Revista digitalizada historiaa

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COLUMNISTAS

CARMEN CORDERO.

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Se produjo de igual forma como se dio en el continente americano, por oleadas humanas, proveniente del sur del continente, hace aproximadamente 15000 años. Localizándose en diferentes lugares. La primera oleada estuvo integrada por pequeñas hordas o agrupaciones sin jefe determinado, de cazadores y recolectores de raíces y frutas, que se movilizaban de un lugar a otro en búsqueda de alimento. Por esta razón no construían viviendas estables y sólo dejaron algunos rastros como instrumento de huesos y piedras.

La segunda y tercera oleada era compuesta por cazadores pescadores y recolectores de conchas marinas. Estos se ubicaron en pequeñas aldeas con palafitos, localizadas en el Lago de Maracaibo por otras regiones del país. De este grupo indígena se encontraron numerosos rastros arqueológicos, como conchas marinas, instrumentos de huesos y espinas, así como objetos de piedras. La cuarta oleada estuvo integrada por comunidades de origen Chibcha los cuales se desplazaron desde Colombia hacia los andes venezolanos. Estas comunidades representadas por los Timotes y Cuicas, se organizaron en pequeñas aldeas agrícolas, constituyendo el grupo más avanzado desde el punto de vista cultural y agrícola.

La quinta oleada: integrada por comunidades de lenguas caribe procedentes de Centroamérica y las Antillas. Los caribes se localizaron en las costas orientales y centrales de Venezuela donde formaron comunidades agrícolas y pescaderas. A este grupo indígena se les conoce como grandes guerreros que se desplazaron de su territorio a otros pueblos indígenas.

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2º Etapa Agrícola Media: estos grupos combinaron la caza la pesca y la recolección de frutos con algunos cultivos como la yuca y el maíz, habían empezado a utilizar la agricultura, haciendo uso de técnicas como la quema y la tala. Cuando comenzaron a desarrollar estas actividades fueron haciéndose sedentarios y construyeron viviendas como chozas, que eran llamados bohíos y caneyes (bohíos de gran tamaño).

Los estudios sostienen que las principales oleadas migratorias producidas en el territorio venezolano fueron protagonizadas por dos grandes familias lingüísticas suramericanas los Arawuacos y Caribes. Además de estos existieron otros grupos menores que dejaron sus huellas. Estos grupos al asentarse en territorio venezolano fueron destacando su forma de vivir, que indicaba su desarrollo y evolución cultural, la cual se fue dando por etapas.

3º Etapa Agricultura Avanzada: en este nivel se ubicaban los indígenas que habían desarrollado la agricultura en forma más avanzada y compleja (de regadío), utilizándose nuevas técnicas como la construcción en terrazas, usaban sistemas de canales de riego, estanques, almacenes de piedras y barro para guardar excedentes de alimentos, también elaboraron tejidos y cerámica. La influencia de esta evolución cultural fue de la cultura Chibcha de Colombia.

1º Etapa Pre Agrícola: Estas culturas no conocían la agricultura, eran comunidades que tenían como actividades principales: la caza, la pesca y la recolección de frutos silvestres. Actividades que ocupaban todo su tiempo, estos pueblos no tenían caminos para comunicarse, para ello seguían el curso de los ríos.

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Los indios cuicas provienen de una masa social formada por asentamientos establecidos en la meseta central de Colombia, que constituyeron la gran nación muisca de elevada cultura en su momento y que por el lenguaje utilizado, según estudios fonéticos y lingüísticos oportunos, sus orígenes arrancan de Centro América, entre Honduras y Costa Rica, y que una vez transmigrados al territorio colombiano, desde la gran meseta de Cundinamarca hacia el Oriente frío y montañoso de Boyacá y los Santanderes entran en comunicación con tribus originarias de Venezuela, antes venidas del Sur amazónico, principalmente arhuacos, estableciéndose así una mixtura de razas que con ciertas diferencias mas hermanadas llegan a ocupar los estados andinos del Táchira, Mérida y Trujillo,aunque el Táchira por las

