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Noviembre de 2006

El sexenio que se va

Fernando Vázquez Rigada

El sexenio de Vicente Fox seguramente será recordado como el de las oportunidades perdidas. No hay, para los pueblos, drama más lamentable que perder las coyunturas históricas. Para las naciones, existen momentums que se crean por factores externos: ciclos económicos a la alza, bonos demográficos, reacomodo de fichas geopolíticas. Pero existen, también, aquellos que los propios pueblos generan. Tal fue el caso de la alternancia mexicana. Esta se dio tras un largo proceso de democratización que inició, como parto, tras un hecho traumático y doloroso: la noche triste de Tlatelolco. El proceso debió haber terminado el tres de julio del dos mil. Hasta ese momento, parecía que México vivía una revolución de terciopelo. El régimen priísta se iba y más: se iba sin sangre. Se evadía la temible profecía de Fidel Velásquez: “a balazos llegamos y a balazos tendrán que sacarnos”. El país parecía conectarse con el signo de cambio político más positivo de Europa Oriental. Con la excepción de Rumania, el poder comunista se iba reconociendo que, por el momento, su ciclo se había cumplido. Vicente Fox fue capaz, desde la oposición, de generar una dinámica de transformación nacional. Su lema “¡Ya!” lo resumía todo. México no podía esperar más. El ciclo histórico del PRI se había cumplido tras siete décadas de gobierno. Era el momento de un salto hacia delante. Pero Fox cayó preso de la historia que desconocía, y por lo mismo, cuestiones de Herodoto, se condenó a repetir. Igual que Francisco I. Madero, Fox triunfa pero no sabe para qué. Sintetiza su visión en una urgencia de campaña: sacar al PRI de los Pinos. Ese, objetivo poderoso de campaña, es inútil como objetivo de gobierno. Madero quiere, igual que Fox, que se le permita competir con equidad en las elecciones. Sabe que el país requiere que Díaz se vaya. Prácticamente la totalidad del Plan de San Luis se centra en una idea de cambio político. Pero cuando el Ipiranga zarpa, Madero no logra interpretar que Don Porfirio no es el Porfiriato. No desmantela el ejército. No sacude las estructuras de poder del

ancien régime: pacta con ellas. No se atreve a emprender una profunda reforma del campo, que acaba distanciándolo con el México más popular: el de Zapata. Don Porfirio dice antes de irse, entre soberbio y nostálgico: “Ya soltaron al tigre. A ver cómo lo vuelven a amarrar”. Lo han soltado, en efecto. Y, al mismo tiempo que desatan, no atan al México más retrograda que se apodera del Congreso, de los medios, de las fuerzas armadas, de las tierras. Don Francisco desoye los reiterados llamados de su consejero más hábil y cercano, su hermano Gustavo, que le urge a profundizar las reformas. Madero muere de alevosía pero también de ingenuidad. No entendió que generó un momento histórico y que su obligación era capitalizarlo. Vicente Fox genera también su momento. Igual que Madero no logra definir un plan de acción que consolide e institucionalice la democracia. Sacar al PRI de los Pinos no es sacar al PRI del poder. Su red se extiende por todo el país. Fox es torpe en su manejo político. Antes de llegar al poder, igual que Madero, rompe con sus aliados. Se aleja del Partido Verde y, peor, se aleja del PAN. Con el PRI no pacta, pero tampoco rompe. Su propuesta no cuaja en un proyecto que organice en su favor a la sociedad civil. Iniciativas congeladas en el último Congreso. Iniciativas pendientes en la Cámara de Diputados: 1921 Senadores

Diputados

Ejecutivo

Congresos Est.

131

1694

16

80

Iniciativas pendientes en la Cámara de Senadores: 727 Senadores

Diputados

Ejecutivo

Congresos Est.

527

142

16

42

Fuente: Monitor legislativo, LIX Legislatura.

En lo político, Fox apuesta a la democracia, pero sólo a medias. Es tolerante, pero sin una política que haga de la tolerancia un eje de la política nacional. Su tolerancia la rebasan los machetes y el poder de los gobernadores. Cree y defiende la libertad de expresión, pero los gobernadores la pisotean y el narco la asesina. Vela por las instituciones, pero no institucionaliza el cambio, blindando el sistema electoral. Cree en la competencia democrática equitativa y la respeta, mientras no implique perder su sucesión. Confía en el poder de la negociación pero no negocia con un congreso que se le enfrenta.


