r m a n d a d d e l S a n t o E n t i e r r o d e C r i s t o
El Espíritu de Dios, que es el espíritu de la verdad y la fuente de la auténtica alegría, de nuevo nos concentra como pueblo y hermandad y nos hace sentir el inigualable sabor del tiempo más valioso para la piedad popular. Este periodo, en el que resurgen los banderines morados y negros en las puertas y paredes de las casas, que hace regresar a las calles las alfombras de flores y aserrín, que pone constantemente en el ambiente el aroma de la tradicional flor de corozo y el característico humo del incienso, refleja el amor y la devoción con la que los izalqueños se preparan para la llegada de semana más grande y especial del año; sin duda, una mezcla de espiritualidad y tradición, que bajo un especial sincretismo se convierte, con toda propiedad, en una de las más significativas manifestaciones religiosas y culturales de todo El Salvador.
En el ámbito de la materia religiosa, dejándonos llevar por el entusiasmo, quisiéramos pregonar que la ciudad de Izalco es la más especial para el desarrollo de las solemnidades piadosas y populares; y es que sus más de 36 procesiones, 12 velaciones, 14 viacrucis parroquiales, 7 viacrucis infantiles, 7 viacrucis indígenas y sus 2 huertos, desarrollados entre el martes de carnaval y Domingo de resurrección,
propician en la ciudad un ambiente espiritual inigualable, al grado de añorarse, que hasta muchos hermanos, oriundos y foráneos, regresan desde tierras lejanas exclusivamente para vivir y participar de estas solemnidades. Aun así, no se puede, ni se debe, desvalorizar las actuaciones y solemnes particularidades de otras hermandades establecidas en la mayoría de ciudades del departamento de Sonsonate, cuya grandeza espiritual por la cuaresma y semana santa es majestuosa, enmarcadas desde hace meses bajo el sacrificio y trabajo voluntario de sus miembros, que como único objetivo tiene parir las mejores condiciones en las que se desarrollarán los actos religiosos y cortejos procesionales. Un importante actuar que tiende a poner en alto el nombre de todo un departamento, y que logra concentrar el deseo de que los pueblos de Sonsonate sean los más visitados a nivel nacional para vivir la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Bajo un ideal estrictamente establecido, en Izalco, este es el periodo en el que tanto la Iglesia, la Municipalidad y las Hermandades, debiéramos contar con los mejores planes de acción que ayudaran a unificar y mejorar esfuerzos, para convertir en úni-
ca y especial la experiencia de miles de personas que han decidido vivir la semana santa junto a nosotros. Sin embargo, para las instituciones como la nuestra no es nada fácil mantenerse en píe, no solamente por un duro tema de economía, sino también por la falta de involucramiento de nuestros miembros en periodos en el que no se aproxima la semana santa, pues al no tener conciencia de que las hermandades somos instituciones de carácter permanente, cuyo actuar radica en los 365 días del año por conservar el patrimonio cultural y religioso, el avance hacia nuestros ideales puede resultar lento y engorroso.
Tal es el caso de la adquisición de un inmueble para nuestra hermandad, un tema que se ha socializado y promovido de muchas formas a nivel local, que aunque representa una de las necesidades más urgentes por cubrir, sus avances han resultado ser lentos y dificultosos; no obstante, debe mencionarse, que en este momento ya se cuenta con el cincuenta por ciento del proyecto cubierto, pues como de todos es sabido, nuestra hermandad ya es propietaria de la mitad del inmueble elegido para erigir nuestro propio recinto e instalaciones.
sean firmes y agigantados; las esperanzas están puestas en Dios nuestro Señor, quien es el que dirige nuestros proyectos y resultados. En Él creemos y nos depositamos, a Él le servimos y para Él vivimos; aprovechemos este tiempo de meditación y penitencia para ofrecer nuestra vida a Jesús, que a través de la Santa Eucaristía nos espera como el verdadero Salvador y Redentor del mundo.
Que esta Cuaresma y Semana Santa representen la oportunidad perfecta para reencontrarnos con Jesús, que este periodo importante nos lleve a conocer y vivir la verdadera pascua, por medio del misterio de la resurrección del hijo de Dios.
¡Que Dios nos bendiga a todos!
