Revista prehispanica 2

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Socios de

Edici贸n especial

Revista Centroamericana y del Caribe de Diversidad Sexual

Diversidad sexual en

Abya Yala (Segunda parte)


Cinco siglos igual Soledad sobre ruinas, sangre en el trigo rojo y amarillo, manantial del veneno escudo heridas, cinco siglos igual. Libertad sin galope, banderas rotas soberbia y mentiras, medallas de oro y plata contra esperanza, cinco siglos igual. En esta parte de la tierra la historia se cayo ......como se caen las piedras aun las que tocan el cielo o están cerca del sol o están cerca del sol. Desamor desencuentro, perdón y olvido cuerpo con mineral, pueblos trabajadores infancias pobres, cinco siglos igual. Lealtad sobre tumbas, piedra sagrada Dios no alcanzo a llorar, sueño largo del mal hijas de nadie, cinco siglos igual. Muerte contra la vida, gloria de un pueblo desaparecido es comienzo, es final leyenda perdida, cinco siglos igual. En esta parte de la tierra la historia se cayo como se caen las piedras aun las que tocan el cielo o están cerca del sol o están cerca del sol. Es tinieblas con flores, revoluciones y aunque muchos no están, nunca nadie pensó besarte los pies, cinco siglos igual.

León Gieco

https://www.youtube.com/watch?v=ba2PHuqFuVk


Lesbitgay, con el auspicio de HIVOS, la colaboración de COMSOL y la investigación de Roger Castillo Barquero y Héctor Fallas, tiene el agrado de presentar la segunda parte de la revista: Diversidad Sexual en Abya Yäla. Este aporte tiene por objetivo contribuir a una total descolonización de nuestros cuerpos para el libre disfrute de la sexualidad. Presentamos los resultados de investigación en dos partes. En la primera revista abordamos la sexualidad masculina y en esta segunda edición analizamos la sexualidad femenina. Gracias al Ministerio de Cultura y Juventud de Costa Rica, al Museo Nacional y al Museo de Jade de Costa Rica por permitirnos fotografiar piezas de sus colecciones. Nuestro reconocimiento a Michelle Jones y a Juan Carlos Retana por sus aportes fotográficos.


Sexualidades diversas

Abya Yala fue el nombre con el que el pueblo Kuna de Panamá y Colombia denominaban al actual continente Americano, antes de la invasión de los colonialistas europeos. A la llegada de los españoles a Abya Yala, los colonizadores encontraron en estas tierras una gran diversidad de prácticas sexuales, desarrollándose todas en un ambiente de respeto y dignidad, pues los modelos de tradición histórica existentes en estas sociedades, no condenaban al individuo por ningún tipo de práctica sexual aceptada socialmente. Los pueblos originarios de Abya Ayala construyeron y construyen sus principios regidos por una cosmovisión en armonía con la reproducción humana, y por ende se perpetúa la heterosexualidad que ordena los cuerpos. Sin embargo, la sexualidad no funcionaba como régimen obligatorio, tal cual fue impuesto a través del proceso de la colonización judeo-cristiano. Además, la sexualidad es vista en términos culturales, pues hubo diversidad referente al sistema de valores y la forma en la que articulaban sus relaciones. No todos los grupos originarios funcionaban bajo la dinámica de orden patriarcal. De este modo Cabnal (2010), expone que: ".........existe patriarcado originario ancestral, que es un sistema milenario estructural de opresión contra las mujeres originarias o indígenas. Este sistema establece su base de opresión desde su filosofía que norma la heterorealidad cosmogónica como mandato, tanto para la vida de las mujeres y hombres y de estos en su relación con el cosmos."