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Oaxaca: de estudio de caso a estudio del caos. Oaxaca no es una crisis. Es una radiografía. Es, también, un anuncio para el presidente Calderón y una advertencia. Oaxaca es todo México. Los hilos que tejen esta crisis pasan por todo el espectro nacional. La coyuntura de ingobernabilidad pasa por toda la estructura de poder del país. Por eso es importante no perder de vista lo que sucede ahí. Oaxaca es una de las entidades más rezagadas del país. De acuerdo al Informe Sobre

Desarrollo Humano del Banco Mundial, el estado ocupa el penúltimo lugar en el índice general de Desarrollo Humano, solo por arriba de Chiapas. En prácticamente todos los componentes ocupa el penúltimo lugar. En el único renglón que llega a la posición 30 es en educación. Comparativo Indice de Desarrollo Humano 2004 (entidades seleccionadas)

Entidad

IDH

DISTRITO FEDERAL SONORA DURANGO SAN LUIS POTOSÍ PUEBLA OAXACA CHIAPAS

1° 10° 15° 20° 25° 31° 32°

Índice de Salud 2° 7° 19° 23° 25° 31° 32°

Índice de Educación 1° 3° 10° 23° 27° 30° 32°

Índice de Ingreso 1° 11° 15° 20° 22° 31° 32°

Fuente: PNUD 2004

De acuerdo al IMCO, la entidad se ubica en el número 30 de competitividad, estando sus mayores debilidades en los siguientes aspectos: sectores precursores de clase mundial (31°), ser una sociedad incluyente, preparada y sana (32°) , relaciones internacionales (32°). 60

Índice General de Competitividad Estatal

50 40 30 20 10 0

Distrito Federal Aguascalientes Nuevo León Baja California S. Baja California Chihuahua Quintana Roo Tamaulipas Coahuila Querétaro Colima Sonora Campeche Morelos Guanajuato Jalisco Yucatán Puebla Tlaxcala Zacatecas Edo. de México Durango Veracruz Michoacán Sinaloa Nayarit Tabasco Hidalgo San Luis Potosí Guerrero Oaxaca Chiapas

La actuación política del Presidente revela un hombre profundamente ideológico. El primer mandatario de la alternancia es un defensor del libre mercado. Por lo mismo, considera que, entre menos Estado, mejor. Sus creencias se basan en la convicción del “dejar hacer, dejar pasar”. La mano invisible del mercado arregla, por sí misma y con el tiempo, todo. Este credo Fox lo lleva al extremo de la función de gobierno. “Dejar hacer, dejar pasar”. Atenco, la toma de canal 40, el desorden de su gabinete, las rebeliones de los gobernadores, Oaxaca, el Narcopoder, el conflicto minero, el conflicto magisterial. “Dejar hacer, dejar pasar”. El Estado intervencionista sólo entorpece el desarrollo nacional que, por si mismo, finalmente, llegará. En paralelo, Fox quiere continuar siempre candidato. El candidato rebelde, al que se le permita decir cualquier cosa. El candidato dicharachero, que comunique con el pueblo. El candidato al que se le agradecen todas las promesas y no se le exige ningún cumplimiento. Por eso Fox Jefe de Estado se lanza contra los “negros” y genera una crisis internacional. Por eso Fox Jefe de Estado recomienda a sus ciudadanos no leer. Por eso, sigue prometiendo un país mejor mientras la competitividad cae año con año por el peso muerto de las instituciones que no es capaz de reformar. Por eso no se asume cono jefe de estado. Su mayor afán desde que asume la Presidencia es entregarla. Añora su rancho. No es cabeza del Estado sino una cabeza de dos: poder bicéfalo, pareja, cómplice. En el afán de desacralizar la Presidencia, la deja en los huesos. Ignora que las palabras, los silencios, los símbolos, la investidura, en el mundo del poder, cuenta. Y mucho.

