camino. ¿Qué puedo aportar? ¿Tengo una misión?

En definitiva, la adolescencia representa de alguna manera y con cierta gradualidad un descubrimiento de sí mismo y de su interioridad, de su propio cuerpo y de sus cambios físicos, del mundo que le rodea, y de las relaciones con los demás y con Dios. Hay un cambio interior y un cambio exterior, que se pueden dar o no simultáneamente en el tiempo, y que marcarán los próximos años de su vida.


b) Para descubrir al adolescente

1. Sentido de la adolescencia 2. Cómo busca el sentido el adolescente 3. El sentido del adolescente en el mundo

I. El sentido de la adolescencia como tal Ronald Gibson, médico de familia inglés y experto en formación de adolescentes, iniciaba siempre sus seminarios con estas citas: «Nuestra juventud gusta del lujo y es maleducada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos hoy son unos verdaderos tiranos. Ellos no se ponen de pie cuando una persona anciana entra. Responden a sus padres y son simplemente malos. (Sócrates 400 a.C.)». «Ya no tengo ninguna esperanza en el futuro de nuestro país si la juventud de hoy toma mañana el poder, porque esa juventud es insoportable, desenfrenada, simplemente horrible. (Hesíodo, 720 a.C.)». «Nuestro mundo llegó a su punto crítico. Los hijos ya no escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos. (Sacerdote, 2000 a.C.)».

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¿Qué sentido tienen todos estos cambios? ¿Para qué son? ¿Cuál es el reto que le toca vivir a cada adolescente? Nuestra mirada se centra, ahora, en descubrir sentidos para poder comprender y acoger a los adolescentes tal y como son.

Para descubir al adolescente:


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«Esta juventud está malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura. (Vaso en ruinas de Babilonia, 4000 a.C)».

Y ante la perplejidad de los asistentes, concluía diciéndoles: «Señoras Madres y Señores Padres de familia: relájense, que la cosa siempre ha sido así». Si echamos una mirada rápida a los medios de comunicación, nos encontramos también con esta visión que propone soportar la adolescencia como un mal pasajero, como esa enfermedad, que hay que pasar y para la que nos sugieren recetas que minimicen los efectos, que ayuden a sobrellevarla. A modo de ejemplo, basten estos recortes: «Los hijos NiNi (ni estudian ni trabajan) llevan una vida disfuncional y antisocial. Suelen ser maleducados y arrogantes, cuya energía y objetivos están encaminados únicamente al sexo, al hedonismo, al yo primero, al todo vale y al aquí y ahora. El ocio es la madre de todos los vicios» (Francisco, editor de micumbre.com, 22.02.2010). «La mayoría de los jóvenes de nuestros tiempos carecen de identidad. No tienen mayores desafíos en sus vidas… El pasarlo bien sin tomar responsabilidades en sus vidas es un estilo de vida que les produce un placer pasajero que no les trae satisfacción» (Bettina Langarfeldt, El Adolescente Del Nunca Jamás, 8.01.2010). «El fracaso de la cultura del esfuerzo: están acostumbrados a no ganarse lo que tienen, no son capaces de arriesgar y retrasan la

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toma de responsabilidades. Los jóvenes de antaño eran idealistas y soñaban con cambiar el mundo y transformarlo. Los de ahora son más pragmáticos, lo que hay es lo que es, sin ninguna intención de luchar para modificar lo que no les agrada» (Amparo Peño Aguilar, 21.2.2010). «La juventud de hoy lo ha visto casi todo pero no comprende ni la mitad» (Ángel Peralbo, psicólogo, 14.09.08). «Si tienes un hijo adolescente es causa suficiente para tomar antidepresivos» (Serie televisiva en España «Física y química»).

Esta mirada con matices negativos también la encontramos fácilmente en nosotros mismos y en amigos que tengan hijos en esta etapa: Prepárate, no sabes aún lo que te queda por sufrir, que no puedan contigo, no sé qué hacer con ella, ¿quién me puede ayudar con «esto»? Y si nos fijamos en el profesorado de Secundaria o Bachillerato de cualquier colegio, encontramos, junto con grandes deseos de comprenderles mejor, muchos casos de frustración y desánimo. ¿Y si preguntamos a los adolescentes? ¿Cuál es la percepción de su propia realidad? En diferentes encuentros con ellos les hemos formulado abiertamente la pregunta y éstas son algunas de sus respuestas: >> «Período de unos cuatro años en el que cambia tu cuerpo, evolucionas, creces, te cambia la voz…es un

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período difícil en el que tienes que adaptarte a tu nuevo cuerpo». >> «Es cuando cambias brutalmente, piensas de otra forma y cambias de aspecto. Pasas a otra etapa». >> «Período en el que cambiamos de forma radical tanto física como psicológicamente. En ocasiones nos sentimos deprimidos y decaídos pero al momento nos alegramos y entusiasmamos». >> «Experiencias nuevas. Período de buenos sentimientos y emociones, acompañadas de buenos y malos recuerdos inolvidables, que quieres compartir. También es un período de cambios y de pruebas». >> «Es una etapa de la vida en la que nos empezamos a interesar por las chicas, la play, quedar con los amigos… también en esta etapa hacemos cosas que nunca hemos hecho como: insultar a nuestros padres, pegarnos y cosas así». >> «Época de rebeldía, del pavo, en la que nos creemos guays y hay novios -de meses-». Parece que estuviéramos delante de un manual de psicología, más que de un grupo de chicos de entre 13 y 16 años. La palabra más repetida, que expresa la

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Ciertamente, son años complejos, decisivos. ¡Es un reto tratar con un adolescente! Un buen profesor de Secundaria nos decía: «vivir con un adolescente es como compartir tu casa con alguien que sufre locura transitoria».

tanto Cambio, interior terior. como ex

Ante una mirada sobre la adolescencia tan poco positiva, nos surgió con fuerza la siguiente pregunta: ¿Se equivocó Dios? ¿Imaginó de forma ideal al niño sólo hasta los 12 años? O por el contrario, ¿la adolescencia tiene un sentido propio y profundo, necesario para conformar con plenitud la vida del hombre? Éste es el objetivo de este apartado, preguntarnos por qué y para qué esa locura transitoria. Tratar de renovar la mirada sobre la adolescencia desde el asombro por lo que les sucede a los adolescentes, y convertirla en una mirada comprensiva. Desde aquí, nuestra relación con los adolescentes será mucho más eficiente, en el sentido que propone Guardini, «Hay dos tipos de eficiencia: por un lado, la de la fuerza inmediata, la de la capacidad de dominar y poner orden; por otro, la del sentido, la verdad, el bien».23 ¿Cuál es esta misión? ¿Cuál es el sentido y finalidad de estas tensiones? 23 R. GUARDINI, Las etapas de la vida, Ediciones Palabra, pg. 95; «Ambos tipos guardan un cierto equilibrio entre sí. Esa persona está obligada a rendir, a luchar, a salir adelante, pero también a producir rendimientos auténticos, a lucha por lo recto, a ayudar a que salga adelante el bien». Guardini no contrapone ambas «eficiencias», sino que las contrasta y las complementa. Es su método «del contraste».

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experiencia más común a todos ellos, es cambio, tanto interior como exterior.


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o.

ism no m Ser u

Nada más y nada menos que la siguiente: «distinguirse como uno mismo de los demás, asumir como persona la libertad y la responsabilidad propias, adquirir una opinión propia sobre el mundo y sobre la posición que se ocupa dentro de él; llegar a ser uno mismo, para poder recorrer también el camino que conduce hacia los demás, y como ‘yo’ poder decir ‘tú’».24 Precisamente, para alcanzar estos objetivos, el adolescente se ve impulsado desde dentro a ensayar diversas respuestas, y aparecen en su interior, con una fuerza desconocida para él mismo, diversos sentimientos, actitudes y hasta versiones de sí mismo. Va experimentando quién quiere y quién no quiere llegar a ser, aunque muchas veces no sepa qué le pasa, ni porqué. Si el adolescente llega a vivir esta etapa en plenitud, para lo que necesita estar bien acompañado, se encontrará en terreno firme sobre el que construir su propio yo y su relación con el mundo. Como dice Guardini, lo propio de esta edad consiste en «tener valor para ser uno mismo, para ser la persona que es y asumir la correspondiente responsabilidad».25 Enfrentarse a los problemas del mundo como si fueran propios, porque lo son, y tratar de darles una respuesta personal. «No ser uno solo con sí mismo, sino ser uno mismo con los demás, con su esencia y su existencia».26

24 25

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ibíd., pg. 59. ibíd., pg. 59.


z de Llegar a ser capa rse y ca entenderse, expli re, mb ho o definirse com ar, ns pe a ce ien que com r sí po ir cid de a , tir a sen mismo

Volvamos a leer la misión: llegar a ser capaz de entenderse, explicarse y definirse como hombre… ¿Acaso es esta una misión sólo para el adolescente? ¿Está realmente capacitado el adolescente para llegar a cumplir esta misión? ¿Y el hombre en general? Estas preguntas nos llevan a repasar de nuevo los rasgos esenciales de hombre en cuanto que hombre, para darnos cuenta de que son esos mismos rasgos los que despiertan con toda su fuerza en un adolescente de 11 ó 12 años, y que se concreta en la explosión de preguntas por la razón de todas las cosas.

J. DE MORAGAS, Psicología del niño y del adolescente, Editorial Labor, Barcelona 1970. No se habla de la perfección en el cumplimiento de esta misión, sino del inicio en el cumplimiento de esta misión. 28 El adolescente suele expresar este anhelo bajo la demanda de querer ser libre. Comprender qué es la libertad es algo que también ahora empieza a experimentar. Muchas veces identificamos ser libres con no tener ataduras, ni responsabilidades, ni normas. Su búsqueda personal , bien acompañada, le hará descubrir que la libertad se fortalece precisamente en el ejercicio de la responsabilidad, lo que implica asumir criterios de orientación, fidelidad a la promesa dada, compañerismo, amistad… realidades, todas ellas, que valora mucho en esta etapa de su vida. 26 27

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La necesidad por excelencia del adolescente es realizar esta misión: llegar a ser capaz de entenderse, explicarse y definirse como hombre, que comience a pensar, a sentir, a decidir por sí mismo. Conformar su personalidad, su forma de ser. También descubrir y asumir su responsabilidad ante su vida y la sociedad27. Necesita caminar por sí mismo y al mismo tiempo saber que no será abandonado28. Y, sobre todo, necesita ser paciente y que seamos pacientes con él, mostrándole razones para saber esperar.



II. Cómo busca el sentido el adolescente PRIMER ESCALÓN

Vamos a tratar de presentar algunas de sus necesidades, sin olvidar que lo que nos interesa es el adolescente que las tiene y que las expresa con manifestaciones a veces desafiantes. La mirada al cristal, y a través del cristal, nos ayudará a conectar esas manifestaciones con sus necesidades más profundas. Éste es el ejercicio que se propone en este apartado, ir de la manifestación a la necesidad y de la necesidad a la manifestación. No podemos confundir estas necesidades con puros caprichos superficiales o deseos pasajeros. Son más bien aquellas tendencias que nos movilizan para buscar la verdad sobre nosotros mismos y los demás. En este sentido, podríamos calificar a estas necesidades como antropológicas, como propias del hombreadolescente, y por tanto, como propias de ayer, de hoy y de siempre.

De la manifestación a la necesidad y de la necesidad a la manifestación.

A menudo nos preguntamos qué hemos de hacer para que los adolescentes nos entiendan. La perspectiva que planteamos ahora es qué podemos hacer para entenderlos nosotros a ellos: qué necesita, qué está viviendo y qué de eso le supera.

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Muchas veces los adolescentes tienen dificultad para formular con precisión estas necesidades, y no siempre manifiestan una búsqueda explícita de sentido. Sin embargo, esa búsqueda late, de forma inconsciente, en lo que hacen y dicen, y eso es lo que queremos desvelar. Desvelar para nosotros y para los adolescentes mismos. Presentamos diez necesidades con una finalidad pedagógica. Realmente es una distinción para aclarar, porque en la realidad, en la vida de los adolescentes, se dan entrelazadas, condicionadas unas por otras. Por ello, no podríamos abordarlas de forma aislada, sería un grave error pues estaríamos poniendo en el centro las necesidades, desplazando al propio adolescente. Las iremos exponiendo tal y como las viven ellos, partiendo de sus propias preguntas29. Vamos a dejarnos guiar por sus películas, sus canciones, sus series preferidas, sus libros, y por sus propias manifestaciones. 1. ¿Quién soy, quién quiero ser? Necesita comprenderse y llegar a ser él mismo: «es difícil expresar

lo que a un adolescente le pasa por las hormonas, ¡las ganas de vivir a tope! ¡gozar hasta

reventar! Y más cuando se te cruza una chuEn los últimos años, hemos recogido preguntas existenciales de adolescentes de más de 20 países que constatan esta necesidad. Son preguntas reales, por tanto, y nuestro punto de partida.

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rri de película (...) La verdad es que a veces no PRIMER ESCALÓN

sé ni por dónde empezar, no sé qué debo hacer cuando me vienen esos desmadres. Y menos sé en qué acabará todo (...) Por qué no puedo con-

tar hasta diez antes de reventar?, por qué no puedo contar hasta diez antes de cagarla tan soberanamente?, es necesario que un amigo se mate en la moto para que yo use la

cabeza?, por qué soy tan mierdas?, cómo puedo hacer eso a mamá?».30

La adolescencia es un momento vital lleno de sentimientos desbordados, de contrastes y extremismos, de cambios hormonales que provocan cambios psicológicos que le exigen construir una propia identidad, y no sabe cómo hacerlo. Se enfrentan a la tentación «de querer ser como todos los demás para que nos reconozcan como uno de ellos».31 Descubre un mundo nuevo de adulto que quiere vivir pero no tiene las herramientas para ello. Sabe que le pasa algo nuevo, aunque no sabe cómo verbalizarlo, y por eso, necesita preguntar y preguntarse, cuestionar y cuestionarse continuamente. Es un proceso lento, gradual, con idas y venidas, que el adulto está llamado a comprender, esperar y acompañar. «El hombre se hace más grande a medida que se conoce a sí mismo y descubre la fuerza que tiene. Avivad en él la conciencia de lo que es, y aprenderá pronto lo que debe ser; haced que se respete a sí mismo en el nivel teórico, y el respeto práctico no se hará esperar».32 ¡Qué confianza en E. DOMÉNEQ, Éxtasis en Barcelona, Ediciones STJ, Barcelona 2010. E. DOMÉNEQ, Éxtasis en Barcelona, Ediciones STJ, Barcelona 2010. R. GUARDINI, Las etapas de la vida, Ediciones Palabra, pg. 95; «Ambos tipos guardan un cierto equilibrio entre sí. Esa persona está obligada a rendir, a luchar, a salir adelante, pero también a producir rendimientos auténticos, a lucha por lo recto, a ayudar a que salga adelante el bien». Guardini no contrapone ambas «eficiencias», sino que las contrasta y las complementa. Es su método «del contraste». 30 31 32

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la naturaleza humana! Basta conocernos en la verdad, para seguir dando los pasos adecuados en el desarrollo de nuestra vida. 2. ¿Puedo tener amigos de verdad? Necesita ser amigo y tener amigos. Sobre todo, necesita ser aceptado por los iguales, por su grupo. A veces la preocupación está más en tener muchos amigos que en ser amigos. Bastaría que revisáramos los diferentes perfiles de los adolescentes en Facebook y ver cómo compiten, a veces inconscientemente, con el número de amigos que tienen registrados. El adolescente, además, necesita ser alguien en ese grupo: posiblemente ésta sea una de sus grandes motivaciones que se convierte en su gran necesidad. El papel que desempeñaron los padres de familia durante la infancia deja paso ahora al grupo de amigos. Esto no siempre es fácil de asimilar; ni por los padres, ni por los hijos que tienen que descubrir una nueva relación con ellos. Ahora el adolescente actúa para agradar, para hacer reír, para llamar la atención, para destacar de alguna forma. Esta es una primera necesidad superficial, que pronto se convierte en el deseo de tener y elegir a los amigos – y ser él mismo amigo de otros-. Con ellos se siente seguro, aceptado, querido. No siempre es consciente, pero necesita también, y lo busca a toda costa, confiar en alguien cercano, que tenga que ver con su vida, con ese grupo, y con el que

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pueda relajarse y no tener que actuar. Que pueda decir de él: «tú sí me comprendes». Es un momento donde puede descubrir la verdadera amistad. Sus insistentes y repetidas preguntas nos lo confirman: Quiénes son

mis verdaderos amigos? Puedo confiar en ellos?

y si me traicionan? Cómo sé que les caigo bien? Hasta dónde voy a llegar para que otros se fijen en mí? Por qué se divide mi grupo de amigas?

3. ¿Dónde encajo? Como consecuencia de lo anterior, necesita también ser y sentirse parte de algo con otros. El sentido de pertenencia, de poder identificarse con algo grande de lo que formar parte, mueve la voluntad del adolescente y puede llegar a ser decisivo en su desarrollo. La necesidad de ser relacional no se acaba con ser aceptado, con tener amigos, sino que llega a concretarse en un pertenecer a algo con mis amigos. Este «formar parte» fortalece y reafirma su identidad, es más, le ayudará a descubrir quién es realmente. También quién querría ser o cómo le gustaría ser. Se identifica con equipos deportivos, con grupos musicales, con asociaciones… por eso, vemos a adolescentes que permanecen largas horas en la calle, sin que les afecte el cansancio o el frío, esperando conseguir la entrada para el concierto de su grupo favorito, y cómo se mimetizan con sus ropas, peinados, formas de actuar. Esta necesidad puede llegar a ser una oportunidad

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de salir de sí mismo y tener experiencias de vivir por y para los demás, si se encuentra con buenos amigos o si comparten con ellos algo que merezca la pena. 4. ¿Por qué me importa tanto lo que los demás piensen de mí? Necesita querer y sentirse querido como es. El adolescente no lo verbalizará así, y sin embargo, siente la necesidad de amar y ser amado tal y como es. De alguna manera, siente la necesidad de liberarse de la imagen que los demás tienen de sí, que a veces llega a ser una auténtica esclavitud. «Y así fue, me rebelé

contra todo hasta el sol, viviendo entonces una distorsión, y me enfadé con el mundo, ¡malditos

complejos que siempre sacan lo peor! Pensé “en la fuerza estará lo mejor”, me disfracé de uno

que no era yo, buscando esa firmeza llegué a

un lugar negro, pensé que eso era el valor».33

Querer de forma más consciente a sus amigos y ser querido por lo que es. Esto es un paso que va más allá de la mera aceptación personal y del otro, el paso del amor. Es la etapa en la que se descubre al otro sexo. El adolescente se vuelve muy enamoradizo, idealiza sus relaciones. Sienten y experimentan que sus relaciones son siempre verdaderas y se pueden comprometer con radicalidad a la primera oportunidad.

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D. MARTÍN, 16 añitos (número uno en listas de música en octubre de 2010).


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5. ¿Existe el amor verdadero? ¿Para qué esperar? Necesita entender el sentido de su sexualidad, porque forma parte de la experiencia del amor. Comienza a despertarse el instinto sexual con el descubrimiento del otro sexo. Descubre y experimenta sensaciones nuevas, agradables y extrañas, que lo cautivan y turban al mismo tiempo. Siente una atracción intensa y cambiante; de hecho, cada persona de la que se enamora aparece como la única posible con la que compartir su amor para toda la vida. Quiere manifestar ese amor aunque le cuesta, siente vergüenza. Es significativo el diálogo entre Bella y Edward, los dos protagonistas de la saga Crepúsculo34, que conecta a la perfección con este deseo que está despertando dentro de ellos: «Sé

lo que eres… Dilo, dilo… Un vampiro (...) Tienes

miedo? (…) No (…) No sabes cuánto tiempo he estado esperando por ti (…) tú eres mi vida

ahora (…) Preferiría morir antes que estar lejos de ti».

En este vaivén de experiencias va despuntando la conciencia moral también en el campo de la sexualidad. A veces confunden lo impropio o inapropiado como algo esencialmente malo. A esta edad, las faltas, aunque faltas, son más bien resultado de la debilidad. Surgen los actos de remordimiento y de arrepentimiento, que hay que saber acompañar, sin dramatizar ni traumatizar. Lo que se esconde detrás de estas acciones no

Posiblemente uno de los fenómenos a estudiar en los últimos tiempos, por el impacto tan amplio entre las adolescentes y mantenido en el tiempo: más de 5 años como número 1 en prácticamente todos los países. Un best-seller mundial, con pocos precedentes similares.

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es otra cosa que el deseo de entender el porqué de su sexualidad, el porqué de lo que sienten y experimentan con tanta fuerza. ¿Para qué está ahí, cuál es su sentido? En definitiva, es el deseo implícito de entenderlo para poder vivirlo en plenitud. 6. ¿Por qué me atrae lo prohibido? Necesita divertirse, pasarlo bien, disfrutar de la vida, llenar su tiempo y su mente con algo y con alguien. Sentir o experimentar que es feliz. En esta etapa, suelen identificar superficialmente la felicidad con la diversión, con tener planes atractivos para el fin de semana, con experiencias diferentes, únicas, arriesgadas. Necesitan la sensación de plenitud, de estar llenos de risas, de planes, de actividades. Ahora bien, una diversión sin más y mantenida en el tiempo, no les llena, y poco a poco les va dejando una sensación de tristeza. «Y la verdad, ese vier-

nes, el botellón, la disco, el rollo con las chicas, fueron una auténtica porquería; para nada va-

lió la pena el disgustazo en casa. ¡Si al menos te lo pasas bien! Pero siempre ocurre lo mismo, cuanto más te pasas, peor te lo pasas…».35

En la diversión, comienzan a necesitar también a personas del otro sexo, su disfrute pasa por compartir cosas juntos. Muchas veces son esclavos del me apetece-no me apetece, y no siempre encuentra motivaciones poderosas para superarse. Les da miedo cualquier tipo 35

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E. DOMÉNEQ, Éxtasis en Barcelona, Ediciones STJ, Barcelona 2010.


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de sufrimiento, incluso los padres y formadores pueden vivir obsesionados con evitárselo también, porque no saben cómo vivir ese sufrimiento. Necesitan un porqué para llegar al fin de semana, un plan para compartir, y al mismo tiempo, una misión que les suponga un reto y les entusiasme. Por la influencia ambiental, los adolescentes hoy apenas tienen proyectos, metas o sueños que vayan más allá del fin de semana. Huyen del esfuerzo y de la exigencia. Y sin embargo, es la etapa de los grandes retos, de los sueños imposibles, si encuentran personas con las que compartirlos. Les motivan los grandes ideales y no tienen límites ni prevén peligros cuando están convencidos de algo. 7. ¿Cuál es mi misión como adolescente? Necesita sentirse y saberse importante, tiene vocación de héroe. «Esa gente jamás comprenderá a Harry.

¡Será famoso... una leyenda... no me sorpren-

dería que el día de hoy fuera conocido en el futuro como el día de Harry Potter! Escribirán libros sobre Harry... Todos los niños del mundo conocerán su nombre».36

Buscan ser protagonistas, quieren que se les escuche, que se les atienda, que se les reconozca. Su experiencia vital es tan fuerte que se sienten centro del universo en todo momento y en todo

J. K. ROWLING, Harry Potter y la piedra filosofal, Ediciones Salamandra, Barcelona 1999, pg. 19. La saga de Harry Potter ha sido un fenómeno mundial tanto en literatura como en el cine desde 1997 y ha conectado con adolescentes, y no tan adolescentes, de todo el mundo. En ella se entretejen muchas de las necesidades aquí sintetizadas, y encarnadas por un protagonista igualmente adolescente que ha crecido y madurado con ellos.

