Informe de Derechos Humanos de la Diocesis de Tumaco 2012

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Que nadie diga que no pasa nada

Anexo 18: DIÓCESIS DE TUMACO RECUENTO HISTÓRICO DE LOS ÚLTIMOS ACONTECIMIENTOS DE VIOLENCIA EN LA DIÓCESIS DE TUMACO ¡Nosotros también somos Colombia: merecemos respeto y una vida digna! Las esperanzas, los sueños y los ánimos que como seres humanos sentimos al iniciar un nuevo año, en la Costa Pacífica Nariñense están siendo frenados en seco: El primero de febrero, pocos minutos antes de las dos de la tarde, hora pico para regresar a la jornada laboral, en el corazón de la ciudad de Tumaco, estalló una bomba en uno de los costados de la estación de policía. Todo mundo, también los actores armados, saben que el lugar es zona de comercio formal y sobre todo informal. Ahí está la vendedora de minutos, la del chontaduro, el vende-helados; están los conductores esperando el cambio de semáforo, mototaxistas esperando sus pasajeros y pasajeros esperando el trasporte urbano. El lugar es paso principal para muchas personas, con un jardín infantil a pocas casas. Sin embargo, hubo mentes que decidieran, pies que trajeran y manos que activaran aquella bomba, que asesinó a 9 personas e hirió a más de 70, que destruyó casas, trabajos y sueños. El mismo día, en el municipio de Santa Bárbara Iscuandé, del Norte de la Costa Pacífica Nariñense, murió Jhon Kenner, niño de 13 años, que jugaba con una granada abandonada al lado de la cancha de futbol. Ocho de sus compañeritos de juego quedaron heridos. En el otro extremo de la Diócesis de Tumaco, en el corregimiento de Altaquer, carretera Tumaco-Pasto, los habitantes del centro del pequeño poblado desde hace semanas por las noches se alejan de sus hogares para buscar refugio en casas alejadas. También en Altaquer existe un puesto de policía en medio de la población que desde septiembre del 2011 ha recibido múltiples hostigamientos por la guerrilla y cuatro ataques sostenidos. Las casas están llenas de los impactos del fuego cruzado. Los alumnos no han empezado clases, porque el colegio se encuentra demasiado expuesto a los artefactos lanzados, más todavía que en medio pasa abiertamente el tubo del oleoducto. El primero de enero en Bocas de Satinga, municipio de Olaya Herrera, a las 5 de la tarde estalló una granada, donde perdieron la vida un civil y un agente de policía, quedando gravemente herido otro agente de policía. El 14 de enero, en el barrio Viento Libre, se dio una gran explosión que se oyó en todo Tumaco y donde las esquirlas hirieron la niña Angélica Ponce de 8 años de edad y su hermano Oscar y dejaron 16 casas semidestruidas. Con todo lo anterior, el año 2012 sigue la triste tendencia de deterioro social, que se viene dando desde hace mucho tiempo. En los últimos cinco años,

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