Fuente: Instituto Mexicano para la Competitividad

No es sorprendente que el estado viva cada vez más del envío de remesas, como producto de una hemorragia de talento y capital humano que no cesa. La dimensión real de este drama es el siguiente. Mientras que el ingreso promedio de un habitante oaxaqueño es de 2,960 dólares anuales, el de sus migrantes radicados en Estados Unidos es de más de 21 mil: tres veces más que el promedio nacional. Lo que esta cifra revela es que, si a estos trabajadores México les ofreciera las


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Noviembre de 2006 Principales Entidades Receptoras de Remesas en 2005

Estado

Millones de dólares

Estado

Millones de dólares

Michoacán

2,595

Distrito Federal

1,452

Guanajuato

1,715

Puebla

1,174

Jalisco

1,693

Veracruz

1,155

Estado de México

1,675

Oaxaca

1,002

Fuente: Banco de México

condiciones de competitividad adecuadas, su capacidad de generación de riqueza se quintuplicaría. Lección: el sureste es pobre en infraestructura, en leyes y en oportunidades, pero no en talento, recursos naturales ni cultura. Es difícil explicar, en un cuadro nacional, el quiebre institucional en Oaxaca si no se atiende a este marco elemental de pobreza, de rezago, de ausencia de porvenir. Poder absoluto. Oaxaca ha sido cuna de dos presidentes centrales de México. Juárez y Díaz son actores fundamentales de la historia. Gobiernan, en conjunto, casi 60 años. Son ejemplo de una cultura distinta pero coincidente de poder. Juárez es indígena; Díaz, Mestizo. Ambos creen, de manera distinta, en la capacidad creadora del poder. Juárez quiere el poder para fundar un Estado y más: quiere un gobierno liberal, con la vista puesta en el futuro. Díaz quiere orden y progreso. Orden al costo de suprimir libertad; progreso al costo de reducir a poblaciones enteras a la semi-esclavitud. Ambas concepciones tienen un conector: el poder existe para usarse y más: para utilizarse a plenitud. Oaxaca no conoce de medias tintas: el poder o es absoluto o no sirve para nada. Por ello, la fragmentación política hunde a Oaxaca en el rezago: 570 municipios lo convierten en un mapa de poder complejo, inestable, hirviente. Conformación de la población oaxaqueña Menos de 2,500 habs.

2,500 a 14,999 habs.

15,000 y más habs.

Oaxaca

52.90%

22.80%

24.30%

Nacional

23.50%

13.70%

62.80%

Fuente: INEGI

Los últimos gobernadores oaxaqueños han debido enfrentar el crucigrama de un estado

empobrecido y desesperado. Tras 1994, se expandieron las actividades de un grupo armado, el EPR, mucho más violento e ideológico que el EZLN. Acaso por todos estos factores, el último gobierno priista, el de José Murat, fue crecientemente autoritario. Su sucesión reveló que el antagonismo de los grupos más ilustrados de la sociedad oaxaqueña era creciente pero que no alcanzaba para derrotar, por sí mismos, a la durísima estructura tricolor que se enraizaba en la sierra y en el México más empobrecido e ignorante. El surgimiento de un frente amplio, “Todos Unidos Contra Murat” pudo llamarse, es una indicativa de la baja calidad de las legislaciones electorales mexicanas, que permiten que partidos se unan en alianzas sin coalición, en donde no existe plataforma, principios ni valores comunes, sólo intereses: triunfar. En la elección de Oaxaca Kafka revive: El PT se une al PRI y al Verde; el PAN al PRD. Por lo mismo, el diseño legal electoral del país estimula el pragmatismo que conduce al transfugismo. Envueltos en la bandera de la libertad, los políticos van y vienen, aves migratorias, por partidos ideológicamente opuestos. Muy bien, allá quienes voten por ellos. Pero en el colmo del cinismo, la ley permite que, ya electos, los legisladores cambien de partido y alteren, así, los finos equilibrios de los congresos estatales. Resultados Elecciones Gobernador Oaxaca 2004 448,264

474,758

41,257 PAN+PRD+CONV

PRI+PVEM+PT

PUP

Fuente: Instituto Electoral de Oaxaca

Pero Oaxaca 2004 reveló las debilidades electorales del sistema electoral. Todas las encuestas preelectorales revelaban un empate técnico, pero con ligera ventaja para Gabino Cué. En corto, los operadores del primer círculo del gobernador comentaban “Nunca le van a ganar a Murat. Oaxaca tiene mucha sierra.”, y la tuvo. Ulises Ruiz fue electo por apenas una diferencia de 26,494 votos.