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lugar. No son pacientes, el aquí y ahora prima en sus vidas y en su necesidad de ser atendidos y comprendidos. De nuevo esto responde a la necesidad de la afirmación del propio yo que, de no encauzarse, puede devenir en egolatría o egoísmo. Esta necesidad abre la puerta para pasar del qué puedo esperar de la vida al qué espera la vida de mí. 8. Y yo, ¿en quién me fijo? Necesita encontrar modelos para su vida. La adolescencia es la edad de los referentes. Los chicos y las chicas buscan modelos y formas de vida. Pueden encontrarlos en personas lejanas a ellos como cantantes, actores, y en general, prototipos de éxito social. Y al mismo tiempo, se fijan en personas cercanas que tienen, al menos en apariencia, lo que ellos más desean. Tratan de imitarlas casi inconscientemente, suelen idealizarlas, dejarse llevar por ellas. No podemos olvidar, no obstante, que el adolescente tiene un radar para detectar la autenticidad y el verdadero cariño. Aunque no lo muestren necesariamente, se fijan en aquellos que son modelos de vida auténtica, «en las personas que son verdaderas y que actúan, hablan y piensan con verdad».37 En este sentido, aunque aparentemente el adolescente da la espalda a su familia, sigue siendo su punto de referencia, no deja de observar, aún en la distancia, a sus padres. Compartimos un extracto de una nota real que

detectar Un radar para ad la autenticid

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R. GUARDINI, Cartas sobre la formación de sí mismo, Ediciones Palabra, Madrid 2009, pg. 20.


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una adolescente de 13 años deja a su madre, después de una fuerte discusión: “mamá, siento haberte dicho esas cosas tan terribles, sé que no debería

haberte llamado egoísta, porque, la verdad, la mayoría de las cosas que haces son para ocuparte de nosotros. Después de la discusión de hoy, me he dado cuenta que te he hecho daño. Te pido mil perdones. Y te doy gracias por ser mi

madre, porque me quieres y me soportas como soy, yo querría ser paciente como tú pero no me sale. Perdón si te pude hacer daño, espero que me perdones. Te quiero”.

9. ¿Por qué hay tanto mal en el mundo? Necesita comprender todas las cosas a su nivel. Es el momento de las grandes preguntas, del porqué del mal y del sufrimiento. Todo lo cuestiona, y lo debe cuestionar, para que asuma como suyas las respuestas. Si debe tomar las riendas de su vida, necesita comprenderla. Es parte de la búsqueda de sentido, del comprenderse a sí mismo, rodeado de realidades que tienen su propio sentido. También para esto tiene otro radar encendido permanentemente, lo que no le encaja, lo que no tiene sentido, lo descarta de forma absoluta de su vida. «Cinco hechos sobre mí: uno, me llamo Sam; dos, tengo 12 años; tres: recopilo historias y hechos fantásticos; cuatro, tengo leucemia; cin-

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co, cuando leas esto ya estaré muerto (…) PRIMER ESCALÓN

Estoy escribiendo un libro sobre mí… Preguntas que nunca te responden: ¿por qué tiene que

morirse la gente?(…) Cuando ya no esté aquí ¿te acordarás de mí?».38 Está

atento a todas las argumentaciones que le ofrecen, aunque no todas las entiende. Por eso, es tan importante saber emplear un lenguaje común y no enfrentarle a dilemas irresolubles, sino darle razones para comprender, para distinguir, para que pueda elegir con criterio. El método del contraste de Guardini ilumina este reto y supera algunas de estas aparentes contradicciones: objeto y persona, libertad y normas, independencia y solidaridad, forma y plenitud, individuo y comunidad. 10. ¿Quién eres Tú? ¿Cómo y dónde puedo conocerte? Necesita descubrir una nueva relación con Dios, natural, experiencial, razonada, atractiva, y de la que se pueda sentir orgulloso. Cuando era niño, aceptaba sin dificultad las ideas religiosas de los mayores, pero ahora pide que se las argumenten, que le den razones, y no se conforma con cualquier respuesta… quisiera tocar, ver y oír a Dios. Experimentarlo por sí mismo. Es parte de su proceso de autoafirmación, también ante Dios. Si no encuentra sentido a su fe, suele identificarla con un conjunto de normas morales o de ideas anticuadas que ya han sido superadas por el hombre de hoy, y la abandona. En este momento puede surgir el 38

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G. RON, Vivir para siempre, El Capitán Pictures 2010.


PRIMER ESCALÓN

ateísmo: porque Dios responde a mis necesidades y a mi realidad, tiene que ver de forma real y concreta con mi vida, o Dios es un folio en blanco para mí.39 Guardini entra en diálogo con estas inquietudes: «bien es cierto que no se le puede ver, que no se le puede tocar, pero nuestro entendimiento le reconoce sin esfuerzo cuando no está obstaculizado por prejuicios. Basta que nos abramos debidamente para que nuestra naturaleza íntima note que Él existe. Nuestro corazón lo sabe (…) Pero qué extraño, todo nuestro ser está llamando a eso, y sin embargo, hay algo en nosotros que se nos resiste, orar es de suyo obvio, y sin embargo, por otro lado no lo es en modo alguno».40 Y sin embargo, en Dios encontramos la verdad sobre nosotros mismos y los demás, encontramos el amor en la verdad. En síntesis, todas estas necesidades son derivadas de su principal anhelo y apuntan a él: realizar su misión como adolescentes, es decir, ser capaces de entenderse, explicarse y crecer como hombres. Por eso, el adolescente se convierte en un buscador de sentido, de razones para vivir aquí y ahora. La dificultad es que muchas veces esas razones no llegan enseguida, ni se ven con toda claridad. Tienen que convertirse en buscadores de fondo, más que en buscadores de sprints, lo cual no resulta fácil ni siquiera cuando ya te consideras adulto. Comprender, acoger, y acompañar esta Cf. S. MARTÍNEZ CANO, ¡Dibujamos a Dios!, Investigación dinamizada del Departamento Pedagógico Pastoral de ECM, Serie PaidoGPS, Madrid 2010. R. GUARDINI, Cartas sobre la formación de sí mismo, Ediciones Palabra, Madrid 2009.

39 40

57


PRIMER ESCALÓN

espera supone un reto para los propios adolescentes y para los formadores en general.

Ilustración de S. MARTÍNEZ CANO, ¡Dibujamos a Dios!, Investigación dinamizada del Departamento Pedagógico Pastoral de ECM, Serie PaidoGPS, Madrid 2010.

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PRIMER ESCALÓN

III. El sentido del adolescente en el mundo ¿Sólo los adolescentes necesitan a los adultos para cumplir su misión?, ¿o esta necesidad es más bien un boomerang que vuelve a nosotros, adultos, y nos exige revisar cómo estamos, quiénes somos, cuál es nuestra misión?

Reencuentro con s. nuestras pregunta

En los diferentes encuentros con adolescentes de todo el mundo, vivimos reiteradamente la experiencia del reencuentro con nuestras preguntas existenciales, desde una experiencia ya acumulada, que nos ofrece nuevas formas de respuesta. Plantearnos de nuevo esas preguntas y acompañar a los adolescentes en su proceso de respuesta, supone un redescubrirnos del que brota gratitud y comprensión. Ellos nos remueven y despiertan nuestro espíritu de búsqueda, el deseo de conocernos mejor a nosotros mismos, el afán de justicia y autenticidad… la búsqueda de Dios. Y sobre todo, nos ofrecen esperanza e ilusión por vivir con y en plenitud. «La juventud, en particular, es tiempo de esperanzas, porque mira hacia el futuro con diversas expectativas. Cuando se es joven se alimentan ideales, sueños y proyectos; la juventud es el tiempo en el que maduran opciones decisivas para el resto de la vida. Y tal vez por esto es la etapa de la existencia en

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PRIMER ESCALÓN

la que afloran con fuerza las preguntas de fondo: ¿Por qué estoy en el mundo? ¿Qué sentido tiene vivir? ¿Qué será de mi vida? Y también, ¿cómo alcanzar la felicidad? ¿Por qué el sufrimiento, la enfermedad y la muerte? ¿Qué hay más allá de la muerte? Preguntas que son apremiantes cuando nos tenemos que medir con obstáculos que a veces parecen insuperables: dificultades en los estudios, falta de trabajo, incomprensiones en la familia, crisis en las relaciones de amistad y en la construcción de un proyecto de pareja, enfermedades o incapacidades, carencia de recursos adecuados a causa de la actual y generalizada crisis económica y social. Nos preguntamos entonces: ¿Dónde encontrar y cómo mantener viva en el corazón la llama de la esperanza?».41 Es fundamental tener en cuenta que ciertos rasgos culturales del presente hacen especial mella en los adolescentes y en el modo como los adultos nos relacionamos con ellos: el oscurecimiento o la pérdida del sentido de la vida, la negación de la tradición y de la autoridad, el descrédito de la razón, el relativismo, la confusión de la libertad con la ausencia de ataduras, la hipertrofia del sentimiento, el ocaso del compromiso, el hedonismo, la ideología de género… Si por algo se caracteriza el adolescente es por la búsqueda de su lugar en el mundo y por la necesidad de referencias, 41

BENEDICTO XVI, Mensaje en la Jornada Mundial de la Juventud, Roma 2010.

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PRIMER ESCALÓN

justamente aquello que se le niega al hombre contemporáneo. Por eso el hombre postmoderno es «el perenne adolescente, el eterno desubicado, esclavo de sus apetitos e intereses efímeros».42 El hombre de hoy, posiblemente más que nunca, necesita a los adolescentes para comprenderse mejor a sí mismo y para plantearse con renovada profundidad sus propias preguntas existenciales. Tal vez escuchando en ellos la naturaleza y la fuerza de las preguntas que nosotros hemos ido acallando, seamos capaces de recuperar el perenne sentido dramático, existencial, crítico, del paso del hombre por esta tierra. Porque sólo de los pobres de espíritu, de los que tienen hambre, de los que están tristes y de los que tienen sed de justicia es el Reino de los Cielos.

Necesita a lo s adolescentes.

42

62

T. ANATRELLA, La diferencia prohibida, Encuentro, Madrid 2008.


SÍNTESIS Y REFLEXIÓN PERSONAL

PRIMER ESCALÓN

3.

Desde el ECyD queremos proponer una mirada humanizada,43 que es capaz de comprender y acoger desde el asombro, sin querer ser idealistas o irresponsables y teniendo en cuenta los retos que suponen para toda la sociedad la relación con los adolescentes y su formación. Si nuestra mirada es positiva, no lo es por estar desconectada de la realidad, sino precisamente por conectar la realidad concreta del adolescente con el sentido último de la existencia humana. Es, así, una mirada centrada en el adolescente, que ve su cristal y a través de su cristal, que pretende recoger toda su verdad, de forma integral e integradora. Una mirada que acoge sus manifestaciones y sus relaciones, queriendo descifrar el sentido último de todas ellas. Una mirada desde el corazón que permite sacar a la luz lo que es «invisible a los ojos». Y lo que sale a la luz es un adolescente buscador de sentido, de su propia vida, de los demás, del mundo, de Dios. Desde esta mirada, brota con mayor facilidad y verdad la acogida y el cariño hacia ellos. Hay un dicho muy popular que dice ojos que no ven, corazón que no siente. ¿Y si lo convertimos en positivo? Ojos que ven, corazón que siente, corazón que acoge y se ensancha con los demás. No se trata de forzar de forma voluntarista el pensar o hablar bien de los 43

Lo humano como razonable, con sentido, o al menos, como no irracional o sin sentido.

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PRIMER ESCALÓN

adolescentes, sino de mirar con mayor amor y profundidad su verdad. El amor, o la caridad, se puede vivir así desde dentro, desde la comprensión y la aceptación. A continuación, y como parte fundamental de este escalón, proponemos algunas preguntas de reflexión personal. No son teóricas, son cuestiones que se nos han ido presentando en diferentes encuentros con formadores de adolescentes. Creemos que pueden ayudar para asimilar activamente todo lo expuesto en este apartado. Ciertamente que serían mucho mejores aquellas preguntas que sean personales, las que hayan surgido a lo largo de la lectura. Les invitamos a compartir sus preguntas y sus propias respuestas en la página web www.ecyd.org. Gracias por ello.

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? Primer escalón:

El adolescente, un buscador de sentido. ¿Cómo ejercitar esta mirada? ¿Realmente todo tiene un sentido? ¿Todos los adolescentes viven esto? ¿Con la misma intensidad? ¿Se puede preparar a los adolescentes para que no pasen por esto? ¿Qué diferencia hay entre chicos y chicas? ¿Hasta dónde comprensión, hasta dónde exigencia? ¿Cómo recuperar la comunicación con un adolescente?


*

concieno a tomar it v in os , os ig Queridos am ietud, a no ositiva inqu p y a n sa cia de esta preguntas tearos las n la p e d o r tener mied o y el valo e el sentid br so s le a t fundamen con sorpresa escubriréis, ¡D ) (… a id es una de la v ro corazón st ue v e qu ía, y con alegr nito! erta al infi ventana abi 10 VI, no, junio 20 Benedicto X , San Mari es n ve jó n co Encuentro

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Segundo Escal贸n:

ECyD buscamos respuesta para vivir


1

Qué e s el ECyD ?

Cuál es su misión?

2 del ECyD

El estilo de vida

3

4

Soy del ECyD

respuestas para vivir

ECyD: buscamos

Síntesis y onal reflexión pers

5


Nos toca subir ahora un escalón. Recordemos que el primero, imprescindible, es partir del adolescente, partir del hombre y de su necesidad de sentido, para comprenderlo y poder acompañarlo en esa búsqueda que todos compartimos. Esa confianza en los adolescentes y en su búsqueda es nuestro suelo firme sobre el que pisar: «Nos hiciste Señor para ti e inquieto está nuestro corazón hasta que descanse en ti».44

SEGUNDO ESCALÓN

4.

QUÉ ES EL ECyD El ECyD pretende ser una respuesta adecuada de la Iglesia a las preguntas e inquietudes de los adolescentes, inspirada en el carisma del Regnum Christi. «Estas siglas, el ECyD, proponen un camino de Encuentros, Convicciones y Decisiones para cualquier adolescente que quiera vivir esta etapa de su vida con ganas, con todas sus consecuencias».45 Lo esencial no son las estructuras, los edificios, las actividades, lo propio del ECyD aparece «invisible a los ojos», aunque podemos intuirlo a través de estas reflexiones que se completan entre sí, como piezas de un puzle que se necesitan para dejar ver el paisaje final: 44 45

SAN AGUSTÍN, Confesiones, 1, 1. ECyDBook, pg 8.

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SEGUNDO ESCALÓN

EL ECyD es un camino de encuentros, convicciones y decisiones en el que cualquier adolescente puede buscar y encontrar, con otros, respuestas para su vida. EL ECyD es una respuesta de la Iglesia, inspirada en el carisma del Regnum Chirsti, a las preguntas e inquietudes del adolescente. El ECyD es un estilo de vida, un modo de ser y estar en el mundo, que brota del carisma del Regnum Christi en el seno de la Iglesia. «Juan se encontraba en ese mismo lugar con dos de sus discípulos. De pronto vio a Jesús que pasaba por allí y dijo: “Ese es el cordero de Dios”. Los dos discípulos le oyeron decir esto, y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, viendo que lo seguían, les preguntó: “¿Qué buscáis?”. Ellos contestaron: “¿Dónde vives?”. Él les respondió: “Venid y lo veréis”». (Jn 1, 35-39)

Qué

is?

buscá

Este pasaje de Juan recoge el anhelo que late en el corazón de todos los hombres, también de los adolescentes. Cristo lo descifra y llega a formularlo no de forma teórica, ¿cuál es la verdad?, ¿cuál es el sentido de la vida?, ¿qué tengo que hacer para ser feliz? Sino de forma existencial, ¿Qué buscáis? Una pregunta que interpela y despierta muchas otras, que los discípulos formulan también existencialmente, ¿dónde vives? La respuesta de Cristo es invitarles a una experiencia de encuentro que les confirme si ese hombre es, o no es, el Cordero de Dios: «¡Venid y veréis!» El ECyD hace suyos los anhelos de los adolescentes y

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quiere acompañarlos en su búsqueda. Por eso, les propone un camino en el que encontrar una respuesta verdadera encarnando un estilo de vida. Esta pretensión es posible porque el ECyD es Iglesia y asume el reto de hacer presente hoy a Cristo como «Camino, Verdad y Vida» (Jn 14, 6-14).

un camin o en el que encontra r una respuest a verda dera encarna ndo un estilo de vida . SEGUNDO ESCALÓN

El ECyD es un camino que ofrece el Regnum Christi a cualquier adolescente para su crecimiento como persona, y para acercarle a Cristo. El adolescente anhela, tal vez sin saberlo, encontrar el sentido de su vida, y nosotros sabemos que es Cristo. «En lo más íntimo de su ser, el hombre está siempre en camino, en búsqueda de la verdad. La Iglesia participa de este anhelo profundo del ser humano y ella misma se pone en camino acompañando al hombre que ansía la plenitud de su propio ser».46 Nuestro reto es el mismo de la Iglesia, hoy y siempre. El ECyD, de alguna manera, se convierte en un camino de verificación del mismo Cristo. La cuestión es cómo verificar que Él realmente puede responder a nuestro anhelo infinito de plenitud y de verdad. Es importante que comprendamos qué implicaciones tiene eso de ser camino. Un camino implica un proceso, una conquista, algo gradual y abierto. El camino tiene sentido porque hay una meta, y al mismo tiem46

ual rad to g o Alg bier y a

BENEDICTO XVI, Ceremonia de bienvenida, Santiago de Compostela, 6.11.2011.

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SEGUNDO ESCALÓN

ntro, e encue dores d o t n Pu busca somos

po, nuestra vida tiene sentido, en el espacio y el tiempo, precisamente porque hay algo que recorrer hasta esa meta. «No se camina sólo para llegar, sino también para vivir mientras se camina».47 En ese camino cabe cualquiera que desea ponerse en marcha hacia una cima común. Todos buscamos, también los que nos decimos católicos,48 aunque haya etapas diferentes en el camino. Ese es el punto de encuentro, somos buscadores. «Consideramos que quien busca razones para vivir de algún modo y en lo más profundo de su espera busca a Dios».49 Concebir el ECyD para cualquiera es una exigencia de la misión que Cristo nos encomendó en el Evangelio: «Id al mundo entero y predicad el Evangelio». Es cierto que decir cualquiera no es lo mismo que decir todos. Será cualquiera que se sienta interpelado de alguna manera por el estilo de vida que encuentra en el ECyD y, por tanto, que quiera comenzar o continuar su camino de crecimiento con otros amigos del ECyD. En el quiero volver de un adolescente, esto es lo mío, es donde reside toda la fuerza y comienza la espiral virtuosa del crecimiento personal. También donde puede desvelarse la llamada de Cristo.

a.

puest Una res

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Además el ECyD quiere ser una respuesta adecuada de la Iglesia a las preguntas e inquietudes de los adoles47 W. GOETHE, citado en: J.M. MAÑÚ, El perfume de la adolescencia, Ediciones Palabra, Madrid 2008. 48 Cf. J. RATZINGER, Introducción al Cristianismo, Ediciones Sígueme, Madrid 2002, pg. 6, «Como el creyente se esfuerza siempre por no tragar el agua salada de la duda que el océano continuamente le lleva a la boca, así el no creyente duda siempre de su incredulidad, de la real totalidad del mundo en la que él cree». 49 CEI, Carta a los Buscadores de Dios, BAC, Madrid 2010.


SEGUNDO ESCALÓN

centes, inspirada en el carisma del Regnum Christi. Si la adolescencia «es el tiempo en el que maduran opciones decisivas para la vida, y tal vez por esto es la etapa de la existencia en la que afloran con más fuerza las preguntas de fondo»,50 el ECyD debe ser una respuesta a esa búsqueda, a ese adolescente que necesita de una ayuda fiable para saber quién es, para crecer como hombre y para poder encontrarse con Cristo. ¿Y qué tipo de respuesta? Aquella que más necesita el adolescente: una compañía, unos amigos con los que buscar juntos. Podemos decir que el ECyD es respuesta porque nuestra respuesta es el mismo Cristo, el único capaz de saciar nuestros anhelos más profundos. En los siguientes apartados veremos cómo se va presentando a Cristo, o mejor: cómo se va presentando Cristo, en la vida de los adolescentes. Nuestro punto de partida es la pregunta del adolescente. Nuestro primer paso no será esa sana preocupación por cómo le hablo de Jesucristo, sino más bien cómo está este adolescente, qué y cómo está viviendo este descubrimiento de su interioridad. Recordemos a ese adolescente al borde de un gran ventanal. El adolescente es un interrogante para sí mismo y el ECyD quiere ser una respuesta ¡a esa pregunta!, no a cualquier pregunta. No podemos ofrecerle una respuesta sin descifrar o escuchar su pregunta. 50

BENEDICTO XVI, mensaje para la JMJ 2011, Roma 2009.

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Traigamos de nuevo algunas de sus preguntas reales:51 Por qué no me ven sexy? Por qué no me entiendo con mis padres? Para qué soy buena? Por qué

me importa tanto lo que los demás piensen de

mí? Si Dios es bueno, por qué me hace esto? Por

SEGUNDO ESCALÓN

qué no me escucha cuando lo necesito? Es la Iglesia verdadera?

Estilo

. de vida

El ECyD es también un estilo de vida, una forma atractiva de vivir que atrajo a tantos hace años y que aún hoy sigue despertando corazones. Ese modo de ser que se concreta en los encuentros que vivimos, las convicciones que se forjaron en nosotros y las decisiones que marcaron nuestra vida. Encuentros, Convicciones y Decisiones, que llenan de sentido el nombre del ECyD, y que le habla a todo el adolescente, a su cabeza, a su corazón, y a su voluntad, como una unidad. En una sesión con adolescentes, preguntaron a una chica de 13 años por qué había vuelto por segunda vez al ECyD. La semana anterior habían estado recogiendo comida en una Operación Kilo, y repartiéndola después en orfanatos. Era la víspera de Navidad. De una forma muy sencilla, contestó: «la verdad es que me sentí

muy bien… no sé cómo explicarlo mucho más… y he querido volver».

Efectivamente eso es lo que se

51 Recordamos que son preguntas de adolescentes de más de 20 países, y que en un porcentaje superior al 90%, sus inquietudes son las mismas, casi hasta con las mismas formulaciones. Por las preguntas, no podríamos adivinar la procedencia de un adolescente.

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Por último, queremos apuntar una definición más visible, la encarnación del ECyD: una comunidad de buscadores adolescentes, una red de clubes, de actividades, de programas con capacidad para transformar el mundo desde la iniciativa del amor de Cristo. Ésta es la definición más visual del ECyD, la unión de tantos adolescentes que comparten ese camino, esa respuesta, esa forma de vida y los clubes, programas, actividades que son punto de encuentro para todos ellos.52

SEGUNDO ESCALÓN

pretende. A partir de un encuentro con adolescentes como ella y del encuentro con personas en circunstancias muy difíciles, experimentó que el darse a los demás verdaderamente la hizo feliz: te sientes bien. Es una convicción personal, no sólo teoría que escuchó, sino algo que experimentó en primera persona y que la llevó a una decisión muy sencilla: «he querido volver». De un encuentro, a una convicción, y a una decisión que provocará posiblemente un nuevo encuentro. Y así sucesiva y gradualmente. Una vez más, una espiral virtuosa que crece hacia dentro. finición Una de ible. más vis

¿Y qué dicen los adolescentes del ECyD? Hemos preguntado a varios de ellos de diversos lugares y culturas. Sus expresiones más repetidas son: divertirme, tener ami-

gos, hacer cosas buenas por los demás, aprender a rezar, pasármelo bien, ayudarnos unos a otros,

conocerme mejor, encontrar respuestas, sentirme 52

En el 5º Escalón de este libro desarrollamos la estructura del ECyD como organización.

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alegre, quitarme la máscara, ser yo mismo, conocer a Dios, superarme, salir con mis amigos y amigas,

estar con personas que quieren a Dios, aceptarme y aceptar, tener una misión.

SEGUNDO ESCALÓN

Las respuestas que recibimos son las más esenciales, las que no se ven a simple vista. Como nos muestran, el ECyD es una experiencia de vida. «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva».53 El ECyD, como la Iglesia y en cuanto Iglesia, es un camino para esa experiencia. ¿Qué medios ofrecemos para vivir todo esto? Los Encuentros del ECyD,54 donde los adolescentes podrán descubrir y hacer propias las convicciones y decisiones para su vida: > La vida de equipo > Las experiencias formativas > El acompañamiento personal > Las experiencias apostólicas > La vida de oración y sacramental En todo lo anterior subyace un espíritu, una mística que brota del propio carisma y que lo invade todo. No sólo porque nosotros hagamos las cosas de una determinada manera, sino sobre todo, porque el carisma es algo de Dios y recibido de Dios. «Donde dos o más estén reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18, 20). Es el toque de Dios. 53 54

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BENEDICTO XVI, Deus Caritas Est, n. 1. Desarrollamos cada uno de ellos en nuestro 4º Escalón.

Toque de Dios.