oleadas sucesivas de indios caribes provenientes del lago marabino y algunos por el llano barinés, configuran en el tiempo un grupo parecido aunque no hermanado, como si lo fueron las comunidades de la nación chama, o sea vinculada al río mayor merideño, y de la nación cuicas, que se forma por varias parcialidades de un tronco común y que debido a las razones históricas viene a tener ese nombre diferencial, porque en la entrada de los españoles a esa zona indígena se encuentran con el numeroso grupo denominado cuicas, y de entonces acá se tomó dicho apelativo para llamarlos a todos con esta palabra identificadora, de donde sea bueno aclarar que el término timotocuicas es inexistente, superpuesto y obra quizás de un escritor romántico que por razones familiares pensó en establecer este maridaje que repito es inexistente.

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Los CUICAS ya señalados según cuentas de la época ocupaban una extensión de 362 leguas que se extendían desde el páramo de Serrada hasta el inicio de los llanos de Carora, por el poniente de El Tocuyo, la quebrada Tafajes y las aguas que corren hacia el lago de Maracaibo, con su principal vertiente, que es el río Motatán, aunque el Misturnucú o Jiménez fue cantado hasta por poetas de sólido estro musical. En su territorio hay treinta ríos o cursos de agua y treinta y cuatro picos de montaña con más de 3000 metros de altura. El territorio de su jurisdicción lindaba con otras comunidades diferentes, que por lo común mantenían la paz dentro de una defensa permanente, pudiéndose contar por el norte a los temibles jirajaras, a los aliles y quiriquires lacustres, los betoyes, gayones, caquetíos, ayamanes, ajaguas y omocaros, limitando por el estado Lara, los aracayes y coyones por el lado de Portuguesa, los calderas, caratanes y cambambas por el estado Barinas, y los chamas, de la cultura chama, por el estado Mérida, haciendo constar que estas parcialidades indígenas en su mayoría y en tiempos necesarios, eran migratorias. El nombre Cuicas es de origen chibcha, la nación más desarrollada de los ancestros muiscas, y equivale en ese lenguaje occidental a “tierras altas”, porque en verdad buena parte de los asentamientos cuicas existían en las tierras altas del hoy Estado Trujillo. Se componían principalmente de 17 comunidades organizadas que andaban establecidas en forma sedentaria, lo que era un progreso para la época, dependiendo de la agricultura, la caza y pesca, la cría menor desde luego y las artes manuales, en la cual eran expertos como el caso de los objetos en cerámica o de barro cocido, arcilla y la cestería, pulían la piedra, el cuarzo, silex, el azabache, la

pizarra y elaboraban los tejidos de colores, como chinchorros y piezas de calzado (alpargatas o cotizas), que tuvieron fama en el período de la Colonia. Además las mujeres y los hombres usaron prendas pectorales de dos alas, en forma de ave estilizada, gargantillas, collares, adornos diversos, colgantes, mantas de algodón etc. Las cuatro más importantes familias de esta nación fueron los tostóses, que desde las fronteras de Boconó llegaron hasta ocupar algunas vegas de Timotes, de donde toman su nombre en ese piedemonte andino; los escuques, que es como la parte central indígena de la zona, con doce parcialidades, y la numerosa nación cuicas, que le da el nombre a todo el conglomerado indígena por referirse a ello y en genérico los primeros cronistas españoles que se impusieron estudiar a dicho territorio y sus pobladores. En ese tiempo primigenio se contaban cuatro centros o villajes extendidos llamados Boconó, Jajó, Escuque y Carache, con un dialecto común que surtía a dieciséis pueblos aborígenes, y numerosas parcialidades indígenas, entre ellos los tirandáes, que pronto esos españoles mediante los sistemas de asentamiento y colonización comienzan a catequizar olvidando sus tradiciones ancestrales, e imponiendo al tiempo los sistemas traídos desde Europa, con fines personales, mediante leyes de sumisión