Esta cuaresma 2024, nos hace llegar al momento de renovar nuestras fuerzas, para que nuestros pasos institucionales
Atte. Junta Directiva
JUNTA DIRECTIVA HSE Responsable de la publicación
José Marvin Aguirre Finanzas y Publicidad
Jorge Luis Tutila Rodríguez Dirección Editorial
Pbro. roque acosta
Pbro. Marrio Alvarenga
Colaboraciones especiales
Carlos Eduardo CALLEJAS
Diagramación de Diseño Editorial
Parroquia Nuestra Señora de los Dolores
Queridos Hermanos en Cristo Jesús, nuestro Salvador y Redentor:
Con mucho entusiasmo y alegría me dirijo a ustedes, devotos de Cristo, para compartir este mensaje. Estamos ya en tiempos normales, donde podemos profesar nuestra fe y devociones, en nuestro crecimiento espiritual y de entrega a nuestro Dios. Podemos aprovechar el momento presente, como un tiempo de gracia que el Señor nos regala, para vivir cada momento su pasión, su camino de cruz, en su resurrección definitiva. Estos son los tiempos que deben movernos en la vida de fe, para vivir con mucha esperanza los misterios de nuestra redención.
La Hermandad del Santo Entierro de Cristo, es una institución religiosa, social y cultural que ha estado presente en la historia de la sociedad izalqueña, promoviendo la devoción y el encuentro con Jesús, en sus sufrimientos, sobre todo. Esta institución nació para fomentar las devociones, apoyadas por su fundador, el Pbro. Salvador Castillo Solórzano, viendo la necesidad de motivar la devoción de un pueblo, por el gran amor que guardan a las imágenes sagradas, que veneran con mucha piedad.
Esto también vendría a motivar y promover el tiempo importante de la Iglesia, que es la Cuaresma. La Hermandad tiene a cargo la devoción de actos propiamente penitenciales de Cuaresma y Semana Santa.
Pbro. Roque Acosta RivasDespués de tantos años de existencia, esta hermandad, continua reuniéndose periódicamente para enrumbar por el camino adecuado y promover la fe por medio de obras; prueba de ello fue la reciente celebración de los cincuenta años de existencia de la Sagrada Urna.
La actual Junta Directiva, muestra más adhesión e involucramiento a la comunidad parroquial, eso es prueba palpable de la fe y gran devoción que poseen, participando en buen número de sus socios de la Santa Eucaristía dominical.
Se nota claramente que viven la Semana Santa, como tiempo de conversión designado por la Iglesia para prepararnos a celebrar el gran tiempo de Pascua. Sabiendo que es tiempo de gracia, no de pena y dolor
Tiempo para reformarnos, transformarnos, cambiar, para prepararnos, para salir de la tumba para abrazar la resurrección. Es tiempo de perdón, reconciliación y penitencia. Es una invitación a cambiar lo que no está funcionando bien en nuestra vida espiritual, es tiempo de conversión.
Es la oportunidad para poner nuestros ojos en “Aquel a quien traspasamos” (Zac. 12,10). La Iglesia nos invita a vivir este tiempo con ayuno y abstinencia. Podemos acompañar a Jesús con el rezo del viacrucis, donde seguimos sus pasos hacia la Pasión. O bien, recordar las “Siete palabras”, es decir, las siete últimas frases de Jesús antes de morir y meditarlas, preguntándonos qué nos dice con cada una de ellas.
Lo importante es que nuestro corazón esté unido al del Señor para entender, más profundamente, la infinita misericordia, el inmenso amor que Dios nos tiene para agradecer, adorar y corresponder con nuestro amor.
Es tiempo para pedir a la Santísima Virgen María que nos lleve al pie de la cruz, como llevó a Juan y a Magdalena, para poder acompañarla y consolarla el sábado y esperar con ella, con confianza y paz, la gozosa noticia de su Resurrección , de la victoria de la gracia sobre el pecado, de la vida sobre la muerte. Saber que somos amados y que nada ni nadie nos puede se
Pbro. Mario Alvarenga Párroco de la Iglesia AsunciónCada año al iniciar la cuaresma lo hacemos recibiendo la ceniza como signo de nuestro arrepentimiento y con deseos de iniciar un tiempo de preparación hacia la Pascua, suplicando para nosotros la misericordia de Dios, que culminará en el perdón de los pecados, después de haber pasado por el sacramento de la penitencia.