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SEGUNDO ESCALÓN

El ECyD es, por tanto, algo vivo. Son los adolescentes que están buscando existencialmente aquello que les dé razones para vivir, y que están en marcha para comprobar o verificar hasta dónde Cristo puede ser respuesta a eso que buscan, hasta dónde puede ser su «Camino, Verdad y Vida» (Jn 14, 6-14).

El ECyD es, por tanto, algo vivo. Son los adolescentes que están buscando existencialmente aquello que les dé razones para vivir

Esta mística es la forma en la que se hace vida en el ECyD, el lugar o espacio de Dios. La iniciativa en el ECyD no parte de los hombres, sino del mismo Dios.


5. ñar

La respuesta del ECyD es una compañía para el camino de la vida.

SEGUNDO ESCALÓN

Acompa

CUÁL ES SU MISIÓN EL ECyD quiere ser un camino y una respuesta para cualquier adolescente. Su misión será por lo tanto acompañar, guiar e impulsar al adolescente en su maduración como hombre o mujer, y consecuentemente, en su conocimiento de Cristo. Como la Iglesia, el ECyD «se pone en camino acompañando al hombre que ansía la plenitud de su propio ser».55 La respuesta del ECyD es una compañía para el camino de la vida. Somos seres abiertos y en relación, estamos hechos para los otros y necesitamos a los otros para cumplir nuestra misión. Desde esta perspectiva, el acompañamiento encaja como un guante con esta necesidad del adolescente de no sentirse ni crecer solo. Dios responde al hombre de esta manera: haciéndose uno de nosotros, encarnándose para vivir con nosotros y morir con y por nosotros. Así, el amor, el sufrimiento, las alegrías, los problemas… no encuentran sólo respuestas teóricas, sino que encuentran la compañía del mismo Dios, que estará «con nosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 18, 29). Merece la pena recordar el significado de acompañar. Etimológicamente proviene de cum-panis, compartir el pan. En sentido pleno, compartir el Pan de Vida, que es Dios mismo. De alguna manera, acompañar significa decir estamos unidos BENEDICTO XVI, Discurso del Papa a su llegada a Santiago de Compostela, España, 6 noviembre 2010.

55

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en esto, ponemos en juego tu experiencia y la mía para poder llegar a un aprendizaje mutuo, para que Dios, aquí y ahora, se haga presente en nosotros. Partimos de las necesidades de los adolescentes, y encontramos en ellas las nuestras, y desde ese encuentro, comenzamos a caminar.

ir re dec ar quie iz l . e o g in n am Eva r ese c mostra

J. RATZINGER, La nueva evangelización, conferencia pronunciada en el congreso de catequistas y profesores de religión, Roma 10 de diciembre de 2000.

56

79

SEGUNDO ESCALÓN

Acompañar de esta manera es evangelizar. Lo reflejaba así el Cardenal Ratzinger cuando reflexionaba junto con Juan Pablo II qué era la Nueva Evangelización: «La pregunta fundamental de todo hombre es: ¿cómo se lleva a cabo este proyecto de realización del hombre?, ¿Cómo se aprende el arte de vivir?, ¿Cuál es el camino que lleva a la felicidad? Evangelizar quiere decir mostrar ese camino, enseñar el arte de vivir (…) por eso hace falta una Nueva Evangelización; si se desconoce el arte de vivir, todo lo demás ya no funciona».56


El ADN de la misión

SEGUNDO ESCALÓN

Descubramos el dinamismo interno del acompañamiento, como si lo introdujéramos en un microscopio para apreciar su ADN. Despertar -- Responder -- Acompañar.

I. Despertar

irar er a m ad. d r e de v

Aprend

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Tomar conciencia, caer en la cuenta, descifrar, desvelar, sacar a la luz… Se trata de identificar ese hambre que todo adolescente tiene de felicidad, de plenitud, de sentido y en definitiva de Dios, aunque para él sea un desconocido, expresada con su lenguaje y sus gestos cotidianos. La misión del ECyD no es imponer una u otra pregunta, sino generar ámbitos donde los adolescentes puedan expresar o incluso identificar la pregunta, ponerle un nombre. En muchas ocasiones tendremos que ser expertos en descifrar, en interpretar, en explicar el para qué de sus actitudes, sus gestos, sus elecciones. Nos toca ser expertos, por tanto, en aprender a mirar de verdad, pues el piercing, el botellón, su forma de hablar o de vestir, pueden no dejarnos ver lo que hay detrás. Recordemos cuál es el suelo firme del que no debemos desconfiar: el adolescente como buscador nato. ¿Qué está buscando? ¿Cómo puedo


En definitiva, es saber despertar sus preguntas existenciales, las que tienen que ver con su vida, y ponerlas en juego para desde ellas, poder buscar y plantear juntos respuestas que puedan ayudar en ese camino del arte de vivir: Es normal lo que me pasa? Por qué

SEGUNDO ESCALÓN

reconocer su búsqueda? Acudamos a las canciones que aprenden, a sus series de televisión favoritas o al último libro que están leyendo.57 ¿Con cuál o cuáles de sus necesidades conectan? ¿Qué despiertan en su interior estrofas como éstas?: «Ando buscando un amor que me diga que soy verdadera», «Driving in a fast car trying to get somewhere. I don´t know where I am going to get there».58 Fragmentos de canciones que repiten una y otra vez, y ¡sintetizan magistralmente muchas de sus necesidades!

r sus esperta Saber d existenciales as pregunt

quiero hacer cosas malas? Merece la pena sacrificarse por los amigos? Encontraré a alguien para toda la vida?

No es, por tanto, simplemente atraer o entretener a muchos para luego evangelizar. Tampoco es formar en valores humanos, relegando a Dios para un momento posterior. A veces a esto llamamos pre-evangelización: preparar el terreno. Más bien, se trata de centrar la mirada en la pregunta por su vida, e iniciar el camino de respuestas proponiendo razones para vivir de una de-

n a e irad vida m r la por su tra Cen egunta r la p

Este pensamiento es una forma de ejercitar nuestra mirada y mirar su realidad con otros ojos, tratando de descifrar por qué esa canción, película o libro conectan con todos ellos –o con la inmensa mayoría-. 58 A. MONTERO 4 segundos; A. KEYS Y A. SANZ, Looking for Paradise. 57

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terminada manera, que le va a llenar más que otras. ¿Por qué? Porque esa es la manera de vivir que Dios ha pensado para todo hombre. Es conectar al «Dios desconocido» con su vida, aunque no hablemos de Él si no resulta pertinente, respetando la gradualidad del encuentro que buscamos tener con cada adolescente. SEGUNDO ESCALÓN

Esto ya es evangelizar. «Todo lo humano nos habla de Dios».59 Desde esta conexión de lo humano y lo divino es más fácil, o mejor, más coherente, que el adolescente siga el camino hacia el encuentro con Dios. Qué impresionante la sentencia de Benedicto XVI ante nuestros esfuerzos por llegar al hombre de hoy con un Cristo en el aire: «Creo que la Iglesia debería abrir también hoy una especie de “patio de los gentiles” donde los hombres puedan entrar en contacto de alguna manera con Dios sin conocerlo (…) Al diálogo con las religiones debe añadirse hoy sobre todo el diálogo con aquellos para quienes la religión es algo extraño, para quienes Dios es desconocido y que, a pesar de eso, no quisieran estar simplemente sin Dios, sino acercarse a él al menos como Desconocido (…) Lugar de oración para todos los pueblos».60 El ECyD puede ser también ese espacio común, y 59 60

82

J.M. COTELO (dir.), La última cima, European Dreams Factory 2010. BENEDICTO XVI, Discurso de Navidad, 21 diciembre de 2009.


SEGUNDO ESCALÓN

estará evangelizando, para aquellos adolescentes agnósticos o de otros credos que no están satisfechos con sus vidas; que anhelan algo más, aunque Dios siga siendo para ellos el “Dios desconocido”. O es más, para el gentil que todos llevamos dentro y que desea respuestas verdaderas. Es probable que el encuentro con aquellos a los que llamamos gentiles nos haga descubrir o asombrarnos de nuevo por nuestra fe, sobrecogernos ante la posibilidad de tener una relación con un Dios que nos ama, y nos exija la vivencia de una fe más auténtica, más vivida, y mejor razonada.

II. Responder Una respuesta a una pregunta no formulada no interesa. «Hay respuestas que nacen muertas, porque responden a interrogantes no planteados».61 Por tanto, responder implica conectar con la pregunta existencial que hemos despertado, descifrado o puesto en juego, y ofrecer experiencias de verdad y sentido para poder responderlas juntos. Tampoco aquí se trata de imponer, sino de descubrir.

con Resp on ec exis tar c der i m ten on la plica cia l pr des per que h egunt tad em os a o.

No se trata de adoctrinar o transmitir ideas aprendidas que se convierten en tópicos, ¡y qué daño hacen a veces! Sin darnos cuenta, hemos desvinculado a Dios 61

J. L MARION, Inauguración del Patio de los Gentiles, UNESCO, París 24 de marzo de 2011

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SEGUNDO ESCALÓN

del arte de vivir,62 y lo dejamos para las cuestiones morales, para el debo o no debo hacer esto. En el ECyD, no queremos acompañar en la búsqueda de respuestas sólo con teorías o ideas, sino también con experiencias verdaderas y con el testimonio de vida de aquellos que ejercen esta tarea. Pues los adolescentes creen más a los testigos que a los discursos. «Las palabras y todo el arte de la comunicación no pueden ganar a la persona humana hasta la profundidad a la que debe llegar el Evangelio».63

III. Acompañar Las respuestas personales tienen que llegar a la vida, al arte de vivir. Pasan a ser decisiones que conforman la vida de los adolescentes y que no siempre es fácil mantenerlas. Es una experiencia universal, la cantidad de deseos y buenos propósitos que podríamos llegar a formularnos cada año, cada nuevo curso, cada día… y sin embargo, qué reto es convertirlos en realidades vividas, a pesar de que los deseemos con toda intensidad. Los adolescentes no son una excepción en este punto, y necesitan una compañía incondicional en su camino de superación: de querer ser mejor, de querer ayudar, de pedir perdón, de dar un paso más. Necesitan aliento y firmeza, sentirse esperados y retados, necesitan cariño y exigencia. Es misión del ECYD apo62 Cf. J. RATZINGER, La nueva evangelización, conferencia pronunciada en el congreso de catequistas y profesores de religión, Roma 10 de diciembre de 2000. 63 ibíd.

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yar gradualmente su búsqueda de felicidad, hasta un encuentro con Cristo que les ofrece más verdad para sus vidas. Por tanto, preguntarse y responderse para llegar a vivir plenamente a través de sus decisiones libres y conscientes.

No hablamos de tres momentos sucesivos en el tiempo, sino de tres dimensiones entrelazadas entre sí, que vertebran la vocación humana, nuestra misión personal. Cada actividad, cada encuentro en el ECyD tiene que despertar al adolescente, buscar respuestas y acompañar una decisión. Mostrarán así el ADN del ECyD. En ocasiones puede primar una dimensión sobre otra, atendiendo a las circunstancias concretas del grupo, del equipo o del adolescente, aunque deberían estar presentes las tres.

el uentro en Cada enc ne que ECyD tie r al desperta r te, busca adolescen compañar a s y respuesta ión. una decis

Por tanto, se acompaña siempre, no sólo cuando se atiende personalmente a un chico o una chica. La misión del ECyD se encarna en cada uno de los Encuentros ECyD, desde la vida de equipo hasta la experiencia de oración. ¿Acaso no es un acompañamiento de muchos quilates el contar con amistades verdaderas entre los amigos de un equipo del ECyD?

85

SEGUNDO ESCALÓN

Para finalizar, merece la pena resaltar cuatro aspectos que iluminan el dinamismo del despertar-responder-acompañar:


SEGUNDO ESCALÓN

de os caras Son las d neda. o m a m una mis

Corrient

e de bus cador

86

es.

Esta unidad responde a la unidad del propio hombre. Responde a la cabeza, al corazón, a la voluntad. No es una estrategia para conectar mejor. Son las dos caras de una misma moneda. Por un lado, está el adolescente y sus necesidades y, por otro, el acompañamiento como respuesta a todas ellas. Este planteamiento subraya el distintivo de cualquier miembro del ECyD: estar en búsqueda. El ECyD se convierte en una corriente de buscadores. Todo adolescente tiene grabado en su corazón el hambre de sentido y de Dios, reconocida o no. El ECYD tiene la misión de despertarla y la capacidad de satisfacerla presentando a Cristo. Por ello, el ECyD puede y debe concebirse para cualquier adolescente: al que ya tiene fe, se la fundamenta, y al que no la tenga o esté en estado de búsqueda, se la presenta y se la forma.


6.

EL ESTILO DE VIDA DEL ECYD: EL 3X4

SEGUNDO ESCALÓN

EL ECyD quiere responder a los adolescentes y para ello les propone un estilo de vida que conecte con sus necesidades más profundas, con su búsqueda de sentido. Más que una lista de cosas que hacer, se trata de unas coordenadas en las que el adolescente quiere que se mueva su vida. En el ECyD estas coordenadas no podrían tener otros ejes que los encuentros, convicciones y decisiones: encuentros que el adolescente experimentará en su vida, y en concreto en el ECyD; de ellos brotarán las convicciones que fundamenten su existencia; y gracias a ellas, tomará decisiones coherentes para crecer y madurar.

Encuent ros Conviccio , nes y Decisio nes

El 3x4 tiene una finalidad pedagógica que nos permite retener de una forma visual este estilo de vida. Lo queremos representar a través de esta imagen.

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88

SEGUNDO ESCALÓN


¿Qué nos dice esta imagen?

Espiral

de pregu nta

s.

SEGUNDO ESCALÓN

Nuestro punto de partida es esa espiral de preguntas que nos lleva a profundizar cada vez más en la vida de los adolescentes. Recordemos que son preguntas reales, expresando sus necesidades. Son puntas de iceberg, preguntas de referencia que nos sirven de pautas para enmarcar nuestros encuentros, convicciones y decisiones. Es muy importante reformularlas atendiendo a las circunstancias concretas de cada persona, equipo o grupo a los que estamos acompañando. Llegar a verbalizar sus propias preguntas. El 3 es evidente: > ¿Por qué ENCUENTROS? El adolescente, por el hecho

de ser persona, necesita a los demás y crece cuando experimenta a lo largo de su vida auténticos encuentros. ¿Y qué es un encuentro? Eso intangible que surge cuando

dos o más están acogiéndose mutuamente y establecien-

do una comunicación fecunda. El encuentro nos despierta por dentro. Es esa relación en la que dos o más «yoes»

soberanos y sagrados se encuentran en un nosotros y abordan las cuestiones relevantes de su existencia. Un encuentro siempre hace crecer a los que participan en él,

es un don, un regalo. Y al mismo tiempo una tarea que

nos impulsa a buscar siempre puntos de encuentro con los demás.

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SEGUNDO ESCALÓN

> ¿Por qué CONVICCIONES? Son los pilares sólidos sobre los que construir nuestra vida. Las certezas desde las que una persona vive. En la infancia aprendemos estas certezas en la familia y se refuerzan en el colegio y con los amigos. En la adolescencia, empezamos a caer en la cuenta de estas convicciones y las cuestionamos, nos preguntamos por ellas en primera persona. Comienza un proceso necesario para que las hagamos propias. Pasan a ser mis respuestas. De ahí la importancia de auténticos encuentros y experiencias personales que nos confirmen que estas convicciones son una verdad para nuestra vida. > ¿Por qué DECISIONES? Nuestras decisiones muestran la autenticidad de nuestras convicciones. Orientan los actos de nuestra voluntad que nos permite llevar a nuestro día a día lo que pensamos y creemos. Estos actos construyen nuestra vida y, se integran en la espiral virtuosa del ECyD, provocando nuevos encuentros que reforzarán nuestras convicciones y movilizarán nuestras decisiones. Así creceremos.

El 4 nos habla de los ámbitos de relación en los que se desarrolla la vida de todo hombre y donde surgen sus inquietudes más profundas: > El ámbito del yo, o el preguntar-me, es mi mundo interior y todo lo que implica mi persona. > El ámbito del tú, o el preguntar-te, en el que nos encontramos con los demás, con los otros, de una forma per-

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sonalizada y en el que nos conocemos y re-conocemos;

SEGUNDO ESCALÓN

> El ámbito del nosotros, o el preguntar-nos, remite a nuestros grupos o comunidades que tienen una identidad propia, más grande que la mera suma de sus miembros y que posibilitan nuestro desarrollo personal: nuestro equipo de fútbol, nuestra clase, nuestro club, el ECyD, la Iglesia, la humanidad. > El ámbito del Tú con mayúsculas, o el preguntar-Te, que refleja la relación con Dios y con todo lo Sagrado, la apertura a la trascendencia y al infinito que late en nuestro interior.

Antes de pasar a la presentación de este estilo de vida, enfatizamos algunos aspectos que ayudan a una comprensión integradora de esta propuesta y a la presentación de la misma a los adolescentes:

Compren

sión inte gradora

> Ninguna pregunta puede ser respondida con plenitud si no se relaciona con las demás. Ningún encuentro se da aisladamente del resto. Las convicciones y decisiones se exigen unas a otras. No estamos, por tanto, sólo ante una propuesta integral, sino sobre todo integradora, de toda la persona y de sus ámbitos de vida. > Es un estilo de vida que busca responder a cualquier adolescente. Podría caber cualquiera que esté en búsqueda.64 Responder a Es por ello un estilo de vida gradual, muestra un camino y un cualquier adole scente. proceso de crecimiento que cada adolescente puede descu64 Somos buscadores hasta el final. También los que hemos encontrado a Cristo, seguimos buscando y nos sigue buscando, aunque sea ya desde la fe, desde la Respuesta que se hace vida y se hace Encuentro.

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SEGUNDO ESCALÓN

brir y hacer suyo, según su propia y concreta realidad. Los adolescentes se verán reflejados en ésta o aquella parte del proceso, aunque no se identifiquen con la totalidad. Porque en este 3x4, el ECyD también muestra su mirada ampliada sobre la realidad. Quiere, de alguna manera, poder mostrar todo el camino.

Lo que permanece será lo esencial.

> Las expresiones de cada apartado pueden y deben adaptarse a cada realidad y país. Lo que permanece será lo esencial de los encuentros, las convicciones y las decisiones. > Necesitamos un ritmo adecuado para encarnar este estilo: no basta impactar con actividades, ni siquiera provocar con buenos encuentros. Serán necesarios momentos de reflexión personal y en equipo para iluminarlos y compartir lo descubierto en ellos, para destilar las convicciones y las decisiones personales.

ESTILO DE VIDA: encuentros, convicciones y decisiones

I. Encuentro Conmigo mismo Necesito entrar dentro de mí, comprender lo que me pasa y para qué me pasa. Muchas veces no me entiendo ni consigo que me entiendan, como si no supiera quién soy. Necesito conocerme para poder aceptarme y superarme, descubrir lo valioso que tengo y en lo que

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Convicción: Puedo y quiero ser feliz en esta vida. Tengo hambre de felicidad y plenitud. Si no soy feliz, algo me falta. Experimento que no todo me hace igual de feliz. ¿Cuándo soy realmente feliz? Cuando me encuentro con mis amigos y puedo ser yo mismo; cuando soy sincero y vivo de acuerdo a la verdad; cuando busco el sentido de todo lo que hago; cuando soy amado y amo… «Yo soy el camino la verdad y la vida» (Jn 14, 6) dice Cristo en el Evangelio. Él tiene la pretensión de saber cómo hacerme feliz. Me dice que Dios me ha creado para ser feliz (Dt 30, 15-18). Por eso, descubrir

Necesito que algu ien me ayude y sobre to do me quiera in condicion almente

SEGUNDO ESCALÓN

puedo mejorar. Y me doy cuenta de que no puedo solo, que necesito que alguien me ayude y sobre todo, me quiera incondicionalmente, tal cual soy. Mis amigos pueden ayudarme porque en ellos muchas veces me descubro a mí mismo. Dios pretende ser también una ayuda, ese Alguien que me conoce y me dice: «antes de que nacieses ya te amaba» (CF. Jer 1, 5), y «todos los cabellos de tu cabeza están contados» (Mt 10,29). Encontrarme conmigo mismo con verdad, me lleva a encontrarme con los demás con verdad, porque también dentro de mí descubro a mis padres y hermanos, a mis amigos, a mis profesores, a Dios. De ese encuentro conmigo mismo, de saberme amado y reconocido tal cual soy, brota una aceptación y un amor a mi propia vida, a mi soy así, y la experiencia de estar llamado a ser feliz.

Si no soy feliz, algo me falta.

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SEGUNDO ESCALÓN

lo que Él ha pensado para mí puede ser el camino de mi felicidad. ¿De verdad? ¿Tú puedes ser esa felicidad que busco?

la sea i brúju ibres” m e u l q Quiero ad os hará d r e v a “l

Decisión: Quiero ser auténtico y libre. Quiero ser sincero conmigo mismo, aceptarme y quererme como soy, sin tratar de aparentar lo que no soy. También descubrir quién puedo ser, porque quiero serlo y superarme. Quiero ser auténtico con los demás, fiel a mis amigos, que puedan confiar en mí. Quiero ser libre de todo aquello que me ata, que me impide ser yo. Quiero ser libre para poder decidir por mí mismo, para poder comprometerme con aquello que merezca la pena. Quiero actuar como pienso y sin doblez. Sé que no es nada fácil, que tengo que ser valiente e intentarlo porque merece la pena. Siendo auténtico, podré vivir con mayor libertad y así buscar la verdad sobre mí, sobre los demás, sobre el mundo. Voy a ser yo mismo, en el mundo real y en el virtual. Quiero que mi brújula en la vida sea «la Verdad os hará libres» (Jn 8, 32). II. Encuentro Contigo «No es bueno que el hombre esté solo» (Gn 2, 18). No estoy pensado para estar solo, todos los días experimento la necesidad de los demás hasta en lo más pequeño. De hecho, cada día me relaciono con muchas personas aunque algunas veces sean indiferen-

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os o tr cer o. n e n cu si ad en seo am s e er to d es un y s e D ota ar br am de

Convicción: El amor es lo que mueve mi vida y necesito amigos de verdad. Necesito y puedo amar, necesito y puedo ser amado. Pero, ¿qué significa amar? Amar puede ser sinónimo de acoger, de ayudar, de abrirse, de entregarse, de escuchar, de acompañar… hasta de sufrir con alguien. Es verdad que cuando me acogen como soy y acojo a los demás experimentamos que somos felices. No es fácil amar, de hecho no siempre lo hago y tiendo a encerrarme en mis gustos e intereses. Porque amar exige lo mejor de mí y me ofrece lo mejor de los demás. Estoy buscando amar y ser amado, a veces hasta sin darme cuenta. ¿Por qué? Porque Dios dice que me ha creado por amor y para el amor, que me ha amado «desde toda la Eternidad» (Jer 31, 3) y para estar con Él por toda la Eternidad. Por eso necesito amigos ver-

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SEGUNDO ESCALÓN

tes para mí. Quiero que mis relaciones se conviertan en encuentros en los que cada persona me importa y demostrarlo con mis palabras, mis gestos, con toda mi actitud. Quiero descubrir lo bueno que tienen, porque cada persona es única e irrepetible. Encontrarme con ellos es una manera de encontrarme también conmigo mismo y con Dios. Especialmente me encuentro con mis amigos, mis padres, hermanos y familiares, con los demás, con mis profesores, con mis formadores… De estos encuentros brota un deseo sincero de amar y ser amado.


