Antologia de poemas

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ANTOLOGÍA DE POEMAS


Rubén Darío 18 de enero de 1867, Matagalpa (Nicaragua) – 6 de febrero de 1916, León (Nicaragua). Fue el máximo representante del Modernismo literario en lengua española y perteneció a la Generación del 98. • Obra: Azul


LEDA El cisne en la sombra parece de nieve; su pico es de ámbar, del alba al traluz; el suave crepúsculo que pasa tan breve las cándidas alas sonrosa de luz. Y luego, en las ondas del lago azulado, después que la aurora perdió su arrebol, las alas tendidas y el cuello enarcado, el cisne es de plata, bañado de sol. Tal es, cuando esponja las plumas de seda, olímpico pájaro herido de amor, y viola en las linfas sonoras de Leda, buscando su pico los labios en flor. Suspira la bella desnuda y vencida, y en tanto que al aire sus quejas se van del fondo verdoso de fronda tupida chispean turbados los ojos de Pan.

LO FATAL Dichoso el árbol que es apenas sensitivo, y más la piedra dura, porque esa ya no siente, pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente. Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, y el temor de haber sido y un futuro terror... Y el espanto seguro de estar mañana muerto, y sufrir por la vida y por la sombra y por lo que no conocemos y apenas sospechamos, y la carne que tienta con sus frescos racimos y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos, ¡y no saber adónde vamos,


ni de dónde venimos!...

Antonio Machado 26 de julio de 1875, Sevilla (España) – 22 de febrero de 1939, Colliure (Francia). Fue un poeta miembro tardío de la Generación del 98 y uno de sus miembros más representativos. • Obra: Soledades, galerías y otros poemas.


A UN OLMO SECO Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo, algunas hojas verdes le han salido. ¡El olmo centenario en la colina que lame el Duero! Un musgo amarillento le mancha la corteza blanquecina al tronco carcomido y polvoriento. No será, cual los álamos cantores que guardan el camino y la ribera, habitado de pardos ruiseñores. Ejército de hormigas en hilera va trepando por él, y en sus entrañas urden sus telas grises las arañas. Antes que te derribe, olmo del Duero, con su hacha de leñador, y el carpintero te convierta en melena de campana, lanza de carro o yugo de carreta; antes que, rojo en el hogar, mañana ardas, de alguna mísera caseta al borde de un camino; antes que te descuaje un torbellino y tronche el soplo de las sierras blancas; antes que el río hacia la mar te empuje, por valles y barrancas, olmo, quiero anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida. Mi corazón espera también hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera.


LA PRIMAVERA BESABA... La primavera besaba suavemente la arboleda, y el verde nuevo brotaba como una verde humareda. Las nubes iban pasando sobre un campo juvenil... Yo vi en las hojas temblando las frescas lluvias de abril. Bajo ese almendro florido, todo cargado de flor -recordé-, yo he maldecido mi juventud sin amor. Hoy en mitad de la vida, me he parado a meditar... ¡Juventud nunca vivida, quén te volviera a soñar!

Manuel Machado 29 de agosto de 1874, Sevilla (España) – 19 de enero de 1947, Madrid (España). Fue uno de los representantes más destacados del Modernismo de España.


OCASO Era un suspiro lánguido y sonoro la voz del mar aquella tarde... El día, no queriendo morir, con garras de oro de los acantilados se prendía. Pero su seno el mar erizó potente, y el sol, al fin, como en soberbio lecho, hundió en las olas la dorada frente, en una brasa cárdena deshecho. Para mi pobre cuerpo dolorido, para mi triste alma lacerada, para mi yerto corazón herido, para mi amarga vida fatigada... ¡el mar amado, el mar apetecido, el mar, el mar y no pensar en nada!...

POLOS Y CAÑAS En tu cariño pensando, en vela pasaba el día... Y por la noche, soñando, soñando que no dormía. Tu querer me va matando. ¿Sabes lo que estás haciendo? Me pones cerca la cara y me rozas con el pelo. Esta flamenquilla mala no sabe lo que está haciendo. Dame, pa mi guardapelo, de tu cabello un ricito. No te pido tu retrato, que ese lo llevo conmigo, en mi corazón grabado. Cuando me siento a tu vera, al reló que se parara


y al tiempo que no corriera le digo, entrañas mías, cuando me siento a tu vera, No hay penilla ni alegría que se quede sin cantar. Y por eso eso hay más cantares que gotas de agua en el mar y arena en los arenales. Con lo rojo de tus labios y lo negro de tus ojos paso yo más desazones que el bendito San Antonio, aquel de las tentaciones. Mi corazón me pediste. No te lo pude negar. Me lo quieres devolver. Yo no lo quiero tomar. ¿Qué vamos a hacer con él?