El patriarcado ancestral logró fortalecerse y a su vez modificarse en la medida en que se configura con el patriarcado de occidente; que no está de más decir, estaba cargado de juicios de valor con respecto a la naturalidad de los cuerpos y su relación con el cosmos, lo cual logra impregnar en sumo dentro de los valores y las prácticas originarias, según lo anota Lorena Cabnal desde su epistemología feminista comunitaria. No obstante, la no heterosexualidad en las culturas prehispánicas tampoco representaba un castigo sagrado, pues estos son valores que vienen a consagrarse con la imposición de la moral occidental de esa época. Por ello dentro de los cultos referentes a la sexualidad humana de Abya Ayala se incluían símbolos de fertilidad y de placer. Es en este contexto que justamente, se vuelve importante hilar el debate de la colonización como un acontecimiento histórico, estructural transcendental para la vida de opresión de los pueblos y de las mujeres indígenas en particular, que tiene que ver con todo el embate de penetración colonial como una condición para la perpetuidad de las desventajas múltiples de las mujeres indígenas. (Cabnal, 2010). En las culturas prehispánicas también existieron sociedades organizadas y lideradas por mujeres. Donde la sexualidad tenía otros matices no preñados por un sistema patriarcal. Para dar evidencia de ello se pueden extraer algunos relatos de los colonizadores. Según su visión occidentalizada del segoviano Antonio de Herrera y Tordesillas: en algunas etnias las mujeres asumían definitivamente papeles masculinos, así por ejemplo entre los naturales de Brasil, " algunas mujeres dejan los ejercicios de mujeres, imitan a los hombres, se cortan como ellos los cabellos, van a la guerra y a la caza con arco y flechas". Especialistas en estudios etno-históricos sugieren que la conducta de estas mujeres fue lo que originó en América, la existencia de las denominadas amazonas.


Roles invertidos En muchos pueblos originarios Abya Ayala los roles de género binarios que impone el patriarcado no se encontraban vigentes, pues se pueden registrar evidencias que desmienten la naturalidad de las labores asignadas a cada cuerpo según su genitalidad. Hombres y mujeres se encargaban de sus labores sin distinción de sexo, lo cual provoca indignación en los conquistadores, pues los patrones de comportamiento de las sociedades ancestrales no se ajustaban a la forma tradicional de organización europea de la época. La antropóloga Laurette Séjourné anota que en algunas culturas prehispánicas, “el hombre no se avergüenza de hacer las tareas juzgadas en otras partes como indignas del sexo fuerte”. Una de las pruebas, a su entender, se puede apreciar en lo que ocurría en Ecuador y en los alrededores del Cuzco, donde, según Cieza de León, las mujeres labraban los campos y beneficiaban las tierras y las mieses, y los maridos hilaban, tejían y se ocupaban en hacer ropas. La distribución de las labores de algunos pueblos originarios no hace distinción de sexo, por lo que el sexismo es sólo un sesgo que aparece articulado a la misma lógica que otorga un carácter peyorativo a la feminidad. Por lo tanto la vergüenza de un hombre al realizar labores que socialmente son delegadas a las mujeres, según el orden del patriarcado, carece de sentido en un contexto en el cual las mujeres representan un pilar fundamental en la producción y organización directa de la vida en sociedad.


Son imĂĄgenes de mujeres embarazadas, o de mujeres que cruzan los brazos bajo los senos desnudos, en una suerte de ofrenda de vida, y siempre muestran una feminidad esplĂŠndida, adornada de infinidad de peinados y gozosa de la vida. Para estas sociedades agrĂ­colas, era necesario realizar rituales o ceremonias de fertilidad para los campos agrĂ­colas que se iban a cultivar, y con esto, provocar una "certeza" en que la cosecha iba a ser abundante. Como parte de estas actividades produjeron vasijas y esculturas asociadas a la lluvia, la "madre tierra" y la sexualidad.


La madre tierra Al llegar los europeos al nuevo continente se encontraron con culturas altamente desarrolladas, que tenían como parte de sus concepciones naturalistas un profundo respeto a la feminidad, que representaba la fertilidad de la madre naturaleza y la reproducción de todos los seres. A diferencia de la cultura judeo –cristiana, que veía a la sexualidad como una muestra reiterada y culposa del “pecado original”, los pueblo originarios de Abya Yala actuaban frente a ella con una absoluta naturalidad y por el contrario, exaltaban la fecundidad y la procreación como un don divino. Este culto a la fertilidad alcanzó sus mayores expresiones en las culturas agrarias donde la imagen femenina, representada en múltiples formas, constituía el centro simbólico de un elaborado culto a la fertilidad. Las maravillosas figurinas de cerámica que hoy se conocen como las “Venus de Valdivia”, abundantemente difundidas por toda el área cultural valdiviana, revelan toda la riqueza y magia de aquel culto.