SEGUNDO ESCALÓN

daderos, con los que pueda ser yo mismo, con los que pueda contar siempre, a los que pueda ayudar en los momentos buenos y en los malos. Puedo divertirme, salir, hacer cosas grandes por los demás, compartir con ellos mi vida. Si yo necesito ser querido, ellos también lo necesitan, y yo puedo amarlos. Experimento la necesidad de un amigo que nunca me falle, pase lo que pase. Sin amistad auténtica, mi vida no está completa.

iendo o, pon s o r e n y ser ge que so Quiero go todo lo o g n e e ue t en ju o lo q y tod

Decisión: Quiero darme a los demás y dejarme ayudar por ellos. Porque en darse está la mejor forma de amar. «Nadie tiene amor mayor que el que da la vida por sus amigos» (Jn 15, 13). No siempre es fácil, es más, muchas veces sólo me preocupa lo que a mí me apetece o me interesa. Pero quiero intentarlo, quiero responder con amor al amor que he recibido, a mi vida, que es un don del que soy cada día más consciente. Quiero ser generoso, poniendo en juego todo lo que soy y todo lo que tengo. Quiero tratar de ser mejor hijo, mejor amigo, mejor hermano, mejor alumno. Quiero ayudar a quienes me puedan necesitar y reconocer al mismo tiempo que necesito su ayuda. He experimentado que la mayor felicidad está en dar, no sólo en recibir, y aunque a veces no lo consiga, quiero darme con autenticidad. > Mis amigos: comparto con ellos lo que soy, tal cual soy, aceptándoles también tal y como son. Pienso bien de

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ellos, hablo bien de ellos y estoy dispuesto a ayudarles. Crecemos, nos ayudamos y nos sentimos a gusto juntos. En el ECyD me encuentro con ellos y comparto con ellos

SEGUNDO ESCALÓN

una misión. > Mis padres, mis hermanos, mis abuelos, mis familiares: cada miembro de mi familia me hace salir de mí mismo, y me enseña a amar y a perdonar. Valoro todo lo bueno que tienen, y los quiero porque son mi familia. Con ellos puedo hacer una experiencia de amor. > Mis profesores, educadores, mis formadores: quiero tomar conciencia de su entrega y dedicación, y responder con gratitud y respeto. Mi respuesta más auténtica es tomarme en serio a mí mismo, caer en la cuenta de que soy el principal protagonista de mi formación y poner en juego toda mi persona. > Los demás: quiero tener encendido el radar para descubrir lo que los demás necesitan, y ayudarles. Experimento que en estos encuentros puedo amar desinteresadamente, puedo acompañar a los que sufren de alguna manera. Al mismo tiempo descubro con ellos, y gracias a ellos, el camino de la verdadera felicidad.

III. Encuentro con Nosotros Soy parte de una familia, de un grupo de amigos, estoy en un equipo de fútbol, en el ECyD, posiblemente pertenezco a una parroquia. En ellos me siento seguro y puedo sacar lo mejor de mí mismo. De hecho, cuan-

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El

Ec

yD

me

qu en iere mi aco ad mp ole añ sc ar en cia .

SEGUNDO ESCALÓN

do no tengo algún grupo de amigos me siento un poco perdido. Compartimos gustos, intereses, una forma de vivir, unos ideales, una misión.

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> Mi familia: es el lugar donde crezco y maduro, siempre será un referente en mi vida, aunque atravesemos circunstancias difíciles. A veces me cuesta valorar a mi familia porque nuestras relaciones no son fáciles y no somos perfectos. Pero quiero quererla porque es MI familia, en ella maduro mis afectos, mis seguridades, mi apertura a los demás, mi amor a la vida. > El ECyD: es una porción de la Iglesia, un lugar de encuentro conmigo mismo, con mis amigos, con Dios. «Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo» (Mt 18, 20). El ECyD me quiere acompañar en mi adolescencia, en mi búsqueda de razones para vivir con plenitud, y me ofrece un camino junto con muchos otros para ello. Comparto mi experiencia en el ECyD como el lugar donde he encontrado verdaderos amigos. ¡Entre ellos a Cristo! > La Iglesia: desde el ECyD puedo ver a la Iglesia como una familia más grande, con la que comparto mi fe en Cristo. En ella se ha quedado Cristo con nosotros «todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28, 20) a través de los sacramentos, especialmente en la Eucaristía y en la Confesión. Gracias a ella, puedo encontrarme con Cristo cuando quiera y, por eso, la puedo querer, aunque tenga también debilidades. El Papa es el cabeza de familia y el que vela para que la Iglesia cumpla su principal misión: acercar y dar a los hombres a Cristo.


> El mundo: mi clase, mi colegio, mi ciudad, mi país, mi mundo son lugares de encuentro con los demás. Son oportunidades para abrirme a ellos, para descubrirlos a ellos, para juntos seguir construyendo un mundo más humano.

SEGUNDO ESCALÓN

Convicción: Tengo una misión, estamos aquí para algo. Tengo una misión importante como adolescente, soy necesario. No siempre sé cuál es esa misión, y por eso quiero descubrirla. Soy un buscador, sin búsqueda y sin preguntas no hay encuentro ni respuestas. «No sois vosotros los que me habéis elegido, soy Yo quien os he elegido para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca siempre» (Jn 15, 16). Cristo pretende saber cuál es nuestra misión, quiere ayudarnos a descubrirla. Porque la ha pensado para mí y me ha pensado para estar con Él por toda la Eternidad. Esto puede llenar de razones nuestra vida, tener un porqué y para qué vivir, y hacer más fuerte y auténtica nuestra amistad.

Cristo pretende saber cuál es nuestra misión, quiere ayudarnos a descubrirla

Decisión: Queremos mejorar nuestro mundo. «Y vio Dios que era bueno» (Gn 1, 4). El mundo ha sido creado para nosotros, es un regalo y es bueno. Dice que nos lo ha dado para que lo admiremos, lo disfrutemos y, misteriosamente, para que lo completemos también. Sin embargo, también en nuestro mundo nos encontramos con el mal, con el dolor, con nuestras de-

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SEGUNDO ESCALÓN

bilidades. Por eso quiero amar más y mejor mi mundo, no soy indiferente ante las cosas que pasan, las buenas y las malas. Soy necesario para mi familia, para mis amigos, para el ECyD, para la Iglesia, para el mundo, para Dios. Quiero tener una mirada positiva, desde ese amor, y me comprometo para hacerlo mejor. Con mis amigos, con el ECyD, con Cristo, puedo. IV. Encuentro conTIGO

rarse encont engamos Quiere e t . o y qu conmig ción personal la e r a n u

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Cristo tiene la pretensión de ser el Hijo de Dios, se presenta como Dios y dice ser la «luz del mundo». Quiere ser respuesta verdadera a todas mis preguntas. Este hombre-Dios me llama «amigo», y dice «amarme hasta el extremo» (Jn 13, 1). No pretende ser cualquier amigo, sino el mejor, el que da la vida por mí, el que estará siempre conmigo haga lo que haga. Por eso, quiere encontrarse conmigo y que tengamos una relación personal. Pero ¿cómo y dónde puedo encontrarme con Él? Dentro de mí, con mis amigos cuando estamos dos o más «reunidos en su nombre», en su Palabra y especialmente podemos encontrarnos en la Eucaristía y en la Confesión, donde recibo su fuerza para vivir. Cristo «me muestra al Padre» que lo ha creado todo y que tanto ama al mundo «que envió a su Hijo Único» (Jn 3, 16) para salvarnos, para que podamos encontrarnos con Él aquí en la tierra y después en el Cielo para toda la Eternidad.


SEGUNDO ESCALÓN

Convicción: Cristo me ama y en el ECyD puedo conocerlo. «Amaos los unos a los otros como Yo os he amado» (Jn 13, 34). Cristo dice que me ama y que da la vida por mí. Quiero conocerle y, sobre todo, verificar si lo que dice en el Evangelio sobre sí mismo es verdad, si Él puede ser la respuesta a mi búsqueda de felicidad y de sentido, a los deseos de plenitud que llevo dentro. Porque necesito querer y que me quieran incondicionalmente, porque espero que el amor dure para siempre, porque busco un amigo que nunca falle. ¿Puedo conocer a Cristo de verdad? ¿Por qué no le puedo escuchar como a los demás? En el Evangelio está todo lo que Cristo ha dicho y hecho por nosotros. Además, Él ha querido vivir tan cerca que podemos estar físicamente con Él en la Eucaristía, «su Cuerpo que se entrega por todos los hombres». Gracias a la Iglesia puedo tocarlo en los Sacramentos, en el Evangelio, en los demás. Lo puedo conocer también en el ECyD, donde comparto con mis amigos mi búsqueda, mis dudas y mi fe. En el ECyD puedo conocer mejor a Cristo, porque el ECyD es una porción de su Iglesia.

puedo EcyD l e Cristo, n E jor a e m r e es una conoc l EcyD lesia e e u q por Ig de su porción

Decisión: Quiero responder y amar a Cristo. Si todo lo que dice Cristo es verdad, su amor es incondicional, más fuerte que mi debilidad, que el dolor, que la muerte. Cristo dice amarme haga lo que haga. Su perdón puede y quiere curar todas mis heridas. Nunca

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SEGUNDO ESCALÓN

estaré solo en esta vida. Ante un amor así, ¿qué puedo hacer? Puedo responder a Cristo con mi amor. Hay muchos caminos y respuestas posibles pero sólo en el amor tenemos garantía de verdad. Responder a Cristo con amor me llevará a ser auténtico y libre, me ayudará a darme a mis amigos y a todas las personas con las que me encuentre, me impulsará a cumplir nuestra misión de mejorar el mundo, me hará plenamente feliz. El ECyD me propone un camino para conocer, amar y seguir a Cristo. Aquí encontraré amigos y medios para serle fiel.

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7.

SOY DEL ECyD

SEGUNDO ESCALÓN

Abordamos la pertenencia al ECyD como respuesta a la necesidad del adolescente de ser y sentirse parte de algo. En su proceso de crecimiento, la identidad con sus comunidades le ayudará a saber quién es y quién quiere ser, y sobre todo, con quién quiere compartir y compartirse. El ECyD es ante todo una experiencia de vida, y el ser del ECyD, es mucho más que un formalismo de tener un carnet o una tarjeta. Es sobre todo sentirse parte de algo con otros que comparten, en este caso, mis necesidades y mi búsqueda para satisfacerlas plenamente. Ser del ECyD puede predicarse tanto de los adolescentes como de las actividades. Hay miembros del ECyD y hay actividades del ECyD. La pertenencia al ECyD se presenta como un camino que puede iniciarse con la participación en la de tá en EcyD e alguna de sus actividades. La clave de la pertenencia está s v cla ncia e e del a e t L en sentirse parte del ECyD. En el caso de los programas, las ten par per irse t actividades o de la vida ordinaria ser del ECyD es una identisen dad: es el ADN que unifica e identifica a cualquier respuesta que queramos dar. En este sentido, todas las actividades son ECyD.

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a) Soy del ECyD

SEGUNDO ESCALÓN

La pertenencia al ECyD comienza con un vínculo afectivo por el que el adolescente puede afirmar: soy del ECyD. La clave de la pertenencia no consiste en estar en una lista o celebrar un acto formal, sino en el interior del adolescente que quiere identificarse con su estilo de vida. Es del ECyD todo aquel que se siente parte aunque no formalice su pertenencia. Me siento del ECyD o soy del ECyD en un adolescente revela algo más profundo que el mero sentimiento: «encajo

aquí, este es mi lugar, aquí quiero estar, encuen-

tro sentido estando aquí». Estas expresiones reflejan su experiencia vital, que puede llegar a ser una convicción como «Dios me quiere aquí».

Por eso proponemos una comprensión ampliada del sentido de pertenencia que incluya desde el principio a todos los que se sienten parte del ECyD. Se trata de atender más al proceso personal de los adolescentes que al proceso institucional, y será el propio adolescente el que nos irá mostrando cómo quiere y puede crecer su identidad en el ECyD. De nuevo retomamos el reto que Benedicto XVI ha lanzado a la Iglesia, queriendo generar patios de gentiles donde se explicite y comparta la búsqueda de sentido. «Vengo aquí a encontrarme con millares de jóvenes de todo el mundo, católicos, interesados por Cristo o en busca de la verdad que dé

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sentido genuino a su existencia».65 En el ECyD queremos responder a este reto, abriendo patios, templos y santuarios.66 Proponemos una participación flexible y gradual, a la medida del adolescente, con total transparencia y apertura.

cente, adoles l e d edida ncia A la m l transpare a t con to ra. rtu y ape

En ese camino el adolescente podrá caer en la cuenta de que ser del ECyD puede ser una invitación de Cristo. Es Cristo quien, desde el bautismo, va continuamente saliendo a su encuentro. Tal vez en el ECyD descubra su modo específico para responder a esta llamada de amistad de Cristo, y con otros, crecer y madurar en ella. Es en este sentido en el que se puede entender que el ECyD es una vocación y un camino hacia el encuentro con la vocación específica en la propia vida.

SEGUNDO ESCALÓN

Desde el primer momento en que el adolescente conoce el ECyD o participa en alguna de sus actividades, se le presenta un camino de crecimiento. Para un adolescente que está en plena búsqueda es arriesgado y poco motivador experimentar que ya ha llegado a la meta. Respondiendo a esta necesidad, se debe conjugar el sentirse ECyD desde el principio con un querer y poder crecer de manera gradual, respetando los ritmos de cada uno y manteniendo el componente motivacional de la participación y la superación. C ser aer de en l l a inv EC c ita yD uent ció p ue a d n de de e q Cr ser ue ist o. una

El adolescente irá discerniendo de qué forma y en qué medida el ECyD responde a su vida. Nosotros podremos descifrarlo también a través de su manera de participar en 65 BENEDICTO XVI, Discurso en la ceremonia de bienvenida, Aeropuerto de Barajas, Madrid 18 de agosto de 2011. 66 Recordemos que el antiguo Templo de Jerusalén constaba de una gran explanada, llamada Patio de gentiles, donde acudían hombres de diferentes religiones o sin religión, para cuestionarse junto con los judíos las preguntas sobre su existencia; el templo propiamente dicho, donde los judíos entraban a rezar a su Dios único y verdadero; y el Sancta Sanctorum, al que sólo podían acceder los sacerdotes consagrados para presentar las ofrendas a Dios.

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el ECyD y de expresar su pertenencia: desde quiero recibir la cruz del ECyD,67 hasta participo en un programa o actividad del ECyD o soy miembro de un equipo del ECyD. Todas estas expresiones son formas de decir soy ECyD, y en cada una de ellas el adolescente puede estar respondiendo con totalidad a lo que se siente llamado. SEGUNDO ESCALÓN

Participo en un programa del ECyD. El primer con-

tacto del adolescente con el ECyD puede ser alguna de sus actividades o programas. Reconocerán al ECyD porque están presentes sus símbolos y también porque se encuentra con otros miembros y sus formadores, perciben una amistad diferente, comparten la alegría del momento y cuando tienen la oportunidad de experimentar este ambiente «se sienten atraídos y quieren volver».68 Una vez que el adolescente ha vivido algunas experiencias ECyD, puede querer más y pasar de una participación esporádica a una periódica. Este paso se puede concretar en ir al lugar donde se reúnen miembros del ECyD, e incluso conocer la realidad de un equipo concreto. Normalmente, este paso no lo dará solo, sino con su grupo natural de amigos. Tales amigos pueden ser el núcleo de un nuevo equipo de ECyD. Soy miembro de un equipo del ECyd. El equipo pue-

de reunirse en una casa del ECyD, en una parroquia, en su

67 La cruz del ECyD es un símbolo de pertenencia cuyo significado se presenta en el último escalón de este libro. 68 A. CORCUERA L.C., Carta del 8 de octubre de 2008.

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SEGUNDO ESCALÓN

propio colegio, quedar en la red...69 Es en el equipo donde se forja sobre todo la identidad y pertenencia, donde se facilitan los encuentros con Cristo y desde donde puede responder junto con otros. Desde el equipo, comenzará cada uno a disfrutar gradualmente del resto de los Encuentros que el ECyD le ofrece para crecer: experiencia formativa y apostólica, acompañamiento y atención personal, vida de oración y de sacramentos, etc. Quiero recibir la cruz del ECyD. En cualquier mo-

mento de este camino el adolescente puede descubrir una llamada personal de Cristo para ser su amigo. Es un paso de madurez, crecimiento y generosidad, que se concreta en un mayor compromiso con su fe. Además puede significar, por ejemplo, ser responsable o capitán70 de equipo, coordinador de áreas en un club, organizador de actividades. Se sentirá llamado a encarnar con mayor conciencia los valores del ECYD. Sobre todo, los valores de la acogida, de apertura, de alegría y de caridad. El adolescente es ahora más consciente de que el ECyD no es sólo un lugar en el que disfrutar y crecer, sino una misión que la hace propia y de la que se siente responsable. Estas dos últimas experiencias de pertenencia se reforzarán con un acto de alianza por parte del adolescente, porque necesita expresar, junto con sus amigos, que libremente lo quiere. Una alianza con sus amigos, una alianza con Cristo. El mundo virtual para los adolescentes forma parte de su mundo real. El ECyD debe salir también al encuentro de esa nueva realidad o forma de comunicación entre los adolescentes. El ECyD no debería vivirse sólo de forma virtual, pero este medio sí puede ser una oportunidad de reforzar la pertenencia. 70 A. CORCUERA, Carta Prot. DG 3227-2008/7, «Que cada formador tenga su “sombra”, como un hermano cercano, guía y compañero, alguien a quien él mismo se responsabilice de formar para garantizar el desdoblamiento de los equipos». 69

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SEGUNDO ESCALÓN

Las modalidades de alianza serán sencillas y cuidadas en las formas: puede darse en unas convivencias, en cursillos, en el día del ECyD, también en una actividad de equipo, con su responsable y con algún formador…, siendo conscientes de que es un acto importante para el adolescente.71 Lo más importante es que el adolescente identifique su alianza como una forma de manifestar junto con otros su deseo de ser del ECyD. Los padres de familia podrán participar en este momento. Cuando recibe la Cruz del ECyD, la alianza se convierte en una respuesta consciente a la invitación de amistad de Cristo, y se concretará en unos propósitos de vida que le recuerden su deseo de seguirle. Son propósitos de oración y de acción, lo que cualquier cristiano hace para cultivar su amistad con Cristo.72

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71 Aunque las modalidades responderán a cada realidad, es importante que incluyan símbolos de pertenencia, que favorezca la identidad entre los adolescentes, por ejemplo, un denario de colores diferentes para la alianza en cada equipo. Su iniciativa y creatividad será clave en este punto. 72 Estos propósitos serán graduales también, en función de las edades y de las circunstancias. Básicamente: oración de la mañana y de la noche, lectura del Evangelio, misterio del rosario, hacer una buena acción al día, promover y participar las actividades del equipo, etc.


Oración del ECyD: SEGUNDO ESCALÓN

Señor Jesús: Te entrego mis manos

para hacer tu trabajo, te entrego mis pies

para seguir tu camino, te entrego mis ojos,

para ver como tu ves, te entrego mi lengua

para hablar tus palabras, te entrego mi espíritu,

para que tú ores en mí.

Sobre todo te entrego mi corazón, para que en mí ames a tu Padre y a todos los hombres,

Te entrego todo mi ser,

para que seas Tú, Cristo,

quien viva, trabaje y ore en mí.

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b) Las actividades del ECyD

SEGUNDO ESCALÓN

Todas las actividades que el Regnum Christi ofrece a los adolescentes las presenta por medio del ECyD. Son abiertas a cualquier joven y se presentan siempre con el sello del ECyD. Por tanto, todas ellas tienen que reflejar el ADN propio del ECyD y estarán identificadas en él. El adolescente tendrá la oportunidad de participar en actividades esporádicas como excursiones, convivencias, campamentos, retiros, día social; en programas apostólicos, culturales, recreativos, o en clubes; y así conocerá el ECyD. Cualquier actividad, programa o club contarán con la presencia de formadores y/o símbolos del ECyD. Todo ello provocará de forma natural en el adolescente el deseo de conocer más y querer ser parte del ECyD. La participación en estas actividades genera una simpatía profunda, esencia del sentido de pertenencia en esa edad. Merece la pena apuntar aquí el programa ColaboradorECyD. Los colaboradores son aquellos adolescentes que quieren ofrecer algún tiempo en el verano para ayudar a desarrollar actividades del ECyD. La experiencia que alcanzan estos adolescentes es profundamente transformadora y por ello, por el bien de los adolescentes y, por supuesto, por el bien que puedan llegar a hacer, es importante atender e impulsar este programa que se va consolidando progresivamente en los diversos países.

110


SEGUNDO ESCALÓN

111


8.

SÍNTESIS Y REFLEXIÓN PERSONAL

SEGUNDO ESCALÓN

El adolescente es un buscador de sentido y la respuesta del ECyD a esa búsqueda es una compañía. El ECyD quiere y se compromete con cualquier adolescente que quiera plantearse en serio las preguntas por su vida. Así la naturaleza del ECyD es ser camino, ser respuesta, proponer un estilo de vida. Y su misión, consecuencia de todo ello: el acompañamiento. Es por tanto un ECyD abierto, que acoge a cualquiera que quiera estar y en el que se vive la ley de la gradualidad, poniendo a cada adolescente en el centro. Es él quien nos muestra cómo ser y crecer en el ECyD. La forma más auténtica de acompañar son los encuentros, en los que dos o más personas se unen, interactúan y crecen juntas. De ellos brotan las convicciones y se toman las decisiones para seguir caminando. Generar ámbitos de encuentro con los adolescentes y entre los adolescentes será la mejor manera de cumplir con nuestra misión. Compartimos ahora algunas preguntas para la reflexión. Agradecemos sus comentarios en www.ecyd.org

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? Segundo escalón:

ECyD: buscamos respuestas para vivir.

¿Por qué es necesario el ECyD? ¿No sería suficiente el RC? ¿Qué implicaciones tiene que el ECyD sea un camino? ¿O una respuesta? ¿Cuándo se cumple la misión del ECyD? ¿Nuestros clubes, programas, actividades, formadores… tienen el mismo ADN? ¿Qué significa y qué sentido tiene el 3x4? ¿Hay condiciones para ser del ECyD? ¿Hay vocación al ECyD? ¿Cómo trabajar con los líderes?


*

esitan más me nec e qu s a n so í las “Las per vez para m su a n so te, objetivamen ito” e más neces personas qu 73

la Karol Wojty

73

114

Citado en G. WEIGEL, Juan Pablo II, Testigo de esperanza, Plaza&Janés, Barcelona 1999.


Tercer Escal贸n:

El camino del ECyD


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Si el adolescente tiene una importante misión que cumplir, nada menos que llegar a entenderse y explicarse, y el ECyD quiere ser compañero de camino para ello, será necesario un método. ¿Qué es un método? Deriva de la expresión griega meta hodos: meta (más allá) hodos (camino). El método es originalmente un camino para llegar más allá. Nosotros lo hemos llamado Camino ECyD. Un camino para crecer que va mucho más allá de las técnicas y se convierte en una actitud para la vida.

9

a A la medid te n ce es del Adol

a

La pregunta existencial

A LA MEDIDA DEL ADOLESCENTE Acompañar al adolescente no es entretenerlo ni entusiasmarlo efímeramente, sino encontrarse con él en sus dudas, sus alegrías, su búsqueda, y avivar, e incluso, en algunos casos, despertar esa búsqueda.

b

La respuesta existencial

c

La decisión existencial

Volvamos a la imagen del adolescente contemplando su nueva realidad desde ese gran ventanal. Ante este sinfín de posibilidades que ya están casi a su alcance, se presentan tres opciones: bajar una gran persiana para que no le deslumbre nada y esperar a que se pase esta locura transitoria;

117

TERCER ESCALÓN

9.


TERCER ESCALÓN

abrir la ventana y lanzarlos al mundo, asegurándoles que les recogeremos después de que hayan experimentado todo; o contemplar su realidad con ellos, descubrirla junto con ellos, comprenderla y proponerles un camino donde plantear con total libertad sus preguntas más radicales. Esta tercera opción es la que propone el ECyD. Nuestro caminar se inicia en sus preguntas existenciales, para buscar juntos respuestas que les llenen de sentido y acompañarstas les. les en sus decisiones para vivirlas. Un camino de encuene u p ia es tenc s, r nta es exis u g tros, convicciones y decisiones a través de sus preguntas, e ion Pr ecis d y respuestas y decisiones existenciales.74 Es decir, un método para hacer vida el estilo de vida del ECyD. Partimos de las siguientes premisas: 1. No dar pan si no hay hambre, o lo que es lo mismo, no proponer respuestas desconectadas de sus preguntas y de lo que pueden llegar a entender en ese momento. «Hay respuestas que nacen muertas porque responden a interrogantes no planteados».75 Hasta el Amor de Dios como respuesta puede ser una simple idea, a veces incluso impertinente, si lo desconectamos del anhelo que nos presenta el adolescente. 2. Aprender a despertar el hambre. El hombre postmoderno lleva anestesiada la pregunta por el sentido último. También el adolescente es hijo de su tiempo y no sabe reconocer Por existencial entendemos que parte de su vida, de su existencia, y que responde a ella. No queremos que se confunda con el significado de la filosofía existencialista del s. XX (J.P. Sartre, A. Camus, etc.) 75 J. L MARION, Inauguración del Patio de los Gentiles, UNESCO, París 24 de marzo de 2011 74

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3. Dar pan si hay hambre. Descifrar o despertar las preguntas por su vida, y desde ellas, ir descubriendo juntos las respuestas que les llenen. También el ADN del ECyD está inscrito en este método. Desde estas tres premisas nos preguntamos: ¿Vale cualquier pregunta? ¿Vale cualquier respuesta? ¿Vale cualquier decisión?