Juan Ramón Jiménez 23 de diciembre de 1981, Huelva (España) – 29 de mayo de 1958, San Juan (Puerto Rico). Poeta ganador del Premio Nobel de literatura de 1956. Perteneció al Modernismo y a la poesía pura.


• Obra: Platero y yo.

OASIS Verde brillor sobre el oscuro verde. Nido profundo de hojas y rumor, donde el pájaro late, el agua vive, y el hombre y la mujer callan, tapados (el áureo centro abierto en torno de la desnudez única) por el azul redondo de luz sola en donde está la eternidad. Pabellón vivo, firme plenitud, para descanso natural de ansia, con todo lo que es, fue, puede ser, abierto en concentrada suma; abreviatura de edén sur, fruta un poco mayor (amparo solo de la desnudez única) en donde está la eternidad. Color, jugo, rumor, curva, olor ricor colman con amplitud caliente y fresca, total de gloria y de destino, la entrada casual a un molde inmenso (encontrado al azar de horas y siglos, para la denudez única) mina libre de luz eterna y sola en donde está la eternidad.

ADOLESCENCIA En el balcón, un instante nos quedamos los dos solos. Desde la dulce mañana de aquel día, éramos novios. El paisaje soñoliento


dormía sus vagos tonos, bajo el cielo gris y rosa del crepúsculo de otoño. Le dije que iba a besarla; bajó, serena, los ojos y me ofreció sus mejillas, como quien pierde un tesoro. Caían las hojas muertas, en el jardín silencioso, y en el aire erraba aún un perfume de heliotropos. No se atrevía a mirarme; le dije que éramos novios. ... Y las lágrimas rodaron de sus ojos melancólicos.

Miguel de Unamuno 29 de septiembre de 1864, Bilbao (España) – 31 de diciembre de 1936, Salamenca (España). Fue un escritor y filósofo perteneciente a la Generación del 98.


• Obra: Niebla.

Y ¿ QUÉ ES ESO...? Y ¿qué es eso del Infierno? Me dirás. Es el revés de lo eterno, nada más. Que yacer en el olvido del Señor es el infierno temido del Amor.

SOMBRA DE HUMO ¡Sombra de humo cruza el prado! ¡Y que se va tan deprisa! ¡No da tiempo a la pesquisa de retener lo pasado! Terrible sombra de mito que de mi propio me arranca, ¿es acaso una palanca

para hundirse en lo infinito? Espejo que me deshace mientras en él me estoy viendo, el hombre empieza muriendo desde el momento en que nace. El haz del alma te ahuma del humo al irse a la sombra.


Con su secreto te asombra Y con su asombro te abruma.

Pedro Salinas 27 de noviembre de 1891, Madrid (España) – 4 de diciembre de 1951, Boston (Estados Unidos). Fue un escritor español conocido sobre todo por su poesía y ensayos. Perteneció a la Generación del 27.


• Obra: La voz a ti debida

PRESAGIOS Cuanto rato te he mirado sin mirarte a ti, en la imagen exacta e inaccesible que te traiciona el espejo! Bésame, dices. Te beso, y mientras te beso pienso en los fríos que serán tus labios en el espejo. Toda el alma para ti, murmuras, pero en el pecho siento un vacío que sólo me lo llenará ese alma que no me das. El alma que se recata con disfraz de claridades en tu forma del espejo.

AHORA TE QUIERO Ahora te quiero, como el mar quiere a su agua: desde fuera, por arriba, haciéndose sin parar con ella tormentas, fugas, albergues, descansos, calmas. ¡Qué frenesí es, quererte!


¡Qué entusiasmo de olas altas, y qué desmayos de espuma van y vienen un tropel de formas, hechas, deshechas, galopan desmelenadas. Pero detrás de sus flancos está soñándose un sueño de otra forma más profunda de querer, que está allá abajo: de no ser ya movimiento, de acabar este vaivén, este ir y venir de cielos a abismos de hallar por fin la inmóvil flor sin otoño de un quererse quieto, quieto. Más allá de ola y espuma el querer busca su fondo. Esta hondura donde el mar hizo la paz con su agua y están queriéndose ya, sin signo, sin movimiento. Amor tan sepultado en su ser, tan entregado, tan quieto, que nuestro querer en vida se sintiese seguro de no acabar cuando terminan los besos, las miradas, las señales. Tan cierto de no morir, como está el gran amor de los muertos.