Portadoras de fertilidad


Diosas Mexicas Las culturas originarias de Abya Ayala se caracterizaron por ser politeístas y rendir culto a diversidad de divinidades, dentro de las cuales resaltan algunas femeninas. Las Diosas estuvieron presentes en distintos grupos ancestrales, representando la feminidad desde la cosmovisión específica. La cultura Méxica o Azteca tenía dos Diosas principales representativas de la sexualidad: Xochiquétzal y Tlazoltéotl. La primera es una metáfora de la joven que da y recibe placer sexual y es naturalmente hermosa y alegre. Tlazoltéotl en cambio, era diosa de la pasión y de la lujuria, la barredora de la transgresión sexual y del adulterio.


Asimismo se conocen otras deidades femeninas mexicas relacionadas con la agricultura, con la tierra y sus frutos. Destacan Xilonen y Chicomecoatl (maíz tierno y maíz maduro), Mayahuel (maguey), Huixtocihuatl (sal), Chalchiuhtlicue (agua) yIztaccihuatl (montañas). Miriam López expone que, en las religiones estatales y bélicas como la mexica, ya no se les dio una importancia primordial a las diosas, pues de los 144 nombres nahuas que corresponden a dioses distintos o sus advocaciones, sólo una tercera parte la constituyen las diosas. De este modo se puede ver la forma en que el patriarcado ancestral utiliza distintos símbolos y los relaciona con la feminidad, pero que su representación es escaza, en comparación con los dioses masculinos.


Diosas Mayas Los grupos Mayas tampoco estuvieron exentos de la representación femenina dentro de sus divinidades, aunque estas no contaban precisamente con el mismo respeto y reconocimiento que otras Diosas que se puedan mencionar. Existían Diosas que, por sus atributos rebeldes, destructivas y hostiles, fueron consideradas por los mayas como un “antimodelo”, pues “en los mitos se justifica la marginación de las diosas y, por tanto, de las mujeres de los ámbitos públicos: política, religión y guerra”. En esta categoría se ubican las hermanas del dios Huitzilopochtli: Coyolxauhqui y Malinalxochitl, quienes, según la tradición oral, quisieron retar el poder de su hermano y cuestionar su liderazgo, ante lo cual él terminó arrojando del Coatepec (Cerro de la serpiente) a la primera y abandonando a la segunda en Malinalco. “El mito de Coyolxauhqui representa la exclusión de las mujeres del poder político. Malinalxochitl es símbolo de la marginación femenina de la estructura religiosa”, comenta Miriam López. Todas estas divinidades femeninas en las diversas culturas refieren a diferentes elementos que formaban parte de su relación con la naturaleza y los otros seres que en ella habitan, incluyendo el mismo ser. El agua, la sexualidad y la tierra se vinculan estrechamente con la cosmogonía femenina presente en las comunidades autóctonas de Abya Ayala.


Diosas Incas El panteón Inca es muy grande. Sin embargo, las divinidades femeninas principales son relativamente pocas. Destaca Mama Quilla, que en quechua quiere decir Madre Luna. Era hermana y esposa de Inti, el Dios Sol. Se le consideraba la madre del firmamento. De ella se tenía una estatua en el Templo del Sol, en el que una orden de sacerdotisas le rendía culto. Los incas celebraban en su honor una gran fiesta denominada Coya Raymi. Naturalmente, a la diosa Mama Quilla estaba adscrito el fervor religioso de las mujeres, y ellas eran quienes formaban el núcleo de sus fieles seguidoras, ya que nadie mejor que la diosa Mama Quilla podía comprender sus deseos y temores, y darles el amparo buscado. Otra Diosa importante era Pacha Mama que en quechua se traduce como Madre Tierra o Madre Cósmica Es la fuente femenina de la que proviene todo el mundo material, el sustento de toda la naturaleza y toda la realidad. Solía representársele como una mujer dando a luz por ser la madre de la fertilidad, de la vida, de las cosechas, de los frutos de la tierra. Antes de sembrar, se le pedía permiso para que la cosecha fuera abundante. Mama Cocha es la Diosa Madre del Mar. Se le rendía culto para calmar las aguas bravas y para una buena pesca. Era la deidad que representaba todo lo que era femenino.


“Hay acá muchas mujeres que realizan oficios de hombres y tienen otras mujeres con las que están casadas”. (Pero Correa, 1551)


Mujeres que aman mujeres


Afecto femenino En Abya Ayala la sexualidad se vivía en forma tan natural que no se imponían límites como en la moralidad judeo-cristiana. Los invasores europeos fueron los que con la imposición de la religión coartaron toda posibilidad de expresar el amor y afecto. Expresiones como las del jesuita Pero Correa evidencian que en los grupos originarios existían mujeres que amaban a otras mujeres, sin que su sociedad las censurara.