1. No dar pan si no hay hambre. 2. Aprender a despertar el hambre. 3. Dar pan si hay hambre.

ni formularse estas preguntas. Sin embargo, sí lleva dentro de sí muchas preguntas por su vida.

TERCER ESCALÓN

a) La pregunta existencial La pregunta es el principio del camino, porque la pregunta despierta en nosotros la necesidad de reflexionar sobre lo que hacemos, quiénes somos y quiénes queremos ser. Sin interpelarnos, la vida se puede estancar. Además, cada pregunta inaugura un camino distinto, que nos lleva a un lugar distinto. Por eso es crucial dar con las preguntas acertadas. No todas las preguntas despiertan, porque no todas las preguntas son oportunas ni pertinentes. Las preguntas que más necesita responder el adolescente, las más pertinentes para él, son las preguntas existenciales, aquellas que implican su propia vida, su quehacer, sus decisiones importantes.

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Aquellas cuya respuesta tienen que ver con quién es y quién quiere llegar a ser.

TERCER ESCALÓN

Muchas veces, las preguntas del adolescente son su forma de expresar y comunicar sus necesidades, la mancha o destello del cristal que nos hace mirar más allá. Esta es la característica necesaria para que la pregunta le resulte existencial, que toque su vida. No estamos hablando por tanto de preguntas interesantes, o preguntas descriptivas. Podríamos estar hablando horas en torno al ¿qué vas a hacer este fin de semana?, y no haber tocado apenas sus verdaderas preocupaciones. Son preguntas existenciales aquellas que les importan realmente, las que les quitan el suelo bajo los pies, las que les abren y movilizan para buscar respuestas, las que ponen su vida en juego. Éstas expresan su mundo afectivo, lo que llevan dentro. Junto con las preguntas que hacen, también hay que saber descifrar los sentimientos, pasiones y emociones que manifiestan, pues nos revelan sus más profundas aspiraciones.76 Ahora bien: son sus preguntas, no las nuestras. Quizás a nosotros nos parezcan infantiles o que no es el momento para plantearlas. Lo que ellos están experimentando es que no tienen salida a esa pregunta, no saben cómo seguir caminando con ellas: soy culpable de que mis padres se Para dar cuenta de la importancia de interpretar no sólo las preguntas, sino también las actitudes y sentimientos recomendamos la lectura de Psicología de la persona, X.M. DOMÍNGUEZ, Ed. Palabra 2012

76

120


separen? Por qué no te corresponde alguien a quien

quieres? Hasta cuándo decir la verdad, y si hago

daño a mi amigo? Por qué nadie me entiende? Y si yo no encuentro a nadie que me quiera?

Estas preguntas no las formulan fácilmente ni ante cualquiera. Por eso, es importante generar ámbitos donde ellos se sientan aceptados, acogidos y comprendidos, como en los encuentros del ECyD, donde comiencen un camino para nuevas inquietudes. En síntesis, el camino, el método, arranca con preguntas que:

77 Cf. J. RATZINGER, La nueva evangelización, conferencia pronunciada en el congreso de catequistas y profesores de religión, Roma 10 de diciembre de 2000, «todos los métodos racionales y moralmente aceptables se deben estudiar –es un deber-. Pero las palabras y todo el arte de la comunicación no pueden ganar a la persona humana hasta la profundidad a la que debe llegar el Evangelio».

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TERCER ESCALÓN

> Tienen que ver con su vida, latentes o evidentes en el adolescente, y que hay que saber descifrar o despertar. as > Abren,77 interpelan a la cabeza y al corazón y les lle- Pregunt cia existen les: van a preguntarse a ellos por ellos mismos, en primera ntes persona. - Latentes o evide > Conectan con su realidad y apuntan a una necesidad - Abren - Conectan del adolescente - Son reveladoras > Son reveladoras del interior del adolescente, hablan - Responderlas condiciona de dónde y cómo está su corazón. > Responderlas condiciona su existencia, el sentido de sus vidas y su felicidad.


b) La respuesta existencial Acudamos al cine como herramienta pedagógica que muestra bien esta tensión entre la interpelación de la realidad concreta y la respuesta vacía. Analizamos una escena de la película Como Dios,78 en la que el protagonista llega a su casa tras un duro día de trabajo:

TERCER ESCALÓN

Grace: Gracias a Dios que estás bien… Bruce: Sí, demos gracias a Dios porque su bendición ha caído sobre mí –tono sarcásticoGrace: Por favor, Bruce. Cálmate cariño, ya sabes que todo ocurre por alguna razón… Bruce: No me vengas con esto, eso no me sirve, eso es un tópico. “Más vale pájaro en mano que ciento volando”. Yo no tengo pájaro ni mano. Dios se ha llevado el pájaro y la mano… Grace: (…) ¿Quieres dejar de hacerte el mártir? Bruce: No me hago el mártir, soy una víctima… Y Dios es un niño malo sentado junto a un hormiguero con una lupa. Podría solucionarme la vida en cinco minutos, pero prefiere quemarme las antenas y ver cómo me retuerzo. Grace: Sé que estás furioso pero hoy podrías haber acabado mucho peor y me alegro de que estés bien. Bruce: ¿Bien? ¿Acaso ves que estoy bien? ¡No estoy bien! No puedo estar bien con un trabajo mediocre y un apartamento mediocre. No puedo estar bien con una vida mediocre… 78

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T. SHADYAC (dir), Bruce Almighty, Universal Pictures, Estados Unidos, 2003.


Parece que Bruce no se ha sentido comprendido por su mujer, a pesar de los intentos de ella por darle buenos consejos, verdaderos consejos. Ninguna de sus respuestas son falsas, es más, son verdades sobre las que podríamos fundamentar nuestra vida: todo tiene un sentido, podría haber sido peor, gracias a Dios estás vivo. Sin embargo, esas verdades no responden a lo que está necesitando el protagonista, no conectan con su pregunta. Responden en ese momento sólo a su cabeza, y por tanto, no es una respuesta existencial. Quizás un abrazo de acogida y un silencio podrían haber transmitido mejor que le comprendemos, que le queremos, que le esperamos. TERCER ESCALÓN

No obstante, en la lógica de la película esto no será suficiente, y Bruce tendrá que pasar por una experiencia vital exigente, siempre acompañado de cerca por Dios, hasta ser capaz de encontrar, elegir y realizar su propia respuesta. Esto nos recuerda también esa necesidad de acompañar sin agobiar, de dejar espacio y oportunidad al adolescente para hacerse responsable, para sentirse libre. Es necesario hacer contacto con el adolescente y luego, dejarle ser: sin contacto no hay encuentro, sin libertad no hay crecimiento personal ni Una re formación. exist spuesta encia será l Una respuesta será existencial, por lo tanto, si responde a la pregunta existencial. Será aquella que conecta la realidad concreta del adolescente con toda su existencia.

a la s pregu i respond nta e exist encia l

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El primer paso es saber descifrar bien qué es lo que nos revela la pregunta del adolescente y poder apreciar con mayor verdad qué tipo de respuesta necesita. Estamos hablando de una respuesta que comprometa la inteligencia y la voluntad, su corazón y sus relaciones. Abramos pues nuestra mente, y no la limitemos al campo intelectual: un abrazo tal vez sea la mejor respuesta.

RESPUESTAS EXISTENCIALES: - Contestan a sus preguntas - Están alejadas de tópicos - Apuntan a otras preguntas - Provocan encuentros

TERCER ESCALÓN

Por tanto, las respuestas existenciales lo son sólo si:

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> Contestan a su pregunta, no a una pregunta genérica que pueda tener relación con lo planteado. > Conectan con su realidad y con toda su persona, respondiendo a su inteligencia, a sus afectos, a su voluntad. > Están alejadas de tópicos y frases hechas que evidencien que no respondemos a la persona, sino que teorizamos sobre un tema. Responder con Dios puede llegar a ser una mera fórmula teórica si no conecta con la experiencia planteada. > Apuntan a otras preguntas, y se inicia un camino de preguntas adecuadas, como flechas que nos indican por dónde seguir profundizando. > Provocan encuentros, porque el adolescente se siente comprendido y acogido, y de ellos podrán surgir convicciones, decisiones y nuevos encuentros.


c) La decisión existencial

Estamos ante un método en espiral, de preguntas, respuestas y decisiones que se interrelacionan, necesitándose unas a otras continuamente. Es un camino abierto, aun cuando hayamos encontrado la Respuesta, aunque nos hayamos encontrado con Cristo. Porque siempre podremos plantearnos y plantearle nuevas preguntas, en un proceso de profundidad y crecimiento. Por eso, la pregunta se concibe, no sólo como duda o como problema, sino sobre todo como una puerta abierta, como oportunidad para encontrar mayor verdad en nuestra vida.

TERCER ESCALÓN

Ahora tocaría iluminar las experiencias que han tenido en este proceso de preguntas y respuestas para llegar a aterrizarlas a su día a día. Cuando la respuesta llega a convertirse en una decisión es signo de que realmente ha tocado la vida del adolescente, en su existencia. Sería como la prueba del algodón, un signo de que se está implicando toda la persona. De esta forma se lleva a plenitud el dinamismo interno de los encuentros: en los que se descubren y experimentan convicciones personales, y desde ellas, se toman las decisiones que inspirarán nuestras acciones. Una decisión existencial podría ser tan sencilla como permitir nuevas preguntas o aceptar una situación para poder superarla. Método al. en espir

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Recopilando, los ingredientes de este método, a la medida del adolescente, son:

TERCER ESCALÓN

> Una mirada diferente > Que descifre las preguntas existenciales de los adolescentes > Y conecte en la respuestas > Con el acompañamiento

n de se pue odo r do que ét os te m orma c i ún es l f nte s que on e esce Lo r s l ra e do log carn el a en y

Ahora bien, ¿quién mira o descifra?, ¿Quién conecta?, ¿Quién acompaña o genera encuentros?, ¿Una actividad o programa pueden mirar, descifrar, acompañar? Ciertamente no, serán de gran ayuda, y por ello no es indiferente la forma de concebir nuestros programas o actividades, y también deberán expresar todo esto. Sin embargo, los únicos que pueden lograr que este método se encarne son el formador y los adolescentes. Al formador del ECyD le toca mirar, descifrar, conectar, concebir actividades y encuentros; donde los adolescentes puedan responder, acompañarse unos a otros y saberse acompañados. El método y el camino del ECyD es alguien, no algo. Es un nosotros, un encuentro entre personas.

del amino c l e y lgo. todo , no a El mé alguien ncuentro s e e ECyD s, un osotro n as. n n o u Es pers entre

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TERCER ESCALÓN

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10. EL FORMADOR

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TERCER ESCALÓN

a) Misión ¿Cuál es la misión principal del formador? Estar con los adolescentes, escucharles, conocerles, acompañarles, aprender a descifrar sus deseos de felicidad y conectar con ellos. Presentarles un camino en el que descubrir las preguntas importantes y respuestas verdaderas, que les revelen el arte de vivir. En definitiva, la misión del formador no es otra que evangelizar. Ya hemos comentado en diferentes apartados que la forma más auténtica de acompañar es generando espacios de encuentro con los adolescentes, donde puedan experimentar sus convicciones y les animen a llevarlas a su vida a través de sus decisiones. El estilo de vida del ECyD, por tanto, será la guía para que el formador pueda cumplir su misión. Ahora bien, antes de continuar exponiendo estilos, características, condiciones para acompañar… merece la pena pararse un momento y caer en la cuenta de algo muy importante. El formador es el primero que busca razones para vivir, que tiene preguntas y que necesita respuestas. Si no somos capaces de descifrar en nosotros mismos nuestras preguntas existenciales y abrirnos a que otros nos acompañen en

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la búsqueda de respuestas, difícilmente lo haremos con los adolescentes. O si lo hacemos, será posiblemente de una forma teórica, aséptica, que no conecte ni sirva a los adolescentes a los que pretende formar. Tierras de penumbra,79 narra la historia del famoso escritor y orador británico C.S. Lewis. Estas escenas reproducen tres momentos en los que el protagonista habla del dolor: en una desde un ambón de una Iglesia protestante; en otra, a los pies de la cama en diálogo con su esposa a punto de morir; en la última, en un encuentro con el hijo adolescente de su esposa justo después de su muerte. TERCER ESCALÓN

1ª escena: Jack: No creo que Dios quiera exactamente que seamos felices. Quiere que seamos capaces de amar y de ser amados. Quiere que maduremos… Y yo sugiero que precisamente porque Dios nos ama, nos concede el don de sufrir. O dicho de otro modo, ¡el dolor es el megáfono que Dios utiliza para despertar a un mundo de sordos! 2ª escena: Jack: Dios mío, no puedo soportar verte sufrir así… Joy: Jack, no te preocupes, ¿no dices tú siempre que la verdadera vida aún no ha empezado? Más vale que tengas razón… Jack: Cuando se acerca el fin es cuando descubres si crees o no. 79

R. ATTENBOROUGH (dir.), Shadowlands, Savoy Pictures 1999.

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3ª escena: Jack: No es justo, ¿verdad? Douglas: No sé por qué ha tenido que suceder esto. Jack: Ni yo tampoco. Pero no puedes aferrarte a las cosas, tienes que dejarlas ir. Douglas: Jack, ¿crees que existe el cielo? Jack: Sí, lo creo. Douglas: Yo no creo en el cielo. Jack: No importa. Douglas: Pero me gustaría volver a verla –llorando-. Jack: A mí también-llorando-.

TERCER ESCALÓN

Hay una diferencia sustancial entre estos momentos, y la clave está en la experiencia. No es lo mismo hablar desde la teoría que desde la experiencia, aunque finalmente estemos creyendo y hablando de lo mismo. cia La experien

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Es la experiencia la que hace que Jack comprenda el sentido profundo del sufrimiento. También es la experiencia la que lleva a Bruce, el protagonista de Como Dios, a entender el alcance de lo que le dice su esposa. No todas las personas necesitamos vivenciar con esa rotundidad algo para comprenderlo bien, aunque las experiencias pueden confirmar, y llenarnos de asombro, incluso en aquello que dábamos por seguro. Pero el adolescente, por lo general, experimenta esa intensidad ante situaciones que a nosotros ya apenas nos afectan, y no les vale el discurso de otro si no están seguros de que, ese otro, ha pasado por una experiencia similar.


Nos puede surgir esta pregunta: ¿Es necesario experimentarlo todo para poder hablar de ello, o para acompañar a alguien en su experiencia? La respuesta es sí, y no. No necesitamos experimentar exactamente lo mismo o pasar exactamente por la misma situación. Y sí, ya que, casi con total seguridad, habremos pasado por situaciones análogas, que nos permitan comprender un poquito, lo suficiente, para acompañar a otra persona. Tal vez nunca fuimos buenos futbolistas, pero seguro que hemos sido buenos en algo. Quizá nunca suspendimos un examen, pero tenemos experiencia de haber fracasado en algo.

es la ante t r o ente p Lo im dolesc a l e ncia d experie

De la misma forma, no basta dominar la técnica de este método para asimilar su alcance. Tal vez leer este libro nos parezca suficiente. Tal vez lo entendamos todo y estemos de acuerdo. Pero sólo al experimentarlo en primera persona alcanzaremos una nueva, más profunda y más transformadora, comprensión del mismo. Para hacerlo, debemos habituarnos a vivir constantemente reconociendo nuestras propias pre-

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En todo caso, aunque hayamos pasado exactamente por la misma situación que atraviesa ahora un adolescente, aquélla la vivimos nosotros, y hoy la vive este adolescente. Eso hace que la experiencia sea única e irrepetible. La delicadeza en el acompañamiento, en ambos casos, ha de ser la misma, porque lo importante es la experiencia del adolescente, no la nuestra, que sólo importa en la medida en que nos ayude a comprenderle en lo que está viviendo.


guntas como formadores y poniéndonos en juego en la búsqueda de respuestas.

b) El estilo del formador

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No es lo mismo exponer un tema que proponer una experiencia. La forma y el estilo para abordar una u otra cosa tampoco. La manera de concebir actividades, programas o contenidos es diversa. Compartimos un ejemplo de actividad formativa en la que la experiencia de los participantes fue protagonista. Sucedió en Estados Unidos dentro del Programa Pure Fashion: Les tocaba hablar de la dignidad de la persona a un grupo de adolescentes de entre 14 y 15 años; llegaron al auditorio y se encontraron una vagabunda en la puerta a la que esquivaron con dificultad para poder entrar. El formador comenzó la sesión mostrando un billete de 10 dólares: ¿Quién quiere este billete?, ¿qué haríais con él? Todas las manos se levantaron con entusiasmo. A continuación, el formador arrugó el billete, lo pisó, lo mojó… y mientras tanto, siguió preguntando con insistencia: ¡¿Quién quiere este billete?! En ese momento, la vagabunda entró en la sala y con voz grave gritó: «¡Yo quiero ese billete! ¡Por favor, yo lo quiero! Porque aunque esté arrugado, mojado, pisoteado, a pesar de todo eso, ese billete ¡sigue teniendo su valor intacto! Puedo ir a la farmacia y comprar la medicina que mi hijo necesita». Silencio sepulcral. Y continuó con firmeza: «¿Qué pasaría si me quitase este gorro andrajoso y descu-

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brierais un cabello cuidado, o me quitara este viejo abrigo y vierais el último modelo de Gucci? ¿Valdría más por tener todas esas cosas?» Las caras de las adolescentes reflejaban con nitidez que algo les sucedía por dentro. Evidentemente la vagabunda no era tal. Era una de las formadoras que les había ayudado a descubrir, desde una experiencia personal, dónde reside la verdadera dignidad de la persona. A partir de ahí, comenzó realmente la sesión formativa para la vida. formador Estilo del

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Partiendo de este ejemplo, podemos hablar de un estilo del formador, que propone a los adolescentes un entorno de crecimiento y aprendizaje existencial, pues los remite a su propia vida y a lo que les toca afrontar en cada momento concreto. Un estilo coherente y consecuente con el estilo de vida del ECyD. ¿Cuáles serían sus señas de identidad?: Existencial y vivencial: Partimos de la vida de los adolescentes, de sus preguntas, las despertamos. Antes de cualquier programación, actividad, diálogo… les escuchamos y tratamos de descifrar lo que están necesitando. Ponemos en juego las preguntas que a ellos les interesan, inquietan, motivan sobre este tema en cuestión. De esta manera, no será algo extraño para ellos, no trataremos un tema como cualquier otro, sino que experimentarán que toca su vida y se interesarán. Experimentarán en primera persona «soy yo el que está en juego, soy yo el que ha mirado con superioridad a esta vagabunda». Muchas veces habrá que descubrir

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cómo expresan sus preguntas o inquietudes. Reiteramos que su mundo, sus películas, canciones, series, libros, moda… nos pueden dar muchas pistas sobre su realidad.

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Para la vida: Partimos de su vida para volver a su vida. El formador pone el énfasis en la vivencia, en la experiencia, en las decisiones de los adolescentes. Es importante que sepan cosas, y más aún que las puedan vivir, y de un modo pleno. Recordemos que evangelizar es mostrar el arte de vivir.80 Los adolescentes experimentarán la belleza y el atractivo de la vida buena despertando en ellos el deseo de ser así. Por ejemplo, el deseo de respetar a todos los hombres de la misma manera, con independencia de su apariencia física. Los adolescentes podrán decir «esto me pasa a mí».

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Provocador: Aunque la adolescencia es la época de las grandes preguntas, hay que recordar que los adolescentes son hijos de nuestro tiempo, un tiempo de pensamiento débil y, a veces, superficial. Hay que quitarles el suelo bajo los pies. Es decir, enseñarles a cuestionar las certezas que les propone la sociedad, eres lo que tienes, por ejemplo, y de las que a veces no son conscientes, pero que fundamentan muchas de sus decisiones. Un estilo que «me mueve, no me deja indiferente». Cf. J. RATZINGER, La nueva evangelización, conferencia pronunciada en el congreso de catequistas y profesores de religión, Roma 10 de diciembre de 2000.

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Con libertad de espíritu: El formador sabe acoger cualquier inquietud sin escandalizarse, aceptando incondicionalmente a la persona del adolescente, aun dándonos cuenta de sus pensamientos distorsionados, de sus propias incoherencias, de sus errores. Al mismo tiempo dice las cosas con claridad y con convicción, también las que pueden resultar más duras o que le pueden hacer menos popular. Desde la acogida y la gradualidad necesarias, los adolescentes sabrán que pueden tratar cualquier tema con él. La experiencia que genera esta actitud en ellos es ese «en ti puedo confiar». TERCER ESCALÓN

Positivo e integrador: El formador propone una mirada limpia sobre la realidad, sin prejuicios. Más aún, superados los prejuicios y reconociendo la realidad tal cuál es, nos dice el apóstol: «examinadlo todo y quedaos con lo bueno» (1 Tes 5, 21). Por tanto, presenta todas las cosas tal y como son, examinándolas con justicia, y después orienta su mirada hacia lo bello, atractivo, lo radiante que existe en cualquier realidad que contemplemos. Una mirada que busca el sentido de las cosas que le suceden al adolescente y que le enseña a buscar ese sentido. Una mirada que sabe descubrir y presentar grandes ideales. Una mirada que sabe proponer la belleza sustancial de la existencia misma. El formador trata de evitar contraposiciones falsas en la

ca bus as cos s a l

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Dando razones a la inteligencia, al corazón y a la voluntad: Aportando motivos y razones para creer (Pe 3, 15), para amar de una determinada manera, para actuar y, en definitiva, para vivir. Los adolescentes captarán que detrás de cada verdad o actividad que se les propone hay una razón de ser; nada es arbitrario en la manera de entender y de vivir la vida que se les ofrece, todo encaja con una rotunda coherencia. Dar razones a la inteligencia y al corazón significa saber llegar a lo más profundo del hombre, evitando reduccionismos, confiando sinceramente en la verdad del hombre, que no es otra que toda su vida apuntando a lo trascendente. Es la vía cordial de la que hablaba San Agustín, y que tanto inspira a Benedicto XVI y a tantos otros: el camino para llegar al corazón, y de ahí, a la cabeza. El adolescente podrá decir «todo tiene un sentido». Y de nuevo, «cuando el hombre conoce el porqué, es capaz de soportar cualquier cómo».82

La me jor m anera una pe de ac ompañ rsona ar a es situ a otra ando a su l person ado a

TERCER ESCALÓN

vida de los adolescentes, y no les plantea dilemas irresolubles, sino que se esfuerza en ver todo como una oportunidad para aprender y mejorar.81

En conclusión, la mejor manera de acompañar a una persona es situando a su lado a otra persona. Estamos hechos para no estar solos y para crecer en la relación con los demás. Esta es la manera en la que Dios ha querido y quieCf. BENEDICTO XVI, Encuentro con los párrocos y sacerdotes, 24 de julio de 2007, «El catolicismo, de una forma un poco simplista, ha sido considerado siempre la religión del gran et... et..., es decir, la religión de la síntesis, no de grandes exclusivismos. Católico quiere decir precisamente “síntesis”. Por eso, yo no soy partidario de una alternativa: o jugar al fútbol o estudiar sagrada Escritura o derecho canónico. Hay que hacer las dos cosas. … Ambas cosas nos las ha dado el Señor. Por eso, amar las cosas humanas, amar las bellezas de su tierra, no sólo es muy humano, sino que además es muy cristiano y precisamente católico. … Como ya he dicho

81

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>>


re relacionarse con nosotros, encarnado en Cristo y en su Iglesia. Dios nos acompaña, ¡nos acompaña! Y es Cristo el verdadero testigo que nos muestra cómo acompañar, el buen pastor. Conociendo profundamente al hombre y amándolo hasta el extremo, sabe prender fuego hasta en los corazones más desesperanzados y llevar progresivamente a cada uno hasta su plenitud vocacional.83

c) El O2 del acompañamiento

TERCER ESCALÓN

El acompañamiento es verdaderamente un reto, exige lo mejor de uno mismo, porque ofrece lo mejor de mí a los demás y porque, sólo así, puede también exigir lo mejor de los demás. En este apartado queremos apuntar algunos ingredientes para que efectivamente se dé el acompañamiento, el oxígeno necesario para ello. Ampliamos nuestra mirada para atender no sólo al adolescente, sino también a nuestra relación: yo que quiero acompañarle y él que quiere ser acompañado. Es un yo-tú en el centro de nuestra mirada. La pregunta de fondo quedaría planteada así: ¿qué puedo hacer para que el adolescente no sólo esté acompañado sino que se sepa acompañado?84

en el Es un yo-tú nuestra centro de mirada.