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con que se obliga a aprender el rigorismo de la lengua castellana y el olvido de sus credos animistas legendarios so pena de incurrir en delitos eclesiales, entre ellos la mohanería ejercida por piaches idólatras, mientras al mismo tiempo y para suavizar la dureza de tales disposiciones, los Reyes Católicos, con Isabel a la cabeza y hasta en tiempos de Felipe II, por Reales Órdenes se dispuso

hacer ciertas concesiones de hidalguía a los caciques indígenas de la zona, cuestión extensiva a toda América, para así darles el título de Don, utilizar un bastón de mando con efecto en las comunidades sufragáneas y al tiempo reglamentando ciertas maneras de vida entre sus dependientes, acordes desde luego con lo dispuesto por las autoridades hispanas y sus instituciones, ergo el Cabildo y las leyes de Indias.

A los jefes de estas tribus se les identificaba con el nombre de chacoy, y el principal se le llamó tabisquey, pero para las decisiones de importancia había reunión del colectivo de ancianos a fin de conocer sobre sus experiencias, en esta comunidad que tenía la mayor población para el momento de la llegada de los hispanos a dicha tierra, estimándose en más de 20.000 indígenas, manejados por una cincuentena de caciques, que en obra de veinte años largos fueron sometidos, procediéndose así al mestizaje y la transculturización.

En cuanto a sus creencias, bien emparentadas con la de los muiscas colombianos, utilizaban en ello el difundido animismo, y dentro de tales manifestaciones espirituales rendían culto al sol (reupa), la luna (chaseugn), el Ser Supremo creador (Kchutá), el murciélago, la rana cantora [símbolo chibcha de la lluvia], la luz, el calor, las estrellas, el viento, la lluvia, el agua y la centella. Profesaban el culto a los cuerpos celestes, enterrando a los muertos en mintoyes bajo forma sedente o en cuclillas. Dentro del

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primitivismo ancestral temían a los seres maléficos como Keuña (diablo), Quiaque (ser patriarcal azotador) y Quirachú (dios maligno presente en el templo de sus recogimientos). Los dioses para adorar eran simbolizados en forma de muñecos de barro cocido, algunos en el interior hueco contentivo de piedras pequeñas que podían sonar (chorotes), parecidos a los tunjos chibchas, y vistos en modelo estatuario bajo diversas concepciones culturales como erguidos, sedentes, con utensilios en las manos, y hasta servidos del nervio viril, etc. En los numerosos adoratorios descubiertos, principalmente cuevas (existen 32 cuevas y cavernas, entre ellas las conocidas de Niquitao)), ordenados destruir por la Inquisición que manejara la orden dominica, y más en tiempos del obispo vasco fray Antonio de Alcega, se realizaba el culto mayor, con una ofrenda de manteca de cacao, mientras se danza en grupos acompañados de fotutos, chirimías, maracas y tamborcillos. A objeto de corregir estas perversiones de la idolatría para 1608 ya se habían quemado 1.514 santuarios indígenas en la “provincia de cuycas”, como se le llamara entonces, y aún para 1714 en Carache se liquidaron 24 adoratorios y 74 ídolos que representaban estas manifestaciones paganas, pues hay que recordar, además, que al gran ídolo de la región los españoles lo encontraron a su entrada por Escuque, que era llamado Ikaque, establecido por tierra de los escuqueyes, en Quibao, donde tenía su adoración ferviente y ofrenda en un templo de tres naves sobre horcones adornado con astas de venado, lugar en que se rendía culto a una estatuilla perdidosa, redonda y fabricada en oro, representado a la diosa de las cosechas. En referencia a la vida particular de estas sociedades autóctonas diremos que mantenían afinidades raciales y etnográficas con los chibchas de Colombia, mientras existía la poligamia y la virginidad no era un secreto y menos virtud dentro de su manera de vivir. Ya para la época en que fueron destruidos sus adoratorios el Obispo de Caracas ordenó reunir a los cuicas para distribuirlos en diez doctrinas y bajo la protección física de los señores principales de la región, mientras que en 1621 el gobernador Francisco De la Hoz Berrío redujo a diez pueblos la organización social de dichos indígenas, y en 1687 la provincia de Cuycas albergaba 49 encomiendas indígenas, según el censo establecido.