Más tarde, alrededor de 1576, el explorador portugués Pero de Magalhães de Gândavo, con una visión muy occidentalizada y cargada de misoginia se refiere a prácticas de las mujeres tupinambás: “Algunas indias de esta región juran y prometen castidad y así no se casan ni conocen hombre de ninguna calidad, ni lo consentirán aunque por eso las maten. Estas dejan todas las actividades de mujeres e imitan a los hombres y realizan sus oficios como si no fuesen mujeres. Traen el cabello cortado como los machos, van a la guerra y de cacería con arcos y flechas... y cada una tiene una mujer a su servicio y que le hace de comer como si estuviesen casadas.” Gabriel Soares de Souza (1587) y Francisco de Orellana (1541) describieron a las berdaches como: mujeres que vestían ropas de hombre y participaban en actividades guerreras, de caza, y otras que su cultura consideraba masculinas, como la confección de armas. Con todos los estereotipos que imponía la religión cristiana, las descripciones históricas aluden frecuentemente a las berdaches diciendo que tenían esposas o compañeras duraderas. La homosexualidad femenina era muy conocida entre los precolombinos. La crónica de Felipe Guamán Poma de Ayala afirma que Kapak Yupanqui tenía "un cariño muy especial por ellas". Los Incas tuvieron mucho respeto por las mujeres cuya desenvoltura en el trato social fuera varonil, pues estas gozaban de muchos privilegios, podían participar en combates, tenían la posibilidad de mantener relaciones promiscuas y de participar en la toma de decisiones.


Mujeres Dos Espíritus En los pueblos originarios del actual Estados Unidos, Canadá y Centroamérica era frecuente encontrarse con mujeres "Dos Espíritus", que según la tradición oral eran una mezcla de los femenino y lo masculino. En el caso de las mujeres Dos Espíritus los aborígenes de estas regiones les asignaban funciones sociales específicas dentro de la comunidad. En algunas tribus, las dos-espíritus con cuerpos femeninos tomaron típicamente papeles como: • • • • • •

jefas, consejeras cazadoras, tramperas, pescadoras, guías misionarías de paz profetas curanderas, chamanes

Algunos ejemplos de personas dosespíritus en la historia, se incluyen en la narraciones de los conquistadores españoles que observaron individuos dosespíritus en casi cada aldea que visitaron en América Central. Hay descripciones de individuos dosespíritus con fuertes poderes místicos. En una narración, soldados invasores de una tribu rival comenzaron a atacar a un grupo de mujeres. Cuando ellos percibieron que una de las mujeres, que no intentó huir, era un dosespíritu, pararon su ataque y se retiraron, luego que la dos-espíritu les hizo frente con un palo, porque determinaron que la dosespíritu tendría un gran poder que ellos no podrían vencer


Respecto a las prácticas lésbicas, los etnógrafos Patricia Alberts y Evelyn Blacwood encontraron que estas estaban institucionalizadas en 33 sociedades indias norteamericanas, en estas sociedades se aceptaba transformaciones de género a las mujeres, por lo que estas pueden establecer relaciones afectivas y sexuales con otras mujeres y casarse formalmente. A pesar de que lo normal es que el "dos espíritus" fuera un hombre, también había mujeres homosexuales. La diferencia es que los hombres solían tener relaciones con ambos sexos, mientras que las mujeres solo con otras mujeres. Por lo demás, también podían ejercer como guerreras. No se les consideraba homosexuales, sino como un tercer o cuarto género más intuitivo, sabio y habilidoso. A los niños homosexuales se les enseñaba los trabajos de los "dos espíritus", como ser curandero, artesano o narrador así como el dominio de los poderes místicos y psíquicos. Con la llegada de los europeos a América, los berdaches fueron desapareciendo junto con las tribus amerindias al tiempo que se extendía la homofobia.