Para ello, vamos a proponer algunas actitudes esenciales, que denominamos iceberg porque a partir de ellas se derivan muchas otras importantes. >>

antes, una pastoral buena y realmente católica incluye también este aspecto: vivir en el et... et...; vivir la humanidad y el humanismo del hombre, todos los dones que el Señor nos ha dado y que hemos desarrollado; y, al mismo tiempo, no olvidar a Dios, porque al final la gran luz viene de Dios (…) En este sentido, vivamos gozosamente la catolicidad». 82 F. NIETZSCHE, citado en V.E. FRANKL, El hombre en busca de sentido, Herder, Barcelona 1987 83 Jn. 2, 25; Jn. 15,13; Lc. 24, 32.

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TERCER ESCALÓN

er estar, Estar, quer saber estar.

1. Estar, querer estar, saber estar: se trata de ir más allá de la mera presencia física, aunque sea sumamente importante. Podría estar delante de un grupo de adolescentes y no mirarles, no saber lo que llevan dentro, ser de alguna manera indiferente ante lo que están viviendo, haciendo o diciendo. Por esto, es más importante querer y saber estar; implica una decisión consciente de dónde y cómo quiero estar. ¿Para qué? Para que no se sientan solos ni incomprendidos, para que puedan experimentar que «siempre estaba cuando lo necesitaba», que «sabía que podía contar con él». O la promesa de Cristo: «estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28, 19), encarnado en la Eucaristía, y también en cada uno de nosotros como formadores. Esto implica algunas otras actitudes como la incondicionalidad y la disponibilidad total. Podría parecer fácil el acompañamiento, algo que hacemos todos los días, aunque si nos lo tomamos en serio, nos implicará a toda la persona. Esta actitud se manifiesta en que el formador: >> Vive con un profundo sentido de misión. Sabe exigir lo mejor de cada uno con cariño, buscando su bien y el bien de los demás, explicitando siempre el porqué de sus acciones. Espera siempre lo mejor del adolescente. >> De esta misión nace también su disponibilidad y su generosidad. El formador da lo que lleva dentro y comparte con ellos su tiempo, más allá de los encuentros formales en equipo. >> Es realista y confía en la gracia de Dios: es consciente >>

84 Como solía decir frecuentemente S. Juan Bosco, «No basta amar a los niños, tienen que saber que son amados».

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de que la misión le supera y se sabe instrumento. No añora las condiciones ideales para el trabajo con los adolescentes. Tiene una vida de oración sencilla y fiel, reza por ellos, cree en la acción de Dios en sus vidas, y pone los medios a su alcance para colaborar con su gracia. Escuchar, char, querer escu ar. ch cu saber es

TERCER ESCALÓN

2. Escuchar, querer escuchar, saber escuchar: sin duda, es condición necesaria para poder responder y acompañar. Insistimos en que no se trata de una técnica sin más para ejercitar la escucha y saber lo que dicen, aunque sea ya eso un paso muy importante. Se trata de querer comprender y acoger al adolescente, y como consecuencia de ello, afirmarle, dar luz sobre lo que piensa y lo que siente. Ése es el para qué de esta actitud. Por tanto, no basta escuchar lo que me está diciendo, hay que querer y saber escucharle en su totalidad: sus gestos, sus emociones, sus afectos… Esto implica conquistar silencio interior, no estar yo en el centro ni preocupándome de cómo voy a responder o seguir una conversación. Escuchar sin prisas, sin ideas preconcebidas, abierto a lo inesperado. Su misión es escuchar para comprender, no para dar rápidamente soluciones, para convencer o para detectar en qué puntos está equivocado o en desacuerdo conmigo. Es una escucha activa, profunda y comprensiva que, como la mirada, quiere ir más allá. De esta manera, el formador: >> Conoce y acepta a cada adolescente tal cual es. Tiene capacidad de ponerse en su lugar, aprende a hablar un

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lenguaje que entiende el adolescente, sabe interpretar sus necesidades de sentido y de Dios, y responder a ellas. Les comprende, valora y reconoce sus cualidades, esfuerzo, y voluntad. >> Acoge a toda la persona del adolescente, se deja interpelar por él, no le resulta indiferente lo que le comparte. Al escucharle, sus vidas quedan implicadas mutuamente.

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Confiar, ar, querer confi ar. saber confi

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3. Confiar, querer confiar, saber confiar: la confianza genera un suelo firme bajo los pies del adolescente, un «desde aquí puedo construir» porque no estoy solo y alguien cree en mí. Desde la confianza, el proceso de conocerse, aceptarse y superarse se allana notablemente. Claro que esta confianza precisa de paciencia, caer en la cuenta de que la vida se hace a fuego lento, y más la de alguien que apenas está despertando a su interioridad. En este sentido, la persona que confía se desprende de sus planes sobre el adolescente, no lo quiere controlar ni pretende saber e imponer cuál es la mejor respuesta para el adolescente. Confía en que sabrá encontrar, en conciencia y bien acompañado, cuál es la respuesta más acorde con quién es él mismo y con lo que Dios espera de él. El ritmo del paso no lo marca ni uno ni otro, sino ambos, y siendo exigente también para ambos. Y por encima de todo, volvemos a actualizar nuestra fe en Dios, en que Él es el director de la película de la vida de ese adolescente, y confiamos en su capacidad de dirigir. Esta confianza es esencial para que el adolescente tome las riendas de su vida, camine por sí mismo, cumpla con la misión que le toca vivir,


aceptando de antemano que habrá veces que se equivoque. Esa confianza del formador le conquista porque:

TERCER ESCALÓN

>> Es coherente y vive como piensa, es cercano y se adapta a ellos. El formador es alguien discreto, al que el joven puede abrirse y con el que puede tratar los temas que le preocupan con naturalidad, porque experimenta esa «cercanía y confianza que nacen del amor».85 >> Sabe ejercitar la constancia y la paciencia, pues el adolescente tiene sus ritmos y su libertad que han de ser respetados y con los que hay que contar siempre. Es consciente de que su labor es sobre todo sembrar y de que la semilla dará sus frutos cuando Dios lo quiera, muy probablemente muchos años después. >> Representa cierta autoridad moral y tiene una personalidad sólida, atractiva, equilibrada, feliz. El formador de adolescentes está en un término medio entre los padres y los amigos. Y se mueve entre lo formal y lo informal, entre lo serio y lo divertido, entre lo normativo y lo rompedor.

4. Ponerme en juego: para que se dé el acompañamiento, es necesario que exista un encuentro entre acompañante y acompañado. Y en ese encuentro, ambos tienen que compartir su búsqueda. También el formador, el padre de familia, el profesor. El adolescente los ve, por supuesto, como alguien con mayor experiencia, en el que puede confiar. Y al mismo tiempo, como alguien que tiene una actitud vital de búsqueda y que se sabe vulnerable. Los formadores no son superhéroes que tienen que adivinar de forma automática

juego. Ponerme en

85 BENEDICTO XVI, Mensaje sobre la Tarea Urgente de la Educación a la diócesis de Roma, 21 de enero de 2008, n. 5.

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las respuestas o las decisiones correctas en cada momento. Son limitados, se saben limitados y se muestran como tal. El resultado en los chicos, es sumamente positivo y motivador: él es como yo y ha podido, él es limitado y me comprende, él ha fallado, ha perdido perdón y yo le he perdonado, y le he querido más... Ante sus ojos tiene un ideal de vida posible, humanizado, retador. Y apreciará el valor de que merece la pena mostrarse como lo que cada uno es. Ese sería el para qué principal de esta actitud iceberg: ponernos en verdad, y desde ahí, crecer juntos. Por eso, el formador es alguien:

TERCER ESCALÓN

>> Cercano y humilde. Sabe pedir perdón cuando se ha equivocado y pide consejo cuando lo necesita. Se esfuerza por ser mejor cada día y está atento a sus actitudes, hechos y palabras. >> Que aprecia su propia formación y la busca, se compromete con ella por su bien y por el bien de las almas que tiene encomendadas. >> Que camina con el adolescente, buscan, encuentran y Amar, r, querer ama saber amar.

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aprenden juntos.

5. Amar, querer amar, saber amar: Todo lo anterior tiene como causa y resultado un mayor amor: del roce, de la comprensión, del saber esperar, del ponernos en verdad… no puede sino brotar más amor, más cariño, más voluntad de querer amar, de aspirar a más. Para llegar juntos a la plenitud de la vida. El amor no se vive como una estrategia, o como algo forzado. Nace de mirar con verdad y de generar


una relación de verdad con los adolescentes. Esta actitud se manifiesta en que:

TERCER ESCALÓN

>> Tiene verdadero cariño hacia ellos, forja un amor sincero por todos y por cada uno, un trato universal. Un amor que cultiva en un diálogo frecuente con Cristo Eucaristía sobre cada adolescente. La caridad es condición necesaria para que el joven se sienta seguro, se abra y pueda crecer en sentido humano y espiritual. >> No espera gratitud ni reconocimiento inmediato de los adolescentes, puede que nunca lo manifiesten o incluso que provoque rechazo momentáneo por exigirles, pues no perciben con plena conciencia lo que se está haciendo por ellos. >> De este amor brota la audacia y la creatividad para motivar, para crear equipos, para aunar voluntades, para presentar la relación con Cristo siempre como una novedad. Un liderazgo para generar una comunidad de amigos y para provocar la participación de todos y de cada uno.

Hasta aquí nuestros apuntes sobre algunas actitudes esenciales en el acompañamiento. Pero no queremos terminar este apartado sin aportar una última reflexión. Podríamos asumir nuestra misión con entusiasmo, con ganas de querer ayudar a los demás, sobre todo a los adolescentes que tanta luz necesitan en este período, y quizás podríamos pasar por alto algo de suma importancia. El acompañar es una misión boomerang, no da uno y recibe otro; en el acompañamiento damos todos, recibimos todos, crecemos todos. Como Karol Wojtyla escribió a uno de los jóvenes a los que acompa-

En el ac ompañam iento damos t odos, rec ibimos todos, cr ecemos t odos.

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as que más Las person n objetivame necesita a su vez mente, son s personas para mí la esito. que más nec

ñaba en su época de profesor universitario: «Las personas que más me necesitan objetivamente, son a su vez para mí las personas que más necesito».86 Esta forma de mirar a los adolescentes es la que pedimos para todos los formadores.

d) ¿Quién es formador?

TERCER ESCALÓN

n ora olab yD c e c u el E os q os l an en es. d o T or icip mad art o p n for so

Todos los que colaboran o participan en el ECyD son formadores. Reflejan el ECyD y, en ese sentido, son personas llamadas a provocar encuentros, responder en la medida de sus posibilidades y, en todo caso, acompañar a los adolescentes. Son formadores, por lo tanto, los religiosos y miembros consagrados, los padres de familia implicados, jóvenes del Regnum Christi, monitores y los mismos adolescentes que sean responsables de equipos, comisiones o actividades. Es un reto para el ECyD que todos ellos se sientan parte de un mismo equipo, el equipo de formadores, y que como tal, puedan acompañar juntos a los adolescentes, complementándose unos a otros. De todos los formadores, los que tienen una misión más relevante son el responsable de equipo y el director espiritual, sobre los que hablaremos específicamente en el siguiente escalón. Son ellos los que acompañan de forma personalizada a los adolescentes, tanto en el diálogo personal como en 86 Karol Wojtyla, citado en G. WEIGEL, Juan Pablo II, testigo de esperanza, Plaza&Janés, Barcelona 1999.

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las actividades de equipo. El responsable, además, requiere acompañamiento específico por su edad y por su labor, decisiva e insustituible por su trato frecuente y cercano con los adolescentes.87 ¿Y qué se espera de un formador? Ya hemos hablado de su misión y de su estilo, de cómo se plasma eso en el O2 del acompañamiento, y de qué actitudes se manifiestan en su forma de acompañar a los adolescentes.

La formación de formadores es, sin duda, una de las claves para cumplir con éxito la misión del ECyD. Para formar apóstoles convencidos, con un estilo propio, hacen falta formadores convencidos con estilo propio, con madurez y equilibrio personal. Los formadores son las columnas sobre las que construir el ECyD. Contaremos para ello con un equipo de mentores del ECyD que muestren cómo encarnar la esencia del ECyD en nuestra

Todos te ndrán la necesida d de ser acompañ ados.

Equip

o de ment ores

.

Los Encargados del ECYD tendrán en cuenta que los responsables pueden ser cuasi-adolescentes, y por tanto, están formando y formándose al mismo tiempo.

87

145

TERCER ESCALÓN

No debemos ser ingenuos y esperar que el formador posea todas las cualidades que hemos propuesto en grado perfecto. El formador las tendrá en mayor o menor medida, de forma natural o formada, y todos podrán mejorar con el estudio y la experiencia. Todos tendrán la necesidad de ser acompañados, y queremos que no se sientan solos en su labor con los adolescentes.


TERCER ESCALÓN

vida apostólica. Que acompañen en el qué hay que hacer y sobre todo en el por qué, para qué y cómo hacerlo. Su labor será profundizar y actualizar la misión del ECyD, sirviendo de apoyo a los directores y a los formadores que están trabajando con los adolescentes. Cuando se está inmerso en el apostolado se tiene escaso tiempo para la reflexión. Poder ofrecer a la Iglesia un nuevo ardor y nuevos métodos en la evangelización precisa de una dedicación casi exclusiva de formadores que sepan entender las nuevas expresiones de los adolescentes y responder a ellas.

146


11. UNA GUÍA PARA EL ACOMPAÑAMIENTO En paralelo a la redacción de este libro, hemos trabajado un documento que ayude precisamente a eso, a ejercitarse en el acompañamiento a adolescentes. Es un complemento para el método del ECyD. Tiene como finalidad apoyar la labor del formador en el proceso de crecimiento del adolescente. No es tanto un programa de formación con una serie de temas cerrados y desarrollados, sino un conjunto de orientaciones que ayuden al formador a tener siempre su mirada centrada en el adolescente, que integre la formación y las demás experiencias que vivirá en el ECyD, aunque no se encuadren en lo que tradicionalmente se entiende como formación reglada. Al igual que este libro, es una Guía abierta, que se irá construyendo desde la experiencia de otros muchos formadores.

el ara to p n e . plem EcyD Com odo t é m

TERCER ESCALÓN

Les invitamos a que la trabajen y la usen, y sobre todo, la completen y complementen con sus aportaciones y experiencias en nuestra web. Gracias por ello. De forma breve, apuntamos aquí algunas preguntas que pueden servir para centrar la naturaleza de esta Guía. A qué responde: a los principios esenciales del ECyD. A la mirada, a la misión y al método. Por tanto, busca dar luz para despertar el hambre de sentido en los adolescentes, para da,

Mira

n, misió

odo.

mét

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responder al hambre con sentido, y para acompañar en la búsqueda. En definitiva, se trata de generar encuentros, que lleven a los adolescentes a sus convicciones y decisiones. A quién responde: es una guía bisagra, responde a adolescentes y formadores. Es decir, pretende ser un punto de encuentro entre el adolescente y su necesidad, y el formador y su misión –especialmente el responsable-.

TERCER ESCALÓN

Cómo responde: Con una herramienta pedagógica interactiva, que nos permita construir caminos personalizados según las necesidades de los adolescentes a los que estoy acompañando. Integrará, como si de un puzle se tratara, las siguientes piezas: >> Las diez necesidades de los adolescentes, expresadas a través de sus preguntas iceberg, que orientarán al formador sobre el ámbito a trabajar. >> El 3x4 del ECyD: encuentros, convicciones, decisiones. >> Los encuentros del ECyD: la vida de equipo, las experiencias formativas y apostólicas, el acompañamiento personal, la vida de oración y sacramental.

Características de esta Guía: son reflejo y consecuencia del estilo del formador del ECyD. Las dejamos apuntadas así: >> Partirá del adolescente para hablar del adolescente. >> Será experiencial, vivencial, relacional y con doctrina.

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>> Buscará una formación integral, y principalmente, integradora, al atender al adolescente como una unidad, respondiendo armónicamente a su inteligencia, voluntad, y afectividad. >> Con un lenguaje apropiado, que abra y conecte, adaptado a las nuevas formas de comunicación entre ellos.88 >> Será sencilla, gradual, concreta y profunda. >> Abierta y flexible, con capacidad de responder a cada adolescente, a cada equipo, a cada necesidad.

cyD, del E 4 x 3 l des, e yD. cesida e el Ec n d z s ie o d r t s n La cue los en TERCER ESCALÓN

Cf. BENEDICTO XVI, Mensaje para la XLVI Jornada de las Comunicaciones Sociales, 20 de mayo de 2012. «Hay que considerar con interés los diversos sitios, aplicaciones y redes sociales que pueden ayudar al hombre de hoy a vivir momentos de reflexión y de auténtica interrogación, pero también a encontrar espacios de silencio, ocasiones de oración, meditación y de compartir la Palabra de Dios».

88

149


12. LA FAMILIA, LA MEJOR COMPAÑÍA DE LOS ADOLESCENTES

es por La familia la escuela naturaleza del amor

La familia es insustituible en la formación del adolescente, «nada la puede suplir totalmente. (...) Los padres, partícipes de la paternidad divina, son los primeros responsables de la educación de sus hijos».89 El ECyD, desde esta perspectiva, adquiere siempre un papel de colaboración y reconoce su lugar «como educadores primarios de sus hijos». La familia es por naturaleza la escuela del amor, y los padres, los que acompañarán a sus hijos durante toda su vida.

TERCER ESCALÓN

El ECyD es un apoyo a la familia. Le ofrece para sus hijos un ambiente privilegiado de amistad en una etapa en la que comienzan a mirar la vida por sí mismos y se inicia un posible alejamiento afectivo, momentáneo, de los padres. El ECyD es un aliado también de los hijos, donde el adolescente aprende a valorar a su familia tal y como es, agradeciendo todo lo recibido por ella, ofreciendo su ayuda y aprendiendo a respetar y a relacionarse con cada uno de sus miembros de una manera más responsable y madura. El ECyD acompaña en este sentido a las familias de los adolescentes. Se hace presente en el hogar a través del estilo de vida propio del ECyD. La familia y el ECyD son ámbitos complementarios para el adolescente. El punto de encuentro del ECyD y de la familia BENEDICTO XVI, La familia Iglesia doméstica, mensaje dirigido a las familias durante la vigilia del V Encuentro Mundial de familias, Valencia 8 de julio de 2006.

89

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de

es el adolescente, ambos están mirando al adolescente, y por él y desde él, se entiende la relación familia-ECyD. El ECyD quiere integrar afectiva y efectivamente a las familias con el ECyD, sin que podemos confundir esta relación con una presencia continua de los padres de familia, pues los adolescentes necesitan un espacio y ámbito propios. Más bien se trata de mostrar a los padres lo que viven sus hijos, que conozcan al equipo de formadores, y que puedan tener orientación para la formación de sus hijos en los temas a los que se están dando seguimiento desde el ECyD.

El

pu nt yD o de es el y d encu e ad e l ole a ntro fa sc mi en lia te . l

EC

TERCER ESCALÓN

Es cierto que no siempre las circunstancias familiares son adecuadas o las mejores para que se den en ellas experiencias de verdadero amor humano, experiencias de acompañamiento. En la sociedad actual, quizás es la familia una de las instituciones más atacadas y desdibujadas, y al mismo tiempo, la que más necesita ser fortalecida y preservada. En cualquier caso, desde el ECyD se fomentará siempre una mirada del adolescente hacia su familia llena de gratitud, respeto y cariño. Es más fácil llegar a experimentar a Dios como un padre bueno si se ha experimentado el amor paterno en la familia. Aprender, sin embargo, que la humanidad de los padres puede fallar y perdonar, puede permitir también el salto al encuentro con la Paternidad de Dios que no falla, que es fiel, que es irrevocable. La vivencia de los principios del ECyD llevará a tener una actitud de gran respeto y cariño hacia todas las familias, a

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comunicar con transparencia lo que se vive y proponer con naturalidad el ideal de vida cristiano sin relativismos.

TERCER ESCALĂ“N

Con la vivencia de estos valores se testimoniarĂĄ al adolescente una manera de amar a su familia tal y como es, aunque el ideal que se le propone no se identifique plenamente con la realidad que vive.

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13. SÍNTESIS Y REFLEXIÓN PERSONAL

TERCER ESCALÓN

Lo que hemos tratado de iluminar en estos apartados es una experiencia que muchos hemos vivido en primera persona, la necesidad de una compañía en nuestra vida. El ECyD quiere responder a esta necesidad acompañando, a través de sus formadores, a todos los adolescentes que quieran sumarse a este camino. Ése es el método ECyD, personas acompañando a personas. Es más, cuando nos ponemos a caminar, se desdibuja la línea de quién está acompañando a quién. Se podría percibir como una corriente de doble dirección, en la que el acompañante se siente también acompañado. Hay un encuentro y, por tanto, ambos se enriquecen, crecen, caminan juntos. Queriendo sintetizar los ingredientes de este método, proponemos estos cinco: 1. No dar pan si no hay hambre, despertar el hambre, dar pan

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si hay hambre. Es una exigencia para mantener siempre al adolescente y su búsqueda en el centro de la mirada. 2. Preguntas, respuestas y decisiones para su vida. El adjetivo existencial marca la diferencia, enmarca el terreno en el que nos queremos mover. 3. Es un método en espiral, vamos y venimos sobre las mismas cuestiones, desde perspectivas y experiencias nuevas, y cada vez más profundas.

TERCER ESCALÓN

4. Es un camino, no una mera técnica o una estrategia a aplicar. No se trata de formular preguntas sin más, sino de caminar poniendo en juego las inquietudes de los adolescentes con los que estoy. Para ello, nos ejercitamos, no tanto en aprender a preguntar, como en aprender a descifrar sus cuestiones y sus necesidades. 5. El método del ECyD es en definitiva un encuentro entre el formador y el adolescente. Y el formador es la persona que acompaña en el despertar, en el buscar respuestas, en el tomar decisiones. De entre estos formadores, los padres de familia deberían ser la mejor compañía.

Compartimos ahora algunas preguntas para la reflexión. Agradecemos sus comentarios en www.ecyd.org.

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? Tercer escalón:

El camino del ECyD

¿Cualquier realidad eclesial o juvenil podría emplear este método? ¿Cuál sería la aportación específica del ECyD? ¿Cualquiera puede ser formador del ECyD? ¿Cuál es el perfil del formador? ¿Son imprescindibles equipos de formadores? ¿Si no se pertenece al Movimiento no se puede ser formador?


*

, amo siervos “Ya no os ll � sino amigos Jn 15, 15

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Cuarto Escal贸n:

Encuentros ECyD


Vida de equipo

1 Experiencia formativa

2 Apostolado

3

4

personal

Acompa帽amiento

Encuentos ECyD

Vida de oraci贸n y sacramental

5


En el segundo escalón dejamos apuntados los encuentros del ECyD: la vida de equipo, la experiencia formativa, el apostolado, el acompañamiento personal y la vida de oración y sacramental. Los consideramos fundamentales porque son los ámbitos necesarios para que la experiencia en el ECyD llegue a su plenitud. De alguna manera son ámbitos donde se encarna el estilo de vida propio, el 3x4. Serán parte del sello de identidad ECyD y los reconoceremos en cualquiera de sus actividades o programas.

Encuentros ECyD

Vida de equipo

Nos centramos en ellos tratando de comprender su alcance y razón de ser. Se trataría de aplicar la mirada del ECyD e ir más allá del cristal, para ver cómo pueden y quieren responder al adolescente. Preguntarnos el qué y el para qué de cada encuentro, haciendo incluso un ejercicio personal para aterrizar a los adolescentes con nombres y apellidos con los que me estoy encontrando hoy. Merece la pena recordar ahora las condiciones del encuentro. Aunque se han ido presentando a lo largo del libro, las apun-

de otros, sino que tienen que cumplir las exigencias91 de las relaciones entre seres personales. Los auténticos encuentros generan un nosotros, un ámbito creativo de relaciones en el que enriquecernos unos y otros. Como premisa general, estos encuentros se conciben de forma diferenciada, tratando de responder a los diferentes procesos de maduración de los chicos y las chicas. Al mismo tiempo, se

Apostolado

Acompañamiento personal

Vida de oración y sacramental

90 Cf. A. LÓPEZ QUINTÁS, Descubrir la grandeza de la vida, Desclée de Brouwer, Madrid 2009, pg. 48-54. 91 Cf. Ibíd., pg.48.