Jorge Guillén 18 de enero de 1893, Valladolid (España) – 6 de febrero de 1984, Málaga (España). Fue un poeta y crítico literario español, integrante de la Generación del 27.


• Obra: Cántico.

LAS DOCE EN EL RELOJ Dije: Todo ya pleno. Un álamo y vibró. Las hojas plateadas sonaron con amor. Los verdes eran grises, el amor era sol. Entonces, mediodía, un pájaro sumió. Su cantar en el viento con tal adoración que se sintió cantada bajo el viento la flor crecida entre las mieses, más altas. Era yo, centro en aquel instante de tanto alrededor, quien lo veía todo completo para un dios. Dije: Todo, completo. Las doce en el reloj.

PERFECCIÓN Queda curvo el firmamento, compacto azul, sobre el día. Es el redondeamiento del esplendor: mediodía.


Todo es cúpula. Reposa, central sin querer, la rosa, a un sol en cénit sujeta. Y tanto se da el presente que al pie caminante siente la integridad del planeta.

Federico García Lorca 5 de junio de 1898, Granada (España) – 18 de agosto de 1936, Granada (España). Poeta, dramaturgo y prosista español, perteneciente a la Generación del 27 y tuvo la mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo xx.


Obra: La sangre.

NOCHE DEL AMOR INSOMNE Noche arriba los dos con luna llena, yo me puse a llorar y tú reías. Tu desdén era un dios, las quejas mías momentos y palomas en cadena. Noche abajo los dos. Cristal de pena, llorabas tú por hondas lejanías. Mi dolor era un grupo de agonías sobre tu débil corazón de arena. La aurora no unió sobre la cama, las bocas puestas sobre el chorro helado de una sangre sin sin que se derrama. Y el sol entró por el balcón cerrado y el coral de la vida abrió su rama sobre mi corazón amortajado.

CUATRO BALADAS AMARILLAS En lo alto de aquel monte hay un arbolillo verde.


Pastor que vas, pastor que vienes. Olivares soñolientos bajan al llano caliente. Pastor que vas, pastor que vienes. Ni ovejas blancas ni perro ni cayado ni amor tienes. Pastor que vas. Como una sombra de oro en el trigal te disuelves. Pastor que vienes.

Luís Cernuda 21 de septiembre de 1902, Sevilla (España) – 5 de noviembre de 1963, México D.F. Destacado poeta y crítico literario español, miembro de la Generación del 27. • Obra: La realidad y el deseo.


JARDÍN ANTIGUO Ir de nuevo al jardín cerrado, que tras los arcos de la tapia, entre magnolios, limoneros guarda el encanto de las aguas. Oír de nuevo en el silencio vivo de trinos y de hojas, el susurro tibio del aire donde las almas viejas flotan. Ver otra vez el cielo hondo a lo lejos, la torre esbelta tal flor de luz sobre las palmas: las cosas todas siempre bellas. Sentir otra vez, como entonces, la espina aguada del deseo, mientras la juventud pasada vuelve. Sueño de un dios sin tiempo.

QUÉ RUIDO TAN TRISTE Qué ruido tan triste el que hacen dos cuerpos cuando se aman, parece como el viento que se mece en otoño sobre adolescentes mutilados, mientras las manos llueven, manos ligeras, manos egoístas, manos obscenas, cataratas de manos que fueron un día


flores en el jardín de un diminuto bolsillo. Las flores son arena y los niños son hojas. Y su leve ruido es amable al oído cuando ríen, cuando aman, cuando besan, cuando besan el fondo de un hombre joven y cansado porque antaño soñó mucho día y noche. Mas los niños no saben, ni tampoco las manos llueven como dicen: así el hombre, cansado de estar solo con sus sueños, invoca los bolsillos que abandonan arena, arena de las flores, para que un día decoren su semblante muerto.

Concha Méndez 27 de julio de 1898, Madrid (España) – 7 de diciembre de 1986, México. Fue una escritora española de la Generación del 27. • Obra: Niño y sombras.


EN UNA TARDE, COMO TANTAS TARDES... En una tarde, como tantas tardes, y en un gran parque de ciudad lejana, para evadirme del rumor ajeno conmigo misma paseando estaba. Era el frescor intenso, se velan sobre los verdes las señales de agua, agua primaveral que da a la tierra cierta sensualidad que nos exalta. En un remanso del florido parque, junto a un banco de piedra verde y blanca, un gran rosal lucía en la penumbra la tarde ese momento declinaba-. Me senté a reposar y ancho perfume sentí que en mis sentidos se adentraba y se me vino al alma extraña angustia. El ala de un recuerde aleteaba... ¡Ah, sí, ya sé!... ¡Perfume de unas rosas!... ¡Otro país!... ¡El mío!... ¡Ya llegaba a comprender por qué! ¡Era en sus brazos donde un perfume igual yo respiraba!