Mujeres empoderadas Una comunidad originaria que también invierte los roles de género establecidos según el patriarcado es la Chorotega. Los Chorotegas son habitantes de Chiapas, México, aunque también se establecieron en la reducida región de la Gran Nicoya, hacia el siglo XIV de nuestra era. Asimismo en México se registra información que logra mostrar el papel de liderazgo que asumen distintas mujeres en las comunidades en las que habitaban y muchas de ellas eran cacicas. Los documentos contenidos en el Archivo General del Estado de Oaxaca, Archivo Regional de la Mixteca, Tlaxiaco y el Archivo del Poder Judicial del Estado de Oaxaca, proporcionan datos suministrados por la etnohistoria oficial de los cronistas. Entre las cacicas se destacan Ana de Sosa, Catalina de Peralta y María de Saavedra. Ana de Sosa, fue cacica de Tututepec, una de las comarcas más fértiles de Mesoamérica, la cual abarcaba desde el Istmo de Tehuantepec hasta la frontera entre Oaxaca y el actual estado de Guerrero.


La segunda cacica de Oaxaca fue Catalina de Peralta, quien en 1559 recibió el título real de cacica de Teposcolula después de un largo pleito legal contra Felipe de Austria de la familia poderosa de Tilantongo. Otra de las poderosas cacicas de la región mixteca fue María de Saavedra, quien en 1573 recibió el cacicazgo de Achiutla y Tlaxiaco, dos de los más grandes y ricos patrimonios nativos, que heredó de su padre, don Felipe de Saavedra. De este modo el papel de liderazgo de las mujeres en comunidades como la de los Chorotegas en el Golfo de Nicoya, las de Urubá en Castilla del Oro, y las de Tehuantepec y Oaxaca en México, ha dado motivo para interpretarle como un signo de que a la llegada de los españoles y hasta durante el siglo XX, todavía se podían apreciar vestigios de autoridades femeninas.


Sin embargo, estos cargos de autoridad fueron ocupados por mujeres en la necesidad de buscar alguien que pudiese hacerse responsable del liderazgo de las comunidades, ante situaciones particulares en las que no existía un hombre que realizara esa labor. La razón es que en el período de la conquista se introduce con mayor intensidad y en diversas culturas ancestrales la idea de debilidad femenina que refuerza el imaginario misógino que ya arrastraban en alguna medida muchos de grupos originarios de Abya Ayala. No obstante. el segoviano Antonio de Herrera y Tordesillas asegura; según su visión occidentalizada que, en algunas etnias las mujeres asumían definitivamente papeles masculinos, así por ejemplo entre los naturales de Brasil, " algunas mujeres dejan los ejercicios de mujeres, imitan a los hombres, se cortan como ellos los cabellos, van a la guerra y a la caza con arco y flechas".


Mujeres de respeto Los Incas tuvieron mucho aprecio por las mujeres cuya desenvoltura en el trato social fuera varonil, pues estas mujeres gozaban de muchos privilegios, podían participar en combates, tenían la posibilidad de mantener relaciones promiscuas y de participar en la toma de decisiones. La crónica de Felipe Guamán Poma de Ayala afirma que Kapak Yupanqui tenía "un cariño muy especial por ellas". Los expertos en estudios etno-históricos sugieren que el patrón de conducta de estas mujeres fue lo que originó en América, la tradición de las denominadas amazonas. Por el historiador Agustín Zárate, conocemos la existencia de una provincia exclusiva de mujeres que sólo consentían hombres con fines reproductivos. Cuando éstas tenían hijos varones, éstos eran enviados para ser educados por sus padres. El segoviano Antonio de Herrera y Tordesillas asegura que en algunas etnias las mujeres asumían definitivamente papeles masculinos, así por ejemplo entre los naturales de Brasil, " algunas mujeres dejan los ejercicios de mujeres, imitan a los hombres, se cortan como ellos los cabellos, van a la guerra y a la caza con arco y flechas".


Las Amazonas A partir de los relatos del cronista e historiador español, Agustín Zárate (1514 1560), se conoce de la existencia en Perú de un pueblo originario compuesto exclusivamente por mujeres y en el cual sólo consentían la presencia de hombres con fines reproductivos. Estas mujeres fueron conocidas por los conquistadores como “Las Amazonas”, en alusión al mito griego clásico del pueblo de Amazonas. Las Mujeres Amazonas originarias de Abya Ayala, son referidas en el diario del Primer Viaje de Cristóbal Colón al continente. En su entrada del 16 de enero de 1493 escribe, supuestamente a partir del testimonio de los pobladores nativos: “Dijéronle los indios que por aquella via hallaría la isla de Matinino, que diz que era poblada de mujeres sin hombres (...) y que cierto tiempo del año venían los hombres á ellas de la dicha Isla de Carib, que diz que estaba dellas diez ó doce lueguas, y si parían niño enviábanlo a la isla de los hombres, y si niña dejábanla consigo” Según estos relatos, cuando alguna de las amazonas tenía hijos varones, los enviaba a la comunidad de su padre para que él los educara y criara. Las amazonas se organizaron constituyendo pequeños reinos ubicados en diversas regiones. Sus comunidades eran gobernadas por una reina, y vivían en fortalezas llamadas warmi pucará. Una de las reinas Amazonas más mencionadas en los relatos y crónicas de los conquistadores, es Goboimilla que significa "cielo de oro", quien pagaba tributos al imperio con ropa tejida.