En cuanto a la VIDA COTIDIANA de los cuicas diremos que eran callados y melancólicos, algo parecido a su música. Cosechaban maíz como elemento esencial, legumbres y algodón, usaron bolas de hilo en el trueque o transacciones comerciales y vivían en chozas de palma dentro de los poblados. Su cuenta era decenal, con las dos manos, y usos de nudos de a cinco porciones, equivalente a cada mano. La semana era de cinco días, de acuerdo con el cambio de la luna, y no eran belicosos, salvo en el resguardo de sus territorios y familias. Su lenguaje de reminiscencia muisca era sencillo,

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Carente muchas veces de sonidos fuertes, y desde luego que desconocían la forma escrita, salvo excepciones pictográficas en piedras y grutas. Su idioma vale decir aún se hablaba en las altas montañas del diario recorrer a fines del siglo XIX, salvándose del olvido total gracias a los trabajos que sobre ello realizaran autoridades como Rafael María Urrecheaga, Amílcar Fonseca, Alfredo Jahn y Julio César Salas. En cuanto al arribo de los españoles a la provincia de Cuycas lo hicieron por tierras de la llamada tribu cuicas, cuyo topónimo en adelante los identifican en total, y con 70 infantes, indios yanaconas y caballerías penetran hasta el lugar de Escuque, donde fundan la ciudad de Nueva Trujillo, en recuerdo de la patria del conductor Diego García de Paredes, hacia mayo de 1557, y una vez construido el palenque que defiende a la población hispana, De Paredes regresa a El Tocuyo para dar cuenta de esta fundación, mientras que los neotrujillanos se extralimitan frente a la población indígena, cometiendo delitos y entre ellos violaciones, que exacerban a los naturales, quienes mediante el llamado de la sangre en las partes altas reúnen a las tribus vecinas y así cuatro comunidades declaran la guerra al ocupante, al mando del recio cacique Jaruma, “el del penacho de diez plumas” y otros asistentes a la guazábara, de donde los sitian y Mazariego.

bombardean con fuego, flechas envenenadas, lanzas, cerbatanas y enormes pedruzcos o galgas que lanzan desde estribaciones altas, por lo que de noche y sin ruido, salvo el canil, los temerosos habitantes hispanos que montan a casi un centenar se escoden entre las sombras para huir rumbo a Barquisimeto, pero pronto y por la riqueza del lugar los conquistadores regresan a este sitio para refundar con el nombre de Mirabel a la ciudad deshecha, lo que harán en forma consecutiva y por siete veces a la dicha Nuestra Señora de la Paz de Trujillo, nombre final de tales ejecutorias, conocida de entonces como “ciudad portátil”, para quedar asentada por siempre en el poblado valle de los indios mucas, en el año de 1570. Ya para entonces los naturales indígenas habían tenido diversos enfrentamientos con los opositores hispanos, distinguiéndose entre ellos el chacoy Pitijoc, de la comunidad visupite, quien muere luchando en el cerro El Conquistado, el valiente cacique Carachy, de origen jirajara, ejecutado por Francisco Gómez Cornieles, y el valioso protector de dicha raza, que se distinguió por sus hazañas, o sea el tabisquey Pitijai, de la tribu estavayas, último de los valientes defensores de su mundo prehistórico quien en 1575 debió rendir la vida luchando luego de dieciocho años de dura oposición formal.

