BOCA DE SAPO Nº13

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POR JUAN JOSÉ MENDOZA

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Conciencia Spam*

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1 Me preguntan para un periódico de Buenos Aires “¿Qué es la literatura más rupturista en Argentina hoy?” Sin pensar demasiado, respondo: “son literaturas jackers: escrituras que se meten adentro de los códigos fuentes de la gran literatura y los desarman.” 2 Aunque quizá a muchos no les parezca una imagen feliz, probablemente la historia de la literatura también tiene mucho de programa informático: un viejo programa informático con muchos de sus códigos fuentes encriptados. La Vanguardia ha ido desarmando los viejos códigos fuentes. Pero sus exégetas siempre han ido corriendo detrás, armando otros nuevos. Me da curiosidad que cuando los programadores se sientan a programar no dicen “voy a programar”, sino que dicen “voy a escribir”. ¿Y si lo que están haciendo es “escribir literatura”? ¿Fabricando variaciones, inventando mundos? 3 El ciberpunk fue la “conciencia de clase” de los proletarios informáticos. No es casualidad que la ciencia ficción y el ciberpunk se hayan desarrollado en países con un fuerte desarrollo industrial. La carrera espacial y la industria armamentística fueron nafta para escritores

como Bruce Sterling o Lewis Shiner (los de la Verdad Barata (Cheap Truth)). Y fueron pólvora para morder para los escritores de la bohemia cibernética. Internet es el mundo compensatorio de la morosa carrera espacial. 4 La escritura tiene mucho que ver con la consolidación de las tecnologías; cuando no, la historia misma de la escritura figura entre los primeros capítulos de cualquier historia tecnológica. Por si todo esto fuera poco, detrás de todo “hardware” hay algún tipo de lenguaje asechando. Así lo entendieron Thomas Pynchon, William Gigson y Neal Stephenson. Y así lo entendió Roger Chartier cuando emprendió su historia de la escritura. E incluso escritores distópicos como Yevgeni Zamiatin, Aldous Huxley y Ray Bradbury. 4.1 A propósito de Bradbury: las Crónicas Marcianas de Bradbury hacen past con los “viajes” a la luna y al sol que en el XVII ya había “narrado” Cyrano de Bergerac. Hay un doble fondo de todo lo moderno. Como si la modernidad se fundara en la repetición. Repetición que a su vez es algo muy medieval. ¿No sería el Renacimiento, con su forma de retomar a los clásicos, la explosión simultánea de todo lo antiguo? 5 Y así lo entendió Roberto Arlt cuando imaginó la “Rosa de Cobre”, una flor quemada por ácidos, metáfora de lo que para él la modernidad hacía con la vida. Sus personajes sentían que la modernidad había perfeccionado la angustia usando el mismo método que la industria había usado para perfeccionar el motor de explosión. 6 Algo parecido había intuido ya Mary Shelley cuando, allá por los comienzos del siglo XIX, tuvo la ocurrencia de iniciar la saga de Frankestein. Para muchos el primer relato cyberpunk de todos los tiempos. 7 Ludditas o no, en las tecnologías hay siempre algo del orden de la imaginación que la literatura quiere explorar. Pero el problema es que, para poder explorar eso, lamentablemente, siempre es necesario algún tipo de


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