Los actos de piedad como los vía crucis y las procesiones van preparando poco a poco nuestro corazón para recibir el don de la misericordia de Dios manifestado en Jesucristo, «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre» Jn 14, 9, que muere en la cruz para perdón de nuestros pecados.
Un cargador es miembro de una Hermandad (fraternidad), una asociación de fieles de la Iglesia (bautizados) que tienen la tarea de evangelizar con su participación en los diferentes actos de piedad. Cargar una imagen de Cristo, de la Santísima Virgen
María o de los santos, además de ser un gran privilegio, es una enorme responsabilidad ya que con ello manifestamos
nuestra Fe en Dios a través de la Iglesia que es madre y que invita a todos a acer carse al Señor. Cargar una imagen signi fica nuestra cercanía con aquel a quien la imagen representa, o al menos nuestro de seo de tener y mantener esa cercanía me diante la conversión.
Me encanta la letra de un canto que dice:
“Cerca de ti, Señor, yo quiero estar; tu grande eterno amor quiero gozar. Llena mi pobre ser, limpia mi corazón; hazme tu rostro ver en la aflicción…”.
Este canto manifiesta la esencia de un cristiano (discípulo de Cristo) que busca la cercanía de Dios constantemente, no sólo una vez al año, a la vez que recono
ce su pequeñez ante la grandeza de Dios. “Los bautizados deben considerarse privilegiados por haber sido incorporados a la Iglesia, así como, comprometidos en dar buen testimonio de la fe y de la vida cristiana como servicio a los hermanos y como respuesta a Dios” Mons. José Luis Escobar, VI Carta Pastoral, Vayan y prediquen el Evangelio, n°271.
Queridos hermanos, en su calidad de so
Joaquín Antonio Torres Presidente HSEQueridos Hermanos:
Con el mayor agradecimiento a Dios Todo Poderoso, que me permite dirigir a todos ustedes unas palabras en este tiempo tan especial, quiero iniciar resaltando el papel tan importante que jugamos todos al servir y al involucrarnos en el acontecer de más de alguna hermandad izalqueña; y es que no hay duda, estas instituciones tan antiguas y tan concurridas, han logrado mantenerse erguidas y ser pioneras en la piedad popular, por la participación de su alto número de miembros, pero también por el apoyo y el acompañamiento de una feligresía excepcional, que desde siempre ha sido un respaldo total para nuestra sobrevivencia.
Con un alto número de manifestaciones religiosas, nuestra ciudad se posiciona en el centro de la expectativa turística, que quiere descubrir de lo que somos capaces de transmitir en el magnífico tiempo de la cuaresma y semana santa. Es por ello, que el trabajo organizado de más de un año a cargo de las hermandades, debe verse como un proyecto comunitario, pues sus alcances y resultados abarcan no solamente los requerimientos y exigencias locales, si no tan bien aquellos interdepartamentales, que año con año buscan a Izalco como la estación y el centro de la fe.
Hablar de cuaresma y semana santa resulta ser un tema muy amplio, pero no puedo dejar de mencionar en estas líneas la gran labor espiritual que realizan las Parroquias “Nuestra Señora de los Dolores” y “Nuestra Señora de la Asunción”, que día con día abren sus puertas al público propiciando las mejores condiciones para que este tiempo santo se viva de la mejor manera, invitando constantemente al ayuno, caridad y penitencia, y ratificando a través de la Santa Eucaristía que Jesucristo es el verdadero Redentor del mundo.
La misión que se me ha dado como Presidente de esta hermandad, la estoy ejecutando con la mejor disposición y buena voluntad, respaldado con el trabajo de todos los demás miembros de la Junta Directiva, que con sus ideas, aportes y sacrificios han logrado que me sienta fortalecido en la lucha por alcanzar nuestros objetivos; eso no significa que sea suficiente, pues es necesario que todos los miembros de esta hermandad apoyemos de manera total las iniciativas que promuevo, y aunque se que
es difícil superar el tema de la distancia y el tiempo, no hay excusa para que nos alejemos del acontecer institucional. Hoy por hoy, concentra nuestra atención el proyecto de compra de un inmueble para nuestra hermandad, mismo que hemos iniciado en el mes de junio del año pasado, y que a esta altura del año 2024 no ha sido posible concretar; pese a ello, hay un significativo nivel de avance, pero para culminarlo es necesario que todos los miembros cumplamos con nuestros deberes institucionales y busquemos la mejor manera de apoyar a nuestra hermandad.