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Karachy, Karaque, Karachyy,Karachès son los modos que se recuerda el nombre del jefe de los indígenas de la nación Cuicas, a cuyo Honor el río, el Valle, la ciudad, Parroquia Y municipio recibieron la denominación de Carache, entre los años 1558 y 1561 de la investigación realizada por el Hermano Nectario María, no se pudo precisar la fecha exacta del origen de la época de sus comienzo sin embargo el investigador señaló tentativamente el 24 de Junio de 1561 Gran Cacique Carachy "Para el momento en que se realiza la primera empresa de conquista española desde el centro expedicionario de El Tocuyo hacia tierras de la nación cuicas (1548), el intendente de campo Damián del Barrio y sus conquistadores se enfrentaron a los aborígenes asentados como habitantes originarios del valle, bajo el liderazgo de su principal El Gran

Cacique Karachy, estas primeras acciones fueron en su paso hacia las hondonadas del río Burate de Tostó, en su ambicionada búsqueda del oro mitológico de las leyendas y mitos indígenas. La lucha de resistencia

ofrecida por los cuicas y su caciques de las tribus, actuaron ferozmente al ver como la diáspora invasora española revelaba sus reales y verdaderas intenciones, al iniciar el aniquilamiento de los pueblo y su cultura. Esto llevó a una acción de resistencia en defensa contra quienes buscaban someterlos en su propia tierra, se exteriorizaron acciones de entereza donde los guerreros Cuicas aliados con otras naciones oriundas de la región, demostraron valentía y arrojo en la defensa de su población, de su tierra, de su cultura. .Los pensamientos, los

sueños, lo imaginario, simbólico y sentimental crean las vivencias de un colectivo que como nuestros originarios ingeniaron un pueblo libre y soberano, es capaz de establecer su relación semántica con el mundo exterior y con su propio mundo interior. La cosmogonía de libertad de las naciones indígenas americanas deben ser guía de lucha, como se ven reflejadas inequívocamente en las acciones del Gran Cacique Carachy, que bajo su cultura autóctona Timotocuicas actualmente, muestra la dignidad de un pueblo que no ha perdido su identidad ni ha sido vencido en sus convicciones de ser una sociedad Libre y soberana. El Gran Cacique Carachy, en su época alcanzó meritos para convertirse en el epónimo de esta tierra heroica de Los Timotocuicas, hoy las generaciones actuales le rendimos homenaje"

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"Artículo 119. El Estado reconocerá la existencia de los pueblos y comunidades indígenas, su organización social, política y económica, sus culturas, usos y costumbres, idiomas y religiones, así como su hábitat y derechos originarios sobre las tierras que ancestral y tradicionalmente ocupan y que son necesarias para desarrollar y garantizar

sus formas de vida. Corresponderá al Ejecutivo Nacional, con la participación de los pueblos indígenas, demarcar y garantizar el derecho a la propiedad colectiva de sus tierras, las cuales serán inalienables, imprescriptibles, inembargables e intransferibles de acuerdo con lo establecido en esta Constitución y la ley.

En cuanto al aspecto político tienen derecho a elegir tres diputados a la Asamblea Nacional, se les permite el voto múltiple ya que vota no sólo como indígenas para elegir su representante sino también como venezolano que eligen candidatos que no son indígenas.