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El dinosaurio seguía allí. La competidísima campaña y el duro conflicto electoral, no fueron suficientes para que el gobernador entrante reconociera que había llegado el momento de cambiar. Ulises Ruiz volvió a sus orígenes, a lo que siempre había sido: emulando a Richard Nixon, confeccionó una lista negra de enemigos, particularmente empresarios, que habían financiado a su opositor. Los persiguió. Envío a la Hacienda del Estado a hostigarles. Su peor rostro, con todo, aparecería poco después. El asalto al diario “Noticias” ejecutado al más puro estilo echeverriísta, utilizando a esquiroles de la CROC, reveló que las libertades de prensa, expresión e información son, en el país, archipiélagos. Sus alcances distan mucho de ser nacionales. Los gobernadores son, en muchos casos, intocables, pero también lo son los narcotraficantes y la mafia. Los maestros imparten su ignorancia. Ulises Ruiz era uno de los operadores más importantes de Roberto Madrazo, y eso explica la dejadez del gobierno federal para permitir que un conflicto de su jurisdicción creciera sin control, hasta convertirse en una bomba de tiempo nacional. Entender los orígenes particulares del conflicto requiere revisar brevemente las relaciones de poder del foxismo con el SNTE y la maestra Elba Esther Gordillo. Esta ha sido, acaso, la principal operadora política del presidente. Por lo mismo, ha recibido apoyos de gran importancia para solidificar su posición dentro de uno de los sindicatos más poderosos de América Latina. Los maestros enseñan poco y descansan mucho: 75 días al año, de manera oficial, aunque este periodo se incrementa a menudo. Las plazas sindicales del magisterio son definitivas después de seis meses de trabajo. Como en la época feudal, se heredan. Los salarios se tasan con respecto a la zona en la que laboran. Chiapas, por ejemplo, ha recibido un trato preferencial. Los maestros oaxaqueños del SNTE exigieron, en mayo, precisamente eso: que se les rezonificara el salario con respecto a sus compañeros chiapanecos. La SEP sabía que eso no podía concederse pero siguió una receta típica del foxismo: enviar al

sindicato con el Gobierno del Estado. Esta actitud es perversa pero común, y depende del gobernador que se trate el resultado: Amalia García amagó con devolver la educación a la esfera federal pero Fidel Herrera concedió un 3.3% de incremento salarial sobre el 7% federal. En Oaxaca, la solicitud implicaba una erogación de mil cuatrocientos millones de pesos, o un 5.4% del presupuesto estatal. Ruiz dijo no y poco después Reyes Tamés se encogió de hombros. Presupuesto de Egresos del Estado de Oaxaca 2006

Presupuesto destinado a Educación 2006

Pesos

$25,651,164,678.00

$12,401,924,282.32

%

100%

48%

Miles de maestros tomaron el primer cuadro de la ciudad de Oaxaca como respuesta. El gobernador confiaba en su capacidad de controlar a la sección 22 del SNTE. Esta, ligada a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, se había opuesto históricamente a Gordillo. Su oposición se nutría con recursos del Estado de Oaxaca desde la época de Heladio Ramírez. Pero Frankenstein cobró vida propia y nadie, hasta ahora, lo ha podido parar. Como resultado, desde mayo, 1 millón 300 mil niños oaxaqueños están sin clases. Comparativo en Educación OCDE (países seleccionados)

600 500 400 300 200 100 0

Fin.

Hol.

Jap.

EU

OECD

Pruebas de ciencias

Ale

Rep. Ch.

Esp.

Por.

Ita.

Gre.

Tur.

Mex.