Antes de finalizar, quiero expresar que Dios quiere la conversión de todos, y la cuaresma es un gran regalo que viene de nuestro Creador para ello, es un tiempo de gracia en donde Él mismo, a través de la liturgia, nos prepara para que lleguemos con la fe reafirmada a la semana mayor, en donde acompañaremos a Jesús hasta el misterio de su muerte, pero sobre todo en donde resucitaremos con Él en la gloriosa Pascua.
La Hermandad del Santo Entierro de Cristo de Izalco
Rinde un homenaje y reconocimiento a la memoria de nuestro querido hermano
Quien el día 17 de enero de 2024 fue llamado a gozar de la presencia del Señor.
Nuestro querido hermano fue Presidente de nuestra Hermandad en los periodos
1992 – 1994 / 1998 - 2000
Fungió como un miembro ejemplar en la propagación de las devociones de los consagrados “Señor del Descendimiento” y “Señor de las Once”
Cumplió con sus deberes estatutarios hasta el último día de su vida.
Dedico su vida entera al servicio de nuestra hermandad, propiciando bajo toda circunstancia su apoyo incondicional en todos los proyectos emprendidos.
Todo nuestro cariño, respeto y admiración hacia la memoria de nuestro apreciable hermano.
RAFAEL ALFREDO MÉNDEZ JUÁREZ
Nació en Izalco el 1 de julio de 1934, siendo hijo de los señores Guillermo Méndez y Dolores Juárez. Zapatero de profesión, fue casado con Doña María Joaquina Barrientos, con quien procreó 2 hijos, Carlos Francisco y Ana Luisa, ambos de apellidos Méndez Barrientos.
Padre y esposo ejemplar, amante y perseverante de la Santa Eucaristía; hombre de grandes valores y buenos principios, respetuoso con el prójimo y con gran corazón caritativo.
Amante del arte efímero, directriz y principal ejecutor de uno de los nacimientos más representativos de Izalco en el mes de diciembre “El Nacimiento de la Niña Quina”. Hombre inteligente y humilde, que durante los períodos iniciales de “1988” y “1994” tuvo el honor de dirigir a la Hermandad del Santo Entierro de Cristo de Izalco, bajo el cargo de Presidente; fungió como integrante de por lo menos 3 Juntas Directivas de nuestra Hermandad e inte-
gró varios comités de apoyo, siendo dos de los principales el de “Construcción de la Capilla del Señor del Descendimiento” y “Construcción de la Actual Anda del Señor de las Once”.
Será recordado como el hombre de la gran disciplina, ya que durante toda su participación como Cargador del Santo Entierro, por más de 50 años, mostró un respeto y un actuar intachable dentro de las procesiones.
Cuando su cuerpo, y especialmente su vista, se hallaron fuertemente debilitados, se vio obligado a no participar en los cortejos procesionales de sus amados Consagrados
“Señor del Descendimiento y Señor de las Once”, por lo que su participación en la devoción tomó un giro diferente, siendo elegido por la Junta Directiva de la HSE para integrar la importante “Comisión de Ungida del Señor”, que se encarga de la limpieza y estudio anual del Consagrado Cristo Yacente, previo a su pública crucifixión del Viernes Santo. Desde ese cargo, se fue preparando en el camino para tener su auténtico encuentro con el Señor, ya que como él mismo lo pregonó, su Jesús del Descendimiento le hablaba al oído y le decía que pronto estaría con Él.
El inigualable sabor de cada Semana Santa despertaba en nuestro querido hermano Alfredo Méndez una variedad de sentimientos.
que dotaban a su vida de inmensas alegrías y renovación de fuerzas, y aun cuando ya no le era posible movilizarse por sí solo, ratificaban año con año su misión humanística de ayudar para engrandecer la Semana Santa Izalqueña.
Este año 2024, por primera vez, después de casi 74 años continuos, no veremos a nuestro querido hermano Alfredo Méndez llorar con las notas del Faquir, su marcha fúnebre preferida; no le veremos en nuestra Asamblea General pagando su derrama, ni le veremos en la puerta de su casa del Barrio Santa Lucía, esperando el paso de nuestros cortejos procesionales. Pero seguros estamos, que Dios nuestro señor le ha albergado en el cielo y le ha asignado una morada