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En la actualidad la población actual indígena se estimo alrededor de los 306.820 habitantes y se encuentran agrupadas en varios grupos étnicos ubicados generalmente en las zonas fronterizas. Algunas comunidades indígenas se han integrado total o parcialmente a la forma de vida que suele llamarse civilización, otras en cambio se han mantenido alejadas y aisladas en la zona fronteriza donde conservan su identidad cultural. Las comunidades indígenas venezolanas se localizan en las siguientes áreas: Área fronteriza de los estados Bolívar, Zulia, Apure, Delta Amacuro. Área minerales legales e ilegales de los estados Zulia, Bolívar, Anzoátegui, Monagas y Amazonas. Áreas de islas y costas fluviales especialmente en el estado Delta Amacuro. El mapa muestra que las comunidades indígenas se encuentran replegadas hacia las zonas selváticas y fronterizas de Venezuela. La constitución de 1999 en su capítulo VIII "De los Derechos de los pueblos indígenas" (artículos del 129 al 126) le ha dado por primera vez derechos a este colectivo, aunque los aborígenes de las tierras venezolanas no han podido poner en práctica a plenitud sus derechos debido a la supervivencia de un sistema social clasista heredero de la época colonial española Sus culturas están basadas básicamente en agricultura, caza, pesca y recolección La situación de muchos indígenas es dramática. Una pobreza extrema y una alta mortalidad parecen destinar a la desaparición de varias etnias, en especial las del Amazonas, por la interferencia del hombre occidental. Muchos grupos se han asimilado a la población mestiza, como los Wayuu, que aunque están integrados parcialmente en el sistema social, conservan su condición de miseria. Muchos saben español para poderse comunicar con el resto de la población

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Podemos sin duda afirmar que los chibchas eran una cultura pequeña pero muy bien organizada, su sistema político, económico y religioso estaba muy bien distribuido, por tanto era una cultura que estaba evolucionando significativamente, lo cual era reflejado en el potencial mas poderoso que tiene una civilización para delegar su sus conocimientos y sabiduría y empezar ha ser llamada una cultura. Los Chibchas se consideran sociedad autócrata y autosuficiente porque son una comunidad indígena organizada, que ocuparon un espacio con características, cultura propia, costumbres y tradiciones, creaban textiles, artesanías como un modo de producción, y tenían su propia religión Los Chibchas fueron el grupo indígena mas avanzado dentro del territorio venezolano, construyeron sus propias viviendas de acuerdo a las condiciones

territoriales donde decidieron realizar sus viviendas en este caso aldea, andenes, y caminos de piedra y barro, trabajaban la agricultura, y cultivaban su propio alimento para su sustento diario, y para los trueques con otras comunidades indígenas, ya que cada grupo realizaba actividades diferentes por la ubicación ambiental.

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Los Timoto-Cuicas representan para la región andina y para todo el territorio venezolano, un alto valor cultural por cuanto; aun se mantienen algunas prácticas; por ejemplo en materia agrícola, religiosa, artística entre otras prácticas que hoy por hoy alguna de ellas fungen como elementos esenciales en la actividad socioeconómica y cultural de la Región. En términos de reflexión es importante la conservación de ciertos valores culturales de nuestros aborígenes con el firme propósito de mantener nuestra identidad. Cabe destacar además, el reconocimiento que se da a nuestros pueblos indígenas en la constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela 1999, destacando elementos como territorio, idioma, y formas de organización y resolución de conflictos internos; destacando así la importancia que ello merece. Sin embargo; cabe destacar que no basta con resaltar y oficializar el valor cultural de los pueblos indígenas, sino que además estos requieren una mayor atención a problemas puntuales como salud, educación, viviendas, en fin dotarlos de los más elementales servicios sociales y consecuentemente hacerlos ser pueblos dignos para honrar nuestras raíces. CARMEN CORDERO.

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  FREDDY DIAZ, ESTUDIO SOCIALES 4TO GRADO, EDICIONES TEDUCA, CARACAS VENEZUELA  MORON GUILLERMO, REYES CARLOS, ROMERO VINICIO, HERNANDEZ LUIS; HISTORIA DE VENEZUELA 7MO GRADO, EDITORIAL SANTILLANA, CARACAS VENEZUELA  http://www.rena.edu.ve/SegundaEtapa/HISTORIA/comunidadesindi.html

 BOLETIN ANTROPOLOGICO. ANO 21, No59, SEPTIEMBREDICIEMBRE 2003, ISSN:1325-2610 UNIVERSIDAD DE LOS ANDES MERIDA

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