Pruebas de lectura

Fuente: PISA 2005, (Indicadores de Resultados Educativos de los Alumnos)

La irrupción del conflicto debe ubicarse en la embestida federal para disminuir las bases electorales de la oposición. Habían pasado ya las filtraciones de las grabaciones del Gobernador de Puebla, Atenco y Lázaro Cárdenas. El conflicto se dejó correr para maniatar a un gobernador madracista clave. El límite supuesto era, por tanto, el dos de julio. Ambos gobierno federal y estatal, lo


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sabían. Por eso Ruiz emprendió, solo, una aventura costosa: la segunda decena de junio atacó, y el asalto acabó en fiasco. Entonces la demanda ya no fue un aumento salarial, sino su salida. Entonces ya no fue sólo un movimiento magisterial, sino popular. La Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca irrumpe en medio de la confrontación directa entre el Gobierno Estatal y la sección 22. Pronto, la mezcla se convierte en un cocktail explosivo. Ahí se infiltran elementos subversivos, miembros del EPR, militantes del PRD y agentes del CISEN. La Guelagetza debe cancelarse y la ciudad se convierte, en los hechos, en un rehén. En sus efectos inmediatos, la actitud del Gobierno Federal surte efectos: Madrazo es vapuleado en uno de sus bastiones, López Obrador gana Oaxaca pero Calderón consigue la Presidencia de la República. Resultados Elección de Presidente en Oaxaca 620,062 428,026 226,304

PAN

PRI-PVEM

PRD-PTCONV

5,620

19,482

PANAL

ASDC

Fuente: Instituto Federal Electoral

La atención de la nación, cuando termina la elección, se centra en Oaxaca. La Secretaría de Gobernación intenta, una y otra vez, negociar con todos. Poco, o nada, logra. Rompe con el Gobierno del Estado. La dirigencia de la sección 22, Enrique Rueda, se tambalea y es incapaz de hacer que sus huestes vuelvan a los salones de clases. Lo mismo ocurre, aquí y allá, en la APPO. Los informes de inteligencia en la Capital alertan: el movimiento se está volviendo un monstruo de mil cabezas. Cuatro caminos A principios de Octubre, restaban cuatro caminos para solucionar la crisis: Que el Gobierno Federal interviniera directo mediante la fuerza pública. Aquí aparece otra vertiente inquietante de la encrucijada oaxaqueña. El General Clemente Vega advierte a su superior civil: el ejército no resolverá los problemas de los políticos. Es, en los

hechos, una insubordinación silenciosa aunque patriótica. Es, además, conocida. Ya el General se había rehusado a usar la tropa contra los opositores del régimen durante la aventura del desafuero, como pedían los sectores más duros del foxismo. Por ello la posible operación fue encargada a la Marina que, sin embargo, posee menos experiencia que la PFP o el Ejército en la materia. Los últimos reportes de inteligencia dan un saldo escalofriante a una salida militar: si las fuerzas del orden entran en Oaxaca bajo las condiciones de paro general, el saldo en vidas no será menor. Un saldo impagable para un gobierno que se va. Por lo mismo, el gobierno federal requiere que los maestros regresen a clases, con el objeto de disminuir los saldos de una confrontación. La ocupación parcial por la PFP indica que, en este polvorín, existen provocadores que quieren sangre y pueden obtenerla. Por lo pronto, la lista de vidas ya asciende a 14. ¿Cuántas más habrá? La segunda posibilidad de solución era la desaparición de poderes. Era la salida menos costosa para el país, al menos en términos humanos. Desaparecer los poderes era la salida institucional para reconocer lo que todo México ve: Oaxaca está sumergida en la ingobernabilidad. La desaparición implicaría que se nombrara un gobernador interino, y se dieran los procedimientos para elegir nuevo congreso y tribunal superior de Justicia. De acuerdo al Senado, 29 juzgados, de 79, están sin operar; el Congreso no sesiona con regularidad y el gobernador está a salto de mata. Pero había un problema: Ulises Ruiz es priísta y el PRI no quiere que se vaya. Y Felipe Calderón, para gobernar, necesita al PRI. La desaparición de poderes implicaba, para los senadores panistas que apoyaban la medida (Ricardo García Cervantes, Alejandro Zapata Perogordo y Alejandro González Alcocer) votar con los senadores de la Coalición por el Bien de Todos que apoyaban la desaparición. Calderón y Espino tuvieron que apretar a los legisladores. Votar por la desaparición de poderes era votar por la desaparición de poderes…de Calderón. La solución menos costosa en términos de sangre era altamente costosa en términos políticos para la administración entrante.