Es importante señalar que existen registros que dan indicios de la presencia de Amazonas en Cihuatán, al Noroeste del Valle de México. El conquistador de México, Hernán Cortés, refirió la siguiente información al rey de España Carlos V en su Cuarta Carta de Relación (1524): “Y así mismo me trajo relación de los señores de la provincia de Cihuatán, que se afirma mucho de haber una isla poblada de mujeres, sin varón ninguno, y que en ciertos tiempos van de la tierra firme hombres que con ellas han acceso....y si paren mujeres las guardan; y si hombres, los echan de su compañía, y que esta isla está a diez jornadas de esta provincia de Colima; y que muchos de ellos han ido allá y la han visto (...)” En los escritos que describen la expedición del conquistador español Francisco de Orellana por río Marañón en Sudamérica (1542), se narra un ataque que sufrieron por parte un grupo de mujeres guerreras, que podrían referirse precisamente a las Amazonas

“(...) aquí fue una muy gran y peligrosa batalla (...) Quiero que sepan cuál fue la cabsa por que estos indios se defendían de tal manera. Han de saber que ellos son sujetos y tributarios de las Amazonas, y sabida nuestra venida, les van a pedir socorro y vinieron hasta diez o doce, que éstas vimos nosotros, que andaban peleando delante de todos los indios como capitanas, y peleaban ellas tan animosamente que los indios no osaban volver las espaldas, y al que las volvía delante de nosotros le mataban a palos, y esta es la cabsa por donde los indios se defendían tanto. Estas mujeres son muy blancas y altas, y tienen muy largo el cabello y entrenzado y revuelto a la cabeza, y son muy membrudas y andan desnudas en cueros tapadas sus vergüenzas, con sus arcos y flechas en las manos, haciendo tanta guerra como diez indios; y en verdad que hubo mujer de éstas que metió un palmo de flecha por uno de los bergantines, y otras que menos, que parecían nuestros bergantines puerco espín.”


Los documento existentes dan indicios de que las amazonas mantuvieron fuertes relaciones comerciales con todo el imperio Inca, y por esta razón fueron muy respetadas. Además las características que tenían las Amazonas y sus aptitudes como guerreras, las convirtió en heroínas que cautivaban a las personas de otros pueblos. Estas mujeres representan una fuerte ruptura respecto a la división de los roles de género que hoy conocemos, lo que implica una visión de mundo que se opone al binarismo machista actual de las sociedades occidentalizadas. Pues éstas últimas son quienes se han encargado de colonizar los cuerpos de nuestra sexualidad originaria. Las condiciones bajo las cuales se desarrolla esta sociedad de mujeres organizadas deja ver que las limitaciones que han tenido las mujeres, a lo largo de la historia, de realizar una serie de labores específicas, son producto de la instauración y dominación del patriarcado sobre todos los cuerpos, principalmente los cuerpos con útero. Pues Las Amazonas articularon toda una sociedad que desde lo externo se admiraba y a la vez producía miedo; el mismo miedo que ocasiona el empoderamiento femenino en el sistema patriarcal. De este modo produce asombro a los colonizadores observar una sociedad de mujeres fuertes, que no necesitan de hombres para poder organizarse y lograr su desarrollo y permanencia. Se rompe con la estructura que significa a la mujer a partir de los vínculos o más bien el vínculo que tenga con algún hombre, ya sea su padre o su compañero. Los pueblos Incas utilizaron varias palabras para denominar a las mujeres Amazonas, entre ellas: chanchak marmi, kakcha, warkana o komí. Actualmente la traducción que hacen los pueblos originarios de estos términos al español es la de “lesbiana”.