LA RISA Alguien dijo que la risa es la gran enterradora. Algo se me está enterrando porque río a toas horas.

Miguel Hernández 30 de octubre de 1910, Orihuela (España) – 7 de diciembre de 1986, México. Aunque tradicionalmente se le ha encuadrado en la Generación del 36, tuvo una mayor proximidad con la Generación del 27.


• Obra: El rayo que no cesa.

NO QUISO SER No conoció el encuentro del hombre y la mujer. El amoroso vello no pudo florecer. Detuvo sus sentidos negándose a saber y descendieron diáfanos ante el amanecer. Vio turbio su mañana y se quedó en su ayer. No quiso ser.

EL NIÑO DE LA NOCHE Riéndose, burlándose con claridad del día, se hundió en la noche el niño que quise ser dos veces. No quise más luz. ¿Para qué?... No saldría más de aquellos silencios y aquellas lobregueces.


Quise ser... ¿Para qué?... Quise llegar gozoso al centro de la esfera de todo lo que existe. Quise llevar la risa como lo más hermoso. He muerto sonriendo serénamente triste. Niño dos veces niño: tres veces venidero. Vuelve a rodar por ese mundo opaco del vientre. Atrás, amor. Atrás, niño, porque no quiero salir donde la luz su gran tristeza encuentre. Regreso al aire plástico que alentó mi inconsciencia. Vuelvo a rodar, consciente del sueño que me cubre. En una sensitiva sombra de transparencia, en un íntimo espacio rodar de octubre a octubre. Vientre: carne central de todo lo existente. Bóveda eternamente si azul, si roja, si oscura. Noche final en cuya profundidad se siente la voz de las raíces y el soplo de la altura. Bajo tu piel avanzo, y es sangre de distancia. Mi cuerpo en una densa constelación gravita. El universo agolpa su errante resonancia allí, donde la historia del hombre ha sido escrita. Mirar, y ver en torno a la soledad, el monte, el mar, por la ventana de un corazón entero que ayer se acongojaba de no ser horizonte abierto a un mundo menos mudable y pasajero. Acumular la piedra y el niño para nada: para vivir sin alas y oscuramente un día. Pirámide de sal temible y limitada, sin fuego ni frescura. No. Vuelve, vida mía. Mas, algo me ha empujado desesperádamente. Caigo en la madrugada del tiempo, del pasado. Me arrojan de la noche. Y ante la luz hiriente vuelvo a llorar desnudo, como siempre he llorado.

Blas de Otero 15 de marzo de 1916, Bilbao (España9 – 29 de junio de 1979, Majadahonda, Madrid (España).


Fue uno de los principales represnetantes de la poesía social de los años cincuenta en España.

YO SOY AQUEL QUE AYER NO MÁS DEBÍA Dicen que estamos en el antedía, yo diría. No se ni dónde estamos. Ramos de sombra por los pies, y ramos de sombra en el balcón de la agonía. Madera dulce de la luz: estría triste del día que se va. Nos vamos. Más que lavar el alba, sombreamos el abanico de la noche fría. Prefiero fabricar un alba bella para mi solo. Para ti: de todos, de todos modos no contéis con ella. Otros vendrán. Verán lo que no vimos. Yo ya ni sé, con sombra hasta los codos, por qué nacemos, para qué vivimos.

BASTA Imaginé mi horror por un momento que Dios, el solo vivo, no existiera,


o que, existiendo, sólo consistiera en tierra, en agua, en fuego, en sombra, en viento. Y que la muerte, oh estremecimiento, fuese el hueco sin luz de una escalera, un colosal vacío que se hundiera en un silencio desolado, lento. Entonces ¿para qué vivir, oh hijos de madre, a qué vidrieras, crucifijos y todo lo demás? Basta la muerte. Basta. Termina, oh Dios, de maltratarnos. O si no, déjanos precipitarnos sobre ti ronco río que revierte.

Jaime Gil de Biedma 13 de noviembre de 1929, Barcelona (España) – 8 de enero de 1990, Barcelona (España). Fue un poeta español, uno de los autores más importantes de la


Gneración del 50. • Obra: Según sentencia del tiempo.

A TRAVÉS DEL ESPEJO Como enanos y monos en la orla de una tapicería en la que tú campabas borracho, persiguiendo jovencitas... O como fieles, asistentes mientras nos encantabas al santo sacrificio de la fama de tu exceso de ser inteligente, éramos todos para ti. Trabajos de seducción perdidos fue tu vida. Y tus benos poemas, añagazas de fin de juerga para retenernos.