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Un tercer camino, es que el PRI logre hacer que renuncie Ulises Ruiz a cambio de que el gobierno del Estado quede en manos de un priista y que no se altere así, a los poderes locales. Esta vía parece lejana, por el nivel de cohesión que el partido sigue mostrando con el gobernador. Por último queda la vía de la negociación. Carlos Abascal ha insistido, acaso porque sabe que los costos de una intervención directa pueden provocar un quiebre institucional, en que el diálogo rendirá, finalmente, frutos. Ya se ha adelantado en el tejido de un arreglo en el aspecto económico: la rezonificación de los salarios magisteriales está lista y tendrá un alto costo: 41 mil millones de pesos. Ese recurso deberá salir del presupuesto que Felipe Calderón tenía a su disposición. De cerrarse el acuerdo, implicará que el presidente entrante perderá casi 10% de la bolsa que tenía libre de etiquetas para distribuir a su criterio. Aún así, falta la salida política y el dilema de qué hacer con Ulises Ruiz. El triste panorama por delante La república se pregunta, ¿Qué ha sucedido? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Cómo es posible que una capital de una entidad de la República esté secuestrada más de 160 días? ¿Cómo, que el futuro de más de un millón de niños mexicanos esté cancelado por falta de instrucción? ¿Cómo, que la vida económica de Oaxaca haya sido suprimida? ¿Cómo el daño a la imagen internacional del país? ¿Cómo, en términos de ausencia de autoridad? Oaxaca no es una crisis: es una radiografía. Todo lo que hemos atestiguado debe servir de lección y advertencia. En Oaxaca coinciden todas las crisis. Un gobierno federal omiso, desentendido y torpe. Un Gobierno estatal prepotente y excluyente. Un magisterio desbordado. Una sociedad ofendida. Una pobreza insoportable. Una marginación que no cesa. Grupos subversivos olvidados pero no desactivados. Un Congreso que se niega a legislar. Senadores que pactan por sobre los intereses del país. Partidos que actúan como cofrades. Un ejército que resiste a reprimir y un gobierno que se resiste a ser autoridad en tiempo. Lección central: la acción política, como los paramédicos, o llega a tiempo, o no sirve de nada.

Parafraseando a Reyes Heroles, el Poder es un producto perecedero. Oaxaca es hoy lo que es porque el problema se pudrió. El mensaje que estamos recibiendo es sumamente complejo y preocupante. Las coordenadas en que cruza hoy Oaxaca no son exclusivas de ahí. El cocktail de desgobierno, de gobiernos retrógradas, de pobreza y marginación, se encuentra diseminado por todo el sureste y por la huasteca. Existen zonas, igualmente, en Morelos y el Estado de México, con alta conflictividad agraria, social, política. La fórmula para desactivar las ecuaciones que pueden hacer que México estalle no está en el pasado, sino en el futuro. Oaxaca es una radiografía porque habla de un poder enmohecido, que teme actuar o que sobreactúa; que busca arreglos corporativos en vez de un nuevo sindicalismo enfocado a la globalización; que olvida que un país rico en recursos no puede llegar al desarrollo con recursos humanos pobres. Resolver el crucigrama de la gobernabilidad de la República implicará, en primer lugar, comenzar a serlo. Esto es: México deberá ser, en los próximos años, una República, en donde los gobiernos de los estados tengan derechos, pero también obligaciones: políticas, legales, de auditabilidad, de recaudación. Que las entidades federativas pasaran de colonias a feudos dominados por 32 señores sólo conduce a la fragmentación. México necesita un nuevo pacto federal y la modernización de las funciones de su Estado. Urge construir una gobernabilidad democrática y urge, también, que la cosa pública vuelva a requerir la atención del gobierno Federal. Pero la solución a este complejo galimatías no es sólo política. La política sirve para muchas cosas, pero no para comer. Mientras no se dote al sureste del país de oportunidades de desarrollo, mediante la construcción de infraestructura -física e intelectual- el pasado, no el futuro, nos alcanzará. Algo más: no hay política sin políticos. Una vez limpiada la política, México deberá encontrar la forma de limpiar a su clase política. El país requiere acuerdos de largo aliento y de gran calado. Los arreglos de hoy, fatalmente, quizá sólo estén sirviendo para apresarnos mañana. Lo sabremos a partir del primero de diciembre.<


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