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CUARTO ESCALÓN

tamos aquí tal y como las sintetiza Alfonso López Quintás:90 la generosidad, la disponibilidad, la veracidad, la sencillez, la comunicación mutua, la fidelidad, la paciencia, la cordialidad. Los encuentros no se dan sólo al estar cerca físicamente unos

Experiencia formativa


ios. Toque de D

propondrán actividades mixtas cuando se estimen oportunas, pues la necesidad de descubrir al otro sexo es vital en esta etapa. Serán actividades que favorecerán experiencias de amistad en torno a una misma misión, un mismo ideal. Se forjará una amistad auténtica y por tanto, mucho más profunda y enriquecedora. En definitiva, este escalón nos presenta oportunidades de encuentro con uno mismo, con los demás y con Dios, ventanas abiertas por las que el «toque de Dios» puede entrar en nuestra vida. El ECyD quiere mostrarlas todas abiertas y poner como centro de inspiración de todas ellas el corazón del adolescente.

14. VIDA DE EQUIPO

CUARTO ESCALÓN

La experiencia de un equipo responde de manera profunda a la vida y necesidades del adolescente en todos los aspectos, porque es un lugar de encuentro privilegiado: consigo mismo, pues puede conocerse mejor en relación con los demás y con lo que Dios le revela de sí mismo; con sus amigos, descubriendo el valor de la verdadera amistad, donde se siente aceptado y querido como es, y donde forma parte de algo grande compartiendo una misión común; y con Dios, porque a Dios se le encuentra en los demás, en los hombres, en cada uno de sus amigos, en sus responsables… Dios habla a través de ellos y su imagen está en ellos.

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éntica. Amistad aut

Lo específico de la vida de equipo, por ir a lo más esencial, es experimentar la amistad auténtica, que puedo ser un buen amigo y que puedo tener muy buenos amigos. Es el lugar donde encajo.92 Cuanto más profundo es lo que se comparte, más profunda es la amistad.93 En este caso, se comparte la vida y su sentido, el para qué vivirla y el cómo vivirla en plenitud. Desde esta amistad, puedo conocerme mejor a mí mismo y puedo encontrarme con un Dios amigo. Vviv ir la en c omu fe nida d

CUARTO ESCALÓN

La riqueza de la vida en equipo refleja también su sentido último, su sentido más teológico: vivir la fe en comunidad,94 porque es en la comunidad donde la fe se desarrolla de manera plena. Además, en el equipo se hace visible el espíritu de familia que caracteriza al Regnum Christi. Por eso, la experiencia de equipo, más que tratarse de un hacer juntos, se trata principalmente de un estar juntos, de vivir y de compartir nuestra búsqueda y nuestra fe. El equipo se convierte así en imagen de la Iglesia Universal y en oportunidad de vivir la vida de la Iglesia de manera concreta y real. La experiencia de los adolescentes cuando hablan de sus equipos debería ser muy similar a ésta que nos comparten algunos: “somos la caña”, “podemos!”, “me puedo ir de

una comida tranquila, no van a hablar mal de mí”,

“nos lo pasamos de escándalo”, “mi respon, el tío más legal”, “me voy de misiones con mi equipo”.

En el equipo se forjan también, y como consecuencia de todo lo anterior, el sentido de pertenencia y de identidad en el ECyD.

Recordemos que ésta es una de las necesidades de los adolescentes, que aparece recogida en el 3x4 del ECyD, su estilo de vida. Cf. C.S. LEWIS, Los cuatro amores, traducción de Pedro de Urbina, Rialp, Barcelona 1991. 94 Cf. YOUCAT, n. 24, «Nadie puede creer por sí sólo, como nadie puede vivir por sí sólo». 92 93

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ue á lo q yD ser C E l . E ipos us equ sean s

El ECyD será lo que sean sus equipos, y su crecimiento y consolidación dependerán de una auténtica y vigorosa vida de equipo ¿Por qué? Es casi evidente. Una vida de equipo auténtica genera vida, iniciativas, creatividad… es un detonador apostólico, una plataforma para pensar en grande, para proponerse juntos grandes retos y para hacer el bien. Por eso, el ECyD puede visualizarse como un gran equipo de equipos en continua ebullición y crecimiento. Para el formador, la vida del equipo es un observatorio idóneo para comprender a los adolescentes y conocer cómo manifiestan su búsqueda de felicidad. Es una escuela, donde en muchas ocasiones el formador será alumno y los adolescentes profesores, ellos mejor que nadie saben qué llevan dentro y cómo responder a sus inquietudes.

CUARTO ESCALÓN

En la práctica, los equipos tendrán algunas características comunes que después cada encargado del ECyD adaptará según convenga a tiempos y lugares: El responsable de equipo: cada equipo necesita de un responsable que sea guía, compañero y referente en la vida del ECyD. Es catalizador de iniciativas y de participación. Es importante que sea cercano a la edad de sus miembros, pues los podrá comprender de manera casi natural y se identificará con mucha facilidad con sus necesidades, sus preguntas, sus retos. Sobre

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él pivota la vida de equipo. Ver a un responsable es de alguna manera ver a su equipo, y viceversa. Delegado de equipo: es la sombra95 del responsable, el chico o chica que se está formando como futuro responsable y principal animador. Su labor es la de estar cerca del responsable para ayudarle y aprender con él. En él el responsable delega responsabilidades puntuales. Homogeneidad: Ayuda que los equipos sean homogéneos en edad, intereses, educación… para que se desarrollen con mayor naturalidad y espontaneidad, lo que contribuirá mejor a su formación y madurez. Diferenciados: para responder mejor a los ritmos madurativos de chicos y chicas. CUARTO ESCALÓN

Cf. A. CORCUERA, carta 3227-2008, «que cada formador tenga su “sombra”, como un hermano cercano, guía y compañero, alguien a quien él mismo se responsabilice de formar para garantizar el desdoblamiento de los equipos».

95

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15. LA EXPERIENCIA FORMATIVA El objetivo de la formación no se limita a la trasmisión de contenidos. Se trata de conformar una actitud ante la vida y proporcionar ciertos criterios para poder regirla con verdad, una estructura mental que ayude a dar respuesta a nuestros interrogantes y a los del hombre de hoy. Es una formación que habla a toda la persona, a la inteligencia, a los afectos y a la voluntad del adolescente. Es mucho más que un mero contenido aprendido, quiere ser una experiencia de vida.

CUARTO ESCALÓN

azón al cor Llegar nte. olesce del ad

Para que esto suceda, toda actividad formativa en el ECyD tiene que ser capaz de llegar al corazón del adolescente, removiéndolo en su interior a partir de las grandes preguntas, pues «las preguntas tienen una fuerza y una potencia que la respuesta ya no contiene».96 Se trata de despertar en él el dinamismo de la búsqueda y presentar a Jesucristo como la respuesta a ese interrogante. Despertar y conectar con el hambre antes de dar el pan. «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino?» (Lc 24, 32). Son las palabras de los discípulos de Emaús tras el camino recorrido con el Señor. Seguramente habían oído a los maestros y letrados de Jerusalén muchas lecciones sobre las Escrituras. Jesús, sin embargo, hablándoles de lo mismo, les habló de tal manera que les hizo vi96 E. WIESEL, Trilogía de la noche, Traducción de Fina Warschaver, El Aleph Editores, Barcelona 2007.

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brar. Les habló desde el Amor personal a cada uno: ¡éste es el estilo que persigue el ECyD! El adolescente percibe que en lo que se le propone hay una novedad, una sorpresa, algo que no es lo de siempre, que le atrae desde dentro de su propia vida.97 Proponemos algunas pautas metodológicas generales que se concretarán en la realidad de cada equipo:

CUARTO ESCALÓN

Formación personalizada: la formación tendrá en cuenta a cada persona en singular. Personalizar la formación no equivale necesariamente a formar individualmente, sino que ha de tener en cuenta las diferencias que singularizan a cada formando, su psicología, sus cualidades y limitaciones, su formación previa, su historia personal, el ambiente familiar y social… En una sesión de formación en un equipo, se estará a todos y a cada uno, si sabemos dónde está cada uno y qué impacto puede provocar en él lo que estamos tratando juntos. Si esto no se tiene presente, incluso la formación dada de uno en uno, puede convertirse en formación masificada. Formación integral e integradora: una mirada integral no atiende sólo al aspecto intelectual de la formación, sino también al afectivo, volitivo, espiritual… a la formación de toda la persona. Y además, desde Recordemos aquí el estilo del formador del ECyD que parte de la vida del adolescente para llegar a la vida del adolescente.

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el ECyD la abordamos de forma integradora, sin hacer compartimentos estancos en las áreas de formación. ¿Cómo? Partiendo de la realidad de los adolescentes, de sus preguntas y de su búsqueda, para dar respuesta al adolescente mismo. Aquí la estructura del 3x4, preguntas que buscan respuestas a través de los encuentros, convicciones y decisiones, nos da mucha luz. La dimensión relacional y la apertura a la experiencia de Dios serán los pilares de una personalidad madura.

Avan

za

en e spir al.

La gradualidad: la formación es un camino que avanza en espiral, a través de una serie de temas o hitos a los que siempre se ha de volver, aunque cada vez con mayor profundidad. En la pre-adolescencia, adolescencia, adolescencia tardía se hará énfasis en uno u otro aspecto, y se irá enriqueciendo y creciendo.

CUARTO ESCALÓN

Formación periódica e intensiva: conviene diferenciar las sesiones de formación con una frecuencia semanal, quincenal, mensual… de las experiencias formativas como convivencias, convenciones, retiros a lo largo del año. Las sesiones periódicas van desplegando la formación como un gota a gota que se traduce en nuevas actitudes ante la realidad. Para ello es necesaria una dedicación continuada que vaya avanzando paulatinamente. Todas las sesiones serán muy dinámicas, atractivas y provocadoras. Su periodicidad puede ser

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variable.98 Las convivencias, campamentos y convenciones permiten ahondar y fijar contenidos, renovar la ilusión y fortalecer los lazos de amistad entre los miembros y los formadores del ECyD. Formación y acción: es importante alternar sesiones de formación con las de acción o apostolado, en estrecha conexión unas con otras. De esta manera, experimentarán que cuando nos formamos estamos encaminados a la acción, y cuando actuamos seguimos formándonos. En otros términos, la formación integra la teoría y la práctica, de modo que el adolescente lleve a la vida casi de forma inmediata lo que ha recibido y aprendido en el ECyD. lado

Aposto

CUARTO ESCALÓN

Durante la pre-adolescencia conviene que las sesiones sean semanales y condensadas, no mucho más de media hora. En las etapas posteriores, la frecuencia podría ser quincenal y la duración de cada sesión podría ser de hasta una hora, dejando mucho espacio al coloquio e intercambio de vivencias. Lo idóneo es que sean impartidas por los responsables de equipo siempre que tengan la formación y madurez adecuadas. Si no es el caso, podrán ser tutelados por formadores mayores.

98

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16. EL APOSTOLADO: APERTURA A LOS DEMÁS, DAR A DIOS COMO RESPUESTA

Por apostolado el ECyD entiende donación y apertura a los demás, como una consecuencia del modo en que Dios nos ha hecho: dependientes y relacionales. Bajo este prisma, la entrega a los demás encaja perfectamente, tanto en el que da como en el que recibe.

CUARTO ESCALÓN

demás Lo que los necesitan.

Lo específico de este medio es aprender a descubrir lo que los demás necesitan y decidir ayudarles en la medida de nuestras posibilidades. Al mismo tiempo, experimentar cuánto necesito también yo de los demás. La finalidad de la actividad apostólica es que el adolescente descubra la grandeza de ser apóstol, que viva permanentemente dispuesto a compartirse con los demás. También, y principalmente, la fe, haciendo vida el mandato del Señor «amaos unos a otros como Yo os he amado» (Jn 13, 34). Si algo necesitan los amigos, mi familia, mis compañeros, mis profesores, las personas que sufren… es amor y sentido para vivir: saberse amados incondicionalmente y de forma irrevocable, para siempre, y saber para qué viven. La respuesta más plena a esta inquietud es el encuentro con Cristo. En este sentido, el apostolado supone un plus, descubrir la misión de ser enviados a los demás para anunciarles a Cristo. Puede llegar mucho más allá de la entrega personal, y

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ser entrega del mismo Cristo. Por tanto, ser apóstol es, fundamentalmente, «una actitud vital, que debe aflorar en todo momento, lugar y circunstancia».99 Esta actitud se concretará en oportunidades para cumplir nuestra misión en este mundo y nuestra decisión de querer mejorarlo,100 haciendo buenas El que obras de las que muchas personas se podrán beneficiar. Si es e más r e l pr el adolescente busca ayudar al otro, el que más recibe es el opio cibe ado propio adolescente. «Hay más alegría en dar que en recibir» lesc ent e. (Hch 20, 15). El hacer apostolado y formarse como apóstol es una oportunidad para salir de sí mismo y abrirse al encuentro con los demás, con Dios. Porque, en definitiva, la experiencia del apostolado lleva al adolescente a la pregunta última a por la donación, por el amor, que no es otra que la pregunta a últim regunt . P c a on ión sobre Dios. r la d po

Algunas recomendaciones que pueden ayudar a concretar el apostolado: CUARTO ESCALÓN

Es también un medio de formación para el adolescente. La experiencia formativa y el apostolado son dos caras de una misma moneda. A través del apostolado, el miembro del ECyD aprende a vivir el sentido profundo de la generosidad y de la responsabilidad. Es una exigencia de su fe, que la confirma y la hace crecer.

99 100

Manual del Miembro del Regnum Christi, n. 174. La misión del formador en las coordenadas del 3x4.

169


El adolescente es apóstol en todos los ámbitos en que se encuentra, con su familia, con sus amigos, en su colegio, en la parroquia. A fin de cuentas el apostolado no es otra cosa que ser testigo. Éste es el gran reto del ECyD, formar y motivar en el adolescente el deseo de aprender a vivir con coherencia lo que cree y ser testimonio entre sus conocidos. Algunas concreciones apostólicas podrían ser:

ámbitos. todos los Apóstol en

CUARTO ESCALÓN

>> Ser responsable del ECyD es, sin duda, un gran regalo y una misión. Esta experiencia de darse a otros y compartir la fe vertebrará toda su vida y marcará su crecimiento y maduración. >> Los colaboradores ECyD ofrecen «parte de sus vacaciones para trabajar en misiones de evangelización, como animadores en campamentos y convenciones…».101 Son oportunidades para ayudar a la Iglesia allá donde se necesite, para aprender de otras realidades del ECyD en diferentes partes del mundo y para madurar en la fe. >> La oración por los demás es la principal fuerza del apóstol, donde puede contemplar e interiorizar el amor de Dios, siendo consciente de que «quien no da a Dios, no da casi nada»102 y donde puede pedir con fe y esperanza por los demás. El sacrificio por ellos refuerza este amor y esta entrega. >> Compartir el ECyD con muchos otros, pues siempre se comparte aquello que se experimenta y gusta. Es un signo de autenticidad ofrecer a otros la experiencia del ECyD. Así el miembro del ECyD responde a la llamada de Estatutos el ECyD, n. 147. J. RATZINGER, Misa Funeral De Mons. Luigi Giussani, Catedral de Milán, 24 de febrero de 2005.

101 102

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Cristo de «id al mundo entero y predicar la Buena Nueva» (Mc 6, 15). >> En concreto, en el ECyD el apostolado se concibe y se realiza en equipo, a través de sus proyectos apostólicos: >> Pueden ser acciones de tipo social, misioneras, campañas de comunicación, etc. >> Se adaptarán a la edad, formación y circunstancias de los miembros, atendiendo, además, a la psicología femenina y masculina. >> Para los mayores, ayuda proponer apostolados mixtos. Serán oportunidades para compartir experiencias valiosas y para fundamentar la amistad entre chicos y chicas en algo que realmente merece la pena de forma positiva, natural y enriquecedora. >> También ayuda a los mayores que se trate de «proyectos» apostólicos que implican tiempo, incluso años.

CUARTO ESCALÓN

171


17. ACOMPAÑAMIENTO PERSONAL La atención personalizada es un principio de acción del ECyD para responder a cada adolescente de forma única. Esta irrepetibilidad es una verdad que debe ser experimentada por el adolescente, que se sepa y sienta querido como alguien único, de la misma manera que es amado por Cristo personalmente. «Que los jóvenes no sólo sean amados, sino que sepan que lo son».103

CUARTO ESCALÓN

Es el mismo Dios el que se relaciona con nosotros de persona a persona, el que se ha hecho hombre para amar al hombre desde el Corazón de Cristo, Dios hombre que habla al hombre. De ahí que tradicionalmente en la Iglesia se haya valorado y cultivado el acompañamiento y la dirección espiritual como medio de transmisión de la gracia y de la luz de Dios.

los ión de iorizac r e t s n e I or . s y am e r o l a v

La atención personal es condición necesaria para la interiorización de todos los valores y amores a los que está expuesto el miembro del ECyD. Cada uno tiene sus talentos, sus ritmos, su libertad. Cada uno tiene la tarea de integrar de forma armónica y graduada lo que va recibiendo a lo largo de esta etapa. Esta labor de interiorización e integración no es una tarea fácil, y menos aún, para un adolescente. Implica madurez y equilibrio personal. Por ello, necesita de un guía, de un compañero con el que pueda compartir lo que está vi103

172

A. SICARI, Retratos de Santos, Don Bosco, Editorial Encuentro, Madrid 1995


viendo, que le ayude a verbalizarlo y que le anime y sostenga en sus decisiones para ser mejor cada día. Un guía que es mediador de la Iglesia y de la Gracia para ese adolescente. En coherencia con todo lo anterior, el ECyD propone dos medios concretos «que contribuyen a la atención personalizada»:104 La dirección espiritual:105 El adolescente que así lo quiera encontrará en el director espiritual una ayuda para el camino de su madurez. Con él puede tratar con total libertad cualquier cosa que le importe, las circunstancias personales por las que está pasando y, sobre todo, su relación con Dios y su crecimiento en el ECyD.

CUARTO ESCALÓN

La dirección espiritual es muy importante y el Encargado del ECyD velará para que la reciban todos los que quieran. No obstante, es la más compleja, necesita de experiencia, formación y oración, y sobre todo de mucha fe y esperanza en la acción de Dios. No por ser religioso o consagrado podemos considerar que ya hay un director espiritual. Es necesaria una preparación específica para ello. El director espiritual busca que el adolescente se plantee las preguntas fundamentales de su existencia y pueda verificar a Cristo como respuesta para todas Manual del Miembro del Regnum Christi, n. 341. Recomendamos la lectura del apartado “Acompañamiento y dirección espiritual”, del libro de J. GARCÍA SENTANDREU, LC, Adolescentes, guía para el caminar. Publidisa, 2012. Además, es conveniente una reflexión sobre lo específico de la dirección espiritual en los adolescentes como algo gradual, al ritmo de la Gracia y del adolescente. El término «espiritual», a veces, provoca un reduccionismo. Pero si todos los temas se integran es, precisamente, cuando pueden tener un verdadero impacto en la vida de los chicos.

104 105

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ellas, «en un marco de libertad, confianza y respeto, de oración y escucha al Espíritu Santo».106 Consiste, por así decirlo, en un encuentro entre tres, donde el director tiene presente que: >> La clave de una buena dirección espiritual está en el amor, en que el adolescente llegue a experimentar el Amor de Dios, que le quiere por encima de todo. >> El director espiritual conoce a cada adolescente como es, lo acepta y le ayuda a superarse, «a descubrir y potenciar los talentos recibidos de Dios».107 >> Para ello, la dirección brota de una cercanía y un acompañamiento que va más allá de un contacto puntual. El director sabe estar con los adolescentes entre los equipos, en las actividades apostólicas, en las de diversión e integración, etc. >> Está abierto para escuchar cualquier cosa y sabe elegir las batallas esenciales en las que embarcarse sin perder esfuerzos en las menos importantes. >> Es realista y paciente, siendo consciente de que está en una carrera de fondo, que va a durar varios años, con

CUARTO ESCALÓN

ía y Cercan nto. añamie acomp

sus idas y venidas.

Diálogo personal: Se refiere a la atención personal por parte del responsable de equipo. Será una conversación espontánea y cercana en la que los adolescentes pueden tratar todo aquello que deseen. Principalmente su vida en el ECyD, «como la formación, el apostolado, la participación en las actividades, el crecimiento y 106 107

174

Manual del Miembro del Regnum Christi, n. 398. Estatutos del ECyD, n. 164.


búsqueda de nuevos miembros, la vida de equipo».108 En muchas ocasiones, estos contactos personales serán punto de inflexión para que un adolescente se abra a Dios.

CUARTO ESCALÓN

108

Manual del Miembro del Regnum Christi, n. 407.

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18. VIDA DE ORACIÓN Y SACRAMENTAL Es posible que ya en la niñez mantuviera una relación con Jesús, pero ahora el adolescente empieza a percibir unas necesidades espirituales de mayor alcance. El niño aceptaba sin dificultad las ideas religiosas de los adultos, las practicaba, sin necesidad de razonarlas. En cambio, el adolescente se pregunta, quiere conocer por sí mismo y necesita mantener una relación con Dios que vaya más allá de las fórmulas recitadas en la niñez. crecer Necesita s. r con Dio y madura

El adolescente necesita orar porque necesita crecer y madurar con Dios. Así nos hizo Dios, para estar con Él, y tenemos en nuestro corazón ese deseo de plenitud que sólo Él puede saciarnos.

CUARTO ESCALÓN

En el ECyD el adolescente aprende a relacionarse con Cristo y a saber escucharle, pues no le habla como cualquier otro amigo, sino que lo hace en el corazón. Es la edad en la que el diálogo personal con Cristo debe hacerse algo espontáneo y habitual. Ahora necesitan más que nunca descubrir al Amigo, y entablar con Él una amistad real, continua e íntima. Es esencial que el adolescente comprenda y experimente que es Cristo quien le llama, le busca, le elige, quien actúa en él y le transforma poco a poco, no tanto su esfuerzo o sus sacrificios.

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Para que esto suceda, el ECyD propone las siguientes experiencias de encuentro con el amor de Dios: Vida de Oración: en esta etapa, el adolescente está iniciándose en una nueva relación con Cristo, de mayor, de tú a Tú, y necesita de un guía. Hay que enseñarle a orar y darle a gustar la vida de oración a través de experiencias y vivencias, incluidas aquellas más intensas, como retiros o convivencias. Vida Eucarística: es en la Eucaristía donde el adolescente puede experimentar a Cristo como Amigo, donde puede comprobar si es el verdadero pan para el camino, el que da fuerzas y acompaña, el que consuela y sostiene, el que da sentido a toda su vida, a las alegrías y a las tristezas. Es importante exponer al adolescente cente adoles l a r e a Cristo y dejarle estar a solas con Él. Expon to a Cris CUARTO ESCALÓN

También en el ECyD el adolescente aprende a vivir el misterio de la Santa Misa y el sentido de lo sagrado. De esta manera cuida con esmero todos los detalles de la celebración: las lecturas, las canciones,109 las oraciones… En los centros del ECyD el Sagrario tiene un lugar central y preferencial. Sacramento de la Reconciliación: es necesario que el adolescente experimente este sacramento en su pleInvitamos a reflexionar sobre la música en nuestras Celebraciones Eucarísticas. Las canciones existenciales ayudan a rezar, sobre todo cuando se está aprendiendo a rezar. Ponen en palabras muchas de nuestras experiencias, y por ello, tocan a toda la persona, y sobre todo su corazón, pudiéndole abrir a una experiencia personal de Dios.

109

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nitud, que no acuda sólo a pedir perdón, sino sobre todo a recibir la fuerza y el amor de Dios. La confesión es eminentemente una fuente de Gracia y un encuentro con Cristo que le ama y acoge tal y como es.