Intersexuales Varias de las culturas de Abya Yala tuvieron divinidades intersexuales. Tal es el caso de “Xochiquetzal”, esta divinidad azteca era intersexual. En calidad de Diosa era la protectora del amor y la sexualidad no procreativa y en su forma masculina, como el Dios “Xochipilli”, era el padre o Dios del afecto entre hombres. Existen también figuras de barro y vasijas que presentan también figuras con vagina pero sin pechos desarrollados, o bien figuras masculinas con pene y pechos desarrollados.


Conclusiones Al desembarcar en el Nuevo Mundo, los invasores encontraron una gran diversidad de pueblos y civilizaciones, cuyas prácticas sexuales eran muy diferentes de las costumbres europeas. Tenían puntos de vista distintos con respecto a la desnudez, la honra, la virginidad, el incesto, la poligamia, y sobre todo, la homosexualidad, el travestismo y la transexualidad, en definitiva la idea de moral se instaura, se impuso y se socializó con castigos realizados hacia las y los indígenas que no cumplieran con el nuevo orden moral europeo judeocristiano. A partir del proceso de genocidio promovido por las colonias europeas a lo largo y ancho del continente de Abya Yala se destruye las diferentes cosmovisiones sobre la espiritualidad y la sexualidad de los pueblos indígenas. Aspecto que luego marcaría una ruptura con las descendencia de estos en un contexto reconceptualizado y alterado con nuevos paradigmas en su contexto socio cultural. Por tanto la afirmación actual que vierten muchos indígenas en el continente de que “es su pueblo nunca hubo de estas personas” es la consecuencia de siglos y siglos de colonización para hacer desaparecer cualquier rastro de cosmovisión indígena, gestada por el conquistador europeo desde 1495 hasta nuestros días. La situación de desprotección de parte de la familia para con las personas de orientación sexual o identidad de géneros diversa genera mayor conflicto en contextos indígenas puesto que desde el testimonio de los propios activistas indígenas no heterosexuales, el mayor desafío para el núcleo familiar es comprender que la discriminación es consecuencia de siglos y siglos de colonización mental, social, cultural y sexual.

De entre los procesos legislativos para el reconocimiento y acceso al matrimonio entre parejas del mismo sexo se encuentran como sucesos muy importantes para los pueblos originarios de Abya Yala, la legalización de esta forma civil de matrimonial en la Tribu Coquille (2008, Estados Unidos) , en la Tribu Suquamish (2011, Estados Unidos) y en la tribu Little Traverse Bay Bands, perteneciente a la nación Odawa (2013, Estados Unidos.. La mejor forma de derrotar al genocidio es retornando a la cultura ancestral, ampliando la cosmovisión de la sexualidad e integrándola a la misma naturaleza. Basta ya de discriminación y de engaños. Las personas Dos Espíritus, homosexuales o como se quiera llamar, han existido siempre, pese a la actual negación que de ellas hacen varios grupos indígenas de los países latinoamericanos. Sin un reconocimiento de la sexualidad, América Latina no podrá volver a ser libre pues reprimir el amor y el goce la sexualidad solo promueve la reproducción malsana del machismo, el patriarcado y la heteronormatividad compulsiva. Descolonizar los cuerpos es la tarea para que los y las latinoamericanas recuperen su dignidad de personas.


Disfrute pleno de la sexualidad



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Diversidad sexual en

Abya Yala con el auspicio de HIVOS, la colaboración de COMSOL y la investigación de Roger Castillo Barquero, Génesis Santiago Cruz y Héctor Fallas, tiene el agrado de presentar la revista: "Diversidad Sexual en Abya Yala" (nombre con el que varios pueblos originarios denominaba el actual continente americano) Este aporte tiene por objetivo contribuir a una total descolonización de nuestros cuerpos para el libre disfrute de la sexualidad. Presentamos los resultados de investigación en dos partes. En la primera revista abordaremos la sexualidad masculina y en segunda edición el papel analizaremos la sexualidad femenina.

Autores Roger Castillo Barquero Estudiante de Sociología en la Universidad Nacional, Costa Rica. Activista feminista y vinculado a las luchas de Diversidad Sexual, además es miembro activo del colectivo transfeminista Del Rojo Al Púrpura. Correo: rogjecaba@gmail.com

Héctor Fallas Mora Periodista director y Editor de la Revista Centroamericana y del Caribe de Diversidad Sexual: Lesbitgay. Por muchos años activista LGBTI. Correo: hefamo@yahoo.com


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