NO VOLVERÉ A SER JOVEN Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde -como todos los jóvenes, yo vine a llevarme la vida por delante. Dejar huellas quería y marcharme entre aplausos -envejecer, morir, eran tan sólo las dimensiones del teatro. Pero ha pasado el tiempo y la verdad desagradable asoma! Envejecer, morir, es el único argumento de la obra.

Ana Rossetti 15 de mayo de 1950, Cádiz (España).


Se encuentra entre los mejores poetas de la poesía española contemporánea. • Obra: La nota de blues.

LA BUHARDILLA DE THOMAS Y tan pronto amanece, cada vez más intensa, la roja cabellera mana sobre su rostro. (Encantadora curva la del cuello que emerge del entreabierto escote). La arrugada blancura de la amplia camisa muestra el brazo que pende hasta el entarimado donde, pálidamente, se fruncen, rotos, todos los poemas. (La usada tela, tan lisa como el hombro que descubre, dulce resbala). Excepto los papeles por el suelo esparcidos está la habitación en riguroso orden: incluso se acostó sin deshacer la cama.

(Parece muy cansado, tan minuciosamente, con tanta saña y con tanta pena desgarró cada línea de escritura...) Ya desde el tragaluz desciende el ámbar. Se afilan y se encrespan los contornos y el color justo adquieren.


Y al fin sabe que, salvo la boca tan horrorosamente contraída, que salvo el tinte azul de sus mejillas ralas, el muchacho es hermoso.

QUE PUEDO MORIR UNA MUERTE DE LUJOS Era esta vez el fuego. Esta vez cresta azul, creciente e inflamada, dilatado ropaje erizado de picas, suave lengua. Todo es pronto arrugado papel. Arrugado papel, cuerpo. Vestido, antes resplandeciente, yesca ahora. Antes fiesta, grito de horror apenas un instante. Y la estallante palma, que en la tela prendió su broche de luciérnagas, ahora, pavo real que plegara su cola, su abanico.

Pablo Neruda 12 de julio de 1904, Parral (Chile) – 23 de septiemnre de 1973,


Santiago (Chile). Fue un poeta chileno, considerado entre los mejores y más influyentes artistas de su siglo. •

Obra: Las manos del día.

TENGO MIEDO Tengo miedo. La tarde es gris y la tristeza del cielo se abre como una boca de muerto. Tiene mi corazón un llanto de princesa olvidada en el fondo de un pájaro desierto. Tengo miedo- Y me siento tan cansado y pequeño que reflojo la tarde sin meditar en ella. (En mi cabeza enferma no ha de caber un sueño así como en el cielo non ha cabido una estrella.) Sin embargo en mis ojos unan pregunta existe y hay un grito en mi boca que mi boca no grita. ¡No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste abandonada en medio de la tierra infinita! Se muere el universo de una calma agonía sin la fiesta del sol o el crepúsculo verde. Agoniza Saturno como una pena mía,

Tierra es una fruta negra que el cielo muerde. Y por la vastedad del vacío van ciegas las nubes de la tarde, como barcas perdidas que escondieran estrellas rotas en sus bodegas. Y la muerte del mundo cae sobre mi vida.


BELLA Bella, como en la piedra fresca del manantial, el agua abre un ancho relámpago de espuma, así es la sonrisa en tu rostro, bella. Bella, de finas manos y delgados pies como un caballito de plata, andando, flor del mundo, así te veo, bella. Bella, con un nudo de cobre enmarañado en tu cabeza, un nido color de miel sombría donde mi corazón arde y reposa, bella. Bella, no te caben los ojos en la cara, no te caben los ojos en la tierra. Hay países, hay ríos en tus ojos, mi patria está en tus ojos, yo camino por ellos, ellos dan luz al mundo por donde yo camino, bella. Bella, tus senos son como dos panes hechos de tierra cereal y luna de oro, bella.

Bella, tu cintura la hizo mi brazo como un río cuando pasó mil años por tu dulce cuerpo, bella. Bella, no hay nada como tus caderas, tal vez la tierra tiene


en algún sitio, bella. Bella, mi bella, tu voz, tu piel, tus uñas bella, mi bella, tu ser, tu luz, tu sombra, bella, todo eso es mío, bella, todo eso es mío, mía, cuando andas o reposas, cuando cantas o duermes, cuando sufres o sueñas, siempre, cuando estás cerca o lejos, siempre, eres mía, mi bella, siempre.



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