Número 77 de la revista Taurodelta

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ganadería se convirtió en una de las punteras de la cabaña brava portuguesas desde la segunda mitad de los años 60, lidiando bastante en España. El primer toque de atención importante tuvo lugar en la corrida de presentación en Madrid, la tarde del 23 de abril de 1967, que estoquearon Gregorio Sánchez, Andrés Vázquez y Efraín Girón, y en la que el segundo toro, Cabilanto, fue premiado con la vuelta al ruedo. Ello propició la repetición el 30 de septiembre siguiente, pero en esta ocasión los morlacos dieron menos juego. Algo parecido ocurrió con la corrida lidiada el 28 de abril de 1968 por Andrés Vázquez, Efraín Girón y Serranito, excepción hecha del noble tercero, Navarito, al que el torero colmenareño cortó una oreja.

Instantánea de la faena de Andrés Vázquez al gran toro Cabilanto, premiado con la vuelta al ruedo en la corrida de debut de la familia Passanha en Madrid, el 23 de abril de 1967.

llecido. Su origen era la casta jijona, a la que ya en poder de Soler (1902) y luego a través de su viuda se agregaron reses de Ibarra, Campos Varela y conde de la Corte. Esta curiosa mezcla no debió de resultar mal, puesto que la ganadería gozó de un estimable cartel, especialmente desde mediados los años 20. La adquisición de la vacada por parte de Moura supuso su traslado desde Olivenza hasta las dehesas próximas a Monforte. El criador portugués se presentó en Las Ventas el 1 de octubre de 1944, con cuatro toros que estoquearon Cañitas, Domingo Dominguín y Ángel Luis Bienvenida y tuvieron una condición mansota. En 1945, don Claudio lidió tres novilladas más en nuestra plaza, que tampoco dieron lustre a la divisa. Sin embargo, gozó de mayor fortuna en Francia, donde lidió con frecuencia y, particularmente en la plaza de Beziers, logró varios éxitos en la segunda mitad de los 40, si bien por lo general sus toros mostraban bastante desigualdad. TRES LÍNEAS DE SANGRE Una vez en manos de don Diego Passanha, hubo un intento de compra de reses del conde de la Corte que no culminó con éxito por la negativa de éste a vender. No sería hasta principios de los 60 cuando la ganadería recibió por fin un aporte de sangre externe y de calidad, que resultaría fundamental en su deve-

nir: un lote de vacas y los sementales Formalino y Biengranado de Urquijo, es decir, del más directo linaje Murube. Esto no conllevó la desaparición de las vacas de Soler, pues aunque parte de ellas fuesen cruzadas con los toros murubeños, otro núcleo se mantuvo en pureza. De forma independiente, y como oro en paño, se llevó el lote de Urquijo, lo que supuso la coexistencia de tres líneas de sangre bajo la misma marca. En 1963 se produjo el fallecimiento de don Diego Passanha, y la ganadería se dividió en dos partes, correspondientes respectivamente a sus hijos Luis y María, ésta última esposa del conde de Sobral. Ambos hermanos compartirían el hierro original durante algunos años, lidiando con la misma denominación de herederos de Diego Passanha, aunque llevaban sus reses de forma independiente y en fincas separadas: las de Luis en la zona de Évora, y las de María más próximas a Beja. También se llevó a cabo el reparto de las reses según su procedencia: lo antiguo de Soler-Moura y la parte cruzada con sangre Murube quedaron en manos de María, mientras que a Luis pasaron únicamente las reses puras de Urquijo. Los murubes de Urquijo, que por entonces atravesaban un momento sensacional, aportaron su impronta de bravura con clase, gracias las cuales cual la

La temporada 1969 marcó otro eslabón importante en la trayectoria ascendente de los Passanha. El primer capítulo fue la salida por la Puerta Grande madrileña de Tinín el 6 de abril, tras obtener un apéndice de cada uno de sus toros, Jaramago y Largirucho, que tuvieron una nobleza y son extraordinarios. Vino a continuación la magnífica corrida lidiada en Talavera de la Reina el 16 de mayo a cargo de Miguelín, Paquirri y Miguel Márquez, quien cortó los máximos trofeos de sus dos toros, Fragado y Habitador, ambos premiados con la vuelta al ruedo. Este mismo galardon fue obtenido el 21 de septiembre siguiente, también en Talavera por el toro Modisto, al que Paquirri cortó el rabo. El buen sabor de boca dejado el año anterior se ratificó en Las Ventas el 26 de julio de 1970, gracias a otro encierro que propició el triunfo de Tinín y Macareno, quienes lograron respectivamente dos y una oreja. Los Passanha compraron en 1971 la ganadería de la condesa de las Atalayas, integrada por reses de origen Trespalacios. La intención fundamental era hacerse con los derechos del hierro cuyo diseño modificó por el actual: una “P” dentro de un escudo, pasando a manos de don Luis, cuyos herederos lo mantienen hoy. Doña María quedó como única titular de la marca y divisa originales (la “S” de Soler encerrada en un óvalo) y también se hizo cargo de las vacas de las Atalayas, que retentó y desechó en su totalidad. Esta operación supuso, en suma, la separación administrativa las dos ganaderías de la familia, que en la práctica ya funcionaban de forma independiente.

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