CUARTO ESCALÓN

Sacramento de la Confirmación: desde el ECyD, se acompañará al adolescente para recibir el sacramento de la Confirmación110 en el seno de la Iglesia, como el momento de la mayoría de edad en su fe. Es la oportunidad en la que el adolescente responde al «sígueme» de Cristo de forma personal, libre y madura (Mc 2, 13; Mt 9, 9; Lc 5, 27). En este sacramento Cristo le «marca con su sello» (2 Cor 1, 22) y le envía como apóstol suyo.

Este punto podrá matizarse en los diferentes territorios y localidades, según la edad en la que se reciba el sacramento de la Confirmación.

110

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19. SÍNTESIS Y REFLEXIÓN PERSONAL La vida de equipo, el apostolado, la formación, el acompañamiento personal y la vida de oración, todos y cada uno de ellos, tienen como misión despertar al adolescente y poner en juego lo que lleva dentro; ofrecer experiencias de encuentro para que en ellas descubra las respuestas y acompañarle en sus decisiones de crecer y mejorar nuestro mundo.

CUARTO ESCALÓN

Son medios relacionados entre sí, se enriquecen entre ellos. Claro que pueden darse con cierta independencia, aunque el sentido pleno y el despliegue de toda su riqueza se consigue cuando se viven simultáneamente. Los frutos de estos encuentros serán prueba de estar generando auténticos ámbitos de relación entre los adolescentes. ¿Cuáles son esos frutos? Siguiendo de nuevo a López Quintás,111 son frutos del encuentro la unidad e intimidad, la alegría y el gozo, la satisfacción interior, la luz y la energía espiritual, la iniciativa creativa, etc. Todo ello con la gradualidad sobre la que tantas veces hemos insistido, y que nos pide saber mirar al adolescente y ver cómo se va abriendo a todas estas realidades. Les invitamos de nuevo a compartir sus preguntas y sus propias respuestas en la página web www.ecyd.org. Gracias por ello. 111 Cf. A. LÓPEZ QUINTÁS, Descubrir la grandeza de la vida, Desclée de Brouwer, Madrid 2009, pg. 56.

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Vida de equipo

ros Los Encuent

CUARTO ESCALÓN

Vida de oración y sacramental

del ECyD

Experiencia formativa

entre sí, relacionados Son medios Se viven entre ellos. se enriquecen ente. simultáneam

Apostolado Acompañamiento personal

180


? Cuarto escalón:

Encuentros ECyD

¿Cómo se encarna el 3x4 en la vida del ECyD? ¿Hace falta participar de todos los encuentros del ECyD para ser del ECyD? ¿Cómo podemos confiar y acompañar a los responsables al mismo tiempo? ¿Es posible tener varios planes de formación simultáneamente para diferentes equipos? ¿Cómo se puede dar seguimiento a esto?


*

es hijo mío? ” “Por qué tem tu Madre? quí que soy a o y oy t No es uadalupe, Virgen de G ECyD Patrona del

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Quinto Escal贸n:

La vida del ECyD


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Estamos en el último escalón. Quisiéramos desarrollar aquí la definición más visual del ECyD, esa que proponíamos como comunidad de buscadores adolescentes y como una red de clubes, de actividades, de programas, con capacidad para transformar el mundo desde la iniciativa del amor de Cristo. La organización es un aspecto fundamental en este sentido, porque hace posible la concreción práctica del espíritu del ECyD en toda su vida y actividades. Propondremos unas líneas generales sin pretender hacer un instructivo o llegar a un nivel de concreción que limite su adaptación a tiempos y lugares.

20. RESPUESTAS DEL ECyD

QUINTO ESCALÓN

La vida del ECyD puede comenzar de muchas maneras. Allí donde exista un formador que encarne su espíritu y aproveche la oportunidad que ofrecen los diferentes ámbitos naturales de encuentro entre los adolescentes: un equipo deportivo, un colegio, un interés común, alguna parroquia, incluso, en Internet. Esto implica mucha flexibilidad a la hora de hacerse vida. Hoy hablamos de generar nuevos encuentros en la red y quizá dentro de unos años nuestro ámbito de encuentro sea el espacio.

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En definitiva, estas respuestas son experiencias de encuentros, convicciones y decisiones, a través de las cuales los adolescentes participan del ECyD, y pueden llegar a ser del ECyD con la gradualidad y el ritmo que necesiten.

Ser respuesta a la necesidad del adolescente

Estarán conectadas entre sí porque tienen una misma identidad y llevarán inscritas el ADN de su misión: despertar, responder y acompañar a los adolescentes. Se presentan tal y como son, del ECyD. Por eso podemos hablar de redes de clubes y programas, que comparten lo más esencial, ser respuesta a la necesidad de los adolescentes.

QUINTO ESCALÓN

a) El Club del ECyD

casa Como en

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El Club del ECyD es un centro propio que posibilita y potencia los encuentros transformadores del ECyD, la formación y la creatividad apostólica, la diversión, la vida de equipo, la atención personal, la oración. Un lugar en el que los formadores y miembros del ECyD se sienten como en casa. En el Club la vida del ECyD está en plena ebullición. Podrán ofrecerse simultáneamente actividades específicas de los miembros del ECyD y aquéllas dirigidas a cualquier adolescente.


El Club del ECyD:

El Club del ECyD es, en síntesis: Un lugar de encuentro: contará con los espacios recreativos, formativos y de oración para ello, adaptados a la realidad adolescente.

ro. - Un lugar de ecuent todos. a - Un centro abierto los eje - Una casa que refl D. ECy del s valore

Un centro abierto a todos: con naturalidad y transparencia, donde la acogida sea sello de identidad, y sin olvidar que todas las actividades son del ECyD. Una casa que refleje los valores112 del ECyD: Los formadores atenderán el cuidado y la profesionalidad de los clubes, y buscarán que los propios miembros se comprometan con el cuidado de su casa como muestra del aprecio por lo propio.

112

QUINTO ESCALÓN

Los clubes pueden tener una imagen y nombre propios, juveniles y atractivos, donde se integre el logotipo del ECyD. Estarán unidos al resto de clubes del mundo, y los adolescentes podrán experimentar que pertenecen a una comunidad más grande, más universal.

Se presentan específicamente en el siguiente apartado.

187


188

QUINTO ESCALÓN


b) Los programas del ECyD Es otra forma de responder a los adolescentes del ECyD. En este caso, atendiendo a un interés particular o a una necesidad concreta, como pueden ser los deportes, el voluntariado, la belleza interior y exterior, etc. Estos programas son ECyD y, por tanto, nacen con su ADN, su estilo y su método. Pueden surgir o desarrollarse dentro de un club o tener una autonomía propia, siempre en coordinación con los Encargados del ECyD.

o particular Interés concreta. necesidad

QUINTO ESCALÓN

Podrán darse programas locales, nacionales e internacionales.113 Es importante aprovechar sinergias y generar conexiones entre ellos, y sobre todo, entre los adolescentes que participan de ellos. Merece la pena, antes de comenzar con nuevos programas, conocer los que ya existen y valorar si pueden adaptarse a las necesidades de los adolescentes a los que estamos acompañando.

113 Programas como Sports Leader, Pure Fashion, etc., son ejemplos de este tipo de iniciativas. Hoy por hoy, estos programas tienen un alcance internacional.

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c) Otras formas de hacer ECyD «El extraordinario potencial de las tecnologías de la comunicación cuando se usan al servicio de los demás, se constituyen como un verdadero don para la humanidad».114 En la sociedad actual, la vida de los adolescentes gira en torno a las nuevas redes de comunicación. Un adolescente que pierde su teléfono móvil o no tiene acceso a Internet está desconectado del mundo, de su mundo. La web es para ellos un lugar de encuentro virtual. Es ésta una manifestación contemporánea de su necesidad de relacionarse con los demás.

QUINTO ESCALÓN

El ECyD quiere responder a estas nuevas formas de interacción, entre ellas, haciéndose presente en sus redes virtuales, promoviendo la unión y la identidad de los adolescentes allá donde estén, y con ello se fortalecerá también la internacionalidad del ECyD.

ogía la tecnol Integrar iones, vas expres y sus nue nales ones perso con relaci reales.

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Se podrán abrir, por tanto, clubes del ECyD virtuales como complemento a la vida del ECyD en sus clubes ordinarios. El reto del ECyD será integrar la tecnología y sus nuevas expresiones, con relaciones personales reales, favoreciéndolas. El ECyD se compromete con los adolescentes para reflexionar juntos en el uso y participación en estas redes virtuales, descubriendo con ellos su verdadera naturaleza.115

BENEDICTO XVI, Mensaje para la XLIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, Vaticano, 24 de enero de 2009. Algunas notas para la reflexión sobre su uso: a) el mundo virtual no debe confundirse con el mundo real; b) vivir con coherencia en el mundo real y virtual; c) proteger la intimidad propia y ajena.

114 115


21. SIGNOS DEL ECyD El adolescente necesita saberse parte de algo y sentirse orgulloso de serlo. A esto responde la necesidad del ECyD de contar con manifestaciones externas que refuercen su identidad propia. Esta identidad se crea en torno al ideal y a la misión, pues lo que verdaderamente crea el espíritu de familia y de unión es la vivencia de su estilo de vida. Los símbolos y tradiciones son formas de encarnar el ECyD.

Los sím bolos y tradic iones d el ECy son fo D rmas de enc arnar el ECy D.

a) Nuestra Patrona

QUINTO ESCALÓN

La Virgen de Guadalupe es la Patrona de todo el ECyD. María, como adolescente, dijo sí a una llamada de Dios sin precedentes: ser su Madre y la nuestra, ser junto a Cristo co-redentora de todos los hombres. Su vida es modelo para nosotros. Es a Ella a la que acudimos como defensora, protectora e intercesora de los adolescentes y de sus formadores. Si algo necesita un adolescente es contar con un amor incondicional durante esta etapa de cambios y crecimiento, y una Madre cercana a la que confiarle cualquier cosa. La experiencia de encuentro con la Virgen les concederá seguridad para toda su vida, sabiendo que pueden acudir a Ella siempre, pase lo que pase, hagan lo que hagan.

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En México nació el ECyD bajo la mirada de la Virgen de Guadalupe, Madre a la que nos confiamos y que fielmente, nos acompaña, ayer, hoy y siempre. «¿Por qué temes hijo mío? ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?»

b) Símbolos del ECyD

*

El nuevo logo del ECyD nació de un concurso entre los

alumnos de diseño de la Universidad a. Francisco de Vitori El ganador del

QUINTO ESCALÓN

concurso y autor del logo fue Ignacio Santana.

Los símbolos son formas de hacer presente el ECyD en sus actividades y un medio para que sus miembros puedan manifestar su pertenencia. Hablan y favorecen la identidad y el aprecio por lo propio, y nos ayudan a sentirnos en casa en cualquier club, programa o actividad. Presentamos algunos de ellos: Un logotipo propio que estará presente también en los clubes, programas y actividades del ECyD.

do, un mundo abraza al mun Una cruz que imperfecto, s, en un trazo do to n be ca e o dond , hecho a man que recorremos l como el camino de onalizada formación pers que simboliza la ese camino uda a recorrer ECyD que te ay igos. junto a tus am personal y único

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Una bandera, la de Jesucristo, roja y blanca.

Pureza y pasión de amor.

También es costumbre tener en los centros del ECyD las banderas del Papa -amarilla y blanca- y de la Virgen -azul y blanca-.

El ECyD cuenta con su propia cruz.

QUINTO ESCALÓN

e que s cruz, el ia p o s de de su pr y n o l o c e cie enta bolo d cia el YD cu os, sím ra ha r d a ie l t El EC s os Dio y la acia l te a esde h n d e ) c e n s r ó e ab ol ón, coraz el ad coraz o (el a el nte d e ie d c o centr e r r iema a c los m caden ertur s p a o a n d u o a t l s. Y entre demá istad m a los a la lo de símbo bros.

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c) Las tradiciones del ECyD

Revivir los acontecimie ntos que confor man la vid a del EcyD junto a tu s amigos.

Las tradiciones forman parte de nuestra historia, es algo que se hereda y se transmite, que constituyen nuestra identidad. Son valores, costumbres y manifestaciones valiosos y motor de unión entre las diversas generaciones. Ayudan no sólo a recordar, sino también a revivir los acontecimientos que conforman la vida del ECyD. Las principales tradiciones que se promueven son: La celebración de la Patrona del ECyD el 12 de diciembre. Puede tener un carácter local, nacional, o internacional.116

QUINTO ESCALÓN

La celebración de acontecimientos especiales del ECyD, en equipo o junto con todo el club, principalmente, la inauguración y cierre de año, haciendo partícipes en su caso a los amigos y a los padres de familia. El saludo y despedida a Cristo Eucaristía117 al entrar y salir de los centros o los clubes. También el beso a la Biblia pidiendo a Dios que aumente nuestra fe. Además en el ECyD se potencia la vivencia de los momentos litúrgicos de la Iglesia, ¡porque somos Iglesia!, con Internacional al menos cada dos años. No implica necesariamente el traslado de miembros del ECyD de un lugar a otro, pero sí conexiones con el ECyD en otros lugares del mundo. En aquellos lugares donde sea posible tener una Capilla con Santísimo.

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algunas iniciativas como: Via Crucis en preparación a la Semana Santa, por la salvación de todos los hombres. Rosario Solemne en el mes de María, pidiendo por la Iglesia y las intenciones del Santo Padre. Adoración solemne en el mes de octubre, mes misionero, por las vocaciones a la vida consagrada en la Iglesia, y en junio, mes del Sagrado Corazón, por el encuentro de los adolescentes con Cristo.

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22. VALORES INSTITUCIONALES DEL ECyD Los valores de una persona, institución o acción son aquellas cualidades necesarias que expresan su identidad. Este apartado presenta los valores institucionales del ECyD como organización, aquellos que conforman su estilo propio y que serán encarnados por los formadores y los que de alguna manera estén implicados en actividades del ECyD. Además, los principios de acción, las actividades, los programas, los apostolados del ECyD estarán impregnados de todos ellos:

QUINTO ESCALÓN

La persona como fin: es el valor supremo al que se orientan todos los demás. La persona es el ser más digno, y el resto de valores servirán en la medida que sirvan a la persona. El camino de la Iglesia, y por tanto, del ECyD, es la persona. Confiamos en que está hecho para la verdad, el bien, la belleza y la bondad, que está hecho para el encuentro con Dios. Rectitud de intención: la mirada del formador está siempre centrada en el bien de cada adolescente y sus acciones están motivadas por la búsqueda de este bien. Renueva siempre esta convicción que va más allá de la preocupación por el crecimiento y por los números. El amor por cada uno no puede ser vivido como una estrategia. Es necesario conocer las motivaciones

La m irada del f está orma siemp dor re ce bien d n t rada e cad en el a ad olesc ente.

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más profundas de cada acción, «y recordar que todo lo que hacemos lo hacemos por amor a Dios y a nuestro prójimo».118 Confianza en la Gracia: el trabajo bien hecho abona el terreno para que la Gracia de Dios sea más fecunda pero no la sustituye en ningún caso. La iniciativa, la llamada y los frutos dependen siempre de la acción de Dios. Desde el ECyD se llenarán de agua «las tinajas hasta el borde» (Jn 2, 7) para que Cristo pueda convertirla en vino. Esta confianza es también una Gracia que con humildad hay que saber pedir a Dios todos los días.

Apertura: de la vocación misionera de la Iglesia se desprende la inquietud del ECyD de llegar a cualquier 118 119

persona dos rsos gra por dive risto. ega a C de entr

A. CORCUERA, Carta de 11 de mayo de 2008. Ibíd.

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QUINTO ESCALÓN

Gradualidad: el formador sabe adaptarse y respetar el ritmo de maduración de cada miembro del ECyD, de sus necesidades de formación y su atención personal. Es condición de un auténtico acompañamiento. No se espera del adolescente una respuesta definitiva desde el inicio, pues «el proceso de conversión y crecimiento espiritual es un proceso gradual. Poco a poco, las personas van pasando por diversos grados de entrega a Cristo. Y esa entrega, en definitiva, se transforma en generosidad con Aquél de quien hemos recibido s poco, la todo».119 Poco a asando s van p


El EcyD es concebido y presentado para todos.

adolescente; no sólo a adolescentes católicos o a determinados estratos sociales, sino también a aquellos en los que se pueda suscitar una actitud de búsqueda de sentido y de felicidad, en definitiva, de Dios. Aunque no se llegue a todos, el ECyD es concebido y presentado para todos. El ECyD no es un fin en sí mismo, sino un lugar donde hacer Iglesia y encontrarse con Cristo. Esta apertura también la entiende el ECyD como expresión de ser Iglesia. Por ello, el ECyD pone a disposición de la Iglesia todas sus actividades, formadores y método de trabajo con los adolescentes.

QUINTO ESCALÓN

Coherencia: la misión de acompañar al adolescente será siempre la inspiración de toda acción. De ahí, la necesidad de renovar y reflexionar constantemente sobre la razón de ser del ECyD, y saber llevarla a la acción con flexibilidad, creatividad y audacia, adaptándose a tiempos y lugares.

ra eno pa Algo bu otros. tir con compar

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Transparencia: el ECyD se muestra tal cual es en su vida ordinaria y en sus programas apostólicos, sin falsa prudencia que pudiera interpretarse como ocultamiento. La experiencia de ser del ECyD se presenta con naturalidad y sencillez, como algo bueno para compartir con otros, generando confianza en sus miembros, familias, parroquias, etc.


Pro vo preg car es unta des pert s, y p ar ropo ponerl esas as ner e n a C j u ego ris resp hamuest to com o a.

Provocación: ante una cultura que anestesia el bre de Dios y de sentido, el ECyD despierta y conecta con el anhelo de felicidad y plenitud en el adolescente. Provocar es despertar esas preguntas, ponerlas en juego y proponer a Cristo como respuesta. La provocación encarna la misión del ECyD, que es despertar, responder y acompañar al adolescente. Universalidad: el ECyD tiene una vocación de «ir al mundo entero y predicar el Evangelio» (Mc 16, 15), con otros que comparten el mismo ideal. Las actividades, los programas, los clubes, los equipos del ECyD, no son islas independientes, sino que forman parte de una red internacional de adolescentes capaces de lograr un mundo mejor. Es importante caer en la cuenta de la riqueza de esta dimensión internacional y ponerla al servicio del cumplimiento de la misión del ECyD en la Iglesia y en la sociedad.

QUINTO ESCALÓN

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23. CÓMO SE ORGANIZA EL ECyD

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El ECyD es una organización de carácter internacional y forma parte del Movimiento Regnum Christi. Depende de la dirección territorial del país donde se encuentre y, en concreto, de la dirección local de apostolados de la ciudad específica. En última instancia, el director general del Regnum Christi marca las directrices del ECyD. La estructura organizativa del ECyD es concebida como un medio para garantizar la atención personal de cada una de las personas involucradas, principalmente, de sus miembros y de los responsables de equipo. Presentamos los rasgos generales de esta organización:

QUINTO ESCALÓN

El ECyD se organiza en dos ramas, la femenina y la masculina, porque ordinariamente la vida del ECyD es diferenciada. Cada rama del ECyD en una ciudad cuenta con un Encargado. Si la localidad lo necesita, puede haber varios en cada rama. Los miembros del ECyD se organizan en equipos con sus responsables. Para ofrecer un seguimiento adecuado a los miembros, es recomendable que los equiSobre las funciones de quienes conforman la estructura organizativa del ECyD se pueden consultar los instructivos de cada puesto en el área dedicada al ECyD en www.missionkits.org.

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pos estén formados por unos quince adolescentes. También es conveniente que cada responsable cuente con un delegado que le apoye en la marcha de la vida del equipo. Cada 5-10 equipos formarán un grupo, que tendrá a su vez un responsable de grupo. Su misión fundamental será acompañar a los responsables de equipo. Hay cinco etapas, atendiendo a los cinco años en los que se estima la experiencia ECyD, entre los 11 y los 16 años.122 Responden a la necesidad de organizar por edades las diferentes actividades, programas, medios, etc. Lo más importante es que el Encargado del ECyD pueda contar con un equipo suficiente de trabajo donde no puede faltar: QUINTO ESCALÓN

Los responsables de equipo como medio fundamental para desarrollar la vida ordinaria de una sección y de los clubes del ECyD. Suelen ser los mismos miembros de la última etapa del ECyD, o miembros de las secciones juveniles del Regnum Christi. Religiosos, consagrados o seglares que garanticen el acompañamiento personal integral de todos los adoLa edad del ECyD podría alargarse incluso hasta los 18 años si la experiencia concreta de los adolescentes así lo pide y se ve necesario. Habría por tanto, entre 7 u 8 etapas. En cada localidad se valorará su conveniencia y organización, atendiendo también a la realidad del RC juvenil.

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lescentes que participan en el ECyD. Es recomendable que estos religiosos o consagrados ejerzan también como responsables de grupo, velando por los equipos.

QUINTO ESCALÓN

En el caso de los clubes y programas, se podrá contar con seglares dedicados profesionalmente a su desarrollo, siempre y cuando se pueda autofinanciar su contratación.

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23.

SÍNTESIS Y REFLEXIÓN PERSONAL El ECyD se encarna en personas y en realidades. Los clubes, los programas, las actividades quieren ser puntos de encuentro para los adolescentes, donde puedan buscar y descubrir con otros las respuestas para su vida. De alguna manera, todas estas actividades son ya una respuesta a esa búsqueda, porque tienen impreso el ADN del ECyD. ¿Qué condiciones serían necesarias para que esto se haga realidad? Al menos tres:

QUINTO ESCALÓN

>> Escuchar a los adolescentes, conocerlos y comprenderlos, descifrar sus necesidades. >> Concebir actividades como respuesta a su búsqueda. >> Generar encuentros para los adolescentes, donde descubrirán y afianzarán sus convicciones y decisiones para su vida. La vida del ECyD está bajo la protección de María, nuestra Madre. A Ella confiamos nuestro deseo profundo de despertar, responder y acompañar al adolescente en el camino hacia su plenitud vocacional, hasta el encuentro con Cristo. La organización del ECyD está al servicio de la persona, de los adolescentes, que permanecen en el centro de nues-

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tra mirada. Su estructura garantiza una atención cordial y personal a todos aquellos implicados en la vida del ECyD.

QUINTO ESCALÓN

Les invitamos finalmente a compartir sus preguntas y sus propias respuestas en la página web www.ecyd.org. Gracias.

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? Quinto escalón:

La Vida del ECyD

¿Cómo garantizar que todos los programas, actividades, etc., tengan el ADN del ECyD? ¿De qué manera estarán conectados? ¿Podría ampliarse la edad del ECyD desde los 10 a los 18 años? ¿Qué papel tiene el Encargado del ECyD en cada localidad?


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Una sĂ­ntesis para el camino


UNA MIRADA: desde el amor Queremos aprender a mirar como Dios nos mira, a mirar a los adolescentes como Él lo hace, para poder ser Testigos de su Amor, especialmente para aquellos que se estrenan en el reto de la vida. Anhelamos tener la mirada del Padre que supo leer el corazón del hijo pródigo, que supo descifrar su sed de felicidad y belleza, y que supo entender, en ese contexto, el fracaso y la huida del hijo. Porque para el que ama, todo puede ser para bien, todo puede quedar abrazado. Nosotros tenemos ese desafío por delante: aprender a mirar para saber abrazar verdaderamente, para que los adolescentes experimenten nuestro afecto y asombro por su destino.

UNA MISIÓN: acompañar

SÍNTESIS PARA EL CAMINO

La respuesta del ECyD a los adolescentes es una compañía. Les decimos estamos unidos en esto, buscamos y crecemos juntos, no estás solo en el camino de la vida. Y yo tampoco lo estoy, porque estás tú conmigo, para entender este mundo y mejorarlo, para comprendernos nosotros y sacar nuestra mejor versión. Cum panis significa compartir el pan, y en sentido pleno, compartir el Pan de Vida que es Dios mismo. Acompañar de esta manera es Evangelizar, despertando, respondiendo y acompañando a cualquier adolescente en el arte de vivir.

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UN MÉTODO: un camino de encuentros, convicciones y decisiones El método del ECyD es alguien, un encuentro entre personas que forman un nosotros. Ese encuentro, ya es respuesta. Nuestro caminar se inicia con sus preguntas existenciales, para buscar juntos respuestas que fundamenten su vida y llegar a acompañarles en sus decisiones. Encuentros, convicciones y decisiones que llenan de sentido el estilo de vida del ECyD, nuestro 3x4.

SÍNTESIS PARA EL CAMINO

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P.R.C.A.G.D



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